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OBLIGACIONES
SEMANA 15
ANÁLISIS CAS. N°
4407-2015, PIURA
1. demanda
Flor de María Rishing Mendoza interpone
demanda sobre indemnización por daños y
perjuicios contra el Banco de Crédito del
Perú a fin que el demandado pague la
suma de U$. 83,490 dólares americanos
por concepto de indemnización por daños y
perjuicios.
SOSTIENE QUE:
El primer contrato de arrendamiento entre la demandante y CARSA culminó a pedido de
la primera porque el nuevo arrendador Banco de Crédito del Perú mejoró
considerablemente las condiciones y términos que mantenía la propietaria con su primer
inquilino CARSA.
El Banco le requirió a la arrendadora y propietaria que cumpla con enviarles una serie de
documentación del inmueble a arrendar, entre ella, la carta enviada a CARSA pidiéndole
la desocupación del local.
Sin embargo, habiendo cumplido con sus obligaciones pactadas con el Banco y estando
desocupado el local, éste no suscribió formalmente el contrato y tampoco lo ejecutó
económicamente, causando una serie de daños y perjuicios.
a partir de ello:
Señala que a través de numerosos correos electrónicos las partes iniciaron las
tratativas y comunicaciones destinadas a arrendar el bien objeto de la litis, donde
el Banco (segundo arrendatario) terminó ofreciendo mejores condiciones que
CARSA (primer arrendatario), razón por la cual el Banco demandado requirió a la
actora que desocupe vía carta a su primer inquilino, lo cual hizo para ser ocupado
por el Banco, el mismo que no llegó a cumplir ninguna de las prestaciones a su
cargo.
2. CONTESTACION DE LA DEMANDA
El Banco de Crédito del Perú contesta la demanda
señalando que las comunicaciones entre la
demandante y el anterior inquilino (CARSA), se
comprende que la demandante tenía interés propio
en reducir el plazo contractual de arrendamiento de
dicho local, hecho que no fue a pedido del Banco de
Crédito.
entonces:
La decisión del demandante al no renovar el
contrato de alquiler con su inquilina fue debido
a una decisión voluntaria y autónoma de la
demandada, y no a exigencia del Banco de
Crédito como indica en su demanda.
FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPREMA
cuarto
Con respecto a la congruencia procesal se señala lo siguiente:
1. La accionante indicó que el Banco de Crédito del Perú “no ejecutó el contrato de
arrendamiento entre ambas partes señaladas, inejecución causada por culpa de la
demandada”.
2. Su anterior inquilino, CARSA, desocupó el inmueble de su propiedad en virtud del
“nuevo acuerdo de voluntades entre la propietaria de ese bien (la hoy parte
demandante) y el nuevo arrendatario Banco de Crédito del Perú – BCP (hoy la parte
demandada)”.
3. En el numeral 2.9 de su demanda se afirma que el Banco de Crédito del Perú era el
nuevo arrendatario y si bien “no suscribió formalmente el contrato ni menos lo
ejecutó económicamente (…) a fortiori señalamos que este segundo contrato entre
LA DEMANDANTE Y DEMANDADA contaba con todos sus elementos
constitutivos”.
sexto
La recurrente asegura que el juez debió aplicar el derecho correspondiente a los hechos que
había expuesto; en el caso controvertido, además de aplicar las normas de la responsabilidad
extracontractual y no de la inejecución de obligaciones, dada la inexistencia de contrato.
En el caso específico el hecho controvertido era precisamente la existencia del referido
contrato; por consiguiente, no era posible emitir otra decisión porque ello hubiera significado
modificar los hechos constitutivos de la demanda, generando indefensión a la parte
demandada.
Se recalca que las instancias han determinado que el contrato no se celebró y que las
relaciones entre las partes quedaron en la órbita de las negociaciones previas, sin que se
formara voluntad contractual. En tal virtud, no se advierte infracción normativa al artículo
VII del Título Preliminar del código procesal civil, sino resolución que se ciñe a los
hechos expuestos en la demanda.
Sétimo
Se ha señalado vulneración a los artículos 1362 y 1969, 1971 y
1985 del CC, de modo que al haberse rechazado la vulneración del
artículo VII del Título Preliminar del código procesal civil, deben
descartarse las infracciones materiales propuestas.
Por otro lado, al afirmar que se ha celebrado un contrato, es este el
hecho a analizar, pues supone una voluntad contractual además
que de incumplirse puede acarrear daños para una de las partes.
Entonces en el caso, el hecho real es que se encontraban frente a
negociaciones previas que si bien se regula en el 1362, no se
puede equiparar a la responsabilidad que genera un contrato.
octavo
El Tribunal Supremo considera que los hechos se ciñeron a
la existencia del contrato y no al de daño en las
negociaciones, porque siendo que la responsabilidad civil
tiene una matriz única y le corresponden los mismos
requisitos, entre ellos el de antijuricidad.
Además que no existió vulneración a la buena fe y a la
común intención de las partes, lo que descarta, de plano,
cualquier tipo de indemnización, ya sea contractual o
extracontractual y la aplicación de las normas denunciadas.
CRÍTICA
Desde nuestra perspectiva sobre la responsabilidad civil precontractual teniendo en
cuenta la doctrina italiana según Caruso (1993): Puede llamarse responsabilidad
precontractual a un complejo de sanciones suministradas por el ordenamiento,
impuestas a quien, en el curso de una negociación haya enfatizado el valor del
factor probabilístico (p) en las declaraciones efectuadas a la contraparte,
induciendo a esta última a realizar inversiones preliminares carentes de
propósito. La entera temática de la mala fe precontractual puede explicarse,
entonces, en los términos de una falsa perspectiva sobre las probabilidades de
que la tratativa en curso devenga un contrato, y en esta definición pueden
comprenderse, tanto las informaciones intrínsecas –es decir, las pertinentes a
la naturaleza y a la cualidad del contrato in fieri–, cuanto las informaciones
extrínsecas, relativas a los datos externos en condición de influir en el futuro
de la tratativa (piénsese en la existencia de negociaciones paralelas con
terceros).