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Chala (Armando Valdes Freire

Carmela se convierte en el ángel guardián de la escuela a donde asiste Chala y


otros estudiantes, es una maestra sexagenaria que no concibe la educación como
un trabajo con hora de entrada y de salida, si no como una forma de vida, tanto
para ella como para sus alumnos. Podemos empezar a ver similitudes con el texto
de Freire en donde nos deja claro que el maestro debe ser un buen aprendiz, y
estar abierto a las realidades de sus educandos.

A los estudiantes no los ve como seres que deben recordar datos y saber usarlos
para resolver operaciones, si no como personas complejas, provenientes de
contextos particulares, con padres y sueños únicos y específicos, y también con
trabas distintas. Todos son para ella niños especiales que deben recibir, cada uno,
un trato especial, que los impulse y que contribuya a evitar que crezcan torcidos
en una Cuba que exige de mucha flexibilidad y maleabilidad para salir adelante.
No hay docencia sin discencia, ya que el que enseña aprende a enseñar y quien
aprende enseña al aprender. Este pensamiento de Paulo Freire, nos hace
reflexionar que nunca dejamos de aprender, que constantemente aprendemos
algo nuevo en todo momento. Como maestro tanto como aprendiz.

En el salón de clases, se encarga de que prevalezca tanto el rigor, como el afecto;


el humor, como la disciplina. Más allá de sus materias, lo que inculca Carmela son
valores: habilidades basadas en creencias que sean capaces de formar y
trascender todas las esferas de los niños, y todas sus etapas. Forma adultos;
forma cubanos; forma seres humanos. Carmela es, una especie en extinción, una
avis rara en un país que parece atrapado –que no congelado– en el deterioro
provocado por el paso del tiempo. Por lo tanto el ser maestro no implica que tú lo
sepas todo, no implica que el educando te escuche y lo tome como una verdad
absoluta tus temas de avances. El ser maestro es hacer que los estudiantes
busquen y que desarrolle el área de investigación, convirtiéndose en personas
autónomas de su propio aprendizaje y así mismo de su pensamiento
La relación entre maestra y el alumno es un encuentro entre un diamante enbruto
del pasado y la incertidumbre del futuro, fundidos en un presente injusto, ilógico y
adverso, pero abordado con carácter, arrojo y ternura.  La práctica educativa que
no quede solamente en la educación bancaria. Nosotros como maestros debemos
asumir una identidad cultural y luego respetar la identidad cultural de los
educandos esto nos ayudara como parte de ser ético. La cual es absolutamente
fundamental en la práctica educativa. La diversidad de identidades culturales
demuestra que el educando es diferente uno del otro, cual diferencia no debe ser
visto como si fuera un problema en el salón de clases por el contrario ser diferente
nos ayuda a aprender cosas nuevas conocimientos nuevos. Dentro del salón de
clase algo que es muy preocupante, es la discriminación por estas diferencias de
las identidades culturales del educando mencionadas anteriormente. Por tal razón
me atrevo a decir que el profesor debe ser el primero en tratar a todos los
educandos por iguales, respetando las diferencias. Generando un clima de
respeto en salón de clases o aula.

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