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Introducción

En el capítulo “Crisis estatal y época de revolución”, el autor Álvaro García Linera busca
realizar una lectura de la situación del Estado boliviano en un contexto de cambios y de
crisis estatal. Para ello, da inicio con un recorrido por distintas definiciones del Estado
realizadas por pensadores clásicos, para posteriormente poder conceptualizar en qué
momento nos encontraríamos ante una crisis estatal.

Superada la conceptualización, el autor se sumerge en una comprensión del Estado


Boliviano, para analizar así como se estructuraron sus componentes de un modo dinámico,
rompiendo con las categorías estáticas y resaltando los movilizadores de los sectores
sociales. La metodología de abordaje que utiliza resulta interesante a la hora de lograr una
comunión entre el marxismo crítico y el indianismo que surgió como fuerza social en
Bolivia, rompiendo de algún modo con lo que él denomina “marxismo de cátedra”, para
derivar en una teoría que se entiende en movimiento, que describe a la realidad, pero que a
la vez la realidad da forma.

A continuación desarrollaremos un resumen con los principales puntos analizados por


García Linera, para arribar finalmente a los mecanismos que el autor considera que
sirvieron para la estabilización del poder y del mando del Estado.

Crisis de estado y sublevaciones indígeno-plebeyas en Bolivia


García Linera (2008) comienza retomando definiciones de distintos pensadores sobre el
Estado, quienes buscaban alcanzar una concepción por la que se entendiera a este. Entre
ellos, algunos de los desarrollos retomados por el autor son los siguientes:

- Kant: Una definición del Estado como un conjunto de personas que se propone vivir
libremente bajo una ley y una coacción universal.
- Marx: Si bien el Estado se presenta como un resumen de la colectividad, este es una
imagen que transfigura la dominación en una apariencia de autonomía institucional.
- Derivacionistas y regulacionistas: El Estado como una relación social conflictiva en
la realización de un su sistema de necesidades y el modo en que presentan sus
actividades cotidianas.
- Gramsci: Entender al Estado con un sentido integral que se genera por la sumatoria
de la sociedad política y la sociedad civil.
- Durkheim: La institución, el ritual, la creencia y la coerción, como elementos
constitutivos en la formación del Estado, el cual se presenta como el órgano del
pensamiento social y de la disciplina moral.
- Weber: El Estado como una organización política que mantiene el monopolio
legítimo del uso de la fuerza.

A modo de resumen, García Linera señala que hay Estado no solamente cuando en un
territorio se logra monopolizar el uso de la coerción física, sino cuando descansa sobre la
creencia social de su legalidad, lo que a la vez supone la capacidad de imponer en la
mentalidad de las personas sistemas cognitivos y modos de ver el mundo.

Crisis de Estado
Ahora bien, García Linera busca realizar un abordaje crítico del estado para comprenderlo
no de un modo estático, sino en movimiento, entendiendo que las confrontaciones y
disputas que se presentan en el Estado son enfrentamientos generados por las características
y el control del capital estatal. Señala que de modo analítico la organización del Estado se
encuentra constituida por tres componentes, y que la crisis de este se presenta cuando
alguno de estos factores se estanca o diluye. Así, se pueden observar los siguientes
aspectos:

- Armazón de fuerzas sociales: Una ruptura que se generó en la toma de decisiones en


la gestión pública luego que por quince años fueran tomadas por fracciones
empresariales que respondían a un orden económico mundial, generándose en la
actualidad una recomposición en la toma de decisiones a partir de diversos
movimientos sociales que aparecen como fuerzas emergentes, y que en mayor parte
se componen de una base social india, quienes anteriormente habían sido
desconocidos por el Estado Boliviano.
- Sistema de instituciones: Un cambio en el funcionamiento de los partidos políticos,
observándose actualmente en Bolivia dos campos políticos distintos, señalando
regiones en las cuales la institucionalidad de sus comunidades se encuentra
sobrepuesta a la de los partidos y la propia estatal. Comunidades que tienen formas
propias de producir y que mantienen valores y creencias colectivas diferentes a los
promovidos por el Estado liberal, y que establece a la vez instituciones basadas en
normas y saberes tradicionales.
- Creencias movilizadoras: El discurso ilusorio de la modernidad, respecto a la
prosperidad de las clases, también ha sufrido un quiebre en los últimos años en
relación a la adhesión, y aquellos nuevos discursos que erosionaron los viejos
mecanismos del Estado hoy empiezan a aglutinar sectores sociales en torno a la
reivindicación nacional-étnica de los sectores indígenas

Época revolucionaria
García Linera retoma el concepto de “época revolucionaria” de Marx, entendiendo por este
a los períodos históricos con cambios políticos, con modificación de las posiciones y
cambios en las fuerzas sociales, con recomposición de identidades de las clases y con
sublevación social. Son períodos largos en los cuales sectores que previamente eran
tolerantes con los gobernantes desafían abiertamente la autoridad, buscando al menos una
parte de los mismos hacerse con el poder del Estado, con un apoyo de una parte importante
de la ciudadanía a dichas pretensiones, y con una incapacidad de los gobernantes de
neutralizar dichas aspiraciones. Así, señala que en Bolivia se está viviendo una época
revolucionaria en la que se observa la polaridad política que tiene una base étnico-cultural,
una base clasista y una base regional.

Crisis del modelo económico


El modelo económico modelado sobre un proyecto de modernización, explica García
Linera, ha dado resultados que son desastrosos tanto de forma económica como social,
dando en el transcurso de 20 años resultados contrarios a los buscados en cuanto a la
reducción de las desigualdades sociales, generando así una creciente diferencia en la brecha
entre los sectores más ricos y los más pobres. El autor señala que si bien las cifras obtenidas
con el modelo modernizador se deben en parte a condicionantes estructurales, es correcto
señalar que lo que ha generado dicho modelo es elevar la tasa de concentración de la
riqueza, incrementando con ello las desigualdades económicas, dar comienzo a un modelo
económico que se basa en el protagonismo exclusivo de la inversión extranjera, y romper la
articulación entre la economía moderna y globalizada que tenía Bolivia, con la economía
tradicional campesina y la artesanal, las cuales representaban un total del 72% de la
población nacional.

Crisis de los componentes de corta duración del Estado


El proceso de deslegitimación social del sistema político que se dio aproximadamente a
partir de 1999 (García Linera, 2008), en el que comenzó una crisis del Estado caracterizada
por la ruptura de las fuerzas sociales, el sistema de instituciones y las creencias
movilizadoras, dio lugar actualmente a la participación de sectores que anteriormente se
encontraban excluidos del escenario político, con la capacidad de cambiar leyes y de influir
en las políticas públicas; también dio lugar a lo que García Linera señala como un campo
político dualizado, con una forma de hacer política que se da extrapartidariamente, y que se
encuentra acompañado a la vez de nuevas ideas de nacionalización, gobierno indígena, y
autonomía, entre otros.

Las dos fisuras del Estado


El autor prosigue en su análisis señalando dos fisuras que se presentan en el Estado
Boliviano. En primer lugar señala una fisura colonial, el pasaje de un Estado oligárquico
fundado sobre mecanismos coloniales y con un carácter monoétnico y monocultural, hacia
un sistema político con movimientos sociales indígenas que buscan transformar dicho
Estado en uno multinacional, rediseñando las condiciones socioeconómicas y los sentidos
de la política. Como segundo punto se señala la fisura espacial Estado, un Estado que
históricamente solía mover su centro político en torno a la matriz productiva, y que
actualmente halla una ruptura entre el eje político representativo que la región indígena
occidental logra, respecto del modelo productivo moderno de la zona oriental, habiendo una
disociación territorial entre los ejes económicos-políticos y los modos de pensar el territorio
nacional.

Indianismo y Marxismo
Garcia Linera realiza una lectura del desarrollo del marxismo en Bolivia, su relación con el
indianismo, y las ideologías que se fueron desarrollando a lo largo de la historia. Así, el
marxismo primitivo promovía la industrialización para la formación del proletariado y con
él al sujeto histórico que daría lugar a la revolución. En este análisis quedaban excluidas las
formas de organización agrarias campesinas y familiares; por el contrario, había una
orientación hacia la disolución de dichas relaciones sociales para dar paso al progreso de la
industrialización y con ello a la emancipación humana.

Se señala así la importancia que tuvo en el desarrollo histórico de Bolivia el indianismo


katarista, surgiendo como un discurso político que busca resignificar la historia y la cultura,
denunciando las trabas en los procesos de ciudadanización y en el ascenso social generadas
por el proyecto nacionalista. De este modo, rompe en un principio también con el proyecto
marxista en cuanto busca resignificar una cultura indígena contraria a la idea de la
industrialización, buscando a la vez reconstituir al Estado en otro Estado que no se erija
sobre la exclusión, y dando una formación al indígena como sujeto político, sujeto de poder
y de soberanía.

Bloque de poder y punto de bifurcación


Como últimas reflexiones, el autor desarrolla sobre el Estado en momentos de transición,
explicando que el Estado es un proceso de conformación histórico que se encuentra en
proceso de construcción, en transición. Retomando el debate desarrollado al comienzo,
García Linera señala que el Estado es “como una correlación política de fuerzas entre
bloques y clases sociales con capacidad de influir, en mayor o menos medida, en la
implementación de decisiones gubernamentales o, si se prefiere, como construcción de una
coalición política dominante” (p.392), pero a la vez lo comprende “como idea colectiva,
como sentido común de época que garantiza el consentimiento moral entre gobernantes y
gobernados" (p.393).

Lo que se presenta como una nueva forma de relación-Estado, la transición de los hábitos
que han perdido su anclaje en las relaciones sociales y que dan forma a una nueva
estructura, da lugar a un sistema político que reconfigura cinco aspectos principales:

- Características clasistas y culturales de un nuevo bloque de poder estatal


- Fuerzas políticas duraderas
- Nuevos líderes generacionales
- Distribución territorial del poder estatal
- Nuevo sistema de ideas antagonizables a corto y mediano plazo

Esto nos permite comprender estructuras de poder que tienen actores definibles, pero que se
constituyen también en relaciones de incertidumbre, que pueden dar fortaleza en sus
orientaciones pero que dependen a la vez de esa correlación de fuerzas de la que forman
parte.

Mecanismos de estabilización del poder y de mando


Finalmente, el autor desarrolla tres mecanismos de estabilización en momentos de crisis
estatal, los cuales en el caso del Estado de Bolivia entiende del siguiente modo:

- Fuerzas armadas: El ámbito de estabilidad temporal que obtuvo el Estado se basó en


la firmeza de las estructuras de coerción estatales; esto fue logrado otorgándoles
previsibilidad y certidumbre sobre su función, dando un papel a las FFAA en
democracia.
- Consolidación del poder y del mando: A través de los mecanismos de inversión
pública con los que cuenta el Estado, y la incidencia en el bloque económico que le
permiten una construcción a futuro. La modificación en el control del ingreso de la
industria hidrocarburífera otorgó al Estado un ingreso anual que generó superávit,
debilitando el poder del capital extranjero pero derivando en una autodeterminación
económica del Estado.
- Sentido común de la época: La ruptura del flujo ideológico conservador transmitido
por los medios de comunicación, con una nueva centralidad del pluralismo cultural,
la descolonización, democratización social de la política, entre otros, generó un
nuevo sentido común que fue ordenador a la vez del campo político.

Estos tres aspectos, explica García Linera, generaron flujos y reflujos en un momento de
crisis estatal, afectando las estructuras del poder económico, y la correlación de fuerzas
políticas y simbólicas.
Bibliografía

- García Linera, A. (2008). Crisis estatal y época de revolución. En La potencia


plebeya. Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia
(pp. 331-412). Buenos Aires: CLACSO.

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