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INFORME DE LECTURAS

FORMACIÓN DEL LECTOR Y EL ESCRITOR

YENNIFFER ANDREA OLARTE PERDOMO


ESTUDIANTE LIC. BASICA CON ENFASIS EN LENGUA CASTELLANA
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
05 DE OCTUBRE DEL 2018-IBAGUE TOLIMA
YAOLARTEP@UT.EDU.CO

Barthes Roland Gérard, El placer del texto lección inaugural, de la


BIBLIOGRAFIA catedra de semiología lingüística del Collège de france pronunciada el 7
de enero de 1977 por el ya mencionado autor Roland Barthes.

En 1977, el Collège de France creó la cátedra de Semiología Literaria y


designó como profesor titular a Roland Barthes por consejo de Michel
Foucault. Desde entonces, lo que fue su Lección inaugural se ha
convertido en parte de este texto clásico de permanente consulta, que
INTRODUCCION Siglo XXI presenta en esta nueva edición.

Barthes examina en esta obra los efectos de la escritura sobre aquel


que recorre el texto, algo que revolucionó a la crítica literaria,
sorprendiendo tanto a las perspectivas conservadoras como a las
radicales.

PALABRAS Texto, inaugural, semiología, pluralidad, literatura, lengua, sociedad,


CLAVES comunicación, creatividad, dominio, lección.

Barthes en su texto nos describe cuatro puntos clave de lección


inaugural:

*Poder
Cuando se habla de poder, tendemos a pensar en el poder político o
económico, el cual detentan unos pocos dominantes mientras que
existen muchos dominados. Sin embargo, existe una pluralidad de
poderes que se encuentran dentro de todas las áreas de la vida social:
CUERPO DEL en el deporte, en los juegos, en las conversaciones cotidianas, etc.
TRABAJO Esto se debe a que el poder se encuentra en la lengua, y la lengua está
presente en todas las interacciones sociales. Por eso, el poder nunca se
termina, siempre está presente.

*Lengua
Según Barthes, el poder está inscripto en la lengua, es una
característica propia de la lengua. En ella habita un poder que nos
obliga a pensar/decir del modo que es más usual para una sociedad, no
nos permite pensar otra cosa. Por ejemplo: si alguien dice que se
sospecha de que un diputado robó dinero de los ciudadanos,
rápidamente tendemos a pensar que es verdad; no lo ponemos en duda,
sino que hay un poder que nos domina y nos lleva a aceptar que es
cierto. Otro caso es cuando hablamos de comunicación y lo primero que
se nos viene a la cabeza es “depende del contexto”
No es que alguien ejerce el poder hablando, sino que el poder está en la
palabra; no favorece al que habla, sino que el que habla es dominado
por el poder.
El hecho de utilizar la lengua implica realizar una clasificación. En este
sentido, la lengua es fascista porque nos obliga a decir, nos obliga a
clasificar. Por ejemplo: uno está siempre obligado a elegir entre
masculino y femenino, no está permitido lo neutro. También estamos
obligados a marcar nuestra relación con el otro mediante el tú o el usted,
se nos niega la suspensión afectiva o social.
Si bien no es la lengua en si la que nos condiciona, somos prisioneros
de las estructuras mentales que solo son posibles desde la lengua.
¿Cómo ingresa el poder en la lengua? Mediante dos operaciones:
-Autoridad de la aserción: el uso del lenguaje suele ser para afirmar
algo. Ahí hay una cierta autoridad. En términos generales, no dudamos
o preguntamos, sino que afirmamos.
-Gregariedad de la repetición: (gregario=grupo) no solo afirmamos,
también repetimos lo que dicen otros. Tendemos a parafrasear las
sentencias que nos parecen ciertas. Por ejemplo: si uno vive en una
casa donde se compra La Nación, para uno eso es un diario. En cambio,
si crecimos con Crónica, La Nación nos va a parecer un diario de la
clase alta.
El hombre pasa a ser esclavo de la lengua, nadie puede escapar a su
poder, porque no es posible pensar o comunicarnos si no es mediante el
uso de la lengua.
Solamente se puede escapar al dominio de la lengua mediante trampas
que son posibles en el campo de la literatura.

*Literatura (creatividad)

Si bien no se puede escapar al poder, se lo puede engañar por un


momento. Barthes llama literatura a toda práctica de escribir, utiliza
como sinónimos literatura, escritura o texto. Dice que gracias a la
literatura, el escritor (sin importar sobre qué esté escribiendo) tiene la
oportunidad de desplazarse de la lengua.
La literatura no es la trampa, sino que constituye un espacio propicio
para hacerle trampas a la lengua mediante la creatividad. Esas trampas
creativas pueden ser: encontrarle nuevos sentidos a las palabras,
escribir de un modo inusual, crear nuevas articulaciones entre las
palabras, nuevos modos de decir.
Esos momentos de revolución creativa duran un corto tiempo, hasta que
comienzan a ser repetidos, y se cae otra vez bajo el dominio del poder
(por ejemplo, cuando las mujeres comenzaron a usar pantalón o cuando
se estrenó la famosa escena de matrix; luego se convirtieron en
habituales, pero en su momento fueron novedosas).

Mirra, Rodrigo. Recuperado de


http://rodrigomirra.blogspot.com/2011/12/la-leccion-inaugural-
resumen.html

Hay tres fuerzas dentro de la literatura:

1) Mathesis
La lengua alberga todos los saberes, habla de todas las ciencias. No
asume el saber, sino que los saberes circulan por ella. No dice que sepa
algo, sino que sabe de algo. La escritura hace posible los saberes
porque las palabras permiten la existencia de las cosas tal como son.

2) Mímesis
Es la fuerza de la representación. La literatura intenta mimetizarse con
lo real, pretende representar la realidad. Sin embargo, le resulta
imposible porque la literatura es unidimensional, solo cuenta con
palabras; mientras que la realidad es pluridimensional, tiene sonidos,
colores, aromas, etc.
La literatura posee una función utópica, todo el tiempo intenta alcanzar
la coincidencia con lo real y nunca lo logra. Pero justamente porque
nunca lo alcanza, el hombre sigue haciéndola crecer. Si la literatura
alcanzara la realidad, en ese mismo momento perdería su sentido.
Para lograr escapar del poder el escritor debe obcecarse (recurrir a la
parte de la lengua que aún resiste a los discursos estandarizados)
o desplazarse (colocarse en un lugar inesperado o inusual para la
lengua).

3) Semiosis
La tercera fuerza es propiamente semiótica porque se enfoca en los
signos de la lengua (o sea, las palabras). Consiste en actuar los signos,
es decir, cambiar su sentido, en lugar de destruirlos.
Semiología
Barthes estudia semiología porque quería criticar la moralidad de su
época. Quería desarmar la lengua para modificar el pensamiento de su
época. Luego funda una semiología no solo crítica, sino iniciadora de
ideas.
Para Barthes, la semiología surge a partir de la deconstrucción de la
lingüística.

La semiología es negativa y activa:


Negativa o apofántica porque niega que el signo sea positivo, fijo,
ahistórico y acorporal, en resumen, niega que el signo sea científico. Los
signos no se definen por lo que son sino por lo que no son. Un signo por
sí mismo no es nada.
Este apofantismo (apofántico es que afirma o niega algo) tiene dos
consecuencias:
1. La primera es que la semiología no puede ser ella misma un
metalenguaje.
2. Además, la semiología tiene una relación con la ciencia, pero no es
una disciplina.
Activa porque es una disciplina de segundo orden. Su razón de ser es
ayudar a otras disciplinas. No constituye una ciencia en sí misma, sino
que tiene por objeto prestar servicios a las ciencias ayudándolas a
comprender la realidad.

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