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SÍNTESIS DEL DECIR DE LA GENTE (LAS OPINICIONES) CAP.

XII

La lengua materna está ahí. Fuera de cada uno de nosotros, en nuestro contorno social y
desde la primerísima infancia va penetrando mecánicamente en nosotros al oír lo que en
nuestro derredor dice la gente. Si en sentido estricto entendemos por hablar hacer uso de
un lenguaje determinado, hablar no es sino la consecuencia de haber nosotros recibido
mecánicamente desde fuera esa lengua. Hablar, pues, es una operación que comienza en
dirección de fuera a dentro. Mecánica e irracionalmente recibida del exterior, es mecánica
e irracionalmente devuelta al exterior. Decir, en cambio, es una operación que empieza
dentro del individuo. Es el intento de exteriorizar, manifestar, patentizar algo que hay en
su intimidad.

Si contemplamos el enjambre incontable de ideas u opiniones que en nuestro derredor


salen incesantemente revolando del decir de la gente, notaremos que se pueden diferenciar
en dos grandes clases. Unas son dichas como cosa que va de suyo y en que, al decirlas,
se cuenta desde luego con que lo que se llama «todo el mundo» las admite. Otras, en
cambio, son enunciadas con el matiz, más o menos acusado, de que no son opiniones
admitidas; a veces, con pleno carácter de ser opuestas a las comúnmente admitidas. La
opinión pública, la opinión reinante, tiene tras de sí ese poder y lo hace funcionar en las
diversas formas que corresponden a las diversas dimensiones de la existencia colectiva.
Ese poder de la colectividad es el «poder público».

Se nos explica que la lengua es un uso social algo que está constantemente haciéndose, y
como tal, algo de lo que no solemos hacernos cuestión cuando lo utilizamos. Así, por
ejemplo, para expresar un sentimiento usamos la palabra «amor» pero no nos plantemos
por qué decimos «amor» y no otra palabra. Podríamos inventar un término nuevo para
expresar el «amor» pero entonces, resultaría que no seríamos entendidos por los demás.
Es, por lo tanto, el lenguaje, un uso, y como tal, algo que nos viene dado y, de alguna
manera se nos impone.i

i
Ortega José y Gasset, Obras Completas Tomo VII, Segunda edición, 1964.

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