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Dile No Al Sobrepeso by Iris Luna PDF
Dile No Al Sobrepeso by Iris Luna PDF
Dile “No” al sobrepeso
y a la obesidad
Siete premisas para alimentarnos
saludablemente
Dra. Iris Luna
“La muerte súbita es más frecuente en los individuos que son obesos
en forma natural que en aquellos que son delgados.”
Hipócrates.
La obesidad incluyendo el llamado sobrepeso como un estado que
precede a la enfermedad es definido como una patología crónica en
la que se superponen factores hereditarios, del medio ambiente,
estilos de vida asociados al sedentarismo y consumo de comida
chatarra, trastornos de ansiedad y otros factores que conducen a la
larga a un trastorno metabólico. La obesidad se caracteriza por un
balance positivo de la energía, que ocurre cuando no llevamos una
alimentación saludable y la ingesta de calorías excede al gasto
energética (es decir consumimos más energía de la que gastamos), lo
anterior ocasiona un aumento cada vez más grande de los depósitos
de grasa dentro de nuestro cuerpo y, como consecuencia ganamos
peso.
La despreocupación de la población en el área de la nutrición, el
impacto indudable de la publicidad y el creciente consumo de
toneladas de comida con una elevadísima densidad energética, pero
muy pobre en nutrientes, con altos niveles de azúcar y grasas
saturadas, y también la exagerada disminución en la actividad física
han llevado a alcanzar niveles de obesidad que se han elevado hasta
tres veces o más desde 1980 en algunas áreas de Norteamérica,
Centro América, Reino Unido, Europa central y del Este, islas del
Pacífico, Australia y China.
Como profesional de la salud estoy consciente de la importancia de
generar conocimientos e inquietudes respecto a esta epidemia global
del siglo XXI. Por este motivo he decidido presentar el siguiente
material que espero sea de utilidad para luchar contra la obesidad y
mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida.
Siete características de
una alimentación saludable
Primera característica: Alimentación Completa
Incluye alimentos de los tres grupos: verduras/frutas,
cereales/tubérculos, legumbres/alimentos magros de origen animal
y agua en cada comida.
Lo anterior es muy importante ya que cada grupo tiene distintos
nutrientes que nuestro cuerpo necesita. Recordemos que no hay
alimentos ni buenos, ni malos. Una alimentación sana consiste en
dar variedad y colorido a nuestros platos, saber combinar, preparar
adecuadamente (asado, al horno, cocido, al papillote, crudo) y medir
siempre la cantidad de alimentos que daremos a cada comensal;
evitando que repita porciones. Es aconsejable siempre hacer las tres
comidas principales al día y añadir 2 pequeñas colaciones entre estas
comidas. Elige al menos 1 alimento de cada uno de los grupos, en
cada tiempo de comida. No olvides que al preparar tus alimentos
debes emplear pocas cantidades de grasas saludables (aceite de
oliva, aceite de girasol), poca sal y de ser posible no usar azúcar o
emplear s
tevia c
como edulcorante. Ten en cuenta siempre la
hidratación que es fundamental para nuestro cuerpo. Hablemos
ahora de los tres grupos de alimentos y el agua:
Las frutas y verduras
.
os aportan vitaminas, minerales y fibra. Es recomendable lavarlas
N
muy bien antes de ingerirlas. Es muy recomendable comerlas
frescas, crudas, muy poco cocidas y si es posible con la cáscara.
Durante el día es conveniente comer tres raciones de fruta fresca
(entera o picada) y al menos dos raciones grandes de verduras. Tener
en cuenta el índice glicémico de las frutas.
Los cereales y los tubérculos
Son una buena fuente de energía y algunos de ellos son excelente
fuente de fibra. Los cereales de consumo más frecuente son el arroz,
trigo, maíz, avena, amaranto y quinua (pseudocereal). Es
recomendable siempre comerlos integrales
y
haciendo parte de todas
las comidas. Vigilar el tamaño de las raciones y la manera de
prepararlos. La mejor manera de comer la papa siempre es cocida o
al horno sin adicionar aceite.
Veamos un poco el tamaño de las raciones:
− 1 ración de arroz: 70g en crudo por persona. La medida casera
consiste en llenar hasta los 3/4 una taza de café.
− 1 ración de arroz para acompañamiento equivale a 45g.
− 1 ración de papa: 200g (una papa mediana)
− 1 ración de pastas integrales: 70g en crudo por cada persona.
La medida casera es llenar todo el circulo del plato llano.
− 1 ración de pan integral: 50g (un trozo de cuatro dedos) o dos
rebanadas de pan de molde 100% integral.
− 1 ración de galletas integrales: tres unidades.
− 1 ración de cereal para el desayuno son 30g. Es decir 1∕2 bol.
Legumbres, frutos secos, semillas y alimentos de origen
animal
S
on fuentes de proteínas y minerales. Una ración de carne roja
magra (100g que equivaldrían al tamaño de la palma de la mano sin
incluir los dedos) proporciona hierro y vitamina B12 esenciales para
prevenir la anemia. Una ración de pescado azul (120g) nos da
ácidos grasos Omega 3 que son potentes antioxidantes. Si se
consumen productos lácteos, hay que buscarlos desnatados. Los
quesos deben ser frescos y bajos en grasas. Dentro de ellos se
recomienda el requesón o la ricota. La combinación de legumbres
(frijol, lenteja, garbanzo, etc.) con cereales como arroz o pasta
integral proporcionan energía y proteínas de buena calidad, similares
a las proporcionadas por la carne. Una ración adecuada de legumbre
seca es 60g que equivalen a 120g de legumbre cocida. Entonces
obtendríamos una ración de proteína de origen vegetal si mezclamos
120g de legumbre cocinada + 45g de arroz integral cocinado. En
cuanto a los frutos secos, estos son alimentos muy ricos en proteínas
vegetales, grasas y contienen fibra, estos factores dan saciedad y por
ello, no podemos consumir grandes cantidades de estos ingredientes.
Se recomienda no pasar el consumo de 8 a diez frutos secos al día,
que equivalen a un puñado. Dada la gran concentración de
nutrientes, su contenido en fibra y proteínas vegetales, una pequeña
cantidad de frutos secos al día son aliados de una buena salud
cardiovascular, pues sus grasas saludables así́ como su alto
contenido en potasio, protege nuestros vasos sanguíneos, ayuda a
reducir la presión arterial y disminuye el colesterol malo mientras
aumenta el colesterol bueno en sangre. Los frutos secos ademas
contienen gran cantidad de antioxidantes y entre ellos destacan las
nueces y almendras que contienen calcio y potentes neutralizadores
de los radicales libres más allá de su vitamina E que protege a las
células ante la oxidación y el envejecimiento. L as semillas
también
pueden cumplir un papel importante en nuestra nutrición y buen
funcionamiento del intestino. En términos generales podemos anotar
que las semillas se destacan por su contenido de fibra, grasas
saludables y minerales que el cuerpo necesita. En los últimos años se
han popularizado algunos tipos de semillas. Las semillas de chía por
ejemplo, son ricas en zinc, un elemento importante para el adecuado
funcionamiento del sistema inmune, posee proteínas de buena
calidad, selenio con poder antioxidante, hierro, magnesio, calcio y
fósforo entre los minerales más abundantes. Por otra parte al
tomarlas diluidas en agua ayudan a mejorar el tránsito intestinal,
combatiendo el estreñimiento, producen saciedad y ayudan a muchas
personas en su lucha contra el sobrepeso. Las semillas de lino son
ricas en vitamina C y E con fuerte poder antioxidante que ayuda a
prevenir enfermedades y contiene minerales como el calcio, hierro,
potasio y magnesio. Lo más apreciable de esta semilla es su riqueza
en fibra soluble que ayuda a reducir las glucemias y el colesterol al
mismo tiempo que resulta un gran arma para revertir la constipación
y cuidar la salud del intestino.
Es importante anotar que en los últimos años se ha incrementado el
consumo de leches de origen vegetal: soya, almendras, quinua, etc.,
que podrían ofrecer beneficios a personas que no toleren la leche de
vaca. Se recomienda siempre leer la información nutricional de cada
caja antes de utilizarla pues es importante que sean buena fuente de
proteína y calcio.
Agua
Tomar 2 litros de agua simple al día; ayuda a que todas las funciones
del cuerpo se lleven a cabo adecuadamente. Las bebidas como
infusiones, caldos y zumos naturales cuentan para hidratarnos.
Evitemos comprar o consumir: jugos industriales, té frío envasado,
refrescos en polvo para diluir en agua y bebidas gaseosas. El agua
filtrada y alcalina es una excelente opción para la salud e hidratación
de nuestro cuerpo.
Segunda característica: alimentación inocua
Que su consumo habitual no implique riesgos para nuestra salud. Es
decir: debemos escoger alimentos frescos de la huerta, en lo posible
que sean orgánicos, (en general, los métodos orgánicos evitan el uso
de productos sintéticos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes
artificiales) y respetar las cadenas de frío (si compramos pescados,
mariscos o carnes). Se recomienda emplear recipientes que
conserven el frío para transportarlos. También es muy importante
preparar nuestros alimentos con todas las normas de higiene y
mantenerlos tapados y adecuadamente refrigerados, si los vamos a
comer más tarde. Si vamos a comer ensalada, siempre hay que lavar
las hojas con agua muy limpia; y si comemos fruta con cáscara, lo
mismo. Cuándo me refiero a alimentación inocua también quiero
recordarles que muchos alimentos industriales están elaborados con
toneladas de grasa poco saludable (hidrogenada o trans), harinas
blancas o refinadas, colorantes, realzadores del sabor (glutamato
monosódico), sal, azúcar, jarabe de maíz, conservantes y otros
elementos que se ha demostrado que consumidos en forma cotidiana
(habitual, frecuente, diaria) son francamente nocivos para nuestra
salud porque además de provocar sobrepeso y obesidad son la puerta
de entrada a otras enfermedades crónicas y degenerativas. Comer
una Donut o un pastel de crema de vez en cuando (en forma
ocasional, esporádicamente) no es algo malo; pero cuando la
excepción se vuelve regla; tendríamos que replantearnos seriamente
este hábito tan poco saludable. Conozco madres que empacan en la
lonchera de sus hijos cada día: una donut, un paquete de papitas, una
bebida gaseosa; y otras madres que les dan dinero a sus hijos y
¿pueden adivinar lo que ellos consumen?, sí, acertaron. Compran
chucherías y gaseosas. ¿No sería bueno pensar en esos refrigerios
con mayor seriedad?. Recuerda siempre: los alimentos deben ser tu
medicina, no tu enfermedad.
Tercera característica: comida variada
Que siempre incluya los diferentes alimentos de cada grupo de las
comidas antes mencionadas, ya que dentro de cada grupo hay
alimentos que contienen mayor cantidad de un nutriente. No
debemos caer en la monotonía alimenticia. Te invito a evitar comer
siempre lo mismo día tras día. La variedad y el colorido determina
que nuestras comidas sean mucho más interesantes, agradables y nos
garantiza que nuestra dieta contenga suficientes nutrimentos. Por
esto es bueno elaborar menús en compañía de nuestra familia y estar
atentos a las preparaciones preferidas y a la innovación que nos
ofrecen muchos canales de alimentación saludable en el internet.
Cuarta característica: comida equilibrada
Que siempre los nutrientes guarden las proporciones apropiadas
entre sí, ya que nuestras células necesitan de unas cantidades
específicas de cada nutriente, algunos en una mayor proporción que
otros. No es conveniente retirar completamente las grasas o los
cereales. Cada grupo tiene un papel dentro de nuestra nutrición y
metabolismo. La idea no es abolir los alimentos, lo importante es
saberlos usar de manera racional e inteligente. Ser conscientes de
ese equilibrio nos ayudará a mantener un cuerpo sano, un cerebro
activo y una vida saludable.
Quinta característica: comida suficiente
Que cubra nuestras necesidades “particulares” de energía y
nutrientes diariamente. Recordar que un niño no necesita la misma
cantidad de energía para funcionar que un adulto promedio. Así
mismo, un deportista entusiasta y enérgico consume una cantidad de
calorías diferente que una ama de casa. La alimentación de cada día
debe apuntar a tener una excelente nutrición y un peso saludable (ni
desnutrición, ni obesidad). De acuerdo a lo anterior debes tener en
cuenta las raciones, servirte en platos individuales pequeños, no
repetir alimentos. Consume de manera consciente lo que realmente
necesita tu cuerpo, no más ni menos. Cosas como: salir a comer
afuera con frecuencia, buscar porciones “generosas” y dejar el plato
completamente limpio, no ayudan a que mantengas un peso
saludable.
Sexta característica: comida adecuada
Que esté muy acorde con nuestros gustos y nuestra cultura y
ajustada a nuestros recursos económicos, sin que ello signifique que
se deben sacrificar sus otras características. Hay que ser creativos a
la hora de cocinar. El empleo de especies naturales puede realzar el
sabor de nuestros alimentos y hacerlos muy apetitosos. Hay que
tener cuidados con meternos a las modas de las dietas que restringen
uno o varios grupos de alimentos. Si pensamos hacer una
modificación drástica en nuestra alimentación, por favor no sigamos
“dietas” de moda que a la postre nos traerán desequilibrios
nutricionales y producirán un efecto “yoyo”, cuando las
abandonemos. Hay que alimentarse con sabiduría y tener buena
intuición e información adecuada para no cometer errores que
podríamos llegar a lamentar.
Séptima características: alimentación consciente
En muchas oportunidades comparamos nuestros alimentos teniendo
como pautas principales las propagandas de televisión, los empaques
vistosos o las ofertas del supermercado. Nos dejamos seducir por las
nuevas galletitas de frutos rojos con chía, que nos las pintan tan
saludables y deliciosas o por la innovadora barra de pan sin gluten
enriquecida con frutos secos que recomienda el futbolista de moda.
Pero, ¿hay tanta maravilla dentro de esos empaques? Recordemos
que la publicidad nos puede hacer consumir prácticamente cualquier
cosa. Por esto es importante que nos detengamos frente a las
góndolas, y agudicemos la vista para mirar esas minúsculas letras
que nos muestran las etiquetas en lo que hace referencia a la
composición de dichos productos que nos venden como “light” o
“saludables”. Estoy segura de que nos llevaremos más de una
decepción. No vayamos al mercado sin comer algo antes. Cuándo
tenemos hambre, tendemos a comprar de manera impulsiva y
escogemos comida chatarra. La compra de nuestros alimentos es el
primer paso para alimentarnos bien. Te invito a visitar primero la
sección de frutas y verduras, luego pasa por la pescadería y la zona
de granos. Intenta moverte rápido por el área de las golosinas o
comidas industrializadas, de esta manera comprarás alimentos
saludables y no sacrificarás los mismos comprando tacos de galletas,
tortas, chocolates y otras golosinas. Así como muchas veces
compramos nuestros alimentos de manera irracional, de la misma
forma solemos comer compulsivamente. Tragamos los alimentos a
la velocidad del rayo, y ni nos enteramos de las señales de saciedad
que emite nuestro cuerpo. Comemos sin tener hambre, comemos
porque nos sentimos frustrados, comemos para mitigar la ansiedad o
para olvidar un evento desagradable. Es decir comemos para
manejar nuestra ansiedad, y lo peor es que no somos conscientes de
eso. Luego es posible que sintamos llenura y un sentimiento de
culpa por no haber comido de manera apropiada; y así seguimos
uno, y otro, y otro día.
Poco a poco vamos ganando peso y
perdiendo autoestima y autocontrol.
Para recuperar la ruta de una buena alimentación es indispensable
que nos preguntemos seriamente cómo es nuestra relación
con la comida y además, qué cosas le estamos enseñando a nuestros
hijos acerca de este importante tema. Si fallamos en esto, hay que
intentar tener una nueva relación con la comida. Empezar a tener
una alimentación sensata e inteligente que te permita definir
claramente “cuánto” y “qué“ debes comer.
Las sensaciones y emociones que indican cuándo estás saciado(a),
hambriento o simplemente cuando deseas comer algo apetitoso son
una delicada combinación de sentimientos e impresiones físicas, y si
aprendes a comer con atención y eres sensible a esas señales o
claves que genera tu cuerpo, tu alimentación será s
ana, completa,
inocua, variada, equilibrada, suficiente y adecuada.
Tu cuerpo te lo
agradecerá y te sentirás más dueño de las decisiones que tomas.
Piensa en disfrutar cada bocado que llega a tu lengua, masticarlo
despacio y deglutir despacio y dando la oportunidad a que tu cuerpo
emita esas señales de saciedad. Es claro que la prisa, la ansiedad y
las demandas de nuestra época hacen que nos alimentemos de
manera inconsciente, irresponsable y poco saludable. Por eso
considero que estar en el aquí y el ahora, sin juzgarnos y con
compasión nos permitirá aplicar pautas para que tengamos una
relación equilibrada con la comida y con nuestro cuerpo.