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MONICIÓN DE ENTRADA

Queridos hermanos hoy celebramos la solemnidad de San José, patrono de la Iglesia


Universal. En el marco de esta gran solemnidad la Diócesis de Veracruz, junto a su Obispo
Carlos Briseño Arch, el clero y la feligresía se visten de júbilo por la ordenación diaconal
de nuestro hermano: Ángel Jesús García Quijano el cual será ordenado para el servicio de
la Palabra, de la caridad y de la liturgia, en fiel comunión con su Obispo y en estrecha
unión con los presbíteros y demás miembros del Pueblo de Dios. Pidamos al Señor que
derrame su gracia sobre él para que así pueda ejercer con solicitud la misión que Dios le ha
confiado. Nos ponemos de pie y participemos con gozo de esta Eucaristía.

La misa continúa como de costumbre, ritos iniciales y liturgia de la palabra. Al finalizar la


proclamación del Evangelio, se inicia con el rito de ordenación

RITO DE ORDENACIÓN

Monición:

Queridos hermanos, hoy vamos a ser testigos de la ordenación diaconal de


nuestro hermano Ángel Jesús García Quijano. Les invito a que le
acompañemos con nuestra oración. En un primer momento será llamado y
presentado por el rector de nuestro seminario.

Rector: Acérquese el que va ser ordenado diácono:

Ángel Jesús García Quijano

Elegido: Presente

Y se acerca al obispo, al que hacen una reverencia. Estando delante del obispo, el rector
dice:

Rector: Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes diácono a
éste hermano nuestro.

Obispo: ¿Sabes si es digno?

Rector: Según el parecer de quienes lo presentan, después de consultar al pueblo


cristiano, doy testimonio que ha sido considerado digno.

Obispo: Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a éste


hermano nuestro para el orden de los diáconos.

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Monitor: Todos: Te damos gracias Señor

Monitor: Podemos tomar asiento.

Homilía

Acabada la homilía.

PROMESAS DE LOS ELEGIDOS

Monitor:

Ahora, el elegido para el orden de los diáconos manifestará ante el pueblo de


Dios aquí representado, su voluntad de recibir éste ministerio de servicio que le
va a ser conferido respondiendo a las interrogantes del Obispo.

Los elegidos, deben manifestar el propósito de aceptar el sagrado celibato, se levanta y se


sitúa delante del obispo, que le dirige estas palabras:

Obispo:

Querido hijo, antes de entrar en el orden de los diáconos, debes manifestar, ante el
pueblo, su voluntad de recibir este ministerio.

¿Quieres consagrarte al servicio de la Iglesia, por la imposición de mis manos y la


gracia del Espíritu Santo?

Los elegidos responden todos a la vez:

Si, quiero.

Obispo:

¿Quieres desempeñar, con humildad y amor, el ministerio de diácono, como


colaboradores del orden sacerdotal y en bien del pueblo cristiano?

El elegido:

Sí, quiero.

Obispo:

¿Quieres vivir el misterio de la fe con alma limpia, como dice el Apóstol, y


proclamar esta fe de palabra y obra, según el Evangelio y la tradición de la Iglesia?

Obispo:

Sí, quiero.

2
Obispo:

Ustedes, los que están dispuestos a vivir el celibato: ¿Quieren ante Dios y ante la
Iglesia, como signo de su consagración a Cristo, observar durante toda la vida el
celibato por causa del Reino de los cielos y para servicio de Dios y de los hombres?

El elegido:

Sí, lo prometo.

Obispo:

¿Quieres conservar y acrecentar el espíritu de oración, tal como corresponde a su


género de vida, y fieles a este espíritu celebrar la Liturgia de las Horas, según su
condición: junto con el Pueblo de Dios y en beneficio suyo y de todo el mundo?

El elegido:

Sí, quiero.

Obispo:

¿Quieren imitar siempre en tu vida el ejemplo de Cristo, cuyo cuerpo y sangre


servirán con sus propias manos?

El elegido:

Sí, quiero hacerlo, con la gracia de Dios.

Seguidamente el elegido se acerca al Obispo, y de rodillas ante él, pone sus manos juntas
entre las manos del Obispo.

¿Prometes obediencia y respeto a mí y a mis sucesores?

El elegido :

Prometo.

El Obispo concluye:

Dios, que comenzó en ti esta obra buena, él mismo la lleve a término.

Monitor: Nos ponemos de pie.


Seguidamente, todos se levantan. El Obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y
de cara al pueblo, hace la invitación.

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Obispo:

Oremos hermanos, a Dios todopoderoso, para que derrame


bondadosamente la gracia de su bendición sobre estos siervos
suyos que ha llamado al orden de los diáconos.
Monitor: En este momento el que va a ser ordenado se postra rostro en tierra y
todos los presentes de rodillas invocarán la intercesión de los santos para que
Dios derrame su bendición sobre éste hermano nuestro que ha sido elegido
para el ministerio del diaconado.
Monitor: Nos ponemos de rodillas.

Letanías
Concluido el canto

Monitor: Permanezcamos de rodillas.

El Obispo en pie, y con las manos extendidas, dice:

Señor y Dios nuestro, escucha nuestras súplicas, y confirma


con tu gracia este ministerio que realizamos: santifica con tu
bendición a éste que juzgamos aptos para el servicio de los santos
misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monitor: Nos ponemos de pie.

IMPOSICIÓN DE MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN.

Monitor:
A continuación, el Obispo impone las manos sobre la cabeza del elegido y al instante
dice la plegaria de ordenación pidiendo a Dios que envíe sobre él el Espíritu Santo
para que lo llene de fortaleza y de gracia y así desempeñe fielmente el ministerio que
ahora se le encomienda.

Los elegidos se levantan; se acercan cada uno al Obispo, que está de pie delante de la sede y con
mitra, y se arrodilla ante él. El Obispo le impone en silencio las manos sobre la cabeza. Estando
todos los elegidos arrodillados ante él, el Obispo, sin mitra, con las manos extendidas, dice la
Plegaria de Ordenación:

Asístenos, Dios todopoderoso…

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IMPOSICIÓN DE LAS VESTIDURAS.

Acabada la oración consecratoria el obispo, con la mitra puesta se sienta. El ordenado se pone de
pie. Sus padrinos le colocan la estola según el modo diaconal y lo reviste con la dalmática.

Monitor:

Ahora éste hermano nuestro ya consagrado diácono pasa a revestirse con las
vestiduras propias: la estola al estilo diaconal que cruza el pecho de izquierda a
derecha y la dalmática signo del servicio que desempeñará.

ENTREGA DEL EVANGELIARIO

Monición:
El recién ordenado ya con sus vestiduras diaconales recibe de manos del Obispo el
libro de los evangelios que lo configura como mensajero de la Palabra de Dios.
Finalmente, el Obispo le da el abrazo de paz como signo de recepción a este servicio al
cual ha sido llamado bajo el orden del diaconado.

El Ordenado, ya con sus vestiduras diaconales, se acerca al obispo, se coloca de rodillas y le es


entregado el libro de los Evangelios, diciendo:

Recibe el Evangelio de Cristo,


del cual has sido constituido mensajero;
convierte en fe viva lo que lees,
y lo que has hecho fe viva enséñalo,
y cumple aquello que has enseñado.

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