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Filosofía de la Naturaleza 5.

Interpretaciones Filosóficas del mundo


material

5. INTERPRETACIONES FILOSÓFICAS DEL MUNDO MATERIAL

Las teorías acerca de la naturaleza, surgidas en la antigüedad, tenían un punto de vista


excesivamente unilateral. El Aristotelismo pretendió subsanar las insuficiencias de tales teorías. Las
cosmogolías de la época moderna, sin embargo, a veces no harán sino reproponer, en otro contexto,
los planteamientos de aquellos filósofos griegos.

1. LA COSMOLOGÍA GRIEGA

La filosofía nació en Grecia precisamente como “cosmología”, en el intento de explicar


racionalmente el mundo natural. La visión de la naturaleza de los primitivos filósofos griegos no carece
de importancia, aunque hoy pueda parecer en ocasiones excesivamente ingenua. Es posible detectar
en los pensadores de la antigua Grecia tres de los reduccionismos que en diversa medida afectarán a
la filosofía de la naturaleza posterior: el fisicismo, el matematismo y el formalismo lógico. Así, se
renuncia a buscar la inteligibilidad metafísica del mundo material, contentándose con una compresión
parcial.

El fisicismo presocrático

Se les llama “naturalistas” o “físicos” a los filósofos griegos interesados por los problemas de
naturaleza. Así se les denomina a los seguidores de la escuela jónica (Tales, Anaximandro y
Anaxímenes), a la de Heráclito y a los últimos presocráticos, como Empédocles, Anaxágoras y los
atomistas Leucipo y Demócrito.

Se preguntaron por el principio () primero y absoluto de todo lo real, que permitiera
unificar racionalmente el aparente devenir. Este principio, será siempre una realidad material: Tales
agua. Anaxímenes aire. Heráclito fuego. Anaximandro apeirón.

Hay otros que proponen un principio múltiple: Empédocles fuego, tierra, aire y agua.
Anaxágoras Las homeomerías. Leucipo y Demócrito Los átomos. Ninguna de estas teorías va
mas allá de lo material, ni llegan a señalar lo que Aristóteles denominará la “causa material”, que por
sí sola no es capaz de proporcionar una completa inteligibilidad del mundo material y, en particular del
problema del devenir.

El Matematicismo Pitagórico

La escuela pitagórica compartió con gran parte de los presocráticos el interés por las
cuestiones cosmológicas.
Los pitagóricos desarrollaron con profusión el estudio de la matemáticas, aplicándolas a
diversos problemas físicos. La investigación de las armonías numéricas les llevó a la absolutización
de las matemáticas, como norma de interpretación de la realidad física. Así, pensaron que los
elementos de los números eran elementos de todos los seres, y que todo el cielo era armonía y
número. Con la escuela pitagórica se supera el nivel puramente físico. El pitagorismo asciende a una
inteligibilidad suprasensible, aunque no metafísica, sino únicamente matemática.

El Formalismo Platónico

La filosofía platónica se sitúa verdaderamente en un plano metafísico, al sostener que el ser y


el devenir de los seres corpóreos exigen la subsistencia de formas o esencias ideales.
El platonismo al aproximarse a la esencia de las cosas, descuidó, los aspectos físicos del
mudo corpóreo y el necesario punto de partida en la experiencia, tal experiencia era para Platón
únicamente doxa, opinión pero, no ciencia.

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Los neoplatónicos admitirán la inmanencia de las formas en la naturaleza, pero confunden el


planteamiento metafísico con la lógica. Por tanto, el análisis platónico de las formas inteligibles se
reduce a una metodología de devenir y clasificar ideas, sin nexo con la realidad concreta.
2. ÉPOCA MODERNA
Se empieza a desplazar el ámbito filosófico al terreno de ciencia, al intentar una interpretación
global de la naturaleza. Dos aspectos convergentes son preponderantes, desde el punto de vista de la
filosofía natural:
1. La convicción en algunos científicos de la época, de que se estaba elaborando una nueva
filosofía natural y no un saber científico positivo.
2. El acercamiento de la filosofía moderna a posturas idealistas que llevaría a descuidar los
problemas del mundo natural en el terreno propiamente filosófico.
La critica kantiana y las diversas formas del positivismo intentan dar el golpe de gracia a la
cosmología filosófica, la cual remplazaría una teoría de la ciencia . Las nuevas cosmovisiones surgen
como una extrapolación de la investigación científica y una característica común a ellos es la vuelta a
los antiguos planteamientos fisicistas y matematizantes.

EL MECANICISMO

En los siglos XVI-XIX el mecanicismo fue considerado como la más extendida interpretación
filosófica del mundo material, como una extrapolación de la ciencia mecánica a la totalidad del
conocimiento de la naturaleza, lo cual supone la pretensión de reducir la inteligibilidad del mundo, al
solo aspecto mecánico (todo se explica mecánicamente).

a) El desarrollo científico del mecanicismo

La mecánica como rama filosófica alcanza un notable desarrollo a partir de la revolución


científica moderna, su enfoque práctico fue llevado al análisis teórico por Galileo, quien desvió el
aspecto estático hacía el aspecto dinámico, es decir, hacia el examen matemático del movimiento de
los cuerpos y las fuerzas que lo causan, camino que siguen Kepler, Descartes y culminado en
Newton.

Desde Newton hasta el siglo XIX la física clásica se enriqueció con nuevos formalismos
matemáticos (Lagrange, Laplace, Hamilton, Jacobi). Su éxito radicó en presentarse como una ciencia
completa y coherente su aplicabilidad en otros campos de la física y de otras creencias (fluidos,
movimientos ondulatorios, sonido, luz, electricidad con Farday, Ampere y Coulomb, las teorías
cinético-moleculares de Thomsom y Rutherford, teoría atómica de Dalton y en la termodinámica). Así,
la investigación científica confía en la elaboración de modelos mecánicos de naturaleza corpórea, esta
visión recae con el nacimiento del electromagnetismo y la termodinámica moderna, siendo superados
hoy por las teorías cuánticas y relativistas.

b) Las filosofías mecanicistas


El éxito de la mecánica influye en las concepciones filosóficas mecanicistas, que intentaban
dar una explicación del mundo material, a partir del método de la física. Se busca explicar los
fenómenos naturales en base a movimientos locales de corpúsculos extensos y masivos, negando la
existencia de principios naturales corpóreos como la esencia, la finalidad y las cualidades de los seres
físicos. La noción de sustancia pierde sentido, sólo se le considera como un elemento material, último
e inmutable de los movimientos corpusculares. Todo se reduce a la agregación-separación,
movimiento y choques corpusculares

Con Gassendi resurge el atomismo clásico, con Galileo se sostiene una concepción
materialista y mecanicista del mundo, separando las propiedades objetivas de las cosas (cantidad,
movimientos) de las cualidades (sabor, olor, color, es decir las afectadas por los sentidos).

Descartes identifica la materia y la extensión, siendo ésta la única idea material dotada de
claridad y distinción, considerando como propiedades de la materia sólo las relacionadas con la
extensión y el movimiento (como traslado de lugar) llegando a negar el vacío. Considera al mundo

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como un plenum continuo lleno de partículas sutiles, de distintos tamaños y formas, introdujo el
movimiento de la materia en torbellinos en vértices, a imagen del sistema solar, siendo la única acción
entre los cuerpos el movimiento local y la comunicación del mismo por choques.

Descartes intenta reducir las leyes de los choques corpusculares a partir de los principios
filosóficos, como la conservación de la cantidad de movimiento total comunicada por Dios al mundo en
la creación.

c) El mecanicismo mitigado

La física newtoniana admitió algunos conceptos de tipo dinámico, como la noción de fuerza
(no aceptada por Descartes). El descubrimiento de la gravitación universal hizo surgir la idea de
acción a distancia, la cual se comunicaba instantáneamente de un cuerpo a otro, atravesando el
espacio interpuesto y privado de masas corpusculares. La idea de fuerza se vio reforzada por otros
fenómenos como los eléctricos y los magnéticos, llevando al concepto de masa y energía a algo no
reductible a la extensión. Estos elementos mitigaron el mecanicismo científico y filosófico, aceptando
la existencia de algunas cualidades dinámicas de los cuerpos, pero conservando la idea de que la
inteligibilidad del mundo material se reduce al análisis de la materia y de sus movimientos.

EL DINAMISMO

Es de signo opuesto al mecanicista (aunque en algunos autores encontramos posiciones con


elementos mecanicistas y dinamistas).
La realidad cosmológica es interpretada en el dinamismo estricto como un sistema de fuerzas,
en el que no tendría lugar las nociones de partícula o de espacio puro. Las primeras doctrinas
dinamistas surgieron no en terreno puramente científico, sino mas bien, asociadas a especulaciones
filosófico- naturales.

En el siglo XIX, el dinamismo fue recuperado por algunos filósofos alemanes que intentaron
compaginarlo con las doctrinas idealistas. Sin embargo, no lograron grandes triunfos. Su mayor éxito
fue, quizá, el haber servido de base conceptual para una teoría posterior mucho más extendida: el
energetismo.

EL ENERGETISMO

El concepto de energía adquirió gran importancia teórica. Dentro de la misma mecánica, la


consideración de los problemas desde el punto de vista energético se mostraba en muchos casos
más útil que el solo estudio de las fuerzas, especialmente gracias al principio de la conservación de la
energía.

Ante estas dificultades, el energetismo nació como una solución alternativa a la mecanicista,
recogiendo la inspiración del dinamismo pero asociándose a la vez a las ideas de A. Comte. El
energetismo filosófico fue formulado de modo sistemático por W. Ostwald, quién negó el dualismo
entre materia y energía como a presente en la física del siglo XIX, volviéndose hacia la energía como
único elemento de la realidad física.

La materia es una elevada concentración de energía en una determinada región del espacio.
Para Spencer la energía sería la última expresión de la realidad.

Interpretaciones Energetistas

Las posturas energetistas fueron favorecidas por el rechazo al mecanicismo. Entre los
personajes que defendieron estas posturas se encuentran Heisenberg y Einstein.
Tales posturas eran continuadoras del energetismo del siglo pasado, pero se había agregado
a este último los planteamientos más recientes de la física. Así, la realidad física vendría a ser, en
último término, la energía.

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Este nuevo energetismo llegó a afirmar la identidad entre masa y energía además de
sostener la identificación de la materia con el espacio-tiempo. Estas posturas entre otras vendrían a
ser las pruebas físicas del energetismo.
Podemos decir que algunos de los conceptos implicados en esta corriente no son del todo
incompatibles con la filosofía aristotélico-tomista. En este aspecto podemos decir -con el energetismo-
que no se deben concebir “las partículas” solo como cuerpos sólidos.
Pero también podemos decir -en contra del energetismo- que no nos satisface la
substancialización de la energía, ya que con esto se llegaría a tomar la energía como la última noción
del mundo físico, excluyendo otras que son tan importantes como la misma energía (esencia,
finalidad, acto, potencia, substancia, accidente).
La Filosofía de la Naturaleza reemplazada por la Filosofía de la Ciencia
Es a principios de este siglo cuando, con la aparición del neopositivismo se propone una
nueva interpretación de los problemas científicos de la época. Así, podemos ver como las tesis de
Círculo de Viena conllevan el rechazo de todo término o enunciado no verificable calificándolo como
algo carente de sentido. De este modo, el criterio para calificar a una ciencia experimental como válida
es el uso de un lenguaje empírico, rigurosamente verificable y que excluya cualquier tipo de lenguaje
filosófico o metafísico, ya que estos no se ajustan a las exigencias de la verificabilidad.
Es sobre estas bases sobre las que todo problema filosófico-natural pierde sentido, ya que
desde antes se la ha considerado como un sinsentido lingüístico.
La posición del neopositivismo fue más allá, ya que llegó a afirmar que todo aquello que
superara el ámbito puramente fenoménico sería una construcción elaborada por la mente con el fin de
facilitar las cosas a la técnica. Estos presupuestos no hicieron sino alentar las tesis del
convencionalismo para el que todo conocimiento que excediera los datos sensibles no era sino una
construcción elegida entre otras muchas lógicamente posibles, en base a criterios de utilidad técnica.
Aquí podemos decir que -por su carácter logicista- el neopositivismo se inclina a ver en las
elaboraciones lógico-matemáticas la única clave de interpretación del mundo físico.
En estos últimos decenios, el positivismo se ha atenuado mucho, sus tesis más rigurosas no
han podido sostenerse y, a causa de ello, se ha llegado, en algunos casos, a un relativismo histórico y
en otros a un acercamiento a la filosofía entendida esta no ya como algo sometido al criterio de
verificabilidad sino como una discusión racional encima de cánones estrictamente científicos.

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