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1. LA COSMOLOGÍA GRIEGA
El fisicismo presocrático
Se les llama “naturalistas” o “físicos” a los filósofos griegos interesados por los problemas de
naturaleza. Así se les denomina a los seguidores de la escuela jónica (Tales, Anaximandro y
Anaxímenes), a la de Heráclito y a los últimos presocráticos, como Empédocles, Anaxágoras y los
atomistas Leucipo y Demócrito.
Se preguntaron por el principio () primero y absoluto de todo lo real, que permitiera
unificar racionalmente el aparente devenir. Este principio, será siempre una realidad material: Tales
agua. Anaxímenes aire. Heráclito fuego. Anaximandro apeirón.
Hay otros que proponen un principio múltiple: Empédocles fuego, tierra, aire y agua.
Anaxágoras Las homeomerías. Leucipo y Demócrito Los átomos. Ninguna de estas teorías va
mas allá de lo material, ni llegan a señalar lo que Aristóteles denominará la “causa material”, que por
sí sola no es capaz de proporcionar una completa inteligibilidad del mundo material y, en particular del
problema del devenir.
El Matematicismo Pitagórico
La escuela pitagórica compartió con gran parte de los presocráticos el interés por las
cuestiones cosmológicas.
Los pitagóricos desarrollaron con profusión el estudio de la matemáticas, aplicándolas a
diversos problemas físicos. La investigación de las armonías numéricas les llevó a la absolutización
de las matemáticas, como norma de interpretación de la realidad física. Así, pensaron que los
elementos de los números eran elementos de todos los seres, y que todo el cielo era armonía y
número. Con la escuela pitagórica se supera el nivel puramente físico. El pitagorismo asciende a una
inteligibilidad suprasensible, aunque no metafísica, sino únicamente matemática.
El Formalismo Platónico
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Filosofía de la Naturaleza 5. Interpretaciones Filosóficas del mundo
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EL MECANICISMO
En los siglos XVI-XIX el mecanicismo fue considerado como la más extendida interpretación
filosófica del mundo material, como una extrapolación de la ciencia mecánica a la totalidad del
conocimiento de la naturaleza, lo cual supone la pretensión de reducir la inteligibilidad del mundo, al
solo aspecto mecánico (todo se explica mecánicamente).
Desde Newton hasta el siglo XIX la física clásica se enriqueció con nuevos formalismos
matemáticos (Lagrange, Laplace, Hamilton, Jacobi). Su éxito radicó en presentarse como una ciencia
completa y coherente su aplicabilidad en otros campos de la física y de otras creencias (fluidos,
movimientos ondulatorios, sonido, luz, electricidad con Farday, Ampere y Coulomb, las teorías
cinético-moleculares de Thomsom y Rutherford, teoría atómica de Dalton y en la termodinámica). Así,
la investigación científica confía en la elaboración de modelos mecánicos de naturaleza corpórea, esta
visión recae con el nacimiento del electromagnetismo y la termodinámica moderna, siendo superados
hoy por las teorías cuánticas y relativistas.
Con Gassendi resurge el atomismo clásico, con Galileo se sostiene una concepción
materialista y mecanicista del mundo, separando las propiedades objetivas de las cosas (cantidad,
movimientos) de las cualidades (sabor, olor, color, es decir las afectadas por los sentidos).
Descartes identifica la materia y la extensión, siendo ésta la única idea material dotada de
claridad y distinción, considerando como propiedades de la materia sólo las relacionadas con la
extensión y el movimiento (como traslado de lugar) llegando a negar el vacío. Considera al mundo
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como un plenum continuo lleno de partículas sutiles, de distintos tamaños y formas, introdujo el
movimiento de la materia en torbellinos en vértices, a imagen del sistema solar, siendo la única acción
entre los cuerpos el movimiento local y la comunicación del mismo por choques.
Descartes intenta reducir las leyes de los choques corpusculares a partir de los principios
filosóficos, como la conservación de la cantidad de movimiento total comunicada por Dios al mundo en
la creación.
c) El mecanicismo mitigado
La física newtoniana admitió algunos conceptos de tipo dinámico, como la noción de fuerza
(no aceptada por Descartes). El descubrimiento de la gravitación universal hizo surgir la idea de
acción a distancia, la cual se comunicaba instantáneamente de un cuerpo a otro, atravesando el
espacio interpuesto y privado de masas corpusculares. La idea de fuerza se vio reforzada por otros
fenómenos como los eléctricos y los magnéticos, llevando al concepto de masa y energía a algo no
reductible a la extensión. Estos elementos mitigaron el mecanicismo científico y filosófico, aceptando
la existencia de algunas cualidades dinámicas de los cuerpos, pero conservando la idea de que la
inteligibilidad del mundo material se reduce al análisis de la materia y de sus movimientos.
EL DINAMISMO
En el siglo XIX, el dinamismo fue recuperado por algunos filósofos alemanes que intentaron
compaginarlo con las doctrinas idealistas. Sin embargo, no lograron grandes triunfos. Su mayor éxito
fue, quizá, el haber servido de base conceptual para una teoría posterior mucho más extendida: el
energetismo.
EL ENERGETISMO
Ante estas dificultades, el energetismo nació como una solución alternativa a la mecanicista,
recogiendo la inspiración del dinamismo pero asociándose a la vez a las ideas de A. Comte. El
energetismo filosófico fue formulado de modo sistemático por W. Ostwald, quién negó el dualismo
entre materia y energía como a presente en la física del siglo XIX, volviéndose hacia la energía como
único elemento de la realidad física.
La materia es una elevada concentración de energía en una determinada región del espacio.
Para Spencer la energía sería la última expresión de la realidad.
Interpretaciones Energetistas
Las posturas energetistas fueron favorecidas por el rechazo al mecanicismo. Entre los
personajes que defendieron estas posturas se encuentran Heisenberg y Einstein.
Tales posturas eran continuadoras del energetismo del siglo pasado, pero se había agregado
a este último los planteamientos más recientes de la física. Así, la realidad física vendría a ser, en
último término, la energía.
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Filosofía de la Naturaleza 5. Interpretaciones Filosóficas del mundo
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Este nuevo energetismo llegó a afirmar la identidad entre masa y energía además de
sostener la identificación de la materia con el espacio-tiempo. Estas posturas entre otras vendrían a
ser las pruebas físicas del energetismo.
Podemos decir que algunos de los conceptos implicados en esta corriente no son del todo
incompatibles con la filosofía aristotélico-tomista. En este aspecto podemos decir -con el energetismo-
que no se deben concebir “las partículas” solo como cuerpos sólidos.
Pero también podemos decir -en contra del energetismo- que no nos satisface la
substancialización de la energía, ya que con esto se llegaría a tomar la energía como la última noción
del mundo físico, excluyendo otras que son tan importantes como la misma energía (esencia,
finalidad, acto, potencia, substancia, accidente).
La Filosofía de la Naturaleza reemplazada por la Filosofía de la Ciencia
Es a principios de este siglo cuando, con la aparición del neopositivismo se propone una
nueva interpretación de los problemas científicos de la época. Así, podemos ver como las tesis de
Círculo de Viena conllevan el rechazo de todo término o enunciado no verificable calificándolo como
algo carente de sentido. De este modo, el criterio para calificar a una ciencia experimental como válida
es el uso de un lenguaje empírico, rigurosamente verificable y que excluya cualquier tipo de lenguaje
filosófico o metafísico, ya que estos no se ajustan a las exigencias de la verificabilidad.
Es sobre estas bases sobre las que todo problema filosófico-natural pierde sentido, ya que
desde antes se la ha considerado como un sinsentido lingüístico.
La posición del neopositivismo fue más allá, ya que llegó a afirmar que todo aquello que
superara el ámbito puramente fenoménico sería una construcción elaborada por la mente con el fin de
facilitar las cosas a la técnica. Estos presupuestos no hicieron sino alentar las tesis del
convencionalismo para el que todo conocimiento que excediera los datos sensibles no era sino una
construcción elegida entre otras muchas lógicamente posibles, en base a criterios de utilidad técnica.
Aquí podemos decir que -por su carácter logicista- el neopositivismo se inclina a ver en las
elaboraciones lógico-matemáticas la única clave de interpretación del mundo físico.
En estos últimos decenios, el positivismo se ha atenuado mucho, sus tesis más rigurosas no
han podido sostenerse y, a causa de ello, se ha llegado, en algunos casos, a un relativismo histórico y
en otros a un acercamiento a la filosofía entendida esta no ya como algo sometido al criterio de
verificabilidad sino como una discusión racional encima de cánones estrictamente científicos.
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