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MONICIÓN DE ENTRADA
En medio de las tinieblas que ahora nos rodean, arde este fuego vigilante que se va a bendecir. Con
él encenderemos el Cirio Pascual. De este modo, entre nosotros brillará esa luz que simboliza a
Cristo Resucitado. De su Luz y nueva Vida participamos todos nosotros.
Con la alegría que debemos sentir en esta noche feliz que nos habla de resurrección y vida,
comenzamos nuestra celebración invitándolos a todos a salir de la iglesia para participar de la bendición
del fuego.y acontinuacion Iniciaremos la procesión como el gesto de SEGUIR a Jesús, seguir sus
pasos hacia la luz y la vida en plenitud. Él es el que ilumina nuestro camino; Él es la Pascua para
nosotros, sus seguidores.
Todos caminaremos detrás de Cirio pascual, recién bendecido y encendido. En el recorrido, pararemos
tres veces y cantaremos “LUZ DE CRISTO”, y se nos ofrecerá la luz para que la repartamos con los
demás.
MONICIÓN .
Ahora pasamos a la SEGUNDA PARTE de esta celebración. Nos dejaremos guiar por la PALABRA DE DIOS
que, a través de la historia, ha ido también iluminando a los hombres en su caminar. Aquí escucharemos las
obras maravillosas que Dios ha realizado para llevar a cabo su Historia de Salvación.
Este rato de escucha de la Palabra y de oración puede ayudarnos a vivir, en profundidad, cuanto nuestros
labios proclaman esta noche, esta gran noche.
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Monicion Primera lectura (Génesis 1, 1—2, 2)
La obra creadora del Señor se caracteriza ante todo por ser
buena, y alcanza su culmen con el hombre y la mujer, creados a
imagen y semejanza de Dios.Escuchemos.
Monición.
Hermanos: después de realizar esa memoria de la Historia de la Salvación, llevada a cabo por Dios a
favor nuestro, pasamos a la tercera parte de la celebración: es la LITURGIA BAUTISMAL.
Y es que el Espíritu de Dios que, un día, en el origen del mundo vivificó las aguas, nos hizo a nosotros
nacer en las aguas del Bautismo a la vida y a la fe. Dios nos hizo «pasar» de las tinieblas a la luz, de la
servidumbre a la libertad; nos hizo hijos suyos. Por eso, en esta Noche de Pascua celebramos su
memoria y proclamamos nuestra fe, dispuestos a vivir, como nos ha dicho Pablo, «muertos al pecado y
vivos para Dios».
Monicion.