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Experiencia, saber y formación

Andrea Alliaud1

Resumen Summary

Al reconocer la importancia de asegurar Recognising the importance of


la transmisión del saber hacerlo en los transmission of knowing how, in formal
espacios formales destinados a la forma- spaces destined to teachers professional
ción profesional de los docentes, para que formation, for teachers and professors
efectivamente maestros y profesores learn how to teach effectively, this work
aprendan a enseñar, este trabajo ofrece offers alternative ways that are rarely
caminos alternativos que no suelen reco- transited. Taking a look to teaching,
rrerse habitualmente. Mirar la enseñanza, ensuring the passage of the occupation
asegurar el pasaje de los secretos del secrets, disposing of good teaching work,
oficio, disponer de buenas obras de en- compiling, collecting and handing out tales
señanza, recopilar, coleccionar y tener a of pedagogical experiences as well as
mano relatos de experiencias pedagógi- generating conditions for these to be
cas y también generar las condiciones produced, are some of them.
para que éstas se produzcan, son algu- Lastly, some considerations among the
nos de ellos. Hacia el final, se presenta general physiognomy the formative
una serie de consideraciones acerca de process to teach should assume are
la fisonomía general que tendría que asu- presented. Centrality of the occupation,
mir el proceso formativo si lo que se pre- the inscription of formation in a wider social
tende es enseñar a enseñar. La centrali- and educative project, a peculiar way of
dad en el oficio, la inscripción de la for- understanding practical formation and
mación en un proyecto social y educativo establishing equal relationships and
más amplio, una peculiar manera de en- collaboration in teaching training
tender la formación práctica y el estable- sceneries, are some of the keys to going
cimiento de relaciones de igualdad y co- forward in the alluded way.
laboración en los escenarios de formación

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docente, son algunas de las claves para Keys words: teaching training -
avanzar en el sentido aludido. experience - knowledge - know how -
teaching.
Palabras clave: formación docente - ex-
periencia - saber - saber hacerlo - ense-
ñanza.

Fecha de recepción: 06/08/09


Fecha de aceptación: 14/10/09

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Saber, saber decirlo y saber hacerlo alumnos.2 Los mismos docentes valoran
estos saberes en su trabajo. Tal como se
En la escuela aprendimos que con ha concluido en una investigación recien-
«saber» no alcanzaba, había que saber te, «Se trata de un saber que no hace
decirlo. No saber decirlo implicaba no referencia a un conocimiento particular
saberlo. En esta fórmula, al contenido del sino a la obligación de ‘estar al tanto’:
aprendizaje (el qué) se le añade la forma actualizado, atento, listo para lidiar con
(el cómo). Muchas veces esas formas de lo inesperado. Como si para poder ense-
expresar (de decirlo o escribirlo) resulta- ñar mejor se debiera ser, además, un poco
ban tan o más valoradas que el conteni- psicólogo, un poco sociólogo».3
do en sí mismo. De eso saben los alum- Mientras los espacios destinados a la
nos, eso también se aprende en la es- formación profesional de los docentes se
cuela. fueron poblando de saberes formalizados
En los profesorados, maestros y pro- cada vez más sofisticados (más allá de
fesores aprendieron que para enseñar no su calidad y pertinencia), seguían siendo
alcanzaba con saber el contenido a ser las prácticas, la residencia o la misma
enseñado; era necesario, además, cono- inserción laboral, los ámbitos «naturales»
cer las formas apropiadas para su trans- para aprender el oficio; es decir, los as-
misión y las metodologías específicas pectos directamente vinculados con el
para hacer que las disciplinas puedan saber hacer. Muchos se decepcionaron
adecuarse a destinatarios diferentes. Más y continúan decepcionándose al compro-
tarde supimos que con el qué y el cómo bar que lo aprendido «formalmente» en
no era suficiente, que era necesario sa- las instancias de preparación no se plas-
ber también para qué y por qué enseñá- maba en prácticas de enseñanza acor-
bamos lo que enseñábamos. Los funda- des por parte de los docentes así «for-
mentos, las finalidades, el sentido o los mados». Se hicieron, en esta línea (ge-
sentidos, se incluyeron en el menú for- neralmente desde los mismos profesora-
mativo. Las complejidades de época, los dos), numerosas investigaciones que
cambios sociales y culturales aconteci- siempre demostraron más o menos lo
dos en las últimas décadas y acentua- mismo: lo que se hace dista de lo que se
dos en los últimos años, añadieron la aprendió. Indagaciones de diverso tipo vie-
importancia de saber acerca del contex- nen a redoblar la apuesta al señalar que,
to y de los sujetos a los cuales se ense- por un lado, los docentes reconocen difi-
ña. Hoy en día se valora y hasta se so- cultades y hasta imposibilidades a la hora
bre-valora la importancia asignada al co- de enseñar y, por otro, que los alumnos
nocimiento sobre el mundo contemporá- no aprenden lo que tendrían que apren-
neo con sus generalidades y particulari- der. Por su parte, los docentes se mues-
dades, las características no sólo evolu- tran comprometidos y hasta ocupados,
tivas/ psicológicas sino también antropo- preocupados o superados por una tarea
lógicas, culturales, sociológicas de los que reconocen asumir con responsabili-

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dad, pero que no (les) sale. Algunos se hacer, saber obrar, saber enseñar que,
sienten atacados por padres que cues- sabemos hoy, se aprende mediante for-
tionan, alumnos desinteresados, tecno- mas de transmisión también específicas,
logía que distrae… Otros, van al ataque. que no es práctica sin más.
Así y todo, no sale.
Sostendremos en este escrito que las
dificultades o imposibilidades detectadas Aprender a hacerlo
a la hora de enseñar se deben, fundamen-
talmente, a que maestros y profesores no En su último libro, «El artesano», Ri-
han aprendido a hacerlo. Y no es, en este chard Sennett (2009) plantea que, en el
caso, porque no sepan qué decir o cómo proceso de producir cosas concretas, «la
decirlo; la imposibilidad se coloca, más gente puede aprender de sí misma a tra-
bien, del lado del saber hacer. ¿Qué que- vés de las cosas que produce» (Ibíd.: 19).
remos decir? El aprendizaje de conoci- La gente puede aprender la artesanía,
mientos formalizados y la práctica como entendida por el autor como «la habilidad
ámbito de formación per se ya no alcan- de hacer las cosas bien». La artesanía,
zan para decidir qué hacer ni cómo ha- así concebida, abarca una franja mucho
cerlo. No alcanzan hoy para enseñar, para más amplia que la correspondiente al tra-
provocar cambios en los otros, para «pro- bajo manual especializado. «Efectivamen-
ducir» sujetos transformados en algo dis- te, es aplicable al programador informáti-
tinto a lo que eran. Más allá de las con- co, al médico, al artista… y mejora cuan-
secuencias que esta imposibilidad gene- do se la practica como un oficio cualifica-
ra, en términos de aprendizajes de los do. Los artesanos se dedican a hacer bien
alumnos, el hecho de no ver plasmado su su trabajo por el simple hecho de hacerlo
procedimiento, intervención o enseñanza bien» (Ibíd.: 32). Y esa dedicación o
en obra es lo que (según distintos auto- compromiso es, para el autor, con lo que
res) quita sentido a la tarea y lo que deja se hace y no necesariamente instrumen-
a los docentes desprotegidos ante sí mis- tal. De este modo, cuando la artesanía
mos y ante la sociedad en general. Sur- se desarrolla en alto grado supera la acti-
ge en esta línea una interesante inquie- vidad mecánica, permite sentir más ple-
tud: si los expertos no pueden dar senti- namente lo que se está haciendo y pen-
do a su trabajo, ¿qué puede esperarse sar en ello con mayor profundidad:
del público en general?
Pero podemos seguir preguntando: Todo buen artesano mantiene un
¿Por qué los docentes que han pasado diálogo entre unas prácticas con-
por instancias de formación profesional no cretas y el pensamiento; este diá-
han aprendido a hacerlo? Y no tan rápi- logo evoluciona hasta convertirse
damente responder que no han aprendi- en hábitos, los que establecen a
do a hacerlo porque nadie se ha ocupado su vez un ritmo entre la solución y
de trasmitir ese saber específico: saber el descubrimiento de problemas
(Ibíd.: 21).

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En las fases superiores de la habi- ciona bien; preguntarle a los que trabajan
lidad, hay una constante interrela- por su propio trabajo, tratando de reparar
ción entre el conocimiento tácito y no sólo en los procedimientos sino los
el reflexivo, el primero de los cua- «secretos», los misterios o «gajes» de
les sirve como ancla mientras que su oficio. ¿Qué queremos decir?
el otro cumple una función crítica Quien enseña, desde la perspectiva
y correctiva (Ibíd.:69). que adoptamos en este trabajo, tendría
que poder producir transformaciones o
Es interesante reparar en estas ideas modificaciones sobre las personas. Para
de Sennett para avanzar en nuestras pre- Francis Dubet (2006), la enseñanza es
ocupaciones sobre quienes enseñan y su uno de los oficios (no el único) destinado
artesanía. La gente puede aprender a ha- a producir modificaciones o transforma-
cer las cosas bien, nos enseña el autor. ciones en otros. De allí que cuando se
Y hacer las cosas bien es mucho más trata de formar, educar o transformar a las
que aplicar una técnica o un conocimien- personas y cuando efectivamente se
to especializado. Es mucho más que so- constata que ello ha ocurrido, el secreto,
lucionar problemas. Es descubrir nuevos el truco o la magia propia de la cualidad
territorios. Es poder revisar los supues- transformadora asignada a todo oficio, se
tos que sostienen nuestras acciones y potencia o magnifica. Es la transforma-
decisiones. Es comprometerse con lo que ción en subjetividad de principios y valo-
se hace; es conjugar el pensamiento y la res «abstractos» lo que otorga sentido a
acción. Para aprender a hacerlo bien o las prácticas educativas (por rutinarias y
para aprender una artesanía resulta ne- repetitivas que a veces parezcan) y, a la
cesario dirigir la mirada hacia el «proce- vez, genera un compromiso genuino con
so productivo». Para aprender a enseñar, la actividad que se realiza. «Esta dimen-
podríamos decir, es necesario mirar la sión del trabajo sobre los demás es con-
enseñanza, concentrándose en la tarea, siderada la más rica, a veces la más no-
en lo que se hace, y no sólo en su defini- ble pero también la más secreta y la me-
ción. Varias derivaciones surgen a partir nos reconocida (Ibíd.: 93).
de esta orientación general. Vamos a En el mismo sentido, en sus cartas
compartir algunas de ellas, a fin de iden- dirigidas a los jóvenes profesores, Philip-
tificar caminos alternativos que puedan pe Merieu (2006) afirma:
conducirnos en el tránsito de la formación
de enseñantes. Lo que ocurre en ese momento es
En primer lugar, podríamos decir que «extraordinario», contra todas las
para aprender a enseñar es necesario di- formas de fatalidad y a pesar de
rigirse a quienes enseñan. Y si lo que nos todas las dificultades objetivas (…)
interesa es que se aprenda a hacer las Los alumnos aprenden, compren-
cosas bien (¿a enseñar bien?), tendría- den, progresan (...) Nos damos
mos que identificar y analizar lo que fun- cuenta de que hemos logrado lo

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que ni siquiera las preparaciones cen y saben hacerlo hacia aquellos que
más sofisticadas podían hacer es- están atravesando un proceso de forma-
perar. Nos entusiasmamos... En- ción, podría considerarse como uno de
tonces el maestro halla tanto pla- los caminos por los que tendríamos que
cer en enseñar como el alumno en transitar en el proceso de formación pro-
aprender (....) este fenómeno está fesional de los docentes a fin de asegu-
prácticamente ausente de los es- rar el aprendizaje del saber hacerlo.
critos sobre la enseñanza y sobre En segundo lugar y siempre posicio-
la escuela. Lo vemos y reconoce- nados desde el «proceso productivo», es
mos, en cambio, en algunas esce- decir, orientados hacia los escenarios en
nas cinematográficas o quizás lo los que la enseñanza tiene lugar, otra al-
hemos vivenciado en nuestra pro- ternativa podría ser formarse con la obras
pia escolaridad con algún profesor de otros. Así como los artistas se forman
en particular (Ibíd.: 16 a 19). a partir del contacto y la familiarización
con las «buenas» obras de arte, lo mis-
Meirieu apuesta a que «el milagro» se mo podría pensarse para el aprender a
produzca, e invita a mirar de cerca esa enseñar. ¿Hay buenas obras de enseñan-
«dimensión oculta» del oficio de enseñar. za?, ¿las podemos detectar? ¿Existen
Esos «secretos de fabricación» son ese los grandes en este campo? Vale la pena
«algo» (en palabras del autor) que está buscarlos. Aunque sin caer en la con-
en juego en lo más íntimo del acto de cepción modélica que generalmente acon-
enseñar. Una especie de «vibración parti- tece dentro del formato escolar.
cular» de la que son portadores los do- Tal como lo desarrollamos en otro tra-
centes y que no se puede reducir a una bajo,4 el que lo sabe hacer suele presen-
lista de competencias. Va tomando for- tarse ante quienes lo están aprendiendo
ma en la práctica, a medida que se va como un modelo ideal y, en tanto tal, in-
enseñando, y parece ser productos de una alcanzable o imposible de aproximar.
rara fórmula (de métodos, técnicas, mo- Pensemos en el maestro modelo, la es-
dos de actuar) que en principio permite cuela modelo o la clase ejemplar. Que-
distinguir lo que funciona bien de lo que dar atrapado en la forma que los modelos
no. Esa mezcla que guía va sedimentan- así concebidos establecen, más que ayu-
do a medida que se enseña y tenderá a dar, paraliza y acentúa la imposibilidad
prevalecer a menos que surja un proble- del que se está formando o intenta apren-
ma: algún imprevisto, algún cambio que der a hacerlo. Por el contrario, el modelo
cree o provoque la necesidad de hacer sirve o ayuda a enseñar si se presenta y
otra cosa. concibe como una posibilidad, como una
Asegurar la transmisión de los secre- referencia que inspira la creación de la
tos de oficio, de los trucos, de las fórmu- obra propia, si nos deja mejor provistos
las mágicas que logran que la transfor- para hacerlo, si despierta el deseo de
mación acontezca, desde quienes lo ha- hacerlo (de enseñar), si contribuye a so-

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lucionar un problema que se presenta en bilidad, como un ejemplo que le permita


el emprendimiento de lo que se está ha- armar o al menos encarar su propia pro-
ciendo. En estos casos, lo que se toma ducción: «Pienso en él como ejemplo de
«prestado» podrá reordenarse, manipular- lo que es ser un artista hoy».
se, re-crearse en función de las decisio- Las obras y también el obrar de los
nes que tome el autor o creador de su grandes maestros nos desafían pero, a
propia obra, de su propia clase. En uno la vez, nos ofrecen. Es grande, en este
de sus cuentos, titulado, precisamente, sentido, quien muestra su hacer y se
El placer de pintar, Orhan Pamuk así lo muestra; quien cuenta cómo lo ha hecho.
expresa: «Dibujaba recordando aquellas Más que sermones o grandes hazañas,
imágenes pero los dibujos eran míos». los relatos de los «grandes» remiten sen-
«Enseñaba recordando aquellas clases… cillamente a sus saberes y haceres. Nos
pero la clase era mía», ¿podría recono- cuentan cómo lo hicieron y qué les pasó
cerse en esta evocación a un docente? durante ese proceso de producción/ crea-
Por lo anterior, parece importante ción. Una especie de «pequeña pedago-
disponer en los espacios de formación gía del paso a paso». Hacen referencia a
profesional docente de buenas obras de situaciones por ellos vividas, de las que
enseñanza de las que se pueda copiar, cuentan y testimonian aventuras y des-
imitar, robar, que sirvan para inspirar, para venturas protagonizadas. Se muestran
crear. Ernesto Jodos, un músico de jazz como seres inacabados en proceso de
contemporáneo, al referirse a su propia crecimiento, de formación, de adaptación.
experiencia de formación decía que en- Siempre centrados en su oficio, alientan,
tender o aprender cómo lo hicieron los apoyan, acompañan y permiten tomar
otros, los clásicos, nos hace más libres conciencia, entre quienes están apren-
para emprender nuestra propia ejecución. diendo o se están formando, de que es
Distintos artistas plásticos locales5 así se posible hacerlo.
referían a quienes consideran, desde el En tercer lugar, aunque no desvincu-
presente, los maestros más influyentes lado de las alternativas anteriores, habría
en su trabajo: «Me ha sacudido a la hora que reparar en procedimientos que recu-
de pintar»; «siempre me conmovió su peren el saber hacer docente, aquel que
concepto de obra»; «despertó en mí el los docentes producen en sus prácticas
deseo de pintar»; «fue una revelación, un de enseñanza, relegado por mucho tiem-
descubrimiento»; «me voló la cabeza». po al status de técnica o experiencia y
Las acciones formativas emprendidas a considerado imposible de ser transmiti-
partir de «buenas» obras mueven; promue- do. Tal como lo sostiene Flavia Terigi
ven el despegue antes que quedar pega- (2007), los docentes transmiten un saber
do a la forma o la obra de otro. En este que no producen y en ese proceso de
sentido, no está formado quien encara transmisión producen un saber que no
mejor la forma o el formato de otros, sino suele ser reconocido como tal. Ese sa-
quien utiliza los modelos como una posi- ber producido, mientras se hace, en si-

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tuación, fue desvalorizado frente «al sa- sistiría en detectar, elegir y hasta colec-
ber». Sin embargo, lo que se hace y se cionar narraciones producidas por quie-
produce al enseñar es algo más que un nes consideran o consideraron que tie-
procedimiento irreflexivo. Y el saber es nen algo para contar, legar, pasar o trans-
algo más que el saber formalizado. Hoy mitir a otros. Relatos que ya cuentan con
sabemos que es posible y necesario sis- cierto grado de difusión o publicidad pero
tematizar la experiencia y transformarla también relatos a realizarse…
en saber; transformar el «arte» de ense-
ñar en «metodología» de enseñanza.
Mediante este procedimiento de objetiva- Experiencia, narración e investiga-
ción, la experiencia, la técnica o el arte ción
se transforman en un saber que puede
ser enseñado y aprendido. En búsqueda de experiencias legadas,
Transformar aquello que en la prácti- y en el marco de un trabajo de investiga-
ca resultó en un saber transferible o dis- ción ocupado en indagar el «saber de la
ponible para otros resulta una operación experiencia»,6 decidimos revisar la pro-
no menor que puede efectivizarse a tra- ducción pedagógica tratando de identifi-
vés de distintos formatos: desde relatos car relatos de quienes dejaron testimo-
de experiencias pedagógicas hasta la pro- nio de su hacer, de aquellos que consi-
ducción de saber pedagógico formaliza- deraron tenían algo para decir, contar o
do. Dentro de esta «gran vía», optamos transmitir acerca de lo que protagoniza-
por trabajar con relatos ligados a la sin- ron en sus prácticas docentes cotidianas.
gularidad y a las situaciones vividas, apos- Dentro de una vasta producción, tratamos
tando a su potencial para provocar expe- de identificar narraciones «convocantes»,
riencias formativas entre los docentes en potenciales candidatas para la produc-
formación. Precisamente y como veremos ción de otros, en tanto su contenido es-
enseguida, en tanto remiten a lo que pasó tuviera ligado al hacer de personas rea-
y les pasó a los sujetos en determinadas les y no al deber ser de modelos o «idea-
circunstancias, proporcionan un saber les». Relatos en los que la descripción
hacer que abre posibilidades no sólo de acerca del «cómo lo han hecho» aque-
informar las prácticas sino de transformar- llos a los que les resultó, aparezca como
las. Un saber que en tanto está ligado a tal sobre las declaraciones, principios y
la experiencia, a lo que hacemos y a deliberaciones. La búsqueda emprendida
cómo somos, convoca y es susceptible nos enfrentó con textos en los que se
de inspirar a otros en el proceso de pro- expresan reflexiones y saberes formali-
ducción de la obra propia, del guión de la zados, pero a los que se llega partiendo
propia enseñanza o de su narración. de descripciones en las que priman (di-
Pensando o apostando al potencial gámoslo una vez más) haceres y situa-
formador/ transformador de los relatos de ciones. La «teoría» pedagógica no apa-
experiencias pedagógicas, el desafío con- rece en ellos en forma de ensayo o re-

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flexión filosófica sino que se desprende el presente. Asimismo, facilitan el abor-


de «cuestiones prácticas», de una expe- daje de las narraciones pedagógicas en
riencia vivida y transitada. los espacios de formación profesional
Ya lanzados en el trabajo con los rela- docente.
tos de experiencias pedagógicas, pres- Considerando los avances logrados,
cindimos tanto de «contextualizar» el dis- podemos afirmar que interesan, nos inte-
curso como de develar las intenciones del resan:
autor que los produjo. Llevamos a cabo
lo que Jaques Rancière denomina una - Relatos significados, marcados, que
operación deslocalizante que consiste en pretendan transmitirse, compartirse, pu-
tratar los textos como producciones igua- blicarse, conservarse, continuarse en
les, más allá de la época, el contexto y otros.
la autoría. Pusimos en pie de igualdad - Relatos que den cuenta de cómo se
relatos diversos, muchos, varios y varia- hizo, cómo lo hizo quien vivió la experien-
dos, producidos en distintos momentos cia, del proceso y los resultados, así como
por maestros, por pedagogos, por maes- de lo que le pasó (al protagonista) a lo
tros pedagogos. Relatos que referían la largo de ella.
propia experiencia o que recuperaban - Relatos que contengan reflexiones
experiencias de otros. En este sentido, producidas a partir del curso de los he-
nos interesó el relato en tanto producción chos y de las acciones. Es aquí donde
discursiva que pone de manifiesto una suelen expresarse cambios de pareceres,
posibilidad plasmada en el texto. No nos de creencias y se exponen nuevas ma-
preocupamos por ir más allá de las ac- neras de pensar, de percibir y de actuar
ciones y los mundos que cada relato en función de lo experimentado.
mostraba, contaba. Trabajamos con rela- - Relatos que brinden consejos, que
tos de experiencias «libres» y liberados expresen moralejas, aleccionamientos o
de autores y épocas. Trabajamos con tex- indicaciones que puedan servir para orien-
tos que, a su vez, pudieran ser leídos, tar acciones y decisiones de otros.
interpretados y re-inscriptos en diferen-
tes situaciones y contextos7 por otros. No interesa, sin embargo, cada uno
A partir de la indagación realizada, de los componentes en sí mismo sino su
estamos en condiciones de avanzar en la integración en relatos que los contem-
precisión de algunos criterios que podrían plen. No sólo acciones, ni sólo sensacio-
ser de utilidad a la hora de elegir o detec- nes. Pero tampoco puras reflexiones o
tar relatos de experiencias pedagógicas teorizaciones, sin ser las que surjan de
y también de crear las condiciones para vivencias y acontecimientos concretos
que los docentes los produzcan. Tales que hayan tenido una significación o sen-
criterios, surgidos del trabajo con los tex- tido particular para el narrador. Sí orienta-
tos, alertan sobre las cualidades de las ciones prácticas. Para Walter Benjamin
narraciones producidas o a producirse en (1999) es éste un rasgo característico de

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las verdaderas narraciones. Dar consejos, Con lo dicho hasta aquí podemos re-
introducir aleccionamientos, alguna forma saltar, tal como ocurre en las narracio-
de moraleja o indicación, en forma de pro- nes de experiencias pedagógicas, lo que
verbio o regla de vida, resultan aspectos desde estas perspectivas no habría que
vitales que permiten más que la obten- hacer en el trabajo con los relatos:
ción de respuestas la continuación de la
historia en curso. - Provocar experiencias que nos den
De este modo, sostenemos que es materia prima para el relato
posible y hasta deseable «controlar» la - Transformar las narraciones en lista-
selección de las narraciones, así como dos de acciones o prescripciones
crear las condiciones o dispositivos que - Explicarlas, tratando de develar la in-
permitan la producción de los textos pe- tención del autor
dagógicos por parte de los docentes. De - Contextualizarlas, justificando el con-
ningún modo es posible ni deseable, des- tenido en la corriente pedagógica de tur-
de estas perspectivas, intentar controlar no y/o en las características del momen-
las formas de apropiación de los relatos to socio-político, a menos que resulte
ni los efectos que puedan causar en otros. necesario
No es posible ni deseable hacer de los - Controlar el sentido adjudicado. El
relatos cosas útiles, aplicables, replica- sentido de un relato no se puede trabajar,
bles. No es posible ni deseable interve- explicar ni controlar. Por el contrario,
nir, guiar o pautar el proceso mediante el manipulaciones tales suelen jugarle en
cual acontece el encuentro entre sabe- contra. No se puede y, por lo tanto, no
res, haceres y docentes. Las narracio- vale la pena intentarlo, controlar lo que
nes no se explican ni se aplican. Y así se ofrece ni encuadrarlo.
como las experiencias se producen o no,
el encuentro o desencuentro, también. Respecto a la autoría podemos decir
Por el contrario, si intentamos manipular que no hace falta haber vivido mucho para
los relatos traduciéndolos, explicándolos, ser un narrador de experiencias, para te-
pensando en su mayor utilidad, no hare- ner algo que decir o contar a otros. Tam-
mos más que ocultarlos y despojarlos de poco ser un maestro o profesor «exito-
lo que potencialmente podrían brindar so». Es importante evitar las categoriza-
(«encuentros», «citas» entre saberes, ciones y clasificaciones que frecuente-
haceres y docentes). ¿Qué de esto pue- mente impone el saber formalizado don-
de servirnos?, ¿cómo utilizar este rela- de hay quienes saben y no saben, exito-
to? es lo que no hay que preguntar. An- sos y fracasados, noveles y experimen-
tes que eso interroguemos un relato y vea- tados. Basta tener algo para contar, algo
mos y juzguemos si (a nuestro criterio) dotado de sentido, ligado con la vida de
puede llegar a convocar otros, si puede un sujeto, con lo cotidiano, con lo común,
llegar a repercutir en otros, tomando como en torno a lo cual algo pasó o «le» pasó a
referencia lo que con él «nos» pasa o ese sujeto. Tradicionalmente ese fue el
«nos» pasó. Lleguemos hasta ahí...

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contenido de la experiencia que cada ge- La formación entendida como informa-


neración le transmitía a la siguiente: ción suele resultar resbaladiza. Por el
contrario, la formación entendida como
Cada acontecimiento en tanto que narración, como relato de experiencias
común e insignificante, se volvía así marcadas con la huella del que narra y
la partícula de impureza en torno a experimenta, podría resultar más convo-
la cual la experiencia condensaba, cante, más marcadora, atractiva o impac-
como una perla, su propia autori- tante. Para Larrosa (1998) es importante
dad. Porque la experiencia no tie- la forma en que se construye y presenta
ne su correlato necesario en el co- el saber humano si quiere tener efectos
nocimiento, sino en la autoridad, en la subjetividad. Parecen facilitarlos los
es decir en la palabra y el relato textos o las narraciones que sin buscar
(Agamben, 2004: 9). la universalidad en sus enunciados y sien-
do fragmentarias voluntariamente, sin pre-
Al asociar experiencia con sentido, tensión de verdad, pretenden vehicular un
todos podrían tener algo para contar o sentido para lo que «nos» pasa. Las na-
muchos podrían convertirse en potencia- rraciones de experiencias pueden ser in-
les narradores, siempre que narren, es terpretadas (a diferencia del conocimien-
decir, cuenten o transiten el camino por to sistemático que sólo puede ser asimi-
el cual la experiencia vivida se transfor- lado) desde la situación particular de cada
ma en un saber disponible para otros. uno. Ese saber de la experiencia, sostie-
A esta altura de nuestra producción y ne Larrosa, tiene que ver con lo que so-
retomando la preocupación inicial: los mos, con nuestra formación y nuestra
maestros no pueden enseñar (o perciben transformación.
que no pueden hacerlo) porque nadie se Avanzando con el autor, el saber de la
ha ocupado de enseñarles cómo hacerlo, experiencia «es el que se adquiere en el
contamos con vías alternativas que pre- modo como uno va respondiendo a lo que
sentan diferencias respecto de las formas le va pasando a lo largo de la vida y el
asumidas por los recorridos de formación que va conformando lo que uno es» (Ibíd.:
habituales. El aportar conocimientos o 27). Ese saber tiene algunas caracterís-
información (solamente) a los que se su- ticas particulares:
pone no la tienen, desde ámbitos y fuen-
tes «ajenas» a las experiencias (a los - Es finito, ligado a la maduración de
sujetos y a las situaciones) parece ser el un individuo;
elemento común que unifica las formas - es un saber particular, subjetivo, re-
frecuentes y que explica, quizás, su es- lativo, personal;
caso poder de «impacto», llegada, trans- - no está fuera de nosotros, sólo tiene
ferencia, hacia docentes formados, titu- sentido en el modo como configura una
lados y capacitados, aunque inmoviliza- vida, un carácter, una sensibilidad;
dos, insatisfechos e imposibilitados. - enseña a vivir humanamente.

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El saber de la experiencia, podríamos aludidas de Francis Dubet y de Richard


concluir, forma, transforma, enseña en Sennett. En la primera de ellas, hemos
tanto no clausura o encorseta en formas reparado en los aportes que el autor brin-
ni formatos sino que abre posibilidades. da al analizar la formación profesional de
La narración misma es una posibilidad los adultos como un caso en el que el
que proviene de sujetos y situaciones y programa institucional (entendido como un
que propicia la transformación de los su- proceso de formación/ liberación) funcio-
jetos y, por lo tanto, de sus produccio- na. En la segunda, hemos tomado pres-
nes/creaciones. Es un saber que rompe tadas las consideraciones referidas al
con la lógica de decir o prescribir en quié- aprendizaje de una artesanía o, recorde-
nes deben convertirse quienes se están mos, la habilidad de hacer las cosas bien.
formando, lógica frecuente, implícita y De ambas obras tomaremos algunas en-
potente en los ámbitos de formación pro- señanzas que nos orienten en nuestra
fesional. preocupación: la formación de enseñan-
tes. El procedimiento aludido se vincula,
nuevamente, con el arte. No hace mucho,
¿Cómo se aprende a hacerlo? Algu- en un reportaje periodístico, un cineasta
nas claves para su transmisión francés se refería en estos términos al
proceso de producción/creación de su
Al reconocer la importancia de asegu- última película. Se trata de Arnaud Des-
rar el aprendizaje del saber hacerlo en los plechín quien afirmaba:
espacios formales destinados a la forma-
ción profesional de los docentes, hemos Antes de abordar Un conte de Noël
transitado a lo largo de este trabajo por reví varias veces Los excéntricos
caminos que no suelen recorrerse habi- Tenenbaum, de Wes Anderson y
tualmente. Mirar la enseñanza, asegurar Sarabande, de Bergman. Aunque
la transmisión de los secretos del oficio, no parezca son películas con mu-
disponer de buenas obras de enseñanza, chos puntos en común, y lo que
recopilar, coleccionar y tener a mano re- me propuse fue que resultara una
latos de experiencias pedagógicas, tam- síntesis entre ella (Diario Página
bién generar las condiciones para que 12, 2/07/2009).
estas producciones acontezcan, son al-
gunos de ellos. Respecto a la fisonomía general que
Para finalizar, presentaremos ciertas tendría que asumir la preparación de pro-
consideraciones acerca de la fisonomía fesional de los docentes, nuestra sínte-
general que tendría que asumir el proce- sis destaca los rasgos siguientes:
so formativo, si lo que se pretende es que
quienes lo transitan aprendan a enseñar • El proceso formativo se desarro-
y puedan enseñar. Nos inspiramos para lla en torno al oficio. El oficio (la en-
esta producción propia en las obras ya señanza en nuestro caso entendida

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como un oficio particular) es el cen- social que ello representa para un país,
tro que aglutina y orienta la totalidad para el conjunto de una sociedad. El
de la formación. No se trata, desde pasaje inter-generacional de la cultu-
esta perspectiva, de aprender los con- ra es lo que vale considerar. Hasta
tenidos para luego enseñar. Tampoco ahora es la escuela (sin ser la única)
de enseñar a enseñar, haciendo algo la instancia privilegiada de asegurar
distinto de lo que se pretende a pos- que ese pasaje acontezca. Muchas
teriori se enseñe. Porque el oficio (la veces, quienes han vivido la experien-
enseñanza) no es sólo el objetivo, la cia de superación social por la vía edu-
meta a alcanzar, sino que constituye cativa resultan ser los más optimistas
el método de la formación y se utiliza respecto a la apuesta de socilización/
como herramienta a lo largo de todo emancipación. Considerando este as-
el proceso formativo. Si lo que se pre- pecto, el proceso de formación de los
tende es formar maestros y profeso- que legítimamente tienen que ocupar-
res que sepan/ puedan hacerlo, sea se de garantizar la formación/ educa-
en la materia, el espacio o la unidad ción / transformación de las personas
curricular que fuese, todos los forma- se centra en el oficio y, también, en
dores tendrían que estar comprometi- los valores que lo sostienen. Quienes
dos con la enseñanza. No pueden elu- se comprometen en la formación de
dirla. Ello no significa quedar atrapa- maestros y profesores, no lo hacen
dos en la norma ideal del oficio, ni en sólo desde el punto de vista técnico o
su definición, sino poner la atención instrumental de brindar un servicio y
en la actividad de los individuos y en preparar para ejercerlo. Hay un soste-
el proceso de su propia formación; es nimiento de la actividad en principios
esencial que cada cual aprenda a en- más o menos universales y esa «éti-
señar conforme a su propio ritmo y que ca del trabajo» es compartida por los
en ese aprendizaje adquiera confian- formadores y transmitida a lo largo del
za en sí mismo. proceso formativo.

• La formación supera a las per- • Una peculiar manera de enten-


sonas individuales. Si bien al formar der la formación práctica. En la que
están en la mira quienes se están for- priman ejercicios, pruebas, ensayos,
mando, el desafío no es con cada uno tanteos, repeticiones, simulaciones
individualmente, sino que se inscribe experimentaciones y también conse-
dentro de un proyecto educativo- so- jos, ayudas, acompañamiento, expli-
cial que trasciende a los sujetos par- caciones, muestras de cómo lo hacen
ticulares. Sería algo así como mirar y la mejor de las disposiciones. Para
más allá y estar convencidos de la im- Dubet (op. cit), consiste en una ense-
portancia de formar docentes que se- ñanza basada sobre ejercicios simples
pan y puedan enseñar, por el valor y concretos, en todos los casos, que

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paulatinamente aumentan en comple- conocido constituyen para el autor «ex-


jidad y abstracción. Se destina poco periencias instructivas».
tiempo a las exposiciones generales:
hay especialmente ejercicio, consejos, Hacer un buen trabajo significa te-
manos tendidas en ayuda, explicacio- ner curiosidad, investigar y apren-
nes orientadas conforme a un modelo der de la incertidumbre (…) El buen
de compañerismo. tratamiento (la buena enseñanza)
ha de admitir el experimento, la
Como sostuvimos al principio, apren- exploración (…) El oficio autoriza
der a enseñar no es practicar sin más. un aprendizaje por tanteo y experi-
Para Sennett (op. cit), el aprendizaje de mentación (Sennett: 66 y 67 y
cualquier habilidad empieza como prácti- Dubet: 205).
ca corporal pero de dicha práctica es po-
sible obtener conocimiento siempre que Es ineludible en la formación de un
acontezca más centrada en la imagina- oficio o de una artesanía, en los sentidos
ción que en la mecánica de la acción. La que venimos trabajando, el entrenamien-
comprensión sobre el hacer (recuerda el to. La repetición tiene un valor aunque,
autor) se desarrolla a través de la imagi- nuevamente, el desarrollo de la habilidad
nación y llega a su grado máximo cuan- depende de cómo ésta se organice. La
do el lenguaje muestra de modo imagina- habilidad se aprende por repetición (vuel-
tivo cómo hacer algo. De allí la importan- ve Sennett) y a medida que la habilidad
cia de utilizar en el proceso de formación mejora aumenta la capacidad para au-
herramientas imperfectas que estimulen mentar y hasta llegar a disfrutar de lo que
la imaginación de quienes se están for- se hace en continuidad. Uno puede ha-
mando. Algo similar a lo que plantea Me- cer lo mismo sin aburrirse ya que lo que
rieu (op. cit.) al referir que son siempre se repite cambia de contenido, siempre
los educadores de «anormales» los que y cuando se conciba que en el hacer o
han hecho que la pedagogía avance en en la ejecución, cada vez que se solucio-
beneficio de todos los demás. Muchas nan problemas se abren otros. Sólo a este
veces, ante los casos más difíciles, se ritmo la habilidad se acrecienta. Si, por
inventan los métodos más originales que el contrario, la práctica se trata de una
luego son retomados para todos. Para que manera «cerrada» como una meta o fin
un artesano aprenda su artesanía, conti- tendiente a la solución de problemas, «la
núa Sennett, es importante que frecuen- persona en proceso de formación satis-
te situaciones imperfectas, problemáti- fará una meta predeterminada pero no que-
cas; antes que luchar contra esas expe- rrá seguir progresando». La habilidad re-
riencias, todo artesano tendría que poder sulta de una práctica entrenada donde,
aprender de ellas. Lo imperfecto, lo pro- según el autor, mano y cabeza no se se-
blemático o fuera de la norma, del mode- paran. De lo que se trata es, como decía-
lo, de lo esperado, de lo frecuente, de lo mos al principio, de aumentar el diálogo

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o la interrelación entre el conocimiento rea más que en la persona o, mejor, se


tácito que sostiene la acción y el reflexi- centra en las personas en tanto sujetos
vo que la interpela, desafía y mejora. que están compartiendo un proceso de
Pero no hay que buscar situaciones formación/ producción y que para hacer-
enigmáticas o problemáticas en lugares lo se requieren mutuamente:
insólitos. Éstas se encuentran en los
mismos puestos de trabajo. Las escue- El oficio permite mediatizar la rela-
las serían, en nuestro caso, los lugares ción con los otros a partir de obje-
donde los proyectos se prueban, se po- tivos en común y de acuerdos, de
nen a prueba, se validan, se modifican, evitar la deriva relacional dejando
se adaptan o se enriquecen. Nuevamen- de creer en una suerte de ágape
te, es posible utilizar la imaginación y confraternal en el cual los indivi-
hacer «como si» se estuviera en una es- duos no serían más que sujetos
cuela con todo lo que este posicionamien- transparentes» (Ibíd.: 444).
to implica. De todos modos (recuerda
Dubet), las prácticas de simulación resul- Aun con diferencias en el dominio de
tan efectivas siempre que sean guidas y la habilidad, predominan las relaciones
seguidas de cerca. de igualdad entre adultos. Quienes se
están formando no son tratados como
• Todas las relaciones permanecen alumnos sino como colegas. Quienes for-
centradas en el oficio. Tanto en las man saben del oficio, aunque no se mues-
relaciones que se establecen entre los tran como sabiéndolo todo. Los formado-
formadores y quienes están en proce- res siempre declaran estar en proceso de
so de formación como las que se ge- formarse y, de hecho, continúan hacién-
neran entre ellos predomina la cola- dolo. Los que enseñan a enseñar ayudan,
boración. Para Sennett y en contra de acompañan y enseñan no sólo las com-
lo que suele creerse a partir de una de petencias técnicas sino también las com-
las recetas del mundo moderno,8 la petencias sociales y capacidades de
colaboración antes que la competen- «adaptación» a los escenarios laborales
cia es lo que favorece el aumento de diversos y cambiantes propios de estos
la productividad. Cuando desaparece tiempos.
la cooperación y predominan los so- Además de saber hacerlo, a los for-
listas, el trabajo se degrada. madores les gusta su oficio y lo mues-
tran porque están orgullosos de lo que
Uno se forma al formar parte de la vida hacen. El oficio los define y están dis-
de un grupo de trabajo, sostiene Dubet. puestos a enseñar o dar lo máximo en su
Sin embargo, para este autor, en la medi- compromiso de transmitir «su» oficio a
da que el oficio constituye el centro de la otros. Establecen lazos de solidaridad
actividad formativa, media la relación. La también con los centros y asociaciones
relación colaborativa se focaliza en la ta- con las que trabajan; los proyectos se

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ponen a prueba en los lugares de trabajo, un mercado reticente y, relacionado con


decíamos y en la medida que publicitan, ello, de los cambios en el perfil de los
se socializan, se definen y legitiman. estudiantes (respecto de los que en otras
Finalmente, a pesar de los criterios épocas acudían), el discurso de los for-
utilitaristas que suelen predominar en los madores es excepcionalmente estable y
ámbitos formativos que ofrecen carreras apacible, sereno y poco vacilante.
que posibilitan la incorporación laboral en

Notas

1
Doctora en Educación UBA. Docente e investigadora en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA. Docente de posgrado en la Universidad Torcuato Di Tella. Coordina-
dora del Área de Formación Docente en el Instituto para el Desarrollo y la Innovación
Educativa IDIE/OEI Argentina. Mail: andrealliaud@ciudad.com.ar
2
No sólo se sobrevalora sino que el desconocimiento de tales variables suele consi-
derarse como causa del «fracaso de enseñar». Ver: Alliaud, A. y Antelo E. 2008.
3
En: Antelo, Estanislao (coord.). 2009. ¿Qué sabe el que sabe enseñar? Un estudio
exploratorio acerca del saber de los profesores en la escuela secundaria. Dirección
General de Planeamiento. Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires.

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4
Ver: Alliaud, A. 2009. «La maestra modelo y el modelo de maestra».
5
En: Revista Ñ, Clarín. 11/4/2009.
6
Se trata de: «El saber de la experiencia. Experiencias pedagógicas, narración y
subjetividad en la trayectoria profesional de los docentes
« (UBACYT F099), dirigido por Andrea Alliaud y co-dirigido por Daniel Suárez. IICE,
Facultad de Filosofía y Letras. UBA.
7
Una elección similar es la que plantea Richard Sennettt (op. cit) al manifestar que en
su interés por estudiar los rituales, le interesan menos las ideologías que subyacen
que las prácticas mismas. «Esta elección de registro prioriza un criterio temático que
sólo es contextualizado en caso de ser considerado necesario, en caso contrario no«
(Ibíd.: 28).
8
La otra es el imperativo moral del trabajar bien en beneficio de… el país, una causa
superior, etc.

Bibliografía

AGAMBEN, G. (2004) (3ra edic.). Infancia e historia. Buenos Aires, Adriana Hidalgo
editora
ALLIAUD, A. y ANTELO, E. (2008). «El fracaso de enseñar. Ideas para pensar la
enseñanza y la formación de los futuros docentes»; en: Brailovsky, D. Sentidos per-
didos de la experiencia escolar. Buenos Aires, Novedades Educativas.
ALLIAUD, A. (2009). «La maestra modelo y el modelo de maestra» en: Alliaud, A. y
Antelo, E. Los gajes del oficio. Enseñanza, pedagogía y formación. Buenos Aires,
Granica, en edición.
BENJAMIN, W. (1933). «Experiencia y pobreza». En: Discursos interrumpidos I (1989).
MADRID, EDITORIAL TAURUS.
BENJAMIN, W. (1999) (2da edición). «El narrador». En: Para una crítica de la violen-
cia y otros ensayos. Madrid, Editorial Taurus.
DUBET, F. El declive de la institución. Profesiones, sujetos e individuos en la moder-
nidad. Barcelona, Gedisa.
LARROSA, J. (1998). La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y forma-
ción. Laertes, Barcelona.
MERIEU. P. (2006). Cartas a un joven profesor. ¿Por qué enseñar hoy? Barcelona,
Grào.
SENNETT, R. (2003). El respeto. Barcelona, Anagrama.
SENNETT, R. (2009). El artesano. Barcelona, Anagrama.
TERIGI, F. (2007). «Exploración de una idea. En torno a los saberes sobre lo esco-
lar»; en Baquero, R., Diker, G. y Frigerio, G. Las formas de lo escolar. Buenos Aires,
del estante editorial.
Cómo citar este artículo: Alliaud, A. (2010). “Experiencia, sa-
ber y formación”. Revista de Educación [en línea], 1 [citado AAAA-
MM-DD]. Disponible en Internet: http://200.16.240.69/ojs/index.php/
r_educ/article/view/11. ISSN 1853–1326.
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