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SEMINARIO 2: CITOESQUELETO

Características Generales del citoesqueleto.


Microfilamentos y Filamentos intermedios
Definición, características generales, clasificación. Organización molecular. Proteínas estructurales y de
regulación
Funciones: fenómenos de adhesión y migración celular. Interacciones celulares: citoesqueleto-matriz
extracelular. Estructuras de superficie generadas por la contractilidad del citoesqueleto del córtex.
Microtúbulos. Características generales. Organización molecular. Proteínas estructurales y asociadas. Aspectos
funcionales.
Organelas microtubulares permanentes (cilios, flagelos, cuerpos basales y centriolos) y estructuras
microtubulares transitorias (ásteres y huso mitótico). Participación en el transporte intracelular: Cinesina
(Kinesina) y Dineína.

CARACTERISTICAS GENERALES DEL CITOESQUELETO

Funciones del citoesqueleto


a) Determina la forma de las celulas
b) Organiza los componentes internos y controla la localización de los orgánulos.
c) Participa en el transporte entre los orgánulos.
d) Permite a la celula interactuar mecánicamente con el ambiente
e) Participa en los movimientos coordinados de la celula, como el deslizamiento sobre una superficie y la contracción de
las celulas musculares.
f) Es responsable de la segregación de cromosomas en células hijas y de la separación de las celulas durante la división
celular.

El citoesqueleto consiste en una red de filamentos de proteína que se extienden por el citoplasma de todas las celulas
eucariotas. Es una estructura dinámica que se reorganiza continuamente según las celulas se mueven, se dividen,
responden a su ambiente y cambian su forma, por ejemplo, durante la división celular.

Proporciona un armazón estructural para la celula, actuando como un andamio que determina la forma celular y la
organización general del citoplasma. Además, el citoesqueleto permite que la celula interactúe mecánicamente con el
ambiente y es el responsable de los movimientos de la célula. Estos movimientos no solamente incluyen los de la celula en
conjunto, sino también el transporte interno de los orgánulos y de otras estructuras, como los cromosomas mitóticos, a
través del citoplasma. El citoesqueleto controla la localización de los orgánulos que llevan a cabo funciones especializadas
en la celula además de participar en el transporte entre ellos. También es responsable de la segregación de los cromosomas
en células hijas y de la separación de las células en la división celular.

Está constituido por tres tipos principales de filamentos de proteína: filamentos de actina, filamentos intermedios y
microtúbulos, que se mantienen juntos y unidos a los orgánulos intracelulares y a la membrana plasmática mediante varias
proteínas accesorias. Cada tipo de filamento tiene diferentes propiedades mecánicas y está formado por una subunidad
proteica distinta.

Los filamentos intermedios están constituidos por una familia de proteínas fibrosas; la tubulina es la subunidad de los
microtúbulos y la actina, de los filamentos de actina.

Los filamentos intermedios le dan resistencia mecánica a las células. Los microtúbulos propulsan a las células móviles, como
protozoos y espermatozoides. El citoesqueleto de actina actúa como fuerza motriz en un fibroblasto que se arrastra.

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MICROFILAMENTOS O FILAMENTOS DE ACTINA
Son polímeros helicoidales de moléculas de actina. Tienen más flexibilidad que los microtubulos y, por lo general, se
disponen en haces o redes.

Se encuentran en todas las células eucariontes y son esenciales para muchos de sus movimientos, sobre todo los
relacionados con la superficie celular. Muchos filamentos de actina son inestables, pero también pueden formar estructuras
celulares estables, como el aparato contráctil del musculo.

Los filamentos de actina son delgados y flexibles. La proteína citoesquelética más importante de la mayoría de las celulas
es la actina, que polimeriza para formar filamentos de actina – fibras delgadas y flexibles de aproximadamente 7nm de
diámetro y hasta varios micrómetros de longitud. Cada filamento es una cadena retorcida de moléculas globulares de actina
idénticas que apuntan en la misma dirección a lo largo del eje de la cadena. Al igual que un microtubulo, un filamento de
actina tiene una polaridad estructural, con un extremo + y un extremo -

Son más delgados, más flexibles y más cortos que los microtubulos pero son más numerosos. Rara vez están aislados en la
celula, por lo general, se disponen en forma de haces con uniones cruzadas o redes cuya resistencia es mucho mayor que la
de los filamentos aislados.

Los filamentos de actina se asocian con una cantidad abundante de proteínas fijadoras de actina, que posibilitan que los
filamentos cumplan diversas funciones celulares.

Los filamentos de actina, también llamados microfilamentos, se organizan en estructuras de un orden superior, formando
haces o redes tridimensionales con las propiedades de un gel semisólido. El ensamblaje y desensamblaje de los filamentos
de actina, sus uniones cruzadas constituyendo haces y redes y su asociación con otras estructuras como la membrana
plasmática, se regulan mediante diversas proteínas de unión a la actina, que son componentes críticos del citoesqueleto de
actina.

Los filamentos de actina abundan sobre todo debajo de la membrana plasmática, donde forman una red que proporciona
un soporte mecánico, determina la forma celular y permite el movimiento de la superficie celular, lo que permite a las
celulas migrar, engullir partículas y dividirse.

Según su asociación con diferentes proteínas, pueden dar lugar a la formación de estructuras rígidas y relativamente
permanentes, como las microvellosidades del ribete en cepillo que tapizan el intestino, o los pequeños haces contráctiles
del citoplasma, que tienen la capacidad de contraerse y actuar como los “músculos” de una celula. También forman
estructuras temporarias como las protrusiones observadas en el borde activo de un fibroblasto en movimiento o el anillo
contráctil que separa el citoplasma en dos partes cuando una celula animal presenta un proceso de división.

La disposición de los filamentos de actina depende de los tipos de proteínas fijadoras de actina presente.

Los filamentos de actina y tubulina se polimerizan por mecanismos similares.


Los filamentos de actina pueden crecer por agregado de monómeros de actina a uno u otro extremo del filamento, pero la
velocidad de crecimiento es mayor en el extremo + que en el extremo –

Un filamento de actina desnudo es inestable y se puede desensamblar desde cualquier de sus extremos. Cada monómero
de actina libre transporta un nucleótido Trifosfato estrechamente unido. En este caso, es el ATP, que se hidroliza a ADP
poco tiempo después de la incorporación del monómero de actina al filamento. La hidrolisis del ATP a ADP en un filamento
de actina reduce la fuerza de unión entre los monómeros y la estabilidad del polímero. En consecuencia, la hidrolisis de
nucleótidos promueve la despolimerización y ayuda a la celula a desensamblar los filamentos después de su formación.

Muchas de las funciones de los filamentos de actina, como su participación en la motilidad celular, requieren la capacidad
de ensamblarse y desensamblarse. La función de los filamentos de actina puede ser alterada en condiciones experimentales
por ciertas toxinas que producen los hongos y o las esponjas de mar.

Las citocalasinas impiden la polimerización de la actina y la faloidina, estabilizan los filamentos de actina y los protegen de
la despolarización. El agregado de estas toxinas al medio que baña las células o tejidos, detiene en forma instantánea los
movimientos celulares, como el deslizamiento de un fibroblasto. La función de los filamentos de actina depende de su
equilibrio dinámico con la reserva de monómeros de actina libres.

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Numerosas proteínas se unen a la actina y modifican sus propiedades
El 5% de todas las proteínas de una celula animal corresponde a actina. La mitad de esa actina está ensamblada en
filamentos y la otra mitad se halla en forma de monómeros en el citosol.

¿Qué impide que los monómeros de actina se polimericen totalmente y formen filamentos? Las células contienen proteínas
pequeñas, como la timosina y la profilina, que se unen a monómeros de actina del citosol, lo que les impide agregarse a los
extremos de los filamentos de actina. Al mantener como reserva los monómeros de actina hasta que son requeridos, estas
proteínas desempeñan un papel crucial en la regulación de la polimerización de la actina. Cuando se necesitan filamentos
de actina, otras proteínas fijadoras de actina promueven su ensamblaje. Las proteínas llamadas forminas y las proteínas
relacionadas con actina (ARP) controlan el ensamblaje de la actina en el frente de avance de una celula que migra.

Hay numerosas proteínas fijadoras de actina en la celula. En su mayoría, se unen a filamentos de actina ensamblados y
controlan el comportamiento de los filamentos intactos.

Organización de los filamentos de actina


Los filamentos individuales de actina se ensamblan en dos tipos generales de estructuras: haces de actina y redes de actina,
que desempeñan papeles distintos en la celula.

En los haces, los filamentos de actina se unen por puentes cruzados y se disponen en estructuras paralelas estrechamente
agrupadas. En las redes, se unen por puentes cruzados con una disposición ortogonal más holgada, y forman mallas
tridimensionales con las propiedades de los geles semisólidos. La formación de estas estructuras está dirigida por varias
proteínas de unión a la actina que entrelazan los filamentos de actina de maneras distintas.

Todas las proteinas de unión a la actina relacionadas con los puentes cruzados contienen al menos dos dominios de unión a
la actina, lo que les permite fijar y entrecruzar dos filamentos de actina diferentes. La naturaleza de la asociación entre
estos filamentos viene determinada por el tamaño y la forma de las proteinas de entrecruzamiento. Las proteinas que
entrelazan los filamentos de actina en haces, llamadas proteinas formadoras de haces de actina, suelen ser pequeñas
proteinas rígidas que fuerzan a los filamentos a alinearse estrechamente unos con otros.

Las proteinas que organizan los filamentos de actina en redes tienden a ser proteínas largas y flexibles que pueden
establecer puentes de unión entre filamentos perpendiculares.

Estas proteinas formadoras de puentes entrecruzados de actina parecen ser proteinas modulares constituidas por unidades
estructurales relacionadas. Concretamente, los dominios de unión a la actina de muchas de estas proteinas tienen una
estructura similar. Estas separados por secuencias espaciadoras que varían en longitud y flexibilidad y son estas diferencias
en las secuencias espaciadoras las responsables de las distintas propiedades de entrecruzamiento de las diferentes
proteínas de unión a la actina.

Existen dos tipos de haces de actina distintos tanto estructural como funcionalmente, que implican a diferentes proteinas
formadoras de haces de actina.

El primer tipo de haz, que contiene filamentos de actina estrechamente agrupados, alineados en paralelo, sostiene a las
proyecciones de la membrana plasmática tales como las microvellosidades. En estos haces todos los filamentos tienen la
misma polaridad, con sus extremos + adyacentes a la membrana plasmática. Un ejemplo de proteína formadora de haces es
la fimbrina, encontrada en las microvellosidades intestinales y en las proyecciones de superficie de una amplia variedad de
tipos de celulas. La fimbrina es una proteína de 68 kDa que contiene dos dominios adyacentes de unión a la actina. Se une a
los filamentos de actina en forma de monómero, manteniendo unidos a dos filamentos paralelos.

El segundo tipo de haz de actina se compone de filamentos que están más espaciados y que son capaces de contraerse,
tales como los haces de actina del anillo contráctil que divide a las celulas en dos tras la mitosis. La estructura más holgada
de estos haces llamados haces contráctiles, refleja las propiedades de la proteína de entrecruzamiento α-actinina Esta
proteina, a diferencia de la fimbrina, se une a la actina como un dímero, siendo cada una de las subunidades una proteina
de 120 kDa que contiene un único sitio de unión a la actina. Por lo tanto, los filamentos entrelazados por la α-actinina se
encuentran separados por una distancia mucho mayor que aquellos unidos por la fimbrina. La mayor separación entre los
filamentos permite a la proteína motora miosina interaccionar con los filamentos de actina en estos haces, permitiendo su
contracción.

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En las redes, los filamentos de actina se mantienen unidos mediante proteinas de unión a la actina de gran tamaño, como la
filamina. La filamina o proteína de unión a la actina 280, se fija a la actina como un dímero de dos subunidades de 280 kDa.
Los dominios de unión a la actina y los dominios de dimerización se encuentran en extremos opuestos de cada subunidad,
por lo que el dímero de filamina es una molécula flexible en forma de V con los dominios de unión a la actina en los
extremos de cada brazo. Como resultado, la filamina forma puentes cruzados entre filamentos de actina ortogonales,
creando una malla tridimensional holgada. Esta red de filamentos de actina subyace a la membrana plasmática y es un
soporte estructural de la superficie de la celula.

ENSAMBLAJE Y DESENSAMBLAJE DE FILAMENTOS DE ACTINA


La actina constituye cerca del 20% de la proteina total de las celulas musculares, aunque es también abundante en toda
clase de celulas eucariotas. Todas las actinas tienen una secuencia de aminoácidos similar.

La estructura tridimensional tanto de las moleculas individuales como de los filamentos de actina fueron determinadas en
1990 por K. Holmes y W. Kabsch. Las moleculas individuales de actina son proteinas globulares de 375 aminoácidos. Los
monómeros de actina polimerizan para formar filamentos. En los filamentos cada monómero se encuentra girado, por lo
que los filamentos tienen la apariencia de una hélice de doble cadena. Los monómeros de actina están orientados en la
misma dirección y así los filamentos presentan una polaridad diferenciada y sus extremas (“mas” y “menos”) se distinguen
entre sí.

Esta polaridad de los filamentos de actina es importante para su ensamblaje y para establecer una dirección única en el
movimiento de la miosina respecto a la actina.

Los monómeros de actina unen ATP, el cual se hidroliza a ADP tras el ensamblaje del filamento. Los monómeros de actina
que tienen unido ATP polimerizan más rápido que aquellos que tienen unido ADP. La unión y la hidrólisis del ATP
desempeñan un papel clave en la regulación del ensamblaje y en el comportamiento dinámico de los filamentos de actina.

La polimerización de la actina es reversible por lo cual los filamentos pueden despolimerizar por la disociación de las
subunidades de actina, lo que permite que los filamentos de actina se descompongan cuando sea necesario. De esta forma,
existe un equilibrio aparente entre los monómeros de actina y los filamentos, que depende de la concentración de los
monómeros libres.

Los dos extremos de un filamento de actina crecen a velocidades diferentes, de tal manera que los monómeros se añaden
al extremo de crecimiento rápido (el extremo “mas”) de 5 a 10 veces más rápido que al extremo de crecimiento lento
(“menos”)

El fenómeno llamado intercambio rotatorio ilustra el comportamiento dinámico de los filamentos de actina. Este proceso
requiere ATP, polimerizando la actina-ATP en el extremo “mas” de los filamentos mientras que la actina-ADP se disocia del
extremo “menos”. El intercambio rotatorio ejemplifica el ensamblaje y desensamblaje dinámico de los filamentos de actina
que requieren las celulas para moverse y cambiar de forma.

Varios fármacos actúan uniéndose a la actina y afectando su polimerización. Las citocalasinas se unen a los extremos “más”
de los filamentos y bloquean su elongación. Esto provoca cambios en la forma de la celula así como la inhibición de algunos
tipos de movimientos celulares. La faloidina, se une fuertemente a los filamentos de actina y evitan su disociación en
moleculas individuales de actina.

Tanto el ensamblaje como el desensamblaje de los filamentos de actina son regulados por proteínas de unión a la actina. El
complejo de proteínas Arp2/3, que se une a la actina/ATP presente en el extremo positivo de los microfilamentos, contiene
siete proteinas, dos de las cuales son similares a la actina. El complejo es activado por diversas proteinas que se unen y lo
activan. Una vez activado se une al lado de un filamento de actina cerca del extremo positivo y forma una nueva rama.

ASOCIACION DE LOS FILAMENTOS DE ACTINA CON LA MEMBRANA PLASMÁTICA


Una corteza rica en actina se extiende bajo la membrana plasmática de la mayoría de las células eucariontes. Aunque la
actina se distribuye por todo el citoplasma de las células eucariontes, se encuentra en gran concentración en una capa
situada inmediatamente por debajo de la membrana plasmática. En esta red de filamentos de actina y de proteínas de
unión a la actina asociadas, llamada corteza o córtex celular, los filamentos de actina están unidos entre sí por proteínas
fijadoras formando una red que sostiene la superficie externa de la celula y le confiere resistencia mecánica. A su vez,
determina la forma celular y está implicada en diversas acciones de la superficie celular, incluyendo el movimiento. De esta

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forma, la asociación del citoesqueleto de actina con la membrana plasmática es fundamental para la estructura y la función
celular.

Los eritrocitos (glóbulos rojos sanguíneos) contienen una red simple y regular de proteínas fibrosas unida a la membrana
plasmática que les otorga el soporte necesario para mantener su forma discoidal simple. Los glóbulos rojos no contienen
núcleo ni orgánulos internos y carecen de microtubulos o filamentos intermedios, por lo que el citoesqueleto cortical es el
determinante principal de su morfología característica en forma de discos bicóncavos.

La principal proteina que proporciona la base estructural del citoesqueleto cortical en los eritrocitos es la proteína de unión
a la actina, espectrina, relacionada con la filamina. La espectrina eritrocitaria es un tetrámero constituido por dos cadenas
polipeptídicas diferentes, llamadas α y β. Los extremos de los tetrámeros de espectrina se asocian con filamentos cortos de
actina, dando lugar a una red de espectrina-actina que forma el citoesqueleto cortical de los glóbulos rojos. El principal
nexo de unión entre la red de espectrina-actina y la membrana plasmática lo proporciona la proteina anquirina, que se une
tanto a la espectrina como al dominio citoplasmático de una proteína transmembrana denominada banda 3. Un nexo
adicional está dado por la proteina 4.1.

La corteza celular de otras células animales contiene espectrina y anquirina pero además una densa red de filamentos de
actina que se proyectan hacia el citoplasma, donde forman una red tridimensional mediante enlaces cruzados. Esta malla
cortical de actina gobierna la forma y las propiedades mecánicas de la membrana plasmática y la superficie celular: la
reorganización de los filamentos de actina en el interior de la corteza es la base molecular de las modificaciones de forma y
locomoción de las células.

La distrofina, una proteina relacionada con la espectrina, es el producto del gen responsable de dos tipos de distrofias
musculares (Distrofia muscular de Duchenne y de Becker). Estas enfermedades congénitas asociadas al cromosoma X
provocan una degeneración progresiva del músculo esquelético y quienes padecen la forma más grave mueren en la
adolescencia o alrededor de los 20 años.

La mayoría de las celulas tienen regiones especializadas en la membrana plasmática que establecen contactos con células
adyacentes, componentes tisulares u otros sustratos. Estas regiones sirven también como puntos de unión para los haces
de filamentos de actina que anclan en citoesqueleto a las zonas de contacto celular. Estas uniones de filamentos de actina
resultan evidentes en los fibroblastos en cultivo. Estos fibroblastos segregan proteinas de la matriz extracelular que se
adhieren a la superficie plástica de la placa de cultivo. Entonces, los fibroblastos se unen a la placa de cultivo mediante la
unión a la matriz extracelular de unas proteinas transmembrana, llamadas integrinas. Los sitios de anclaje son regiones
llamadas adhesiones focales que también sirven como sitios de sujeción para unos haces de filamentos de atina de gran
tamaño llamados fibras de estrés.

Las fibras de estrés son haces contráctiles de filamentos de actina entrelazados con α-actinina, que anclan a la célula y
ejercen tensión sobre el sustrato. Están unidas a la membrana plasmática en las adhesiones focales a través de la integrina.
Estas asociaciones pueden estar mediadas por otras proteinas como la talina y la vinculina.

El citoesqueleto de actina se encuentra anclado de forma similar a regiones de contacto célula-celula llamadas uniones de
adherencia. En las capas de celulas epiteliales estas uniones forman una estructura continua en forma de cinturón, llamada
cinturón de adhesión, alrededor de cada celula, de tal manera que un haz contráctil de filamentos de actina subyacente se
une a la membrana plasmática. El contacto entre las celulas en las uniones de adherencia está mediado por proteinas
transmembrana llamadas cadherinas. Las cadherinas forman un complejo con las proteinas citoplasmáticas llamadas
cateninas, que se asocian con los filamentos de actina.

Actina, miosina y movimiento celular


Los filamentos de actina asociados con la miosina, son los responsables de muchos tipos de movimientos celulares. Todas
las proteínas motoras dependientes de la actina pertenecen a la familia de la miosina. La miosina es el prototipo de motor
molecular, una proteina que convierte energía química en forma de ATP en energía mecánica, generando fuerza y
movimiento.

Las células contienen varios tipos de miosina, de los cuales predominan las subfamilias miosina I y miosina II. La miosina I
se encuentra en todos los tipos de células. Las moléculas de miosina I tienen sólo una cabeza y una cola. El dominio de la
cabeza interactúa con filamentos de actina y presenta actividad motora dependiente de la hidrólisis del ATP que le permite
desplazarse a lo largo del filamento en un ciclo de unión, separación y reunión. La cola varía entre los distintos tipos de
miosina I y determina qué componentes celulares serán arrastrados por el motor.
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Señales extracelulares controlan la disposición de los filamentos de actina. La miosina y otras proteinas fijadoras de actina
regulan la localización, organización y el comportamiento de los filamentos de actina. Pero, a su vez, la actividad de estas
proteinas accesorias es controlada por señales extracelulares, lo que permite que la celula reorganice su citoesqueleto en
respuesta al ambiente.

Estos reordenamientos estructurales son desencadenados por la activación de proteinas receptoras incluidas en la
membrana plasmática. Todas estas señales convergen en el interior de la celula sobre un grupo de proteinas de unión a GTP
denominadas familia de proteinas Rho. Este tipo de proteinas se comportan como interruptores moleculares que controlan
los procesos celulares mediante pasajes cíclicos de un estado unido al GTP activo a un estado unido al GDP inactivo.

El tipo de movimiento más sorprendente es la contracción muscular. Sin embargo, las interacciones entre la actina y la
miosina son las responsables no sólo de la contracción muscular sino también de diversos tipos de movimientos de las
celulas no musculares, incluyendo la división celular. El citoesqueleto de actina es el responsable del movimiento de
arrastre de las celulas a lo largo de la superficie, que parece que está dirigido directamente por la polimerización de la
actina así como por interacciones actina-miosina.

La actina se asocia con la miosina en las fibras musculares en respuesta a señales provenientes del sistema nervioso. Esta
interacción molecular genera los movimientos rápidos, repetitivos y enérgicos característicos de la contracción de los
músculos de los vertebrados.

CONTRACCIÓN MUSCULAR
En los vertebrados, caminar, nadar, correr y volar dependen de la capacidad del músculo esquelético de contraerse con
fuerza y mover diversos huesos. Los movimientos involuntarios como el bombeo cardíaco y el peristaltismo intestinal,
dependen de la acción del músculo cardíaco y el músculo liso, respectivamente, que están formados por celulas
musculares con una estructura diferente de las celulas del musculo esquelético, pero que utilizan actina y miosina para
contraerse.

Las celulas musculares son altamente especializadas pero muchos movimientos celulares dependen de la interacción entre
la actina y la miosina.

La contracción muscular depende de haces de actina y miosina. La miosina del músculo pertenece a la subfamilia de la
miosina II, que tienen dos cabezas con actividad de ATPasa y una cola larga bastoniforme.

Una molecula de miosina II tiene dos cabezas globulares y una cola en espiral. Los grupos de moleculas de miosina II se
unen entre sí por sus colas espiraladas formando un filamento de miosina bipolar, en el que las cabezas se proyectan de
cada lado.

El filamento de miosina es similar a una flecha de dos puntas con dos conjuntos de cabezas que apuntan en direcciones
opuestas. Uno de estos conjuntos se une a filamentos de actina en una orientación y los moviliza en un sentido, mientras
que el otro conjunto de cabezas se une a filamentos de actina de orientación opuesta y los moviliza en la dirección
contraria. El efecto global consiste en el deslizamiento de grupos de filamentos de actina de orientacion opuesta entre sí. En
consecuencia, si los filamentos de actina y los filamentos de miosina se agrupan formando un fascículo, el haz puede
generar una fuerza contráctil. Este fenómeno se observa en la contracción muscular, en los haces contrácties de los
filamentos de actina y los filamentos de miosina II que se ensamblan transitoriamente en las celulas no musculares y en el
anillo contráctil que separa en dos a las celulas en división al contraerse y traccionar hacia adentro la membrana
plasmática.

Durante la contracción muscular, los filamentos de actina se deslizan sobre los filamentos de miosina. Las fibras largas de
los musculos esqueléticos son celulas enormes cuyos núcleos son retenidos en la fibra muscular y se localizan por debajo de
la membrana plasmática. El grueso del citoplasma está constituído por miofibrillas, los elementos contractiles de la celula
muscular. Estas estructuras cilíndricas pueden ser tan largas como la propia celula muscular.

Cada miofibrilla consiste en una cadena de pequeñas unidades contráctiles identicas, llamadas sarcómeros. El patrón
repetitivo de sarcomeros confiere a la miofibrilla de los vertebrados un aspecto de franjas o estriado. Los sarcómeros son
ensamblajes altamente organizados de dos tipos de filamentos: los filamentos de actina y los filamentos de miosina II
específica del músculo. Los filamentos gruesos (filamentos de miosina) se localizan en la parte central de cada sarcómero,
mientras que los filamentos delgados (filamentos de actina) se extienden hacia el interior desde ambos extremos del

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sarcómero, donde están anclados por sus extremos “mas” a una estructura llamada disco Z, y se superponen a los extremos
de los filamentos de miosina.

La contracción de la celula muscular es causada por el acortamiento simultáneo de todos los sarcómeros que, a su vez, es
provocado por el deslizamiento de los filamentos de actina sobre los filamentos de miosina, sin que se modifique la longitud
de ninguno de ellos. El movimiento deslizante es generado por cabezas de miosina que se proyectan desde los lados del
filamento e interactúan con filamentos de actina adyacentes.

Cuando un musculo recibe un estimulo contráctil, las cabezas de miosina comienzan a desplazarse a lo largo del filamento
de actina en ciclos repetidos de unión y separación. Durante cada ciclo, una cabeza de miosina se une a una molecula de
ATP y la hidroliza. Esto determina una serie de cambios conformacionales de la molecula de miosina que desplazan el
extremo de la cabeza a lo largo del filamento de actina en la dirección del extremo “mas”. Este movimiento, que se repite
con cada ciclo de hidrólisis del ATP, propulsa unidireccionalmente la molecula de miosina a lo largo del filamento de actina y
lo hace deslizar contra el filamento de miosina. La acción coordinada de muchas cabezas de miosina que traccionan de los
filamentos de actina y miosina provoca la contracción del sarcómero. Una vez completada la contracción, el contacto entre
las cabezas de miosina y los filamentos de actina cesa por completo y el musculo se relaja.

Todos los sarcómeros de un musculo están acoplados entre si, y su contracción es desencadenada en forma casi
instantánea por el sistema de señales. Todo el musculo se contrae con extrema rapidez, en el termino de una décima de
segundo.

La contracción muscular es desencadenada por un subito aumento del nivel de Ca 2+


La interacción molecular generadora de fuerza entre los filamentos de actina y de miosina sólo tiene lugar cuando el
musculo esquelético recibe una señal del sistema nervioso. La señal desencadena un potencial de acción en la membrana
plasmática de la celula muscular. Esta excitación eléctrica se propaga en milisegundos a lo largo de una serie de tubos
membranosos llamados túbulos transversos o túbulos T, que se extienden hacia el interior de la celula desde la membrana
plasmática alrededor de cada miofibrilla. Despues, la señal eléctrica se transmite al retículo sarcoplasmatico, una vaina
adyacente de vesículas aplanadas e interconectadas que rodea a cada miofibrilla como una funda reticular.

El retículo sarcoplasmatico es una región especializada del retículo endoplasmático. Contiene una concentración elevada de
Ca2+ y en respuesta a la excitación eléctrica aferente, gran parte de este Ca 2+ es liberado al citosol a través de canales iónicos
que se abren en la membrana del retículo sarcoplasmatico como consecuencia del cambio del voltaje a través de la
membrana plasmática.

El Ca2+ es una señal intracelular utilizada para transmitir un mensaje desde el medio extracelular hacia el interior de la
celula. En el musculo, el Ca2+ interactúa con un interruptor molecular compuesto por proteinas accesorias especializadas
estrechamente asociadas con los filamentos de actina. Una de estas proteinas es la tropomiosina, molecula rígida que se
une al surco de la hélice de actina superponiéndose a 7 monómeros de actina, y que impide que las cabezas de miosina se
asocien con el filamento de actina. La otra proteína, la troponina, es un complejo proteico que contiene una proteina
sensible al Ca2+ y se asocia con el extremo de una molecula de tropomiosina. Cuando aumenta el nivel citosólico de Ca2+,
éste se une a la troponina e induce un cambio en su conformación que determina que las moleculas de tropomiosina
modifiquen ligeramente su posición, lo que permite que las cabezas de miosina se unan al filamento de actina y
desencadenen la contracción.

La señal de la membrana plasmática es transmitida a todos los sarcómeros de la celula y todas las miofibrillas se contraen
simultáneamente. El aumento del nivel citosólico de Ca2+ cesa cuando se interrumpe la señal nerviosa, ya que el Ca2+ es
bombeado de nuevo hacia el retículo sarcoplasmatico por las numerosas bombas de Ca2+ presentes en su membrana.
Cuando la concentración de Ca2+ retorna al nivel de reposo, las moleculas de troponina y tropomiosina vuelven a sus
posiciones originales, donde bloquean la unión de la miosina y por lo tanto, finaliza la contracción.

La miosina II de las celulas no musculares también es activada por un aumento del nivel citosólico de Ca2+ pero el
mecanismo de activación es diferente. El aumento del Ca2+ induce la fosforilación de la miosina II, lo que modifica la
conformación de la molecula de miosina y le permite interactuar con la actina. El mecanismo es similar en el musculo liso,
que se encuentra en las paredes del estómago, el intestino, el útero y las arterias y otras estructuras que requieren
contracciones lentas y sostenidas.

Las contracciones generadas por este segundo mecanismo, son más lentas debido al tiempo que requiere la difusión de las
moleculas enzimáticas hasta las cabezas de miosina para catalizar la fosforilación o la desfosforilación. Este mecanismo es

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menos especializado y es impulsado por señales de entrada diversas. Por ejemplo, la contracción del musculo liso puede ser
desencadenada por adrenalina, serotonina, prostaglandinas y otras señales extracelulares.

El musculo cardíaco, que impulsa la circulación de la sangre, se contrae de forma autónoma durante toda la vida del
organismo. Cambios sutiles de la actina y miosina del musculo cardíaco pueden provocar una enfermedad cardíaca grave.

Migración y arrastre celular


El deslizamiento celular depende de la actina. Muchas células se mueven deslizándose sobre superficies en lugar de nadar
mediante cilios o flagelos (las amebas carnívoras, el extremo de avance del axón en desarrollo, los leucocitos o neutrófilos).

El movimiento de las celulas sobre una superficie representa una forma básica de locomoción celular, empleada por varios
tipos de celulas. Ejemplos de esto son los movimientos de las amebas, la migración de las celulas embrionarias, la invasión
de tejidos por los glóbulos blancos sanguíneos, la migración de las celulas implicadas en la cicatrización de heridas y la
propagación de las celulas cancerosas durante la metástasis de los tumores malignos. Movimientos similares son también
los responsables de la fagocitosis y de la extensión de las prolongaciones de las celulas nerviosas durante el desarrollo del
sistema nervioso. Todos estos movimientos se basan en las propiedades dinámicas del citoesqueleto de actina.

La migración o arrastre celular implica un ciclo coordinado de movimientos, que cuenta con 3 pasos. Los mecanismos
moleculares de éstas y otras formas de deslizamiento celular implican cambios coordinados de muchas moléculas en
distintas regiones de la célula, y no existe ningún orgánulo locomotor aislado, que sea responsable. Hay tres mecanismos
interrelacionados esenciales:

a. La celula emite protrusiones en su “frente” o borde activo


b. Estas protrusiones se adhieren a la superficie sobre la cual la celula se desliza
c. El resto de la celula se arrastra hacia adelante por tracción sobre estos puntos de apoyo.

En los tres procesos, interviene la actina, pero de diferente manera. El primer paso, el empuje hacia delante de la superficie
celular se produce por la polimerización de la actina. El borde activo de un fibroblasto deslizante en cultivo emite
regularmente lamelipodios delgados, laminares, que contienen una densa red de filamentos de actina orientados de
manera que la mayoría de ellos tienen sus extremos más cerca de la membrana plasmática.

Muchas células emiten proyecciones rígidas y delgadas llamadas filopodios, tanto en el borde activo como en otras zonas
de su superficie. Cada una de estas proyecciones contiene un haz laxo de 10 a 20 filamentos de actina, que también están
orientados con sus extremos “más” hacia afuera.

Tanto los lamelipodios como los filopodios son estructuras móviles, de reconocimiento que se forman y se retraen a gran
velocidad. Se considera que ambos son generados por el crecimiento local rápido de filamentos de actina, que se
ensamblan cerca de la membrana plasmática y se elongan por adición de monómeros de actina a sus extremos +. De esta
manera, los filamentos empujan la membrana hacia adelante sin desgarrarla.

La formación y el crecimiento de los filamentos de actina en el borde activo de una celula son asistidos por diversas
proteínas accesorias fijadoras de actina. Un grupo de proteínas – las proteínas relacionadas con la actina o ARP – estimulan
la formación de una red de filamentos de actina ramificados. Estas proteínas forman complejos que se unen a los
filamentos de actina existentes y nuclean la formación de nuevos filamentos, que crecen en ángulo generando ramas
laterales. Con la ayuda de otras proteínas fijadoras de actina, esa red experimenta un ensamblaje continuo en el borde
activo y un desensamblaje más atrás, lo que empuja hacia adelante los lamelipodios.

La otra clase de proyección celular, el filopodio, depende de las forminas, que se unen a los extremos en crecimiento de los
filamentos de actina y promueven el agregado de nuevos monómeros que forman filamentos rectos, no ramificados. Las
forminas también participan en otras partes ensamblando filamentos no ramificados, como en el surco de fragmentación
de una celula animal en división.

Cuando los lamelipodios y los filopodios entran en contacto con una zona favorable de la superficie, se adhieren a ella:
proteínas transmembrana de su membrana plasmática, conocidas como integrinas, se adhieren a moléculas de la matriz
extracelular que rodea a las células o a la superficie de una celula vecina sobre la que se desliza la celula en movimiento. En
la cara intracelular de la membrana de la celula deslizante, las integrinas capturan filamentos de actina, lo que crea un
anclaje firme para el sistema de filamentos de actina en el interior de la celula deslizante. Este anclaje arrastra el cuerpo de
la celula hacia adelante, mediante contracciones internas que ejercen una fuerza de tracción. Estas contracciones internas
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dependen de la actina pero el mecanismo es diferente y se basa en la interacción de los filamentos de actina con proteínas
motoras llamadas miosinas.

El movimiento celular se entiende mejor en la cicatrizacion de heridas, donde las celulas del borde de un corte se mueven
sobre la matriz extracelular, o las celulas subyacentes, para cubrir la herida. La regulación de este proceso implica proteinas
GTPasas de bajo peso molecular de la familia Rho. Las proteinas Rho inician el crecimiento local y la ramificacion de los
filamentos de actina, activando al complejo Arp2/3 para crear ramas y a la ADF/cofilina para escindir los filamentos
preexistentes y permitir nuevo crecimiento a partir de los nuevos extremos positivos. A medida que se extienden los nuevos
microfilamentos en la prolongacion celular, los microtúbulos reorganizados y los nuevos microfilamentos proporcionan vías
para el suministro de vesícula membranosas y proteínas, necesarias para la sucesiva extensión. Entre estas proteinas se
encuentran la proteinas formadoras de haces de actina, necesarias para la formación de haces de actina y fibras de estrés
inmediatamente detrás del frente de avance, proteinas de la familia calponina, proteinas como la talina y la vinculina que
se encuentran en las adhesiones focales y la cortactina, proteina asociada a la membrana, que ancla el complejo Arp2/3 a la
membrana en el frente de avance. Las proteinas de los filamentos intermedios tambien son transportadas hacia el frente de
avance, donde son utilizadas para la reorganización de la red de filamentos intermedios.

Tanto la quinesina como la miosina funcionan como motores que participan en estos procesos. En las neuronas, la miosina
no convencional, miosina V, es necesaria para proporcionar los nuevos componentes de membrana para la extensión de
filopodios.

La adhesión celular a la superficie, requiere la reconstrucción de las adhesiones célula-sustrato o célula-celula. Para las
celulas de movimiento lento, como las epiteliales o los fibroblastos, la adhesión implica la formación de adhesiones focales.
Las celulas que se mueven más rapido, como las amebas o los leucocitos, forman contactos más difusos con el sustrato.

La reconstrucción de las adhesiones focales tiene lugar en 2 pasos: la aparicion de pequeños complejos focales que
contienen algunos microfilamentos unidos a integrinas, y el crecimiento de esos complejos focales para formar contactos
focales maduros. La aparicion de contactos focales maduros requiere el desarrollo de tensión entre la celula y el sustrato, la
cual se genera mediante la accion de los motores de miosina, sobre los haces de actina o las fibras de estrés.

El estadio final de la migracion celular, la retraccion del extremo posterior implica la accion de pequeñas proteinas de union
a GTP de la familia ARF, que degradan las adhesiones focales existentes en el extremo posterior de la celula. La contracción
de los haces de actina y las fibras de estrés, conectadas a las nuevas adhesiones focales formadas en el frente de avance,
genera entonces la fuerza necesaria para arrastrar el extremo posterior de la celula hacia adelante.

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FILAMENTOS INTERMEDIOS
Son polímeros estables, cordiformes, compuestos de proteínas fibrosas que le otorgan resistencia mecánica a las células.

Los filamentos intermedios son fibras que se parecen a cuerdas y tienen un diámetro de unos 10 nm, el cual es intermedio
entre los diámetros de los otros dos elementos principales del citoesqueleto, los filamentos de actina (7 nm) y los
microtúbulos (25nm). Son los más resistentes y estables de los tres tipos de filamentos del citoesqueleto.

Estos filamentos no están implicados en los movimientos celulares y tendrían un papel estructural proporcionando
resistencia mecánica a las celulas y tejidos. Su función principal consiste en que las celulas toleren las fuerzas mecánicas
asociadas con el estiramiento.

Algunos se localizan debajo de la membrana nuclear para formar la lámina nuclear. Otros se distribuyen por el citoplasma y
forman una red que rodea al núcleo y se extiende hacia la periferia celular. Estos filamentos suelen estar anclados a la
membrana en el sitio de uniones intercelulares, como los desmosomas, donde la cara externa de la membrana está
conectada con la de otra celula.

Son fibras formadas por numerosas hebras finas retorcidas. Las subunidades de los filamentos (las hebras) son proteínas
fibrosas alargadas, compuestas por una cabeza globular N-terminal, una cola globular C-terminal y un dominio
bastoniforme alargado central.

El dominio bastoniforme central consiste en una región a-helicoidal extendida que permite que pares de proteínas de los
filamentos intermedios formen dímeros estables al envolverse uno alrededor del otro en forma de espiral. Después, se
asocian dos de estos dímeros en espiral mediante enlaces no covalentes formando un tetrámero y, por último, los
tetrámeros se unen entre sí en forma terminoterminal y laterolateral también mediante enlaces no covalentes lo que forma
el filamento intermedio cordiforme final.

Todos los dominios bastoniformes centrales de las diferentes proteínas de los filamentos intermedios son similares en
tamaño y secuencia de aminoácidos. Cuando se agrupan, siempre forman filamentos de un diámetro y una estructura
interna similares. Por el contrario, las cabezas y colas globulares que se encuentran expuestas en la superficie del filamento
le permiten interactuar con otros componentes del citoplasma. Los dominios globulares varían de tamaño y secuencia de
aminoácidos entre las distintas proteínas de los filamentos intermedios.

Los filamentos intermedios le dan resistencia a las células contra la tensión mecánica.
Los filamentos intermedios tienen gran resistencia a la tensión y su función principal consiste en permitir que las células
toleren las fuerzas mecánicas asociadas con el estiramiento.

Son notorios en el citoplasma de células sujetas a fuerzas mecánicas, por ejemplo, en los axones de las células nerviosas.
También son numerosos en las células musculares y en las células epiteliales, como las de la piel. Los filamentos
intermedios, al estirar y distribuir de maneras más uniforme el efecto de las fuerzas locales, impide que las células y sus
membranas se rompan. En un tejido epitelial abarcan el citoplasma de una unión intercelular a otra, lo que fortalece todo
el epitelio.

Se pueden agrupar en 4 clases:


a) Filamentos de queratina de las células epiteliales
b) Filamentos de vimentina y relacionados con vimentina de las células del tejido conectivo, las células musculares y
las células de sostén del sistema nervioso (células gliales)
c) Neurofilamentos de las células nerviosas
d) Láminas nucleares que fortalecen la membrana nuclear de todas las células animales

Los tres primeros tipos se localizan en el citoplasma y el cuarto, en el núcleo celular. Están formados por polimerización de
sus correspondientes subunidades proteicas.

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La clase de filamentos intermedios más variado es la de las queratinas. Cada clase de epitelio del cuerpo de los vertebrados
tiene su propia combinación de queratinas (lengua, córnea o revestimiento intestinal). También hay queratinas
especializadas en el pelo, las plumas y las garras de animales.

Los filamentos están compuestos por una combinación de diferentes subunidades de queratina. En general, los filamentos
intermedios de queratina se extienden por el interior de las células epiteliales de un extremo al extremo opuesto, y los
filamentos de las células epiteliales adyacentes se conectan indirectamente mediante uniones intercelulares llamadas
desmosomas.

Los extremos de los filamentos de queratina están anclados a los desmosomas y se asocian lateralmente con otros
componentes celulares por sus dominios globulares de la cabeza y cola, que sobresalen de la superficie del filamento
ensamblado. Esta estructura de gran resistencia a la tensión, distribuye la tensión generada por el estiramiento de la piel.
La importancia de esta función es demostrada por la rara enfermedad genética humana llamada epidermólisis ampollar
simple. Las mutaciones de los genes de la queratina interfieren con la formación de filamentos de queratina en la
epidermis. La piel se vuelve sumamente vulnerable a las lesiones mecánicas e incluso una comprensión leve puede provocar
la rotura de las células y la formación de ampollas.

Muchos filamentos intermedios están estabilizados y reforzados por proteínas accesorias, como la plectina, que forma
uniones cruzadas entre los haces de filamentos formando una estructura resistente. La plectina mantiene unidos a los
filamentos intermedios, los conecta con otros filamentos intermedios, con microtúbulos, con filamentos de actina y con
estructuras adherentes de los desmosomas. Las mutaciones del gen de plectina provocan una enfermedad humana que
combina características de la epidermólisis ampollar simple, distrofia muscular y degeneración nerviosa. La plectina es
necesaria para formar enlaces cruzados a fin de dar a las células la resistencia necesaria para tolerar las fuerzas mecánicas
propias de la vida de los vertebrados.

PROTEINAS DE LOS FILAMENTOS INTERMEDIOS


Las queratinas se expresan en las celulas epiteliales. Cada tipo de celula epitelial sintetiza al menos una queratina de tipo I –
acida – y una de tipo II – neutra/básica, que copolimerizan para formar filamentos. Algunas queratinas de tipo I y II,
llamadas queratinas duras, son constituyentes de estructuras como el pelo, uñas y cuernos. Los otras queratinas de tipo I y
II, llamadas queratinas blandas son abundantes en el citoplasma de las celulas epiteliales.

La vimentina se encuentra en diferentes tipos de celulas, incluyendo fibroblastos, celulas del musculo liso y glóbulos
blancos. La desmina se expresa de manera específica en las celulas musculares, donde conecta los discos Z de los
elementos contráctiles individuales. Otras proteinas relacionadas con la vimentina se expresa de forma específica en las
celulas gliales y otras en neuronas del sistema nervioso periférico.

Los Neurofilamentos o proteinas de Neurofilamentos (NF) forman filamentos intermedios de muchos tipos de neuronas
maduras. Abundan en los axones de las neuronas motoras y tendrían un papel en el sostén de estas prolongaciones largas y
delgadas.

Las láminas nucleares son componentes del núcleo, donde se ensamblan para formar una red ortogonal sobre la que se
asienta la envoltura nuclear y que se extiende hacia el interior nuclear.

La envoltura nuclear está sostenida por una red de filamentos intermedios


Los filamentos intermedios que tapizan y refuerzan la superficie interior de la membrana nuclear interna forman una malla
o red bidimensional, denominada lámina nuclear, situada inmediatamente por debajo de la membrana nuclear interna.

Estos filamentos están formados por una clase de proteínas llamadas láminas.

Los filamentos intermedios de la lámina nuclear se desensamblan y se vuelven a formar en cada división celular, cuando la
envoltura nuclear se rompe durante la mitosis y después, se regenera en cada una de las células hijas.

El desensamblaje y reensamblaje de la lámina nuclear son controlados por la fosforilación y la desfosforilación de las
láminas por proteincinasas. La fosforilación de las láminas induce a un cambio que debilita la unión entre los tetrámeros y
separa el filamento. La desfosforilación al final de la mitosis determina que las láminas vuelvan a ensamblarse.

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Los defectos de una determinada lamina nuclear se asocian a determinados tipos de progeria, trastornos raros en los que
los individuos presentan envejecimiento prematuro (piel arrugada, perdida de dientes y cabello y tienen enfermedad
cardiovascular grave).

MICROTUBULOS

Son tubos proteicos huecos, largos y relativamente rígidos formados por la polimerización de subunidades de dímeros de
tubulina. Son estructuras polarizadas con un extremo “menos” de crecimiento lento y un extremo “mas” de crecimiento
rápido. Tienen la capacidad de desensamblarse con rapidez en un sitio y reensamblarse de nuevo en otro.

Tienen alrededor de 25 nm de diámetro externo y un largo que puede alcanzar más de 20 µm en algunos axones. Tienen
configuración anular, con pared densa de 6 nm de espesor y un centro más claro. Cada microtúbulo está rodeado por una
zona “de exclusión” de baja densidad electrónica, que carece de ribosomas y de otras partículas.

Son estructuras universalmente presentes en el citoplasma delos eucariotas. Son cruciales en la organización de todas las
células. Las células eucariontes utilizan los microtúbulos para regular su forma y controlar sus movimientos. La función
organizativa de los microtúbulos depende de su asociación con proteínas accesorias, sobre todo proteínas motoras que
propulsan orgánulos a lo largo de carriles citoesqueléticos.

Los microtúbulos se originan en una estructura pequeña localizada cerca del centro de la celula, llamada centrosoma. Se
extienden hacia la periferia celular formando un sistema de guías intracelulares a lo largo de las cuales se desplazan
vesículas, orgánulos y otros componentes celulares. Éste y otros sistemas de microtúbulos citoplasmáticos son responsables
de anclar los orgánulos delimitados por membranas dentro de la celula y guiar el transporte intracelular. También pueden
crecer a partir de un polo mitótico o del cuerpo basal de un cilio.

Cuando una célula entra en mitosis, los microtúbulos se desensamblan y luego, se reensamblan en una estructura compleja
llamada huso mitótico, que aporta la maquinaria que permitirá la segregación equitativa de los cromosomas en las dos
células hijas inmediatamente antes de la división celular. Los microtúbulos también pueden formar estructuras
permanentes como los cilios y flagelos. Estos se extienden desde la superficie de numerosas células eucariontes, donde
actúan como medios de propulsión o despejando el fluido presente sobre la superficie celular. La parte central de un cilio o
flagelo está constituida por un haz muy organizado y estable de microtúbulos.

Los microtúbulos son tubos huecos con extremos estructuralmente distintos.


Son tubos huecos formados por moleculas de tubulina. La mayoría de los microtúbulos son lábiles y no pueden resistir los
efectos de los agentes fijadores excepto el glutaraldehído, que permitió la observación de estas estructuras con
microscopio electrónico. Los eritrocitos carecen de microtúbulos.

Todos los microtúbulos poseen una organización morfológica semejante pero difieren en sus propiedades, como la
estabilidad. Los microtúbulos que forman los cilios y los flagelos son estructuras muy estables pero los que constituyen el
huso mitótico, son lábiles y transitorios. Los microtúbulos que componen el citoesqueleto son estructuras efímeras, que se
encuentran en equilibrio dinámico con una gran reserva citosólica de tubulina soluble.

La tubulina es la principal proteína de los microtúbulos. Están compuestos por proteínas, de las cuales la tubulina
constituye el 85% del total. El resto está representado por las proteínas microtubulares asociadas o MAPs.

Los microtúbulos están formados por subunidades – moléculas de tubulina – cada una de las cuales es un dímero
compuesto por 2 proteínas globulares muy semejantes llamadas α-tubulina y β-tubulina, estrechamente unidas por
enlaces no covalentes. Los dímeros de tubulina se apilan, unidos también por enlaces no covalente, formando la pared del
microtúbulo cilíndrico hueco. Esta estructura tubular está compuesta por 13 protofilamentos paralelos, formado cada uno
por una cadena lineal de dímeros de tubulina en la que alternan tubulinas α y β. Cada protofilamento tiene una polaridad
estructural con la α-tubulina expuesta en un extremo y la β-tubulina en el otro, y esta polaridad es la misma en todos los
protofilamentos, lo que otorga una polaridad estructural al microtúbulo en su totalidad. El extremo correspondiente a la β-
tubulina se denomina extremo + y el extremo opuesto, correspondiente a la α-tubulina, extremo - .

La polaridad del microtúbulo con dos extremos químicamente diferentes y de comportamiento distinto, es fundamental
para su ensamblaje como para su función una vez formados.

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El centrosoma es el principal centro organizador de microtúbulos en las células animales.
Los microtúbulos se nuclean en centros organizadores, como los centrosomas, y crecen a partir de ellos. Los extremos – de
los microtúbulos están incluidos en el centro organizador.

El comienzo de formación de un microtúbulo nuevo se llama nucleación y es un proceso más lento que el agregado de
tubulina para su crecimiento – elongación. La nucleación requiere de un tipo especial de tubulina, la tubulina γ, que se
encuentra en el material pericentriolar de los centrosomas.

Los microtúbulos derivan de centros organizadores que controlan el número de microtúbulos formados, su localización y su
orientación en el citoplasma. El centrosoma, en las células animales, organiza la disposición de microtúbulos que irradian
hacia afuera de éste a través del citoplasma. Contienen cientos de estructuras anulares formada por la γ-tubulina, y cada
anillo de γ-tubulina es el sitio de nucleación o punto de partida para el crecimiento del microtúbulo. Los dímeros de αβ-
tubulina se agregan al anillo de γ-tubulina con una orientación específica, lo que determina que el extremo - de cada
microtúbulo quede incluido en el centrosoma y que el crecimiento tenga lugar sólo en el extremo + (orientado hacia
afuera).

El centrosoma también contiene un par de centriolos, estructuras constituidas por microtúbulos cortos de disposición
cilíndrica. Los centriolos no cumplen ningún papel en la nucleación de los microtúbulos en el centrosoma y su función no se
conoce con certeza (las células vegetales carecen de ellos). Los centriolos son similares a los cuerpos basales que forman los
centros organizadores de los microtúbulos en los cilios y flagelos.

La tubulina se polimeriza a partir de sitios de nucleación de un centrosoma. Al suministrar centros organizadores que
contienen sitios de nucleación y mantener baja la concentración de dímeros de αβ-tubulina, las células pueden controlar
dónde se forman los microtúbulos.

Los microtúbulos en crecimiento presentan inestabilidad dinámica.


Los microtúbulos son estructuras polarizadas y muestran una inestabilidad dinámica. En la celula todos los microtúbulos
están orientados de forma que los extremos menos (-) (crecimiento lento) se localizan alrededor de los COMTs
(centrosomas o cuerpos basales) y los extremos más (+) (de crecimiento rápido) se dirigen a la periferia celular.

Muchos de los microtúbulos de una celula se encuentran en un estado dinámico lábil, que alternan entre un estado de
crecimiento y un estado de retracción. Estas transiciones, conocidas como inestabilidad dinámica, son controladas por la
hidrólisis del GTP unido a los dímeros de tubulina.

Los microtúbulos se elongan a partir del centrosoma, para luego detener su crecimiento y acortarse hasta desaparecer, o
bien retomar el crecimiento. Estas variaciones continuas, implican cambios de polimerización-despolimerización y se le
llama inestabilidad dinámica de los microtúbulos.

Inestabilidad dinámica: propiedad de los microtúbulos de crecer y acortarse repetidamente mediante el agregado y la
pérdida de subunidades de tubulina desde sus extremos expuestos. Esta inestabilidad permite la rápida redistribución de
los microtúbulos citoesqueléticos y es de gran importancia para las células que cambian de forma, se mueven o dividen.

Una vez producida la nucleación de un microtúbulo, su extremo + suele crecer hacia afuera del centro organizador por
adición de subunidades de αβ-tubulina durante varios minutos. Luego, el microtúbulo sufre una transición brusca que hace
que se retraiga con rapidez hacia adentro por perdida de subunidades en su extremo libre. En algunos casos se retrae
parcialmente y vuelve a crecer de forma súbita, o puede desaparecer por completo y ser reemplazado por un nuevo
microtúbulo derivado del mismo anillo de γ-tubulina.

Este comportamiento se conoce como inestabilidad dinámica y deriva de la capacidad intrínseca de las moléculas de
tubulina de hidrolizar GTP. La hidrolisis de GTP controla el crecimiento de los microtúbulos. Cada dímero de tubulina tiene
una molecula de GTP estrechamente unida que es hidrolizada a GDP después de que la tubulina se ensambla en un
microtúbulo. Las moléculas de tubulina asociadas a GTP se agrupan de manera eficiente, mientras que las moléculas de
tubulina portadoras de GDP tienen conformación distinta y se unen más laxamente entre sí. La hidrólisis del GTP disminuye
la afinidad de la subunidad por sus vecinas y reduce la estabilidad del polímero, lo que determina su desensamblaje.

El extremo de un microtúbulo en crecimiento está compuesto íntegramente por subunidades GTP-tubulina que forman lo
que se conoce como casquete de GTP. El microtúbulo en crecimiento continuará creciendo. Pero dada la aleatoriedad de
los procesos químicos, a veces la tubulina del extremo libre hidroliza su GTP antes de que se añada la siguiente tubulina, de
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manera que los extremos libres de los protofilamentos están compuestos, ahora, por subunidades de GDP-tubulina. Esto
inclina la balanza a favor del desensamblaje. Como el resto del microtúbulo está compuesto por GDP-tubulina, el
microtúbulo comienza a contraerse con rapidez e incluso llega a desaparecer.

Las moléculas de tubulina que contienen GDP liberadas a medida que el microtúbulo se despolimeriza se unen a las
moléculas de tubulina no polimerizadas ya presentes en el citosol. Las moléculas de tubulina que se unen al depósito
intercambian el GDP unido a ellas por GTP, lo que les permite volver a ser competentes y sumarse a otro microtúbulo en
fase de crecimiento.

Los microtúbulos se mantienen por un equilibrio entre el ensamblaje y el desensamblaje.


Los microtúbulos pueden ser estabilizados por proteínas que capturan el extremo +, proceso que influye en la disposición
de los microtúbulos de la celula. Las células contienen numerosas proteínas asociadas a los microtúbulos que los
estabilizan, los unen a otros componentes de la celula y los refuerzan con lo que cumplen funciones específicas.

La inestabilidad relativa de los microtúbulos les permite presentar un remodelado rápido. En una celula normal, el
centrosoma proyecta continuamente nuevos microtúbulos exploradores en diferentes direcciones y luego, los retrae. Es
posible evitar que un microtúbulo que crece a partir de un centrosoma se desensamble si su extremo + es estabilizado de
manera permanente por unión a otra molecula o estructura celular, de manera de evitar la despolimerización de la
tubulina.

La estabilización selectiva de los microtúbulos puede polarizar una celula. Además, permite que el centrosoma y otros
centros de nucleación monten un sistema muy organizado de microtúbulos que vinculan determinadas partes de la celula y
posiciona los organoides entre sí.

Un microtúbulo recién formado persistirá solo si sus dos extremos están protegidos contra la despolimerización. En las
células, los extremos – de los microtúbulos suelen estar protegidos por los centros organizadores a partir de los que crecen
estos filamentos. Los extremos + al principio están libres pero pueden ser estabilizados por otras proteínas.

Los fármacos que impiden la polimerización o la despolimerización de la tubulina pueden ejercer un efecto rápido en la
organización del citoesqueleto y en el comportamiento de la celula.

Si una celula en mitosis es expuesta al fármaco colchicina, que impide la polimerización de la tubulina libre, el huso mitótico
desaparece con rapidez y la celula se atasca en el medio de la mitosis, lo que impide que segregue sus cromosomas en dos
grupos. En condiciones normales, el huso mitótico se mantiene por un equilibrio constante entre la adición y la pérdida de
subunidades de tubulina.

El fármaco taxol ejerce el efecto opuesto en el nivel molecular, ya que se une estrechamente a los microtúbulos e impide
que pierdan subunidades. Los microtúbulos puede seguir creciendo pero no pueden retraerse aunque este fármaco tiene el
mismo efecto sobre la celula: detiene la mitosis de la celula en división. Esto indica que, para que el huso mitótico funcione,
los microtúbulos no sólo deben ser capaces de ensamblarse sino también de desensamblarse.

Las células cancerosas, que se dividen con menos control que la mayoría de las otras células, a veces pueden ser destruidas
por fármacos antimitóticos estabilizadores y desestabilizadores de los microtúbulos. Así, los fármacos que interfieren con la
polimerización o con la despolimerización como colchicina, taxol, vincristina o vinblastina, se utilizan en el tratamiento
clínico del cáncer. También hay compuestos que estabilizan y desestabilizan los filamentos de actina.

Taxol Se une y estabiliza los microtúbulos

Colchicina se une a las subunidades e impide la polimerización

Vinblastina, vincristina se une a las subunidades e impide la polimerización.

Los microtúbulos organizan el interior de la celula


Las células tienen la capacidad de modificar la estabilidad dinámica de los microtúbulos con fines particulares. Los
microtúbulos estabilizados contribuyen a mantener la organización celular.

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La mayoría de las células animales diferenciadas están polarizadas, es decir, un extremo difiere estructural o
funcionalmente del otro. La polaridad celular es un reflejo de los sistemas de microtúbulos polarizados de su interior, que
contribuyen a posicionar los orgánulos en la localización requerida y a guiar las corrientes de tráfico entre una región de la
celula y otra.

Los microtúbulos de las células vivas no actúan solos. Su actividad depende de una gran diversidad de proteínas accesorias
que se unen a ellos. Algunas proteínas los estabilizan e impiden su desensamblado, otras unen microtúbulos a otros
componentes celulares. Otras proteínas asociadas a los microtúbulos son proteínas motoras que transportan orgánulos,
vesículas y otros materiales celulares a lo largo de los microtúbulos.

Las proteínas motoras impulsan el transporte intracelular.


Las cinesinas y las dineínas son proteínas motoras que con la energía derivada de la hidrólisis del ATP se desplazan en forma
unidireccional a lo largo de los microtúbulos. Estas proteínas transportan vesículas de membrana específica y otros
materiales y, así, ayudan a mantener la organización espacial del citoplasma.

Si se examina una celula viva se observa que el citoplasma está en constante movimiento. Las mitocondrias y los orgánulos
así como las vesículas se desplazan con movimientos espasmódicos rápidos. Este movimiento saltatorio es sostenido por
los microtúbulos y por los filamentos de actina, que también participan de otros movimientos intracelulares dirigidos en las
células eucariontes. En ambos casos, los movimientos son generados por proteínas motoras, que utilizan la energía
derivada de ciclos repetidos de hidrólisis de ATP y viajan sostenidamente a lo largo del filamento de actina o del
microtúbulo en una sola dirección. Al mismo tiempo, estas proteínas motoras se unen a otros componentes celulares y así,
transportan esta carga a lo largo de los filamentos. Hay docenas de proteínas motoras que se diferencian entre sí por el tipo
de filamento al que se unen, la dirección que siguen a lo largo del filamento y la carga que transportan.

Las proteínas motoras que se desplazan a lo largo de los microtúbulos citoplasmáticos, como las del axón de una celula
nerviosa, pertenecen a dos familias: las cinesinas, que suelen desplazar hacia el extremo + de un microtúbulo (alejándose
del centrosoma) y las dineínas, que se desplazan hacia el extremo – del microtúbulo (hacia el centrosoma).

Ambas son dímeros con 2 cabezas globulares que se unen a ATP y una sola cola. Las cabezas interactúan con los
microtúbulos en forma estereoespecifica, de modo que la proteína motora se unirá a un microtúbulo sólo en una dirección.
La cola de una proteína motora se une en forma estable a algún componente celular, como una vesícula o un orgánulo, y
esta unión determina el tipo de carga que puede transportar la proteína motora. Las cabezas globulares de cinesina y
dineína son enzimas que hidrolizan ATP (ATPasas). Esta reacción aporta la energía para un ciclo de cambios de la cabeza que
le permiten desplazarse a lo largo del microtúbulo mediante un ciclo de unión, separación y nueva unión.

Los organoides se desplazan a lo largo de los microtúbulos


Los microtúbulos y las proteínas motoras desempeñan un papel importante en el posicionamiento de los orgánulos
rodeados de membrana dentro de una celula eucarionte. Por ejemplo, la alineación y posición del retículo endoplasmático
como del complejo de Golgi dependen de microtubulos.

En células tratadas con colchicina, que provoca el desensamblaje de los microtubulos, hay una modificación sustancial de la
localización de estos dos orgánulos. El retículo endoplasmático que tiene conexiones con la envoltura nuclear, colapsa hacia
el centro de la celula, mientras que el Complejo de Golgi, se fragmenta en vesículas pequeñas que se dispersan por todo el
citoplasma. Cuando se elimina el fármaco, los orgánulos recuperan sus posiciones originales arrastrados por proteínas
motoras que se mueven a lo largo de los microtubulos que se han vuelto a formar.

Los cilios y los flagelos están formados por microtubulos estables movidos por dineína.
Los cilios y los flagelos de las células eucariontes contienen un haz de microtubulos estables. El movimiento de estas
estructuras es provocado por la incurvación de los microtúbulos impulsada por una proteína llamada dineína ciliar.

Los microtubulos celulares son estabilizados por asociación con otras proteinas y dejan de presentar inestabilidad dinámica.
Las células utilizan los microtubulos estables como soportes rígidos que constituyen diversas estructuras polarizadas, como
los cilios y flagelos, que permiten que las células desplacen el agua sobre su superficie.

Los cilios son estructuras piliformes de 0,25 µm de diámetro, cubiertas de membrana plasmática, que parten de la
superficie de varios tipos de células eucariontes. Cada cilio contiene una porción central formada por un haz de
microtubulos estables que crecen a partir de un cuerpo basal localizado en el citoplasma. El cuerpo basal actúa como
centro organizador del cilio.
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Los cilios desplazan agua sobre la superficie de una celula o propulsan células aisladas a través de un medio líquido. En las
células epiteliales que tapizan la vía respiratoria humana hay gran cantidad de cilios que barren capas de mucus que
contienen partículas de polvo atrapadas y células muertas hacia la faringe donde son deglutidas y luego, eliminadas del
organismo. Los cilios de las paredes de las trompas uterinas contribuyen a desplazar el óvulo a lo largo de ellas. Cada cilio
actúa como un remo moviéndose en ciclos repetidos generando una corriente que lava la superficie celular.

Los flagelos que impulsan a los espermatozoides y a muchos protozoos tienen una estructura interna similar a la de los
cilios, aunque muchos más largos. Los flagelos desplazan a toda la celula, y en lugar de generar una corriente, propagan
ondas regulares a lo largo de toda su extensión que impulsan a las células a través de un medio líquido.

Los microtubulos de los cilios y flagelos son diferentes a los citoplasmáticos. Presentan 9 dobletes de microtubulos
dispuestos en forma anular alrededor de un par de microtubulos simples.

El movimiento del cilio o flagelo se produce por incurvación de su parte central cuando los microtubulos se desplazan entre
sí. Los microtubulos se asocian a numerosas proteínas que se proyectan a lo largo de su haz. Algunas actúan como uniones
cruzadas que mantienen unido el haz de microtubulos y otras generan la fuerza que causa la incurvación del cilio.

La más importante de estas proteínas accesorias es la proteína motora dineína ciliar, que provoca el movimiento de
incurvación de la parte central. Esta unida por su cola a un microtúbulo, mientras que su cabeza interactúa con un
microtúbulo adyacente generando fuerza deslizante entre ambos filamentos. Así, generan un movimiento ondulatorio en
el cilio. Los defectos hereditarios de la dineína ciliar causan el síndrome de Kartagener. Los hombres son infértiles porque
sus espermatozoides son inmóviles y son susceptibles a enfermedades bronquiales porque los cilios de la vía respiratoria
están paralizados (no eliminan bacterias ni restos de los pulmones).

ORGANELAS MICROTUBULARES PERMANENTES: Cilios, flagelos, cuerpos basales y centriolos

En la mayoría de las celulas, los microtúbulos se extienden a partir de un centro organizador de los microtubulos, al que se
anclan los extremos “menos” de los microtúbulos. En las celulas animales, el principal centro organizador es el centrosoma,
que se localiza junto al núcleo cerca del centro de las celulas interfásicas (no están en división). Durante la mitosis, los
microtubulos se extienden a partir de centrosomas duplicados para formar el huso mitótico, que es responsable de la
segregación y distribución de los cromosomas a las celulas hijas.

El centrosoma sirve como lugar de inicio del ensamblaje de los microtúbulos, que crecerán a partir del centrosoma hacia la
periferia de la celula.

Los centrosomas están constituidos por un par de centriolos, orientados perpendicularmente entre sí, rodeados por un
material pericentriolar amorfo. Los centriolos son estructuras cilíndricas constituidas por 9 tripletes de microtúbulos, de
manera similar a los cuerpos basales de los cilios y flagelos. Parece ser que los centriolos no son indispensables para el
funcionamiento del centrosoma ni para el ensamblaje o la organización de los microtúbulos. Los microtúbulos que emanan
desde el centrosoma terminan en el material pericentriolar y es este material el que inicia el montaje de los microtubulos.
Sin embargo, la eliminación de los centriolos resulta en la dispersión de los contenidos del centrosoma y un descenso de la
tasa de renovación de los microtúbulos.

Los centríolos son estructuras complejas con una clara polaridad, una estructura proteica con forma de rueda de carro en
un extremo y numerosas extensiones hacia el interior del centrosoma. Se cree que las extensiones ayudar a organizar la
matriz del centrosoma. Los centriolos tambien contienen varias proteínas unicas, incluyendo la δ-tubulina, que forma parte
de un triplete característico de microtúbulos. Durante la interfase, ambos centríolos están conectados por una o más fibras
que contienen centrina, una proteina que une Ca2+ relacionada con la calmodulina.

CILIOS Y FLAGELOS – CUERPOS BASALES


Los cilios y flagelos son prolongaciones de la membrana plasmatica constituidas por microtúbulos, responsables del
movimiento de varios tipos de celulas eucariotas. Los cilios y flagelos son estructuras similares.

Muchas celulas están recubiertas por numerosos cilios. Los cilios baten en un movimiento coordinado de atrás hacia
adelante, de tal manera que la celula se desplaza a través de un fluido o bien el fluido se desplaza sobre la superficie celular.
Una función importante de los cilios en los animales es el movimiento de los fluidos y del mucus sobre la superficie de las
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capas de celulas epiteliales. Un ejemplo son las celulas ciliadas que recubren el tracto respiratorio, que lo limpian de moco y
polvo.

Los flagelos se diferencian de los cilios en su longitud y en su tipo de batido, que es ondulatorio. Las celulas generalmente
tienen solamente uno o dos flagelos, que son los responsables de la locomoción de varios tipos de protozoos y de los
espermatozoides.

La estructura fundamental tanto de cilios como flagelos es el axonema, que está constituido por microtúbulos y sus
proteinas asociadas. Los microtubulos se disponen en un patrón característico de 9 + 2 en el que un par central de
microtubulos se encuentra rodeado por 9 dobletes de microtubulos exteriores. Los dobletes exteriores de microtubulos se
conectan al par central mediante espinas radiales y entre sí mediante puentes formados por una proteina llamada nexina.
Ademas, a cada túbulo A (microtubulo completo) están unidos dos brazos de dineína y es la actividad motora de estas
dineinas axonémicas la que dirige el batido de los cilios y flagelos.

Los extremos “menos” de los microtubulos de los cilios y flagelos están unidos a un cuerpo basal que tiene una estructura
similar a la del centríolo y que contiene 9 tripletes de microtubulos. Los cuerpos basales tiene un papel definido en la
organización de los microtubulos del axonema. Cada uno de los dobles de microtubulos externos del axonema está
formado por la extensión de dos de los microtubulos presentes en los tripletes del cuerpo basal. Por lo tanto, los cuerpos
basales sirvenpara iniciar el crecimiento de los microtubulos del axonema, asi como para anclar los cilios y flagelos a la
superficie de la celula.

Los movimientos de los cilios y flagelos se producen por el deslizamiento de los dobletes externos de microtubulos uno
respeto a otro, impulsados por la actividad motora de la dineína axonémica. Debido a que los dobles de microtubulos en un
axonema están unidos por puentes de nexina, el deslizamiento de un doblete sobre otro hace que se dobles, lo que
constituye la base del movimiento de batido de cilios y flagelos.

ESTRUCTURAS MICROTUBULARES TRANSITORIAS: ÁSTERES Y HUSO MITÓTICO


Los microtubulos se reorganizan completamente durante la mitosis. El conjunto de microtubulos presente en las celulas
interfásicas se disgrega y las subunidades libres de tubulina se reensamblan para forma el huso mitótico, responsable de la
segregación de los cromosomas hijos. Esta reestructuración del citoesqueleto de microtubulos es dirigida por la duplicación
del centrosoma para formar dos centros organizadores de microtubulos, separados en polos opuestos del huso mitótico.

La formación del huso mitótico implica la estabilización selectiva de algunos de los microtubulos que irradian desde el
centrosoma. Estos microtubulos son de 3 tipos, dos de los cuales componen el huso mitótico. Los microtubulos
cinetocóricos se unen a los cromosomas condensados de las celulas mitóticas en sus centrómeros, que están asociados con
proteinas específicas para formar el cinetocoro. La fijación al cinetocoro estabiliza a estos microtubulos, los cuales son
importantes en la segregación de los cromosomas mitóticos. El segundo tipo de microtubulos que se encuentran en el huso
mitótico son los microtubulos polares, que no se unen a los cromosomas. Estos microtubulos que emanan desde los dos
centrosomas se estabilizan al solaparse uno sobre otro en el centro de la celula.

Los microtubulos astrales o ásteres se extienden desde los centrosomas hacia la periferia de la celula con sus extremos
“mas” libres. Tanto los microtubulos astrales como los polares contribuyen al movimiento de los cromosomas al separar los
polos del huso. Los microtubulos astrales o ásteres son un sistema de microtúbulos con forma de estrella que emanan de
un centrosoma o de un polo del huso mitótico.

PARTICIPACION EN EL TRANSPORTE INTRACELULAR: KINESINA Y DINEÍNA


Los microtubulos son responsables de diversos movimientos celulares, incluyendo el transporte intracelular y el
posicionamiento de las vesiculas de membrana y de los organulos, la separación de los cromosomas en la mitosis y el batir
de los cilios y flagelos.

El movimiento a lo largo de los microtubulos se basa en la accion de proteinas motoras que utilizan energía derivada de la
hidrólisis de ATP para producir fuerza y movimiento. Dos grandes famiias de proteinas motoras son los responsabes de
impulsar los diversos movimientos en los que participan los microtubulos: KINESINA y DINEINA

La quinesina y la dineina, son prototipos de proteinas motoras de los microtubulos, se mueven a lo largo de los
microtubulos en direcciones opuestas: la kinesina hacia el extremo “mas” y la dineina hacia el extremo “menos”.

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La Kinesina es una molecula que consta de dos cadenas pesadas, enrolladas una sobre la otra en una estructura de hélice
enrollada, y de dos cadenas ligeras. Los dominios de cabeza globular de las cadenas pesadas se fijan a los microtubulos y
son los dominios motores de la molecula; también se unen al ATP, cuya hidrólisis proporciona la energía necesaria para el
movimiento.
La zona de la cola de la molecula de Kinesina está constituida por las cadenas ligeras unidas a los dominios carboxilo-
terminales de las cadenas pesadas. Esta región de la Kinesina es la responsable de la unión a otros componentes celulares,
como vesículas de membrana y orgánulos, que se transportan a lo largo de los microtubulos por la acción de los motores de
Kinesina.

La dineína es una molecula extremadamente grande que está constituida por 2 o 3 cadenas pesadas asociadas a varias
cadenas ligeras e intermedias. Los dominios de cabeza globular de las cadenas pesadas son los dominios motores
responsables del movimiento a lo largo de los microtubulos. La porción basal de la molecula, que incluye las cadenas ligeras
e intermedias, se cree que se une a otras estructuras subcelulares como orgánulos y vesículas.

Tanto la quinesina como la dineína definen familias de proteinas motoras relacionadas. Se han identificado varias proteinas
relacionadas con la Kinesina. Algunos miembros de la quinesina se mueven a lo largo de los microtubulos hacia el extremo
“mas”. Sin embargo, otros miembros de la familia de la Kinesina se mueven en dirección opuesta, hacia el extremo
“menos”. Los diferentes miembros de la familia de la Kinesina son los responsables de los movimientos de diferentes tipos
de cargamentos, incluyendo vesículas, orgánulos y cromosomas, a lo largo de los microtubulos.

También existen varios tipos de dineína axonémica, así como múltiples dineínas citoplasmáticas. Todos los miembros de la
familia de la dineína se desplazan hacia el extremo “menos” de los microtubulos pero las diferentes dineínas
citoplasmáticas pueden transportar cargas diferentes.

TRANSPORTE DE ORGÁNULOS Y ORGANIZACIÓN INTRACELULAR


Una de las funciones principales de los microtubulos es transportar vesículas de membrana y orgánulos a través del
citoplasma de las celulas eucariotas.

Debido a que los microtubulos están generalmente orientados con sus extremos “menos” unidos al centrosoma y sus
extremos “mas” extendiéndose hacia la periferia celular, se cree que los diferentes miembros de las familias de Kinesina y
dineína transportan vesículas y orgánulos en direcciones opuestas a través del citoplasma.

La quinesina y los miembros de la familia de la quinesina transportan su carga hacia la periferia celular, mientras que las
dineínas citoplasmáticas y las quinesinas que se dirigen al extremo “menos”, transportan los materiales hacia el centro de la
celula. Además de transportar vesículas de membrana en las rutas endocítica y secretora, los microtubulos y las proteinas
motoras asociadas colocan orgánulos con membrana (RE, Aparato de Golgi, lisosomas y mitocondrias) en la celula. Por
ejemplo, el retículo endoplasmático se extiende a la periferia celular en asociación con los microtubulos. Se requiere la
asociación con los microtubulos para mantener al retículo endoplasmático en su estado extendido. Esta colocación del RE
parece requerir la acción de la Kinesina que tira del RE a lo largo de los microtubulos en dirección al extremo “mas” hacia la
periferia celular. La Kinesina parece que desempeña un papel clave en la colocación de los lisosomas alejados del centro de
la celula, y en los movimientos de las mitocondrias.

La dineína citoplasmática interviene en la colocación del aparato de Golgi. El Golgi se localiza en el centro de la celula, cerca
del centrosoma. Si los microtubulos se disgregan, ya sea por acción de un fármaco o cuando la celula entra en mitosis, el
Golgi se rompe en pequeñas vesículas que se dispersan por todo el citoplasma. Cuando los microtubulos se vuelven a
formar, el aparato de Golgi también se reensambla y parece ser que las vesículas del Golgi son transportadas al centro de la
celula, hacia el extremo “menos” de los microtubulos, por la dineína citoplasmática.

El movimiento a lo largo de los microtubulos es responsable no sólo del transporte de vesículas sino también de estabilizar
la posición de los orgánulos con membrana en el citoplasma de las celulas eucariotas.

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