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¿Qué es la criminología?

Fue Rafaelle Garofalo, jurista italiano, quien acuñó por vez primera el
término criminología, cuyo significado etimológico deriva del
latín criminis (crimen/delito) y del griego logos (tratado o estudio) por lo
que su definición más pura es "estudio del delito". Pero atribuir esta
definición al quehacer criminológico sería demasiado vago. 
La criminología es una ciencia inter y multidisciplinaria cuya finalidad
es el estudio, análisis, intervención, prevención y profilaxis de
tanto el crimen, como el criminal y la criminalidad. Por tanto, el
objeto de estudio de la criminología sería la conducta antisocial,
aquellas conductas que se desvían de lo normalmente aceptado por la
sociedad y que incluso atenta contra la integridad de esta, partiendo
de la premisa de que el hombre es un ser biopsicosocial y, por ende,
el delito como conducta humana debe explicarse como un fenómeno
que abarca aspectos biológicos, psicológicos y sociológico
El nombre de esta ciencia fue utilizado por primera vez por el
antropólogo francés Paul Topinard. En 1885, el profesor italiano de
derecho Raffaele Garófalo acuñó este término de manera formal. Muy
ligado a la criminología se encuentran los logros y teorías de Cesare
Lombroso, a quien se le considera el padre de la criminología, ya que
en sus estudios acerca de la antropología criminal, cimentó bases y
teorías que hasta nuestros días perduran, ya sea como antecedentes
o como directrices mismas de la ciencia.
A pesar de ser una ciencia relativamente reciente y haber sido
cuestionada en cuanto a su vinculación y dependencia del derecho
penal, la criminología ha alcanzado un carácter autónomo, al ser
partícipe de la utilización del método científico para la formulación de
las distintas teorías que la componen.
La criminología es una ciencia humana e interdisciplinaria que tiene
como objetivo el estudio del delincuente, el lugar de los hechos, el
delito, las conductas desviadas, el control social, con relación
al delito mismo, sin dejar de lado del todo a la víctima, la cual será en
todo caso objeto total de estudio de la victimología, con el objetivo de
entender al criminal y las distintas motivaciones que lo llevaron a
cometer determinados crímenes.
Su objeto es el estudio de la conducta que implica
el delito o criminalidad, así como el proceso de definición y sanción de
la conducta desviada. Además, también se centra en la prevención y
el tratamiento de estas conductas.
Basa sus fundamentos en conocimientos diversos de disciplinas y
ciencias tales como lo son
la sociología, psicología, medicina, antropología, matemática, física y q
uímica, apoyándose de manera indirecta del derecho penal y de otras
ciencias de carácter penal o forense. Cabe destacar que es frecuente
confundir la criminología con la criminalística, que lo hace en el
proceso de investigación.
HISTORIA DE LA CRIMINOLOGIA EN COLOMBIA

Así, en Colombia se pueden distinguir varios períodos en relación con la


Criminología. El primero de ellos es el anterior a la importación y surgimiento de la
disciplina, período en el cual no se la necesitó por cuanto el control social se
ejercía fundamentalmente por la religión y por el dominio espacial de los
trabajadores en las grandes haciendas.

Luego viene la época en que llega la criminología y se empieza a dar un relativo


interés en su difusión. Esto es a mediados de la década del treinta, y se extiende
por un período de m o menos quince años. A partir de allí viene lo que se podría
denominar el silencio criminológico, época en la que casi ninguna atención se dio
a la criminología aparte de uno que otro escrito y de la existencia de un Instituto
especializado. Coincide como lo veremos, con la época de la violencia.
Posteriormente, a mediados de la década del sesenta, viene el resurgimiento de la
criminología, para desembocar finalmente en los años setenta con la corriente
crítica, la cual, corno lo afirmamos desde ahora, es la única que coherentemente
ha existido en Colombia.

2. SURGIMIENTO DE LA CRIMINOLOGIA

La historia de la criminología en Colombia se puede sintetizar de la siguiente


manera, según José Germán Marroquín Grillo y Jaime Camacho Flórez:

“En lo que hace relación al período de surgimiento e importación de la


criminología en Colombia es necesario detenerse un poco en el momento histórico
que se estaba viviendo. Llega precisamente en la época en que el partido liberal,
que representaba los sectores industrial y comercial de la sociedad, readquiere el
poder político.

Coincide además plenamente con el desarrollo industrial, con la acumulación del


capital en detrimento de los sectores terratenientes, con una gran afluencia de
capital extranjero, lo que origina una situación propicia para un cambio en las
relaciones de poder y de dominación.

Se requería entonces un nuevo orden interno, en el que el control social debía


especializarse y diversificarse. Simultáneamente empiezan a gestarse los
movimientos de oposición, representados fundamentalmente por los partidos no
tradicionales y las organizaciones sindicales.

Ante estos hechos la respuesta oficial es, en principio, la de tratar de acallar y de


subyugar, mediante la violencia, estas manifestaciones. Basta recordar como en
el año de 1929 se produce la célebre “Masacre de las bananeras”, situación en la
que el gobierno responde con fuego a las justas pretensiones de los trabajadores
de la United Fruit Co., dando como resultado un número aproximado de 1.500
muertos. Se experimenta así una necesidad de legitimación del sistema y con
mayor razón de los mecanismos de control. Es pues, en este momento cuando la
cuestión penitenciaria adquiere su mayor realce.

En 1934 se dicta el primer Código Penitenciario, en 1935 se crea el Instituto de


Antropología y Pedagogía Penitenciaria (que funcionaba como anexo de la
cárcel), se organiza la Dirección General de Prisiones y varios penalistas se
dedican a escribir sobre el tema. Paralelamente, se reforman también los
principales instrumentos jurídicos, entre los que se destaca la adopción de un
Nuevo Código Penal (1936) y de un Nuevo Código de Procedimiento Penal
(1938).

Estas reformas coinciden plenamente en la aceptación integral de los postulados


positivistas, siendo el Código Penal, en gran medida una copia del Código Ferri,
recogiendo en su contenido la teoría de la defensa social y el estudio de la
personalidad antisocial como fundamentos punitivos.”

Quienes se dedicaron a la Criminología en Colombia, como Arcesio Aragón


-pionero de esta disciplina en Colombia, según Reyes Echandía-, Jorge Eliécer
Gaitán, Francisco

Bruno, Luis Carlos Pérez, Alfonso Meluk, etc., acogieron en su totalidad estos
postulados, y dedicaron sus esfuerzos al estudio de la Antropología Criminal. El
hecho de que se requiriera romper con la Escuela Clásica del Derecho Penal, y la
necesidad de imponer un nuevo orden interno, quedaron plasmados en la nueva
legislación.

Además, en el campo académico y oficial, son pocos los que se interesan por
legitimar, a posteriori el sistema penal. Este se legitima, en primera instancia, por
sí solo, con las pocas instituciones que surgen, y los pocos estudiosos del tema.

Como se anotaba la Criminología fundamentalmente trabajaba en los aspectos


relacionados con el sector penitenciario. La gran mayoría de escritos de la época
hacían relación exclusivamente a este sector, en una clara identificación del
delincuente con el condenado, acorde con los postulados positivistas. Sin
embargo, estos trabajos, más que legitimar la totalidad del sistema penal,
buscaban en realidad hacerlo con su fase, la penitenciaria. Sin mayores esfuerzos
y menos aún análisis, se aceptaba de plano la delincuencia como producto de
patologías individuales, y con una relativa preocupación, sobre todo en quienes
empezaban a abordar el Derecho Penal (en las tesis de grados) por las causas de
la delincuencia en todos los órdenes, especialmente la infantil y la juvenil.

Esta legitimación por sí sola del Derecho Penal, sin tener que recurrir
forzosamente a la Criminología, la explica en gran medida Emiro Sandoval,
cuando afirma que “en comparación con el centro del capitalismo, en la periferia
las relaciones de dominación son más visibles y el grado de formación política de
los sectores subordinados es menor y, probablemente la conjunción de estos dos
hechos genera una menor necesidad de legitimación, lo cual explicaría que en
América Latina se hubiera prescindido de desarrollar el discurso criminológico
positivista.

Según Marroquin y Camacho, en cierta forma es tan evidente, esta


autolegitimación del sistema penal, que dos personas que se destacan por su
pensamiento progresista, asumieron acríticamente los postulados ferrianos.
Hacemos referencia a Jorge Eliécer Gaitán, quien en 1938 en una conferencia
sobre “Derecho Penal y Criminología”, expresa su teoría acerca de los “instintos
perversos” en relación con el orden social, y a Luis Carlos Pérez, quien en sus
obras, aceptaba sin reparos estas tesis. No podemos dejar de señalar cómo
Gaitán fue el abanderado de los sectores populares y campesinos, y que Pérez
mantiene una posición de izquierda suficientemente reconocida. Por esta
coyuntura histórica de la criminología en Colombia es que nos llamó fuertemente
la atención la influencia de esta disciplina en la formación de los estudiantes de
derecho de la Universidad de Cartagena en este período (1939-1945), momento
clave para la instalación y consolidación del discurso criminológico positivista en
Colombia y que es posible rastrear en los trabajos de grado en materia penal y
criminológica.

Podemos concluir que la historia de la Criminología en Colombia está marcada


entonces por la fuerte influencia de la Escuela Positivista y que el enfoque crítico y
anti tradicional no ha hecho su definitiva aparición en nuestro país.

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