Está en la página 1de 5

Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar. Viviana Burad, 2013.

Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar


Viviana Burad

Colega:

Estos pensamientos que voy a empezar a escribirte, ni son míos, ni son nuevos. Pero
quisiera ponerlos en mis palabras para que no queden rondando en mi cabeza, para
que, -por un ratito-, nos miremos en espejo, porque tenemos, -creo-, algo que decirnos,
algo que conversar, algo que discutir y algo que analizar juntos.

Por un lado, ya sabés, la palabra que nos iguala (intérprete) se compone de inter
(entre), el prefijo que marca una mediación o una posición entre dos puntos. Por otra
parte, nos está dando vueltas la palabra compromiso que contiene una promesa. Sobre
esto te propongo que conversemos. Sobre el intérprete (vos y yo) y sobre el
compromiso (nuestro, tuyo y mío).

Lo primero que quisiera es preguntarte si solamente (y siempre) somos aquel intérprete


imparcial y neutral que quiere la ética profesional o si solamente lo somos (o
intentamos serlo) en el acto concreto, en el lugar específico y en el tiempo previsto para
desarrollar nuestra tarea propiamente dicha. Entonces, a qué otras cosas nos referimos
cuando hablamos de SER-INTÉRPRETES y qué sentimos en ese ESTAR-SIENDO-
INTÉRPRETES, cuando vamos por la vida de las personas sordas, siendo y estando.

Claro. Ese inter que nos conforma nos ha permitido desplazarnos entre dos lenguas y
dos culturas, entre sordos y oyentes. Nos hemos filtrado, -silenciosa y ruidosamente-,
en un mundo que no nos pertenecía pero que ahora es también nuestro espacio, por
adopción y por decisión consciente.

La experiencia de estar-siendo-intérpretes en el (y del) mundo de los sordos, hace que


conozcamos esas formas, esos habitus, esa cultura, que comprendemos, -tal vez
limitadamente-, desde nuestros parámetros éticos ideológicos que están en nuestro ser
y en nuestro estar. De este modo, desde afuera y desde adentro, miramos la vida de
los sordos. Así, vos y yo nos hemos convertido en copartícipes de su existencia. Pero
más aún, -me atrevo a decir-, somos parte de esta. Nos metimos en sus modos de
habitar el mundo, de vivir y de sentir. Sabemos lo que les importa y lo que no les
interesa, lo que les falta, lo que necesitan, lo que pueden lograr y aquello a lo que no
llegan.

Claro. Vos y yo tuvimos el privilegio de haber sido formados por los líderes sordos y
creímos, -creímos mal-, que todo el colectivo era como ellos: bilingües, multilingües,
interculturales, inteligentes, letrados, con una lógica y una claridad que tal vez nosotros
no teníamos y aprendimos de ellos.

http://www.cultura-sorda.eu
Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar. Viviana Burad, 2013.

Sin embargo, colega, ahora que ha pasado el tiempo, estamos viendo que no era así,
que dentro de la comunidad sorda existen los líderes y coexiste otro grupo mayoritario
de sordos en la marginación social. Si bien de esto no somos culpables ni vos ni yo sí
somos responsables en el sentido de que tenemos un compromiso social frente a lo
que observamos, frente a lo que sabemos, que bien debería activarnos frente a las
diferentes variables sociales, políticas, económicas, culturales que condicionan y
cercenan la vida del grupo al que me refiero.

Te estoy invitando a que pensemos juntos para discriminar, -no le tengas miedo a esta
palabra-, qué de lo que estamos haciendo vale la pena mantener y qué necesitamos
incorporar y poner en acción y esto no significa tirar por la borda lo positivo que hemos
ido logrando.

Por esto quiero referirme a la situación de la población sorda, pero no a toda la


comunidad sorda sino, específicamente, a ese altísimo porcentaje de sordos excluidos
del sistema, que no son precisamente, los líderes sordos. Y sobre esto, ¿qué veo yo?
¿querés que te diga colega?

Observo que la inclusión educativa en el nivel primario de un niño sordo en el aula de


niños oyentes lejos de beneficiarlos, los enfrenta a exigencias que no pueden cumplir, y
esto va deteriorando su autoestima.

Pienso que esa inclusión ni es nueva ni es una moda porque vos y yo sabemos que
una gran cantidad de niños sordos, que ahora son jóvenes y adultos, han cursado
escolaridad doble en escuelas para sordos y en colegios para oyentes en contra turno.

Veo que un altísimo porcentaje de niños sordos, egresan de la escuela primaria con
conocimientos elementalísimos (o quizás menos), sin haber podido adquirir ninguna
lengua de manera completa, -ni hablada, ni señada-, sin saben escribir, sin saber leer,
sin ser bilingües, ni siquiera monolingües, sino semilingues, -me estoy refiriendo a la
adquisición natural de lenguas completas, de manera independiente y en los tiempos
cronológicos correspondientes-.

Creo que en estas condiciones, el desarrollo, -pleno y adecuado a la edad-, del


pensamiento, del lenguaje como capacidad biológica, de la inteligencia cognitiva
permanecen atrapados en una red invisible de la que les resulta muy difícil escapar.

Así viene después la inclusión educativa en el nivel secundario de un joven sordo en el


aula de alumnos oyentes que otra vez, lejos de beneficiarlos, vuelve a enfrentarlos a
exigencias que no pueden cumplir y entonces, se sigue deteriorando su autoestima. Es
que los sordos somos burros ... habrás escuchado alguna vez, lo que lleva implícito:
Los inteligentes son los oyentes. Tendríamos que ser como ellos.

http://www.cultura-sorda.eu
Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar. Viviana Burad, 2013.

Y cuando terminan el secundario, -como pueden, con intérprete, sin intérprete (¡como
pueden!)-, ni están preparados para ingresar a la universidad ni están formados para el
mundo del trabajo.

Todo esto los retiene en el espacio de la marginación social, laboral, cultural


ubicándolos como ciudadanos de segunda categoría, precisamente cuando
deberíamos verlos en plena inclusión social.

¿Escuchaste alguna vez estas frases?: Es un sordo con problemas sobre agregados.
Los sordos tienen limitaciones. ¿Serán estos puntos que te menciono los llamados
problemas sobre agregados (a la sordera) de los sordos? ¿Pero son propios de ellos
por el hecho de tener sordera o han sido sobre agregados por el sistema? ¿Será todo
esto lo que los está limitando? ¿Será todo esto mencionado (y vaya a saber cuántas
cosas más que se me escapan en este momento) la causa de sus mentadas
adaptaciones curriculares?

De esta población, de este altísimo porcentaje de sordos a los que me refiero, nosotros,
vos y yo, somos los intérpretes que estamos en ámbitos académicos.

¿Podríamos afirmar rotundamente que todo lo dicho no genera puntos de ruptura en la


cadena de la interpretación? ¿para quiénes y para cuántos estamos interpretando
entonces? ¿qué estamos interpretando? ¿estamos interpretando? ¿somos
interpretados?

¿Qué podríamos hacer nosotros que conocemos con profundidad la situación de las
personas sordas? ¿te parece a vos también que se está necesitando una fuerza
transformadora, un potencial transformador que permita a esta parte del colectivo sordo
desarrollarse en plenitud?

Esta fracción (esta gran y alarmante cantidad) de la comunidad sorda, sufre. No


naturalicemos ese sufrimiento colega. El sufrimiento humano debe ser evitado, puede
evitarse y hay que hacerlo ya. Entonces, bien podríamos registrar conscientemente
esta situación con toda la fuerza y la potencia para lograr un cambio.

Quiero ser clara. Esa porción del colectivo a la que hago referencia, no son los sordos
líderes, los dirigentes, los que todo lo entienden, los que todo lo saben, quienes nos
enseñan a nosotros y tienen buenos empleos y acceso a estudios universitarios y
graban videos que suben a la web donde se observan claras y hermosas producciones
en lengua de señas, claros y hermosos pensamientos y deseos. Los líderes, -o quienes
se están formando para serlo-, conforman tan solo un pequeñísimo porcentaje de la
comunidad sorda. Es sencillo trabajar junto a ellos, y más que eso, es agradable, es
diáfano, es gratificante.

http://www.cultura-sorda.eu
Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar. Viviana Burad, 2013.

Pero … pero … pero … Hay otra realidad.

Ya sabés. El neo-oralismo, el español señado y la inclusión educativa avanzan con


promesas de igualdad cuando sabemos que somos diferentes y que cada grupo tiene
necesidades e intereses distintos. Por otra parte, -también lo sabés-, los implantes
cocleares están más de moda que nunca aunque con la promesa de siempre:
transformar a los sordos en oyentes. Sin embargo, lo que debería moverse, es
precisamente lo que no progresa: la inclusión social.

Esto no lo digo para que nos volvamos paternalistas colega. Todo lo contrario. Te lo
digo para ver si juntos podemos empoderar a ese grupo de personas sordas
marginadas, sumergidas y atrapadas en redes de las que no pueden soltarse. Por ello,
-pienso-, habría que fortalecerlos moral y psicológicamente en el desarrollo de sus
capacidades adormecidas, -pero no muertas-, y en el despliegue de la autoconfianza y
la autoestima positiva para la mejora de su calidad de vida.

La situación de los pequeños sordos, -¡los niños colega!-, debería ser parte de nuestros
intereses porque vos y yo tenemos una función social, una responsabilidad social y un
compromiso social que nos involucra, por lo que vemos, por lo que sabemos, por lo que
comprendemos, por lo que compartimos con el grupo sordo, que tiene que ver con la
palabra necesidades. Los pequeños sordos no pueden comunicar ni sus intereses ni
sus necesidades. Ningún niño sordo nos va a poder decir: - Necesito la lengua de
señas pura como el aire que respiro para desarrollar mi pensamiento, mi lenguaje como
capacidad biológica, mi inteligencia cognitiva. Ningún niño sordo nos va a poder decir:
Quiero estar con mis iguales. Pero nosotros lo percibimos, lo sabemos, lo vemos: no
pueden exponer ni sus intereses ni sus necesidades. Pero nosotros lo percibimos, lo
sabemos, lo vemos: deben tener esas posibilidades. ¿Será que estamos necesitando
hablar sobre la situación de los niños? ¿Será que podemos decir que la inclusión
educativa de un niño sordo, de un joven sordo en la escuela primaria y en la secundaria
no deja de ser una mentira y una humillación? ¿Será que la mentada inclusión debe ser
la social? ¿Será que estamos necesitamos discutir, debatir, confrontar sin que esto nos
produzca temor?

Si esto forma parte de nuestros propios intereses, necesitaríamos establecer un


equilibrio y diferenciar cuándo ejercemos la función de intérpretes propiamente dicha y
cuándo somos los ¿orientadores?, los ¿asesores? de este grupo sordo.

Algunos de nosotros tienen saberes dados por la experiencia. Para otros sus saberes
provienen de su formación académica. Otros tenemos el privilegio de tener ambos.
¿Habría que organizarlos del modo más armónico posible y ponerlos frente a nuestra
responsabilidad y a nuestro compromiso social? Con la palabra saberes me refiero a

http://www.cultura-sorda.eu
Se necesita un intérprete de lengua de señas para conversar. Viviana Burad, 2013.

las competencias, a las capacidades para generar, producir y distribuir nuestro


conocimiento sobre esta problemática.

¿Quién está día a día con ellos? ¿Quién tiene una visión situacional, focalizada y a su
vez periférica de esa franja de la población sorda? Nosotros no somos meros
aplicadores de técnicas y estrategias de interpretación. Podemos sacarnos el traje de
intérpretes y vestirnos de orientadores, de asesores, y volver a vestirnos de intérpretes.
Creo que vos y yo tenemos mucho para decir sobre esa parte de la comunidad sorda,
sobre esa porción de sordos, la franja más amplia y más desfavorecida, la más sufrida,
la más segregada.

Y sí colega. Estamos en el medio, somos los mediadores, los interpretes, los que
estamos inter, entre y aunque tenemos algunos marcos teóricos y mucha práctica,
parecería que esas teorías no siempre dan respuesta a lo que sucede en la práctica
cotidiana y otras veces nos parece que nuestra práctica cotidiana responde más a la
intuición que a esos marcos teóricos.

Vos y yo, colega, tenemos un mandato social teñido por nuestro propio sistema de
valores y ni vos ni yo somos neutros, -lo que es diferente a decir que in situ debemos
activar los principios de neutralidad e imparcialidad, cuando podemos y como
podemos-. Hablar de esto, no es una decisión técnica sino ética e ideológica que hace
que me permita preguntarte qué podríamos hacer por esa porción gigantesca
desfavorecida. Porque … somos ciudadanos responsables ¿no es cierto? Queremos el
respeto por la dignidad de todos los sordos, de cualquier sordo, de cada uno de los
sordos ¿No es cierto? Los sordos líderes, -ese pequeño porcentaje-, pueden ser los
principales referentes para el progreso de todos, de cualquiera y de cada uno de los
sordos y son también quienes pueden apoyar estos pensamientos, estas ideas, permitir
que las concretemos juntos o silenciarnos porque no somos sordos. Pero vos y yo
colega, no solo transmitimos conocimientos elaborados por otros. Nosotros también
construimos y producimos conocimiento, aun cuando fuera por la mera experiencia de
nuestro arte y no por desarrollos académicos. Tenemos vocación. Tenemos
responsabilidad social. Podemos aportar a la formación y transformación.

Esa responsabilidad social implica el compromiso que tenemos, la promesa de


progreso para todos, para cada uno, para cualquiera de las personas sordas. Esa
responsabilidad social implica también la acción inmediata: hay que evitar el sufrimiento
humano, se puede evitar y hay que hacerlo ya.

Pensemos. Vamos todos en el mismo barco y se aproximan vientos … (¿de cambio?).


Gracias por escucharme colega. Ahora yo me predispongo a escucharte a vos.

Viviana

http://www.cultura-sorda.eu

También podría gustarte