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UNIVERSIDAD VALLE DE GRIJALVA

CONCEPCION DE FORMACION DOCENTE

DRA. ANA LILIA CABRERA ARGUELLO

RESUMEN CAPITULO1

LA CONFORMACIÓN DE PLANES Y PROGRAMAS


DE ESTUDIO EN LA PEDAGOGÍA DEL SIGLO XX.

ARIEL ORTIZ ARENAS

E00000247296

1er. CUATRIMESTRE

SABADOS

MAESTRIA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN CON


FORMACION EN DOCENCIA E INVESTIGACIÓN

COMITAN DE DOMINGUEZ A 01 DE ENERO DE 2020.


La conformación de planes y programas de estudio en la pedagogía
del siglo XX.
Apuntes históricos
La elaboración y ejecución de planes y programas de estudio es un
conflicto actual de las instituciones educativas, especialmente en la educación
superior.
La educación formal pudo ser organizada al solidificarse los Estados
nacionales dejando de ser el privilegio de los grupos que podían adquirirla o
promoverla, para convertirse en un derecho de los ciudadanos que garantiza el
estado nacional al asumir la responsabilidad de la educación como un bien
público.
Las leyes que establecieron la obligatoriedad y gratuidad de la educación
pública surgieron en el siglo pasado. También la organización del sistema
educativo, como se conoce hoy a nivel internacional se realiza en el siglo XIX.

El surgimiento de la concepción pragmática


El eje de la relación pedagógica se modificó en este siglo
drásticamente. Educar para el empleo se convirtió en la finalidad central de la
educación. La acción educativa estuvo dirigida a la gestación de una pedagogía
industrial, con carácter unidimensional y que podríamos definir como una
pedagogía pragmática o científica.
La pedagogía pragmática, aunque se manifestaba abierta a múltiples
valores respecto de la educación, en los hechos fue imponiendo la perspectiva
del empleo como eje central de la tarea educativa. Se puede afirmar que fue el
caldo de cultivo para la gestación de un pensamiento pedagógico tecnocrático
centro del pensamiento dominante gestado en los EE.UU. y difundido en América
Latina bajo el rubro de pedagogía científica.
A través de los planes y programas de estudio se buscó establecer un tipo
de contenido y de práctica educativa que tendiera a lo unitario. La finalidad de la
educación quedó reducida a "lograr ciertas metas comportamentales".
Esta visión origina una serie de conflictos en las instituciones educativas.
Responde a un intento por despojar al docente de la dimensión intelectual de su
trabajo. La dimensión de mero ejecutante de propuestas implica elementos de
alienación de la práctica docente y del propio docente como persona. En cambio,
las propuestas educativas que proceden del liberalismo y del racionalismo
consideran al docente como un intelectual que convoca a un saber, y cuya tarea
es estimular ese deseo de saber.

La noción de " programas de estudio"


La concepción que existe en nuestros días sobre planes y programas de
estudio es propia del siglo XX.
Gestadas en el contexto de la pedagogía estadounidense las técnicas y
la estructura de estos instrumentos se encuentran configuradas en el ensayo de
John Dewey, El niño y el programa escolar (1902), en el libro de Franklin
Bobbit, The curriculum (1918) y, posteriormente, en la "Declaración del Comité
de la Sociedad Nacional para el Estudio de la Educación" (1926) presentada bajo
el título de El nuevo programa escolar.
Por esto, considera Díaz Barriga un error atribuir a las pedagogías
anteriores al momento que describimos la noción programas de estudio.
En el siglo XVII, Comenio utiliza el término Plan de estudios para
establecer, como un señalamiento amplio, el conjunto de temas a trabajar en el
sistema escolar. En este sentido, es un error sostener que en la escuela
tradicional "el profesor recibe ya hechos los programas, que hacerlos es
responsabilidad que no le compete. Entendemos que en lo que se puede
denominar "la escuela tradicional"(siglo XVII a XIX), los planes de estudio son
considerados desde la didáctica como una propuesta de temas muy amplios a
desarrollar en el transcurso de una etapa académica. En cuanto a la noción de
programas de estudio, concluimos que no existe, en este momento, en parte
porque las grandes reflexiones acerca de la didáctica se dan antes de que se
conformen los sistemas educativos y se establezcan las leyes sobre la
obligatoriedad de la enseñanza, y, en parte, porque desde este pensamiento
didáctico se establece la función intelectual del docente como una función
insustituible.
De hecho, el modelo didáctico que existió antes de la conformación de la
escuela tradicional es del profesor que convoca a la relación pedagógica a partir
de su saber. El alumno asiste a clase a partir del deseo de saber que provoca la
intelectualidad docente. Este modelo lo encontramos, por ejemplo: en la relación
de Sócrates con sus discípulos en la Grecia antigua.
La conformación del sistema educativo promediando el siglo XIX impuso
otras exigencias a la pedagogía lo que llevó a desarrollar una concepción cada
vez más burocrática de la enseñanza. Esto explica la aparición
de la calificación y posteriormente de los programas de estudios. En el caso de
la calificación, un profesor de la Universidad de Oxford en 1840 se quejaba de
que los estudiantes y los docentes a raíz de ella, habían perdido el placer de
aprender y enseñar respectivamente.

La pedagogía de control y los objetivos conductuales


Frente a una pedagogía centrada en la intelectualidad del docente, se fue
gestando una concepción educativa de corte burocrático-administrativo centrada
en la supervisión y en el control de lo que realizan docentes y estudiantes. La
búsqueda del orden en la didáctica devino en una pedagogía del control de
inspiración administrativa que se inscribe sustantivamente en el taylorismo
propio de la industrialización estadounidense.
En la elaboración de planes y programas de estudios los principios que
impactaron básicamente fueron:
a) División técnica del trabajo a partir de la segmentación del mismo.
b) Establecimiento de jerarquías para el funcionamiento del sistema.
c) Control de tiempos y movimientos.
Los dos primeros principios se concretan en el establecimiento de
especialistas para la elaboración de planes y programas, y en la segmentación
de la propia Tarea Docente. Ésta deja de ser una actividad integrada para
subsumirse en una multitud de especialistas que se abocan a diversas partes de
la misma: unos hacen la programación, otros diseñan los sistemas de
acreditación y a los docentes les compete cumplir con las rutinas del programa.
El problema de la jerarquía es básico para determinar quién hace el plan
y el programa, quién lo aprueba y a quién compete ejecutarlo.
El control de tiempos y movimientos- clave en la eficiencia administrativa-
se tradujo a los planes y programas, expresados en cantidad de conductas
adquiridas por los alumnos. Se estableció de este modo el concepto objetivo
conductual, que deformó el problema de los fines y metas de la educación.
Desde principios de siglo, varios psicólogos construyeron objetivos
conductuales para las diversas materias. Taylor establecía que "el hombre es un
haragán, a menos que se le vigile". Esta concepción de control se traducirá en
las medidas para supervisar el cumplimiento de los programas.
Se ha intentado mostrar la génesis de la perspectiva actual de planes y
programas de estudio y su vinculación con el proceso de industrialización
estadounidense. Al poner el énfasis en los aspectos administrativos, esta
perspectiva orilla la dinámica burocrática y, sobre todo, niega la dimensión del
trabajo docente.
Sin embargo, a partir del desarrollo de la pedagogía pragmática, la
necesidad de construir planes y programas de estudio se convierte en una
exigencia institucional. De ahí que se puedan pensar propuestas alternativas
teniendo en cuenta los límites de tales propuestas.

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