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1 EL BREXIT

CAPITULO I

EL BREXIT

1.1. ANTECEDENTES
1.1.1 Unión Europea
El año 2016 será probablemente recordado como el annus horribilis de la
Unión Europea. Se inició con los ecos de la crisis griega de julio de 2015, que
había visto cómo el país heleno sufría el diktat cruel del Eurogrupo,
cualquiera que hubiera sido el resultado del referéndum convocado por el
partido de gobierno, Syriza, y con la imposición de nuevas y más duras
condiciones para obtener los créditos necesarios para mantener el país en la
zona Euro. Y más allá del triste escenario griego, se perfilaba otra crisis de
carácter cuasi epocal, la fuga de millones de refugiados de Siria hacia las
costas más seguras de los países europeos. Centenares de miles de personas
en marcha para huir de las bombas, de los horrores de la guerra civil y del
hambre, se dirigen hacia las costas de una Grecia exhausta y desmoralizada a
la que la misma Unión que la había humillado y empobrecido 1 ahora le pedía
hacerse cargo de una migración bíblica. (Paones, 2014)
La Unión Europea se rige por un sistema interno en régimen de democracia
representativa. Sus instituciones son siete: el Parlamento Europeo, el Consejo
Europeo, el Consejo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión
Europea, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo. El Consejo
Europeo ejerce funciones de orientación política general y de representación
exterior, y nombra a los jefes de las altas instituciones constitucionales; el
Parlamento Europeo y el Consejo ejercen la potestad legislativa en igualdad
de condiciones, tomando decisiones conjuntas a excepción de los
procedimientos legislativos especiales, donde el Parlamento desempeña un
papel meramente consultivo; la Comisión o Colegio de Comisarios aplica el
Derecho de la Unión, supervisa su cumplimiento y ejecuta sus políticas, y a
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ella corresponde en exclusiva la iniciativa legislativa ante el Parlamento y la


Comisión; el Tribunal de Justicia ejerce las labores jurisdiccionales supremas
en el sistema jurídico comunitario; el Tribunal de Cuentas supervisa y
controla el buen funcionamiento y la adecuada administración de las finanzas
y de los fondos comunitarios; y el Banco Central Europeo dirige y aplica la
política monetaria única de la zona euro.

La Unión Europea (UE) puede ser considerada única desde muy diversas
perspectivas. Como ya ha sido estudiado con profusión desde hace décadas,
nos encontramos ante una organización internacional de integración sin
parangón en la comunidad internacional, que se fundamenta en la noción de
supranacionalidad y está revestida de elementos de indudable inspiración
federal. La Unión ha demostrado, además, ser también extraordinariamente
flexible, dúctil e imaginativa a la hora de dotarse de una serie de elementos
jurídicos efectivos para conseguir en la práctica los fines perseguidos por sus
tratados constitutivos. Así, instrumentos como los convenios comunitarios
(celebrados entre Estados miembros de la Unión), los acuerdos
internacionales mixtos (celebrados conjuntamente por la Unión Europea y por
los Estados miembros), los instrumentos jurídicos internos de naturaleza
diferenciada de los bien conocidos reglamentos, directivas o decisiones (actos
atípicos como las Decisiones del Consejo, Decisiones de los representantes
de los Gobiernos de los Estados miembros reunidos en el seno del Consejo,
Resoluciones, etc.) o incluso la propia flexibilidad derivada de la frecuente
imprevisión del instrumento normativo a utilizar son verdadera seña de
identidad jurídica del funcionamiento diario de la Unión. No podemos ignorar
tampoco las potencialidades que suministra, especialmente en el último
tiempo, la inacabable cantera del soft law. En definitiva, esta peculiar
organización internacional es realmente única a la hora de desplegar una
imaginativa ingeniería jurídica capaz de buscar in extremis ‘soluciones a
medida’ a los problemas de no fácil encaramiento. (Martín, J & Pérez de
Nanclares, 2016).
Desde el año 2016, la UE encara la inminente salida del Reino Unido, lo que
ha precipitado, según las propias instituciones europeas, un proceso de
refundación.
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1.1.2 Reino Unido


El Reino Unido, oficialmente el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte es un país de países, es decir un conjunto de países, exactamente cuatro:
Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Esas cuatro naciones
conforman la totalidad del Reino Unido, que es un Estado soberano unitario
cuyo régimen de gobierno es la Monarquía parlamentaria bicameral, que tiene
sede en Londres.
Tras la aprobación de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE)
por un margen reducido (con un electorado casi dividido en mitades) y la
conformación del nuevo gobierno presidido por la Primera Ministra Theressa
May, se inició lentamente el proceso de implementación de la decisión. Los
desafíos a que se enfrenta Gran Bretaña son varios y de escalas muy
diferentes. (Clemente, 2016)
Un repaso a la historia de las relaciones con la UE revela que Gran Bretaña
siempre fue un socio incómodo. El ingreso al bloque en 1973 se produjo tras
negociar las condiciones de entrada y fue luego sometido a referendo en 1975.
Margaret Thatcher, entonces en la oposición, apoyó la posición de
permanencia pero luego, como Primera Ministra, se enfrentó duramente con
varios líderes europeos, principalmente con François Miterrand. Cuando se
organizó el espacio Schengen en 1985, el Reino Unido se negó a integrarlo.
En 1993 ingresó al mercado común, aceptando la libertad de movimiento de
bienes y personas, pero no adoptó el euro y mantuvo su propia moneda,
la libra esterlina. (Milward, 2002; Schnapper, 2000)
Entre 1973 y 2016, el debate sobre la relación Gran Bretaña-Europa generó
divisiones en los partidos políticos británicos entre “euroescépticos” y
europeístas, con un peso mayor de los primeros en el Partido Conservador y
de los segundos en el Partido Laborista, en tanto que el partido Liberal, luego
ampliado con la adhesión de los demócratas bajo la denominación de Lib
Dems, aparecía como unificado en torno al proyecto europeo. Un tema central
en ese debate era la cuestión de la independencia en términos institucionales
y normativos respecto del sistema de organismos europeos los cuales, en el
lenguaje cotidiano aparecen identificados con un término: “Brussels”. Esa
divergencia se manifestó claramente en torno al concepto de banco central
autónomo y estuvo en la base de la defensa del Banco de Inglaterra respecto
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del Banco Central Europeo. A comienzos de 2016, David Cameron negoció


con las autoridades europeas una serie de “condiciones especiales” para la
permanencia del Reino Unido en la UE, entre ellas, la seguridad de no
discriminación por permanecer fuera de la zona euro y salvaguardas para la
City como centro financiero ante posibles regulaciones de la UE o límites a
las ayudas que pudieran pedir los europeos a su llegada al país.
En la antesala de las negociaciones para procesar la salida de la UE, las
opiniones se dividen sobre los efectos económicos posibles: los partidarios
del Brexit sostienen que la economía británica es lo suficientemente fuerte
como para negociar con la UE un acuerdo que permita acceder al mercado
libre sin tener que aceptar el libre movimiento de personas. En el
Departamento del Tesoro, los expertos prevén dos escenarios ligeramente
diferentes: shock o shock severo. Ambos apuntan a una recesión a corto plazo
pero de gravedad diferente.

1.1.3 Unión Europea y Reino Unido

Más allá de los límites europeos, las reacciones y las expectativas se


multiplican. El anuncio de un “nuevo papel global del Reino Unido” despertó
el interés de muchos gobiernos, incluyendo algunos sudamericanos cuyas
expectativas se centran en las potencialidades del nuevo bilateralismo
británico en términos de apertura de mercado, una vez liberado el Reino
Unido de las restricciones de las normativas europeas.

La primera conversación telefónica de May con un mandatario extranjero fue


con Vladimir Putin, según las versiones de prensa “para limar asperezas”. El
comunicado del Kremlin explicó que los dos líderes mostraron satisfacción
por los avances en la cooperación política, comercial y económica y
acordaron intensificar el trabajo conjunto en varios frentes. La cumbre del G
20 de Beijing serviría para nuevos avances en esa dirección.

En otra línea diferente, la búsqueda de nuevos acuerdos de Gran Bretaña con


India, Australia y Nueva Zelanda parece apuntar a un “reencuentro” de las
comunidades que fueran parte del Imperio Británico. (Clemente, 2016)
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CAPITULO II

2.1. Decisión del Reino Unido


En la votación, que tuvo lugar el 23 de junio de 2016, un 48,1% de los británicos
votó a favor de quedarse en el bloque, pero un 51,8% se pronunció a favor de
abandonar la UE. El principal argumento de la campaña a favor de la salida fue que
con el Brexit los británicos iban a "recuperar el control" sobre sus propios asuntos,
en particular sobre sus fronteras, lo que permitiría un mejor control de la migración.

Lo interesante de la UE es que no se trata de un acuerdo desde el vértice de la


pirámide como el Mercosur o la Alianza del Pacífico, que miran sustancialmente
acuerdos comerciales. La UE es un entramado sumamente complejo que comprende
acuerdos de máxima pero también una miríada de trabajos sobre los más variados
temas de la vida cotidiana.

Una consecuencia económica del referéndum es la caída de los bonos británicos hasta
su mínimo en 1703 y la libra a niveles de 1985. Un estudio de la Bertelsmann Stiftung
en colaboración con el IFO Institute de Múnich anuncia que la salida de la Unión
podría costar al contribuyente inglés alrededor de €313.000.000.000 con un PBI en
contracción del 14% en 12 años. El estudio prevé dos escenarios: uno más benigno y
otro más severo. En el primero la pérdida per cápita del PBI se estabilizaría en €220
mientras que en el segundo se llegaría a €1.025.

A su vez, la salida del Reino Unido permitiría la cancelación de los gastos de la UE


en la participación del balance europeo consistente en el 0,5 por ciento del PBI. El
sector financiero perdería un 5 por ciento y podría perder más en el caso en que los
muchos institutos financieros con base en Londres decidieran trasladar sus sedes a
capitales de la eurozona, como por ejemplo Frankfurt. El sector químico sufriría las
pérdidas más altas, estimadas en un 11 por ciento, y luego el automóvil, el mecánico
y la ingeniería, porque están demasiado radicadas en las economías europeas con un
aumento de la desocupación del orden del 2 al 3 por ciento. (Martino, 2016)
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2.1.1 Argumentos a favor de la salida de la UE


Como en todo conflicto político, el Brexit ha sido protagonista de infinidad
de estrategias populistas y un alto grado de retórica por parte de ambos bandos
políticos para defender unos argumentos basados en ambos casos en temas
económicos, migratorios y de regulación.

Principales razonamientos en defensa del Brexit:

- El comercio: Una salida total de la UE resulta poco defendible y por ello,


los conservadores británicos han defendido que una vez abandonen ésta
renegociarían los tratados de comercio con los países de la unión, pero sin
estar sujetos a la ley europea. Esto habilitaría al gobierno inglés a
renegociar igualmente y con total libertad acuerdos con terceros países
como pudieran ser China o India. El grado de relación con la UE tras el
Brexit, en materia de comercio internacional, aún está por definir en tanto
han sido diversas las propuestas que se han hecho (Telegraph, 2016).
- Los presupuestos: Según afirman diversos medios (como the Guardian,
Europapress o the Economist, 2016), el gasto semanal destinado a los
presupuestos europeos ronda los 350 millones de libras que pudieran estar
aplicándose a cualquier otro uso directamente ligado al país.
- La legislación: Gran parte de las leyes que se aplican en Reino Unido
están influenciadas o redactadas por lo que los británicos llaman
“eurócratas”, burócratas europeos. Esto volvería a dotar de las
competencias necesarias al gobierno para legislar libremente en temas
como la sanidad, empleo o política migratoria. De esta manera retomaría
el control sobre sus fronteras (Debating Europe, 2016). Una crítica
recurrente es la de que por la cantidad de inmigrantes provenientes de la
UE que ingresan en el país al año, servicios públicos como los de salud
(NHS, National Health Service) se encuentran al borde del colapso.
También se ha hecho uso de clásicos argumentos en contra de la
inmigración como los que alegan que estos ocupan puestos de trabajo y
sus hijos plazas en los colegios británicos.
- A nivel de influencia: Reino Unido se ve limitado por Europa. Antes de
pertenecer a la UE, ya lideraba la Commonwealth, algo que podría
retomar y mantener la influencia y el apoyo que tiene de Europa. De este
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modo, sería capar de operar en los círculos internacionales con el mismo


poder y mayor libertad (Europapress, 2016).

En definitiva, se busca volver a ser una nación soberana a disposición de los


ciudadanos británicos.

2.1.2 Argumentos en contra (Bremain)


Los argumentos con los que se rebaten las ideas expuestas en el apartado
anterior, abarcan los mismos temas y ayudan a comprender el grado de
complejidad que caracteriza a este debate.

Por ejemplo, en relación con el comercio, cabe destacar como alrededor del
44% de las exportaciones de Reino Unido son a países de la UE. La pérdida
de las ventajas comerciales con las que actualmente cuentan, supondría en un
primer momento perder cerca de un millón de empleos y unos significativos
recortes al presupuesto, lo que incidiría negativamente en partidas de gasto
como la educación o la sanidad pública (Market Watch, 2016). A esto se le
sumaría el efecto de la incertidumbre en los mercados. De hecho, hay
empresas que están trasladando sus sedes a países de la UE lo que podría
derivar en un efecto arrastre entre las multinacionales cuya sede a nivel
europeo se encuentran por ejemplo en la City de Londres. Podría incluso
extenderse a la libra con una consecuente devaluación de está restando poder
adquisitivo a los ciudadanos británicos (Telegraph, 2016).

La regulación que viene desde Bruselas, facilita también el comercio, en tanto


establece unos estándares en materia de productos químicos o patentes, lo que
indirectamente facilita los negocios al equiparar las leyes de los 28 países
miembros.

En cuanto a los cambios que se harían en política migratoria, estos no


solventarían instantáneamente los problemas que se quieren evitar. Ni
siquiera aseguraría que se fuera a reducir significativamente la inmigración.
En sentido opuesto, la no libre circulación dificultaría a los británicos a viajar
por el continente o retirarse tras la jubilación a países del sur de Europa ya
que requeriría de un visado (Debating Europa, 2016). A nivel de geopolítica,
Reino Unido perdería poder de negociación al no estar respaldado por la UE
ni siquiera apoyándose en la Commonwealth. Medios como el Telegraph
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(2016) afirmaron que muchos de los argumentos en contra han sido


exagerados por los partidarios del Brexit por lo que aún está por ver en que
resultarán las intenciones de los conservadores en la era post-UE.

2.2 Efectos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea


2.2.1 Aspecto Comercial Internacional
García comentan que Reino Unido, después de su salida de la UE, tendrá que
ubicarse de nuevo en la escena internacional, negociando sin la fuerza que le
supone tener detrás a otros 27 Estados y que ofrece un mercado potencial de menor
interés para las eventuales contrapartes del que presentaba en un momento
anterior, lo que le producirá menores beneficios. En otras palabras, Reino Unido
tendrá que renegociar sus acuerdos comerciales con los Estados que crea
conveniente.

2.2.2 Aspecto Procesal

Por otro lado, Ángel Carrasco Perera, doctor en derecho de la Universidad


Autónoma de Madrid, indica que la salida de Reino Unido de la UE también tendrá
sus efectos en el derecho privado y procesal, debido a que los procedimientos de
insolvencia se encuentran regulados por el derecho de la UE. Londres,
mundialmente privilegiada como centro de solución de litigios, ya no se
beneficiara de las disposiciones del Reglamento relativo a los mercados de
instrumentos financieros y se someterá a lo siguiente:

- Las empresas de terceros países ofrecerán a los clientes establecidos en la


Unión, antes de la prestación de cualquier servicio o realización de
cualquier actividad, la posibilidad de someter toda eventual controversia
relacionada con dichos servicios o actividades a la jurisdicción de un
tribunal o de un tribunal de arbitraje de un Estado miembro.
Los acuerdos con las que cuenta Reino Unido referidos a este punto,
posiblemente ya no tengan validez al concretarse la salida de este país de
la UE lo que provocaría que Londres pierda su reconocimiento actual,
agrega Burkhard Hess y Marta Requejo, integrantes del Instituto Max
Planck de Luxemburgo para el Derecho Procesal Internacional, Europeo
y Regulatorio.
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CAPITULO III

3.1 Pronóstico de la relación futura entre la Unión Europea y Reino Unido


Torrecuadrada, catedrática en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales; y
García, integrante del Área de Derecho Internacional Público, ambos de la Universidad
Autónoma de Madrid, en el año 2017, mencionan a Araceli Mangas, catedrática
universitaria española y jurista especializada en derecho internacional y europeo, quien
plantea un abanico de posibilidades para un futuro no muy lejano (2019), es decir, cuando
Reino Unido finalmente se retire de la Unión Europea, las cuales son:

1) Negociar un acuerdo de retirada con una relación privilegiada o no.


2) Integrarse en el Espacio Económico Europeo (como Noruega, aceptar las normas
sin participar en su adopción)
3) Integrarse con la EFTA (regreso a 1960)
4) Negociar un acuerdo de libre comercio con la UE.
5) Negociar una Unión Aduanera (como Turquía) sin acceso al mercado interior.
6) Limitar sus relaciones a las reglas de la OMC.

Todo depende del acuerdo con el que se concluyan las negociaciones entre Reino Unido
y la Unión Europea.

Los modelos, que a opinión de Torrecuadrada y García, preferirá Reino Unido serán los
que le permitirán participar en el mercado interior de la Unión Europea pero excluyendo
una de las libertades fundamentales de esta unión: la libre circulación de personas. Una
pretensión que a la luz del Consejo de Asuntos Generales no es viable.

Efectos en el sector financiero de Reino Unido

Asimismo, Reino Unido debe asegurarse de que la Unión Europea tenga acceso
preferencial al mercado automovilístico y sobre todo al mercado financiero. El sector
financiero de Londres es el más grande del mundo, y como menciona Sajjad Karim,
representa el 10% del PIB de la nación, el 12% de los ingresos fiscales de la tesorería y
es el mayor exportador de servicios financieros al por mayor en el mundo, además de
generar empleo a más de un millón de trabajadores en todo el país; por lo que si no se da
una buena negociación con respecto a este punto, el gran perdedor seria este sector, como
afirma Araceli Mangas.
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Por otra parte, el gobierno británico, en un informe, resalta dos problemas para el sector
financiero: primero, por lo establecido en los estatutos de las empresas británicas con
respecto a operaciones comerciales con empresas de otros estados miembros que estaban
autorizadas por la legislación de la UE y viceversa; y segundo, el sector financiero se
encuentra regulado por normas de transposición de directivas europeas, por lo que de
confirmarse definitivamente la salida de Reino Unido de la UE, el gobierno de este país
buscaría la manera de evitar las brechas reglamentarias y ver como la legislación de la
UE podría o debería ser adoptada a su legislación.

Acuerdos privilegiados con la Unión Europea

De los modelos comentados por la profesora Mangas, el más interesante a opinión de


Torrecuadrada y García, es el hecho de que Reino Unido logre un acuerdo privilegiado
con la UE generaría controversias con los demás miembros, los cuales inclusive podrían
optar por salir de la UE, siguiendo el modelo británico (obtener acuerdos privilegiados).

El Modelo Suizo

Autores como Jacqueline Breidlid, oficial de la división del mercado interior de AELC y
Cenni Najy, integrante del departamento de ciencia política y relaciones internacionales
de la Universidad de Ginebra, entienden que el modelo suizo resultaría el modelo más
apropiado para resolver la futura relación entre la UE y Reino Unido, sobre todo por el
hecho de que Suiza incorpora unilateralmente y a su conveniencia la aplicación en su
territorio de las normas europeas que le interesan; sin embargo, hay que tener en cuenta
que los costos de mantener la relación son demasiados altos, ya que Suiza realiza
contribuciones solidarias a los países menos favorecidos de la UE.
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CAPITULO IV
4.1 El Brexit en la actualidad
En principio estaba estipulado que Reino Unido abandonaría la Unión Europea el 29 de
marzo de 2019. El plazo sin embargo fue extendido hasta el 31 de octubre de 2019,
creando así una incertidumbre en el contexto político, económico y financiero entre los
actores inmediatos.

Antes de acontecerse el referéndum en Bruselas (29 de marzo de 2019), la primera


ministra de Reino Unido, Theresa May, manifestó que buscaba que su plan del
aplazamiento del Brexit (hasta el 30 de junio) logre un respaldo mayoritario; a lo que
algunos miembros de la UE, como Francia e Italia, no colaborarán sin antes se establezcan
ciertas condiciones, como la de argumentar el porqué del aplazamiento; otros miembros,
como Alemania, Polonia, Holanda, con tal de facilitar el aplazamiento, apoyaran sin
establecer condiciones con la finalidad de evitar un daño en su economía.

Estas prorrogas ocasionaron cambios en la manera de pensar de los británicos con


respecto a la gestión de los acuerdos y si Reino Unido debería quedarse en la UE, como
lo demuestra los resultados de una encuesta realizada entre el 24 de enero y 17 de febrero
del presente año que publico el National Centre for Social Research, organismo de
investigación social independiente más importante de Reino Unido.

El análisis de la interdependencia de la economía británica deja claro que los lazos


comerciales e inversores más importantes del Reino Unido, además de con EEUU, se dan
con el resto de las economías de la UE, especialmente con Alemania, Francia y los Países
Bajos (con Luxemburgo, los lazos inversores que aparecen en los datos responden más a
la intermediación financiera que a inversiones directas efectivas). De hecho, la
interdependencia con Alemania en la actualidad es muy similar a la descrita por Keynes
en Consecuencias económicas de la paz respecto a la relación existente antes de la
Primera Guerra Mundial cuando afirma que “en cuanto a Inglaterra, exportábamos más a
Alemania que a cualquier otro país del mundo, excepto la India, y le comprábamos más
que a ningún otro país del mundo, salvo a Estados Unidos”. Exactamente la misma
posición que en la actualidad.

Sí que es cierto que EEUU es el principal socio económico del Reino Unido, y que el
comercio petrolero con Noruega (país no comunitario) es significativo. Sin embargo, el
conjunto de la UE pesa mucho más en los flujos económicos del Reino Unido que EEUU,
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y, en muchos ámbitos ambos se ven retroalimentados por la estructura de las cadenas de


suministro globales. Como se ha señalado, si tomamos la UE (excluyendo al Reino
Unido) como un todo, la intensidad de su relación económica con el Reino Unido casi
dobla a la de EEUU. En el ámbito de las inversiones directas, es indudable que los países
de la UE y loseuropeos no comunitarios (Suiza y Noruega) han construido un significativo
grado de interdependencia con el Reino Unido, y tomados en su conjunto adquieren un
nivel de interdependencia cercano al de EEUU y Canadá. Pero cabría destacar que los
países de la UE presentan una interdependencia con el Reino Unido muy superior a la
registrada, en su conjunto, con los países de la cuenca Asia-Pacífico.

Asimismo, no existe evidencia alguna que indique que la pertenencia del Reino Unido a
la UE sea un impedimento para que las empresas británicas puedan abrirse camino en los
mercados asiáticos, que son los más dinámicos del mundo. De hecho, el Reino Unido
puede utilizar de forma estratégica su pertenencia a la Unión para aumentar sus
exportaciones e inversiones hacia esos países. (Arahuetes, 2016)
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CAPITULO V

CONCLUSIONES
Primera Conclusión

El Brexit propone nuevos escenarios económicos en una situación mundial que aún no se
ha repuesto de la crisis de 2008, pero sobre todo obliga a situar un nuevo planteo político
en un Occidente amenazado por actos terroristas y populismos nacionalistas y xenófobos.
La existencia de un Estado supranacional muestra la realidad de una Europa compleja y
con fallas a la hora de las obligaciones comunes, pero siempre un punto de referencia para
los países que la componen y para toda la comunidad internacional como un experimento
de convivencia multicultural, multirracial, multi religiosa y multi creencias, pero
consciente de un destino de grandeza y consideración que ninguno de los estados
nacionales ha podido lograr en un ámbito de convivencia hacia la paz organizada.

Segunda Conclusión

El resultado del referéndum a favor del Brexit reconduce la situación al redil comunitario,
ya que en lugar de entrar en vigor una Decisión extra muros de los tratados constitutivos
como la aquí comentada, obliga a utilizar el cauce institucional expresamente previsto en
dichos tratados constitutivos para encauzar jurídicamente la retirada de un Estado
miembro. Plantea, sin duda, incertidumbres de todo tipo, pero sus líneas directrices están
perfectamente trazadas por el Derecho originario de la Unión.

Tercera Conclusión

La importancia de las relaciones comerciales, inversoras y la amplitud del grupo de países


de la UE que son tanto socios fundamentales como oportunidades estratégicas para el
Reino Unido, sumado a que Londres es hoy la principal plaza financiera del euro (algo
que difícilmente se mantendría si el Reino Unido abandonara la Unión), debilitan la
justificación económica para que los británicos optaran por abandonar la Unión Europea.

Cuarta Conclusión

El Brexit es entonces una respuesta a la emergencia del liberalismo autoritario y


representa un intento de reapropiarse el poder de la ciudadanía. Es la revuelta de los
pobres contra los ricos, de las periferias contra el capital, de quien ha perdido el control
de sus propias vidas y de su futuro contra aquellos que se han arrogado el monopolio del
dicho control.
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Bibliografía
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