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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

SUSTENTADA ENTRE EL CUARTO Y EL


DÉCIMO TRIBUNALES COLEGIADOS EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO

MINISTRO PONENTE: JOSÉ DE JESÚS GUDIÑO PELAYO


SECRETARIO: MIGUEL BONILLA LÓPEZ

ÍNDICE
PÁGS.

DENUNCIA DE CONTRADICCIÓN DE TESIS.......... 1

TRÁMITE.................................................................... 1

COMPETENCIA DE LA SALA.................................... 2

CONSIDERACIONES DEL PROYECTO................... 3

PUNTO RESOLUTIVO............................................... 26

SE ACOMPAÑAN DOS ANEXOS CON LAS


SENTENCIAS DE LOS TRIBUNALES
CONTENDIENTES.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS
SUSTENTADA ENTRE EL CUARTO Y EL
DÉCIMO TRIBUNALES COLEGIADOS EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO

PONENTE: MINISTRO JOSÉ DE JESÚS GUDIÑO PELAYO


SECRETARIO: MIGUEL BONILLA LÓPEZ

México, Distrito Federal. Acuerdo de la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día
nueve de junio de dos mil cuatro.

V I S T O S para resolver los autos de la denuncia de


contradicción de tesis 153/2003-PS y

RESULTANDO:

PRIMERO. Por escrito dirigido al Presidente de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, recibido en la Oficina de
Certificación Judicial y Correspondencia el cinco de noviembre de
dos mil tres, los Magistrados integrantes del Décimo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito denunciaron la
posible contradicción de tesis entre los criterios contenidos en la
resolución dictada por ellos en el amparo en revisión RC
350/2003 y en la jurisprudencia I.4º.C.J/3, emitida por el Cuarto
Tribunal Colegiado de la misma materia y circuito, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época,
tomo III, enero de mil novecientos noventa y seis, página ciento
setenta y ocho.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

SEGUNDO. Por auto de siete de noviembre de dos mil tres,


el Presidente de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
ordenó remitir los autos a la Primera Sala, en atención a la
materia civil de los criterios denunciados.

Por auto del dieciocho de noviembre del mismo año, el


Presidente de la Primera Sala de esta Suprema Corte ordenó la
formación y registro del expediente relativo a la denuncia y
requirió a los tribunales mencionados los expedientes en que
hubieren sustentado los criterios en posible contradicción o en su
defecto copia certificada de las ejecutorias respectivas, así como
el señalamiento de si se han apartado de los criterios establecidos
en esas resoluciones.

TERCERO. El agente del Ministerio Público Federal adscrito


formuló pedimento en el sentido de que debe prevalecer con el
carácter de jurisprudencia el criterio sostenido por el Décimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito.

CUARTO. Por acuerdo del cinco de marzo de dos mil


cuatro, dictado por el Presidente de esta Primera Sala, se tuvo
debidamente integrado el cuaderno y los autos se turnaron al
Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo para elaborar el proyecto
de resolución.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación es competente para conocer de esta
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denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo


dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A, de la Ley de
Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial
de la Federación, así como con los puntos segundo y cuarto del
Acuerdo 5/2001, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia, en
virtud de que la materia sobre la que versa la contradicción es de
índole civil, esto es, de la competencia exclusiva de esta Sala.

SEGUNDO. La denuncia proviene de parte legítima, en tanto


fue formulada por los Magistrados integrantes del Décimo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, y por ello su caso
encuadra en la hipótesis prevista en el artículo 197-A de la Ley de
Amparo, según la cual podrán denunciar la contradicción dichos
funcionarios.

TERCERO. En términos de la jurisprudencia plenaria


26/2001 (de rubro “CONTRADICCIÓN DE TESIS DE
TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS
PARA SU EXISTENCIA”, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, novena época, tomo XIII, abril de dos mil
uno, página setenta y seis) deben concurrir los siguientes
supuestos para que exista contradicción de tesis: a) que al
resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas
esencialmente iguales y se adopten criterios discrepantes; b) que
la diferencia de criterios se presente en las consideraciones,
razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias
respectivas, y c) que los distintos criterios provengan del examen
de los mismos elementos.
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Sobre la base de las reglas mencionadas, lo que procede es


examinar si en la especie existe o no contradicción de tesis entre
las sustentadas por el Cuarto y el Décimo Tribunales Colegiados
en Materia Civil del Primer Circuito.

De inicio, se precisa que es norma reiterada de esta


Suprema Corte de Justicia de la Nación que no obsta para
abocarse al conocimiento de estos asuntos el que sólo uno de los
criterios en contradicción esté plasmado en el formato de una
tesis y sea jurisprudencia firme, mientras que el otro sólo se halle
enunciado en la parte considerativa de una sola sentencia.

CUARTO. La disposición objeto de discrepancia en cuanto a


sus alcances es el artículo 1156 del Código Civil para el Distrito
Federal vigente, que dispone:

“ARTÍCULO 1156. El que hubiere poseído bienes


inmuebles por el tiempo y con las condiciones
exigidas por este Código para adquirirlos por
prescripción, puede promover juicio contra el que
aparezca como propietario de esos bienes en el
Registro Público, a fin de que se declare que la
prescripción se ha consumado y que ha adquirido,
por ende, la propiedad”.

Con relación a este precepto, el Cuarto Tribunal Colegiado


en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver los juicios de
amparo directo 274/90, 222/93, 1154/94, 3584/95 y 5664/95,
integró la siguiente jurisprudencia:
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Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo: III, Enero de 1996
Tesis: I.4o.C. J/3
Página: 178

“PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA. LEGITIMACIÓN


PASIVA EN EL JUICIO. Si el interesado en la
usucapión sabe quién es el propietario del bien
inmueble objeto de su pretensión pero en el
Registro Público de la Propiedad aparece como
titular una persona distinta, no es válido
considerar, sobre la base exclusiva de una
aplicación gramatical del artículo 1156 del Código
Civil para el Distrito Federal, que el juicio de
prescripción adquisitiva deba dirigirse únicamente
contra la persona cuyo nombre aparezca inscrito
en el Registro Público, sino que conforme a una
interpretación lógica y jurídica del mencionado
precepto, en la hipótesis mencionada, la demanda
debe enderezarse también contra el verdadero
propietario del bien inmueble, con lo cual surge un
litisconsorcio pasivo necesario, integrado por éste,
como auténtico titular de los derechos de dominio,
y la persona anotada en el Registro Público de la
Propiedad, por figurar como titular de un derecho
registral. La legitimación del primero obedece al
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fundamento de la usucapión, el cual, desde el


punto de vista del sujeto activo, responde a la
necesidad de poner fin a un estado de
incertidumbre de derechos (los generados por la
posesión apta para usucapir que tiene el actor y los
de propiedad que le asisten al titular del dominio),
en tanto que centrada la atención en el sujeto
pasivo, la prescripción adquisitiva descansa en la
inercia del auténtico propietario del bien, quien lo
abandonó en manos de otro poseedor, inercia que
da lugar a la usucapión, que constituirá la sanción
impuesta al propietario negligente. Vistas así las
cosas, es claro que el fundamento de la usucapión
no tendría operancia, si la prescripción adquisitiva
se demandara de alguien que no fuera el verdadero
propietario, porque el estado de incertidumbre
aludido no cesaría, al no haber sido tomados en
cuenta los derechos del auténtico dominador de la
cosa; además, no tendría sentido atribuir el
abandono del bien inmueble a quien no es
realmente su dominador; tampoco sería lógico
sancionar a quien no puede imputársele la calidad
de "propietario negligente". Por estas razones, si
está determinado quién es el propietario del bien
inmueble que se pretende usucapir, tal titular del
dominio está también legitimado pasivamente en la
causa, aun cuando no aparezca inscrito en el
Registro Público de la Propiedad, porque sólo su
actitud de abandono y negligencia podrían
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

constituir la causa para el acogimiento de la acción


de prescripción y, por otra parte, la estimación de
la demanda, en su caso, implicaría la privación de
los derechos de dominio del original propietario,
privación que se llevaría a cabo sin que hubiera
sido llamado a juicio, con una manifiesta infracción
a la garantía de audiencia, prevista en el artículo 14
constitucional”.

En las cinco ejecutorias que integraron la jurisprudencia


transcrita se sostuvo que la ratio legis del artículo 1156 del Código
Civil para el Distrito Federal, al disponer que el juicio de
prescripción adquisitiva sobre un bien inmueble “puede”
promoverse contra el que aparezca como propietario de él en el
Registro Público, está en el hecho de que ordinariamente el
propietario de un bien inmueble aparece como tal en el Registro
Público de la Propiedad.

Sin embargo, se precisó que existen casos en que hay


transmisiones de propiedad sobre bienes inmuebles y que, por
distintas razones, las operaciones correspondientes no se
inscriben en el Registro, lo que ocasiona que el verdadero
propietario no coincida con el titular registrado; por este motivo, si
el interesado en la prescripción adquisitiva sabe quién es el
propietario del bien inmueble objeto de su pretensión, pero en el
Registro Público de la Propiedad aparece como titular una
persona distinta, no debe estimarse, basándose en la mera
aplicación literal del artículo 1156, que el juicio de prescripción
adquisitiva deba dirigirse únicamente contra la persona cuyo

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nombre aparezca inscrito en el Registro Público, sino que la


demanda debe enderezarse también contra el verdadero
propietario del bien inmueble, en aras de respetar la finalidad
perseguida por la institución de la prescripción adquisitiva,
positiva o usucapión.

En efecto, esta figura, en lo que atañe al sujeto activo,


responde a la necesidad de poner fin a un estado de
incertidumbre de derechos (los generados por la posesión apta
para usucapir que tiene el actor y los de propiedad que le asisten
al titular del dominio), en tanto que en lo que hace al sujeto
pasivo, la prescripción adquisitiva descansa en la inercia del
autentico propietario del bien, quien lo abandonó en manos de
otro poseedor, inercia que da lugar a la prescripción, que
constituye la sanción al propietario negligente.

Vistas así las cosas, continuó este tribunal colegiado, la


teleología de la prescripción adquisitiva se vería frustrada si en la
prescripción adquisitiva, conociendo quién es el verdadero dueño,
el poseedor demandara a alguien que no fuere el propietario,
porque el estado de incertidumbre aludido no cesaría, al no haber
sido tomados en cuenta los derechos del auténtico dominador de
la cosa; además, no tendría sentido atribuir el abandono del bien
inmueble a quien no es realmente su dominador ni sancionar a
quien no puede imputársele la calidad de “propietario negligente”.

De esta suerte, dijo el colegiado, si el poseedor conoce al


propietario y pretende entablar la acción prevista en el artículo
1156, debe hacerlo en contra del verdadero propietario y de la
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persona anotada en el Registro Público de la Propiedad, por


figurar como titular de un derecho registral, al actualizarse la
figura de un litisconsorcio pasivo necesario.

Por estas razones, concluyó el Cuarto Tribunal Colegiado en


Materia Civil del Primer Circuito, si está determinado quien es el
propietario del bien inmueble que se pretende usucapir, tal titular
del dominio está también legitimado pasivamente en la causa,
aun cuando no aparezca inscrito su título en el Registro Público
de la Propiedad, porque sólo su actitud de abandono y
negligencia podrían constituir la causa para el acogimiento de la
acción de la prescripción y, por otra parte, la estimación de la
demanda, en su caso, implicaría la privación de los derechos de
dominio del original propietario; privación que se llevaría a cabo
sin que hubiera sido llamado juicio, en franca violación a la
garantía de audiencia, tutelada en el artículo 14 constitucional.

En cambio, el Décimo Tribunal Colegiado en Materia Civil


del Primer Circuito, al resolver el recurso de revisión RC
350/2003, fallado el veintiocho de octubre de dos mil tres, estimó
que si el interesado en la prescripción adquisitiva (actor) sabe
quién es el propietario del bien inmueble objeto de la pretensión,
pero en el Registro Público de la Propiedad aparece una persona
distinta, no es válido considerar que aquél deba ser demandado,
en tanto que de los términos expresos del artículo 1156 del
Código Civil para el Distrito Federal no se desprende que pueda
ser demandado ningún sujeto diferente de quien aparece como
dueño en el Registro Público:

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

“Al respecto debe precisarse, que la razón


fundamental del llamamiento de quien se reconoce
como verdadero propietario y el hecho de que éste
hubiere transmitido los derechos de propiedad
mediante un contrato de fecha cierta, no es la
razón fundamental para dejar de llamar a la
sucesión quejosa al juicio de prescripción positiva,
sino que ello acontece, por disposición de la ley,
atendiendo a lo que prescribe el artículo 1156 del
Código Civil, que se transcribe:

Art. 1156.- El que hubiere poseído bienes


inmuebles por el término y con las condiciones
exigidas por este Código para adquirirlo por
prescripción, puede promover juicio contra el que
aparezca como propietario de esos bienes en el
Registro Público, a fin de que se declare que la
prescripción se ha consumado y que ha adquirido,
por ende, la propiedad.

Precepto que no merece más que una aplicación


objetiva y lógica, por lo que si el numeral citado
únicamente establece que debe promoverse el
juicio en contra de quien aparezca como
propietario en el Registro Público, no requiere de
una interpretación diferente y por ello el
litisconsorcio pasivo necesario no se justifica con
el llamamiento de quien la actora de ese juicio
reconozca como propietario.
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Si bien existe la necesidad de poner fin a un estado


de incertidumbre de derechos, lo cierto es que ello
sólo se obtiene de forma objetiva, enderezando la
acción en contra de quien aparece como dueño en
el Registro Público de la Propiedad, ya que
considerarlo de otra manera, es decir, llamar a
todos los que en un momento dado hubieren
obtenido derechos de propiedad del inmueble
controvertido, para que los dedujera en el mismo
juicio, haría nugatoria la verdadera intención del
precepto legal citado, es decir otorgarle al
propietario, quien cumplió en su momento con
obtener un título y el registro, su llamamiento para
que pueda ser oído y vencido en juicio, porque
será finalmente, por sí, o por la transmisión de
propiedad, quien abandonó el bien en manos del
poseedor actual.

Es decir, si la intención del precepto legal que se


analiza hubiere sido que además se tuviera que
llamar a quien fuera propietario sin estar inscrito
en el Registro Público, entonces así se hubiera
dispuesto, sin embargo, al limitar la promoción del
procedimiento judicial, sólo en contra de quien
aparece registrado y goza de los efectos
declarativos de la publicidad, tiene como fin que
esa inercia se propague en contra de todos los que
en un momento dado hubieren tenido derechos de
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propiedad y en ese supuesto, se evita que si el


inmueble hubiere tenido varios propietarios por
transmisiones ininterrumpidas o no, acudan al
juicio tantas veces como vayan apareciendo, y con
lo que no se terminaría con ese estado de
incertidumbre porque se obligaría a que el actor de
ese juicio haga una investigación desde los
orígenes de la propiedad y que hubieren
proliferado con posterioridad de quien aparece
como dueño inscrito sobre el predio y lo que en un
momento dado también haría interminable el juicio
en cuestión.

Es decir, la sanción del abandono en manos de


quien finalmente acreditó su derecho posesorio,
repercute en todos los que en un momento dado
adquirieron la propiedad del inmueble y si alguno
de éstos tuviera que deducir un derecho, no sería
con su llamamiento a ese juicio de prescripción
adquisitiva, para que ahí los hiciera valer como
parte integrante del litisconsorcio pasivo
necesario, sino que tendría que enderezar su
acción mediante diversos procedimientos.

Si en un momento dado, el que se considera


verdadero propietario, transmitió sus derechos
sobre el bien, con los documentos que resultaron
suficientes para probar los elementos de la
prescripción positiva, éste, en efecto, debe resentir
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la inercia frente a quien se encuentra registrado


como propietario y si el que se considera
verdadero propietario no inscribió su título para
que hubiere estado en la hipótesis del precepto
citado, ante esa negligencia, su derecho que le
pudiera corresponder, impugnando el título de la
acción prescriptoria, no puede ser legalmente
observado en ese contradictorio.

Además, aun en el caso de que se llamara a juicio


también como demandado a quien se reconoce
como verdadero propietario, éste no sería objeto
de prestación ni de condena lógica, ya que su
derecho no lo podría alegar solamente con relación
al tiempo de la usucapión, sino que estaría en
condiciones de enfrentar su derecho de propiedad
en contra de quien pretende la condena a su favor,
y por ende desnaturalizaría el juicio de
prescripción positiva en donde no puede
legalmente dilucidarse esa situación, puesto que
en una acción de tal naturaleza sólo se debe
constreñir a declarar, si procediera, que ha operado
la prescripción positiva, sin ponderar ni enfrentar
el derecho de propiedad de alguna otra parte que
no sea quien esté inscrito en el Registro Público.

Si bien, uno de los elementos de la acción de


prescripción adquisitiva, es la causa generadora de
la posesión, lo cierto es que también ésta puede
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consolidarse con títulos defectuosos, dado que


sólo se tiene la obligación de justificar la existencia
del hecho que señaló como causa generadora de
su posesión, como un acto jurídico que le permite
comportarse objetivamente como propietario,
mediante la realización de actos que revelen su
dominio sobre el inmueble para hacerlo suyo.

En ese supuesto, lo que realmente importa, es que


el juzgador conozca el acto generador de la
posesión, para que pueda determinar si la calidad
de ésta es en concepto de propietario, originaria o
derivada, de buena o mala fe, porque el acto
jurídico defectuoso no es el que constituye la
fuente de adquisición de la propiedad, sino que
ésta se encuentra en la propia ley que prevé la
institución de la usucapión, dado que aquel acto
sólo cumple la función de poner de manifiesto que
la posesión no se disfruta en forma derivada, sino
en concepto de propietario, sobre la base de un
título que aun cuando esté viciado, la ley le
atribuye efectos jurídicos.

En diverso contexto, debe precisarse que el Juez


de Distrito no pasó por alto que la tercera
perjudicada fuera hija del autor de la sucesión
quejosa, ya que, si quien vendió el inmueble a la
tercera perjudicada no inscribió su título de
propiedad ante el Registro Público, no está en el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

supuesto de integrarse un litisconsorcio pasivo


necesario, puesto que no se actualiza la hipótesis
del artículo 1156 del Código Civil, como se ha
dejado visto.

En ese mismo supuesto, no basta demostrar ante


el Juez de Distrito la propiedad, o bien o la
posesión del inmueble en controversia, sino que el
derecho de la parte quejosa no se encuentra
legitimado por la ley para que acuda al juicio de
prescripción positiva, dado que el precepto legal
citado limita al accionante a demandar sólo a quien
se encuentra inscrito en el Registro Público”.

Y después, refiriéndose al criterio del Cuarto Tribunal


Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito:

“No se comparte el criterio anterior, porque


corresponde al juzgador interpretar la ley en un
sentido objetivo y en ese contexto, si el precepto a
que alude esa jurisprudencia, 1156 del Código Civil,
establece que se puede promover el juicio en
contra de quien aparece como propietario en el
Registro Público, así debe hacerse, por más que el
accionante de ese proceso reconozca como dueño
a aquél de quien adquirió la propiedad, ya que ello
implicaría que se tuviera que investigar y llamar a
juicio a tantas personas como todas aquéllas que
consideraran tener algún derecho de propiedad
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

sobre el mismo inmueble, cuando que la acción de


prescripción positiva se actualiza para que cese el
estado de incertidumbre y únicamente exige, como
un elemento de esa acción, que se demuestre la
causa generadora de la posesión en su carácter de
propietario con el fin de verificar que la posesión
sea en el carácter de dueño y desvanecer la
posibilidad de que esa posesión sea derivada.

En ese supuesto, si se acogiera al contenido de la


tesis, todos los que se consideraron con un
derecho de propiedad tendrían que ser llamados al
juicio y enfrentar sus títulos en una acción que
tiene otra razón, además que éstos, en un
momento dado, estarían en posibilidad de pedir un
mejor derecho frente a los otos, cuando, como ya
se ha dicho, el título base de la causa posesoria
sólo tiende a acreditar el carácter de dueño del
poseedor que pretende la condena en el juicio de
usucapión y sólo otorga el derecho de réplica al
propietario que inscribió su título, ya que si el
precepto legal tuviera otra intención, es decir,
establecer quién es el verdadero propietario y
dilucidar su derecho, así lo hubiere dispuesto, sin
embargo no lo hace”.

Las premisas en que se basa este tribunal son las


siguientes:

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

1. El artículo 1156 dispone expresamente que a quien “debe”


llamarse a juicio es a quien aparece como propietario.

2. Si se llamara a todos los que en su momento hubieran


obtenido derechos de propiedad respecto del inmueble
controvertido, se haría nugatoria la finalidad del dispositivo 1156,
que no es otra sino la de que sea llamado a juicio al propietario
que, en su oportunidad, obtuvo un título y el registro respectivo.

3. De haber sido otra la intención del legislador, el texto del


artículo en cuestión habría sido diferente.

4. Suponer lo contrario, implicaría que el actor tuviera que


hacer una investigación sobre los orígenes de la propiedad y
llamar a todos y cada uno de los que, con posterioridad de quien
aparece como dueño en el Registro, tengan derechos de
propiedad sobre el inmueble en disputa, e incluso a que éstos
compitieran entre sí para disputar un mejor derecho.

5. Así, basta con vencer en juicio a quien aparece como


propietario, para que ello repercuta en todos los que en un
momento dado hubieran adquirido la propiedad del inmueble y si
alguno de éstos tuviera que deducir un derecho en contra del
adquirente por prescripción, tendría otras vías expeditas para
hacerlo.

6. En el caso de que se llamara a juicio al verdadero


propietario, éste opondría al poseedor su derecho de propiedad,
lo que desnaturalizaría a la acción de prescripción positiva, que
está circunscrita a determinar si ha operado la usucapión respecto
de un inmueble que aparece inscrito a nombre de alguno, por

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

fundarse en una posesión no derivada sino ejercida en carácter


de dueño.

QUINTO. Esta Primera Sala considera que sí existe la


contradicción de tesis entre los criterios sustentados por los dos
tribunales colegiados de circuito.

La contradicción está en determinar si, sobre la base del


artículo 1156 del Código Civil para el Distrito Federal, el que
intenta juicio de prescripción positiva sólo debe demandar a quien
aparece como propietario del inmueble en el Registro Público de
la Propiedad, a pesar de conocer al verdadero propietario, o si,
por el contrario, en esta hipótesis, deben ser llamados ambos
sujetos.

Ambos tribunales examinaron el mismo problema sobre la


base de elementos semejantes: el alegato de un quejoso en el
sentido de que no fue llamado al juicio de prescripción positiva, no
obstante que el actor conocía que, aun y cuando no tenia
registrado su título, él era, en realidad, el verdadero propietario
del inmueble en disputa; los razonamientos en que basan sus
respectivas posturas, además, están expuestos en las
consideraciones de las sentencias por ellos resueltas.

Ahora bien, en opinión de esta Sala, si el poseedor sabe


quién es el verdadero propietario, debe demandar tanto a éste
como a quien aparece como dueño en el Registro.

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

Las razones en que descansa esta solución son las


siguientes:

1. En primer término, hay que señalar que el artículo 1156


del Código Civil dispone que el juicio de prescripción adquisitiva
“puede” entablarse contra quien aparece como dueño en el
Registro, y no que “debe” deducirse contra quien aparece como
dueño en el Registro, como si estableciera una limitante, de
manera que sólo operase en esos términos literales.

En segundo lugar, la posición de que la acción de


prescripción está limitada sólo contra quién aparece como titular
del derecho registral, parte de la idea de que, si tuviera que llamar
al verdadero propietario, conociendo el poseedor que éste es
persona distinta de la que aparece como tal en el Registro Público
de la Propiedad, se le obligaría a investigar los orígenes de la
propiedad y a investigar cuántos propietarios pudo haber tenido o
tiene el bien respecto del cual ha ejercido la posesión.

Esta premisa no se comparte, porque en verdad la regla de


que deben ser llamados al juicio de prescripción adquisitiva tanto
el verdadero dueño como el titular del derecho registral sólo se
predica para los casos en que el poseedor sabe que existe un
propietario cierto y lo conoce, y que éste es distinto de quien
aparece inscrito en el Registro.

En esta tesitura, conforme a lo propuesto aquí, no se obliga


al actor a indagar quiénes son o han sido propietarios del

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

inmueble, pues él de antemano sabe que contra quien en verdad


pretende adquirir es sujeto distinto del titular del derecho registral.

2. En otro orden, el argumento de que si el legislador


hubiera querido que, en casos como el que se estudia, fueran
llamados el verdadero propietario y quien aparece en el Registro
Público, así lo habría dispuesto, no es sostenible, en atención a
que, primero, no es verdad que siempre la voluntad legislativa
queda plasmada en normas positivas, pues casos hay, y muchos,
en los que a pesar de que la intención del legislador es clara, no
queda plasmada en los textos que finalmente aprueba, bien por
omisión o bien por defecto en la redacción de la norma, de modo
que el silencio del legislador no es prueba suficiente de que su
voluntad es no regular cierta hipótesis con determinada
consecuencia jurídica; en segundo lugar, la intención del
legislador en esta materia no puede ser otra que la de dar plena
eficacia a la institución misma de la usucapión, de manera que en
la especie cabría dilucidar si entendiendo a la norma tal y como
pretende el Décimo Tribunal Colegiado se satisface la teleología
de la figura de la prescripción adquisitiva o no, o si ello se
consigue con la interpretación del Cuarto Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito.

3. Ahora bien, cierto es que si el inmueble está registrado a


nombre de un sujeto determinado, es en contra de éste que debe
intentarse la acción de prescripción positiva, y que la sentencia
que en su momento llegara a dictarse repercutirá en todos
aquellos que hubieran adquirido la propiedad con posterioridad;
ello, sin embargo, debe ser visto como una regla general, que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

opera en los casos ordinarios en los que lo único que se sabe es


que el inmueble está registrado en favor de cierto sujeto (quien
puede o no ser ya propietario).

La carga exclusiva para el poseedor, en este caso, es la de


dirigir su acción en contra del titular del derecho registral, y nada
más; no podría obligársele a investigar si dicho sujeto es o no el
propietario cierto del bien litigado.

Ahora bien, lo regular, lo ordinario, lo que se espera, es que


coincidan en una sola persona la calidad de propietario y la de
tenedor del registro de propiedad del inmueble.

Esto, sin embargo, no siempre ocurre así, pues existen


múltiples casos en los que, sin importar la razón, las anotaciones
regístrales dejan de producirse y acontece, como en las hipótesis
que analizaron los tribunales contendientes, que no coincide la
persona a cuyo nombre aparece registrado un bien con la del
verdadero dominador.

La regla establecida en el artículo 1156 está diseñada,


precisamente, para estos supuestos, en los que el único dato con
que cuenta el poseedor es el del Registro Público de la
Propiedad. Evidentemente, en estas condiciones, no cabría exigir
más al poseedor que pretende usucapir que entable demanda en
contra de la persona a cuyo nombre aparece inscrito el bien.

Otra hipótesis que puede acaecer es la de que el inmueble


no tenga inscripción alguna en el Registro Público de la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

Propiedad, caso en el cual no se deduce acción, sino que el


poseedor debe acudir a la vía prevista en los artículos 3046,
fracción I, inciso a), y 3047 del Código Civil:

“ARTÍCULO 3046. La inmatriculación es la


inscripción de la propiedad o posesión de un
inmueble en el Registro Público de la Propiedad,
que carece de antecedentes registrales. Para
cualquiera de los procedimientos de
inmatriculación a que se refieren los artículos
siguientes, es requisito previo que el Registro
Público emita un certificado que acredite que el
bien de que se trate no está inscrito, en los
términos que se precisen en las disposiciones
administrativas que para el efecto se expidan.

El Director del Registro Público podrá allegarse


información de otras autoridades administrativas.

El interesado en la inmatriculación de la propiedad


o posesión de un inmueble podrá optar por
obtenerla mediante resolución judicial o mediante
resolución administrativa, en los términos de las
disposiciones siguientes:
I. La inmatriculación por resolución judicial se
obtiene:
a) Mediante información de dominio, y
b) Mediante información posesoria”.

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

“ARTÍCULO 3047. En el caso de la información de


dominio a que se refiere el inciso a) de la fracción I
del artículo anterior, el que haya poseído bienes
inmuebles por el tiempo y con las condiciones
exigidas para prescribirlos establecidas en el Libro
Segundo, Título Séptimo, Capítulo II del Código
Civil, y no tenga título de propiedad o, teniéndolo
no sea susceptible de inscripción por defectuoso,
podrá ocurrir ante el Juez competente para
acreditar la prescripción rindiendo la información
respectiva, en los términos de las disposiciones
aplicables del Código de Procedimientos Civiles.

Comprobados debidamente los requisitos de la


prescripción, el Juez declarará que el poseedor se
ha convertido en propietario en virtud de la
prescripción y tal declaración se tendrá como título
de propiedad y será inscrita en el Registro Público
de la Propiedad”.

Como se aprecia, el sistema del Código Civil en esta materia


sólo distingue, de manera expresa, dos hipótesis: a) se pretende
prescribir un bien registrado o b) se pretende prescribir un bien sin
registro; no contempla la diversa hipótesis en la que el bien está
registrado, pero a nombre de quien no es el verdadero propietario
y esto es correcto, pues en principio ambos sujetos deben
coincidir y si así no ocurriera no hay porque establecer una carga

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

adicional y prácticamente irrealizable al poseedor de investigar


quién en verdad detenta la propiedad.

Sin embargo, sería nugatorio del fin perseguido por la


usucapión suponer que el artículo 1156 limita el ejercicio de la
acción de prescripción positiva sólo en contra del propietario que
aparece en el Registro Público, cuando se sabe de antemano que
el propietario real es otro.

Ante esta circunstancia, el poseedor que quiera adquirir por


prescripción debe demandar a los dos sujetos mencionados, pues
sólo así el estado de incertidumbre que entraña la posesión
cesaría, pero tomando en cuenta los derechos del auténtico
dominador de la cosa y respetando su garantía de audiencia
previa al acto privativo; además, así no se atribuiría el abandono
del bien inmueble a quien no es realmente su dominador ni se
sancionaría a quien no puede imputársele la calidad de
“propietario negligente”.

Así, en la hipótesis a examen, se configura un verdadero


litisconsorcio pasivo necesario, en tanto que dos sujetos han de
ser demandados por causa de una misma pretensión, la de
usucapir un inmueble respecto del cual uno goza de un derecho
registral y otro de uno de propiedad.

Por otra parte, no es verdad que, de ser llamado el


propietario verdadero, sólo podría oponer su derecho de
propiedad en contra de quien se dice poseedor, pues en este
caso y en el de que sólo hubiera sido llamado a juicio quien
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

aparece como dominador en el Registro, las defensas y


excepciones que pudieran oponerse sólo podrían estar referidas a
que no se satisfacen los requisitos de la prescripción positiva por
una u otra razón.

En atención a lo expuesto, se concluye que debe prevalecer


el siguiente criterio con el carácter de jurisprudencia:

PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA. LA ACCIÓN


PREVISTA EN EL ARTÍCULO 1156 DEL CÓDIGO
CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL DEBE
DIRIGIRSE CONTRA QUIEN APARECE COMO
PROPIETARIO EN EL REGISTRO PÚBLICO Y
TAMBIÉN EN CONTRA DEL VERDADERO
PROPIETARIO, CUANDO NO COINCIDAN, SI EL
POSEEDOR SABE DE ANTEMANO QUIÉN ES ESTE
ÚLTIMO. El sistema del Código Civil en materia de
prescripción adquisitiva sólo distingue, de manera
expresa, dos hipótesis: se pretende adquirir por
prescripción: a) un bien registrado o b) un bien sin
registro (artículos 1156 y 3047). Sin embargo, no
contempla la diversa hipótesis en la que el bien está
registrado, pero a nombre de quien no es el verdadero
propietario. Esto es correcto en la generalidad de los
casos, pues en principio ambos sujetos deben coincidir
y si así no ocurriera no hay por qué establecer una
carga adicional y prácticamente irrealizable para el
poseedor de investigar quién en verdad detenta la
propiedad. Sin embargo, sería nugatorio del fin
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

perseguido por la prescripción adquisitiva suponer que


el artículo 1156 del Código Civil para el Distrito Federal
limita el ejercicio de la acción respectiva sólo en contra
del propietario que aparece en el Registro Público,
cuando se sabe que el propietario real es otro. Ante
esta circunstancia, el poseedor que quiera adquirir
debe demandar a los dos sujetos mencionados, pues
sólo así el estado de incertidumbre que entraña la
posesión cesaría, aunque tomando en cuenta los
derechos del auténtico dueño de la cosa y respetando
su garantía de audiencia previa al acto privativo;
además, así no se atribuiría el abandono del bien
inmueble a quien no es realmente su propietario ni se
sancionaría a quien puede imputársele la calidad de
“propietario negligente”.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. Sí existe contradicción entre las tesis


sustentadas por el Cuarto y el Décimo Tribunales Colegiados en
Materia Civil del Primer Circuito.

SEGUNDO. Debe prevalecer el criterio sustentado por esta


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
conforme a la tesis que ha quedado redactada en la parte final del
último considerando de esta resolución.

TERCERO. Publíquese la jurisprudencia aprobada en el


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, y remítase al
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 153/2003-PS

Tribunal Pleno y a la Segunda Sala de esta Suprema Corte de


Justicia de la Nación, a los tribunales de circuito y a los juzgados
de distrito, en acatamiento a lo dispuesto en el artículo 195 de la
Ley de Amparo.

Notifíquese; envíese testimonio de esta resolución a los


tribunales contendientes y, en su oportunidad, archívese el toca
como asunto concluido.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por unanimidad de cuatro votos de los
Señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo (ponente), Juan
N. Silva Meza, José Ramón Cossío Díaz y Presidenta Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Ausente el Ministro
Humberto Román Palacios.

Firman la Ministra Presidenta de la Primera Sala y Ministro


Ponente con el Secretario de Acuerdos, que autoriza y da fe.

PRESIDENTA

MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA


VILLEGAS

PONENTE:

MINISTRO JOSÉ DE JESÚS GUDIÑO PELAYO

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EL SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA

LIC. MANUEL DE JESÚS SANTIZO RINCÓN

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