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EL LABERINTO DE LA SOLEDAD 2.

- Rajarse, Abrirse, Agacharse

Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o


1.- Mascaras mexicanas
licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se
Al iniciar mi vida en los Estados Unidos residí algún tiempo encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la
en Los Ángeles, ciudad habitada por más de un millón de sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un
personas de origen mexicano. A primera vista sorprende al tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra,
viajero —además de la pureza del cielo y de la fealdad de las la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso
dispersas y ostentosas construcciones— la atmósfera de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar
vagamente mexicana de la ciudad, imposible de apresar con con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la
palabras o conceptos. Esta mexicanidad —gusto por los cólera de esas almas cargadas de electricidad. Atraviesa la
adornos, descuido y fausto, negligencia, pasión y reserva— vida como desollado; todo puede herirle, palabras y sospecha
flota en el aire. Y digo que flota porque no se mezcla ni se de palabras.
funde con el otro mundo, el mundo norteamericano, hecho de El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos
precisión y eficacia. Flota, pero no se opone; se balancea, defendemos del exterior: el ideal de la "hombría" consiste en
impulsada por el viento, a veces desgarrada como una nube, no "rajarse" nunca. Los que se "abren" son cobardes. Para
otras erguida como un cohete que asciende. Se arrastra, se nosotros, contrariamente a lo que ocurre con otros pueblos,
pliega, se expande, se contrae, duerme o sueña, hermosura abrirse es una debilidad o una traición. El mexicano puede
harapienta. Flota: no acaba de ser, no acaba de desaparecer. doblarse, humillarse, "agacharse", pero no "rajarse", esto es,
permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad. El
Algo semejante ocurre con los mexicanos que uno "rajado" es de poco fiar, un traidor o un hombre de dudosa
encuentra en la calle. Aunque tengan muchos años de vivir fidelidad, que cuenta los secretos y es incapaz de afrontar los
allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma y sientan peligros como se debe. Las mujeres son seres inferiores
vergüenza de su origen, nadie los confundiría con los porque, al entregarse, se abren. Su inferioridad es
norteamericanos auténticos. Y no se crea que los rasgos constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que
físicos son tan determinantes como vulgarmente se piensa. Lo jamás cicatriza.
que me parece distinguirlos del resto de la población es su Nuestras relaciones con los otros hombres también
aire furtivo e inquieto, de seres que se disfrazan, de seres que están teñidas de recelo. Cada vez que el mexicano se confía a
temen la mirada ajena, capaz de desnudarlos y dejarlos en un amigo o a un conocido, cada vez que se "abre", abdica. Y
cueros. teme que el desprecio del confidente siga a su entrega… El
que se confía, se enajena; "me he vendido con Fulano",
Algunos pretenden que todas las diferencias entre los decimos cuando nos confiamos a alguien que no lo merece.
norteamericanos y nosotros son económicas, esto es, que Esto es, nos hemos "rajado", alguien ha penetrado en el
ellos son ricos y nosotros pobres, que ellos nacieron en la castillo fuerte. La distancia entre hombre y hombre, creadora
Democracia, el Capitalismo y la Revolución Industrial y del mutuo respeto y la mutua seguridad, ha desaparecido. No
nosotros en la Contrarreforma, el Monopolio y el Feudalismo. solamente estamos a merced del intruso, sino que hemos
…[Pero en verdad] ¿qué nos hace diferentes, y en qué abdicado.
consisten esas diferencias? Todas estas expresiones revelan que el mexicano
considera la vida como lucha, concepción que no lo distingue
La contemplación del horror, y aun la familiaridad y del resto de los hombres modernos. El ideal de hombría para
la complacencia en su trato, constituyen contrariamente uno otros pueblos consiste en una abierta y agresiva disposición
de los rasgos más notables del carácter mexicano. Los Cristos al combate; nosotros acentuamos el carácter defensivo, listos
ensangrentados de las iglesias pueblerinas, el humor a repeler el ataque. El "macho" es un ser hermético,
macabro de ciertos encabezados de los diarios, los "velorios", encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que
la costumbre de comer el 2 de noviembre panes y dulces que se le confía. La hombría se mide por la invulnerabilidad ante
fingen huesos y calaveras, son hábitos, heredados de indios y las armas enemigas ante los impactos del mundo exterior.
españoles, inseparables de nuestro ser. Nuestro culto a la Nuestra historia está llena de frases y episodios que revelan
muerte es culto a la vida, del mismo modo que el amor, que la indiferencia de nuestros héroes ante el dolor y el peligro.
es hambre de vida, es anhelo de muerte. El gusto por la Es significativo, por otra parte, que el
autodestrucción no se deriva nada más de tendencias homosexualismo masculino sea considerado con cierta
masoquistas, sino también de una cierta religiosidad. indulgencia, por lo que toca al agente activo. El pasivo, al
contrario, es un ser degradado y abyecto. El juego de los
Y no terminan aquí nuestras diferencias. Ellos son "albures" —esto es, el combate verbal hecho de alusiones
crédulos, nosotros creyentes; aman los cuentos de hadas y obscenas y de doble sentido, que tanto se practica en la
las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas. Los ciudad de México— transparenta esta ambigua concepción.
mexicanos mienten por fantasía, por desesperación o para Cada uno de los interlocutores, a través de trampas verbales
superar su vida sórdida; ellos no mienten, pero sustituyen la y de ingeniosas combinaciones lingüísticas, procura
verdad verdadera, que es siempre desagradable, por una anonadar a su adversario; el vencido es el que no puede
verdad social. Nos emborrachamos para confesarnos; ellos contestar, el que se traga las palabras de su enemigo. Y esas
para olvidarse... Los norteamericanos quieren comprender; palabras están teñidas de alusiones sexualmente agresivas; el
nosotros contemplar. Son activos; nosotros quietistas: perdidoso es poseído, violado, por el otro. Sobre él caen las
disfrutamos de nuestras llagas como ellos de sus inventos. burlas y escarnios de los espectadores. Así pues, el
Creen en la higiene, en la salud, en el trabajo, en la felicidad, homosexualismo masculino es tolerado, a condición de que se
pero tal vez no conocen la verdadera alegría, que es una trate de una violación del agente pasivo. Como en el caso de
embriaguez y un torbellino. En el alarido de la noche de fiesta las relaciones heterosexuales, lo importante es "no abrirse" y,
nuestra voz estalla en luces y vida y muerte se confunden; su simultáneamente, rajar, herir al contrario.
vitalidad se petrifica en una sonrisa: niega la vejez y la -----------
muerte, pero inmoviliza la vida. FUENTE: Paz, Octavio (1950), El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura
Económica, México, 3ra Edición, Colección Popular 2004.

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