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La ciudad de Rafaela, fue formada por Guillermo Lehmann en 1881. Al poco tiempo se vio
favorecida por las líneas ferroviarias que la atravesaban, permitiéndole conectarse con los centros
industriales y comerciales más importantes del país como Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y
Rosario.
Cabe destacar que estas organizaciones no fueron el único modelo, ya que tiempo atrás se
había instalado la fábrica de manteca “Las Colonias”, de la firma anglo-argentina The River Plate
Dairy Co. Ltda, cuyas oficinas de administración se encontraban en Buenos Aires y su sede central
en Londres.
Un ejemplo de ellas era el Frigorífico Fasoli, fundado por Luis Fasoli en 1915 que en un
principio se dedicaba a la fabricación de embutidos y chacinados. Su marca creció de forma
acelerada lo que posibilitó que en 1923 empleara a 200 personas y fuera capaz de procesar 5.000
kilos de chacinados diarios. Para 1932 duplicaba esa cifra, empleando a más de 500 personas de los
25.000 habitantes que tenía Rafaela en ese momento. (Barredo, 2010)
Podemos mencionar por otra parte, una fábrica de lácteos iniciada por hijos de inmigrantes
suizos, sobresaliendo Alfredo Williner, que comenzó sus actividades en 1928 industrializando leche
de su propio tambo en una modesta fábrica en la localidad de Bella Italia, para luego instalar una
pequeña fábrica de manteca en Rafaela en 1934, que comercializaba sus productos en la zona con la
marca “Wilco”. En 1937 ya eran cuatro las cremerías que le proveían de materia prima para la
elaboración de manteca, lo que le permitió ganar nuevos mercados. En 1939, se incorporó la
producción de dulce de leche y en 1941 tras la muerte de su fundador, la empresa pasa a llamarse
Sucesores de Alfredo Williner S.R.L.
Otro de los rubros industriales que se desarrolló fue el metalúrgico, en un primer momento,
acompañando la actividad agropecuaria aparecieron talleres y herrerías para mantenimiento.
Ya en la década del ‘20 surgió la fábrica de implementos para la industria lechera “La Unión”
propiedad de Giorgi y Drubich. Producían entre otras cosas maquinas fundidoras de quesos que
hasta ese momento eran importadas, también fabricó la “Payla”, una máquina de grandes tanques
donde se elaboraba el dulce de leche, construida en dos formatos: fijo y voleable.
Durante la primera parte del siglo 20 la industria en general fue acrecentando su actividad, ya
sea por medio de la expansión de los establecimientos ya existentes o por la instalación de otros
nuevos talleres, a pesar de las dificultades de abastecimiento. Ello estímulo además la construcción
de calles y caminos y la extensión del tendido eléctrico y de agua corriente.
En 1949, Juan Carlos Zanetti escribía en un artículo para el Boletín Mensual del Centro
Comercial e Industrial del Departamento Castellanos, en el que expresaba que la capacidad
económica del Departamento estaba en el valor de sus productos industriales que alcanzaban los
16.000.000 de pesos en 1935 y que para ese año alcanzaban los 100.000.000 de pesos. Por esta
razón era el segundo departamento de la provincia de Santa Fe más importante en cuanto a
producción y el primero en cuanto a capacidad económica; en ambos casos superando el promedio
per cápita a nivel nacional. Zanetti, (1949) afirma:
“Castellanos hace rato que ha de dejado de poseer una economía casi exclusivamente
agrícola-ganadera, esta continuará siendo básica, pero el desarrollo alcanzado por la industria que ya
supera a la agropecuaria en valor, le da una fisonomía económica muy distinta de la tenida poco
tiempo atrás. Una prueba de esto es el número de industrias que fácilmente supera el millar con un
capital de muchos millones, y con un personal total que posiblemente pase de los 6.000 obreros, en
un departamento de 80.000 habitantes; los salarios y las materias primas empleadas suman muchos
millones y el valor de los productos elaborados pasaría los 100.000.000 de pesos anuales.” (p. 16)
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) las industrias locales experimentaron un
notable retroceso, en especial aquellas que se dedicaban a la exportación, debido a la carencia de
materias primas como el caucho y por el racionamiento de combustibles. Además, el campo se vio
sometido a una prolongada sequía.
Los reclamos del sector obrero demandando mejores condiciones de trabajo comenzaban a
cristalizarse a través de políticas de estado, hecho que también se sintió en nuestra ciudad. A fines
de diciembre de 1945, Juan Domingo Perón, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, implementó
el Decreto 33.302/45 que estableció, entre otras cosas, el aguinaldo o sueldo anual complementario,
las indemnización por despido injustificado y vacaciones pagas. El mismo preocupó a los miembros
de la Comisión Directiva del Centro Comercial e Industrial del Departamento Castellanos, ya que
temían los peligros que se cernían sobre la Nación al gravar a los empresarios y comerciantes con
más impuestos y cargas. Se quejó del ahogamiento de la actividad privada y la cada vez mayor
intervención del estado en la economía. Por esto tenían intención de que el Centro Comercial o sus
integrantes de manera individual se manifestaran en un reclamo contra estas políticas, sin embargo
la Comisión Directiva respondió que por sus estatutos no puede participar de manifestaciones
políticas y que por este motivo todos sus miembros participaran de manera individual
WEBGRAFÍA
● http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2010/09/15/c091581.php
● https://www.limansky.com/content/files/informe-rse-limansky-2016.pdf
● https://diariolaopinion.com.ar/noticia/122717/los-hermanos-fasoli-y-la-historia-del-frigorifico
● http://www.giuliani-sa.com/clientes.html
● https://www.williner.com.ar/ES/Historia.aspx
● http://www.fomapsa.com.ar/