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de la piel o desde la luz intestinal provoca un daño en cualquiera de los tejidos, organos o
aparatos de la region.
ANATOMÍA: la cavidad abdominal consta d 3 compartimentos anatómicoa (cavidad
peritoneal, espacio retroperitoneal y pelvis). Anteriormente se extiende deste desde el
4°espacio intercostal hasta las crestas ilíacas, y posteriormente, desde la punta de la
escápula hasta el pliegue glúteo. Según su topografía externa, se devide en las siguientes
regiones:
Abdomen anterior: comprendido desde el margen costal anterior hasta las crestas
ilíacas, entre las líneas axilares anteriores. Se encuentra delimitado de la siguiente
manera:
-
Examen físico
Inspección: El paciente debe ser desvestido completamente: identificar todo tipo de
excoriaciones, contusiones, laceraciones u orificios penetrantes.
Palpación: La presencia de dolor y defensa a la palpación es un dato de difícil
interpretación en el traumatismo del abdomen.
En general, el dolor visceral es temprano y mal localizado. La contractura muscular es
frecuentemente voluntaria, o puede responder a lesiones de vecindad tales como fracturas
costales bajas o pélvicas. Signos de irritación peritoneal son claros índices de lesiones
viscerales o hemorragias.
Percusión: es útil como signo de reacción peritoneal sutil cuando resulta dolorosa su
realización. Por lo demás, zonas de matidez localizadas pueden corresponder a hematomas.
presencia de timpanismo hepático, por aire libre intraperitoneal, suele ser un signo tardío y
de infrecuente aparición.
Auscultación: determinar la presencia o ausencia de ruidos hidroaéreos. La sangre en la
cavidad o una peritonitis por perforación de una viscera hueca producen íleo. Este también
puede ser el resultado de lesiones extraabdominales como hematomas retroperitoneales o
fracturas importantes.
Tacto rectal: ausencia de tonismo rectal puede ser un signo indirecto de lesión medular y
su hallazgo modifica toda la valoración del examen semiológico. También se puede
apreciar una disrupción de las paredes rectales por incrustamiento de fragmentos óseos,
proyectiles o cuerpos extraños. Asimismo pueden palparse fracturas óseas pelvianas y
puede hallarse sangre, lo cual indica una disrupción del tracto digestivo. El cambio de
posición de la próstata es un signo indirecto de posible ruptura uretral.
Tacto vaginal: presencia de sangre indica lesión de los órganos genitales.
Intubación:
Catéter urinario (sonda tipo Foley): tiene como objetivos evacuar la vejiga y apreciar las
características de la orina, medir la diuresis horaria.
*Punción abdominal. Es el más antiguo de todos los métodos usados. Tiene sólo un 60 %
de sensibilidad para el diagnóstico de hemoperitoneo, lo cual lo hace inaceptable para
descartar una lesión intrabdominal. Sólo se justifica su implementación si se efectúa con
aguja fina, únicamente en cuadrantes inferiores, y sin atribuirle valor alguno en caso de ser
negativa.
*Lavado peritoneal diagnóstico (LPD): Tiene un 98 % de sensibilidad para detectar
hemoperitoneo. Cada vez más en desuso. Fue reem-plazo por el FASTeT. Indicado sólo en
Trauma Contuso en ausencia de dispo-nibilidad de ecografía.
TRAUMATISMOS VISCERALES
Diagnóstico:
Clínico: Estará determinado por los síntomas propios de sangrado intraabdominal además
del dolor que estará presente en más del 95% de los casos. Pueden manifestarse en forma
progresiva y solapada, o con el clásico shock hemorrágico.
-La ruptura en dos tiempos o tardía del bazo se produce por existir un hematoma
subcapsular previo. Se presenta habitualmente a las 48 horas, aunque puede tener lugar
hasta 8 -10 semanas después.
Autotrasplante (en los casos en que se realice esplenectomía): Debe realizarse en el epiplón
mayor, mesenterio, músculo, tejido celular subcutáneo y al nivel de la celda esplénica.
Sin embargo, la mayoría de las lesiones del bazo son tributarias de esplenectomía. En este
sentido, la esplenosis o siembra de tejido esplénico en la cavidad abdominal, es frecuente
en los esplenectomizados, con una baja incidencia de sepsis post esplenectomía.
Mecanismo de lesión: los traumatismos penetrantes son la causa más frecuente de la lesión
pancreática, estos incluyen: heridas por arma blanca o por proyectiles de arma de fuego.
En este sentido, La mayoría de las lesiones por traumatismo cerrado son el resultado de
colisiones vehiculares o de agresiones interpersonales.
Diagnostico:
Clínico: Debido a la localización retroperitoneal de este órgano, la detección precoz de la
lesión pancreática basada únicamente en los datos clínicos puede ser complicada, ya que la
irritación peritoneal suele ocurrir tardíamente y hacerse evidente sólo cuando la sangre,
bilis o las enzimas pancreáticas se extravasan a la cavidad abdominal. Cualquier paciente
que presente molestias en el cuadrante superior derecho y epigastrio debe ser evaluado
cuidadosamente bajo la sospecha de una lesión pancreática
ESTUDIOS DE IMAGEN:
Ultrasonografía: Demuestra fiabilidad en la detección de líquido intrabdominal.
La radiología directa del abdomen puede mostrar la presencia de aire contorneando el riñon
o el borde del psoas derecho en las rupturas retroperitoneales. La ingestión de líquido de
contraste hidrosoluble por boca o por sonda nasogástrica puede mostrar hematomas
parietales o perforación duodenal. La endoscopia tiene una sensibilidad inferior a la seriada
para el diagnóstico de rupturas del duodeno. La ecografía sólo permite objetivar el
hemoperitoneo y colecciones retroperitoneales. La tomografía computada con contraste
oral y endovenoso es el método más sensible para el diagnóstico de lesión del duodeno
y órganos retroperitoneales. Permite visualizar laceraciones, fugas del material de
contraste y hematomas parietales, así como la presencia de lesiones de otros órganos. Sólo
puede efectuarse en pacientes hemodinámicamente estables. El lavado peritoneal en estos
casos es equívoco y poco fiable.