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TRAUMA ABDOMINAL: Accion de cualquier noxa externa, no inecciosa, que a traves

de la piel o desde la luz intestinal provoca un daño en cualquiera de los tejidos, organos o
aparatos de la region.
ANATOMÍA: la cavidad abdominal consta d 3 compartimentos anatómicoa (cavidad
peritoneal, espacio retroperitoneal y pelvis). Anteriormente se extiende deste desde el
4°espacio intercostal hasta las crestas ilíacas, y posteriormente, desde la punta de la
escápula hasta el pliegue glúteo. Según su topografía externa, se devide en las siguientes
regiones:
 Abdomen anterior: comprendido desde el margen costal anterior hasta las crestas
ilíacas, entre las líneas axilares anteriores. Se encuentra delimitado de la siguiente
manera:

 Región toracoabdominal: área comprendida desde el 4° espacio intercostal


anterior (linea de las tetillas), y el 7° espacio intercostal en la región posterior
(escapula anterior), hasta el margen costal inferior.
 Flancos: desde la punta escapular anterior hasta la cresta ilíaca entre las líneas
axilares anterior y posterior, bilateralmente.
 Región lumbar: desde la punta escapular inferior hasta la cresta ilíaca entre las
líneas axilares posteriores.
 Región pelvica: desde la cresta ilíaca superior y lateral, los pliegues inguinales
medialmente y en la parte inferior, las tuberosidades isquiáticas. Las líneas medio
axilares establecen los límites en tre la región anterior y posterior.
 Región glútea: entre la cresta ilíaca en la parte superior y los trocánteres mayores
lateralmente, y los pliegues glúteos en la parte inferior.
ETIOLOGIA: Se puede dividir en:
TRAUMATISMO CERRADO (27% DEL TOTAL): No existe violacion del peritoneo,
la mayoria son producidos por accidentes de transito vehicular (automoviles, motocicletas,
arrollamiento de peatones), caidas o golpes con objetos contundentes, aplastamiento y
explosiones.
Fisiopatologia: suelen responder a la accion de mecanismos de aceleracion y
desaceleracion bruscas, que producen contusiones internas y desgarros, o a lesiones por
hiperpresion, ya sea por golpe directo, aplastamiento o por onda expansiva. Las visceras
solidas son las mas vulnerables, por orden de frecuencia: higado, bazo, y riñon.
TRAUMATISMOS ABIERTOS O PENETRANTES: Existe violacion del peritoneo, se
dividen en:
- Por arma de fuego (26%)
- Por arma blanca (45%)
- Otros (2%): empalamientos, perforaciones, endoluminales del tubo digestivo(
frecuentemente iatrogenicas durante examenes endoscopicos).
Fisiopatologia: la posibilidad de lesion de un organo es directamente proporcional al
volumen que ocupa dentro de la cavidad abdominal, ya que al penetrar un cuerpo extraño,
las visceras mas grandes seran las mas frecuentemente lesionadas, estas son: intestino
delgado, higado, estomago y colon.

MANEJO INICIAL DEL TRAUMATISMO DEL ABDOMEN


El manejo inicial del paciente con traumatismo abdominal debe seguir las mismas
prioridades descriptas para cualquier politraumatizado. Inicialmente el examen primario
siguiendo el orden A (vía aérea con control de la columna cervical), B (respiración y
oxigenación), C (circulación y control de la hemorragia externa), D (deterioro neurológico)
y E (exposición completa).

Presentación clínica. La evaluación inicial del abdomen no intenta realizar el diagnóstico


de cuál es el órgano lesionado sino determinar si existe o no la necesidad de una
laparotomía inmediata.

Existen casos en que la presencia de signos inequívocos y claros de compromiso abdominal


grave indican, sin demora y
sin método diagnóstico previo, la cirugía de urgencia. Por ejemplo: paciente que se presenta
en shock hipovolémico con un trauma en la región, como un disparo de arma de fuego,
herida de arma blanca, signos parietales de agresión localizada o signos de irritación
peritoneal.
Otra circunstancia similar la constituye un paciente con hipovolemia aguda, sin
hemorragias externas, con ausencia de hemotórax radiológico y sin fracturas de pelvis o
huesos largos; en este caso, la única cavidad capaz de poder albergar una hemorragia tan
significativa es el abdomen.
El dolor y los signos de hipovolemia constituyen la forma más frecuente de presentación de
los pacientes. El dolor no
siempre es debido a lesiones propiamente abdominales, sino que puede ser referido por
compromiso de estructuras vecinas como fracturas costales bajas, pélvicas o de las
vértebras lumbares, excoriaciones, contusiones o hematomas parietales.

Anamnesis. Está destinada a recabar la mayor cantidad de datos referidos a las


circunstancias y el entorno del accidente,
a fin de poder inferir las posibilidades de daños y la magnitud de éstos.

-Traumatismos cerrados por accidentes vehiculares, deben averiguarse las características


del choque, dirección del impacto, velocidad, uso o no del cinturón de seguridad, tipo de
cinturón.
-Traumatismos penetrantes, el tipo de arma, tamaño de la hoja si era un cuchillo, cantidad
de puñaladas. Si se trata de un arma de fuego, calibre de ésta, distancia del disparo,
cantidad y dirección de los impactos

-
Examen físico
Inspección: El paciente debe ser desvestido completamente: identificar todo tipo de
excoriaciones, contusiones, laceraciones u orificios penetrantes.
Palpación: La presencia de dolor y defensa a la palpación es un dato de difícil
interpretación en el traumatismo del abdomen.
En general, el dolor visceral es temprano y mal localizado. La contractura muscular es
frecuentemente voluntaria, o puede responder a lesiones de vecindad tales como fracturas
costales bajas o pélvicas. Signos de irritación peritoneal son claros índices de lesiones
viscerales o hemorragias.
Percusión: es útil como signo de reacción peritoneal sutil cuando resulta dolorosa su
realización. Por lo demás, zonas de matidez localizadas pueden corresponder a hematomas.
presencia de timpanismo hepático, por aire libre intraperitoneal, suele ser un signo tardío y
de infrecuente aparición.
Auscultación: determinar la presencia o ausencia de ruidos hidroaéreos. La sangre en la
cavidad o una peritonitis por perforación de una viscera hueca producen íleo. Este también
puede ser el resultado de lesiones extraabdominales como hematomas retroperitoneales o
fracturas importantes.
Tacto rectal: ausencia de tonismo rectal puede ser un signo indirecto de lesión medular y
su hallazgo modifica toda la valoración del examen semiológico. También se puede
apreciar una disrupción de las paredes rectales por incrustamiento de fragmentos óseos,
proyectiles o cuerpos extraños. Asimismo pueden palparse fracturas óseas pelvianas y
puede hallarse sangre, lo cual indica una disrupción del tracto digestivo. El cambio de
posición de la próstata es un signo indirecto de posible ruptura uretral.
Tacto vaginal: presencia de sangre indica lesión de los órganos genitales.
Intubación:

Sonda nasogástrica: Su colocación tiene como objetivo descomprimir el estómago a fin


de posibilitar y facilitar el examen físico y evitar la aspiración de un vómito, sobre todo en
pacientes inconscientes o que serán anestesiados.

Contraindicación: sospecha de traumatismo de base de cráneo, en este caso, se debe


introducir la sonda por vía
Orogástrica.

Catéter urinario (sonda tipo Foley): tiene como objetivos evacuar la vejiga y apreciar las
características de la orina, medir la diuresis horaria.

Contraindicación: sospecha de lesión uretral, en este sentido, descartar cuando al examen


físico muestra sangre en el meato urinario, hematomas escrotales o perineales, deseo e
imposibilidad de orinar por parte del paciente, próstata alta y móvil o reemplazada por un
hematoma en el tacto rectal, palpación de fragmentos óseos a través de las paredes del recto
con la misma maniobra. Frente a cualquiera de los signos mencionados se debe realizar una
uretrografía retrógrada previa a cualquier intento de cateterismo. En caso de lesión o duda,
es preferible recurrir a la punción suprapúbica y esperar la consulta con un urólogo.

PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS ESPECÍFICOS:

TRAUMATISMOS ABIERTOS O PENETRANTES: Dada la alta incidencia de


lesiones viscerales en estos traumatismos y su gravedad, debe indicarse la laparotomía
exploradora inmediata.

TRAUMATISMOS CERRADOS O CONTUSOS: Inicialmente no se trata de hacer


diagnóstico de víscera lesionada sino de determinar la presencia de algún elemento que nos
indique la necesidad de realizar una laparotomía. En la inmensa. La regla en los
traumatismos cerrados es que la ausencia de signos iniciales no descarta un hemoperitoneo.
Sólo el 20 % de los pacientes tiene manifestaciones semiológicas en el primer examen
físico. Por esto queda claro el valor de la reevaluación permanente del abdomen.

*Punción abdominal. Es el más antiguo de todos los métodos usados. Tiene sólo un 60 %
de sensibilidad para el diagnóstico de hemoperitoneo, lo cual lo hace inaceptable para
descartar una lesión intrabdominal. Sólo se justifica su implementación si se efectúa con
aguja fina, únicamente en cuadrantes inferiores, y sin atribuirle valor alguno en caso de ser
negativa.
*Lavado peritoneal diagnóstico (LPD): Tiene un 98 % de sensibilidad para detectar
hemoperitoneo. Cada vez más en desuso. Fue reem-plazo por el FASTeT. Indicado sólo en
Trauma Contuso en ausencia de dispo-nibilidad de ecografía.

Método: consiste en la introducción de un catéter por una pequeña incisión mediana


infraumbilical con anestésico local, o mediante un trocar por punción, dentro de la cavidad
peritoneal. Se realiza la aspiración del contenido, si lo hubiere (sangre, bilis); de lo
contrario se instilan de 500 a 1.000 ml de solución fisiológica o Ringer-lactato, se la deja
por unos minutos y se procede a la recolección del líquido por efecto sifón, mediante el
descenso del mismo frasco por debajo del nivel del abdomen.

*Ecografía: Tiene 95 % de sensibilidad para detectar sangrado intraperitoneal, durante el


manejo inicial del paciente sólo se le requiere que diagnostique la presencia intraperitoneal
de líquido.

Los espacios que se investigarán son: fondo de saco de Douglas (rectovesical o


rectovaginal), espacio de Morrison (hepático-renal derecho), lecho esplénico y ambos
espacios parietocólicos; estos son los puntos declives en la posición de decúbito dorsal
donde se suele acumular la sangre libre en cavidad.

*Tomografia axial computada: Excelente método diagnóstico, con una sensibilidad


cercana al 92 % para detectar sangrado intraperitoneal y con una alta especificidad de
lesión.

*Radiografía simple del abdomen: La presencia de aire libre en cavidad


(neumoperitoneo) sugiere la lesión de una víscera hueca, y la observación de aire
retroperitoneal demarcando el borde del músculo psoas o una burbuja suspendida a la altura
lumbar pueden ser las únicas manifestaciones de una ruptura retroperitoneal del duodeno o
de las porciones fijas del colon.

MANEJO DEFINITIVO DEL TRAUMATISMO ABDOMINAL

TRAUMATISMOS VISCERALES

--TRAUMATISMOS HEPÁTICOS: El hígado es uno de los órganos más afectados tanto


en los traumatismos penetrantes como contusos. Es causa del 16 % de las muertes por
accidentes.

Diagnóstico: Se debe sospechar lesión hepática en todos los pacientes sometidos a


mecanismos de desaceleración brusca (accidentes vehiculares o caídas, en aquellos que
presentan fracturas costales bajas del lado derecho o heridas en la región torácica inferior).
-Los signos y síntomas más frecuentes son los referidos a la hipovolemia por el
hemoperitoneo. Pueden manifestarse en forma progresiva y solapada, o con el clásico shock
hemorrágico.
-Rara vez, se describe la evolución en dos tiempos, caracterizada por: descompensación
inicial ante la formación de un hematoma parenquimatoso o subcapsular, la recuperación
transitoria del paciente, y un segundo episodio de descompensación volémica, más grave
que el primero, por la ruptura de la cápsula hepática y la producción abrupta del
hemoperitoneo.

Clasificación según la Escala de Lesiones de Órganos del Comité de la Asociación


Americana para la Cirugía del Trauma (AAST) (1994)

Indicación quirúrgica. La indicación de la laparotomía surge habitualmente de la


comprobación de un hemoperitoneo.
En el 50 % de los casos de lesiones hepáticas únicas no se requiere maniobra quirúrgica
alguna durante la laparotomía ya que se produce la autohemostasia y no existe sangrado
activo. En general corresponden a los grados I y II de la clasificación.

Procedimientos quirúrgicos. Decidida la laparotomía, La incisión debe ser mediana


supraumbilical e infraumbilical, Una vez identificado el lugar del sangrado, se realizará la
hemostasia transitoria, aunque sea por compresión directa o taponamiento de la zona,
mientras se descartan otras lesiones abdominales

Complicaciones: *hemorragia es la complicación más temida de esta cirugía, *hemobilia


puede presentarse consecutiva a necrosis e infección. *bilirragia suele aparecer en el
postoperatorio inmediato como consecuencia de lesiones inadvertidas de los conductos
biliares, y puede ocasionar un coleperitoneo si no se dirige al exterior mediante los
drenajes.

-Los hematomas y los abscesos pueden ser intrahepáticos, subhepáticos o subfrénicos


puede aparecer ictericia como consecuencia de la compresión de los hematomas, iatrogenia
durante la cirugía o sepsis.
--TRAUMATISMO ESPLÉNICO: El trauma cerrado es la primera causa de ruptura
esplénica, lo que alcanza una frecuencia entre 30 y 40 %. El 50 % de los casos se producen
por accidentes automovilísticos o por caída de altura.

Diagnóstico:
Clínico: Estará determinado por los síntomas propios de sangrado intraabdominal además
del dolor que estará presente en más del 95% de los casos. Pueden manifestarse en forma
progresiva y solapada, o con el clásico shock hemorrágico.
-La ruptura en dos tiempos o tardía del bazo se produce por existir un hematoma
subcapsular previo. Se presenta habitualmente a las 48 horas, aunque puede tener lugar
hasta 8 -10 semanas después.

Tratamiento conservador: Esta actitud se basa en tratar de conservar las funciones


inmunológicas del bazo. Existen numerosas técnicas quirúrgicas que tienden a conservar el
bazo:

Esplenorrafia: consiste en la sutura de la lesión consiguiendo su hemostasia. También se


emplean ligaduras aisladas o electrocauterio.

Ligadura de la arteria esplénica: consigue un descenso de la presión hidrostática que puede


posibilitar la autohemostasia.
Requiere de la indemnidad de los vasos cortos gástricos, dado que serán la única fuente de
irrigación del bazo.

Esplenectomías parciales: resección del segmento afectado mediante la ligadura selectiva


de su pedículo vascular.

Autotrasplante (en los casos en que se realice esplenectomía): Debe realizarse en el epiplón
mayor, mesenterio, músculo, tejido celular subcutáneo y al nivel de la celda esplénica.

Sin embargo, la mayoría de las lesiones del bazo son tributarias de esplenectomía. En este
sentido, la esplenosis o siembra de tejido esplénico en la cavidad abdominal, es frecuente
en los esplenectomizados, con una baja incidencia de sepsis post esplenectomía.

Previendo la sepsis del esplenectomizado y sobre la base de los criterios de Shackford,


en la actualidad existen centros hospitalarios que aplican la clasificación en grados de
la ruptura esplénica según la extensión de la lesión y el sangrado durante la
laparotomía:

Grado I. Lesión de la cápsula sin sangrado activo en el momento de la laparotomía. No se


realiza exéresis del órgano.
Grado II. Lesión mínima de la cápsula y del parénquima. Se repara con adhesivos tisulares.
Grado III. Lesión del parénquima. Requiere sutura por ligadura o sutura por aproximación
con adhesivos tisulares o sin ellos.
Grado IV. Lesión del parénquima. Requiere esplenectomía parcial por resección.
Grado V. Ruptura. Requiere esplenectomía.
Entre los índices pronósticos o escalas de uso para la decisión no operatoria
(exerética) en el traumatismo esplénico, la fundamental es la Organ Injury Scaling
(OIS), donde acorde a los parámetros que establece permite el manejo conservador de
los dos-tres primeros grupos o grado en caso de ruptura esplénica.

Complicación: Se deben a la mayor incidencia de infecciones y sepsis, sobre todo en la


población pediátrica. La sepsis postesplenectomía se caracteriza por la repentina aparición
de náuseas, vómitos, confusión y a menudo muerte en pocas horas (70-75 % de los casos)
Los gérmenes más frecuentes son: estreptococo, Neisseria meningitidis, Escherichia coli y
Haemophilus influenza, o diferentes virus. Se agregan coagulación intravascular
diseminada, hipoglucemia, alteraciones hidroelectrolítícas, shock e insuficiencia
multiorgánica.

Programa de prevención de sepsis, abarca los aspectos siguientes:


1. Alto grado de vigilancia a esplenectomizados que comiencen a tener fiebre.
2. Administración profiláctica de penicilina después de la esplenectomía y durante 2 ó 3
años al adulto joven, y hasta que cumplan 5 años a los niños, en dosis de 10.000 unidades
por kilo de peso y por día, hasta un máximo de 200 000 unidades 2 veces al día (en el
adulto la dosis será mayor).
3. Control de estados febriles con dosis terapéuticas de penicilina.
4. Prescripción de vacunas antineumocóccicas a cualquier paciente esplenectomizado.

--TRAUMATISMOS PANCREÁTICOS: son infrecuentes; representan,


aproximadamente, el 4% de las lesiones abdominales

Mecanismo de lesión: los traumatismos penetrantes son la causa más frecuente de la lesión
pancreática, estos incluyen: heridas por arma blanca o por proyectiles de arma de fuego.
En este sentido, La mayoría de las lesiones por traumatismo cerrado son el resultado de
colisiones vehiculares o de agresiones interpersonales.

Diagnostico:
Clínico: Debido a la localización retroperitoneal de este órgano, la detección precoz de la
lesión pancreática basada únicamente en los datos clínicos puede ser complicada, ya que la
irritación peritoneal suele ocurrir tardíamente y hacerse evidente sólo cuando la sangre,
bilis o las enzimas pancreáticas se extravasan a la cavidad abdominal. Cualquier paciente
que presente molestias en el cuadrante superior derecho y epigastrio debe ser evaluado
cuidadosamente bajo la sospecha de una lesión pancreática

PARACLINICOS: No son muy útiles (hemograma, amilasa sérica). La elevación de la


amilasa sérica después de trauma cerrado no es específica de lesión pancreática.

ESTUDIOS DE IMAGEN:
Ultrasonografía: Demuestra fiabilidad en la detección de líquido intrabdominal.

Tomografía computadorizada (TC): es el método de elección para el diagnóstico de la


lesión pancreática aguda, ya que permite una mejor visualización de los órganos
retroperitoneales.

Signos radiológicos sugestivos de daño pancreático: Engrosamiento de la fascia renal


anterior, edema peripancreático, agrandamiento difuso de la glándula, observación directa
de la fractura, el hematoma pancreático o la presencia de líquido separando la vena
esplénica o el cuerpo pancreático.

Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica: Puede usarse como método


diagnóstico antes de la intervención quirúrgica para identificar la presencia de destrucción
de los conductos pancreáticos y con fines terapéuticos en casos de ruptura de los mismos.

CLASIFICACIÓN: El espectro de las lesiones pancreáticas es amplio desde una simple


contusión pasando por fracturas/desgarro hasta su desintegración completa.

TRATAMIENTO: El manejo de las lesiones pancreáticas consecutivas a traumatismos


debe ser quirúrgico. Las más utilizadas van desde el simple drenaje y/o exploración de un
hematoma en los casos sin compromiso canalicular hasta las resecciones parciales como la
esplenopancreatectomía corporocaudal en los traumatismos izquierdos o la
duodenopancreatectomía cefálica en los derechos con compromiso canalicular severo.

COMPLICACIONES. En general están relacionadas con el compromiso del conducto de


Wirsung, que es lo que marca la gravedad del daño. Entre las cuales se encuentran: fístulas
pancreáticas, abscesos intraabdominales, compromiso respiratorio (atelectasias,
neumopatías, fallas respiratorias), Hemorragia inmediata o tardía, —Pancreatitis edematosa
o necrotizante. —Pseudoquiste. 5.—Sepsis (abceso subfrénico, flemón retroperitoneal,
peritonitis generalizada, septicemia). 6.—Misceláneas: diabetes mellitus, insuficiencia
pancreática exócrina.

--TRAUMATISMOS GÁSTRICOS: son muy infrecuentes, si incidencia es del 7-15% de


los traumatismos abdominales penetrante y del 0.3-1% de los contusionales.
Mecanismo de trauma: Se suelen producir por heridas penetrantes de arma blanca o de
fuego. Los traumatismos contusionales ocurren más frecuentemente en traumatismos por
accidentes automovilísticos, caídas de importante altura y menos frecuentemente por
maniobras de reanimación cardiopulmonar. El mecanismo más común es un brusco
aumento de la presión intraabdominal como resultado de un impacto directo en un
estómago lleno que se desgarra.
Ej.: La distensión gástrica que ocurre por ventilación con máscara facial durante maniobras
de reanimación. Si el estómago distendido es luego objeto de una compresión brusca contra
la columna vertebral durante el masaje cardíaco, ello puede producir el estallido gástrico.

CLASIFICACIÓN: para clasificar las lesiones traumáticas gástricas de usa el Índice de


Trauma Penetrante Abdominal de Moore (PATI, por sus siglas en inglés), cuya suma del
puntaje final no dará como resultado el ATI (índice de trauma abdominal).

DIAGNOSTICO: el paciente con lesión gástrica presenta dolor abdominal pudiéndose


localizar en epigastrio y cuadrante superior izquierdo, con defensa muscular que puede
llegar al abdomen en tabla. Se acompaña de íleo, puede haber hematemesis o salida de
sangre por la sonda nasogástrica, en algunos casos shock. En traumatismos cerrados, una
radiografía simple de tórax puede evidenciarse neumoperitoneo, que orienta a una lesión de
víscera hueca, pero este signo falta en el 35% de los casos. La endoscopia
esofagogastroduodenal con sust. hidrosoluble y la TAC contrastada muestran la fuga de la
sust. fuera de los contornos gástricos, pero son complementarias. Ecografía y TC son
infrecuentes, usadas solo en Tx. Cerrado y no especifican lesión gástrica.

TRATAMIENTO: Ante una lesión gástrica se efectúa regularización de los bordes,


resección de éstos en caso de heridas por proyectil y sutura. En heridas extensas y cercanas
al píloro, su cierre puede estrechar la luz y, por lo tanto, se debe confeccionar una
piloroplastia. La gastrectomía es excepcional. Sólo se la efectúa ante laceraciones muy
extensas (como perdigonada a corta distancia, heridas múltiples, etc.); en general son
resecciones en cuña o subtotales. La gastrectomía total está indicada en lesiones extensas de
la mitad superior gástrica.

COMPLICACIONES: La morbilidad específica es del 5-7 % y mlas causas más


frecuentes son absceso de pared, absceso intraabdominal, sepsis, hemorragia por sonda
nasogástrica, dehiscencia de sutura con peritonitis y fístula, empiema y neumopatía. La
mortalidad específica es del 0,3-0,5 % y se debe generalmente a sepsis con falla múltiple de
órganos y sistemas.
--TRAUMATISMOS DUODENALES: La incidencia de las lesiones duodenales oscila
entre el 3 y el 5 % de los traumatismos abdominales. Las heridas penetrantes son las
responsables en el 75 % de los casos.

Mecanismo de trauma: Las lesiones en los traumatismos cerrados se producen por


impacto directo con aplastamiento duodenal contra la columna (volante del automóvil en un
choque frontal) o por mecanismos de desaceleración brusca y cizallamiento (caídas de
grandes alturas). La segunda porción es la más afectada y en la mayoría de los casos existen
lesiones asociadas (páncreas, intestino delgado y colon en orden de frecuencia).

CLASIFICACIÓN: para clasificar las lesiones traumáticas duodenales se usa el Índice de


Trauma Penetrante Abdominal de Moore (PATI, por sus siglas en inglés), cuya suma del
puntaje final no dará como resultado el ATI (índice de trauma abdominal).

DIAGNOSTICO: En traumatismos cerrados, el médico debe mantener un alto índice de


sospecha e indagar la mayor cantidad de detalles sobre el accidente, tales como el estado
del vehículo y la cabina, la dirección del impacto, la deformidad del volante, o las caídas de
alturas que pueden acompañar a este tipo de lesión. La ubicación retroperitoneal hace que
la aparición de síntomas abdominales sea muchas veces tardía, y se ha descripto en
ocasiones un dolor testicular intenso y priapismo que se explicarían por la irritación de los
nervios gonadales. Un sangrado persistente por la sonda nasogástrica puede ser el único
signo de sospecha al comienzo.

La radiología directa del abdomen puede mostrar la presencia de aire contorneando el riñon
o el borde del psoas derecho en las rupturas retroperitoneales. La ingestión de líquido de
contraste hidrosoluble por boca o por sonda nasogástrica puede mostrar hematomas
parietales o perforación duodenal. La endoscopia tiene una sensibilidad inferior a la seriada
para el diagnóstico de rupturas del duodeno. La ecografía sólo permite objetivar el
hemoperitoneo y colecciones retroperitoneales. La tomografía computada con contraste
oral y endovenoso es el método más sensible para el diagnóstico de lesión del duodeno
y órganos retroperitoneales. Permite visualizar laceraciones, fugas del material de
contraste y hematomas parietales, así como la presencia de lesiones de otros órganos. Sólo
puede efectuarse en pacientes hemodinámicamente estables. El lavado peritoneal en estos
casos es equívoco y poco fiable.

TRATAMIENTO: En las formas contusas no perforantes, con hematomas intramurales


pequeños o moderados y sin lesiones asociadas de indicación quirúrgica, puede
implementarse una conducta expectante con reposo digestivo y descompresión por sonda
nasogástrica. En las lesiones perforantes, los procedimientos varían desde la simple sutura
del defecto en los casos leves, pasando por la anastomosis duodenoyeyunal, la
diverticulización duodenal o la exclusión duodenal con ligadura del píloro y
gastroenteroanastomosis en casos más graves, hasta la duodenopancreatectomía en los
casos más extremos.

COMPLICACIONES: La más temida es la fístula duodenal y la consiguiente sepsis, que


obliga a la inmediata reintervención para su cierre o drenaje adecuado.

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