Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ante todo, pensamos que la publicación de este libro era lógica, se imponía
en Pío Baroja como un hecho natural, necesario e ineluctable. La materia poética de
este libro es la popular. A lo popular debemos añadir lo pretérito. Examinemos
ahora la primera condición, y dejemos para más tarde la segunda. Si repasamos
atentamente las Canciones del suburbio, advertiremos desde luego que todo lo
primigenio y fundamental de Baroja se condensa en estos versos; aquí está la
sustancia popular. Y con esta sustancia, que compone lo más precipuo en la obra
barojiana, la independencia, la esquividad, el apartamiento de todo lo aceptado, la
aversión a lo falsamente tradicional que informa y da valor a esa obra. Nada más
característico que los versos de las Canciones del suburbio; los mismos arquetipos
barojianos son los que desfilan por estas páginas; el mismo espíritu de las novelas
es el que los alienta. No existe, por lo tanto, discontinuidad entre la novela y estas
canciones; todo se nos aparece unido y compacto.
Cabe preguntar ante los versos de Baroja, como ante su novela: la sustancia
barojiana ¿es un elemento primigenio o es un epílogo de lo ya vivido en las alturas
de la sociedad?
Esos tipos vagantes y libres que pinta Baroja, ¿son principio o son fin? En
vez de ser lo elemental, en forma esquiva, ¿no serán a modo de escurrimbre de lo
más elevado y selecto? ¿No habrá caído desde arriba hasta los tipos populares —el
tipo del galonero, por ejemplo— esa psicología que les caracteriza? Cierto
psicólogo francés, famoso en su día, inclinaríase con decisión a este último
extremo. Como en un vaso de agua turbia ha ido, poco a poco, cayendo al fondo lo
que estaba en suspensión. En el fondo se condensa —y en forma pintoresca— lo
que en lo alto no veíamos con toda claridad, por estar mezclado con diversos
elementos. Ahora, en el ejemplar humano que nos pinta Baroja, un galonero, un
santero, el memorialista de portal, observamos distintamente las cualidades
nativas y sociales. Pío Baroja, al consignar los rasgos de tales tipos, ¡qué lejos se
encuentra el conceptismo artificioso de un Juan Valera!
No bastaba el tipo primario; era preciso también que las figuras se movieran
en un ambiente de lejanía y casi de ensueño; no tendría el libro de Baroja el valor
que tiene si no le circundara ese ambiente de lo pretérito. Al hacerlo así, al escribir
Baroja en pasado y no en presente, se logra un efecto que de otro modo acaso no
existiera: lo que parece más ajeno a la verdadera poesía cobra de pronto un hechizo
verdaderamente poético. No es preciso que, en abono de nuestro aserto, citemos al
gran maestro medieval de la poesía Francisco Villón. Ni en nuestros días no sería
casi necesario tampoco el citar a otro poeta que ha sido el más grande poeta francés
después de Víctor Hugo, Paul Verlaine. Villón y Verlaine son consanguíneos; los
dos nos dan la impresión, siendo actuales, de lo evanescido.
AZORÍN
¿Por qué se me ocurrió una idea tan lejana a mis gustos? Se me ocurrió por
aburrimiento. Estaba en París en el verano y el otoño del 39 y en el invierno y la
primavera del 40. El pueblo se iba poniendo cada vez más triste y sombrío. La
gente conocida, en su mayor parte, se había ido marchando.
ideas crepusculares,
eterna melancolía,
angustias de hipocondría,
soledad de la vejez,
alardes de insensatez,
arlequinada, zozobra,
contextura espiritual.
Es un pobre Carnaval
de su musa turbulenta.
Y como no hay más recurso
la amargura de su boca.
JUVENTUD
al comenzar la mañana,
dilatada la pupila
la terrible comitiva
y le perturba la vida.
en su existencia mezquina.
Va al frente una procesión,
de disciplinantes negros
confortando a un homicida
en la cabeza el pavero
en la mañana tranquila;
y la procesión se aleja
extramuros de la villa,
y se une a la multitud
la ejecución repulsiva.
EL SANTERO
El santero es pequeñaco,
rechonchete y rebajuelo;
No se adivina su edad,
y en la cabeza chambergo.
y relaciones de ciego,
y no se comprende cómo
y no se le ve jamás
Se aloja frecuentemente
en ermitas y conventos,
diversión o pasatiempo,
de un ridículo payaso
y de un perfecto mastuerzo.
III
y el de la Sangre de Cristo.
El hombre se lamentaba
de lo pasado el prestigio,
Después, si le preguntaba
en la ya remota vida
yo pensaba lo contrario,
EL GALONERO
El último galonero
de patibularia traza.
recelosa la mirada;
y llevaba en bandolera
y enseguida se largaba
A veces se le veía
en las tiendas y en las tascas,
o a compras si se terciaba.
A veces, en el mercado,
A veces, en un figón
ya no apareció su estampa;
Al muchachito elegante,
currutaco y atrevido,
le conocieron de niño,
el cabello en caracolas,
de osado y de libertino.
VI
EL BUHONERO TRISTE
alfileteros y anillos;
escrutadores y hundidos.
y el aspecto desabrido;
la gorra en el colodrillo;
y da la impresión acerba
de no tener un amigo.
VII
CAFÉ CANTANTE
El guitarrista aparece
circunspecto en el tablado,
va a colocarse en un banco,
El guitarrista es cetrino,
El cantador es un gordo
en la guitarra, y de pronto,
de teológico arrebato,
se ve al gordo sofocado,
farolillo veneciano.
y le sustituye un tipo
un repertorio de antaño:
canciones de tauromaquia,
de guerras y de soldados,
sevillanas y fandangos
en plan de revolución
el comandante Bartolo
y el general Monzalbarba;
en la plaza de la Paja
al pie de la barricada
y manejando un cañón
que era una vieja carraca.
Políticos y charranes
y haciéndonos ya la pascua.
y no tiene dignidad,
EL CANALILLO
alejado y fugitivo,
denomina el Canalillo,
silencioso y pensativo.
y el Guadarrama dormido
en el crepúsculo claro
al borde de la alameda,
EL MEMORIALISTA
En la calle de la Luna,
en un caserón antiguo,
había un memorialista
en un cartelón escrito,
el amanuense ofrecía
y papel en cuadernillos.
El escriba redactaba
informes facultativos,
peticiones al Gobierno
habían de conmover
al general o al ministro,
al palaciego importante,
al magnate o al obispo.
Un público candoroso
de criadas de servicio,
de aguadores y de viejas
había desaparecido
de su tabuco pequeño
y de su chiscón sombrío
y su cartelón escrito.
XI
ÓPERA ITALIANA
Fiorituras, gorgoritos,
sacarinas violentas
de la ópera italiana.
La Favorita, Lucía,
Rigoletto y La Traviata,
de la que no sanaremos
Estamos empantanados,
si se tercia, el ensancharla.
de la tribu wagneriana
en el día de mañana,
«SPIRTO GENTIL»
turbamulta estudiantil,
incomodidad, calor,
ambiente de frenesí,
impertinencia incivil,
y necesita abstraerse
avanza en su recitado,
y el público fervoroso
y un entusiasmo febril.
XIII
LOS MELODRAMAS
La mayoría parece
He visto La carcajada
y El trapero de Madrid,
La vida de un jugador,
y adaptaciones de obras
de Ponsard y Richebourg
y Javier de Montepín.
y me gusta su perfil
y su secreto inocente,
la niña pitiminí,
el aristócrata falso,
la modistilla gentil,
y velero bergantín,
el bandido tenebroso,
el pilluelo galopín.
A estos personajes yo
INVITACIÓN TABERNARIA
y mira no te alborotes,
en la taberna de Roque,
explicando el socialismo
pero yo no me he quedao,
y al Barrantes, y al Vizconde,
alternan y corresponden;
pa ver si realizamos
un negocio de relojes
en la calle de la Aduana
a el Pardillo y a el Grillote,
porque tú ya me conoces;
PASEOS MACABROS
asaltamos silenciosos
usurpando su mansión
atravesando un pradillo
al resplandor de la luna
en la meseta de un cerro,
de crimen, de suicidio,
abandono y desconsuelo.
la oscuridad y el silencio;
y en el espíritu queda
«LA PELONA»
La Pelona, de pequeña,
descuidada y dormilona.
Se llamaba Mariquita,
de un barrio: La California
y la madre de un tejar
El padre se emborrachaba
y la madre le insultaba
a puñetazos y a trompas,
y, al verse la Mariquita
y estuvo en un hospital,
Mariquita la Pelona.
de Chamartín, en la zona
y aparecía después
encontraron su carroña
La llevaron al Depósito,
y en el cielo de Poniente
humedeciendo al pasar
lustrosos y charolados,
llevando sobre sus muelles
figuritas de juguete.
un sportsman a caballo
El horizonte encendido
El crepúsculo se adueña
y la ceniza y el gris
y en la ciudad se guarece.
NOCHE DE ESTUDIANTE
No sé si era cafetín
o sólo buñolería
en la coronada villa.
y la calle de Chinchilla,
de hampa y de chulapería.
recubiertas se veían,
y me producía anginas.
de confusa golfería,
hablábamos de problemas,
de ciencia y de medicina;
discutíamos de todo
y arreglábamos el mundo
de un ansia imaginativa
y la amargura y el tedio
y al encerrarme en mi cuarto
y al acostarme de prisa
En la calle de la Justa,
horrorosos, indecentes,
veíanse habitualmente
asomadas a la puerta
alcobas y gabinetes
en el fementido albergue.
a la distinguida gente
de amanerado sainete,
de la ciudad matritense.
y de su maldita suerte.
al imbécil mequetrefe,
al mentecato asesino,
al homicida solemne
a pasear su grillete.
XX
CASA DE PRÉSTAMOS
En el piso principal
En el balcón de la calle
y el anuncio se ilumina
El honrado comerciante
o de otro de su caterva.
ni pensaría en cortar
y no vacila en su idea,
el prestamista pasea
en su dorada caverna
y mujeres macilentas,
y mentecatos troneras.
y obra de beneficencia,
EL BILLARISTA
es un antiguo estudiante
de frescura inverosímil
Es un hábil billarista
Ha tenido en su existencia
alternativas y crisis,
y escapar si es necesario
a Alejandría o a Tiflis,
o vender en Recoletos
el Berzotas y el Pastiri,
socios de el Piripitipi.
En un ambiente de humo,
desarrolla su existencia
la Gumersinda y la Pili,
antiguas y veteranas
si se cura la cistitis,
a su Filis o a su Tirsis,
y cuidando de su piri,
INVITACIÓN A LA GOLFERÍA
Un pollito madrileño,
petulante y fanfarrón,
tú te pondrás el mantón,
Entraremos en la tasca,
en el tupi y el figón,
y si se tercia, e invitan,
en el baile de la Flor.
De noche apareceremos
en el teatro de Apolo,
agarraditos los dos,
de Caballero o Bretón.
Veremos a la Loreto,
y a la Lucía Pastor,
a Carreras y a Moncayo,
y a Rodríguez y a Orejón.
Iremos, si tú lo quieres,
Tancredo en su pedestal
hecho un hipnotizador.
Escucharemos guajiras
a el Canene y a el Prior.
el invierno a Gilimón,
a pasar allí unas horas
te llevaré a la Modelo
le pareció seductor,
Le recogió el panadero
hipócrita y desleal,
atribuyéndole siempre
gandulería y maldad.
A veces se le embrollaban
y se emborrachó de modo
lo llevaban a enterrar
en un cochecillo pobre
CASA DE JUEGO
En el portalillo angosto,
un hombre, de centinela,
paraguas y bayonetas.
iluminaban la escena
y el ir y venir constante
de billetes y monedas
de su ciencia y de su estrella.
o la risa placentera,
y entraban en la calleja
de la villa madrileña.
XXV
EL CARNAVAL
de pura animalidad,
de locura, de miseria,
zarrapastrosa y brutal.
El etnógrafo curioso
probablemente dirá
un depósito ancestral,
supervivencia tenaz.
en períodos misteriosos
y la sociedad mostraba
carácter matriarcal.
en silueta de animal.
La borrachera, el insulto,
a la multitud vulgar,
de ardiente lubricidad.
El terminar de la fiesta,
entierro de la sardina,
y la iniciación triunfal
de la vida renaciente,
el eterno renovar
es el recuerdo de Attys,
madre de Adonis-Tammuz
—mitos de vitalidad—,
a florecer y a brillar.
de lejana antigüedad
de ironía de truhán,
CANCIÓN DE CIEGOS
husmeando la sartén,
Parecemos esqueletos,
exhiben su redondez.
es un sitio de Madrid
El Palacio se destaca
Allá se ve la Moncloa,
a la derecha la tierra
que Velázquez pintar supo
de sandías y melones,
cochambroso y vagabundo,
UN MADRILEÑO CASTIZO
y el teatro me embelesa;
un sainete, un melodrama,
de dolor y de tristeza.
de Ricardo de la Vega,
de Echegaray y Dicenta,
de Barbieri y Caballero
en El santo de la Isidra
o en la Frescachona Pepa.
de Rosell y de Pinedo,
de Moncayo y de Romea,
y la voz de la Pretel,
de la Montes y Lucrecia
en el mundo de la escena.
a dormir a la delega,
ni alardear de guapeza,
a perturbar mi existencia.
XXIX
EL SEÑORITO GOLFO
Este reconocimiento
de espíritu rencoroso
empapada de vitriolo.
en el mayor abandono,
de alegría ni alborozo.
Me produce la injusticia
y al comprobarla me indigno
y de rabia me sofoco.
me da un aire belicoso;
se me sube a la garganta
un principio de sollozo.
XXX
le decía al de Pozuelo:
y buenos conocimientos
tabernas y merenderos
de la tasca de la Blasa
y el café de Naranjeros.
Ni la Ronda de Segovia,
ni la Ronda de Toledo
y la calle de la Aduana
y la calle de Tudescos
EL ORGANILLERO
y un pantalón de odalisca,
al frente de mi cuadrilla,
de talleres de modistas,
de academias de estudiantes,
de fondas y mancebías,
de zarzuelas y revistas
alrededor de mi vista.
He vivido acariciado
Mi decadencia consiste
de ir a la Comisaría
en el banco o en la piltra.
XXXII
EL HOMBRE GENIAL
el título de genial.
a la gentuza vulgar.
y en ideas y en teorías
de cualquier pelafustán,
de Cervantes a Carlyle,
de Schopenhauer a Kant.
para la posteridad.
un estudio magistral
su empleo y dificultad,
y de Wilde a Chateaubriand,
y la traducción de un libro
De Villiers de l’Isle-Adam
mi erudición y mi ciencia
al cabo se estrellarán
la limpia reputación
hallaron en el paseo
convertido en esqueleto.
había desaparecido
La Sinforosa Peláez
López y Cabezalero
y de sencillez modelo;
jamás se le conoció
ni querido ni cortejo.
y García le contesta
La Policía interviene
Le detienen al García
¡A Sinforosa ha forzado
el sátiro deshonesto!
La desgarra y descuartiza
a un industrial choricero.
y calumnia a la interfecta,
se ve en la Audiencia el proceso
El tribunal no vacila,
al desdichado Canelo.
Se confirma la sentencia
Ya el cadalso se levanta…
el asesino funesto.
CAFÉ MUSICAL
de señores de tirilla,
de estudiantes de ingeniero,
de médicos y de artistas,
se ve un piano de cola,
su habilidad exquisita.
y se escuchan Rigoletto
o El Barbero de Sevilla.
notas de Cavallería,
sonatas y melodías
y por su melancolía.
Luego, cuando va quedando
se comienza en un silencio
de misterio y agonía,
El público, estremecido
absorta y sobrecogida,
y al acabar se levanta,
de Schopenhauer y Kant,
llega en su animosidad
y guardarlo en un cajón
de tener y sujetar
a Cronos en un armario
o metido en un desván.
de cualquier pelafustán,
ni es un capricho de tonto
y lo recogió al pasar
o casa de vecindad,
de la pobre humanidad.
EL RATAPLáN
Al llegar a la Bombilla
en un rebullicio inquieto.
Es el baile, el rataplán,
en leonés y en gallego.
El amigo se presenta
en rápido galanteo.
gallega, de Cudillero;
practicamos el copeo,
saltamos en un columpio
(Tango)
todas van
de Madrid;
por detrás,
con discreción:
sin parné.
Y ellas contestan,
con razón,
Si se encuentran a un vejete
cincuentón
y convida a un refrigerio
o tente en pie,
del jamón,
Después recomienda
con retintín:
a buscar la oscuridad.
Y ellas replican
para evitar,
para evitar
cualquier desliz.
RECUERDOS DE VAGABUNDO
I
SENSACIONES DE OTOÑO
EL GUADARRAMA
de tomillo y de romero;
ceñuda tranquilidad,
reposo, serenidad,
RIOJA
de Cantabria y de Toloño.
Cárdenas y Najerillas
por el campo deleitoso;
VÍSPERA DE AQUELARRE
la Cerora, la Asunción,
la Curriqui, la Roshari,
de mus y de truquiflor.
El líquido transparente
va encendiendo su furor,
y de todo en derredor.
llegue a su constitución,
todas en corporación
En el crepúsculo suave
en la plaza de la iglesia
va terminando la fiesta
de la gente labradora.
y enrojece, y se sofoca,
dolientes y melancólicas,
El sol se va de la plaza,
el bochorno de la tarde
se aligera y evapora,
y su música llorona.
a lo triste de la hora.
de la oración de la tarde
Y la gente se escabulle
LA CUEVA DE ZUGARRAMURDI
¡Cueva de Zugarramurdi,
famosa en la brujería!
Atraviesa de tu suelo
deslizándose furtiva.
llamada Berroberría,
extrañas antologías.
profetisas y sibilas
de magia y hechicería;
corriendo en la calegira.
oscuridad y silencio,
soledad y melancolía.
V
LAS FERRERÍAS
en época ya lejana,
y el bacalao al pil-pil.
Tenemos un defecto:
tenemos un defecto:
el chacolí.
nunca un libro,
no hay temor
jamás de discurrir.
El salmón,
el salmón,
el pollo y el pernil.
Tenemos un defecto:
tenemos un defecto:
el fililí.
El jamón,
el jamón
y el vino de Chablís.
El atún,
El atún
y el coñac de Hennesy.
del país.
VII
CONFUSIÓN ETNOGRÁFICA
bramaderas, fetichismos,
de pedruscos y de ríos.
Carnavales y disfraces,
máscaras y totemismo,
representantes de un mundo
misterioso y primitivo;
exogamia y endogamia,
covada, canibalismo,
antropofagia sagrada,
confusión y laberinto,
Zarathustra en camisón,
jaleando el cuerpecito;
carracas y castañuelas,
mágicos y sacerdotes
agitando campanillas,
de su vida y su destino
es lo más extraordinario,
singular y sugestivo
de un acreditado libro,
ni es tampoco divertido.
VIII
LA LAGUNA NEGRA
en medio de la blancura
y al fondo de la hondonada,
un círculo se destaca.
se meten en la laguna,
se chapuzan y se bañan.
no llegan a convencer
a la malicia serrana.
IX
EL BALCÓN DE LA RIOJA
de la montaña alavesa,
de llanuras soleadas,
de trigales y de olivas.
Yo me quedaría aquí
contento toda la vida.
EL MAGO DE LA ENRAMADA
El mágico ermitaño
de la Enramada
bromas pesadas.
Esto demuestra
las cuchufletas.
El mágico ermitaño
de la Enramada
después de asada.
Este prodigio
todo prestigio.
hubiera sido
y expeditivo
en la cocina.
En cuestión de prodigios
malos o buenos
en buen acuerdo.
no guste al gato.
XI
EL DESFILADERO DE PANCORBO
en un lugar fabuloso
El desfiladero se hace
desolado y majestuoso.
Un arroyo, el Oroncillo,
y el terreno se va haciendo
y contrabandistas torvos.
en el camino riscoso,
se enfrena la fantasía
Paramos en Argomedo,
se va llenando de niebla,
y no se ve a treinta pasos
el contorno de la aldea.
y ramilletes de flores
y candeleros con velas.
En un raso de la entrada,
en un rincón se veía
Me pareció de un caballo,
de dolor y displicencia.
encontrándola en el campo
y no tienen recompensa.
XIII
CANCIÓN DE MINEROS
si tú supieras hablar,
La Molinera y la Blasa,
si tú supieras hablar,
EL CAMPO DE BARAHONA
el campo de Barahona
de Cernégula y de Osma,
de Agreda y de Tarazona,
de Cáceres o de Coria.
el cierzo furiosamente
a desvalijar viandantes
colocó en un vallecillo
Todo desapareció,
MEDINA-CELI
Llegada a Medina-Celi,
y momentos de descanso.
Apoyado en la pared
y el paisaje desolado,
un desierto planetario.
se levanta poderoso
de un estoico o de un santo
lo vano de la existencia
y lo pobre de lo humano.
Me parece el pensamiento
de un sabio y de un visionario,
de un español a la antigua,
BUEN PUEBLO
de arrugas y de legañas,
de bigotes y lunares,
de verrugas y de canas.
a la corta o a la larga,
en un pueblo de Albacete
de color amarillento
en un sitio desolado,
se le llamó en un principio
el Caserón de la Muerte,
extraños y persistentes.
y después desaparece;
es un masónico oriente;
le da vueltas al caletre
quijotescas de la mente.
XVIII
PUEBLOS ALTOS
Al recordar el aspecto
erguidas en la llanura
y en un cerro levantadas,
Medinaceli y Laguardia.
o a la luz de la mañana
y refleja su silueta
Se acercan a la ciudad
Al meterse en el poblado
PARADOR DE MANZANARES
Parador de Manzanares,
en medio de la llanura
al resplandor de la luna.
El amigo dirigente
en el arte de comer
y en la ciencia de la gula.
Yo me despierto ligero
LAS CIGÜEÑAS
elegantes y curiosas,
peripuestas y afectadas.
contemplándose en el agua.
incómodas y ridículas,
su apariencia y su prestancia,
y de noche en un alero
europeas y africanas
de damas aristocráticas.
XXI
EL ZAHORÍ DE TREBEJO
y el castillo de Almenara,
en el llano y la montaña
en pucheros y tinajas
y en un palacio soberbio
de mármoles y de estatuas,
traficante de embelecos
y mercader de patrañas;
mas el que asegure esto,
si no es persona insensata,
EL PUENTE DE ALCOLEA
es el puente de Alcolea,
de la tierra cordobesa;
política y cuartelera,
la palma se atribuyó
de la victoria completa
en el cauce vivaquean.
XXIII
próximas a Almuradiel,
al ibérico vergel;
el alavés Iradier.
a extenderse y a crecer
y a cubrir Despeñaperros
arriscados deportistas
de Linares y Jaén.
ni de Cardenio el doncel,
sintiéndose enamorado
VIAJAR
en Murcia y en Cartagena,
en Teruel y Albarracín.»
la frase de un infeliz
salieron de su país.
inventar y discurrir.
un golfante de Madrid
de Bertoldo o de Arlequín,
un glorioso sanedrín.
XXV
FLOR DE LA ALCARRIA
ni te cases en Cifuentes,
ni amistes en Marchamalo;
la mujer te saldrá p…
su comarca no sería
más que un hato de bigardos,
de granujas y tacaños.
vanidosos y borrachos,
holgazanes y ridículos,
analfabetos y bárbaros.
XXVI
CANTARES
los de la Herrera,
con escalera!
Estos pardillos
en los nudillos.
los de Mahora,
Estos manchegos
se divierten a veces
MANCHEGAS
muchos lugares,
que Manzanares.
¡Viva la Mancha!
de mi muchacha!
vino de mesa,
es el mejor de todos
el Valdepeñas.
para el camino!
y Argamasilla,
y guardo el mosto
en unos tinajones
del Tomelloso.
Trabajando en el campo
y las porfías.
¡Viva la Mancha
de tierra llana!
XXVIII
ALMAZÁN
y un amurallado cerco.
de la puerta de Berlanga
de verduras y de loza,
de patatas y de puerros,
la botica y el estanco
y he pensado en la terrible
es estar momificáu,
la cabeza en escafandra
en la tasca de la plaza,
Su cerebro alcoholizado
amenaza un estallido,
se estremece en contorsiones
y se pierde en desatinos.
celebra su desvarío
y encontrase divertido,
excitando su idiotismo.
Si no temiesen la pena
le matarían al tonto
haciéndole picadillo,
o de morir en presidio.
XXXI
VAGABUNDOS DE ANDALUCÍA
desiertas de Andalucía
en busca de su comida.
si no encuentran un pajar
en alguna gañanía.
visiones de maravilla;
escuchan en la negrura
camino de la alquería,
al renacer de la vida
exuberantes de espigas;
en su alma despavorida.
XXXII
ARCOS DE LA FRONTERA
deshaciendo el Guadalete,
y no lejos de la cuenca
y rincones solitarios
y la tierra se desprende.
y pintorescos jinetes.
al salir de la prisión
la Bermeja y la Puntilla!
¡Vergel y Pescadería!
LA LAGUNA DE LA JANDA
la laguna de la Janda,
Algunas embarcaciones,
inmovilizadas balsas,
prehistóricos de caza,
GITANERÍA
y carros desvencijados.
y mozalbetes gallardos,
y balanceo de barcos.
de sainete de teatro.
en la orilla de un arroyo
o en medio de un descampado.
dicen la buenaventura
no dejar en su camino
Es esta gitanería
un concepto proudhoniano.
XXXVI
se ha presentado un engendro,
Es un animal monstruoso,
y cínicamente anuncia
No sabemos en la aldea
cómo comenzar la lucha
pues si es sobrenatural
y sostienen y murmuran,
y de gente de cultura,
que en Villabruta del Monte
ni cavernas, ni hendiduras,
Yo apelo al gobernador
y reclamo la su ayuda
EL CONVALECIENTE
La convalecencia deja
Si se mira en un espejo,
y su aspecto dolorido,
y romántico a sí mismo,
y se figura tener
un byroniano destino.
Se enternece fácilmente
en estados fugitivos,
y un grito le da temblores
y un timbre le da vahídos.
todo el sentimentalismo:
impregnada de remilgos,
le parece un cataclismo,
La chica de la portera
un monstruoso basilisco;
y el papel de un gabinete
ESPECTROS DE BOHEMIOS
en el hospital inmundo
se apodera de su ánimo,
en casinos y teatros,
en reuniones y cafés,
en escenarios y en palcos.
y le interpelan hablándole
rumbo a la tuberculosis,
un francés baudeleriano,
Después se le ve a Barrantes,
poeta desharrapado,
letón revolucionario,
y cruza la calle Ancha
Cervigón el elegante
y su amigo Echevarría
acompañando a Picasso,
y Bagaría y Oroz
y a comprarle un diccionario.
de su vida de Santiago,
ir a trabajar al Chaco.
Poitevin, el oficial,
se revela partidario
de la Europa pacifista
y canta su ditirambo,
extravagante y satánico,
no sabe si es anarquista
o un golfo desventurado.
XXXIX
LA LUZ DE LA MAÑANA
el marco de la ventana;
se incorpora débilmente
y se esfuerza en vislumbrarla;
en su retina turbada.
y no se presenta el alba?
y revolverse en la cama,
y se iluminan y ensanchan.
Es un momento feliz
de alegría y bienandanza.
no disminuye ni baja,
el enfermo se entristece
desalentado, y se cansa.
XL
INSOMNIO
de aburrimiento cruel,
de fiebre, de embriaguez,
de la juventud violenta
de su cerebro en tropel;
en el cual el aprehender
un diminuto pretexto
para delirar con él
de blancura de papel,
y propio de la vejez
y reflejo en mi cristal
No he buscado preeminencias
ni me inquieta la fortuna,
y para mí el desear
ni lucirme en la tribuna,
la admiración lacayuna.
y reflejo en mi cristal
al iniciarse la noche,
ni gritos desgarradores
ha esterilizado al pobre
hundiéndose finalmente
en un fanatismo torpe.
y llantos desoladores!
o si no con algodones.
XLIII
y a entregarnos al albur.
en el horizonte azul!
necesidad es virtud;
en el Norte o en el Sur.
en lejana latitud;
y se queda en Groenlandia
si no ha de marcar jamás
no abandonéis a la madre,
en su vida de quietud.
IMPRESIONES DE PARÍS
EL HOTEL DE LA PALMERA
un Hotel de la Palmera
de enfermedades secretas,
fundado, si no es leyenda,
Margarita de Provenza.
En el Hotel de la Palma,
su prestancia y su belleza,
de sordidez y miseria,
a un romántico le hacían
Yo también me imaginaba
absurdos en la cabeza.
de inquietud y de pobreza.
MELANCOLÍA DE HOTEL
un espejo y un lavabo,
en invierno y en verano,
de eludirlos o aguantarlos.
algarabías de escándalo,
de botas y de zapatos,
a la venganza, a la cólera,
a la pasión y al estrago;
es terminar la comedia
y su detestable tráfago
LA MALETA VIEJA
en un buró de hotel.
un libro de Verlaine,
y un guante de mujer
el destino cruel;
y en un auto de fe
Torquemada y Valdés.
se podrán distraer
MOZART EN LA RADIO
de llegar descoyuntada,
mixtificada y falaz,
provisto de un talismán
si no es trabajo y paciencia,
de un jovencito alemán
la casualidad dispuso
CANCIÓN HÍBRIDA
el sole es de lo mejor;
es un plato superior.
o campesino bistrot,
un viejo titiritero
es un auténtico guignol,
y de su effroyable pena
EL NEGRO BAILARÍN
de la banlieu de París
El sol de la primavera
melancólico y asmático,
un aire de chimpancé,
No penséis salacidades
y pudiera suceder
se diesen a conocer
ya no se encuentra ninguno
en la Villette ni en Clichy,
ni en la Chapelle ni en Montmartre,
ni en Montrouge ni en Gentilly.
La Pantera, el Leopardo,
el Tigrecito, el Delfín,
el Marino y Petit-gris
en el bistró de Hippolyte,
es complemento feliz.
escándalos baladís.
Ya se han esterilizado
Menilmontant y Pantin,
La Glacière y Clignancourt,
Charentón y Belleville,
y en la Cita de Cocheros
y en la garçot de Bibí
la mejilla sonrosada
y la abultada nariz.
VIII
el muelle de Saint-Michel,
el de Conty y Montebello,
el de Orsay y el de Voltaire.
el espolón de la isla
antigua de la Cité,
de la nave parisién
en un cielo de satén.
de Monet o de Sisley,
y colores de Vermeer.
A veces entre las cajas
próxima a Saint-Michel,
a la calle de Marboeuf.
y me dedico a leer
melancólico, aplanado,
de Montmartre y Batignolles,
de Montrouge y Gentilly,
LA MORGUE
detrás de la catedral,
un edificio vulgar,
y traza municipal.
tuvo su especialidad:
de Montepin, Gaboriau
y de Ponson du Terrail.
a Gerardo de Nerval,
su trágico suicidio,
encontrados al azar
en el río, en la estación,
en el bosque, en el canal…
Alternando con los hombres
de extraña monstruosidad,
a la cruda claridad
en un templo natural.
XI
LA CÁRCEL DE LA SANTÉ
y de la Maternidad.
el antiguo Port-Royal,
es la abadía ilustrada
a teólogos ilustres,
lo contornean detrás,
acentuando lo siniestro
encierra de la ciudad
la cárcel de la Santé
y su mundo infra-legal.
el verdugo su aparato
y al golpe de la cuchilla
de un loco o de un criminal.
XII
y en el bolsillo un nivel,
la cárcel de la Santé.
arrimado a la pared,
extremada palidez.
nadie le va a conocer,
se detiene absorto y ve
en una carnicería
se aproxima a la pared
atormenta su vejez.
Toma el Metropolitano,
sintiéndose renacer;
—Nada de particular
LA GUILLOTINA
¡Guillotina, guillotina,
solemne y declamador!
tu sangre degeneró.
tu escasa recolección.
en la difícil cuestión
en el período simbólico
se recuerdan en la Historia
en servir y procurar
la humana liquidación.
aumentas tu colección
con algún tipo famoso,
desprovista de vigor;
no tiene comparación
¡Guillotina, guillotina,
solemne y declamador!
XIV
LA VIOLA
En el mercado de Pulgas,
en medio de un tenderete,
un esqueleto, un pelele
amable y enfurecido,
arzobispos y abadesas,
mendigos y lansquenetes,
cortesanos, militares,
aldeanos y burgueses,
asustados, se estremecen.
El esqueleto feroz,
satánico y decadente
en contorsiones se mueve,
y brincando se retuerce.
la desoladora suerte
—asegura indiferente—.
Me lo ha vendido un judío
En el taller complicado
en disecaciones sabias
y en conservación de fetos,
en un armario profundo
de mujeres y de hombres,
de jóvenes y de viejos.
sufre un estremecimiento
y alguno se balancea
al estúpido y al sabio,
al granuja y al zopenco,
Es título sugestivo
de novela truculenta
de Montepín o Mari,
en melodrama terrible
o siniestro folletín.
en su búsqueda febril
de la Cité o la Concordia
al lado de un borceguí,
envuelto en un calcetín,
al lado de un escarpín,
en el baile de Mabil.
a la estación Botarís,
colorados, harapientos,
dejando de centinela,
de vino de Bellevil,
de Borgia o de la Voisín.
XVII
romántico, soñador.
en su mágico violín.
El crisantemo de oro
al estanque octogonal
en su espejo de cristal.
Al ocaso de la tarde
y a la luz crepuscular
En el parque, en la avenida,
de un ardiente corazón.
de Calibán y de Ariel;
TRES PARISIENSES
sentadas en el diván,
y desdeña la rutina,
quiere ir a la Conchinchina
pienso si su encanto es
en el Norte y en el Sur,
vencerían totalmente
en gracia a la Pompadour.
Y al marcar mi acotación
en tono sentimental,
se burlan de mi opinión
sentadas en el diván,
FERIA POPULAR
y el bulevar de Pasteur,
de tristeza y languidez.
La feria se va alargando
en un espacioso andén,
se ofrecen en un espacio
y géneros de comer,
montones de caramelos
puestos en un anaquel,
alfeñiques delgaduchos
envueltos en un papel.
y espectáculos de que
de Calcuta o Benarés.
se instalan a su placer
artefactos complicados
de patinar y correr.
Fuera del andén del centro,
al comienzo de un paseo
se ve algún camión-vivienda,
de la chimenea corta
la punta de un alfiler,
de quimera y de embriaguez.
A la impresión fantasmática,
le da tono y agudez
la música entremezclada,
rapsodias de Debussy
y romanzas de Ravel,
me dejan paralizado,
y veo que ya no es
para mí este mundo bárbaro
PASEOS
de arreglar mi habitación.
de camiones y de autos
En tanto, la multitud
innumerable legión.
el empleado a su oficina,
el tendero al mostrador,
la modista a su taller,
el hormiguero invasor
primaveral aluvión.
la frescura y el olor
y me dispongo a volver
a sentarme en mi sillón.
Al encontrarme en el cuarto,
Encerrado en un rincón.
XXI
En el cuartucho pequeño,
miserable y desolado,
un espejismo menguado.
propicias al entusiasmo
CASA POBRE
la casa, destartalada,
Un portal oscuro da
A un lado se ve la entrada
de apolillada madera,
se amontonan estatuitas,
bustos, jarrones, macetas,
y suena frecuentemente
y el aire de pizpireta.
y un perrillo juguetea.
y el aire de pizpireta.
XXIII
DOMINGOS NEGROS
en un planeta mostrenco.
El trabajo me divierte
en cambio, la diversión
me parece aburrimiento,
el hallazgo de un zopenco,
la ocurrencia de un imbécil
o de un hombre pedantesco.
de diversión y de olvido;
SALÓN PARISIENSE
de vieja decoración
de la calle de Vaneau
La chimenea, en el centro,
al estilo de Watteau,
y se destaca en la luna
de pálida entonación;
y un retrato de Vanloo.
de bella encuadernación;
un biombo y un velador.
un magnífico jarrón
de porcelana de Sèvres,
elegante y coquetón,
hábil mixtificación;
de la fábrica de Sèvres
sea falsificación
de cola o sindeticón,
y encanto fascinador.
XXV
EL GORRIÓN PAYASO
un tanto sobresaltado.
se va acostumbrando el pájaro,
y si no abro la ventana
Es un pájaro humorista
se refugia en el tejado
y a pesar de su descaro.
invitaciones y halagos,
canalones y tejados
SOLDATSKAIA
En un rincón de París,
y en un barrio suburbano,
de tipos estrafalarios,
de abolengo georgiano,
charlan y toman el té
al lado de menestrales
y se profetizan cambios.
de acalorado entusiasmo,
de gritería y de escándalo,
y palabras de sarcasmo.
Se acerca la medianoche,
de su tabuco lejano.
XXVII
LA CASA DE SALUD
de casa de folletín.
y su pequeño jardín.
en un edificio así,
y como de novelones
el mundo folletinesco
de Gaboriau, de Mari,
o de Ponson du Terrail,
y Dumas o Montepín.
XXVIII
LOS BRAQUICÉFALOS
juanetudos y achinados
verdaderamente extrañas
y sentirla y recordarla.
y me recuerdan Beethoven
civilización y genio
y a veces extraordinarias.
XXIX
CANCIÓN SOÑADA
No me importa la penuria
de su ritmo musical,
es su carácter vulgar.
la repetición tenaz
y hallo en su monotonía
cierta voluptuosidad.
modulación otoñal,
en horas de aburrimiento,
de tristeza o de solaz.
La sabia naturaleza
Es un órgano irritable,
caprichoso y casquivano,
y vapores y arrebatos.
optimista y arbitrario.
no es problema de cuidado,
la cuestión es aclarar
si mi interesante caso
o contenido en el cuarto
de un libro de medicina
Esto a mí se me figura
no me produce quebranto,
o pienso en octogenario,
y me ocasionan espanto,
si me encargan un asunto,
versátil e inadvertido;
categorórico, axiomático,
completo y definitivo.
me retorna a mi camino
Yo quisiera abandonar
ni de mi sustancia interna,
ni de moral ni de estilo,
COMPARSA DE «CROQUE-MORTS»
En el cortejo solemne
de ministros o académicos;
y tricornios o sombreros.
al venerable fiambre
y financiero famoso
que acabó sus devaneos
terminando su existencia
Al contemplar la comparsa
de borrachos y de frescos.
de un Beaujoláis de lo añejo
en la avenida Gambetta,
de los artríticos,
somos la quintaesencia
de los nefríticos;
hipertensión
del corazón.
bien manifiesta,
es muy molesta.
de alta tensión,
que de Platón.
No pueden compararse
de selección,
con distinción.
nuestro organismo
a la gota, a la artritis
y al reumatismo,
de un empujón,
de conclusión
de los artríticos,
somos la quintaesencia
de los nefríticos;
hipertensión
del corazón.
V
Es un novelón inmenso,
un macizo folletín,
asesinos misteriosos,
jovencitos melenudos
de la turba estudiantil,
capitanes atezados
de un airoso bergantín,
policías perspicaces
con alma de zahorí,
de amanerado perfil.
En el centro de la escena,
y de cara al porvenir,
La madre de la Rosina
le pretende persuadir
de misterios y secretos,
de locura y frenesí.
y fantasía pueril.
de Corneille o de Racine
al quererla prohibir
de Richebourg o Mari;
de la ilusión juvenil.
el periódico y el film
de Dumas o Montepín.
la verdad de la mentira
en la calle de París
no sé cuándo ni sé cómo,
entelequia o frenesí.
No comprendo claramente
va destilando mi espíritu
A ROSINA
de luchas y de ambiciones,
sanaremos de locuras,
Olvidaremos en calma
Buscaremos tu nivel,
sinceridad y optimismo,
no tendremos pesimismo
ni en esencia ni en potencia.
ni brotará la ironía
de la bondad angelical
NAUFRAGIO
Mi memoria naufragó
en un sombrío Leteo
pantano de la vejez.
no obedecía a la mano
Llevaba de cargamento
y embellecidos después.
al terminar la niñez,
impresiones de la infancia,
tristezas de la vejez.
tratar de resucitarlos
RECUERDOS
Mi memoria, ya perdida,
de su naufragio le quedan
incoherentes y raras,
elegante de la sala,
y un espejo misterioso,
Alcobas y comedores,
recibimientos y salas,
descansillos y escaleras
y balcones y ventanas
y gesticulando dice
unas absurdas palabras.
X
LOS OLORES
no encuentro la equivalencia).
el calor en primavera,
En un parquecito próximo
de jazmín y madreselva.
y que no sé si recuerdo
Me vienen a la memoria
de azafrán y de canela,
de naranjas y acerolas
de Nápoles y Valencia.
XI
PARQUE ABANDONADO
en perpetua interrupción;
y pasan al interior
al guarda o al director.
y no me mira siquiera,
ni me pregunta a qué voy.
de tenis y de fútbol,
bosquecillos y templetes
y quioscos y un pabellón.
quieto en su desolación.
donde no se trabajó
La tierra es un basurero,
es de escombros colección,
su extensa circunscripción
y mirando en derredor,
un elevado montón,
y se la lleva después
de un quiosco en el interior.
el paso de un aeroplano
A lo lejos se divisan
un pesado paredón,
se ve pasar un camión
un ruido de exhalación.
misterioso y melancólico,
y a veces atronador,
de multitud embravecida
o de furiosa canción.
XII
GOLFO CONTEMPLATIVO
ha aparecido un rival
no sé si viejo o si mozo,
de apariencia suspicaz
y de mirar malicioso,
astrosamente vestido
Él va a sentarse después
de la mañana de otoño.
y yo pasearme solo,
y en un completo abandono.
y de diferentes modos,
de soledad y reposo.
y contemplo su contorno,
Él y yo en mejores tiempos
pretéritos y gloriosos,
de Diógenes o Demócrito.
XIII
de alrededor de París,
al sol se le ve morir
y la pompa de su fin
en el estanque geométrico
a Versalles y a Compiègne,
a Sèvres y a Saint-Denis
ni percibir ni sentir.
a un Lorena o a Watteau,
o al delicado Puvis!
cortesano y pastoril,
la amenaza de la guerra
no le inquieta ni le apena.
Es un caso de optimismo
un trozo de calzoncillo
o de un zapato la suela.
devorando carreteras,
de la multitud inquieta,
ni le alborotan, como a otros,
un magnífico salmón
No te exigiremos nunca
de tu habilidad la muestra,
de tu confianza eterna
consumida en la miseria.
XV
NORMANDÍA
la tierra de Normandía:
verdaderas maravillas
en su serena pupila.
y muchachas diligentes
de luminosa sonrisa,
de manzanas encendidas,
en tierras de Normandía.
XVI
un marino de uniforme,
en triste melancolía.
y le hacen observaciones
y de profunda desdicha.
se sacude la levita
y se va de la taberna
un fulgor de claridad
en su existencia cautiva.
EPÍLOGOS DE LA ÉPOCA
I
LA ALERTA
en el aire de París
y saltando de la cama
caballeretes y damas
nacionales y extranjeros
de extrañas indumentarias.
en un rincón de la casa.
profusamente pintadas
retocados, repeinados,
empiezan a desfilar
invaden el ascensor
DESOLACIÓN
desierta y conventual,
de luz confidencial,
y buscar la verdad
y la frase mordaz
justeza y claridad.
fino y espiritual,
Es tiempo de marchar.
es todo oscuridad.
y un muro de hospital;
y después un squar.
a gran velocidad.
me tiendo a descansar
sobre la cama baja y abombada,
o esperanza banal
mágico talismán
loca capacidad
momentáneo y fugaz,
la idea de acabar.
III
MUJER TRISTE
avenida de Breteuil:
soledad y languidez.
silencioso; no se ve
y comienza a anochecer.
Me levanto de mi asiento,
y contemplo distraído
y le dé mi parabién.
la campana en cascabel,
la melancolía en broma,
lo amargo en ridiculez.
Habla esta mujer serena,
un absoluto desdén.
a mí me hace estremecer.
ni me ilusione un momento,
y ya jamás la tendré.
domina la lobreguez
de París amenazado
a punto ya de caer.
desaparece de pronto
y yo la dejo de ver.
IV
LA «ROULOTTE»
de la diminuta aldea,
en el crepúsculo gris
al margen de la arboleda,
ya no se ve ni una sombra
en toda la carretera.
y salen de la roulotte
chispas de la chimenea.
se encienden y centellean
constelaciones de astros
de Orión y de Casiopea.
y la oscuridad profunda
y un silencio sepulcral
lánguidos se desperezan,
siguiendo de su destino
un estribillo así:
ni loco frenesí,
inquietud, ni temor
de un desgraciado fin;
decadencia senil.
no acierta a resurgir
ni el Canto de Partida
con ardor juvenil?
Nostalgia campesina
de vida pastoril:
Serenidad, amargura,
resignación y esplín.
No alcanza la victoria
TREN DE EVACUADOS
de la estación de Austerlit,
la salida de París.
se va llenando de gente
Extranjeros y franceses
compiten en el cerril
y de sentarse y dormir.
El uno da explicaciones
y se muestra parlanchín;
impetuoso, juvenil;
se ve su vago perfil,
un verdadero motín,
vociferando la gente:
Al detenerse en su marcha,
atestado de viajeros
se tienden en el pasillo
BAYONA AL AMANECER
de mi cuarto, al madrugar,
un día primaveral.
de la vieja catedral,
de la antigua ciudadela,
remotos de la ciudad.
CANCIÓN DE LA LLUVIA
y perfume a la alborada.
no cuentan en la balanza
de ganancias y de pérdidas
de la vida cotidiana.
en la tierra americana,
a la hipótesis kantiana
categoría forjada
y a quien no se ve la cara.
LA LUZ DE LA LUNA
y da a la tierra y al cielo
y su silueta dibuja
en un antro de sirenas
y en un encaje de espumas.
La casucha solitaria
a la claridad nocturna.
La callejuela aldeana
BAYONA DE NOCHE
ni el menor movimiento.
el Adour silencioso
A lo lejos se ven
luces de un astillero,
y barcos en el puerto,
en el oscuro cielo.
A veces, murmurando,
producen en el río
un sordo chapoteo;
un resplandor de acero;
de amenaza, siniestro,
de mujeres y chicos,
de jóvenes y viejos
BIARRITZ
completamente vacías;
desaparecieron lonas,
banderas y percalinas;
en paseos y avenidas,
va tiñéndose de tinta,
desapareció en seguida
al presentarse la guerra;
en terrible perspectiva,
ALDEA VASCA
Medianoche es en la aldea;
en el seno maternal.
La falda de la montaña,
sumida en la oscuridad,
de un sombrío robledal;
un arroyo misterioso
en el silencio romántico
de la noche sepulcral.
La iglesia y el cementerio
de la aldea, en la mitad,
En el juego de pelota
un rectángulo de sombra
Un perro malhumorado
y da a la noche un carácter
de maleficio fatal.
XIV
DESPEDIDA
al destino fatal,
a la casualidad.
Usted se casará.
La suerte y la distancia
en un punto crucial.
otras preocupaciones
y otra mentalidad.
o no me escuchará.
un saludo invernal,
al tomar en la sombra
al destino fatal,
a la casualidad.
XV
FINAL
se lo ha llevado la trampa.
ni produce en su oleada
jaramagos y espadañas.
Ya nada me preocupa:
ni el dinero, ni la fama,
y disolverme en el éter
o en la búdica nirvana.
el dolor y la esperanza,