Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Teórico Nº 19
que Foucault está haciendo lo mismo, pero trabajando con archivos judiciales. Está
recuperando las vidas de estas personas infames a través del registro que hay en los archivos
judiciales de la época clásica.
¿Por qué es interesante esto? Foucault dice dos cosas que me parecen muy notables.
Uno: el registro de estas vidas-poema. Miserables, infames, sí, pero que, por el grado de
concreción del registro, el discurso del poder, bajo la modalidad de lo judicial, que la
recupera, opera casi a la manera de un poema. Recuerden que uno de los factores que trabajó
Tinianov en “El sentido de la palabra poética”, uno de esos elementos que es lo que distingue
a la poesía, entre otras cosas, de la prosa, es su grado de compacidad, su carácter compacto,
breve, escueto. Entonces, en algún sentido, esta reflexión de Foucault acerca de la vida infame
como registro-poema apunta, por un lado, al registro breve, pero creo que también al hecho
real de esa vida vivida.
Por otro lado, y sería el segundo punto que me permito destacar, Foucault habla de una
característica de la literatura a partir de ese momento en adelante (el momento que él toma es
la época clásica, un recorte que tanto interesó a Foucault): ese corrimiento del registro de lo
literario en torno a la vida interesante como la vida del aristócrata que pasa aventuras, que
lucha contra monstruos, como contrapartida del surgimiento de un tipo de registro literario
que tiene que ver precisamente con lo que aparece en la vida infame –el registro de lo bajo, de
lo cotidiano, de lo rutinario- que va a derivar después en el siglo XIX en las formas que
nosotros conocemos de realismo. Se parece muchísimo a lo que dice Jacques Rancière en
torno al barómetro de Madame Aubain y la crítica que le hace a Barthes. Esta idea de que hay
un registro que cambia dentro de lo que nosotros llamamos literatura, y que empieza a
ingresar una acción democratizadora de la literatura. De repente, la vida infame, la vida
rutinaria, tiene lugar dentro de la operación literaria. Ya no tengo que contar la vida del
caballero que pasó por grandes hazañas, puedo contar la vida de una mujer miserable casada
con un esposo mediocre, que lee novelas todo el día; Madame Bovary.
Lo que está observando Foucault es aquello que se repite en la lectura de Rancière: de
repente, es posible pensar estos modos de ingreso de lo cotidiano, de lo infame, de lo no
interesante, al registro literario.
Ahora, trasladémonos al recorte de poesía que estoy realizando y, sobre todo, al texto
de Barthes, La preparación de la novela. Si uno se fija, hay cierta producción poética, por lo
menos en Argentina, que tiene una idea de registro poético de lo cotidiano que se empieza a
convertir en algo interesante. En la Argentina ha tenido un nombre bastante particular: ha sido
la tradición del objetivismo a lo largo de la década del noventa, casi me atrevería decir que es
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
pretérito perfecto compuesto porque nos está recordando el vínculo vital entre la lectura del
haiku y la conexión con lo real que aparece en el poema: diferente sería si dijiese “esto fue”,
recurriendo al pretérito perfecto simple, cuyo vínculo con el presente parecería cerrado. Del
“esto ha sido” vital, en donde el pasado es el mascarón de proa del presenta, al “esto fue”, el
cierre con respecto a ese pasado, que parecería ya no tener lugar.
No por nada, Barthes, en la misma época, está trabajando con otro medio que también
trabaja con esta intensidad de lo real. ¿Cuál será esa otra práctica estética, muy cercana a la
captura de la intensidad de lo real tal como la plantea en relación al haiku?
Estudiante: La fotografía.
Profesor: Correcto. El haiku es una foto, bien podríamos decir.
En sus trabajos sobre la fotografía de la misma época, La cámara lúcida (1980),
Barthes va a hablar precisamente de algo que sería la esencia de la foto, eso que llama
puntucm. Es decir, aquello que puntúa, aquello que tiene una especie de cumulo de intensidad,
que no se puede explicar, que no se puede entender, que sobrepasa la época, que sobrepasa
cualquier tipo de construcción simbólica. Es lo real: se sacó una foto, esto ha sido.
En las páginas que les he dado, Barthes compara a la fotografía con el cine. Dice que el
cine todavía pertenece a cierto mundo cultural. No se puede hacer, entonces, una teoría del
cine, pero sí se puede hacer una teoría de la fotografía, porque en la fotografía no hay un
efecto representativo, sino una construcción de lo real en términos de captura. O sea,
fotografía y real aparecen como parte de lo mismo, en cierto sentido.
Estoy diciendo ‘real’ y no ‘realidad’. Recuerden la diferencia. La realidad sería esta
instancia relativamente simbólica que nos permite entender el mundo en el que vivimos. Lo
real es aquello que siempre está en fuga. Lacan: yo no puedo tener acceso efectivo a lo real, a
lo real lo único que puede hacer es señalarlo porque no hay palabras, símbolos, que permitan
capturar lo real.
Estudiante: Entonces, ¿por qué decís que la fotografía es lo real? Decís que es lo real,
pero al mismo tiempo decís que no se puede llegar a lo real.
Profesor: Porque sería precisamente aquello que es solo intensidad, no es simbólico.
¿Cómo explicas lo que es intenso? No lo explicas, lo podes señalar. El poema de Pizarnik en
la Antología que les pasé, por caso:
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome
Hay algo de la poesía que no puede ser explicado en palabras. Esa experiencia de lo
inefable tiene que ver con la densidad de lo real, lo intenso de lo real.
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
Ese poema de Pizarnik -y casi toda la poética de Pizarnik- trabaja precisamente sobre
ese punto en donde la dimensión simbólica se queda corta. ¿Nunca tuvieron una experiencia
en la que sienten que no existen palabras para explicar qué es lo que les pasa? Eso sería la
zona de trabajo de la poesía.
Estudiante: Eso sería lo real.
Profesor: Eso que no podés decir, pero está. Eso que solo es fuerza, que solo es
intensidad. Por eso, la categoría de punctum para hablar de la fotografía. Cuando Barthes
analiza la foto, está estudiando ese punto de intensidad que la foto captura. Vos podés ver una
foto y decir “están vestidos así porque era tal época, estaba tal auto de tal modelo porque era
tal año”, pero hay algo en la foto -un desliz, una mirada- que no puede ser capturado
simbólicamente. El haiku te da esa misma sensación. Esto es comparable con la vida-poema
para Foucault: la vida infame es una vida que ha sido, esto ha pasado. Y, en términos
rancieranos, es una entrada de la vida no gloriosa, no simbólica, sino la vida en términos de
vida efectiva, que es la intención democratizadora de la literatura del realismo en adelante. Lo
que pasa es que Rancière trabaja más que nada con la novelística, no trabaja con poesía (al
menos, en los textos que hemos visto). Pero podemos tomar esa idea para pensar una serie de
poemas que tratan de registrar esta especie de vida miserable, marginal, sin importancia, que
en la poesía contemporánea se convierte en una necesidad de registro.
Vamos a leer un poema de Patricia González López. Hace poco sacó un libro llamado
Otro caso de inseguridad, editorial Santos Locos.
(Leen el poema “Casa de paraguas”)
Fíjense el registro que hay de esta casa de paraguayos. Me parece muy interesante
cómo toma la expresión ‘paragua’, que podría ser rica en términos de análisis. Si lo tuviera
que analizar, me detendría en la expresión ‘paragua’ en tanto apocope de paraguayo y en
referencia al objeto ‘paraguas’. Está diciendo esto del registro de los que no tienen registro.
Incluso dice “los defendimos en todos los trabajos que pudimos / En todos los libros que
pudimos”, como si la operación literaria, en este caso en particular, sería el registro de lo que
no tiene registro. ¿Dónde entra lo que sobra? Acá aparece una función literaria especifica que
podemos pensar en el presente como una verdadera opción democratizadora: registrar lo que
no entra en ningún lugar
Estudiante: ¿Registro de los que no tienen registro o registro de lo que no tiene
registro?
Profesor: Los dos sentidos, a mi entender. ¿Cuántos paraguayos y descendientes de
paraguayos, en nuestro país, lo que menos tienen es un registro? Un problema que podemos
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
ver de manera cotidiana: el registro del sujeto, la manera en la cual se lo registra para buscar
el registro o documento, y el cambio de trato cuando la fuera de la ley nota que no porta
registro, documento. La vida del que sobra, de la infamia, registrada por la poesía, a
contrapelo del discurso del poder. Digamos, el poema como un contra-poder.
Hay otro poema de otro poeta muy interesante, Ioshua. Él tiene un libro llamado Pija,
birra y faso. Ioshua falleció y la editorial Lulú Bonsai sacó un libro muy, muy grueso que se
llama Obras acabadas, donde están todos sus libros y también sus fanzines. Sus poemas son
interesantes por varios motivos, pero me detengo en un detalle biográfico que no es ajeno a
sus poemas. ¿Vieron esta cosa que de repente empezó a aparecer, la llamada categoría “poetas
del Conurbano”? Es lo mismo que dije de los “poemas de Instagram”: no sé dónde tendría que
ubicarme. Porque nosotros que hemos trabajado a Aira, y hemos leído a Boris Groys, sabemos
que hay una especie de deflación dentro de las formas literarias. La democratización del
procedimiento ha hecho que haya una especie de deflación simbólica: cualquiera puede
escribir, y eso significa que cualquiera puede hacerlo y se produce -dicho mal y pronto- una
“cualquierización”, de repente todos escriben poemas. Pero, al mismo tiempo, es un cambio
de estatuto que altera ese perfil aristocratizante de la producción poética: la escritura, sobre
todo, de poesía, puede pensarse literalmente como un arma política.
Hago un aviso. En el segundo parcial, así como tuvieron una consigna dedicada a
analizar un cuento, van a tener una consigna dedicada a analizar poesía. Así que, si tienen
preguntas, estaría bueno que las hagan.
Estudiante: ¿Se pueden hacer citas en un análisis de poesía?
Profesor: Sí. Espero que haya citas. La cita de un poema se realiza entre paréntesis y,
para ahorrar espacio, se coloca una barra entre cada corte de verso. Respeten, por favor, la
presencia de mayúsculas tal como aparecen en el texto del corpus: no pongan mayúsculas
donde no las hay, sólo porque empieza un verso. Después, si la cantidad de versos que citan
supera las tres líneas, tendrían que citar el poema de manera extensa, pero, esta vez, con el
corte de verso como corresponde, tal como aparece en el texto: para decirlo mal y pronto,
deben apretar enter cada vez que termina un verso. Ahí, cuídense aún más, porque los
procesadores de texto ponen, por defecto, mayúsculas cada vez que presionan enter.
Estudiante: (Pregunta sobre qué autores entrarían para el análisis de poesía)
Profesor: Los que están en las antologías de poesía que hemos trabajado: la que
preparé para esta clase, la que trabajó el profesor Parchuc y la que trabajará la profesora
Maradei la clase siguiente.
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
Cuando miren la antología, fíjense que hay una fuerte repetición de este problema del
nombre. Me parece interesante volver sobre la categoría del nombre, sobre lo que nombra,
porque tiene que ver precisamente con esta idea que Barthes menciona para el haiku, pero que
nosotros estamos extendiendo para el comportamiento poético en general. Insisto: el registro,
no la representación, de lo real. Cuando alguien quiere contar “esto ha pasado”, es medio
difícil que escriba una novela o haga una investigación periodística. En la novela o en la
investigación periodística hay algo que siempre se queda corto. En cambio, la compacidad del
poema, ese carácter fragmentario, casi azaroso, le da una especie de intensidad. Hay una
doble intensidad dentro del poema: por un lado, la aparición del registro; por el otro lado, lo
escueto, lo breve. Cuanto más breve es, da la sensación de que es más punzante, más intenso.
Recuerden que en poesía es muy importante la cuestión de la energía. La energía concentrada
del haiku se puede pensar también para estos poemas, aunque sean un poco más extensos
siguen teniendo esta fuerza de la brevedad. Recuerden que cuando trabajamos con Tinianov
vimos que la compacidad era uno de los factores determinantes del ritmo.
Dice el poema de Ioshua:
Yo,
que todavía puedo hablar,
le daría mi boca entera
a la única palabra
que no te nombre.
El silencio es
los que no están.
La soledad es
el pan amargo
que se sirve en mesas vacías.
Hoy
la muerte
se acordó
de esta casa.
¿Qué piensan?
Estudiante: Es re fuerte.
Estudiante: Alguien estiró la pata.
Estudiante: Se está refiriendo a alguien como una ausencia. No sabemos a quién.
Profesor: Yo me concentraría en la segunda estrofa:
El silencio es
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
Psicosis, ese alguien o algo misterioso que no es otra cosa que la muerte. La muerte es lo real,
en sentido lato, porque no puedo tener experiencia simbólica de la muerte, solo puedo
representarla de este lado, del lado de la vida. Pero la muerte en sí es lo real. Lo que veo
detrás de la cortina es una sombra que estira su mano, pero yo no veo la mano nunca, lo que
veo es cómo esa mano pulsa del otro lado, estira la cortina a medida que se mueve, e
interrumpe el registro simbólico. Es decir que el registro de lo simbólico en términos
representativos nunca va a poder alcanzar lo real. Sigo con la misma comparación tan amable
e imprudente que he construido: desde la perspectiva que aquí estoy proponiendo, la poesía es
correr el velo, es eso, no hay nada de representación.
Tenemos que pensar que cuando alguien pasa por una experiencia intensa ¿qué hace?
Escribe un poema. Cuando alguien ama, no escribe un tratado sobre el amor. Cuando alguien
ama, hace dos cosas: a veces, puede sacar una foto; lo que pasa seguro es que escribe un
poema. Por eso ese género remanido, cursi, del poema romántico. Como todo en el mundo
capitalista en el que vivimos, se transforma en vil mercancía y de repente tenemos a Arjona
cantando “poemas” de “amor”. Pero todavía hay algo recuperable de esa experiencia que
parece arrojada a las manos de la mercancía o de la cultura, en el sentido más conservador del
término. Les diría que seamos benjaminianos: el capitalismo pudrió todo, sí, pero si se raspa
eso podrido, por ahí hay algo que puede ser recuperado para el mundo por venir.
Leamos el poema de Flavia Calise, que sacó un libro que se llama Beso las flores antes
de tirarlas, por la editorial Concreto. El poema que incluí en la antología me parece
buenísimo por varias razones.
Cuando Barthes habla del haiku, dice que el haiku está conectado al tiempo. Pero no al
tiempo en un sentido occidental cronométrico, sino al tiempo en el sentido oriental de las
estaciones. En un exceso de mi parte, pensé: qué pasa con el tiempo del boliche, con el tiempo
de la situación de baile. Hay una especie de clima particular en esos ámbitos y, por otro lado,
es un mundo al cual Calise vuelve constantemente.
El poema de Flavia Calise se llama “Me despido de vos no de las flores que dejaste al
costado de mi boca”. Flavia trabaja mucho con la intensidad romántica propia del bolero.
¿Qué pasa con el bolero? Hay un texto de Martín Kohan que se llama Ojos brujos que es un
estudio del bolero como forma. Léanlo porque es buenísimo.
Lo que hace Flavia es recuperar esa dimensión ultra sentimental del bolero, pero la
transforma en parte de una experiencia efectiva. Estoy hablando de experiencia, algo que tiene
que ver con lo real. Es como si les estuviera diciendo que, de todo lo que les enseñamos, se
puede opinar de otra manera. No es que la experiencia se olvidó, todavía es posible una
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
experiencia. Lo que pasa es que la experiencia es un poema. La experiencia está, sólo que se
transforma según cosas tan puntuales como los nuevos ambientes, o las nuevas tecnologías.
Dice el poema de Flavia:
encontré la foto en internet
bailás con un amigo en una fiesta
te da la vuelta y girás
con todos los dientes afuera
ese es un primer golpe
como el caballo cayendo
sobre una alfombra de chapa
ya no sé dónde termina
la cascada de meteoros
que bajan desde tu cara
hace años que intento
un millón de cosas
para no sentir
por ejemplo,
me gustaría que seas viejo
la próxima vez que te vea
Fíjense cómo empieza el poema. Recuerden lo que dijimos con Tinianov: los
momentos de cortes de verso, los momentos de posición evidenciada, cómo empieza el poema
y cómo termina. En el poema no hay un punto final. Se está rompiendo esa especie de idea de
cosa cerrada. Cuando Barthes habla del haiku, dice que el haiku continúa. Es un género que se
integra a la experiencia efectiva.
Cuando uno lee un poema, no hay un corte. Cuando uno lee una novela y está muy
metido, te olvidas del mundo. Pero la poesía no te separa del mundo, te hace participar del
mundo más intensamente. Es como una especie de continuación: uno integra el poema a la
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
vida. A diferencia de la narrativa, que es un corte representativo. Por eso es interesante pensar
que la novelística sí opera simbólicamente, porque opera a través del principio de corte. Pero
el poema no, el poema es continuación, es prolongación de lo real.
“Encontré la foto en internet”. Empieza con una foto. Otra vez, experiencia efectiva, lo
que está ahí. "bailás con un amigo en una fiesta / te da la vuelta y girás / con todos los dientes
afuera" ¿Qué dice después? “Ese es un primer golpe”. La intensidad, lo que golpea.
Estudiante: Ella dice que “Ese es un primer golpe” y después tiene la imagen visual
de un caballo cayendo, golpeando, “sobre una alfombra de chapa”. Eso va a sonar.
Profesor: Claro.
como el caballo cayendo
sobre una alfombra de chapa
su producción, dice que todas las figuras retóricas se podrían reducir a dos: la metáfora y la
metonimia. Pero hay muchísimas más figuras retóricas, y me parece que Barthes está
trabajando de una manera no metafórica.
Pasamos a los poemas de Vicente Luy, poeta cordobés fallecido en 2012. Escribe
poemas muy breves y otros que directamente son poemas de un verso. Dice:
Estudiante: Y otro poema de él, en este mismo sentido: “¿Tus palabras no atraviesan
las paredes? / Modifica tus palabras”.
Profesor: Sí. Y uno más:
hemos visto aquí es que no hay esencia de lo literario. Entonces, ¿qué es lo que dice que una
cosa es literatura y que otra cosa no? Para mí es el ejercicio de una operación crítica. Yo
diciéndoles que esto es poesía estoy operando críticamente, estoy recortando y diciendo “esto
es poesía”. Así como hay gente que dice que poesía es levantarse y ver una flor. Parece medio
boludo, pero recuperemos algo que es interesante, que tiene que ver con que la poesía de una
u otra manera forma parte de la experiencia efectiva. El esfuerzo crítico sería no caer en la
banalidad de creer que todas las flores son lindas y que, por lo tanto, son un poema; pero, sin
embargo, no descreer de esa experiencia. Mantenerse en la tensión. Entonces, ¿esto es un
poema? Sí y no.
Es lo mismo que Aira. Yo si le muestro una novela de Aira a mi mamá me dice “qué es
esto”. Ahí es cuando se arma el escándalo. Porque está esta idea cotidiana de lo que tiene que
ser un poema, o una novela. Cuando le doy clases a chicos en segundo año, les leo un poema
y me dicen “pero eso no rima”. Ahí va la cuestión: cuál es nuestra experiencia supuestamente
cotidiana, instaurada, propia de la mercancía, propia de la cultura de lo que es la poesía. Es un
atrevimiento decir que es poesía y estoy de acuerdo. ¿Qué es lo que la distingue del aforismo?
Para mi hay algo que define a la poesía contemporánea que tiene que ver con la operación
objetiva sobre lo real. Esta especie de intención de captura de lo real. En el caso de algunos
poemas como los de Vicente Luy, ese real es político. Yo te diría que más que aforismo, es
texto de bandera. Yo me imagino una marcha con una bandera que diga “Si va a morir gente,
votemos quienes”. El aforismo, a veces, suele operar en el terreno de la alegoría o, incluso,
del epigrama: o sea, opera como una forma de conocimiento por una vía metafórica, o trata de
operar como una sentencia elegante, que sorprenda por su construcción sintáctica medida,
calculada.
Estudiante: Yo me imaginé a ese poema como parte de un sobrecito de azúcar.
Profesor: Esto también es una tragedia de la poesía, que podamos leer estos poemas
con cierta distancia: por qué no estamos quemando cosas y cortando las calles, esa sería la
pregunta que hasta el propio poema está planteando. ¿No?
Estudiante: Cuando la compañera preguntó por qué es un poema, me hizo acordar a
los memes de Paulo Coehlo que, sobre un fondo negro, ponían cualquier frase y se la
atribuían.
Profesor: No sé si vieron en Facebook la página “Haikumbia”. Son haikus en términos
de su estructuración formal (5-7-5), pero los temas son de cumbia. Me parece interesantísimo
el ejercicio. Porque es algo que hemos ya trabajado con Aira, con Boris Groys: hay algo
interesante, pero que al mismo tiempo da pavor en torno a esta apertura de los
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
procedimientos. Entiendan esto: que todo el mundo pueda hacer arte implica que todo el
mundo pueda hacer arte. O sea que no hay principios restrictivos.
Si al ejemplo de poema de Instagram que di (“Hoy me levanté y abrí la puerta y vi el
sol y pensé que hay un sol para todos. Y entré a mi casa”), le sacamos los versos que operan
como sentencia, podría ser un buen poema. Casi un poema objetivista en el sentido lato.
Porque el objetivismo es eso: no plantea la cuestión, sino que ofrece la imagen y queda esa
deriva interpretativa. Si colocas esa sentencia, que serían los versos finales que ahora todo el
mundo quiere colocar para que “se entienda”, ahí es cuando pierde fuerza. Estas reduciendo la
imagen a una cuestión estrictamente simbólica, estás explicando hacia dónde va la idea. En
cambio, si retiras la sentencia, queda un buen poema. No expliquen: explicar es pasar todo el
poema como experiencia de lo real al registro de lo simbólico.
Estudiante: Cuando dice “El problema con la poesía es que / la metáfora es una forma
de ambigüedad” ¿puede ser que, por no tener una métrica, no hay ritmo (…)? ¿El problema
sería que no todos van a encontrar el mismo significado?
Profesor: Creo que va un poco por ahí. Le sumo algo. El poema aparece originalmente
en un libro que se llama No le pidan pera a Cúper. Cúper, en ese momento, era el director
técnico del Barcelona; Vicente tiene muchos poemas de futbol. El poema aparece como si
fuera un grafiti en la calle y abajo entre paréntesis dice “Decepcionados por Luis Alberto
Spinetta”. O sea, es muchísimo más a fondo la cuestión. El hecho mismo de pensar a la
poesía como algo que no tiene que tener ambigüedad, porque la ambigüedad es entrar al
registro de lo metafórico. Es ir en contra de la metáfora; por eso, captura de lo real.
Recuerden: captura de la vida infame en tanto registro efectivo, pero también captura de la
intensidad de lo real, de aquello que no puede explicarse sino que solo puede mostrarse o
presentarse.
Vamos a Fabián Casas, un digno representante del objetivismo de los noventa, a un
poema llamado “Sin llaves y a oscuras”:
Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.
“aylén” y “valentina”
tatuados en el pecho
así reconocieron
a cristian “hígado” muñoz
tres disparos después
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
ii
de a poco
nuestro nombre
se va volviendo nosotros
un puñadito
de sílabas
toma nuestro lugar
iii
hay gente
que se convierte en su nombre
se van pareciendo
como hombre
que pasea de la correa
a su perro.
Entiendo lo que dicen y está buenísimo, pero al mismo tiempo está esta otra cosa. En
la antología tiene el famoso poema de Susana Thenon, “¿por qué grita esa mujer?”.
Estudiante: Está escrito en una pared de la Facultad.
Profesor: Sí, y también hay escritos otros poemas. En el baño del segundo piso está el
de Vicente, “Cotejá todo”. No lo escribí yo, aviso.
Leamos el poema de Thenon:
¿por qué grita esa mujer?
¿por qué grita?
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber
esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?
¿y esa mujer?
¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber
¿y dónde oíste
la palabra corcel?
es un secreto esa mujer
¿por qué grita?
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
Un poema que en 1987 fue leído bajo la lógica de la tortura, de la represión, etc. Pero,
como ya han visto Derrida, han visto lo insaturable de los contextos. Porque hoy lo podemos
leer bajo la lógica del reclamo por las mujeres víctimas de femicidios. Un poema que dice lo
que dice, pero que dice algo más. Como el problema que plantea Alejandra Pizarnik: “La
palabra dice lo que dice y además más y otra cosa”. Esa capacidad insaturable en términos
semánticos del poema queda puesta, siempre, en evidencia. Eso es lo interesante de un poema.
Un poema es una piedra, casi. Cuando Sartre tiene que hablar de la literatura comprometida,
dice que no va a meterse con la poesía porque en la poesía la palabra es una piedra. Que
Sartre se quede con sus novelas, pero nos dio una pista. Quizás, la poesía sea una piedra en el
mejor sentido posible: es algo que se puede tirar.
Estudiante: Además de que este poema se puede leer bajo lógicas actuales, lo
interesante es ver cómo se intercalan dos cosas que parecen completamente distintas. Por un
lado, lo que a cualquiera le llama un poco más la atención es “¿por qué grita esa mujer?”, que
es la pregunta constante. Pero, sin embargo, encaja pedazos de realidad cotidiana que parece
tapar la pregunta que verdaderamente importa en ese poema. A lo mejor es eso lo que choca o
lo que remite tan crudamente a la realidad y sobre todo al contexto de Ni Una Menos o, en ese
momento, la desaparición, la tortura de la dictadura militar. Porque hay una pregunta
importante y hay una realidad que la tapa.
Profesor: Ahí va la cuestión ¿cuántas voces hay en el poema?
Estudiantes: Dos.
Profesor: ¿Dos?
Estudiante: Tres.
Profesor: Porque hay una voz que solo podemos escuchar de fondo y en sordina: es el
grito inarticulado. Está el que pregunta, está el que responde y está ese grito operando de
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
fondo.
Está muy bien lo que dice el compañero, porque ese objeto que nosotros veíamos en
otros poemas como condensador de lo real, acá tiene su costado más siniestro. Ese objeto está
tapando lo real, está operando como una especie de distracción. Lo que interesa es el grito.
Estudiante: Participación inaudible.
Profesor: Exacto.
Voy a ir al poema de Martín Gambarotta. En 1996, él saca un libro que se llama
Punctum, igual que la categoría que trabaja Barthes cuando habla de fotografía. Los invito a
leerlo. Vamos a leer un poema que tiene que ver con el problema semántico: dice lo que dice,
pero además dice otra cosa. Ese es un plus de significado, de sentido, que no tiene que ver con
la dimensión semántica o simbólica del lenguaje, sino que tiene que ver con el estricto
funcionamiento poético de conexión con lo real.
Dice:
No es lo que quiero
decir es casi lo que
quiero decir es
lo que está al costado
de lo que quiero decir.
¿Qué es lo que “está al costado”? Es como el grito de “¿por qué grita esa mujer?”. Es
lo real que está ahí, latiendo, que no tiene palabras. Recordemos el poema de Alejandra
Pizarnik:
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome
¿Quiere decir que partió un barco de ella llevándola? No. Está tratando de utilizar las
palabras de este mundo para explicar algo que se queda corto. Hay una experiencia real que se
queda corta en términos simbólicos. Por eso, la poesía tiene que ver con lo inefable: hay algo
que me pasa que no sé qué onda, pero solo lo puedo decir de esta manera, y al mismo tiempo
sé que se queda corto. Por eso digo que el poema se integra con lo real: forma parte de la
experiencia efectiva y para entender ese plus de sentido hay que ir a la vida.
Estudiante: Pero entonces ¿por qué la ambigüedad es un problema? La ambigüedad
sería la potencia que tiene.
Profesor: Cuando Vicente Luy está escribiendo acerca de la ambigüedad, está
pensando en reducir esa especie de ambigüedad simbólica y que, en última instancia, la
ambigüedad aparezca de lo real mismo.
Estudiante: Lo real, por momentos, se presenta ambiguo.
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
Hay una especie de doble muerte: el poema se llama “Borrada” y encima termina con
“mano que ignoro trazará una raya”. Otra vez aparece la muerte, el registro, el nombre.
El otro texto que ustedes tienen que leer es “El final de poema” de Giorgio Agamben.
Agamben trabaja cómo los poemas terminan. Cuando hablamos de Tinianov, mencioné que el
discurso poético tiene una similitud estructural con otro tipo de género que se concentra
enérgicamente en el final, el chiste.
Fíjense qué importante la comedia para hablar de lo real. La comedia como forma de
renovación de las formas literarias. Para hablar de las gentes bajas, el género tradicional es el
cómico. Porque la aristocracia vivía trágicamente. En cambio, la comedia era la
representación de las clases más bajas, del vulgo. Ahora bien, la comedia puede ser una forma
de renovación de esas formas elitistas. Por eso me parece interesante ese costado de risa
extraña, sobre todo en los poemas de Luy. Hay un poema de Vicente que dice:
Hay algo ahí como de chiste, pero que al mismo tiempo es una risa rara. Cuando uno
cuenta un chiste, hay una necesidad de compartirlo y que todes nos riamos. Y está esta risa
que es solitaria, que es incomoda.
Es muy difícil escribir sobre la risa; los filósofos que intentaron hacerlo, fracasaron.
Bergson, por ejemplo. Si leen La risa, es rarísimo. Es raro el lugar que ocupa la risa en el
pensamiento.
Agamben se concentra en el cierre del poema. ¿Por qué es interesante el cierre del
poema? Para Agamben hay dos cosas allí. El encabalgamiento, que sería la ruptura del orden
sintáctico que realiza el poema en el corte de verso. Cuando uno lee un poema, tiene que
prestar mucha atención al encabalgamiento, porque si no, se pierde algo del sentido, de la
respiración, el ritmo.
Barthes habla mucho de la respiración en la poesía. Hay un poema de Luy que, si lo
Teoría y Análisis Literario “C”
Teórico Nº 19
lees, dice:
Qué piel Gabriela y te vas.
La puerta sale del edificio para seguirte
La mañana la impacta
‘Qué rico aire'.
Pero las veces que lo he escuchado recitar a Vicente, antes de leer el último verso,
suspiraba, respiraba. La respiración no está en el texto, pero cuando él leía estaba: hay allí una
insaturabilidad entre la reproducción oral y la escrita.
Ahora, pasamos a “Croquis en la arena” de Girondo, que es de Veinte poemas para ser
leídos en el tranvía, de 1922.
Cuando Girondo sacó El espantapájaros, se subió a una camioneta e iba por las calles
del centro tirando cosas. En la misma época que Borges pegaba su revista de vanguardia en
las paredes. Uno se imagina a Borges sin hacer nada, pero cuando era joven, hacía eso.
Cuando uno piensa en poesía, tiene que pensar en esto, en la conexión con la vida. Cuando
pensamos en los novelistas, en Flaubert, en Balzac, pensamos en alguien que está todo el día
en el cuarto escribiendo (al menos, la imagen que ha quedado estandarizada de lo que han
hecho estos señores). Sin embargo, la poesía, por su carácter compacto, está tan conectada
con la vida, es un género tan transportable, que uno puede estar viviendo, estar pensando en
un verso y en algún momento lo escribe. A diferencia de la novela, que es como ir a trabajar.
La dicotomía sería: o voy a trabajar o vivo. Yo prefiero vivir.
Estudiante: Pero tenés a Hemingway.
Profesor: Pero Hemingway era poeta. Lee los primeros libros de Hemingway. ¿Qué es
lo mejor de Hemingway? Los cuentos cortos, que son fuertemente poéticos. Agrego:
Hemingway escribe novelas y en esa misma época empieza a escribir guiones para películas,
obras de teatro. Tenía que vivir.
Estudiante: Pero en sus novelas lo sentís a él como en el frente de batalla.
Profesor: Pero ¿de dónde viene Hemingway? De Ezra Pound, de T.S.Elliot (La tierra
baldía: “Abril es el mes más cruel”). Habría que matizar la idea de qué tipo de novelística
escribía Hemingway. Voy a un ejemplo más cercano: Cabezón Cámara dice que todas las
novelas que escribió tienen un ritmo determinado, y que no puede escribir si no encuentra el
ritmo. Esa musicalidad viene de la poesía, no de la novela.
Dice “Croquis en la arena” de Oliverio Girondo:
Brazos.
Piernas amputadas.
Cuerpos que se reintegran. Cabezas flotantes de caucho.
Al tornearles los cuerpos a las bañistas, las olas alargan sus virutas sobre el aserrín de la
playa.
¡Todo es oro y azul!
La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. Mi
alegría, de zapatos de goma, que me hace rebotar sobre la arena.
Por ochenta centavos, los fotógrafos venden los cuerpos de las mujeres que se bañan.
también tenemos una poesía interesante, fuertemente haiku, fuertemente de lo real. Los discos
de The Clash; por ejemplo, Sandinista, ¿no se puede leer como poesía? ¿No hay allí un
intento de intervenir políticamente? ¿No ha habido, también, un esfuerzo notable por parte del
capitalismo en transformar a ese movimiento en mercancía? ¿Hasta qué punto lo ha
conseguido y qué tipo de conclusiones podemos sacar de ese esfuerzo? De esa tensión, mejor,
entre el arte, la cultura y la mercancía.
Por ejemplo, ¿cuál es el mejor libro de poesía de 1973? Artaud de Spinetta. Nosotros
podemos leer cierta producción musical también bajo la lógica de la poesía. Porque recuerden
que, previo a la separación propuesta por la literatura como institución, la poesía tiene que ver
con el canto. Por algo le decimos “género lírico”. La importancia de la voz. La mayor parte de
las categorías que usamos para analizar poesía -corte de sílaba, rima, etc.- son fenómenos
sonoros en el sentido más musical del término. Nosotros dijimos que lo central en la poesía es
el ritmo, una categoría que también puede ser aplicada a la música.
Yo estuve muy tentado de incluir letras de canciones en este recorte. Los invito a
escuchar Palo Pandolfo, Francisco Bochatón, Rosario Bléfari, Patti Smith. Es algo muy
interesante si uno empieza a ver cómo está operando. Por qué poner un corte cuando es más
interesante ver la continuidad de la poesía en la música y viceversa.
Estudiante: Bob Dylan ganó un Nobel. La música como poesía ya ingresó a la
institución otra vez.
Profesor: Sí. La profesora Muschietti daba canciones de Bob Dylan.
Estudiante: Silvio Rodríguez.
Profesor: Yo soy más post punk, no me conmueve tanto. Sí recomiendo en la misma
línea, pero con ejercicios más interesantes, la música popular uruguaya: Eduardo Mateo,
Fernando Cabrera. Busquen la versión de Cabrera de “Muchacha ojos de papel”. Primero, la
transforma en un tango. Pero, por otro lado, en toda su versión en ningún momento dice
“muchacha ojos de papel”. Es vanguardia: la operación de recorte, de restricción.
También busquen a las poetas Patricia González López, Flavia Calise. Les recomiendo
también a Rita González Hesaynes que tiene cosas visuales increíbles. Si van por ahí, por You
Tube, van a encontrar un montón de cosas. También está “Cadáveres” de Néstor Perlongher
leído por él entero. El lado positivo de internet: están estos registros.
Lean fuertemente Barthes. Lean el texto de Agamben. Y lean poesía. Nos vemos luego.