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De la filosofía a la pedagogía

Por Alejandra Fonseca y Luz Marina Bayona

El presente escrito tiene la intención de reflexionar acerca del rol que ha desempeñado la
filosofía en el desarrollo de la pedagogía como ciencia y las implicaciones que esto ha tenido
en la transformación de los sistemas educativos desde la época clásica hasta hoy; para hacer
este recorrido, se tendrán en cuenta los conceptos de filosofía, educación, filosofía de la
educación y desde luego pedagogía y la implicación de los mismos en la educación.

Para intentar desentrañar la relación existente entre la pedagogía y la filosofía, es necesario


reflexionar acerca del origen de la filosofía y cómo su evolución ha transformado la acción
educativa en las diferentes sociedades.

Deleuze & Guattari (1993), definen la filosofía como “la disciplina que consiste en crear
conceptos ” (p.11) entiendo el concepto como el conocimiento de un acontecimiento y la
comprensión de los conceptos que conforman la estructura interna de tal acontecimiento, que
le dan forma y que se define por ellos.

Los conceptos son por tanto, entidades complejas, formadas por más de un concepto, que se
articulan internamente pero que a la vez pueden ser fragmentados; los conceptos se remiten
a un problema y gracias a él adquieren sentido; obedecen a una historia, momento y lugar y
pueden evolucionar; son incorpóreos, carecen de coordenadas espacio – temporales, expresan
el acontecimiento y no la esencia del mismo, son consistentes y posicionales. (Deleuze &
Guattari, 1993)

El concepto es el propósito de la filosofía; Amado (2010) define la filosofía como “toda


reflexión profunda y sistemática sobre el ser y el conocer munido de la capacidad humana
superior que busca encontrar la razón de todas las cosas en su unidad y diversidad”(pp. 23-
24) así pues, la filosofía surge por la necesidad humana de conocer y comprender su realidad
y se constituye en la base sobre la cual se pretende explicar su comportamiento.

Es difícil indicar el momento histórico exacto en el que la filosofía se entrelaza con la


educación; Amado (2010) plantea los siguientes puntos de referencia: China en tiempos de
Confucio en la que se inculcaban virtudes familiares y humanas y los mandarines ejercían la
enseñanza pública para funciones administrativas; el confucianismo promovía virtudes como
la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto por los mayores y
antepasados; India en donde se seguían las enseñanzas de los libros sagrados Vedas que
promovían el respeto por la vida, la conformación y creencia en la transmigración de las
almas y la aspiración al Nirvana; Egipto cuya educación estaba dominada por la religión y
artes como las matemáticas, la astrología, la arquitectura, etc. Sus libros sagrados eran el
Ptahotep y el libro de los muertos; Palestina, cuna de la cultura hebrea cuya educación estaba
claramente influenciada por el pensamiento religioso y dogmático; su libro más sagrado, el
antiguo testamento de la biblia, es compartido con otras religiones como el cristianismo y el
islamismo y Grecia, cultura en las que se distinguen al menos dos corrientes educativas: la
espartana en la que la educación era un medio instrumental que servía a un grupo de
ciudadanos que privilegiaba la formación del carácter y la ateniense en la que la educación
era un medio para lograr el desarrollo individual y se privilegiaba la inteligencia y la
sensibilidad; esta corriente educativa establece la diferencia entre filosofía y religión,
determina la necesidad de la educación desde la infancia y permitió la creación de centros
educativos como la academia de Platón, el liceo de Aristóteles y la escuela retórica de
Isócrates.

En cada una de las culturas y momentos históricos descritos anteriormente, puede apreciarse
que los procesos educativos corresponden a los valores religiosos, culturales, políticos e
incluso económicos propios de su contexto; la educación intenta mantener las creencias y
dinámicas de cada sociedad y promover su desarrollo a través de la enseñanza de saberes que
le permitan dar continuidad al modelo establecido; se aprecia que ya existía una clara división
de clases en las que solo ciertos sectores eran considerados sujetos educables, siendo el
conocimiento un factor de exclusión social.

En la era cristiana, se crea un sistema filosófico – teológico que es transmitido en la educación


en la que la práctica de la caridad es símbolo del amor por el prójimo; hacia el siglo sexto se
crean centros de educación en los monasterios cuya finalidad es “civilizar” y evangelizar a
los pueblos bárbaros; durante varios siglos la iglesia fue la encargada de educar a la población
y hacia el siglo XII con fundamento en esta filosofía escolástica se crean las primeras
universidades; a finales del siglo XV ya habían más de 80 universidades y colegios en
Europa; estas instituciones estaban orientadas a la filosofía cristiana controlada por la iglesia;
sus planes de estudios se componían del trivium y del quadrivium; el trívium contemplaba
la gramática, la retórica y la dialéctica; el quadrivium comprendía la aritmética, la geografía,
la música y la astronomía. (Amado, 2010)

Paralelamente, la cultura árabe cuya filosofía establece el seguimiento cabal de su libro más
sagrado El Corán, que permite la tolerancia hacia otras religiones, absorbió los conocimientos
de pueblos conquistados mediante el estudio y traducción a su lengua de fuentes
bibliográficas occidentales e hizo posible el desarrollo en campos como la medicina, la
agricultura y la industria; estos conocimientos, se tradujeron al latín para que las
universidades escolásticas europeas accedieran a ellos. (Galves, 2009)

Mientras en Europa la iglesia controlaba la enseñanza y el conocimiento, en oriente se dio


un desarrollo de las ciencias que permitió un periodo de florecimiento en el este del mundo;
según Galves (2009) de este periodo se destacan pensadores como Al – Kindi cuyos tratados
de astronomía, meteorología, estudio del medio ambiente, música, sicología, filosofía y
matemáticas son célebres; Al – Farabi a quien se le atribuyen 96 tratados de música,
metafísica, ética, ciencias políticas, medicina y sociología, Avicena quien es recordado por
su libro de curación y su canon de medicina; Averroes quien publicó numerosos tratados
sobre teología, filosofía, derecho y medicina; por último sobresale Maimónides quien era
judío e intentó conciliar en su obra la fé con la razón además de publicar tratados de
matemáticas, lógica y astronomía.

Los filósofos árabes y judíos, analizaron el pensamiento de pensadores occidentales como


Platón y Aristóteles que determinaron una corriente filosófica neo – platónica en la que Dios
es el creador del universo y el alma solo sobrevivirá si el hombre renuncia a lo material; la
mente humana busca a Dios mediante la razón ya que Él es perfección; su legado llegó a
occidente mediante las traducciones de sus tratados al latín y tuvo influencia en filósofos
como Descartes y Santo Tomás de Aquino. (Galves, 2009)

Con el renacimiento aparecen los gimnasios en Alemania, en donde se le da mayor prioridad


a la parte moral que a la escolar en la formación; se establece un fin social de la educación lo
que exige que las autoridades y la iglesia se preocupen por ella; se populariza la enseñanza
al cambiar el lenguaje de la misma al lenguaje común; el conocimiento empieza a concebirse
desde la óptica realista y naturalista abandonando lo religioso; se produce la ruptura religiosa
con la reforma protestante lo que genera la aparición de la orden jesuita que promovió la
enseñanza secundaria y la creación de normales para la educación de futuros maestros.
(Amado, 2010)

Para el siglo XVII, la educación pasa a ser objeto de interés de los estados en tanto que el
dogmatismo y la teología son desplazados por las matemáticas. (Amado, 2010) Las rupturas
religiosas permiten que haya una división entre la religión y el estado y éste último se hace
cargo de la educación, convirtiéndola en un sistema que puede controlar.

En el siglo XVIII también conocido como el siglo de las luces, surge el racionalismo
cartesiano y el empirismo inglés que darán origen a las ciencias basados en datos
experimentales y sistematizados por la razón; aparecen las ciencias sociales y el estudiante
pasa a ser el centro del sistema educativo. (Amado, 2010) Los sistemas educativos de este
periodo se preocupan por mantener a la religión al margen de la enseñanza y se intenta
descubrir el mundo de manera natural en donde el niño aprenda con base en sus propias
percepciones.

Con el desarrollo de la revolución industrial, la escuela se convierte en un mecanismo que


permite obtener la mano de obra necesaria para la producción; durante los siglos XIX y XX,
la educación se concibe como una inversión en el ser humano y como una forma de capital
que determina el desarrollo de un estado; así, la educación produce un capital humano que
permite mantener en funcionamiento al sector productivo. (Degante, Maldonado, & Julian,
2012)

A mediados del siglo XX, surge el paradigma crítico en el que se plantea que mediante la
educación se pueda alcanzar la autonomía, la libertad y la emancipación; de éste modo, la
educación permite nivelar la desigualdad social; en Latinoamérica, el mayor representante
de esta corriente es Paulo Freire quien considera que la educación tiene el papel de ayudar al
hombre a reflexionar sobre su ontológica vocación de sujeto; su planteamiento toma de Hegel
la importancia del diálogo en las relaciones sociales, de Marx la concepción de la praxis
como acción y reflexión profunda y de Sartre el existencialismo en el que el ser humano se
reconoce como sujeto que puede adquirir herramientas para comenzar el camino crítico
existencial. (Vogliotti & Juarez, 2012) El pensamiento de Freire y en sí el paradigma crítico,
le asigna a la educación un rol fundamental transformador en el que ésta podría acabar con
la inequidad y ofrecer una oportunidad real para lograr una sociedad más igualitaria.

Como ha podido observarse, la filosofía ha tenido una influencia importante en el desarrollo


de los sistemas educativos en los diferentes momentos históricos; la concepción e
implementación de la postura filosófica del momento, ha concedido a la escuela una función
y una forma de funcionamiento; generalmente definida por la idea de educar que se
construyera al interior de cada sociedad; a continuación, veremos las concepciones que se
han venido elaborando para el término educación a lo largo de la historia.

León (2007) define la educación como un proceso humano y cultural complejo que considera
la condición y naturaleza del hombre, así como la cultura en su conjunto que le permite
vincularse e interconectarse con su medio. Así, la educación se asimila como un medio que
le permite al hombre adaptarse a su contexto y que está formado por tres elementos: la
condición humana, la cultura que le rodea y el proceso que se desarrolla para lograr su
adaptación; esta definición que es enmarcable en el contexto actual, puede coincidir o diferir
con las nociones de educación que se han construido a lo largo de la historia; el siguiente es
un breve recorrido histórico por las principales concepciones de educación que han tenido
influencia en los sistemas escolares.

En la antigüedad, resalta la concepción de educación de Confucio para quien es un trabajo


de toda la vida que busca lograr la armonía entre las condiciones innatas del individuo y las
que se alcanzan mediante su proceso educativo (Garcia, 2014); otras culturas antiguas como
Egipto o India, concebían la educación como un proceso en el que se inculcaba al amor y
respeto por los deidades; en esta etapa histórica, los aprendizajes se lograban imitando las
tareas que hacían los padres, por lo que la educación estaba determinada por la clase social y
su finalidad era religiosa y formaba para vivir en comunidad.

Marrou (2004) establece como principales pensadores precursores de la educación a Platón


e Isócrates; Platón define la educación como “una disciplina bien entendida, que por vía de
entretenimiento conduce el alma del niño a amar aquello que, cuando sea grande, debe hacer
de él un hombre cabal en el género de ocupación que ha abrazado” (Platon, 1872, p. 34) en
donde el fin último de la educación es formar la virtud desde la infancia para inspirar en el
hombre el deseo completo de ser un buen ciudadano conforme a las reglas de la justicia y no
para obtener riqueza o poder.

Isócrates definía la educación como la capacitación de la juventud para tomar el lugar que le
corresponde en una sociedad humana (Clark, 1963) refiriéndose a la retórica como el medio
para realizar transacciones utilizando el lenguaje; así, la educación retórica concede a quien
la ejerce el poder de abrirse paso dentro de la sociedad; la retórica era el objeto de estudio de
la educación superior en aquella época.

Por su parte Aristóteles veía la educación como un elemento fundamental para lograr el
desarrollo intelectual de los ciudadanos en la organización ideal de un estado (Aristoteles, La
Política, 1873); este pensador enunció la necesidad humana de saber, empleando como
mecanismo los sentidos, siendo el de la vista el más importante. (Aristoteles, Metafísica,
1994) Para Aristóteles, se concede vital importancia a la experiencia como fuente de
conocimientos de las artes.

Los anteriores postulados filosóficos, establecían la educación como un proceso que permitía
la formación de buenos ciudadanos, por ello, en esta etapa priman el cultivo de los valores
y la ética por encima de las artes; la educación estaba dirigida a las élites y la enseñanza de
oficios recaía en la familia.

Posteriormente con la aparición de la escuela estoica, la educación se concibe como una


conversión del ser humano en la que se procuraba librar a hombre de sus pasiones o vicios
que lo alejaban de la sabiduría. (Bohm, 2010) Se asimilaba que el hombre era naturalmente
bueno pero que no era inmune a influencias negativas, por tanto, era deber de la educación
concederle el poder de liberarse de estas tentaciones.

Con el nacimiento del cristianismo, la educación tiene por objeto formar en la fe mediante el
amor incondicional a Dios y al prójimo a través del seguimiento de modelos y la búsqueda
de la perfección que es Dios. (Bohm, 2010) La figura de Jesús se constituye como maestro y
los cristianos buscan la salvación y perdón de sus pecados o faltas mediante las buenas
acciones y la caridad; tienen la esperanza de una resurrección de la muerte por la gracia del
sacrificio de cristo.

Durante el renacimiento se concibe la educación como un proceso mediante el que el hombre


renace para convertirse en el centro de la reflexión filosófica y sus valores éticos y morales
vuelven a ser el centro del proceso educativo. (Bohm, 2010) De este modo, el conocimiento
se humaniza y se plantea la condición del hombre de elegir su propio lugar en el mundo y
darle sentido a las cosas que hay en él; la educación debe formar para la libertad y la
responsabilidad personal.

En el siglo XVII Descartes plantea que la base del conocimiento está determinada por la
certeza de quien conoce y no por la verdad del objeto; esto significa que el conocimiento
debe ser racionalizado para que sea válido (Vilafranca, 2012); así el objeto es determinado
por el conocimiento y no viceversa, de modo que la razón es vía y método para conocer la
verdad; este pensamiento establece la educación como medio para emplear la razón y no la
fe como vía para llegar al conocimiento.

Durante la ilustración, sobresalen pensadores como John Locke para quien la educación es
un proceso que ocurre a nivel físico, moral e intelectual y pretende la creación de hábitos que
permitan alcanzar la virtud mediante el uso de la razón. (Gallo, 2006) El papel de la escuela
para Locke es enseñar a controlar al cuerpo en la búsqueda del placer mediante el uso del
intelecto y la razón. Esta corriente de pensamiento se desarrolla en un contexto en el que se
sostiene que el conocimiento se obtiene a través de la experiencia que otorgan los sentidos;
para Locke el intelecto del ser humano nace impoluto y se va alimentando a través de la
experiencia.

Por su parte Jean – Jacques Rosseau plantea la naturaleza buena del ser humano, sus pasiones
se originan en necesidades físicas y la educación no debe restringir los instintos pues se
actuaría contra la naturaleza. (Vilafranca, 2012) Para Rosseau la educación debe respetar la
naturaleza que se manifiesta mediante deseos, impulsos, lenguaje y movimientos propios de
la infancia; de este modo, se deben respetar las etapas de la vida para permitir que el niño
evolucione a su propio ritmo; la educación debe centrase en el aprendizaje y no en la
enseñanza.

La nueva concepción de educación donde el centro del proceso educativo ya no es el


conocimiento o el maestro, sino el estudiante, generó una verdadera revolución educativa
que separó definitivamente la religión de la educación, pasando está a ser una obligación del
estado y concediendo vital importancia a los métodos de enseñanza.

El pensamiento de Rosseau marcó un antes y un después en la historia de la pedagogía; la


obra de este autor establece la educación como objeto de estudio y provoca una reflexión
acerca de la forma como se desarrolla el proceso educativo y la manera en que logra adaptar
al hombre a la sociedad sin permitir que éste pierda su identidad; para Rosseau, la transición
de hombre natural a hombre moral no es un proceso natural. (Bohm, 2010) Su legado
permitió el desarrollo de lo que actualmente se conoce como pedagogía moderna cuya
función es intentar orientar la acción de los sistemas educativos; acerca de éste tópico
ampliaremos más adelante cuando abordemos el concepto de pedagogía.

Dar respuesta al cuestionamiento sobre ¿Qué es la Filosofía de la Educación? en este ejercicio


académico implica un acercamiento teórico a la filosofía, por cuanto permite una reflexión
sobre temas trascendentales que han inquietado a la humanidad a través de la historia, en este
caso, facilita la compresión de la educación como eje transformador de la cultura y la
sociedad, a partir de la construcción del conocimiento y formación de habilidades para la
vida. (García, 2012)

García y García (2012) definen la filosofía de la educación como: “La aproximación al


mundo de los fenómenos educativos empleando la metodología propia de la filosofía” (p.19).
Es decir, que la filosofía de la educación desde el análisis y la reflexión del fenómeno
educativo, contribuye al conocimiento de la realidad, para interpretar hechos sociales que
merecen especial atención de parte de la educación; y desde la intervención de la educación,
dar solución a problemas que inciden en la cotidianidad de la practica educativa, para tomar
decisiones acertadas en beneficio de los entornos educativos.
La filosofía de la educción se asume como un saber practico, de y para la acción, un
conocimiento que no tiene como fin la observación de la realidad educativa sino su mejora,
no es un conocimiento teórico que se aplica desde la acción si no de un saber que se configura
en la acción misma (García y García, 2012). En este sentido, la filosofía de la educación pasa
de ser un conocimiento desvinculado de la cotidianidad, para convertirse en un conocimiento
práctico, que contribuye a comprender e interpretar realidades sociales que transforma las
dificultades problemáticas de las mismas.

La filosofía de la educación es considerada disciplina académica por cuanto: Su objeto de


estudio son los problemas específicos en relación con el proceso educativo y el ser humano
que debe ser educado, es acreedora de una metodología propia de estudio, basada en el
análisis de la realidad educativa y los proceso de enseñanza-aprendizaje y tiene un fin
particular en cuanto permite a los profesionales de la educación dar sentido a su labor
mejorando su práctica educativa (García y García, 2012). Planteamientos que develan en la
filosofía de la educación, una disciplina con diversas formas de acceder al conocimiento para
abordar los problemas de la educación, que dependen de la reflexión del investigador, sus
intereses y una acertada interconexión con las demás disciplinas del saber, que se ocupan del
estudio del hombre y la educación, a fin de mejorar la práctica pedagógica.

Maris (2012) menciona que la filosofía de la educación “Se trata de un saber teórico-práctico,
que fundamenta toda reflexión pedagógica ulterior, la cual puede permanecer como teórico-
práctica o ser directamente práctica cuando su fin inmediato es reglar la acción” (p. 45).
Significa, que esta disciplina como ciencia del saber de la educación, asume el quehacer
pedagógico con base en el conocimiento y formación del hombre, no solo desde la reflexión
teórica, pues su función implica un actuar y una intervención permanente dentro del contexto
educativo, bien sea desde la solución de problemas que emergen en la cotidianidad de los
ambientes educativos o desde propuestas de innovación a los procesos de enseñanza.

Fullat (2011) define la filosofía de la educación como “un saber racional y crítico de las
condiciones de posibilidad de la realidad experimental educativa en su conjunto” (p.90).
Disciplina que, como ciencia del conocimiento, invita a la reflexión crítica sobre la realidad
educativa en los diferentes contextos, con la finalidad de que sus aportes se conviertan en
insumos de transformación de las realidades educativas.

De igual manera, la filosofía de la educación es un cuestionamiento a lo se hace y se dice en


el campo pedagógico y educativo, a partir de la interrogación crítica y formulación de
preguntas fuera de lo convencional, buscando respuestas desconcertantes en relación con los
datos educativos, sin tener en cuenta cuestionamientos sobre cómo educar, con que educar,
en que medio educar y a quien educar. Por su parte, le interesan aspectos sobre ¿Qué es la
educación? y ¿Para que la educación? interrogantes que a la vista de los científicos o
tecnólogos parecieran carentes de valides (Fullat,2011). Enfoque reflexivo desde esta
disciplina que puede ser entendido como un análisis al discurso educativo en sus aspectos
teóricos y conceptuales, pero que en el ámbito de la practica pedagógica, adolece de una
propuesta al campo de la educación.

Fullat (2011) propone otra definición a la filosofía de la educación, entendida como “Saber
crítico que esclarece los conceptos, los enunciados y las argumentaciones que utilizan
educadores y pedagogos” (p.91). Concepto que invitaría reflexionar y asumir una actitud
crítica, frente a la pertinencia y vigencia de ciertas prácticas, métodos y actuaciones
educativas de tipo tradicionalista, con rígidas estructuras de poder que, a pesar de los cambios
sociales y culturales y avances tecnológicos, continúan estáticos, impidiendo que la
educación avance dinámicamente, se transforme con base en el dialogo y la concertación
para asumir los retos de la sociedad de hoy.

Finalmente, el cuestionamiento sobre ¿Qué es la Pedagogía? se asume desde distintos aportes


teóricos sobre el saber pedagógico, que definen la pedagogía como disciplina que estudia la
educación, y las diferentes metodologías que orientan el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Vera, Illicachi y Ponce (2017) definen la pedagogía como: “Una disciplina del campo de
las humanidades y de las Ciencias Sociales, su preocupación no debe centrarse únicamente
en la indagación de los significados y motivos de las acciones educativas, sino sobre todo
en las causas de las mismas” (p.40). Causas que pueden servir de insumo a proyectos de
investigación pedagógica, tendientes a establecer mejoraras en las practica educativa por
parte de los docentes o procesos de aprendizaje de estudiantes, en diferentes campos del
saber.
En el transcurso de la historia, la pedagogía se ha constituido como ciencia autónoma e
independiente, con carácter científico y dinámico, para asumir los retos actuales que la
de la sociedad le impone en el campo educativo, transitando por los senderos de la
dialéctica y la investigación (Vera., et al 2017). Acciones que implican desde la
investigación pedagógica, asumir el fenómeno educativo de cada contexto social y a través
del conocimiento científico, proponer acciones que contribuyan a perfeccionar
metodologías, estrategias y teorías, para transformar las dificultades en los ambientes
educativos.
La pedagogía es portadora de un saber teórico y un saber práctico, en este sentido debe
encaminar la acción educativa desde la intervención de las necesidades humanas, pues la
educación es una práctica social productora de sentidos sociales y no sólo transmisora de
conocimiento (Sgró, 2011). Es decir que, en su aspecto teórico la pedagogía contribuye al
conocimiento sobre la educación y en su aspecto teórico se encarga de la formación del ser
humano en todas sus dimensiones, para que se integre con éxito a la sociedad.
Sgró (2011) define la pedagogía como “Una mirada sobre el hecho educativo destinada a
explorarlo, describirlo, explicarlo, pero fundamentalmente a direccionarlo. La práctica
educativa formal es siempre intencional, por esta razón debe tener una dirección” (p.36).
Bajo estas circunstancias, se debe orientar la práctica pedagógica a resignificar el valor de lo
social, darle sentido a la enseñanza, cuestionar el para que, de la educación y su pertinencia
en estos tiempos, transformar los currículos a una visión integral, más allá de la instrucción
y trasmisión de conocimientos. Teniendo en cuenta que el conocimiento como tal, gracias a
la tecnología, ya está al alcance de las mayorías, pero respecto a la formación integral del ser
humano y el respeto por los derechos humanos, se requiere un abordaje de la pedagogía desde
el sentido social.
Una acción pertinente para que la pedagogía se configure hacia el sentido social, es a través
de la implementación de la pedagogía crítica en la escuela, desde sus tres componentes: El
diálogo como negociación cultural, la constitución de una subjetividad rebelde y el escenario
institucional; en el diálogo se negocian elementos culturales, representaciones y saberes con
base en el raciocinio comunicativo y argumentativo de la razón, la condición de rebeldía no
es sólo intelectual, debe ser activa con intención transformadora y establecer un acercamiento
y compromiso con la realidad en la que está inmersa; en la escuela, se deben socializar
prácticas democráticas, propiciando experiencias de participación en la toma de decisiones y
escenarios de debate, negociación en búsqueda de un bien común (Rigal,2011).
Igualmente, desde la implementación de la pedagogía crítica es posible promover una
pedagogía para la diversidad y contra la desigualdad, que desde lo crítico y lo ético, genere
una reflexión contra la injusticia y promueva experiencias sobre la inclusión, la justicia y la
democracia (Rigal 2011). Ya que enseñar desde la pedagogía a reconocer y respetar las
diferencias sociales y culturales es promover el respeto a los derechos humanos, dentro de la
multiculturalidad a partir de las distintas realidades, que en lo cotidiano evidencian exclusión
social en la escuela.

Bibliografía

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