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¿Qué es?
Los fundamentos pedagógicos en el ámbito de la enseñanza semipresencial y a distancia son el “suelo
firme” que permiten construir una enseñanza no presencial donde puedan habitar los estudiantes
cultivando sus aprendizajes.
¿Para qué me sirve?
Sin un fundamento pedagógico sólido la acción formativa no se sostiene y será más difícil llegar al
objetivo final de una formación integral. Es decir, quizás se consiga hacer una acción de instrucción
(dar conocimientos) o una acción de adiestramiento (desarrollar destrezas) pero no se podrá “educar
con fundamento” (dar una formación humana en todas sus dimensiones).
Incluso, sin intención de educar, sino sencillamente de instruir o adiestrar, el conocimiento de los
fundamentos permite sacar el máximo partido pedagógico a todos los elementos y así, alcanzar
mayores logros con menores esfuerzos y recursos.
Por otro lado, cuando no se tienen presente los fundamentos, las acciones formativas pierden
autenticidad y creatividad, dejan de tener identidad propia y se reducen a meras imitaciones de otras
acciones sin saber porqué se hace lo que se hace, y por tanto, sin vivir toda la intención educativa que
cada elemento contiene.
Además, cuando no se diseña sobre fundamentos sólidos, la práctica docente deja de ser sostenible,
se deteriora con rapidez y termina por perder su eficacia, su sentido y su utilidad.
Principios pedagógicos: Son los que se establecen a partir de la teoría educativa de la que se parta,
que a su vez se apoyan en los demás principios.
4. Liderazgo docente
El docente que no sólo enseña, sino que también educa, es alguien que además de lograr que sus
alumnos adquieran los rendimientos propuestos por el programa, consigue no sólo transmitir y hacer
hacer lo exigido, sino además inspirar para que sus alumnos vayan más allá, no se limiten a reproducir
lo que otros han alcanzado, ni consumir la cultura que otros han elaborado. El docente que inspira
invita a sus alumnos a que vivan su visión, la desarrollen y la hagan madurar. Les aporta seguridad
para que no se limiten a ser consumidores de aprendizajes, ni reproductores anónimos de estándares
sino también, creadores de conocimientos al servicio de los demás y del entorno.
Estudiante estratégico (eficiente) es alguien que trabaja bien. Con profesionalidad, con
orden, disciplina, constancia y responsabilidad. Su objetivo es hacer todo lo mejor posible pero
su meta termina con el logro del objetivo formativo para borrar los aprendizajes próximamente y
seguir con nuevos retos. Se podría decir que es un estudiante pragmático, busca los mejores
resultados pero tampoco tiene una visión general de su vida, una misión; un proyecto de vida
lleno de sentido. Su objetivo es llenarse de competencias y títulos pero luego no tiene muy
claro “¿yo para que he nacido?”.
6. Relación empática
Un docente empatiza con su alumno cuando capta su vivencia, la percibe y la interioriza. No es un
captar externamente las dificultades o necesidades de los estudiantes, sino percibirlo de tal modo que
uno experimenta su vivencia y desde esta perspectiva se está en mejor disposición para ayudarle a
crecer. Esta empatía no consiste en conectar con las emociones del otro: alegrarse cuando se alegra o
preocuparse cuando se preocupa. Tampoco es pensar cómo lo está pasando el estudiante y tratar de
sentirse como él, para comprenderle. En ambos casos, no se pone uno en la mejor disposición de
ayudarle.