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INTRODUCCIÓN
En muchas ocasiones hemos percibido acciones hechas por los hombres y por lo
animales que en apariencia se asemejan, es decir captados por lo sentidos parecen
acciones similares, como por ejemplo una pareja de perritos que se acercan para unir sus
hocicos, y del mismo modo una pareja de personas que unen sus labios para besarse;
habría tan sólo que detenerse un pequeño momento para encontrar la radical diferencia,
como por ejemplo el animalito no es consciente de lo que realiza, tan solo es instintivo, el
ser humano reconoce lo que hace y por qué lo hace, etc.
1. La acción
“Yo actúo”.
“Yo como persona, despliego mis potencialidades y entro en contacto con el mundo y con mí
mismo través del misterio de la acción humana (…) lo que distingue radicalmente la acción
humana de cualquier otro dinamismo que puede tener lugar en el interior del hombre es que
el sujeto es la causa libre de la acción. “Yo actúo” significa que yo, sujeto, pongo libremente
una acción en el mundo. Sin mí, esa acción no existiría mientras que, por el contrario, mi
determinación voluntaria supone una modificación del ser del mundo que sigue a su “puesta
en la existencia” (Burgos, 2013, págs. 221-222)
El ser causa de la acción me lleva a decir que esa acción en el mundo, no existirá
otro que la realizará. Es decir el hecho de que yo camine, me lleva a decir que esos pasos
realizados por mí persona, en sentido estricto, no podrá ser realizado por otro.
Dimensión objetiva:
Dimensión subjetiva:
“Supone un sujeto que ejerce la acción pero que, al mismo tiempo, es modificado por ella
porque la acción, al fin y al cabo, nunca se separa de la persona. No existe “el construir”, sino
“alguien que construye”, ni “el correr”, sino “alguien que corre” y que al construir y al correr se
cansa, se fatiga, se fortalece o se perfecciona (…) la acción (…) nunca sale completamente
del interior de la persona porque es la misma persona modificándose, activándose y
desarrollándose” (Burgos, 2013, pág. 224)
“La acción completa y real posee simultáneamente las dos cualidades 1 (…) El “yo
actúo” implica un sujeto que realiza una acción que cambia el mundo pero que también
cambia al propio sujeto” (Burgos, 2013, pág. 225)
El hacer o producir: “Lo constituyen las acciones en las que el sujeto realiza algo como
fabricar objetos, instrumentos, utensilios, etc. Son acciones fundamentalmente
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Dimensión objetiva y dimensión subjetiva
transitivas (…) La acción sale del sujeto y modifica el mundo mediante la realización de
un objeto” (Burgos, 2013, pág. 228)
El obrar moral: “Lo constituyen las acciones en las que el sujeto se implica
personalmente en la acción y corresponde, por tanto, a las acciones virtuosas o
viciosas, es decir, a las acciones de tipo ético (…) no son completamente transitivas,
sino que tienen también una dimensión intransitiva” (Burgos, 2013, pág. 228)
La contemplación: “Es la actividad propia del intelecto y es la acción más bella y más
perfecta porque no busca nada fuera de sí (…) La contemplación no busca nada fuera
de sí misma: contemplo para contemplar. Por eso, es completamente intransitiva”
(Burgos, 2013, pág. 228)
“Esta clasificación no describe acciones sino aspectos formales presentes en cada acción. En
realidad no existen acciones solamente transitivas, ni solamente intransitivas sino que, en toda
acción (se trate de poner ladrillos o de contemplar) hay una dimensión transitiva u objetiva y
otra intransitiva o subjetiva” (Burgos, 2013, pág. 229)
3. Fundamento de la moralidad
Los actos humanos son el objeto material de la ética. Se entiende por acto humano
aquel acto específico del hombre. En otras palabras, de los actos realizados por el
hombre solamente se designan como humanos aquellos que son propios del
hombre en cuanto hombre. Ahora bien el hombre difiere de los animales en que es
dueño de sus actos; de donde se deduce que solamente son actos humanos
aquellos actos propios del hombre. No obstante, el hombre es dueño de sus actos
por su razón y voluntad, de donde, también, La voluntad libre puede entenderse
como la unión de la voluntad y la razón. Por consiguiente, se designan como actos
humanos aquellos que proceden de una voluntad deliberada; como se
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Diapositivas
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encuentran otros actos en el hombre (p. ej la digestión, la circulación de la sangre,
la respiración. Etc.), se les puede designar a éstos como actos del hombre, pero no
propiamente como actos humanos, puesto que no son propios del hombre como
hombre. Estos actos involuntarios que el hombre no realiza deliberadamente se
denominan técnicamente actos del hombre y no son objeto de moralidad.
El acto humano se caracteriza fundamentalmente por ser libre. Por eso, la libertad
es la capacidad de la voluntad de dirigirse por sí misma al bien que la razón le
presenta. Por eso, los actos humanos son los que el hombre domina, es decir, que
controla conscientemente y quiere deliberadamente y de los que es tenido como
responsable. Esos actos son los estudiados por la ética.
Concretamente, las dos condiciones de los actos humanos son las siguientes: