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Liderazgo
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Ejercitar
Liberar
Enseñorear
Menospreciar
Manipular
Amenazar
Evitar
Competir
Controlar
Servir
Los líderes deben tener una sana conciencia de sí mismos que transmitan a sus
seguidores. Esto significa que los líderes deben pensar de sí mismos de una manera
apropiada y enseñar a sus seguidores a hacer lo mismo. Los líderes deben pensar de
sí mismos como líderes de una mente renovada.
Para hacerlo, deben entender varias realidades críticas:
o Equipar a sus seguidores para ejercitar sus dones (Efesios 4:11) –reparar redes
(Marcos 1:19), restaurar a los pecadores (Gálatas 6:1), restaurar lo dislocado.
o Desarrollar las habilidades de sus seguidores
o Delegar, evaluar, y mantener a sus seguidores con la rendición de cuentas.
o Observar, corregir, entrenar, redargüir y animar.
o Lavar los pies - confrontar las necesidades de carácter y aún despedir a seguidores
cuando sea necesario, sin importar cuán grandes habilidades puedan tener o
cuántos seguidores pueda tener ese seguidor.
LOS LÍDERES DEBEN TENER RELACIONES PROFUNDAS
Tú no puedes tener relaciones profundas con todos los que guías, pero todos los
que estén en tu equipo o en tu esfera de responsabilidad deben tener alguna clase
de relación profunda con un formador de líderes. Algunos serán más efectivos que
otros como formadores de líderes, pero todos deben tener a alguien ante ellos que
busque conocerlos hasta el nivel del corazón.
Para conocer a alguien a nivel del corazón, debes conocer de la persona sus
o Temores
o Razones de enojo
o Sueños
o Necesidades de identidad –
donde ellos sientan inadecuados.
El vacío que están tratando de llenar a través de logros.
Aquellas cosas que los llevan a generar sus expectativas, tanto apropiadas como
inapropiadas.
Jesús lavó los pies, porque ninguno de Sus seguidores tuvo la moneda para pagar la
factura emocional de servir cuando se debía. Él sabía esto, y eligió ser el modelo de
la autohumillación ante ellos porque sabía que el ejercicio del poder, la capacdad y
la competencia nunca darían cumplimiento a Su misión. Jesús sabía que el
liderazgo poderoso puede ser un liderazgo productivo de corto término, pero al
final es en realidad un liderazgo destructivo. Jesús también sabía que Sus hombres
nunca cambiarían sin alguna enseñanza muy directa, pero la enseñanza no podía
ser solo en palabras; la enseñanza debía ser mediante acciones inolvidables que
hicieran un impacto permanente en ellos. Encontramos la moneda para
humillarnos a nosotros mismos donde Él la encontró – en una relación y misión
que significó más para Él que Su imagen, Su poder, Su forma de tener la razón, Su
necesidad de ganar, o cualquier otra cosa en el mundo. Esta relación y misión
estaba motivada por un amor que solo
Él puede dar. Los formadores de líderes deben estar creciendo en un amor por
Cristo, que los libere de cualquier otra dependencia y les permita humillarse a sí
mismos y servir.
LOS LÍDERES DEBEN SEGUIR A JESÚS Y SER MODELOS DE LO QUE DESEAN QUE
SUS SEGUIDORES SEAN Y HAGAN.
Jesús era el único dispuesto para hacer lo que los discípulos habrían fallado en
hacer por ellos mismos.
La teología es muy importante, y aún más en una iglesia que se inicia. Considera los
primeros quinientos años de la iglesia, cuando virtualmente todos los problemas
teológicos fueron considerados y definidos. En la actualidad existe una gran
diversidad teológica en tu área, y una limitada habilidad para comunicarse o para
tener una conversación teológica a través de la cultura. Es crítico para un sólido
desarrollo teológico, reforzar a las iglesias nacientes, o los cultos triunfarán en el
futuro. Jesús sabía exactamente cómo servir a Pedro, porque Él conocía la teología
– Él sabía la verdad que Pedro necesitaba conocer si es que Pedro iba a ser de
utilidad para Jesús en el curso de su vida. La verdad era fundamental para el futuro
de Pedro. Jesús conocía la verdad precisa para el momento justo; Él sabía cómo
decir y cómo usar la verdad para edificar a aquellos que estaba formando, de tal
manera que fueran impactados y cambiados por el resto de sus vidas. Los líderes
incipientes necesitan entender las verdades concernientes a Dios, la Trinidad, el
Espíritu Santo, la Palabra de Dios, y el Señor Jesucristo. Además de esto, deben
necesitar entender al nivel del corazón, las verdades concernientes a los caminos de
Dios en la formación de los líderes a través de su peregrinaje, tales como:
Jesús claramente se arriesgó a ser rechazado por los líderes de Sus días, tanto
romanos como judíos. Pero Él también se arriesgó al rechazo de los mismos líderes
que Él estaba formando, aún de la manera en que Pedro lo resistió y le reconvino;
Jesús aún llegó al punto de preguntarles si lo abandonarían. El rechazo se presenta
cada vez que una persona va en contra de los valores, expectativas, deseos o
demandas de otros, de tal manera que aquellos otros se sienten desafiados,
amenazados y airados. Jesús estaba contra los valores egoístas, las expectativas
egocéntricas, deseos compulsivos, y las manifiestas demandas de Sus seguidores
como las representadas por Pedro a quien reprendió (Marcos 8:33). Aquellos
comprometidos con la formación de líderes deben tomar el mismo riesgo y podrían
aún pagar el mismo precio de deserción o negación. A menos que el formador de
líderes corra este riesgo – y aún lo experimente – no será efectivo en el
cumplimiento de su tarea. Al igual que Jesús, el formador de líderes debe tener en
cuenta las necesidades de sus incipientes líderes y no su propio éxito.