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También señalamos que cuando la competencia de la justicia federal emerge por razón de materia,
es improrrogable, privativa y excluyente de la ordinaria, sin que el consentimiento ni el silencio de
los litigantes sean hábiles para derogar esos principios. La incompetencia del fuero ordinario puede
promoverse sobre esa base en cualquier estado del litigio (cfme: Corte Suprema de Justicia de la
Nación, “Brusco”, 13/junio/2017, Fallos 340:815).
En vista de la posición que sostuve en dicho caso, de la cual sigo convencido, me corresponde
explicar porqué, en este otro pleito de la misma configuración fáctico-jurídica, no planteo
objeciones relativas a la competencia.
Siendo juez de primera instancia, señalé que en la causa “Pechini” la Corte Nacional expresó que, si
bien es cierto que las cuestiones discutidas en dicho caso guardan sustancial analogía con las
debatidas en el precedente "Kogan", no es menos cierto que el reenvío de la causa al fuero federal,
importaría generar un evidente retardo injustificado en el trámite de las actuaciones, lo que iría en
desmedro del principio de seguridad jurídica y economía procesal (del dictamen de Procuración, al
que remitió la Corte, todo registrado en Fallos 330:801). En ese pleito, como aquí sucede también,
la competencia no fue cuestionada en su oportunidad y ya se había dictado sentencia. En este caso
se decidió atribuir su conocimiento a la Justicia Ordinaria de la Capital Federal (ver: Tribunal de
Gestión Judicial Asociada N° 2 de Mendoza, autos 1.613 “Baldini, Ricardo José C/ Galeno
Argentina S.A. p/ acción de amparo”, sentencia del 12 de Agosto de 2.011).