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Descolonizar el curriculo – Tadeu Da Silva, T.

En la teorización critica en el campo de la educación y el currículo se destaca los siguientes temas:


o El carácter político de estas esferas.
o Las conexiones entre los procesos educativos y las relaciones de clase, género y raza.
o Los estrechos lazos entre conocimiento y saber, y entre poder y dominación.
o La naturaleza histórica de las relaciones y de los procesos sociales y educacionales.
o Los vínculos entre regímenes y relaciones específicas de saber-poder y la constitución y
producción de identidades sociales particulares.
o La caracterización del saber y el currículo como un territorio cuestionado y de lucha por
hegemonía.
o El envolvimiento de la educación y el currículo en la construcción del “otro” y de la alteridad.

Vamos a centrarnos en:


1. El carácter relacional de lo social y de lo educativo.
2. La extensión y ampliación de la idea “relacional” hacia dimensiones que no se limitan a las
relaciones de clase
3. La importancia de desarrollar estrategias que incorporen al currículo perspectivas orientadas a
producir el quiebre y desestabilización del sentido común.

Descifrando jeroglíficos sociales

Además de ayudarnos a comprender mejor las relaciones entre educación y sociedad, la noción de
relación social tiene un valor pedagógico.
Acciones u objetos aparentemente aislados de la vida cotidiana adquieren un sentido cuando son
vistos como relaciones. Una cosa, o una relación entre cosas, esconde una relación social. Marx
sostiene que “a primera vista, la mercancía parece una cosa trivial, evidente. Analizándola, se ve
que es compleja, llena de sutileza metafísica y mañas teológicas”. Lo que este proceso esconde es
que una mercancía es producto de trabajo humano que se realiza a su vez bajo determinadas
relaciones sociales. Un objeto no es más que determinada relación social entre los hombres, que
para ellos toma la forma fantasmagórica de una relación entre cosas.
Marx llama fetichismo a este proceso donde las relaciones se vuelven invisibles, haciendo aparecer
solamente la cosa, el objeto, de forma aislada y desconectada de otros procesos y relaciones.
Esto debería ser una tarea central en una teoría crítica de la educación y en un currículo construido
desde una perspectiva crítica. Uno de los objetivos de un currículo critico debería ser el de
desfetichizar lo social, demostrando su carácter construido, su naturaleza relacional.
La vida social se nos presenta como cosa. Una perspectiva pedagógica crítica nos debería permitir
interrumpir esta fetichizacion y tornar visibles las conexiones entre esa apariencia fetichizada y las
relaciones sociales que ella esconde.
El mundo cultural tiende a aparecer como petrificado, listo y final, pero esconde su condición de
construcción y relación social. Los productos culturales tienden a aparecer como “jeroglíficos
sociales.”
Extendiendo esto al campo de la educación, el conocimiento y el currículo deben ser vistos como
productos de relaciones sociales. No son cosas, sino que corporifican relaciones sociales
producidas y creadas entre grupos sociales interesados. Traen la marca de esas relaciones e
intereses.
La noción de “relación social” es un importante dispositivo pedagógico que nos permite un triple
movimiento:
o Nos posibilita introducir la educación y el currículo en la moldura de sus conexiones con relaciones
sociales más amplias.
o Nos permite establecer uno de los objetivos centrales de la pedagogía crítica: tener siempre
presente el carácter construido y relacional del conocimiento trabajado y producido en el currículo.
o El propio currículo y el propio conocimiento los que deben ser vistos como construcciones y
productos de relaciones sociales particulares e históricas.
Ampliando nuestra mirada sobre las relaciones sociales: colonialismo, racismo y sexismo

Plantear la discusión y el cuestionamiento de las relaciones sociales e históricas que construyen


nuestras categorías de división y exclusión social no debería ser un objetivo secundario, sino uno
de los objetivos centrales de un currículo crítico y político.
La educación formal y la escuela son solo una esfera en las que se construye identidades sociales.
Lo pedagógico y lo escolar son dimensiones culturales formativas. Lo cultural y lo social son
también dimensiones pedagógicas y curriculares: el contexto social y cultural más amplio “enseña”
nuestra identidad social.
Esta comprensión de que la pedagogía y el currículo están involucrados en complejos e importantes
procesos formativos y productivos, en la producción y reproducción de divisiones sociales, le
imprime a la educación su inevitable carácter político.

Estrategias para descolonizar el currículo

El currículo corporifica fundamentalmente un “conocimiento oficial”, que expresa el punto de vista


de grupos sociales dominantes, en términos de clase, género, raza, nación. La educación, el
currículo y la pedagogía están comprometidos en una lucha de significados. Éstos son poco
frecuentemente disputados y cuestionados por personas y grupos sociales subordinados.
Si entendemos al currículo como un territorio cuestionado, es útil adoptar la metáfora del
colonialismo/pos-colonialismo para sintetizar los procesos de construcción de posiciones
dominantes/dominadas a través del conocimiento en él corporizado: el currículo es un territorio
colonizado.
¿Cómo concebir un currículo que incorpore la comprensión “relacional”? ¿Cómo desoficializar,
desfetichizar, descolonizar el currículo?
Estrategias:
o El proyecto, construcción y elaboración de nuevos materiales que puedan reflejar las visiones y
representaciones alternativas de los grupos subordinados. Esto demandara una cantidad
considerable de recursos humanos y materiales.
Utilizar los materiales y significados existentes, pero ponerlos bajo cuestionamiento. Usar como
base para la discusión y la producción de nuevo conocimiento las experiencias propias de los
estudiantes. Los materiales existentes son la materia prima a partir de la cual significados, visiones
y representaciones dominantes puedan ser cuestionadas, desafiadas y resistidas. En algunos
casos todo lo que necesitamos es mirar los materiales existentes desde una nueva perspectiva.
o Centrarse en cuestiones y problemas de nuestro tiempo. Descolonizar el currículo es también
tornarlo relevante para la vida social de esta época. Evaluar en qué medida el currículo está
implicado con estas cuestiones es una forma de reconocer su carácter crítico y descolonizador.

Existen múltiples oportunidades para iniciar estrategias de descolonización del currículo. Es en lo


cotidiano que podemos introducir otros significados y representaciones. Por ejemplo, se puede
interrumpir, subvertir y desestabilizar los significados y representaciones existentes en las llamadas
fechas conmemorativas que sintetizan las perspectivas de los grupos dominantes e ilustran la
colonización del currículo.
Todo esto solo será posible si concebimos a los grupos comprometidos con el proceso educativo
como activamente involucrados en la producción de conocimiento y de identidad social. Los
significados y las representaciones dominantes solo pueden ser cuestionados si tenemos una
concepción histórica y social de cómo son producidos. Siendo así, el currículo será un territorio
descolonizado en el cual la perspectiva imperial estará bajo constante cuestionamiento.

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