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MARCA EN BASE AL
CONSUMIDOR
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UN PROYECTO BÁSICO PARA LA CREACIÓN DE MARCAS SÓLIDAS
1. Introducción
L
a construcción de una marca sólida es la meta de muchas organizaciones. Se
entiende que construir una marca sólida, con mucho valor, brindará una gran
cantidad de beneficios para una empresa, tales como mayor lealtad por parte de los
clientes y menor vulnerabilidad a las acciones de marketing competitivo o de crisis de
marketing; tanto márgenes más amplios como respuestas más favorables de los clientes a
aumentos y descensos de precios; más negocios o cooperación y apoyo de
intermediarios; aumento en la efectividad de la comunicación de marketing y
oportunidades de extensión de la marca y de concesión de licencias.
Desde este genuino interés en la construcción de una marca, se suelen suscitar dos
preguntas: 1) ¿qué hace que una marca sea sólida? y 2) ¿cómo se construye una marca
sólida? Para intentar responder a estos interrogantes, este trabajo desarrolla un modelo
de construcción de marca denominado modelo de valor de marca en base al consumidor.
Pese a que ya se han presentado varias perspectivas útiles en relación con el valor de
marca, el modelo de valor de marca en base al consumidor ofrece un punto de vista único
acerca de qué es valor de marca y cómo debe ser construido, evaluado y gerenciado. El
desarrollo del modelo de valor de marca en base al consumidor fue impulsado por tres
objetivos. En primer lugar, el modelo debía ser lógico, estar bien integrado y sólidamente
cimentado; debía reflejar el· pensamiento más novedoso sobre marcas tanto desde el
punto de vista de la industria como desde lo académico. En segundo lugar, el modelo
debía ser versátil y aplicable a todo tipo de marca e industria. En la medida en que
surgieran diferentes aplicaciones de marcas para todo tipo de productos, servicios,
organizaciones, personas, lugares y demás, el modelo debía alcanzar una relevancia de
mayor alcance. Finalmente, y en tercer lugar, el modelo debía ser integral y tener
suficiente amplitud para cubrir temas importantes sobre marcas, así como también
suficiente profundidad para brindar una comprensión útil y directrices. El modelo debía
ayudar a los encargados de marketing a establecer una dirección estratégica y a informar
las decisiones relativas a la marca.
El modelo de valor de marca en base al consumidor se desarrolló con este amplio
conjunto de objetivos en mente. La premisa básica del modelo es la siguiente: el poder de
una marca reside en qué han aprendido, experimentado, visto, oído, etc., los
consumidores sobre la marca como resultado de sus experiencias en el tiempo. En otras
palabras, el poder de la marca está en aquello que reside en la mente de los consumidores. Para
los encargados de m.arlwting, el desafío a la hora de construir una marca sólida está en
asegurar que los consumidores tengan el tipo de experiencias correctas con los productos
y servicios, y sus correspondientes programas de marketing, de modo que los
pensamientos, sentimientos, imágenes, creencias, percepciones, opiniones, etc., que ellos
desean queden vinculados a la marca. El resto del trabajo brinda pautas en detalle sobre
cómo debe crearse este "conocimiento de marca" y cómo debe ser manejado el proceso
de construcción de ésta.
Hay un orden obvio de los pasos en este "camino hacia la marca", desde la identidad
hacia el significado, la respuesta y las relaciones.
Esto es, no se puede establecer el significado si no se ha creado la identidad; las
respuestas no pueden existir a menos que el significado Correcto se haya
desarrollado; y no se puede forjar una relación si no se han conseguido las
respuestas apropiadas.
Notoriedad de la marca
Obtener una Correcta identificación de marca significa crear notoriedad de la marca con
respecto a los consumidores. El concepto de notoriedad de la marca se refiere a aspectos
de concientización de la marca; por ejemplo: ¿cuán a menudo y con qué facilidad se
evoca a la marca en diversas situaciones o circunstancias? ¿Hasta qué punto la marca es
"primera mención" (top-of mind) y fácilmente recordada o reconocida? ¿Qué tipo de
claves o recordatorios son necesarios? ¿Cuán omnipresente es esta conciencia de' marca?
Formalmente, la conciencia de marca hace referencia a la capacidad del consumidor para
recordarla y reconocerla. No se trata sólo de que el cliente conozca meramente el
nombre de la marca y que la haya visto previamente, tal vez muchas veces. La conciencia
de marca también incluye la vinculación de la marca -su nombre, logo, símbolo, etc.- a
ciertas asociaciones en la memoria. De manera particular, construir conciencia de una
marca supone asegurar que los clientes comprenden el producto o la categoría de
servicios en la que compite. Debe haber una conexión clara con qué productos o
servicios se venden bajo una determinada marca. Sin embargo, en un nivel más
abstracto y amplio, también se trata de hacer que los clientes conozcan cuáles de sus
"necesidades" está llamada a satisfacer la
marca a través de estos productos. En otras palabras, cuáles son las funciones básicas
que la marca provee a los consumidores.
La concientización sienta los cimientos o bloques de construcción básicos al
momento de desarrollar el valor de marca y de suministrar tres funciones
importantes. Primeramente, la concientización influencia la formación y solidez de las
asociaciones con la marca que arman la imagen y le dan significado. En segundo
término, la creación de una conciencia de la marca de alto nivel en términos de
identificación de categorías y necesidades es de crucial importancia en el momento
de las oportunidades de compra posibles o consumición. La conciencia de marca
ejerce influencia sobre la posibilidad de que la marca sea un miembro del conjunto a
ser considerado, esas que son consideradas seriamente a la hora de la compra.
También es importante cuando se trata de establecer escenarios de consumo
posibles, en términos de maximizar el uso potencial. En tercer lugar, cuando los
clientes tienen un "bajo nivel de compromiso" con una categoría de producto, eligen
basándose solamente en la conciencia de marca. El bajo nivel de c ompromiso ocurre
cuando los clientes carecen de:
1) motivación de compra (por ejemplo cuando los consumidores no se preocupan por
el producto o servicio);
2) habilidad de compra (por ejemplo cuando los consumidores no saben nada más
sobre las marcas en una determinada categoría o carecen de la pericia para juzgar
calidad aun cuando saben un poco).
Significado de la marca
un primer paso importante en la construcción de! valor de marca, pero generalmente
no es suficiente. Para la mayoría de los consumidores en la mayoría de las
situaciones, también entran en juego elementos tales como el significado o la imagen
de la marca. Crear el significado de la marca implica ubicar una imagen de marca y
qué caracteriza a la marca y qué debe representar en la mente de los consumidores.
Pese a que es posible una miríada de diferentes tipos de asociaciones de marcas, el
significado de marca puede diferenciarse a grandes rasgos en términos de
consideraciones relacionadas con el rendimiento, de corte más funcional, versus
consideraciones más abstractas, relacionadas con la imagen. Por lo tanto, el
significado de marca está constituido por dos grandes categorías de asociaciones de
marca que existen en la mente del consumidor -relacionadas con el rendimiento y la
imagen- junto con un conjunto de subcategorías específicas dentro de cada una de
las primeras. Estas asociaciones de marcas pueden formarse de manera direct a -a
través de la experiencia propia del consumidor y su contacto con la marca - o
indirectamente, a través de la descripción de la marca en publicidad o mediante
alguna otra fuente de información (por ejemplo, el boca a boca).
A continuación se describen los dos tipos principales de significado de marcas y las
subcategorías dentro de éstas.
Rendimiento de la marca
El producto en sí mismo es quien está en el núcleo del valor de marca. Esto es así
dado que constituye la influencia primaria de lo que los consumidores experimentan
con una marca, lo que escuchan decir a otros sobre la marca y aquello que la
empresa puede decir a los consumidores sobre la marca a través de sus
comunicaciones. El diseño y distribución de un producto que satisface plenamente las
necesidades y deseos del consumidor es un pre-requisito para un marketing exitoso,
más allá de si el producto es un bien tangible, un servicio, una organización, etc. Para
poder crear lealtad de marca y resonancia, las experiencias del consumidor con el
producto deben, por lo menos, cumplir, si no superar, sus expectativas.
Numerosos estudios demostraron que las marcas de primera calidad tienden a
funcionar mejor financieramente, por ejemplo, al arrojar mejores rendimientos de la
inversión.
El rendimiento de la marca se refiere a las formas en las que el producto o servicio
intenta cumplir con las necesidades más funcionales del consumidor. Por
consiguiente, el rendimiento de la marca se trata de las propiedades intrínsecas de la
marca en términos de las características inherentes del producto o servicio. ¿En qué
medida se considera que la marca cumple con evaluaciones de calidad objetivas?
¿Hasta qué punto la marca satisface las necesidades y deseos utilitarios, estéticos y
económicos del consumidor en la categoría del producto o servicio?
Los atributos de rendimiento específico y los beneficios que hacen a la funcionalidad
variarán de manera amplia, según la categoría. Sin embargo, existen cinco tipos
importantes de atributos y beneficios que usualmente subyacen en el rendimiento de
la marca. Estos son:
1. Características primarias y rasgos suplementarios Confiabilidad, durabilidad y
capacidad de servicio del producto.
2. Efectividad, eficiencia y empatía del servicio
3. Estilo y diseño
4. Precio.
Imagen de la marca
El otro tipo principal de significado de marca tiene relación con la imagen. La imagen
de marca se ocupa de las propiedades extrínsecas del producto o servicio, lo que
incluye una forma en que la marca intenta satisfacer las necesidades de corte más
psicológico o social de los consumidores. La imagen de marca constituye el cómo las
personas entienden una marca en abstracto y no qué es lo que piensan que
efectivamente produce. Por lo tanto, la imagen de marca se refiere a los aspectos
más intangibles.
Si bien son varios los aspectos intangibles que pueden relacionarse con una marca,
son cuatro las categorías que pueden destacarse:
1) Perfil de usuario
2) Situaciones de compra y uso
3) Personalidad y valores
4) Historia, herencia y experiencias
Perfil de usuario. El tipo de persona u organización que hace uso de la marca
constituye uno de los conjuntos de asociación de imagen de marca. Esta imagen
puede desembocar en un perfilo imagen mental de los consumidores o usuarios
reales, o de usuarios más idealizados, a los que aspira llegar. Las asociaciones de un
usuario típico o idealizado de la marca pueden basarse en factores demográficos
descriptivos o en factores psicográficos más abstractos . Los factores demográficos
podrían incluir género, edad, raza, ingresos y estado
civil. Los factores psicográficos, la actitud de vida, estudios, posesiones, cuestiones
sociales o instituciones políticas. En un escenario de empresa a empresa, la imagen
del usuario podrá relacionarse con el tamaño o tipo de organización, y podrá
enfocarse en algo más que las características de un solo tipo de individuo y centrarse
en asuntos más amplios en términos de las percepciones de un grupo como un todo.
Por ejemplo: los consumidores pueden creer que una marca es utilizada por muchas
personas y, en consecuencia, percibirla como "popular" o "líder de mercado".
Situaciones de compra y uso. Un segundo conjunto de asociaciones está relacionado
con las condiciones o situaciones en las que la marca puede o debe ser comprada o
utilizada. Las asociaciones de una situación de compra típica pueden estar basadas en
un número de consideraciones diferentes, tales como: tipo de canal (por ejemplo: tienda
de departamentos, tienda de especialidades o venta directa por internet, o algún otro
medio); 2) tiendas específicas (por ejemplo: Macy's, Foot Locker o Fogdog.com); y 3)
facilidades para la compra y premios asociados, si los hay. De modo similar, las
asociaciones de situaciones típicas de uso pueden basarse en una serie de
consideraciones diferentes, entre ellas: 1) momento específico del día, semana, mes o
año para el uso de la marca; 2) locación para el uso de la marca (por ejemplo: dentro o
fuera del hogar); y 3) tipo de actividad en la que se emplea la marca (por ejemplo: formal
o informal).
Personalidad y valores. Las marcas también conllevan rasgos de personalidad similares a
los de las personas. La personalidad de la marca suele estar relacionada con los usos más
descriptivos de la imagen, pero involucra información más rica y con textual. Se pueden
distinguir cinco dimensiones dentro de la personalidad de marca (con sus
correspondientes subdivisiones), a saber: 1) sinceridad (por ejemplo: con los pies en la
tierra, honesta, sana y alegre); 2) entusiasmo (audaz, llena de vida, imaginativa y
actualizada); 3) capacidad (confiable, inteligente, exitosa); 4) sofisticación (de clase alta y
encantadora); y 5) resistencia (para usar al aire libre y resistente).
Historia, herencia y experiencias. Finalmente, las marcas establecen asociaciones con su
pasado y con algunos sucesos significativos en su historia. Este tipo de asociaciones puede
tener que ver con experiencias y episodios claramente personales o estar relacionadas
con comportamientos del pasado y experiencias de amigos, familia u otros. En
consecuencia, estas asociaciones pueden ser de alguna manera idiosincrásicas entre las
personas, aunque en algunas oportunidades podrían exhibir ciertas características
comunes a todos. Alternativamente, estas asociaciones pueden resultar más públicas y de
base más amplia y, por lo tanto, ser compartidas entre más personas. En cualquiera de
estos casos, las asociaciones con la historia, la herencia y las experiencias conciernen a
ejemplos más específicos y concretos que trascienden las generalizaciones que
conforman el uso de la imagen.
Criterios clave para el significado de la marca
Por lo tanto, un número de diferentes tipos de asociaciones que están relacionadas ya sea
al rendimiento o la imagen se vinculan con la marca. Más allá del tipo al que se
relacionan, las asociaciones de marca que conforman la imagen y el significado pueden
estar caracterizadas y perfiladas de acuerdo con tres dimensiones importantes que
proveen la clave para la construcción del valor de marca:
1) Fuerza - ¿Con cuánta fuerza se identifica la marca con una asociación a la marca?
2) Favorecimiento - ¿Cuán importante o valiosa es la asociación con la marca para los
consumidores?
3) Calidad de única - ¿De qué manera única se identifica la marca con la asociación a la
misma?
El éxito en estas tres dimensiones produce las respuestas más positivas a la marca, el
apuntalamiento de una lealtad activa hacia ella.
Para crear valor de marca, es importante que ésta cuente con asociaciones sólidas,
favorables y excepcionales en ese orden. En otras palabras: no es importante cuán única
sea una asociación de marca a menos que los consumidores evalúen esa asociación
favorablemente, y no importa cuán deseable sea una asociación a menos que sea lo
suficientemente sólida para que los clientes la recuerden realmente y la vinculen con la
marca. A la vez, debe reconocerse que no todas las asociaciones fuertes son favorables y
que no todas las asociaciones favorables son únicas.
La creación de asociaciones fuertes, favorables y únicas constituye un verdadero desafío
para los encargados de marketing, pero resulta esencial en términos de la construcción
del valor de marca en base al consumidor. De forma típica, las marcas sólidas cuentan con
asociaciones con el consumidor firmemente establecidas, favorables y únicas, por
ejemplo: Volvo y Michelin (seguridad), lntel (rendimiento y compatibilidad), Marlboro
(imágenes del oeste), Coca-Cola (americana y refrescante), Disney (diversión, magia,
entretenimiento familiar), Nike (productos innovadores y el summum del rendimiento
para los atletas), BMW (rendimiento para la conducción y estilo), etc.
Respuesta a la marca
Las respuestas a la marca tienen relación con el cómo los consumidores responden a
la marca y a toda su actividad de marketing y a otras fuentes de información, esto es,
qué opinan o sienten los consumidores acerca de la marca. Las respuestas pueden
diferenciarse de acuerdo con juicios y sentimientos sobre la marca, esto es, en
términos de si los mismos surgen de la "cabeza" o del "corazón".
Juicios sobre la marca
Los juicios sobre la marca están concentrados en las opiniones personales propias de
los consumidores y en evaluaciones con respecto a la misma, conciernen el cómo
reúnen los consumidores las diferentes asociaciones de rendimiento e imagen de la
marca para armar distintos tipos de opiniones. Los consumidores pueden elaborar
distintos tipos de juicios con respecto a una marca, pero en términos de la creación
de una marca sólida, son cuatro los tipos de juicios breves que resultan
particularmente importantes (en orden ascendente):
1. Calidad de la marca
2. Credibilidad de la marca
3. Consideración de la marca
4. Superioridad de la marca
Calidad de la marca. Los consumidores pueden tomar distintas actitudes hacia las
marcas, pero entre las más significativas están aquellas que están relacionadas de
distintas maneras con la percepción de la calidad de la marca. Otras actitudes que
podrían destacarse tienen vinculación con las percepciones de valor y satisfacción.
Credibilidad de la marca. Los consumidores pueden formarse distintos juicios que
trascienden lo relativo a la calidad específica de la marca, para considerar cuestiones
más amplias en relación con la compañía u organización que elabora el producto o
provee el servicio asociado. En otras palabras, los consumidores pueden formarse
juicios con respecto a la compañía u organización que está detrás de la marca. La
credibilidad de ella hace referencia al punto al que la marca en su totalidad es
percibida como creíble en términos de tres dimensiones: percepción de
conocimientos especializados (brand expertise), honestidad y agradabilidad. En otras
palabras, hasta qué punto la marca es percibida como: 1) competente, innovadora y
líder de mercado (percepción de conocimientos especializados); 2) confiable y que
tiene en cuenta los intereses del consumidor (honestidad); y 3) divertida,
interesante y en la que vale la pena invertir tiempo (agradabilidad).
Consideración de la marca. Obtener actitudes favorables y percepciones de
credibilidad hacia la marca es muy importante pero puede resultar insuficiente si los
consumidores no consideran seriamente la marca a la hora de comprada o utilizada.
La consideración es más que la mera conciencia, y se ocupa de la posibilidad de que
los consumidores realmente incluyan la marca en el conjunto de opciones posibles
de marcas que podrían usar o comprar. Depende en parte de en qué forma los
consumidores consideran que la marca
es personalmente relevante para ellos, esto es, hasta qué punto los consumidores
encuentran que la marca es apropiada o tiene sentido para ellos mismos. Por lo
tanto, los consumidores suelen realizar una evaluación general con respecto a si
tienen interés personal o no en la marca y si podrían o deberían comprar alguna vez.
La consideración de la marca es un filtro crucial en cuanto a la construcción de su
valor. No importa cuán bien considerada o creíble sea una marca, si la misma no es
considerada seriamente y juzgada relevante, los consumidores la mantendrán
siempre a cierta distancia y jamás la adoptarán. Dependerá en gran medida de hasta
qué punto puedan crearse asociaciones fuertes y favorables como parte de la
imagen de marca. Superioridad de la marca. Finalmente, la superioridad se
relaciona con el cómo entienden los consumidores que la marca es única y mejor
que otras marcas. En otras palabras: ¿creen los consumidores que la marca ofrece
ventajas que las demás marcas no ofrecen? La superioridad es absolutamente
fundamental en términos de la construcción de relaciones intensas y activas con los
consumidores y dependerá en gran parte del número y naturaleza de las
asociaciones de marca únicas que conformen la imagen de la marca.
1. Calidez
2. Diversión
3. Entusiasmo
4. Seguridad
5. Aprobación social
6. Amor propio
Relaciones de la marca
Resonancia de la marca
El último paso del modelo, las relaciones de la marca, hace foco sobre la relación final y
el nivel de identificación que tiene el consumidor con la marca. La resonancia de la
marca hace referencia a la naturaleza de la relación que establecen los consumidores
con la misma y hasta qué punto sienten que están "en sincronía" con ella.
Se caracteriza en términos de la intensidad o de la profundidad del lazo psicológico
que tienen los consumidores con la marca y del nivel de actividad generado por su
lealtad (por ejemplo: porcentajes de repetición de compras, hasta dónde el cliente
busca información sobre marcas, eventos, otros consumidores leales, etc.).
Específicamente, la resonancia de la marca puede dividirse en cuatro categorías:
1. Lealtad conductual
2. Compromiso actitudinal
3. Sentido de comunidad
4. Compromiso activo
Compromiso activo. Finalmente, tal vez la mayor afirmación de lealtad hacia la marca ocurre
cuando los consumidores están dispuestos a invertir tiempo, energía, dinero u otros recursos en
la marca, más allá de los ya invertidos al momento de la compra y consumo. Por ejemplo, los
consumidores pueden elegir formar parte de un club centrado en una marca, recibir
actualizaciones e intercambiar correspondencia con otros usuarios de la marca, o
representantes formales o informales de la marca, etc. Pueden elegir visitar los sitios
de internet relacionados con la marca, participar en salas de chat, etc. En este caso,
ellos mismos se convierten en evangelizadores y embajadores de la marca y
colaboran con la comunicación sobre la marca y fortalecen los lazos entre la marca y
los otros. Un compromiso actitudinal sólido y/o identidad social son típicamente
necesarios, sin embargo, para que exista un compromiso activo con la marca. Son
ejemplos de marca con una gran resonancia: Harley-Davidson, Apple, Ebay y otras.
Resumen
Las marcas más sólidas se distinguen en estas seis dimensiones y, por lo tanto, cumplen
con los cuatro pasos en la construcción de la marca. En el modelo VMBC, el valor de
marca central más importante, la resonancia de la marca, se da cuando todos los demá s
valores de marca centrales están "en sincronía" total con respecto a las necesidades y
deseos. En otras palabras, la resonancia de la marca refleja una relación totalmente
armoniosa entre los consumidores y la marea. Cuando existe verdadera resonancia de
marca, los consumidores experimentan un alto grado de lealtad, marcado por una
relación estrecha con la marca de modo que los consumidores buscan activamente
formas de interactuar con la marca, y comparten sus experiencias con otros. Las
empresas que son capaces de alcanzar la resonancia y afinidad con sus consumidores
pueden cosechar una gran cantidad de beneficios, por ejemplo: mayor recargo en los
precios y programas de marketing más eficientes y efectivos.
Brevemente, la premisa básica del modelo VMBC es, en consecuencia, que la medida
cierta de la solidez de una marca depende de cómo piensan, sienten, actúan, etc., los
consumidores con respecto a esa marca. Conseguir la resonancia de la marca requiere
obtener de los consumidores las reacciones emotivas y valoración cognitiva apropiadas
con respecto a la marca. A la vez, esto requiere que se establezca la identidad de marca y
que se cree el significado correcto en términos de asociaciones con el rendimiento e
imagen. Una marca con la identidad y significado correctos puede resultar en un
consumidor que cree que la marca es relevante y "mi tipo de producto". Las marcas más
sólidas serán aquellas con las que los consumidores están tan comprometidos y
apasionados que se convierten, efectivamente, en evangelizadores o misioneros e
intentan compartir sus creencias y "compartir la palabra" sobre la marca.
Aplicaciones
La importancia del modelo de valor de marca en base al consumidor (VMBC) reside en el
mapa de ruta y la guía que provee para la construcción de la marca. Brinda un patrón con
el que la marca podrá evaluar el progreso de sus esfuerzos en el proceso de construcción
de la marca, así como una guía para las iniciativas de investigación de marketing. En
cuanto a esto último, una aplicación del VMBC se da en términos del seguimiento de la
marca y de la provisión de medidas cuantitativas del éxito de los esfuerzos de
construcción de la marca.
El Apéndice contiene un conjunto de medidas posibles para los seis valores de marca
centrales. Sin embargo, se debe reconocer que estos valores en los dos niveles más bajos
de la pirámide -notoriedad, rendimiento e imagen de la marca son típicamente más
idiosincrásicos Y únicos con respecto a un producto o categoría de servicios. En
consecuencia, pueden requerir cierta adaptación que va más allá de las versiones
genéricas ofrecidas para preguntas.
Marcas propias de los consumidores. La premisa básica del modelo VMBC es que la
verdadera medida de la solidez de una marca depende de cómo piensan, sienten, actúan,
etc., los consumidores con respecto a dicha marca. Particularmente, las marcas más
sólidas, serán aquellas hacia las que los consumidores se vuelven tan comprometidos y
apasionados que, en efecto, se convierten en evangelizadores o misioneros y intentan
compartir sus creencias y "compartir la palabra" sobre la marca.
El punto clave a reconocer es que el poder de la marca y su valor final para la empresa están en los
consumidores. Es a través de su aprendizaje y de sus experiencias con la marca que los
consumidores llegan a pensar y actuar de manera tal que la empresa puede cosechar los
beneficios del valor de marca. Pese a que los encargados de marketing deben tomar la
responsabilidad de diseñar e implementar los programas de marketing de construcción de
marca más efectivos y eficientes, el éxito de los mencionados esfuerzos de marketing
depende finalmente de la respuesta de los consumidores. Esta respuesta, por su parte,
depende del conocimiento que haya sido creado en sus mentes acerca de las marcas.
No tome atajos en materia de marcas. El modelo VMBC refuerza el hecho de que no hay
atajos a la hora de construir una marca. Una gran marca no se construye por accidente,
sino que es el producto de la coordinación cuidadosa -ya sea de manera explícita o
implícita- de varios pasos lógicamente vinculados a los consumidores. Sin embargo,
cuanto más explícitamente se reconoce y define a los pasos como metas concretas, es
más probable que reciban la atención apropiada y, por ende, es más probable que se los
cumpla, con lo que harán una gran contribución hacia la construcción de la marca.
El lapso de tiempo necesario para construir una marca será, entonces, directamente proporcional
a la cantidad de tiempo que requiera crear la suficiente conciencia y comprensión, de modo que
sentimientos bien arraigados y experimentados y actitudes sobre la marca se formen para
contribuir como las bases del valor de marca. Es importante reconocer que los pasos en la
construcción de la marca pueden tener distintas dificultades. En particular, la creación de
la identidad de la marca constituye un paso que un programa de marketing eficazmente
diseñado puede lograr, a menudo, en un lapso corto. Desafortunadamente, este paso es
aquel que muchos encargados de marketing tienden a saltear en un apuro equivocado
para establecer de manera rápida una imagen para la marca (como queda evidenciado,
por ejemplo por las numerosas marcas "punto com" sobre las que el mercado meta no
tenía idea alguna sobre qué se ocupaban). Es difícil para los consumidores apreciar las
ventajas y excepcionalidad de una marca, salvo que cuenten con algún tipo de marco de
referencia en cuanto a qué se supone que se dedica y con quién, o qué se supone que
disputa. Asimismo, no es fácil para los consumidores lograr niveles altos de respuestas
positivas si no cuentan con una comprensión razonable y completa de las variadas
dimensiones y características de la marca.
Las marcas deben tener una dualidad. Un punto importante que refuerza el modelo es
que una marca sólida tiene una dualidad.
Una marca sólida apela a la cabeza y al corazón. Consecuentemente, pese a que tal vez
hay dos maneras diferentes de construir lealtad y resonancia -"subir por la izquierda" de
la pirámide en términos de asociaciones sobre el rendimiento relacionadas con el
producto y los juicios resultantes o "subir por la derecha" en términos de asociaciones de
imagen no relacionadas con el producto y los sentimientos resultantes-, las marcas
sólidas suelen echar mano a ambas.
Las marcas sólidas combinarán el rendimiento y la imagen del producto para crear un conjunto de
respuestas del consumidor a la marca ricas, variadas, pero elogiosas. Al apelar tanto a los
asuntos racionales y emocionales, una marca sólida provee a los consumidores de
múltiples puntos de acceso a la marca a la vez que reduce la vulnerabilidad competitiva.
Los asuntos racionales pueden satisfacer las necesidades más utilitarias, mientras que los
asuntos emocionales pueden hacerlo con respecto a las necesidades de tipo más
psicológicas o emocionales. La combinación de ambos permite que la marca cree un muy
buen posicionamiento.
Las marcas deben tener opulencia. El nivel de detalle en el modelo VMBC subraya el
número de maneras posibles de crear significados con los consumidores y el rango de
posibles caminos para provocar las respuestas. Es importante que, en forma colectiva, los
variados aspectos de significado y las respuestas resultantes produzcan lazos muy fuertes
entre el consumidor y la marca. Las variadas asociaciones que conforman la imagen de
marca pueden ser reforzadas, de modo de colaborar con el fortalecimiento o incremento
del favorecimiento de otras asociaciones; o podrán ser únicas, y ayudar a sumar
particularidad o compensar deficiencias potenciales. Las marcas sólidas, entonces,
cuentan con amplitud (en términos de dualidad) y profundidad (en términos de
opulencia).
A la vez, no necesariamente se debe esperar de las marcas que obtengan un puntaje alto en todas
las variadas dimensiones y categorías que constituyen cada valor de marca central. Los bloques
de construcción pueden tener jerarquías por propio derecho. Por ejemplo, en lo que se
refiere a la conciencia de marca, es importante establecer primeramente la identificación
de la categoría de algún modo, antes de considerar estrategias para expandir la amplitud
de la marca mediante necesidades satisfechas o el ofrecimiento de beneficios. En cuando
al rendimiento de la marca, frecuentemente es necesario vincular en primer lugar las
características primarias y rasgos relacionados, antes de intentar asociaciones adicionales,
tal vez más periféricas. Asimismo, la imagen de marca suele comenzar con una
articulación inicial bastante concreta de la imagen del usuario y del uso que, con el correr
del tiempo, conducirá a asociaciones de marca más amplias y abstractas en cuanto a
personalidad, valor, historia, herencia y experiencia. Los juicios sobre la marca suelen
comenzar con una cualidad positiva y percepciones de credibilidad que pueden conducir a
la consideración de la marca y luego, tal vez, en última instancia, a evaluaciones de
superioridad de marca. Usualmente, los sentimientos hacia la marca comienzan desde los
más ligados a la experiencia (por ejemplo: calidez, diversión y entretenimiento) o desde
los más Íntimos (por ejemplo: seguridad, aprobación social, y amor propio). Finalmente,
otra vez la resonancia tiene un ordenamiento claro, ya sea que la lealtad conductual es un
punto de partida, aunque el compromiso actitudinal y/o el sentido de comunidad son casi
siempre necesarios para que se dé un compromiso activo.
Sin embargo, también debe reconocerse que es virtualmente imposible para los consumidores
experimentar una relación de lealtad activa e inten sa con todas las marcas que compran y consumen.
Por lo tanto, algunas marcas tendrán más significados para el consumidor que otras, en parte
debido a la naturaleza de sus productos o servicios asociados, las características del consumidor,
etc. En los casos en los que sea dificultoso crear un conjunto variado de asociaciones de
sentimientos e imágenes, los encargados de marketing tal vez no puedan conseguir los aspectos
más "profundos" de la resonancia de la marca (por ejemplo: compromiso activo). No obstante, al
tomar la lealtad de marca de manera más amplia, los encargados pueden ganar en una
apreciación más holística para su marca y cómo esta se conecta con los consumidores. Al definir el
correcto rol para la marca, deberían obtenerse niveles más altos de resonancia.
Por ejemplo, los cuatro pilares que conforman las bases del modelo de valoración de
marca de Young & Rubicam (Young & Rubicam's Brand Asse Valuator model) se pueden
relacionar directamente con aspectos del modelo VMBC (los correspondientes al modelo
VMBC aparecen entre paréntesis): 1) Diferenciación (Superioridad); 2) Relevancia
(Consideración); 3) Estima (Credibilidad); y 4) Conocimiento (Resonancia). De igual modo,
las 5 etapas del modelo WPP's BRANDZ -Presencia, Relevancia, Rendimiento, Ventaja y
Vínculo emocional- pueden ser relacionados con los 4 peldaños ascendentes del modelo
VMBC (Identidad, Significado, Respuestas y Relaciones) y conceptos específicos del
modelo VMBC (por ejemplo: Notoriedad, Consideración, Rendimiento o Calidad,
Superioridad y Resonancia). Finalmente, el modelo de valor de marca integral de
Research Internacional presenta dos factores claves -Afinidad y Rendimiento- mientras
que la Afinidad, a su vez, está constituida por tres dimensiones (con otras tres sub-
dimensiones en cada uno): 1) Autoridad (herencia, confianza y novedad); 2) Identificación
(lazos, afecto y nostalgia); y 3) Aprobación (prestigio, aceptación y aval). Cada una de
estas dimensiones y sub-dimensiones también pueden ser relacionados con los
componentes del modelo VMBC.
Por lo tanto, el modelo VMBC subsume los conceptos y medidas de cada uno de los tres
modelos líderes de la industria. Al mismo tiempo, el modelo VMBC brinda mucha más
sustancia y comprensión. Entre los aspectos más sobresalientes del modelo se cuentan:
1) su énfasis en la notoriedad de la marca y en la amplitud y profundidad de la conciencia
de la marca como bases de la construcción de la marca; 2) su reconocimiento de la
naturaleza dual de la marca y el significado de las consideraciones racionales y
emocionales en cuanto a la construcción de la misma; y 3) la importancia que le otorga a
la resonancia de la marca como culminación de la construcción de ésta y como una forma
más significativa de percibir la lealtad a la marca. Para terminar, y a modo de cierre, debe
destacarse que, pese a que el modelo VMBC brinda un proyecto básico para la
construcción de la marca, su aplicación específica deberá refinar, editar y embellecer el
modelo para ajustarse a las necesidades de los usuarios.
Apéndice
Modos de medición del valor de marca central
1. Notoriedad
2. Rendimiento
Comparada con otras marcas de la categoría: écómo cree usted que esta marca brinda
las funciones básicas del producto o servicio de esta categoría?
Comparada con otras marcas de la categoría: écómo cree usted que esta marca satisface
las necesidades básicas del producto o servicio de esta categoría?
¿Hasta qué punto tiene esta marca rasgos especiales?
¿Cuán confiable es esta marca?
¿Cuán durable es esta marca?
¿Es fácil obtener el servicio para esta marca?
cEs efectivo el servicio de esta marca? ¿Satisface sus requerimientos?
¿Cuán eficiente es el servicio de esta marca en términos de velocidad, capacidad de
respuesta, etc.?
Los proveedores de servicio de la marca: cson serviciales y amables?
Calidad
¿Cuál es la opinión general sobre esta marca?
¿Cuál es su evaluación de la calidad de producto de esta marca?
¿Hasta qué punto esta marca satisface completamente sus necesidades de producto?
¿Cuánto vale esta marca?
Credibilidad
¿Cuán entendidos son los creadores de esta marca?
¿Cuán innovadores son los creadores de esta marca?
¿Cuánto confía usted en los creadores de esta marca?
¿Hasta qué punto los creadores de esta marca comprenden sus necesidades?
¿Hasta qué punto a los creadores de esta marca les interesan sus opiniones?
¿Hasta qué punto los creadores de esta marca tienen en cuenta sus intereses?
¿Cuánto le gusta esta marca?
¿Cuánto admira usted esta marca?
¿Cuánto respeta usted esta marca?
Consideración
¿Cuán probable es que usted recomiende esta marca?
¿Cuáles son sus marcas de este rubro favoritas?
¿Cuán relevante en lo personal es esta marca para usted?
Superioridad
¿Cuán única es esta marca?
¿Cuáles son las ventajas que ofrece esta marca que las demás no brindan?
¿Cuán superior es esta marca sobre otras de la categoría?
5. Sentimientos
6. Resonancia
Lealtad
Me considero leal a esta marca.
Compro esta marca siempre que puedo.
Compro tanto como puedo de esta marca.
Creo que ésta es la única marca del producto que necesito.
Ésta es la marca que yo prefiero comprar/usar.
Si esta marca no estuviese disponible, no habría mucha diferencia para mí y usaría otra.
Haría lo imposible para usar esta marca.
Compromiso
Realmente amo esta marca.
Voy a extrañar esta marca si desaparece.
Esta marca es especial para mí.
Esta marca es más que un producto para mí.
Comunidad
Realmente me identifico con aquellos que usan esta marca.
Siento que pertenezco a un mismo club junto con otros usuarios de esta marca.
Esta marca es la que usan las personas como yo.
Siento una conexión profunda con los que usan esta marca.
Compromiso
Realmente me gusta hablar sobre esta marca a los demás.
Tengo mucho interés en conocer más sobre esta marca.
Me interesa la mercadería con el nombre de esta marca en ella.
Me siento orgulloso de que otros sepan que uso esta marca.
Me gusta visitar el sitio de internet de esta marca.
Comparado con otras personas, sigo todas las noticias sobre la marca de cerca.
1. Introducción
La situación actual de la mayoría de los mercados, con una gran cantidad de
empresas compitiendo, un exceso de productos y servicios en el mercado, y una
sociedad cada vez más exigente, hace que sea muy difícil para las organizaciones
lograr una adecuada identificación, diferenciación y preferencia hacia sus marcas,
ya sean éstas de sus productos, servicios o de la propia empresa.
La estrategia de identidad de marca corporativa es un proceso metódico de planificación
de la identidad y de la comunicación de esa identidad. Este proceso es similar para
todo tipo de marcas corporativas y su aplicación a una marca con vocación global o
internacional no es una excepción a esta pauta.
Al hablar de mana corporativa hacemos referencia a la marca de una empresa u
organización en su conjunto, como entidad económica (que compite en unos
mercados) y social (integrada en una sociedad), y no a las marcas de los productos o
servicios que comercializa (aunque éstas influyen en la imagen e identidad de
aquella). Por marcas corporativas globales entendemos aquellas que se encuentran,
intentan o pretenden estar presente en un conjunto amplio de países (lo cual
implica diferentes culturas y, por ende, diversos perfiles de públicos). En este
sentido, por una cuestión de simplicidad o econornía de escritura, a partir de ahora
nos referiremos a ellas como "marcas globales".
La planificación de la identidad para una marca corporativa global está caracterizada, a lo
largo de todo el proceso, por la relación generada entre aquello que es global y aquello
que es local en la gestión de la identidad y comunicación de la misma. Es decir, la
construcción del perfil de identidad de una marca corporativa global viene determinada,
básicamente, por el criterio de glocalización. Este término no es un invento de este autor,
sino una expresión utilizada en diversos ámbitos y que es altamente expresiva de la idea
relativa a la integración entre lo global y lo local. Por lo tanto, se deberá establecer la
línea de acción para cada uno de los aspectos de gestión de la identidad y la
comunicación de la marca corporativa, en relación con los planteamientos que deberían
gestionarse de forma unificada ó centralizada, desde la sede central de la organización (y
que por lo tanto son "pautas en común" para todos los países/regiones) y los
planteamientos que deberían o podrían ser gestionados de forma descentralizada,
adaptados a las características específicas de cada país/ región.
Este modelo consta de 3 grandes etapas: a) análisis del perfil de identidad de marca
corporativa, b) definición del perfil de identidad de marca corporativa, y c) comunicación
del perfil de identidad de marca corporativa.
Por otra parte, también se deberá hacer un análisis externo, estudiando cuál es la imagen
que tienen nuestros públicos de nuestra marca corporativa y de la competencia: la
notoriedad de las marcas y los atributos básicos asociados a las marcas, que definen la
imagen de cada marca del sector.
Este estudio de imagen permitirá a la compañía desarrollar un perfil de imagen
corporativa de su marca y de las marcas competidoras, que dará como resultado el "mapa
mental" que tienen los públicos sobre la organización y sus competidores. A
partir de ello, la compañía podrá evaluar su imagen en relación con su filosofia y sus
objetivos de imagen, para valorar el gap existente. Esta investigación también permitirá
realizar una comparación con la imagen que tienen nuestros competidores, para analizar
nuestra posición relativa en relación con ellos. De esta doble valoración, podremos
establecer nuestros puntos fuertes y débiles (análisis DAFO) en cuanto a imagen
corporativa.
En relación con una marca corporativa global, si bien es útil disponer de una investigación
de imagen a escala internacional de la marea, más importante aún es disponer de una
investigación de imagen de marca corporativa de cada país o región de forma específica.
Deberíamos tener en cuenta que una investigación de imagen de marca a nivel
internacional puede llegar a ser simplemente la media de la suma del conjunto de perfiles
de imágenes que tiene la marca en cada país o región. y, en muchas ocasiones, la media
estadística no responde a ninguna o casi ninguna realidad específica que se da en cada
lugar. Sin embargo, un conjunto de investigaciones de
imagen de marca desarrolladas en el ámbito local o regional con sus propios objetivos,
criterios o enfoques de investigación, tampoco resulta totalmente útil para la obtención
de información que sirva a escala transnacional. A escala internacional, lo que nos
permitirá sacar conclusiones de carácter general será la existencia de criterios y objetivos
comunes en la investigación desarrollada en cada uno de los países/regiones donde está
implantada la marca corporativa.
Así pues, la investigación de la imagen de marca corporativa debería ser planificada,
coordinada y controlada de forma centralizada por la organización, para todos los
países/regiones. Esto permitirá definir un conjunto de aspectos globales comunes que
permitirán llegar a conocer ya tener una perspectiva de la imagen corporativa a
escala transnacional. Así, la gestión centralizada de la investigación de imagen de marca
debería permitir el desarrollo de similares objetivos, enfoque o planteamiento general de
la investigación, tipos de preguntas, perfiles de público y momentos de realización. Ello
permitirá disponer, también, de un perfil de imagen de marca corporativa para cada uno
de los países o regiones donde se encuentra
la marca, a la vez que facilitará que los resultados de la investigación puedan ser
cotejados, agregados y comparados entre países de una misma área, o entre diferentes
áreas o regiones geográficas de implantación.
Pero, si bien el planteamiento de la investigación deberá tener carácter centralizado o
global, para su aplicación deberá apoyarse en la información, la logística y el trabajo de
campo local (para poder adaptar de forma adecuada la investigación a cada país/región).
Así, deberán sumarse o evaluarse las sugerencias de cada país/región para su propia área,
en cuanto, por ejemplo, al número de encuestas a realizar, la composición de la muestra
representativa, o la redacción del cuestionario para una mejor comprensión por parte de
los encuestados de las preguntas incluidas en el mismo. De esta manera, se adaptará y
ajustará el diseño dé la investigación a las particularidades de cada región.
Por otra parte, en cuanto a la logística y el trabajo de campo, es muy probable que las
empresas de investigación de mercados no tengan sucursales o no están operativas en
todos los países o regiones donde deseamos realizar el estudio. Además, puede suceder
que en algunos países la agencia de investigación que colabora con la sede central de la
organización no llegue a los criterios mínimos de calidad exigibles (por diversas razones).
Por ello, es conveniente que la realización del trabajo de campo lo realice una agencia de
investigación seleccionada
o recomendada por cada oficina local, puesto que ellas conocen bien (o mejor que la sede
central) a las diferentes empresas de investigación de mercados establecidas en cada país
o región. Así pues, la investigación de imagen corporativa debe ser definida y dirigida de
forma global, pero su aplicación debe ser realizada de forma local.
La segunda etapa tiene por finalidad concretar el perfil de identidad de la marca corporativa
(cómo la organización desea ser vista por sus públicos). O sea, establecer las
características de identificación básicas asociables a la marca corporativa, que permitan
lograr la identificación, la diferenciación y la preferencia de sus públicos. Este perfil de
identidad corporativo tiene su punto de partida en la filosofía de marca corporativa
(pero sin olvidarse de la opinión de los públicos y de la situación del entorno). En esta
etapa la premisa central es adaptar los lineamientos o pautas globales establecidas en la
filosofía de marca corporativa, en un sistema global de rasgos, atributos y valores que
señalen o demuestren el valor diferencial que dará la marca corporativa a sus públicos,
que la identifiquen Y diferencien Y que se adapte al entorno cambiante en el que se
encuentra (Gráfico 3). Esta es una decisión estratégica, ya que se está definiendo la
dirección futura de
la marca corporativa.
b) Los valores institucionales: son conceptos básicos o finalistas que la marca asume
como institución, en relación con su entorno social, cultural, económico, etc., con
la intención de generar credibilidad Y confianza (ética corporativa, responsabilidad
social, cuidado del medio ambiente, etc.).
c) Los atributos competitivos: son conceptos instrumentales, orientados a fortalecer
las capacidades competitivas de la marca, con la intención de ganar
clientes/usuarios y lograr su fidelidad (calidad, variedad, servicio al cliente,
tecnología, etc.).
Comunicación Comunicación
Todas las actividades de comunicación "simbólica" que haga una organización estarán
manifestando lo que los públicos pueden esperar de los productos, servicios o acciones
de la compañía, así como lo que se puede esperar de la propia organización en cuanto tal,
al hablar de su comportamiento, funcionamiento o de las soluciones o beneficios que
otorga. Esto es un aspecto fundamental, puesto que
esta acción comunicativa actuará como generadora de expectativas, lo cual influirá, de
forma determinante, en el grado de satisfacción final que tendrán los públicos con
respecto a la organización. Esta satisfacción estará en función de la correlación entre los
siguientes aspectos:
la conducta de la organización, las expectativas generadas por la comunicación, y las
necesidades y deseos reales de los públicos.
En muchas ocasiones, los esfuerzos comunicativos de las organizaciones se centran
solamente en construir amplias campañas publicitarias, programas de relaciones públicas,
acciones de marketing directo, etc, Sin embargo, casi siempre se olvida que esta actividad
comunicativa es sólo una parte de todas las posibilidades de comunicación de una
organización. Es la parte dedicada a la construcción de mensajes específicamente creados
para ser transmitidos a los públicos de la organización.
Pero, además de todas estas actividades de comunicación propiamente dichas, una
organización también comunica por medio de su conducta corporativa, es decir, a través de
sus actividades y comportamiento cotidiano. La conducta corporativa hace referencia a lo
que la organización hace, o sea, todas las acciones que la organización realiza en su vida
diaria. Está vinculada al saber hacer.
Es la forma de comunicación que genera información mediante la experiencia de los
públicos con la compañía (con sus productos y/o servicios, y con las personas que
pertenecen a la misma). La conducta de la organización actúa como un canal de
comunicación, "diciendo" cosas sobre la entidad, y "comunicando" los valores y principios
con los que se identifica. Todos los comportamientos corporativos comunican cómo es la
organización. Esta forma de comunicación se pone de manifiesto por medio de las
"evidencias", es decir, la demostración, en el día a día, que hace la organización de un
desempeño superior, en sus diferentes niveles de actuación, en relación con los
competidores (Harris & de Chernatony, 2001). Así, la conducta corporativa es
considerada por los públicos como la "expresión genuina" de la forma de ser de la
compañía. Esta forma de comunicación permitirá a la organización tener un soporte real
sobre el que se construirá la comunicación "simbólica", y por lo tanto, todos los aspectos
deben ser cuidados y planificados, para que sean coherentes con todos los mensajes
"simbólicos" de la compañía. Así, la conducta corporativa se constituye en la base
fundamental sobre la que los públicos construyen la imagen corporativa de la
organización. Con ello, la comunicación de las organizaciones con sus públicos deja de ser
solamente los mensajes "simbólicos" elaborados por la propia entidad, para incluir una
nuevo elemento: la propia conducta de la compañía. Lo que los públicos piensan de una
organización es el resultado de la comunicación, como también de su experiencia y
de la experiencia de los demás con la organización. De esta manera, todo lo que una
compañía hace adopta una dimensión comunicativa, transmitiendo información sobre sí
misma, sobre su personalidad. Por lo tanto, todo comunica en una organización.
Si reconocemos que existen una multitud de aspectos que comunican en la organización
(la comunicación "simbólica" y la comunicación "de conducta corporativa"), cada
manifestación de la entidad, sea ésta de carácter conductual o comunicativo, puede ser
considerada como un elemento de información para los individuos receptores. La
compañía deberá planificar adecuadamente .todos ellos, para que exista una coherencia y
un apoyo y reafirmación mutua entre las diferentes alternativas comunicativas. Así, la
comunicación corporativa debe plantearse como una acción integrada de comunicación de
la organización.
En muchas situaciones, la comunicación de una organización se termina fragmentando
para dar cabida a las diferentes disciplinas (publicidad, relaciones públicas, marketing
directo, patrocinio, etc.) con sus correspondientes especialistas (cada uno con su
"manual"). En estos casos, la comunicación acaba convirtiéndose en un conjunto de
acciones diferentes, con objetivos diferentes y mensajes diferentes, centrándose cada
uno en su parcela. Esto, en muchas ocasiones, suele generar problemas de coherencia
comunicativa. La estrategia adecuada sería que se identificaran las necesidades comunica
ti vas de cada uno de los públicos con los que queremos comunicar, y en función de ello,
establecer los objetivos, el mensaje a comunicar y las acciones necesarias (sean éstas de
publicidad, de relaciones públicas, etc.). Con ello obtendremos un efecto sinérgico entre
las diferentes acciones y lograremos dar una mayor coherencia a la comunicación
corporativa de la organización. En cuanto a la aplicación a una marca corporatiua global,
ante los planteamientos realizados en las etapas anteriores (filosofía unívoca,
investigación centralizada y perfil de identidad unificada) el lector podría pensar que la
forma más lógica de planificar y realizar la comunicación del perfil corporativo debería ser
eminentemente global.
Sin embargo, nuestro planteamiento es al contrario: la comunicación del perfil de identidad
de marca corporativa debería ser localmente desarrollada, o bien estar fuertemente
arraigado en lo local.
La tendencia actual en muchas organizaciones es él "concentrar" la actividad
comunicativa en las sedes centrales, para lanzar campañas internacionales de
comunicación, con la creencia que con ello reducirán costes de producción (totalmente
acertado este punto) con un impacto similar en los públicos de cada país/región (algo
bastante cuestionable o, al menos, dudoso). Deberíamos tener en cuenta que lo que
puede funcionar en Gran Bretaña, no necesariamente funcionará igual en España, ya que
los códigos de interpretación por parte de los destinatarios pueden ser diferentes, lo que
puede dar lugar a la incomprensión del mensaje, a una comprensión sólo parcial, e
incluso a una mala interpretación del mismo.
La comunicación de cualquier marca (de producto o empresa) está altamente ligada a la
forma de interpretar los mensajes (contenidos) y los códigos en que aquellos están
presentados (estilos) por parte de los públicos destinatarios de la comunicación. y, por lo
tanto, la comunicación del perfil de identidad corporativo está muy condicionada por las
peculiaridades e idiosincrasia de cada país/región, y en
razón de ello, la comunicación debe adaptarse a cada circunstancia particular. Es decir; si
bien el mensaje y el estilo básico de toda comunicación de marca se encuentran definidos
básicamente por la filosofía y el perfil de identidad de marca corporativa previamente
establecido, la estrategia de comunicación debería ser decidida en cada país o región, que
conocerá mejor que nadie la manera o forma
más adecuada de "presentar" a los diferentes públicos el perfil de identidad corporativo.
También es conveniente remarcar la importancia que adquiere, en estas circunstancias de
"comunicación local", el hecho de intercambiar y compartir información entre las
diferentes subsidiarias, países o regiones sobre las acciones y programas de comunicación
desarrollados por cada una de ellas, de modo que se pueda aprovechar el "know how"
desarrollado por cada unidad en otras áreas, y además, que la "puesta en común"
permita observar el grado de sinergia que se puede generar para reforzar la marca
corporativa a escala regional o global. Esto no es un impedimento para desarrollar
acciones o campañas de comunicación de carácter multinacional. Pero este tipo de
programas debería actuar como un instrumento complementario y de apoyo a las
estrategias locales de comunicación, y no al revés. Una acción concreta o un programa de
comunicación global puede realizarse, sobre la base de un mensaje global
3. Conclusión
Las compañías deben plantearse programas estructurados y coherentes para definir y
comunicar claramente su identidad como marca corporativa. En este capítulo planteamos
la estructura global que debería tener un Plan estratégico de identidad de marca
corporativa, y lo aplicamos a una situación específica, como es las compañías que actúan
o buscan actuar a escala internacional, para analizar las particularidades que tiene la
aplicación de dicho plan estratégico a ese tipo de organizaciones. De esta manera, la
Planificación estratégica de la identidad de marca corporativa implica un trabajo de
análisis y reflexión sobre la marca, y sobre la compañía en su conjunto: analizar su
capacidad para ser diferente del resto de los competidores, para aportar valor para sus
públicos, y para ser capaz de comunicar su diferenciación a sus públicos. Esto se puede
resumir en tres ideas simples y claras:
a) Establecer la identidad y la diferencia de la marca corporativa, a partir de
analizar la situación competitiva en la que nos encontramos, definiendo sus
atributos de identificación y diferenciación.
b) Demostrar la identidad y la diferencia de la marca corporativa, generando
"evidencias" o demostraciones por medio de la conducta cotidiana de la
organización y de sus productos y servicios, que señalen la identidad y la
diferencia de una forma palpable y reconocible en las situaciones diarias.
c) Comunicar la identidad y la diferencia de la marca corporativa a todos los públicos
de la organización, por medio de la transmisión de información, de carácter
simbólico, a través de las diferentes actividades como campañas de publicidad,
programas de relaciones públicas, acciones de marketing directo, etc.
En cuanto a una marca corporativa global, la idea central sobre la que se asienta la
planificación estratégica de la identidad de marca corporativa sería la siguiente: el perfil
de marca corporativa se define a escala global, pero se comunica a nivel local.
Podemos concluir señalando que el perfil de identidad de la marca corporativa no es sólo
un problema de los departamentos o agencias de comunicación, sino que debe estar
implicada de forma directa la gerencia o dirección general. Las decisiones acerca del perfil
de identidad de la marca corporativa son una problemática estratégica y del más alto
nivel de la organización, ya que implica decidir hacia donde va la compañía y cual es la
dirección a seguir por la entidad para realizar sus negcios y lograr sus objetivos y metas
fundamentales.
1. Mutaciones postfordistas
Guy Debord, el teórico más relevante del movimiento Situacionista y autor del
célebre La Sociedad del Espectáculo, quizás ha destilado la crítica más demoledora Y
contundente a la racionalidad capitalista. En esa obra del 1971 Debord sostiene
que "el espectáculo es el capital a tal grado de acumulación que se convierte en
imagen" (1988:97). La idea es muy sugestiva y se anticipa en casi una década a
las elucubraciones postmodernas de Baudrillard y demás miembros de la
escuela francesa del desencanto. Más allá de las discusiones sobre un mundo
que parecía sólido y terminó disolviéndose en el aire, si algo ha quedado claro es
que la pérdida de materialidad del capitalismo ha dejado de ser una posibilidad
teórica para convertirse en un hecho "concreto" de nuestra realidad.
En las últimas décadas hemos asistido a una progresiva desrnaterialización de la
economía capitalista: la creciente autonomía de los capitales financieros
respecto a los procesos productivos reales se suma a un recolocamiento de los
procesos de comunicación dentro de la economía. En esta fase de la economía
mundial las comunicaciones y los intercambios simbólicos en general, como
aquellos que animan a los mercados financieros- adquieren una importancia
fundamental.
Los discursos publicitarios no se han mantenido al margen de estas mutaciones de las
relaciones entre economía y comunicación. La vieja idea de "comunicar" las
bondades de un producto para "persuadir" a sus posibles compradores ha quedado
anclada en el pasado. Los sujetos económicos ya no tratan de vender un producto o
servicio por medio de la persuasión publicitaria. Los objetivos ahora son mucho más
ambiciosos, ya que se trata de crear universos simbólicos dotados de sentido: las
marcas.
La marca -entendida como un dispositivo semiótico capaz de producir un discurso,
dotarlo de sentido y comunicarlo a los destinatarios- expresa valores y se presenta
como un contrato interpretativo entre las empresas y los consumidores: las primeras
proponen una serie de valores y los consumidores aceptan (o no) entrar a formar
parte de ese mundo. Las marcas, de esta forma, aparecen como mundos posibles (Eco,
1979) ya que constituyen complejos universos discursivos con una fuerte impronta
narrativa (Semprini, 1996; Semprini-Musso, 2000).
El carácter narrativo que progresivamente han asumido las marcas nos obliga a
ampliar los instrumentos de análisis y las teorías desde las cuales enfocar las formas
que asumen la comunicación institucional en general y la publicitaria en particular. En
nuestro caso, retornaremos algunos trabajos publicados en ámbito semiótico
(Codeluppi, 2000, 2001; Ferraro, 1999,2000; Semprini, 1990, 1996; Semprini-Musso,
2000) y los extenderemos a algunas situaciones de comunicación corporativa en
medios digitales.
Lombardi describe esta evolución como el pasaje desde la marca funcional donde
el producto era el "héroe"- a la marca total. En esta fase "la marca debe
ofrecer una representación de valores con un continuum cualitativo de varios
productos y servicios. El consumidor responderá con la confianza y la fidelidad, no
sólo con una compra aislada" (Lombardi, 2000:33). Si aplicamos esta lectura a una
marca mundialmente conocida como Barilla, notaremos que lo importante para
el cliente no es comprar 500 gramos de spaghetti sino "vivir una parte del mundo
que Barilla representa, un modo al cual querrá volver"
Desde una perspectiva teórica semiótica, la marca puede ser definida como un vector de
sentido, un valor y un contrato. La identidad de marca es el resultado de estas tres
operaciones. A partir de esa definición, hay marca cada vez que un cierto sistema de oferta
(producto o servicio) llega a canalizar un significado, a consustanciarlo con los valores y a
obtener el reconocimiento de sus esfuerzos por parte de otros actores implicados en el
proceso, y en particular por parte de los consumidores.
Una lectura semiótica de las marcas que incluya el carácter narrativo de las mismas nos
obliga a superar las lecturas semiológicas que marcaron la primera fase de investigación
mito lógica en los años '60 (fundada en el concepto de signo y en la oposición
denotación/connotación). Si algo ha constatado la semiótica en estas últimas cuatro décadas
es la complejidad que se esconde detrás de los procesos de construcción del sentido e
interpretación. Como ejemplo de esta complejidad podemos mencionar el hecho de que
las marcas combinen valores distintivos -que la diferencian y separan respecto a otras
marcas- y valores asociativos, los cuales se encargan de construir y reagrupar familias de
productos bajo un mismo sistema de valores:
Este proceso ( ... ) contribuye a hacemos vivir en un mundo que percibimos como
ordenado, categoriÚldo y dotado de sentido. La marca asume en este cuadro un rol
importante, en cuanto dispositivo que distribuye valores de imágenes comunes sobre una
gama de productos, controla su fuerza, construye líneas de conexión y líneas de
separación entre varias entidades.
¿Cómo se construye el sentido? Desde una perspectiva generativa podemos reconocer la
existencia de tres niveles:
Nivel profundo (o axiológico): espacio donde se relacionan y oponen entre sí unos pocos
elementos abstractos (libertad/represión, urbano/rural, hombre/mujer,
individuo/sociedad, placer/displacer, vida/muerte, trabajo/diversión, etc.). Estos
elementos a menudo no aparecen en la superficie de los discursos de las marcas:
permanecen en el núcleo condensado de su universo de significación y garantizan su
coherencia a lo largo del tiempo.
Nivel narrativo: los elementos básicos se narrativizan, se organizan en secuencias de
acciones y perfilan algunos rasgos fundamentales (los sujetos y objetos de la narración).
Durante este proceso el sujeto (el héroe de los cuentos folklóricos) deberá manipular una
serie de instrumentos (la espada mágica) y superar una serie de pruebas -que lo califican
como sujeto competente- y le permiten vencer los obstáculos (matar al dragón) antes de
alcanzar el objeto deseado (rescatar a la princesa y tomarla por esposa).
Nivel superficial: en este nivel las secuencias narrativas se tematizan, se definen en
detalle y asumen un carácter concreto y específico. La existencia de estructuras narrativas
de base permite crear diferentes "versiones" trabajando a nivel superficial e ir renovando
periódicamente la producción ~iscursiva sin afectar a los valores constitutivos (que anidan
en el nivel profundo).
Veamos como se presenta este recorrido en un producto publicitario tradicional. Las
clásicas campañas de Marlboro nos sumergen en un mundo fundado en una serie de
elementos abstractos (libertad, hombre, placer, rural, trabajo, etc.) que l o diferencian de
otros imaginarios (por ejemplo otras marcas de cigarrillos se oponen a este universo y
privilegian valores urbanos o los momentos de diversión). En un nivel narrativo
encontramos al self-made-cowboy que trabaja en sus duras actividades rurales y durante la
pausa fuma un Marlboro. A nivel superficial, estas estructuras narrativas se expresan en
diferentes productos de comunicación (spots, fotografías, slogans, etc.) que reenvían a las
oposiciones de base. Puede incluso suceder que los valores fundadores del mundo
Marlboro no aparezcan ni en el mensaje icónico ni en el mensaje lingüístico: a menudo
estos valores se sostienen en los signos plásticos (encuadre, punto de vista, colores,
dimensiones, etc.) o en figuras retóricas visuales o verbales que generan complicidad y
connivencia con los lectores.
Respecto a la construcción de mundos posibles (Eco, 1979), se trata de universos narrativos
a cargo del lector, el cual participa activamente creando hipótesis y elaborando
inferencias a partir de los elementos propuestos por el autor (como cuando leemos una
novela policial). Desde este punto de vista la construcción de sentido se presenta como
un proceso contractual donde se enfrentan la estrategia del autor y las estrategias de los lectores.
A partir de los elementos dispuestos por el enunciador en el texto el lector contribuye a la
producción de sentido aportando su experiencia y poniendo en práctica sus competencias
interpretativas.
Las marcas no son ajenas a esta dinámica interpretativa y al juego que se instala entre
autor-lector:
"Una marca nunca enuncia sus propios valores directamente, los incluye dentro de
narraciones más o menos estructuradas, al interior de los cuales los valores pueden
activarse y desarrollar todos sus sentidos ... Una marca no enuncia sus propios valores,
ella cuenta unas historias ... (y) contando historias construye mundos posibles y atribuye
un territorio, una sustancia y un contenido a sus valores"
Estos mundos contienen personajes sometidos a la dinámica satisfacción/deseo, historias
que atraen a los lectores y alimentan su imaginario. A veces basta una simple imagen -el
cowboy fumando mientras mira hacia el Grand Canyon que se recorta en el horizonte-
para abrir las puertas a un universo poblado de sentidos y valores. Los mundos posibles,
además, siempre aparecen incompletos: el enunciador no puede decir todo ni contar
toda la historia. El resto lo pone el lector gracias a sus competencias textuales y a su
propia experiencia de vida. Por otro lado, los mundos posibles deben ser mínimamente
coherentes: con un poco de esfuerzo podríamos imaginar al cowboy de Marlboro
arreando el ganado con una motocicleta pero nunca lo veremos vestido con frac y
moñito.
Resumiendo: la producción de sentido es un proceso complejo que exige instrumentos
teóricos y modelos explicativos sofisticados. Desde una perspectiva semiótica la marca se
nos presenta corno un vector de sentido que contiene un conjunto de valores y, al mismo
tiempo, propone un contrato a sus consumidores/lectores. N os interesa remarcar dos
elementos: las marcas envuelven al consumidor/lector en un universo discursivo que
conforma un mundo posible con sus propios valores y reglas. Por otro lado, la naturaleza
narrativa que asumen estos mundos posibles nos permite describir la producción de
sentido por medio de un recorrido que va desde las oposiciones fundacionales y
abstractas, atraviesa el nivel narrativo y se manifiesta en los niveles superficiales de
significación.
3. Marcas: de lo analógico a lo digital
Por otro lado PageRank. se combina con sofisticadas técnicas de búsqueda de texto para
encontrar páginas que sean importantes y a la vez relevantes para la consulta del usuario.
Google no sólo se fija en la cantidad de veces que un término aparece en una página: su
motor examina todos los aspectos del contenido de la página (y el contenido de las
páginas vinculadas) para determinar si es una buena coincidencia para la consulta
realizada. Sin embargo, más de un usuario se pregunta: ées posible manipular los datos?
"Los complejos métodos automáticos de Google hacen que la manipulación humana de
nuestros resultados sea extremadamente difícil. Y a pesar de que mostramos anuncios
relevantes alrededor de los resultados, Google no vende la ubicación de los resultados en
sí (es decir, nadie puede comprar un PageRank más elevado). Una búsqueda Google es
una forma sencilla, honesta y objetiva de encontrar sitios web de alta calidad con
información relevante para su búsqueda" (www.google.es).
"La presentación de Google como una organización noble y altruística, sólo interesada en
la honestidad y la integridad de la World Wide Web, no es una técnica de branding
cualquiera. Hasta ese momento los search-engines habían construido su reputación y
caido en desgracia a partir de la precisión de sus resultados de búsqueda. La
estrategia de marca de Google es una obra maestra en términos de branding: ubicándose
a sí mismo como un motor de búsqueda moralmente superior sus propietarios se han
puesto a cubierto de una muerte rápida. Si un competidor llegara a desarrollar un
algoritmo de búsqueda superior, ese mismo competidor se transformaría
instantáneamente en el enemigo público número 1 sólo en virtud del hecho de poner en
jaque a Google, el más amado de los motores de búsqueda" (Scott, 2004).
Esta participación de los usuarios en la definición del servicio que presta Google lo
emparentan con otras iniciativas también exitosas de la web. Nos referimos
específicamente a Amazon, donde las evaluaciones y comentarios sobre los productos
quedan en manos de los usuarios. La empresa en estos casos se repliega, crea un espacio
de interacción para sus usuarios pero renuncia a tomar la palabra, reduciendo su rol al de
simple gestor de ese lugar virtual de intercambio. La marca, más que contenido, se
constituye en un espacio interactivo.
Además de su nombre! y su lago -fácilmente reconocibles y difíciles de olvidar- la rapidez
del sistema de búsqueda y la usabilidad de su interfaz han contribuido a consolidar la
imagen de este search-engine. Google posee un índice que comprende más de 1.000
millones de direcciones URL (unos 3.000 millones de páginas web con sus 425 millones de
imágenes), recibe 200 millones de consultas por día y el altísimo nivel de satisfacción por
usuario alcanzado no hace más que consolidar su fidelidad hacia la marca. Según el Brand
Keys' Index, Google también ha sido la marca on-line con la mayor brand loyalty.
Google ha llegado a esta posición hegemónica -desplazando a servicios tan exitosos en su
momento como Yahoo! o Altavistaa través del word-ofmouth marketing, sin invertir en
spots televisivos o publicidades en los medios tradicionales. En la época del viral
marketing un usuario satisfecho que le "pasa el dato" a un amigo o colega vale más que
un spot. El boca a boca hará el resto."
¿Hacia dónde va Google? Hasta ahora este search-engine ha evitado seguir los pasos de
los otros motores de búsqueda como Yahoo! o Altavista, los cuales terminaron por
convertirse en portales con cientos de informaciones, servicios y links. Si bien Google ha
incorporado varios servicios (búsqueda de imágenes, Índice de foros de discusión en
Usenet, organización de las páginas por categorías, una sección de News, instrumentos
para traducir, etc.), todas estas funciones no aparecen en la home-page, la cual sigue
manteniendo la sencillez original. Estos espacios se encuentra "dentro del
sitio", en las páginas interiores de Google, y por lo tanto en ningún momento interfieren
en su servicio primordial. Los otros motores de búsqueda, al convertirse en portales, se
hicieron tan complejos que terminaron por desvirtuar su objetivo inicial: permitir una
búsqueda de información y una navegación rápida y sencilla hacia esos contenidos.
A continuación analizaremos algunos de los servicios propuestos por Google a sus
usuarios. Respecto a la sección News, Google se diferencia netamente de otros
competidores que ofrecen servicios similares como Yahoo! No sólo los links que conducen
a las noticias no aparecen en la home-page: también la incorporación de las noticias
dentro de la estructura del sitio es diferente. Si Yahoo! mantiene su interfaz e incluye las
noticias -provenientes de diversas fuentes- dentro de un espacio gráfico que cumple las
funciones de contenedor, los links que aparecen en la sección News de Google reenvían
directamente a las webs de diarios y agencias de noticias (desapareciendo entonces de la
pantalla cualquier referencia a la interfaz de Google). El usuario, de esta manera, emplea
a Google como lugar de pasaje: se trata de un punto de redireccionamiento de la
navegación que conduce a otros territorios del ciberespacio.
Google no ofrece contenidos ni pretende "atrapar" a sus usuarios: su función se limita a
organizar la información y facilitar la navegación Google también ha incorporado los
keyword-targeted AdWords, anuncios pagos claramente diferenciados en una columna a
la derecha de la pantalla que durante el año 2003 produjeron 600 millones de dólares de
ganancia (Wojcicki, 2004). El sistema aplica el mismo principio informático del motor de
búsqueda. El anunciante indica a Google cuanto quiere invertir y señala cuáles palabras
pretende "comprar". Cuando un usuario busca una de esas palabras aparece en la
pantalla -diferenciado de los resultados del motor de búsqueda, bajo el título de
"Sponsored Links"- un link a la empresa anunciante. Cada vez que el usuario cliquea sobre
uno de estos anuncios Google cobra de la cuenta del anunciante el llamado cost-per-click.
Cuando se agota la cuenta, el sistema informático de Google automáticamente cancela el
anuncio de sus páginas.
Según algunas investigaciones (citadas por Wojcicki, 2004) el click rate de estos anuncios
es diez veces superior al de los tradicionales banners. El hecho fundamental de este
sistema publicitario reside en que, según las declaraciones de la empresa, los AdWords no
afectan el resultado de la búsqueda y enriquecen la información a disposición de los
usuarios.
En el 2003 Google dio otro paso hacia la diversificación de sus funciones: a principios de
ese año Google compra Pyra Labs, la empresa propietaria de Blogger.com (una de las más
importantes herramientas para la creación de weblogs) y de Blogspot (un proveedor de
servicio de hosting para weblogs). La irrupción de Google dentro del universo de los blogs
abre nuevas perspectivas tanto a nivel de búsqueda -los weblogs son una fuente
inagotable de informaciones y Pyra contaba por entonces con un millón de usuarios
registrados como de negocios -inserción de anuncios en los weblogs- y valorización de su
información -los blogs suelen tener contenidos de alto GOOGLEMANiA. LAs MARCAS ON-
LlNE Y EL CASO GOOGLE 173 pivel que a menudo superan en velocidad de difusión a las
agencias jnformativas.
Mientras escribimos estas líneas -junio del 2004- Google acaba de anunciar el
lanzamiento de la versión Beta de un nuevo servicio: GoggleMail (GMail). La oferta de
correo para sus usuarios no sólo coloca a Google en las sendas ya exploradas por Yahoo!,
sino que se inserta en una estrategia de confrontación directa con Microsoft. La empresa
de Bill Gates en 2002 trató de adquirir Google pero su oferta fue rechazada. Los hombres
de Redmond necesitaban un search-engine potente y simple para su futuro sistema
operativo (el cual integrará en una misma interfaz al PC, la red local y la web). Al no poder
comprarlo, Microsoft ha estrechado lazos con Yahoo! la cual, a su vez, ha adquirido al
buscador Inktomi y a Overture, el principal rival de Google en las inserciones publicitarias
en búsquedas- para tratar de derrotar al padre de todos los search-engines.
El nuevo servicio propuesto por Google ofrece un e-mail gratis de 1 GB -o sea, con una
capacidad de almacenamiento entre 200 y 500 veces mayor a la de los webmails más
conocidos- y un potente motor de búsqueda selectivo dentro de sus casillas de correo.
Para cubrir los gastos de almacenamiento Google piensa implantar un sistema de banners
que se activen en función del contenido de los mensajes intercambiados. Por ejemplo, si
un usuario recibe o envía mensajes sobre fútbol o tenis recibirá publicidades de
productos o servicios vinculados al mundo deportivo.
La diversificación de Google parece no tener límites: en los Labs. google
(http://labs.google.com) la empresa pone a disposición del público una serie de ideas y
proyectos para que "jueguen con estos prototipos" y les envien sus comentarios. Entre los
servicios en fase de experimentación se encuentran la Búsqueda Personalizada
(Personalized Web Search), un sistema que le permite al usuario crearse un perfil personal
para facilitar la búsqueda de información. Otro servicio llamado Web Alerts informa al
usuario por medio de un e-mail cada vez que aparecen nuevas páginas dedicadas a algún
argumento de su interés. El servicio Froogle, por su parte, se presenta como una versión de
Google para teléfonos celulares que permite comparar precios y
realizar compras on-line.
Como ya lo mencionamos, todos estas funciones y servicios no han afectado la interfaz de
Google, la cual sigue prácticamente iguala la versión Beta propuesta en 1998 por Sergey
Brin y Lawrence Page.
Por otro lado, la gran cantidad de sitios y blogs dedicados al mundo Google también se
merecen una interpretación semiótica. No importa si estos espacios de la red están a
favor o en contra: lo importante es que hablan de Google y se le adhieren como parásitos
paratextuales. En cierta forma esta red de sitios y blogs participa y colabora en la
producción del mundo narrativo de Google. Como ya dijimos, los mundos posibles
siempre aparecen incompletos (porque el enunciador no puede decir todo ni contar toda
la historia): el resto los ponen los usuarios, quienes aportan su grano de arena en la
construcción de ese gran universo de significación que es la marca Google.
A estas alturas podemos también preguntamos si el valor de una marca de la era digital
puede medirse en función de los sitios y blogs paratextuales que aparecen en su órbita.
Otros fenómenos ~e los años 90 -como la serie televisiva "X-Files" o el largometraje The
Matrix"> también promovieron el nacimiento de comunidades
6. Conclusiones
Las tecnologías digitales y las nuevas experiencias de vida on- line han generado cambios
en los procesos de construcción de las marcas y en las teorías encargadas de explicar su
funcionamiento. Si las marcas del "mundo real" se construyen a través de una compleja
red de enunciados (spots, afiches, publicidad en revistas, etc.), las marcas que viven y se
desarrollan en la web colocan a la interactividad como elemento esencial de este proceso
de construcción. En vez de un hacer-saber articulado por medio de un conjunto de
enunciados, las marcas del mundo digital se orientan hacia
un hacer-hacer. La experiencia interactiva del usuario -buscar una información, estar
informado en tiempo real, poder elegir entre millones de libros, gestionar una cuenta
bancaria con el mouse, etc.- es un componente fundamental del mundo narrativo de la
marca digital.
En el caso específico de Google, podemos ver cómo a partir de unos valores básicos
(simplicidad, rapidez, centrifugacum de usuarios, etc.), este search-engme termina
proponiendo a sus visitadores una narración sencilla y efectiva. A nivel superficial, estos
valores se actualizan en una interfaz que respeta los principios de usabilidad (Nielsen,
2000) y promueve una experiencia interactiva que satisface plenamente las necesidades
de un usuario que busca información en tiempo real. También en este caso podemos
decir que los enunciados visuales o lingüísticos son secundarios respecto a la interacción.
1. Introducción
Vivimos en una sociedad sin una visión que le dé coherencia, así que no hay que
extrañarse de que la gente se identifique más con las marcas que con cualquier gran idea.
En nuestra era post-ideológica la reserva de confianza es escasa y las marcas son una de
las pocas cosas que parecen ser dignas de ella. (MacDonald, 1999:6).
Los diseñadores son cémpíices de los crímenes del branding (por ejemplo, con la abierta
creación de imágenes [alsas) (Holland, 2001:6).
omienzo este texto con dos citas que nos sitúan ante dos de las principales
c
posiciones que los diseñadores gráficos sostienen hoy en día frente al fenómeno
de la marca, un término relativamente nuevo en su sentido contemporáneo pero
antiguo en su presencia a lo largo de la historia de la humanidad.
En ese sentido hay que destacar la aparición durante los últimos años del siglo XX de los
denominados culiure jammers, colectivos para quienes el exceso de consumo, la
proliferación y el poder que están alcanzando las marcas es una auténtica amenaza.
Más tarde volveré a referirme a las ideas de los diseñadores actuales pero ahora me
gustaría realizar una pequeña introducción que ayude a situar un poco la cuestión.
El diseñador norteamericano Milton Glaser comentó en una ocasión: "El lago es el punto
de entrada a la marca" (Citado por Pavitt, 2000:21). Y es que, efectivamente, los
elementos más reconocibles de una marca son su nombre y su logotipo o símbolo y de
ellos se ocupan los diseñadores.
Pero ¿cuáles son los orígenes gráficos de las marcas? ¿Cuándo empezaron los
diseñadores a encargarse de ellas?
A la primera pregunta habría que responder que, como bien ha señalado Joan Costa, la
historia de la marca está ligada al hecho físico de marcar sobre superficies diversas como
la piedra, la piel de los animales o el barro: "Marcar es, pues, el hecho y el resultado de
sellar, incidir, estampar, acuñar o imprimir, es decir, de transferir una 'señal' determinada
a un soporte dado, por contacto, incisión o presión" (Costa, 1987:26).
Por lo que se refiere a la segunda cuestión, resulta algo más difícil de responder pues nos
llevaría a intentar una explicación sobre qué es el diseño, cuándo surge como concepto y
qué entendemos por diseñador, algo que queda fuera de las intenciones de este texto. En
este sentido, si recurrimos a la definición que nos da Costa (1987:27) sobre la marca en el
contexto del intercambio económico, clarificaremos el término "marca" pero,
seguramente complicaremos aún más las otras cuestiones: "( ... ) La marca es un signo
material adoptado por la empre~a para distinguirse en prime~ lugar de las ?~más y para
distinguir sus producciones; sus posesiones y sus actividades comerciales e
institucionales". Es posible pensar, así, que desde esta perspectiva la marca es tan antigua
como las relaciones comerciales. Sin embargo, en términos de diseño, la idea de marca es
mucho más moderna, en especial por la complejidad que con el tiempo ha ido
adquiriendo.
En todo caso, se puede decir que el concepto de diseño de marca, tal y como lo
entendemos en la actualidad, comenzaría tras la Segunda Guerra Mundial, muy
estrechamente ligado al avance del marketing y de la publicidad. Desde entonces su
evolución ha sido rápida para llegar, en estos instantes, a integrarse en un complejo
proceso de branding, un término amplio que engloba toda una serie de estrategias que
van más allá de la simple creación de un símbolo y su implantación en cualquier tipo de
lugares y soportes.
Pero, para llegar a este punto, la identidad visual de la marca ha tenido que recorrer un
largo camino que se inició hace unos 5.000 años, posiblemente con las marcas que los
campesinos hacían en sus animales para protegerlos contra el robo o en sus armas para
señalar su pertenencia a una determinada persona o grupo. En algunas tumbas egipcias
se han descubierto pinturas que representan animales marcados. Así, la tumba número 3,
de Khemuheted en Beni Hassan, datada hacia el año 1900 a.c., nos muestra a un
personaje tirando de un buey que lleva un jeroglífico sobre una de sus patas traseras.
Otros indicios materiales se remontan hasta los siglos V-VI a.c., momento del que los
restos encontrados por los arqueólogos en Mesopotamia nos indican que artesanos y
comerciantes inscribían una serie de sencillos símbolos abstractos sobre los productos
que fabricaban y/o vendían posiblemente con el objetivo de evitar robos, establecer una
garantía de origen o, como algunos investigadores han apuntado, simplemente porque se
sentían orgullosos de su trabajo: "La urgencia de conseguir credibilidad, mostrar orgullo y
reivindicar responsabilidad deben ser universales y al menos en parte tiene raíces en una
necesidad psicológica" (Mollerup, 1997: 16).
Es probable que esa fuese también la motivación y finalidad de las marcas incisas
figurativas o abstractas que los alfareros griegos practicaban en sus cerámicas -graffiti-,
de los signos que pintaban con pincel-dipinti- o de los textos -sigilla- que mediante un
sello de bronce o roble colocaban los ceramistas romanos sobre materiales constructivos
como son ladrillos y tejas o de uso cotidiano como vasijas y lamparillas. Por lo general,
dichas marcas contenían el nombre del manufacturero, el del contratista de obras, el del
lugar de origen de la arcilla, el del cónsul, el emperador u otro miembro de la familia
imperial.
Hacia el siglo 1 d.C. el filósofo griego Plutarco (45-125 d.C.) menciona en sus escritos la
palabra monograma, término que se emplea para referirse a un diseño realizado con las
iniciales del nombre de la persona. Al menos desde entonces se utilizaron para firmar
documentos oficiales, especialmente durante la Edad Media, pero su presencia ha llegado
hasta la actualidad pues son uno de los recursos gráficos más empleados en la creación
de marcas y, por otro lado, son las marcas de las casas reales europeas.
Para Pep Mollerup (1997: 16), estos ancestros de las marcas actuales se usaron para
establecer una identificación de tres maneras:
"Identidad social: quién es ° quién dice qué;
Propiedad: quién posee esto, y
Origen: quién hizo esto".
Sin embargo, no fue hasta la Edad Media cuando la marca comenzó a tener un carácter
comercial muy ligado a la organización gremial del trabajo. Una reglamentación muy
estricta regulaba la competencia y obligaba a cada gremio a disponer de una marca que
había de figurar en todos los objetos producidos por el mismo, indicando de esta manera
que se adecuaban al reglamento establecido.
Los objetos solían llevar, como símbolo de garantía, la marca del artesano que los había
realizado. De esta manera, algunas piezas podían portar tantos signos identificativos
como personas hubieran intervenido en su elaboración. Si, además, los productos eran
para la exportación, según Savignon (1997), podían contener la marca del mercader para
hacer más fácil su identificación en caso de robo.
Al hablar de la Edad Media no podemos dejar de mencionar las marcas de los canteros,
profesionales que no sólo se encargaban de cortar la piedra, sino que en muchos casos
hacían las funciones de arquitectos e ingenieros. Bien organizados, corporativamente
hablando, guardaban celosamente los secretos de su profesión y se mostraban orgullosos
de su función en la sociedad. De ahí, posiblemente, la costumbre de marcar las piedras
como modo de mostrar su satisfacción por el trabajo hecho e identificado para cobrar
adecuadamente.
Si nos centramos en el diseño, hay que indicar que los canteros emplearon signos de
carácter abstracto, algo que puede responder a dos razones: por un lado la falta de
alfabetización y, por otro, el deseo de mantener el secreto profesional.
Especial interés tienen para los amantes del libro las marcas de agua" que se usaron ya en
Italia hacia el año 1282. Si bien se desconoce su origen, parece ser que se trata de marcas
de fabricación de los molinos de papel. En su iconografía, destacan las sirenas, unicornios
y otros animales fantásticos, así como las flores, animales y escudos heráldicos.
En líneas generales y desde el punto de vista formal, en la Edad Media se recurrió a la
figuración, representando, además de las iconografías citadas para las marcas de agua,
herramientas propias del gremio y, también, y como corresponde a una sociedad
intensamente sacralizada, motivos con evidente simbología religiosa.
Desde una mirada poco restrictiva y aunque no sea del todo correcto hablar de marca, tal
vez podríamos considerar como un embrión de su identidad visual las enseñas colgantes
que servían para identificar los comercios medievales. Con antecedente en las griegas y
romanas, colgaban sobre la puerta del establecimiento. Como ha señalado Enric Satué
(1988:26): "( ... ) el contexto abrumadoramente analfabeto de posibles compradores
exigía de los comerciantes una estrategia elemental en el reclamo: la presencia del objeto
en venta, bien fuera en forma de muestra real o bien su representación (lo más
aproximada posible) a gran tamaño".
Según el medievalista Martín de Riquer (1986), en las familias principales era muy
frecuente el uso de señales en bordados de vestidos o paramentos, en objetos lujosos
como la vajilla, en pinturas, en monumentos en piedra, en las monedas, cuando tenían
facultad de acuñar, y sobre todo en los sellos.
Desde el punto de vista de la gráfica, hubo una serie de códigos de color simbólicos (a los
que corresponden denominaciones específicas), y se mezclaron elementos figurativos que
hacían referencia a animales, plantas, fenómenos naturales o imaginarios- con otros
abstractos (cruces, bandas etc ... ), cuya colocación y uso seguían un orden bien definido y
estricto.
Este proceso se afirmará especialmente a partir de uno de los momentos decisivos para el
desarrollo de la marca: la Revolución Industrial. Por un lado, comienza la producción
seriada de objetos, por otro, el avance de una clase media que desea mostrar su poder
adquisitivo emulando a la aristocracia. Con ella, la moda y el gusto se convierten en
factores vitales para el desarrollo del diseño y, paralelamente, para el de la marca cuya
evolución formal desde ese momento aparece estrechamente ligada a la de las ideas del
diseño. Si la identidad visual de ésta siempre reflejó las concepciones estéticas de cada
época, ahora lo hace de manera consciente y cada vez más rápida, como veloz ha sido,
desde entonces, la sucesión de estilos artísticos. Ahora bien, con el tiempo, además de la
influencia de las transformaciones estéticas veremos el impacto de las teorías sociales y,
especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, de las
que proceden del campo de la comunicación.
De este modo, por ejemplo, si miramos hacia el siglo XIX nos daremos cuenta que las
marcas de este periodo están reflejando el eclecticismo que estuvo presente en otros
ámbitos de la creación. Así, la admiración por la Edad Media -entendida por la sociedad
de la Inglaterra victoriana como reserva de los valores morales perdidos- dará lugar a
marcas donde concurren letras de inspiración medieval, mezcladas con diseños barrocos
de plantas y entrelazados célticos y combinadas con densos diseños geométricos. En
ellas, por tanto, podemos apreciar la profusión ornamental que fue propia de esta
centuria y de una sociedad que amaba la complejidad y la minuciosidad -como signos de
laboriosidad.
Como, además, predominaba mi gústo por el realismo, las marcas serán figurativas
mostrando los productos en venta o ciertos elementos relacionados con el carácter de' la
empresa," con la mayor exactitud posible e irán acompañadas de textos casi siempre
caligráficos. Joan Costa (1987:45) los resume perfectamente con estas palabras:
"Las antiguas marcas industriales y comerciales de mediados del siglo XIX eran, por lo
general, un conjunto compuesto de imágenes y textos combinados con cierta profusión.
Eran predominantemente ilustraciones y se acompañaban de elementos emblemáticos y
ornamentales; eran conjuntos notablemente retóricos, escenas discursivas donde las
figuras realizaban acciones o sublimaban gestos; los textos se centraban en el nombre de
la marca y desarrollaban argumentos. Unos y otros establecían sus relaciones jerárquicas
por medio del tamaño de las figuras, el énfasis de los gestos, los tipos de letra y los
ornamentos gráficos".
Este mismo autor denomina "marcas" a estos conjuntos gráficos, aunque señala que no
es tanto por su forma sino por sus funciones, en el sentido de que "marcaban" los
productos con un sello de autenticidad y garantía. Ahora bien, en realidad, eran más
anuncios que marcas en el sentido actual, coincidiendo, además, con el desarrollo de la
publicidad, impulsada por la Revolución Industrial como un medio para estimular el
mercado y, por tanto, para promover la imagen de la empresa.
Pero si la corriente dominante era ésta, también en esta época y como muestra de la
crítica a la arbitrariedad decorativa que se hace patente a partir de la Gran Exposición de
1851 -Londres, Crystal Palace-, encontraremos marcas más sencillas que nos ponen ante
la idea de que el ornamento tiene que estar ligado a la utilidad, una noción que, desde
entonces y prácticamente hasta la actualidad, no ha abandonado la historia del diseño.
Un momento artístico que evidencia la relación entre marca y tendencias estéticas es, sin
duda, el Art Nouveau. Surgido en torno a la década de 1880, este estilo, aunque con
nombres diferentes para cada país europeo, llegó a ser un fenómeno internacional.
Intentó otorgar un nuevo sentido de unidad a las artes visuales y se expresó a través del
ornamento que se entendía como parte de la estructura y, en algunos momentos, como
la estructura misma. Las marcas del Art Nouveau reflejan esa intensidad decorativa
mediante formas orgánicas estilizadas y elementos curvilíneos que se mezclan con
tipografías de ecos medievales en las que está presente el sentido de individualidad
propio de este movimiento. Uno de los ámbitos donde mejor se expresa la relación entre
Art Nouveau y marca es el de la publicidad. En él, el diseño alcanzó una de sus cimas, a
través de los exquisitos anuncios y carteles que reflejan la importancia que en el mundo
contemporáneo iba adquiriendo la marca.
Pero no todo en el Art Nouveau fue organicidad. Como quiera que en su seno crecieron
diversas corrientes también nos encontraremos con formas en las que predominan los
ángulos rectos angostos, el contrapunto de óvalos, círculos y arcos, así como los
rectángulos alargados que están presentes en algunos de los monogramas personales de
los art~stas de la Secesión Vienes~, la marca registrada y el monograma aplrcad~ a los
~roduct~s fa~ncados en los Wiener Werkstatte (Talleres de Viena)" (Fig. 1) o influidos por
ellos. Y es que Alemania, Escocia y Austria rápidamente abandonaron la fase floral del
Nouveau para optar por un estilo más geométrico.
Asumiendo algunos de los principios del constructivismo ruso y del neoplast icismo,
la escuela partirá de unas tendencias expresionistas para evolucionar hacia la
búsqueda de la objetividad y el funcionalismo. Como síntoma de ello, se
propondrá la creación de formas-tipo, es decir tipologías de objetos que intentan
servir para todo el mundo, basándose en que las exigencias de la mayor parte de
los seres humanos son similares en sus necesidades y planteamientos vitales y en
que la máquina, al producir objetos en serie, es un medio eficaz para la liberación
del trabajo, así como una herramienta para producir artefactos más bellos y más
baratos que los realizados a mano.
La búsqueda de una forma tipo será desde entonces la tarea principal del
diseñador y una vez obtenida, deberá permanecer sin cambios a menos que
aparezcan nuevos materiales o procesos de fabricación que puedan mejorarla. La
experiencia bauhasiana supondrá el primer paso hacia la autonomía del diseño y la
creciente desvinculación con el mundo del arte.
Para el campo del diseño gráfico, la experiencia bauhasiana ha sido fundamental.
Desde 1923, con la llegada a la escuela de Laszlo Moholy -Nag)', se despertó un
gran interés por las comunicaciones visuales que desembocaron en sorprendentes
innovaciones se emplearon tipos sans-seri], se diseñaron nuevos alfabetos, se
experimentó con la composición tipográfica mediante el contraste de tamaños y la
alineación, se emplearon barras, puntos y cuadrados para subdividir espacios y se
favoreció el uso de formas elementales.
Si bien no se puede decir que la Bauhaus fuera una gran creadora de marcas, pues el
grueso de su producción gráfica se orientó hacia el cartelismo o hacia el mundo
editorial, su influencia ha sido notable, especialmente por la defensa de la claridad y la
sencillez.
Prácticamente, a partir del legado de la Bauhaus, los diseñadores más conscientes de
su labor, se plantearon que toda marca debía ser única, inconfundible y tan duradera
como fuera posible. Un buen número de ellos apostaron por la sencillez aunque no por
la simplicidad absoluta puesto que eran conscientes de que una marca había de
distinguirse de la de sus competidores.
Para obtener una marca distintiva se trabajaba de dos maneras: bien partiendo de
formas naturales u objetos reales y eliminando lo innecesario para quedarse con lo
esencial o bien seleccionando una forma simple y enriqueciéndola hasta dotarla de
personalidad propia. Durante este período, y en especial en Suiza y Austria, los
diseñadores recibieron la influencia de la emblemática familiar japonesa, caracterizada
por su geometría precisa y la desnudez de su diseño.
Los movimientos artísticos mencionados hasta aquí encontraron un respaldo relativo
entre quienes trabajaban para las masas pues éstos tomaron en consideración algunas
de sus propuestas pero no rechazaron del todo el ornamento. De este modo, puede
decirse que se movieron entre el purismo y el lujo burgués. Se adoptaron algunas
características del cubismo y del futurismo, se utilizaron letras sans-serif -como
elementos propios de las vanguardias-, se puso énfasis en la asimetría y las formas
geométricas construyeron la nueva imagen de marca como una manera de conquistar
la modernidad.
Durante los años 1950 Y 1960, un buen número de diseñadores se especializaron en el diseño
de identidades visuales. Hasta entonces, ésta había sido una actividad realizada
esporádicamente por artistas, ilustradores o grafistas, pero a partir de estas décadas, será una
especialidad. Por un lado nos encontraremos con profesionales entre los que hay que
mencionar a Paul Rand, Lester Beall y Saul Bass, aunque también veremos el nacimiento de
estudios de diseño como ChermayeIT & Ceismar.
Precisamente, a Paul Rand se debe otra de las grandes marcas del siglo XX: la de IBM creada
en 1956. En su opinión, para que una marca pudiera funcionar durante mucho tiempo, debía
reducirse a sus formas elementales, evitando cualquier tipo de connotaciones. Tal vez por ello
se inclinó por una tipografía (la City Medium de Ceorg Trurnp) para elaborar el logo, al que en
1970 se incorporaron las franjas horizontales que evocaban las líneas de escaneado en las
terminales de vídeo.
Otro de los grandes diseños de Rand fue la marca de la Westhinghouse Corporation que surgió
tras una serie de estudios llevados a cabo en 1959. La intención de la empresa era incorporar
simbólicamente la naturaleza de los negocios de la compañía y, para ello, Rand realizó un
diseño en forma de círculo que contenía unas líneas y círculos que evocan los diagramas
electrónicos, circuitos, enchufes y otras estructuras moleculares relacionadas con la
electricidad. Asimismo, Rand diseñó una tipografía corporativa.
Además de los dos ejemplos citados, a Rand debemos numerosas marcas, algunas tan
conocidas como las de ABC (American Broadcasting Company) (Fig. 8), NeXT, Ford, UPS, ete.,
pero lo que destaca en todas ellas es una sencillez que las hace intemporales.
Una figura a destacar es, además, el también americano Lester Beall, uno de los grafistas que
más hicieron por extender las ideas de la modernidad en Estados Unidos. Ya desde la década
de 1930 venía abriendo nuevos caminos para la identidad corporativa, a través de su trabajo
para un buen número de compañías como la Connecticut General Life Insurance y la
Internacional Paper Company"
" Uno de los trabajos que alcanzó mayor repercusión fue la marca que Beall realizó para la
Internacional Paper, en 1960, donde se planteó que había que crear un diseño fuerte, visual
mente hablando, adaptable a todo tipo de soportes.
A partir de los años cincuenta, trabajará en el desarrollo de los manuales de identidad que
concibe como libros de empresa donde se contienen las directrices para la implantación de la
marca.
Saul Bass es, asimismo, otro diseñador imprescindible. Su firma Saul Bass/Herb Yeager &
Associates creó marcas tan conocidas por todos como las de AT&l~ Minolta, Continental
Airlines y Warner Communications. Bass consideraba que cualquier marca debía
comprenderse fácilmente, así que tenía que ser clara aunque pudiera contener algún
elemento ambiguo para despertar la atención del observador.
Chermayeff & Geismar Associates son, desde hace cuarenta años, una firma de referencia en
el diseño de identidad. Con más de un centenar de programas corporativos, a ellos se deben
marcas como las de Mobil Oil, Time Warner, NBC, RockefTeller Center o The Chase Manhattan
Bank (Fig. 10). Precisamente con el trabajo para esta entidad financiera, en 1960, marcaron las
directrices de lo que sería la vanguardia del diseño de identidad visual, al crear un programa
amplio y coherente que iba más allá de la creación de un símbolo. El sistema desarrollado en el
Chase Manhattan se transformó en un hito de la identidad corporativa moderna pues, a partir
de ese instante, muchos otros bancos se replantearon cuál debía ser su imagen si querían
conseguir éxito y un buen número de diseñadores comenzaron a orientar su trabajo en la
dirección que este estudio norteamericano había marcado.
Todas estas aportaciones vinieron a coincidir con los nuevos planteamientos metodológicos
que partían de la denominada Escuela Suiza y de la de Ulm, en Alemania. Enlazando, en parte
con algunas de las concepciones anteriores a la Segunda Guerra Mundial, promovían un diseño
más científico y menos libre, basado en la investigación y en el cálculo. De ahí que defendieran
la creación de programas sistemáticos, planteados para poder combinar los distintos
elementos y conseguir un todo unificado.
Dentro de este período, un diseño notable fue el sistema identificador realizado en 1962 y
dentro de la Escuela de Ulm, por Otl Aicher, Tomás Gonda, Fritz Querengasser y Nick Roericht,
para la compañía aérea Lufthansa. Para Aicher, una organización tan extensa como Lufthansa
podía conseguir una imagen uniforme y estable mediante un programa que sirviera para
controlar todos aquellos elementos que fueran constantes. Dentro de ese programa, se buscó
la estandarización. Así, se redujeron los formatos de papel, se aplicó un esquema de colores en
todos los elementos que, a su vez, también se controlaron para crear una sensación de
constancia. Lufthansa se transformó en un prototipo de lo que en los años sesenta se entendió
que debía ser una identidad visual: un sistema cerrado que contemplara todo detalle y
respondiera a cualquier necesidad con una especificación con el objetivo de conseguir una
uniformidad absoluta.
Esa fue la filosofía que se siguió en otras empresas, tales como la Container Corporation of
America (CCA), donde se desarrolló un sistema unitario y estandarizado y la que influyó en
nuevos estudios de diseño como Unimark.
Fundada en 1965 por Massimo VigneIli, Ralph Eckerstrom y James K. Fogleman, llegó a tener
más de 400 empleados y 48 oficinas distribuidas por diferentes lugares del mundo. Unimark
rechazó el diseño de autor y creó auténticos sistemas para estandarizar las comunicaciones,
poniendo especial énfasis en la objetividad. Con esta visión, diseñaron para Xerox, Memorex,
anasonic o Knoll.
8. La marca en la postmodernidad
Con el pensamiento postmoderno, muchas de las ideas sobre la metodología racional del
diseño comenzaron a ponerse en duda y, con ellas, también las que tenían alguna relación con
los sistemas de identidad visual. La idea, pues, de cómo debe ser un programa de diseño de
identidad ha ido variando en las dos últimas décadas del siglo XX.
Si, como hemos visto, hacia 1960 el proceso de sistematización daba sus primeros pasos
poniendo énfasis en que el logotipo o el símbolo que constituyen la marca debían ser
pregnantes y su empleo pasaba por no desviarse de unas normas claras y bien definidas, en la
actualidad, un buen número de diseñadores insisten en que cualquier programa debe ser
dinámico y, por lo tanto, en que las directrices que deben darse sólo han de ser las básicas,
dejando suficiente libertad en su aplicación.
De este modo, podríamos decir que se ha pasado de una etapa en la que en cualquier
programa lo fundamental era el control para que no se produjese ninguna desviación en el
uso, a un momento en el que la meta más importante es la mejora constante de la identidad
visual de la empresa pero, también, que ésta se adapte a los distintos públicos objetivos.
Como Costa, la mayoría de los diseñadores actuales coinciden en que una marca es algo más
que un signo aplicado sobre un producto o una clase de productos. Una marca es la reputación
de una empresa pero es, sobre todo, una promesa de calidad o de estatus para el público.
Hoy el bmnding tiene que ver con la participación y la asociación, la demostración externa y
visible de las inclinaciones y las elecciones privadas y personales de cada uno".
La cita es larga, pero resume muy bien de lo que son conscientes los diseñadores gráficos de
hoy. Quizá por ello, algunos se plantean críticamente cuál es su papel en todo esto. El First
Things First Manifesto 2000 fue un buen ejemplo de ello. Lanzado en el otoño de 1999, sus
autores afirmaban:
Los diseñadores que dedican sus esfuerzos ante todo a la publicidad, el marketing y el
desarrollo de la marca están apoyando, e implícitamente respaldando, a un ambiente mental
tan saturado con mensajes comerciales que está cambiando por completo el modo en que los
ciudadanos-consumidores hablan, piensan, sienten, responden e interactúan. Hasta cierto
punto estamos ayudando a elaborar un código enormemente dañino para el discurso público.
Hay actividades más valiosas para nuestras habilidades de resolución de problemas.
Las diversas actitudes frente a las marcas han dado lugar a libros como Soon. Brands
oftomorrow, un proyecto generado por Lewis Blackwell que convocaba a cuarenta y un
profesionales (directores de arte, diseñadores y escritores) para que llevaran a cabo
una propuesta de "marcas del futuro". En la introducción, Blackwell y Ashworth
indicaban: "Este es un libro sobre lo que queremos ser. Es también sobre aquello en lo
que tememos convertimos" (Blackwell, Ashworth, 2001, s. p.) comentario al que seguía
una reflexión sobre las estrategias y poder de las marcas.
En un nuevo mercado que es, al mismo tiempo global y fragmentado, existen cada vez
más productos y posibilidades para las grandes' y pequeñas marcas. Rodeados de ellas,
nos proporcionan una falsa sensación de pertenencia a un grupo sin la necesidad de
pasar por ritos iniciáticos, sin reglas ni obligaciones. Se nos acepta automáticamente y
podemos marcharnos cuando queramos. Esos son quizá sus atractivos principales y, tal
vez, su peligro.
Esto es, al menos, lo que pensaba Tibor Kalman, para quien el poder de las marcas se
incrementó en progresión geométrica entre los años setenta y los noventa, de tal
manera que han escapado de nuestro control porque el problema surge cuando ya no
se trata de vender un producto sino de crear un clima que empuje a los consumidores
a comprar productos caros que realmente no necesitan.
El temor de Kalman surgía ante el impacto emocional, subconsciente, y los abusos de
poder de las marcas que, desde su punto de vista, habían ido creciendo y provocando
una dependencia de los consumidores -eri especial a través de sus programas de
fidelización- dejándolos a merced de cualquier manipulación.
Para algunos, desde luego, en esa manipulación el diseñador también tiene su parte
porque en estos momentos es él quien desempeña un papel crucial para muchas
marcas puesto que las empresas advierten que su cometido es identificar nuevas
tendencias y encont.rar nuevos símbolos. Para DK H.olland ~20.01 :6), por.ejemplo, el
diseñador es uno d.e los protagonistas principales del Juego:
"En ese sentido, que los diseñadores son cómplices de los crímenes del branding (por
ejemplo, la abierta creación de imágenes falsas) es meridianamente claro, ya que es el
diseñador quien realiza la imagen".
Pero, dejando a un lado las posiciones más críticas, los últimos veinte años del siglo
pasado, han sido el escenario del nacimiento de nuevos estudios que han llevado el
diseño de marcas a unos extraordinarios niveles tanto estéticos como funcionales.
Entre ellos podemos citar a Pentagram, -una gran empresa cuyos socios se extienden
por todo el mundo-, Cahan Associates de San Francisco, Base -con oficinas en Nueva
York, Barcelona y Bruselas-, los británicos Graphic Thought Facility, Research Studios,
North y Why Not, el canadiense Bruce Mau o el francés Philippe Apeloig, que
constituye actualmente la vanguardia del diseño de identidad y representan
perspectivas muy diferentes.
Tal y como comenté unas líneas más arriba, hasta fechas relativamente recientes, el
concepto de identidad estaba relacionado con la idea de permanencia. Era sinónimo,
además, de la categoría industrial a la que la empresa pertenecía. La tendencia actual
se aleja de esta visión y la concibe como algo flexible y abierto, muy relacionado con
dos factores: la moda y el consumo, cada vez más sofisticado. La moda tiene un
impacto inmediato y visible sobre el desarrollo de la marca y el diseño, en palabras de
Memelsdorff (1990: 13): "más que rebelarse contra la moda, termina por instituir una
moda específica". En ese sentido el fenómeno moda ha impuesto nuevas tareas al
diseño. Un buen ejemplo de ello puede ser el enorme desarrollo experimentado por el
packaging.
Entre los trabajos que pueden mencionarse como muestra de esta tendencia tenemos
la identidad desarrollada por Bruce Mau para NAi, un reconocido instituto de
Rotterdam dedicado al diseño, organizador de numerosas actividades. La marca
cambia de forma y color en cada aplicación, lo que da lugar a un programa de
identidad que Mau califica de "cinético".
Como otro ejemplo interesante tenemos el trabajo de Research Studios para la marca
francesa de ski, Solornon. Este estudio creó una identidad dinámica en la que si bien
existía consistencia y continuidad, la marca se comportaba como un organismo vivo en
constante adaptación a los distintos soportes.
Para muchos de los nuevos diseñadores, hoy en día la gente es más sensible hacia la
atmósfera y el contexto de los mensajes que comunican la identidad visual de una
empresa, algo que hay que tener en cuenta a la hora de emprender cualquier trabajo
relacionado con una marca. De este modo, nos encontramos con imágenes más
metafóricas y complejas que las que pudieron utilizarse hace tan sólo veinte años.
Esto es algo que, por ejemplo, puede verse en el diseño realizado por Landor para la
firma francesa Pathé, que recientemente ha acometido un proceso de renovación de
su imagen de marca. Bajo el lema de "independencia, innovación, integridad", Landor
desarrolló una identidad dinámica y viva.
Desde e! año 2002, y con el nombre de Brandlíconomics. " Landor Associates ofrece a
sus clientes un nuevo servicio que les permite cuantificar el valor de sus marcas
aplicando métodos financieros. De esta manera los clientes pueden determinar el valor
en dólares de su marca tanto en la actualidad como en el futuro, así como su
capacidad de expansión hacia otros mercados y, al mismo tiempo, obtener e! máximo
rendimiento.
El ejemplo de Landor nos lleva, pues, a los complejos mecanismos que actualmente
desarrollan las grandes empresas especializa das en diseño corporativo, cuya tarea
supera las cuestiones meramente formales y se dirige a tratar aspectos más profundos.
En estas breves referencias a las grandes empresas de! diseño corporativo, es preciso
recordar uno de los diseños más sonados de comienzos de los años noventa: el
símbolo de la British Telecom, creado por Wolff Olins que, desde el punto de vista de
algunos expertos, fue el punto de partida de una nueva filosofía de la identidad
corporativa.
Controvertido en el momento de su aparición, ponía énfasis en los aspectos humanos
más que en la sofisticación tecnológica esperada en una organización dedicada a las
comunicaciones pero, sobre todo, significó una manera más emotiva de concebir la
marca.
¿y qué podemos decir sobre el desarrollo de la identidad visual de marca en España durante
los últimos veinticinco años? En primer lugar, es necesario subrayar que el concepto moderno
de marca comienza en España durante la década de 1980 coincidiendo con la transición
democrática y, por tanto, con un período de modernización.
Esa conciencia, sin embargo, todavía no está del todo extendida dentro del sector
empresarial pues no debemos olvidar que, en España, éste se encuentra
mayoritariamente constituido por pymes, muchas de las cuales parecen seguir
creyendo en el viejo refrán castellano: "El buen paño en arca se vende", aunque es
cierto que la necesidad de adecuarse a las exigencias de una población cada día más
"marquista'' les está empujando a ponerse al día, bajo la amenaza del fracaso y la
desaparición.
10. A modo de conclusión
Desde una perspectiva de marketing P. Kotler (2000:454) define una marca haciendo
referencia a la forma:
"Una marca es un nombre, un término, una señal, un símbolo, un diseño o una
combinación de alguno de estos elementos (la forma), que identifica bienes y servicios
de un vendedor o grupo de vendedores, y los diferencia de sus competidores (el
contenido)".
De forma resumida, podríamos decir que del contenido deriva una forma que tiene
dos vertientes, una, lingüística y otra, visual. Por tanto, el orden de! proceso de
creación es importante. Tanto el contenido de una marca como su denominación son
referentes en la visualización de una marca gráfica. La denominación es la codificación
de una identidad mediante su asociación con unos nombres que permiten decir quién
o qué es esta marca. El aspecto es variado, desde un signo arbitrario abstracto hasta
una expresión claramente denominativa de la identidad de una marca (Chaves y
Belluccia, 2003:41).
Otro autor que expone su clasificación sobre las posibles estructuras de identidad
corporativa es Per Mollerup (1997:58-9). Antes de definir su teoría, hace una reflexión
sobre las limitaciones de la clasificación de Wally Olins. Según Mollerup, las
estructuras monolithic y endorsed de Olins se estructuran alrededor de una
organización, mientras que la tercera, la branded, se basa en el producto. Per Mollerup
va más allá y afirma que las estructuras monolitluc y endorsed también pueden
orientarse al producto. Per Mollerup propone una clasificación doble, de la que se le
pueden extraer seis combinaciones posibles de estructura de identidad corporativa.
Identidad branded-monistic: es aquel tipo de empresa que utiliza una sola identidad a
partir de la presentación del único producto de su empresa o de su clase de productos.
Un ejemplo de este tipo de estructura es el caso de Nivea.
Javier González Solas (2002) aporta una nueva clasificación de los tipos de estructuras de
identidad corporativa, denominadas por el autor estrategias de identidad, y hace a
continuación una segunda clasificación independiente de estrategias de visualización. Sobre las
estrategias de identidad, afirma que "se trata de elecciones previas a la visualización y, por
tanto, se encuentran en la fase de configuración de la imagen global" (2002:64-68), mientras
que W. Olins hablaba de un solo estilo visual cuando nos presentaba la identidad monolítica,
dando a entender que existe visualización.
David A. Aaker (2001: 120-138) teoriza sobre este tema y lo define como arquitectura de
marca o espectro relacional en el que participan diferentes marcas, cada una con su papel, a la
vez que tienen relaciones con el resto de marcas de la orgal}ización y con diferentes
productos-mercado. Aaker define tres elementos importantes para entender su propuesta de
clasificación. El primero, marca de soporte, es una marca establecida que generalmente
representa una organización y que otorga credibilidad y sustancia a la oferta. Submarca, por
otro lado, es la marca conectada a la marca madre (paraguas o de grupo) que incrementa o
modifica las asociaciones con ésta. Finalmente, el autor plantea la necesidad del concepto
papel conductor como reflejo del nivel por el cual una marca conduce la decisión de compra Y
experiencia de uso.
Casa con marcas. Aquella en la que la marca madre hace uso de submarcas
descriptivas para expandir su oferta. Éste es el caso de McDonald's.
No es posible introducir en esta clasificación la casa con marcas, que sí está presente en el
esquema tridimensional. Una última aportación a esta comparativa es la de Philip Kotler
(2000:462-68), que desde una vertiente de dirección de marketing, expone estrategias sobre
"la toma de decisiones sobre el nombre de la marca" y sobre la "clasificación de estrategias de
marca" en las que encontramos puntos en común con las clasificaciones de estructuras y
estrategias de identidad de los autores expuestos anteriormente, de un perfil profesional muy
diferente. P Kotler distingue cuatro estrategias para la designación de marcas de producto:
Nombres individuales de marca. Ésta es la estrategia seguida por la empresa Procter &
GambIe.
Una misma denominación de marca para todos los productos. Todos los productos se
denominan genéricamente con el nombre de la empresa. Un ejemplo es el caso de
Nestlé.
Marca designada a través del nombre de la empresa junto con el nombre de cada
producto individual. La organización incorpora el nombre de la empresa al del
producto. Son ejemplos de este tipo Kas Naranja y Kas Limón.
Analizando ahora las coincidencias entre las estrategias de marca de P. Kotler y la misma
clasificación de P. Mollerup, vemos que también existen algunas similitudes. Las extensiones
en la línea del primero podrían ubicarse en la estructura de branded-endorsed; la extensión en
la denominación de la marca, en la estructura de branded-monistic; y, finalmente, la estrategia
multimarca de P. Kotler, se sitúa en la estructura de branded-pluralistic de P. Mollerup.
Por último, cabe señalar que las estructuras que basan su identidad en las organizaciones -
organizational-. de Per Mollerup no se encuentran reflejadas en las listas de estrategias
propuestas por Kotler. El motivo que explica esta carencia en la clasificación kotleriana es que
ésta se basa en marcas de producto y no en marcas corporativas.
3. Estrategias de visualización
Los diferentes públicos de una marca son los receptores en el esquema simple del acto
comunicativo clásico. El emisor es la organización propietaria de la marca, el receptor es el
colectivo de públicos de la marca y el mensaje lo forman los diferentes contenidos que la
marca quiere expresar (la identidad, los valores, la personalidad, etc.).
El "Diccumari de la Llengua Catalana" (1997) define el término visualizar como: "Hacer visible,
con los medios apropiados, aquello que normalmente no puede ser visto directamente".
Visualizar una marca es, pues, hacer visible para un receptor (público, cliente, etc.) una
identidad, unos valores y una personalidad de marca que constituye un mensaje que
normalmente no puede ser visto, y que ha sido emitido por una organización.
Para que el mensaje pueda ser captado, hará falta utilizar un código visual (medios
Apropiados).
Remitiéndonos a la definición del término visualizar, cabe destacar el adjetivo apropiados que
acompaña a la palabra medios. Apropiados nos es útil para plantear todo lo que pasa en la
parcela del receptor del mensaje y que es necesario tener en cuenta tanto para la codificación
del mensaje (crear la marca gráfica) como para el diseño de las estrategias de visualización del
programa de identidad visual.
Los mecanismos de la segunda parte del proceso, todo aquello que pasa en el receptor, van
más allá de una simple descodificación del mensaje. Son complejos y constituyen la razón de
ser de una marca: "la imagen de marca es un asunto de psicología social antes que un asunto
de diseño" (Costa, 2004: 106).
Para que el proceso de decodificación de la marca gráfica del receptor (su interpretación) vaya
en la dirección correcta, hace falta que el receptor y el emisor compartan culturas visuales
próximas ya que, de no ser así, puede que el mensaje no sea decodificado y pase
desapercibido o, lo que es aún peor, que la decodificación sea incorrecta y genere un nuevo
significado perjudicial para la organización.
Quien interviene en la construcción de esta imagen mental en un individuo concreto son los
mensajes emitidos por la marca, los mensajes emitidos por otros públicos y organizaciones
sobre la marca -que es la imagen imaginada (prejuicio)- y la experiencia de uso del individuo
con la marca -que es la imagen experimentada (vivida)- (Costa, 2004: 110). Con todo ello, la
marca gráfica llegará a ser punto de referencia de las diferentes imágenes, y jugará un papel
decisivo en la generación de la imagen imaginada.
"El modelo de formación de la imagen corporativa señala una redistribución de los actores de
la comunicación (emisor-receptor) ( ... ), en el que el destinatario adquiere un papel muy activo
y preponderante en el proceso de comunicación como intérprete y recreador del mensaje en
base a toda la información recibida. Mientras que el emisor (sin dejar de ser activo) "pierde" el
papel central en la comunicación".
El diseño gráfico es, por tanto, una herramienta catalizadora en la creación de la imagen de
marca.
El semiólogo J ean-Marie Floch (1991: 107 -144) nos presenta el concepto de Total Look de
Chanel en el que, a partir de pequeños fragmentos de identidad, se genera en los públicos una
imagen de la marca. Estos fragmentos son un bolso, unas perlas, unos zapatos, etc., que son
los productos creados por Chanel y sus elementos de comunicación que nos permiten una
identificación inmediata y una integración en un tipo de vestuario occidental. El Total Look de
Chanel no es únicamente una conquista de la autonomía y de la libertad del cuerpo femenino,
sino la creación de unas piezas de ropa, el uso de ciertos materiales, una determinada
combinación de piezas y de colores, unos accesorios, una iluminación en la presentación de los
modelos, etc., que son, por tanto, la identificación de este Total Look: un proceso visual. La
naturaleza semiótica de este proceso va más allá de una exclusiva segmentación verbal, y si
hablamos de proceso, estamos introduciendo implícitamente la existencia de un sistema en el
que este proceso es una realización posible.
El único autor que hace una clasificación concreta de estrategias de visualización de marca,
formas o combinaciones de emisión de mensajes visuales identificadores, es Javier González
(2002:69-76), que distingue:
Imagen abierta por declinación: existe la posibilidad de modificar color, tipografía, forma, etc.,
desde una normativa programada con antelación a la implementación.
Imagen abierta por interpretación: ésta es una estrategia de difícil normativización, en la que
las variaciones de la imagen principal pueden acabar dando lugar a piezas decorativas y
totalmente arbitrarias.
Imagen polimorfa: este tipo de imagen se declina y modula según las circunstancias y se
mantiene reconocible. Se trata de una propuesta de juego visual que se desborda por los
caminos de la variación y de la imaginación, con el riesgo de caer en la disolución de la imagen.
Así, pues, podemos plantear dos posibilidades de actuación para construir la imagen de marca
(sin cuestionamos la efectividad de cada una): la repetición mimética de la misma imagen o la
dispersión coordinada de elementos visuales que construyan la imagen en la mente del
receptor.
Por otro lado, la dispersión coordinada de elementos visuales (bajo los cuales se encuentran la
mayoría de programas de identidad visuales de empresas de nueva creación) se acerca mucho
más a las teorías semióticas de interpretación de textos; el concepto de intertextualidad se
convierte en el eje vertebrador de la creación de imágenes corporativas en la mente de los
lectores (receptores).
El resultado es un excelente ejercicio del estudio de diseño Gráfica, de Pablo Martín, en el que
dos manos se aproximan opuestamente, enmarcadas en un cuadrante de color y, en un lateral,
la leyenda Forurn Universal de las Culturas se convierte en el logotipo. Lo sorprendente de la
propuesta gráfica presentada en un audiovisual es la posibilidad de cambio de formato de las
manos, donde se transmiten, de esta forma, los valores del evento y quedan representadas
todas las culturas del mundo. Así, pues, el identificador del Forum no es uno, sino que ha sido
concebido desde su génesis como muchos identificadores.
Tres años antes, nos habíamos encontrado con el portal Eres mas en el que 18 logotipos
combinados en 10 colores daban la posibilidad de visualizar la marca de 180 formas diferentes
e incapacitaban a los receptores para darse cuenta de la limitación a 180 variantes, con lo que
se percibía la cantidad de visualizaciones experimentadas como una anarquía gráfica en la que
el único elemento común de la marca era la eme mayúscula entre minúsculas. Esta colección
de piezas era de la agencia Summa.
Todas las estrategias de visualización pueden ser utilizadas en cualquiera de las estructuras de
conceptualización, pero es cierto que algunas resultan más acordes que otras: una estructura
monolítiea suele visualizarse con una estrategia de imagen cerrada mientras que la estructura
diversificada será más fácilmente presentada con una estrategia de imagen abierta, ya que
sería imposible identificarla con una estrategia de imagen cerrada.
4. Conclusiones
Llegamos a la conclusión de que la forma visual de la marca es clave para que las diferentes
marcas lleguen a sus públicos: es el soporte sobre el que se apoyan valores y atributos. En una
cita de Costa, queda reflejada esta importancia: "Nadie duda del rol preponderante e
imprescindible de la comunicación visual en la construcción de las marcas: sin signos gráficos
no habría marcas" (Costa, 2004: 106).
Pero visualizar no es fácil. Los factores que hace falta tener en cuenta en el proceso de
visualización no son sólo los contenidos a transmitir ni los medios apropiados con los que
hacerlo. Intervienen también como condicionantes, el nombre de la marca, la relación de ésta
con la organización y con el resto de marcas de la misma, que nos manda lo que podemos
hacer y lo que no es posible de forma totalitaria cuando la visualizamos, así como el proceso
de recepción y, por último, un factor no desarrollado en este capítulo: las tendencias visuales
del mercado en el que actuará la marca.
Intervenir en el proceso de visualización después de analizar las reacciones del receptor ante
la lluvia de mensajes visuales al que está sometido y establecer las estrategias visuales, puede
contribuir a diferenciar la marca en el mercado de actuación del resto de marcas que la
rodean. La nueva tendencia, que huye de la repetición sistemática de un mismo gráfico e
involucra al receptor en la construcción de la marca, parece contribuir a este juego de
diferenciación, no sólo como novedad (ya hace unos años que está en la calle) sino por sus
posibilidades creativas.
1. Introducción
E
hecho extraordinario para una persona o para una colectividad social.
Extrapolado al ámbito de la comunicación empresarial, un evento es todo aquel
acto que tiene como principal objetivo la transmisión de mensajes corporativos a
través de acciones que van desde las tradicionales reuniones internas hasta los
espectaculares viajes de incentivos, pasando por las convenciones, los
lanzamientos de producto o la presencia en ferias y salones, entre otras. Este global de
acciones combinadas entre sí o bien planteadas de forma individual conforman una
verdadera herramienta de comunicación para transmitir valores relacionados con la
marca ya que, en realidad, este tipo de actos no son más que el intento de aproximar
los valores de la marca/producto al consumidor a través de una experiencia ligada a sus
expectativas. Estamos hablando, pues, de la transmisión de atributos intangibles
vestidos bajo la apariencia tangible de un evento.
En los últimos años, empresas e instituciones públicas se han dado cuenta del inmenso
poder de la organización de actos como herramienta para potenciar la imagen de
marca: el sector farmacéutico, el automovilístico, el financiero o el de las
telecomunicaciones han sido pioneros en cuanto a la planificación de eventos para crear,
difundir o consolidar su imagen de marca.
Esto nos lleva a dejar de hablar de la organización de eventos como una acción puntual que no
siempre se tiene en cuenta dentro del plan de comunicación de la empresa Y a desarrollar por
completo su potencial como herramienta autónoma generando así un plan estratégico que nos
permita llegar al público objetivo y transmitirle, a partir de una serie de experiencias
perfectamente planificadas, valores y atributos relacionados con nuestra marca /producto.
Por citar un ejemplo de la importancia que ha adquirido en los últimos años mencionaremos
un estudio llevado a cabo de forma conjunta por la consultora de marketing norteamericana
George P Johnson Company y la Meeting Professionals International Foundation. Éste revela
que las 700 empresas internacionales con más volumen de facturación dedican un 22% de su
presupuesto anual de comunicación a planificar y gestionar eventos acordes con sus
aspiraciones en cuanto a la imagen de marca deseada. El porcentaje restante se reparte entre
un 27% que se dedica a acciones de marketing directo, un 21 % que se destina a publicidad
convencional y un 20% dedicado a la promoción de ventas. De esta forma, podemos constatar
que las políticas relativas a la organización de eventos ocupan la segunda posición en el
presupuesto de comunicación, por delante de la publicidad convencional y la promoción de
ventas, hecho que evidencia su importancia para la consecución de los objetivos de
comunicación corporativa.
Estos datos nos permiten observar pues que el plan estratégico de organización de eventos
continúa año tras año su ascenso meteórico aventajando claramente a la publicidad tradicional
mediante el uso de argumentos tales como un precio razonable que permite aproximar la
marca a los consumidores a través de estrategias puramente emocionales que llegan a todos
los públicos relacionados con la propia marca.
2. La transmisión del valor de la marca a través del plan estratégico de gestión de eventos
Como herramienta autónoma de comunicación, el PEGE desarrolla una serie de etapas que, si
bien son coherentes con la filosofía general del plan de comunicación, se desarrollan siguiendo
una dinámica independiente del resto de herramientas del mix de comunicación y focalizan sus
objetivos en la estrategia específica que rige todo el plan de gestión de eventos. Sólo el
cuidadoso desarrollo de cada una de estas etapas garantizará la eficacia de los actos en el
contexto de nuestras necesidades en relación a la marca:
Etapa 2: Definición del público objetivo al que se dirigen los diferentes actos del PEGE
Una vez desarrollada la primera fase, debemos planteamos cuales son los públicos
objetivos susceptibles de conformar imágenes de marca y de desarrollar actitudes
relacionadas con la misma con posterioridad al evento. En este sentido podemos
hablar de público objetivo directo; es decir, el que asiste o participa en un evento,
y de público objetivo Indirecto que es aquél que recibe el impacto del evento a
través de diferentes canales, como por ejemplo los medios de comunicación o las
valoraciones personales del público objetivo directo, entre otras. De esta forma,
atendiendo a la clasificación de Dowling (2001:50 -58), al definir el público objetivo
podemos hablar de grupos funcionales (empleados, distribuidores, promotores ..),
de grupos de clientes, de grupos difusos (medios de comunicación de masas) y de
grupos normativos (gobierno, agencias reguladoras, asociaciones profesionales ..).
Los grupos funcionales están integrados por el conjunto de personas que trabajan
directa o indirectamente para una compañía. La imagen de marca que conforman
estos grupos resulta absolutamente influyente en la percepción que pueden tener
de la misma el resto de públicos objetivos. En este sentido, cabe señalar que las
acciones más recomendables para este grupo Son aquellas en las que empleados y
colaboradores pueden participar: congresos, convenciones, viajes de incentivos o
presentaciones internas de producto, entre otros, Son algunos d e los eventos que
pueden influir en la imagen de marca de los grupos funcionales. Los grupos difusos
son, a grandes rasgos, aquellos que se interesan por una organización cuando esta
se involucra en acciones que tienen una repercusión en otros públicos obj etivos. Si
tenemos en cuenta que este grupo está integrado, mayoritariamente, por los
medios de comunicación de masas, cabe destacar que una actitud desfavorable
por parte de los mass media generada por una mala imagen de marca puede
producir, por lo tanto, un efecto mimético entre los consumidores.
Por tanto los grupos difusos resultan especialmente relevantes en el momento de
definir nuestro plan estratégico de gestión de eventos: debemos dirigimos a ellos,
bien de forma exclusiva a través de acciones como presentaciones de productos,
congresos o jornadas lúdico-informativas relacionadas con la empresa, o bien
fomentando su presencia en actos dirigidos mayoritariamente a otros públicos
objetivos como por ejemplo, viajes de incentivos para integrantes de grupos
funcionales o celebraciones planificadas para grupos de clientes, entre otros.
Por otra parte, en cuanto a los grupos de clientes, hay que tener en cuenta la
necesidad de adaptar la tipología del evento a las características de cada uno de
los segmentos a los cuales nos dirigimos. De acuerdo con Crahame Dowling cabe
señalar que uno de los grandes errores de la organización de eventos para clientes
es que muchas empresas centran el acto en los objetivos de venta, o en la difusión
de la identidad de marca, olvidando transmitir aquellos valores que inciden
directamente en la imagen de marca que se crea en la mente del consumidor.
Así, pues, los actos lúdico-festivos acostumbran a ser los eventos más eficaces para
transmitir y consolidar valores relacionados con la imagen de marca que esta
tipología de público objetivo configura en su mente. Sin embargo destacaremos
que hace falta complementar estos actos con la publicidad convencional, a f in de
captar la atención de los grupos de clientes: los torneos infantiles de fútbol
organizados por determinadas empresas de refrescos o circuitos lúdicos en la playa
organizados por anunciantes de cerveza, entre otros, serían un claro ejemplo de
estas acciones.
Los grupos normativos están farmacias por personas o instituciones que ostentan
elliderazgo de opinión entre los miembros de un determinado colectivo social,
como por ejemplo, gobiernos, agencias reguladoras o colegios profesionales, entre
otros. La imagen de marca que configura este público objetivo también resulta
plenamente influyente para el resto de los grupos mencionados ya que una
percepción negativa de nuestra marca por parte de estamentos gubernamentales
o asociaciones profesionales repercutirá directamente sobre los públicos objetivos
restantes a los cuales dirigiremos nuestro evento.
En este caso, los grupos normativos deben conocer las acciones llevadas a cabo en
relación a la marca de forma directa o indirecta; es decir, nuestro PECE d ebe
contemplar actos que permitan propagar una determinada imagen de marca entre
los diferentes públicos objetivos, llegando de esa manera a los grupos normativos.
En la misma medida, el plan estratégico de gestión de eventos, también debe
tener en cuenta la organización de eventos específicos relacionados con los
integrantes de este colectivo, ya que sólo de esa forma llegaremos a configurar
una imagen en la mente del mismo. En este sentido, la presencia de
representantes del gobierno o de determinados colegios profesionales al evento
que organicemos, o bien la gestión de actos como por ejemplo, conferencias
promovidas por nuestra empresa, que tengan como protagonistas a integrantes de
este grupo, resultan esenciales como herramienta promotora de imagen de marca
entre el resto de públicos objetivos. Un buen ejemplo serían las conferencias
organizadas por empresas de alimentación en las que los ponentes acostumbran a
ser miembros del Colegio de médicos o del de nutricionistas, entre otros.
De esta forma, la interacción de todos los grupos mencionados en relación a la
imagen de marca a partir de la organización de eventos como instrumento
comunicacional autónomo desarrollado por la empresa resulta clara: la valoración
que hará cada uno de ellos hacia la marca tendrá una clara influencia en cuanto a
la percepción de la misma sobre los grupos restantes.
Etapa 3: Definición presupuestaria global
Tal como hemos visto en líneas anteriores, empresas e instituciones de todo el
mundo invierten importantes partidas presupuestarias en la organización de
eventos y lo cierto es que el precio del evento resulta un dato significativo en
cuanto a la transmisión de valores relacionados con la marca ya que, a menudo, se
vincula a parámetros como por ejemplo la calidad, la profesionalidad de la
compañía o la preocupación por la satisfacción del público objetivo del acto, entre
otros. La inversión presupuestaria que la empresa dedique al acto tendrá una u
otra lectura en la mente de los participantes y se traducirá en una atribu ción
positiva o negativa hacia la imagen de marca.
Este razonamiento, pues, nos lleva a plantearnos diversas cuestiones: ¿qué
elementos determinan el precio de un evento? o, por ejemplo ¿una mayor
inversión presupuestaria significa necesariamente una imagen positiva de nuestra
marca en la mente del consumidor?
En este sentido, encontramos dos estrategias diferenciadas en cuanto a la política
utilizada para fijar un precio al evento: por un lado encontramos la estrategia
denominada ROl (Return On lnvestrnent) y, por otro la llamada estrategia ROE
iReturn On Equity).
El concepto ROl alude a cual será la imagen de marca y, consecuentemente, a cual
será la actitud que el público objetivo del evento conformará en función de la
inversión presupuestaria que la compañía dedique al acto. Sin embargo, cabe
señalar que ésta es una idea que se remonta a los años en los que la organización
de eventos no era más que un conjunto de acciones tentativas que tenían como
objetivo desarrollar nuevas formas de comunicación con el público objetivo para
hacer frente a la sobresaturación de la publicidad comercial. A pesar de que
actualmente el concepto ROl se continúa utilizando de forma genérica para
designar los beneficios que la marca consigue a partir de la inversión lo cierto es
que, vinculado a la organización de eventos, este ha ido d erivando en la
denominada estrategia ROE. Es decir: a medida que se fue consolidando la
estrategia ROl y, con ella, la convicción de que a más inversión económica más
valores positivos asociados a la marca, las empresas se dieron cuenta de que esta
premisa tenía su cara oscura: ¿cuál era el impacto real de la inversión
presupuestaria sobre la imagen de marca? ¿Un gran capital invertido en un evento
significaba realmente una valoración positiva de la marca por parte del público
objetivo? Y, en definitiva: ces realmente cuantificable la respuesta del público en
términos de imagen de marca a partir de la inversión económica?
En aquel momento muchas empresas derivaron su política presupuestaria relativa
a la organización de eventos a la búsqueda del qui pro quod; es decir, a fijar los
presupuestos basándose en la investigación de aquello que el público objetivo
esperaba de un evento y, a partir de aquí, de como estos deseos podían ser
compensados por la compañía a través del acto.
En esta relación equitativa entre los consumidores y la marca/empresa, el
presupuesto inicial sobre el cual se fundamentará el evento parte, no sólo del
valor real del acto, sino del valor percibido; es decir, de las propias expectativas de
los consumidores. Por lo tanto, no es valorado en términos económicos, sino que
se traduce en la percepción por parte del público objetivo de los beneficios que les
reportará el acto y del resultado del mismo. Estos elementos, en definitiva, son los
que configuran determinados valores relacionados con la marca en la mente del
consumidor.
El precio de un evento, por lo tanto, debe ser la suma de todos los costes
derivados de la operativa del acto, pero debe incluir también las expectativas de
experiencia satisfactoria que el evento puede aportar al público objetivo ya que,
sólo de esta manera, conseguiremos transmitir los valores relacionados con la
imagen de marca.
Etapa 4: Temporización
La elaboración de un calendario acorde con los objetivos señalados en nuestro
PEGE nos marcará el desarrollo del mismo y su propia adecuación a los objetivos
prefijados. Por ese motivo resulta muy importante pautar una temporización que
contemple todos aquellos aspectos relativos a los diferentes eventos integrantes
del PEGE y que se sintetizarían, básicamente, en los siguientes puntos:
Sólo ubicando en e! calendario todas aquellas acciones que debemos llevar a cabo
alrededor de los diferentes actos integrantes del PEGE nos garantizaremos una
lógica y una coherencia que repercutirá, no solamente en cada uno de los actos,
sino de forma global en todo el plan estratégico de gestión de eventos definido
por la empresa.
Una de las metas de! plan estratégico de gestión de eventos como herramienta de
comunicación consiste en relacionar los objetivos corporativos con los actos que
utiliza, el envoltorio a través del cual se presentarán dichas metas. En este sentido,
pues, resulta obvio pensar que la elección de los escenarios no debe obe decer
únicamente a criterios estéticos o puramente operativos, sino que debe
plantearse en función de la imagen que se configurará en la mente de! público
objetivo y que éste, automáticamente, asociará a la marca.
Además de las habituales encuestas a los asistentes a los actos, la forma más
habitual de determinar si los eventos nos han ayudado a conseguir la imagen
deseada es realizar un estudio a priori para comprobar cómo ve la marca el
público objetivo, cómo la define, qué opina de ella y cómo la valora. Una vez
finalizado el PEGE se reemprendería el estudio para determinar si éste presenta
variaciones en cuanto a la percepción de la marca a partir de la puesta en
funcionamiento del plan estratégico de gestión de eventos.
Cabe destacar que, en este sentido, encontramos una diferencia substancial en
cuanto a la posibilidad de valorar el impacto de los eventos propios y de los
actos patrocinados, especialmente cuando éstos últimos son celebraciones
deportivas o culturales con difusión internacional. Mientras que, tal y como
hemos señalado anteriormente, los primeros se centran en un segmento de
Público Objetivo habitualmente homogéneo y mesurable en cuanto a la imagen
de marca, los segundos aspiran a llegar a un público más heterogéneo y mucho
más difícil de medir. El. impacto de los actos propios es cuantificable en la
medida de que, al no tener que compartir protagonismo con ninguna otra
marca, los asistentes asociarán la percepción del evento a la compañía,
conformando así una imagen de marca que corresponderá exclusivamente a los
valores que se han intentado difundir.
Acto propio o patrocinio, lo cierto es que el hecho de valorar el impacto de los
actos en la imagen de marca resulta imprescindible dentro del global de
acciones previstas en el PECE ya que nos será de extrema utilidad para conocer
las expectativas del público objetivo y para poder contrastarlas con lo que
nuestra marca les ofrece. En este sentido, debemos tener en cuenta que sólo a
partir de la valoración imparcial de las opiniones de nuestro público, sabremos
incidir en futuros actos para alcanzar la imagen deseada, ya que las acciones
post-eventos sólo tienen razón de ser si aplicamos los resultados en futuras
acciones destinadas a incidir en el valor de la marca o en otros aspectos
vinculados a los objetivos de la compañía.
5. Conclusiones
Primera: el plan estratégico de gestión de eventos es una herramienta
autónoma de comunicación que integra elementos transmisores de valores
relacionados con la marca los cuales, a través de estímulos y experiencias,
inciden directamente en el terreno de las emociones y establecen un vínculo
entre éstas y la marca, consiguiendo así una determinada imagen en la mente
del consumidor.
Segunda: a pesar de su fuerza en cuanto a la transmisión de valores
relacionados con la marca, el PEGE debe interactuar constantemente con
otras herramientas integradas en el plan de comunicación de la empresa, a fin
de lograr resultados óptimos y coherentes.
Tercera: las significativas diferencias que existen entre los actos propios y los
actos patrocinados no representan un obstáculo para su interacción, ya que
unos mismos objetivos vinculados a la imagen de marca pueden conseguirse a
partir del uso de ambas tipologías de evento por separado o bien,
combinándose entre sí.
Cuarta: existe una necesidad manifiesta de continuidad en las acciones integrantes
del PECE la discontinuidad en el calendario de organización de eventos tendría una
lectura negativa por parte del Público Objetivo hacia la imagen de marca.
Quinta: en el momento de definir el PECE resulta imprescindible tener en cuenta
una política de medición de la eficacia del evento en relación a la marca.
Una de las situaciones más complejas en las que se desenvuelve una marca se da
cuando ésta aparece formulada como noticia en los medios de comunicación. En ese
momento, múltiples factores determinan su forma y su fondo. Su forma viene dada
por la estructura interna de pirámide invertida en la prensa escrita o por la frase corta
Además, para ser noticia en un medio, la marca ha tenido que superar las barreras que
impone el gatekeeping, tanto las derivadas de la profesión (los modos trabajo de la
profesión periodística: los news values, las rutinas de producción y la tiranía de los
tiempos de cierre en la prensa y los tiempos de emisión en medios audiovisuales, etc.)
como las más personales. Para una marca será positivo superar su pase en forma de
noticia a un medio si el mensaje que logra transmitir se ajusta a sus intenciones
comunicativas, y en cambio, será muy negativo si el análisis resulta adverso o desviado
de sus objetivos, ya que en ambos casos recaerá sobre ella el alto grado de credibilidad
que merece lo publicado o emitido en los medios informativos.
Hoy, las marcas juegan en el campo de la comunicación. Las empresas o sus productos
y servicios, se introducen en la sociedad, como describe Capriotti (1999:9) "no sólo
como sujetos económicos activos sino como sujetos sociales actuantes".
Así pues, las marcas van más allá de la comunicación comercial y entran en la esfera de
lo social. La actual situación social se caracteriza por el papel clave que desarrollan los
medios de comunicación (dada su creciente diversidad, cuantitativa y cualitativamente
hablando, y su competencia en la construcción y difusión de mensajes dirigidos a
distintos públicos y audiencias); y por la diversificación de los públicos (no sólo como
consumidores sino como conformadores de opinión pública).
Estos factores determinan la necesidad de las marcas de dotarse con los recursos
pertinentes que las conviertan en un agente social más, con vida propia para existir,
para ser "alguien" a "tener en cuenta" en la sociedad, en la cotidianidad de los
ciudadanos. La sociedad, y las marcas como actor social, no pueden desarrollarse sin la
comunicación, ni pueden, del mismo modo, evolucionar y transformarse ante los
cambios del entorno sin la acción y el soporte de los medios y los recursos
informativos (Sierra, 1999:296).
LA NOTICIABILIDAD DE LA MARCA
¿Cuándo es noticia una marca? Cuando tiene "algo" que contar sobre sí misma que
interese a los demás. Gomis (1991: 109) describe cuatro tipos de rasgos noticiosos
(news values) que suscitan interés periodístico sobre un ítem: resultados, apariciones,
desplazamientos y explosiones. Los resultados, según Gomis (1991), se refieren a las
ventajas informativas de lo numérico: balances, precios, estadísticas, sondeos, etc.; las
apariciones hacen referencia a presencia de personalidades, las declaraciones la
repereusión social, etc.; los desplazamientos tienen que' ver con la historia, la huella,
las significaciones, etc. y por último, las explosiones' se relacionan con las malas
noticias, los muertos, las guerras, la reacción social, los sucesos y las tragedias. Gomis
define que en todo hecho noticioso se da al menos uno de estos cuatro rasgos y por
ese mótivo puede ser captado por los medios, puede atraer el interés del público y
puede repercutir en nuevos hechos.
Cualquiera de estos cuatro rasgos es valido para crear una historia noticiable sobre la
marca, aunque no suficiente. Estos criterios deben combinarse con los seis factores
relativamente estables que establece Epstein (Valbuena, 1997:215) como punto de
partida en la toma de decisión por parte del periodista:
A estos seis factores se le debe añadir un séptimo. Este último lo da Ramírez (1995
:51): el reconocimiento de la credibilidad de la fuente informativa, ya que éste es el
valor más apreciado por un periodista al tratar con sus fuentes habituales de
información.
Los factores que determinarán su inclusión en un medio son: la capacidad de los atributos'
de la marca para constituirla como hecho noticioso, la capacidad del medio para contener
la noticia, la audiencia o lectores a quienes se dirige (definidos como target), los
mediadores organizacionales (el gabinete de medios de la marca) y los profesionales del
medio (el periodista responsable).
Por otra parte, los mismos medios de comunicación actúan como fuente informativa de
otros medios de comunicación: la televisión surte de noticias a los diarios del día siguiente
y los periódicos y revistas marcan los temas de las tertulias informativas radiofónicas Y de
los programas de radio especializados. Esta redundancia temática juega a favor de la
marca igual que la creciente influencia de los gabinetes de medios en la elaboración de las
noticias de los medios de comunicación. Ramírez (1995:227) señala que la eficacia de los
gabinetes de medios como fuentes informativas que "sirven noticias prácticamente
elaboradas" a los medios de comunicación contribuye de forma decisiva a que los
periodistas aumenten de forma considerable su productividad. Este hecho, por supuesto,
también juega a favor de la comunicación de la marca como noticia en los medios.
Que un hecho sobre la marca contenga un número suficiente de news values y la maestría
de presentarlos según las técnicas periodísticas -a favor de facilitar la labor profesional del
periodista- son los elementos que marcan la salida en la "carrera de obstáculos" que debe
correr la marca para formar parte de la agenda mediática. Una vez lanzada por los medios
de comunicación como noticia, pasa a tener una dimensión pública, a ser de interés
general: como efecto directo de formar parte de los temas tratados por los medios de
comunicación. Es decir, la marca, gracias a ser noticia, se constituye en realidad pública.
Como expresa Sierra (l999:469) "los informadores mediatizan los valores, las imágenes
y el marco cognitivo de la realidad social, imprimiendo un poderoso sesgo sobre las
percepciones selectivas de la audiencia. En este proceso, captan la atención del
público, generando una lógica de determinación del clima de opinión sutil, indirecta y a
largo plazo en el origen de las formas de opinión pública".
Las fuentes informativas (y los gabinetes de medios como tales) envían numerosos
mensajes a los periodistas que trabajan en los medios de comunicación. El gatekeeping
o selección de los hechos que pasarán a formar parte de los medios de comunicación
como noticia ha generado mucha bibliografía sobre comunicación social y son tema de
estudio para los relaciones públicas o los periodistas especializados en comunicación
de marcas.
Comenta Ramírez (1995: 152) y es sabido por los profesionales de los Gabinetes de
Medios, que la mejor forma de persuadir a un periodista para la publicación de una
noticia sobre la marca, es ofrecerle una verdadera noticia sobre la misma y hacerlo de
la forma adecuada a las rutinas productivas del medio., Un gabinete de medios que
actúa de un modo profesional es el que se gana la credibilidad del periodista gracias a
entender la dinámica productiva de los medios (Ramírez, 1995:36) y adecuar a ella la
gestión eficaz de la información sobre la marca.
Por otra parte, una marca con .una identidad definida y posicionada (Aaker, 2001:43),
contribuirá con la sinergia derivada de otras acciones de comunicación a superar las
barreras que impone el periodista como gatekeeper. La marca, trabajada
estratégicamente en cada caso (resaltando sus atributos más coherentes con la noticia
que genera, para cada medio de comunicación a través del cual pretende mostrarse),
narrará una historia de sí misma que seduzca, se adapte "como un guante" a la
necesidad, a los objetivos, al target, a las rutinas de producción, a la ideologías, etc., a
todos o a la mayoría de los condicionantes del medio de comunicación y del periodista
a través del cual se comunica. Las marcas pueden aprovecharse de la permeabilidad de
los medios de comunicación para dejarse ver e influir en la opinión pública (Ramírez,
1995:229).
Por otra parte, cabe destacar que en la relación entre los gabinetes de medios y los
medios de comunicación, juegan un papel relevante las relaciones personales entre los
periodistas que trabajan "en ambas barreras periodísticas". El número de gabinetes de
medios es creciente, y muchos profesionales que empiezan sus carreras en medios
evolucionan hacia la fuente informativa. Por este motivo Ramírez (1995: 152) señala
también que no es de extrañar que noticias que se solventarían como un simple suelto
se conviertan en "algo más" debido a la voluntad de "tratar bien" a la persona
conocida que difunde una información. No deja de ser éste otro criterio más del
actual gatekeePing.
Los gabinetes de medios, hoy, son fuentes informativas de "peso" para los medios de
comunicación. Son éstos, los que actúan como portavoces de la marca cuando ésta
debe expresarse como noticia. ¿Cuál se puede decir que es su ventaja competitiva
respecto a otras fuentes? Sin duda, la estabilidad que le ofrecen al sistema
informativo. Ramírez (1995:225) y Sierra (1999:325) están de acuerdo en esta
afirmación. Las noticias que los gabinetes de medios derivan sobre una marca a los
medios son hechos anunciados y previstos y en muchas ocasiones, cuando alcanzan la
excelencia profesional, pensados y elaborados para que resulten altamente
noticiables.
Cuando la marca habla sobre sí misma, lo hace según una proposición de un valor. El
mensaje se construye sobre un objetivo del yo de marca, sobre sí misma. La marca se
proyecta a sí misma sobre una realidad que habla de sus aspiraciones.
Destaca Ramírez (1995:152) que el receptor ignora casi todo lo referente al proceso
productivo de la noticia y los intereses que se mueven en torno a la misma. El receptor
desconoce el camino que sigue una noticia desde que se produce hasta ser difundida
por un medio de comunicación. Esta idea la refuerza la definición de noticia de
Martínez Albertos (J 974) que sólo otorga la concepción de noticia como tal a aquello
que publican o emiten los medios de comunicación. Este beneplácito se relaciona
íntimamente con la construcción de la realidad social que determinan los medios de
comunicación: lo que no está en los medios, no existe, o al menos no en la opinión
pública. El paso del suceder al existir se da a través de ser noticia en un medio de
comunicación. Se podría incluso plantear el proceso a la inversa ¿por qué un hecho
noticiable que sucede no se difunde a través de los medios? Posiblemente, la
respuesta a esta pregunta sería la no existencia de una fuente organizada y con
recursos (un gabinete de comunicación) para difundir ese hecho en cuestión, más que
algún tipo de "conjura" encaminada a la desinformación.
De esta manera, cuando una entidad aparece como sujeto de una noticia en un
informativo, el emisor "deja de ser la entidad" (en la mente del público-receptor) para
pasar a ser el medio que publica esa noticia, por lo que el grado de credibilidad se
amplía considerablemente (lo que se publica o se emite en los medios "es creíble").
Por otra parte, las rutinas de producción de las noticias en los medios de comunicación
hacen que los hechos sólo sean noticia cuando ya han tenido lugar o están
constatados, es decir, cuando son "realidad".
Así, por ejemplo, Aaker (2001 :223) comenta que en muchas ocasiones el coste de un
patrocinio se justifica por la exposición de la marca que consigue la publicity. La
explicación se desprende de lo tratado hasta el momento: cuando la marca expresa el
patrocinio en primera persona, el mensaje no puede ser otro que "la proposición de un
valor" asociado. Las afirmaciones sobre uno mismo son ineficaces si no "se hace algo"
para que sean confirmadas. ¿Qué pasa cuando esta misma realidad -una marca que
patrocina un acontecimiento- se expresa a través de un medio de comunicación? El
mensaje pasa a ser un hecho consumado y objetivo: la marca adquiere los atributos
del acontecimiento por el simple hecho de haber realizado un salto cualitativo de la
primera a la tercera persona que la lleva de lo aspiracional a lo real.
Los medios tienen marca y esta marca prevalece sobre el periodista que redacta o
elabora la noticia. La idea de autor, en el sector de los medios de comunicación, se
pierde ligada a la noción de independencia y objetividad en el tratamiento de los
hechos noticiosos, a un "ritual estratégico", según Tuchman (Rodriga, 1996: 170),
planificado colectivamente (Sierra, 1999:322), es decir, por los intereses y rutinas
profesionales del medio en cuestión.
Cualquier periodista que transmita información sobre una marca, si ha pasado por la
intermediación del medio de comunicación, es legítimo y desaparece en el acto de
comunicación entre el medio y sus receptores. La marca del medio asumirá la
responsabilidad de la autoría - el periodista que firma una pieza informativa tiene un
peso específico relativo- y, por lo tanto, la capacidad efectiva de legitimar la
información noticiosa sobre la marca como una realidad fehaciente.
Así, no se puede aislar la noticia del contexto mediático en el que se desarrolla: tanto
será lo que se diga de una marca como quién lo diga, en términos igualmente de la
marca -el presentador, la cadena de televisión o radio o el periódico, que actúan como
fuente mediática- en qué programa o en qué sección se enmarque. Todos estos
aspectos, intrínsecos en la dinámica de funcionamiento de los medios de
comunicación, inciden en la marca en una doble dimensión: en su comprensión como
noticia y en la construcción de los valores que la audiencia o los lectores le atribuyen.
4.Conclusión
El gabinete de medios de comunicación es un eslabón fundamental en el proceso de
comunicación del "quehacer" de la entidad, cuya primera misión es la de situar la
marca en la opinión pública (a través de los medios de comunicación), es decir,
legitimarla no como objeto comercial sino como ente que actúa en la sociedad.
La marca, pues, como noticia transmite sus valores a tres niveles: individuo, grupo (o
tipo de público) y sociedad. Así, más allá de que un individuo tenga o haya tenido
alguna relación con una marca, se logran crear afinidades entre ésta y sus públicos
gracias al papel que desempeñan los medios de comunicación.
La marca expresada como noticia conforma un mensaje que se transmite mediado por
una profesión legitimada socialmente para ello, creíble y objetivo. Asimismo, el
mensaje que transmiten los medios de' comunicación a sus receptores es un mensaje
"real", que "constituye la realidad social".
2. Lo que de ella se dice “es cierto”, real y verdadero, por cuanto que el emisor
ostenta la credencial de la credibilidad y la objetividad.
En estas dos afirmaciones radica una de las características fundamentales del trabajo
diferenciador del gabinete de medios respecto otras estrategias de difusión de una
marca: cuando la marca habla sobre si misma, lo que hace según la proposición de un
valor; cuando la marca se expresa como noticia en un medio de comunicación, lo hace
como hecho consumado, como algo que es real.
LA INVESTIGACIÓN DE LA IMAGEN DE MARCA
a) Introducción
L
a complejidad actual del mercado y su constante evolución, dificultan la
consolidación de nuevos productos y marcas. Sobrevivir en un entorno
turbulento y en período de crisis (Lambin, 1991:25), convierte el deseo de
obtener rentabilidad en el proceso comercial en una exigencia desde el
primer momento.
Es en este contexto donde la marca se constituye en uno de los valores más firmes y
estables de que dispone la empresa, ya que la incertidumbre es la causa principal de
que la empresa se pregunte repetidamente por la manera más eficaz y rentable de
impactar en el mercado.
Si entendemos -corno Lambin (1991: 109)- por respuesta "toda actividad mental o
fisica de las personas suscitada por un estímulo", atribuiremos esta denominación al
recuerdo, creencias, opiniones, sentimientos y conductas provocadas por las marcas
comerciales.
Existe, por lo tanto, un interés por conseguir los objetivos propuestos con una
economía de coste razonable, pero ¿cómo debemos fijar las metas? ¿De qué tipo
deben ser los resultados? ¿Qué niveles de cumplimiento se establecerán para los
mismos?
Para dar respuesta a tales cuestiones de índole general, el gestor de la marca debe
abordar objetivos más específicos consistentes en definir, entre otros, ¿cómo debe
reconocerse a nuestra marca? ¿Cuáles deben ser sus fortalezas? ¿Qué personalidad
deseo proyectar? ¿A qué distancia debemos posicionarla respecto a sus competidoras?
En definitiva, ¿cómo crear vínculos estables entre nuestra marca y el consumidor,
consiguiendo, de este modo, su compromiso? Pero la verdadera pregunta no va
referida a cómo se ve la marca, sino qué es la marca, cuál es su propia identidad, su
singularidad.
Intencionalidad de compra.
Por otra parte, y según A. Sanz de la Tajada (2000:913), una aproximación de índole
cuantitativa -como complemento a la metodología cualitativa-, proporcionará
resultados estadísticos extrapolables al conjunto de la población o universo en relación
a la hipótesis o problemática objeto de estudio.
Por ello, nos centraremos en el desglose de los diferentes constructos que componen
el análisis de la imagen de marca, repasando aquellos sistemas de medición más
básicos y con menor poder explicativo acerca de la elección de una marca como, por
ej., la notoriedad, así como aquellos otros que son el resultado de procesos
psicológicos de mayor complejidad, como la actitud.
Schultz, Martin y Brown -citados por Beerli y Martín (1999: 71-72}- proponen utilizar
este tipo de medidas en las siguientes circunstancias: a) en aquellos productos que se
encuentran en su fase de lanzamiento y cuyas campañas se centran en dar a conocer la
existencia del mismo, b) en el caso de marcas reconocidas, donde la función
comunicativa se basa en reforzar la denominación de la marca entre el público objetivo
y, c) en aquellos productos cuya compra se realiza por impulso.
Los partidarios del uso de las medidas de notoriedad argumentan que sin esta primera
reacción cognoscitiva, no se puede pretender despertar interés, deseo y actitudes
favorables hacia un determinado anuncio, producto o marca. Confirmando lo
expuesto, Preston (en Beerly y Martín, 1999:73) plantea que "el uso de estas medidas
como indicadores de la eficacia potencial de un anuncio se fundamenta en la creencia
de que el conocimiento de una marca y las asociaciones que se hagan de la misma
pueden originar una respuesta conativa por parte del individuo, como por ejemplo la
compra".
P1. Pensando en marcas de operadoras de telefonía móvil, ¿Qué marcas conoce Ud.
aunque sólo sea de nombre? (anotar la 1° marca citada en la 1° columna "PRIMERA
MENCIÓN" Y anotar el resto en la 2° columna "OTRAS MENCIONES")
P2. (PARA CADA MARCA NO MENCIONADA EN P1) ¿Conoce Ud. la marca ... ? (anotar
todas las que conozca)
P1 P3
Marca B……. 2 2 2
Marca C……. 3 3 3
Marca D……. 4 4 4
Notoriedad global
MARCA A
MARCA D
0 20 40 60 80
MARCA A
MARCA B
MARCA D
0 20 40 60 80
Una aproximación sencilla al concepto de actitud podría ser aquella que la concibe
como aquello que nos gusta y lo que nos disgusta, nuestras afinidades' y aversiones
hacia objetos, situaciones, personas, grupos, y cualquier aspecto identificable de
nuestro ambiente, incluso ideas abstractas y políticas sociales.
a) el factor cognitivo
b) el factor afectivo
c) el factor conativo
Para el estudio de la actitud hacia la marca, nos centraremos en el análisis de cada uno
de dichos factores
El factor cognitivo
Se han planteado diversos modelos de la actitud que toman como eje central el
componente cognitivo como elemento fundamental en la creación de la actitud. Tal es
el caso del modelo de la estructura cognitiva de Fishbein y Ajzen (1977 :888-918),
donde se prima la dimensión cognitiva de la actitud, considerándose que "la actitud
hacia cualquier objeto se determina por las creencias en torno al mismo", siendo
entonces definida la actitud como un "sentimiento general de favorabilidad o
desfavorabilidad hacia el objeto".
Según este modelo, las creencias que un individuo tiene en relación a un objeto sirven
de base informativa que, en última instancia, determinan sus intenciones y
comportamientos. La información de que se dispone es utilizada para hacer juicios,
evaluar y tomar decisiones. En su aplicación a la marca, el modelo de estructura
cognitiva postula que la actitud hacia una marca depende de la percepción del
consumidor acerca de la capacidad de los atributos asociados a la misma para
proporcionar utilidad y satisfacer sus necesidades, conjuntamente a la importancia que
le otorga a cada uno de ellos. (Assael, 1987:275). En definitiva, el modelo de Fishbein y
Ajzen considera que el consumidor tenderá a escoger aquella marca que globalmente
sea mejor valorada (positiva o negativamente) en función de los atributos asociados y
su importancia relativa.
P1 P2
MARCA MARCA MARCA MARCA GRADO
A B C D DE IMPOR-
TANCIA
Entidad
innovadora
Buena relación
prestaciones – precio
Dan un trato
amable
Entidad moderna
El factor afectivo
Varios son los aspectos que distintos autores engloban en esta dimensión afectiva: la
significación simbólica del producto, la experiencia hedónica o de placer sensorial
asociada (Batra, 1986: 159- 170), la capacidad de la marca para proyectar la propia
personalidad y/o estilo de vida del consumidor (Johar y Sirgy, 1991:23-33), o las
sensaciones de emoción y fascinación que despiertan los productos (Holbrock y
Hirschman, 1982: 132-140).
En su forma más sencilla y directa, la cuantificación del factor afectivo supone evaluar
de forma genérica la marca, incluyéndose en el cuestionario una sola escala de
evaluación general-sin referencia a un atributo concreto y explícito- del vínculo
afectivo establecido. Esta vinculación vendría calificada bajo los siguientes términos:
P1. ME GUSTA ……
Marca A l 2 3 4 5
Marca B 1 2 3 4 5
Marca C 1 2 3 4 5
Marca D 1 2 f. 4 5
Las técnicas que persiguen la medida de las respuestas conductuales persiguen evaluar
el comportamiento de los individuos en términos de compra, recompra o la
predisposición de las personas a actuar en la dirección deseada.
En este sentido, y tal y como exponen Beerli y Martín (1999: 149), en numerosos
estudios la intencionalidad de compra es medida a través de preguntas relacionadas
con la marca que el individuo suele usar, la última marca comprada y la que compraría
en la siguiente ocasión. Es decir, en las medidas de intencionalidad de compra resulta
esencial precisar el horizonte temporal en el cual el individuo entrevistado estima que
va a convertirse en cliente de una determinada marca y, para ello, debe solicitársele no
sólo qué marca va a adquirir, sino también cuándo va a tener lugar esa compra.
P1. Si Vd. pensara en contratar los servicios de una entidad en los próximos 6 meses,
me gustaría que me dijera hasta qué punto consideraría ser cliente de cada una de las
entidades siguientes.
P1.
CONSIDERARÍA SER CLIENTE
Si consideraría Quizás sí, quizás no Seguramente no
MARCA A
MARCAB
MARCAC
MARCAD
4. conclusiones
La marca, con el paso del tiempo, construye y desarrolla su brand equity, su valor,
configurado a partir del conocimiento (notoriedad, familiaridad) que de ella tiene el
consumidor, las asociaciones (imágenes, atributos, beneficios) que es capaz de evocar,
su calidad percibida y la lealtad o fidelidad generada.
Acrecentar este valor permite a la marca establecer vínculos estables con el mercado,
confiriéndole una identidad diferencial en relación a la competencia, además de otros
beneficios para la organización propietaria (Brand Extensions, Premium
Price/márgenes, ventajas competitivas, potencia! para la introducción en mercados
nuevos, etc.)
Entre los métodos de investigación del valor de marca más conocidos, encontramos: el
método de Landor Associates (basado en la premisa de que la fortaleza identitaria de
una marca depende de su grado de notoriedad y aprecio), el método DDB Needham
WorldWide (mide las percepciones, actitudes y valoración general de las marcas), el
método Brand Asset Valuator de Young & Rubicam (pretende evaluar el rendimiento y
potencial de la marca, midiendo su grado de diferenciación, relevancia, estima y
familiaridad), el método BrandDynamics de Milward Brown International (pretende
evaluar la fortaleza de las marcas y analizar la formación de los vínculos cliente-marca,
evaluada por una gradación en 5 niveles, que van desde el simple conocimiento de
marca hasta el compromiso afectivo con ella).