Está en la página 1de 3

FACULTAD DE AGRONOMIA

REALIDAD NACIONAL Y
GLOBALIZACION

TEMA: POLITICA PUBLICA ACTUAL Y


REALIDAD NACIONAL PERUANA

ING: JORGE AMAYA CUBAS


ALUMNO: ASTETE CACERES CARLO
ALEXIS

1ER SEMESTRE “A”


POLITICA PUBLICA ACTUAL Y REALIDAD NACIONAL
PERUANA

En el Perú, la Constitución Política señala que toda persona tiene derecho a la


igualdad ante la ley, prohibiendo la discriminación por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole; y, en este
sentido, añade que en las relaciones laborales se respeta la igualdad de
oportunidades sin discriminación.
la reciente publicación del reglamento de la ley que prohíbe la discriminación
remunerativa entre varones y mujeres ha recibido un amplio respaldo por constituir
un paso significativo en la protección social y el compromiso con la ciudadanía por
mejores oportunidades.

Es evidente, no solo en el Perú sino también en el mundo, la ocurrencia de una


diferenciación variable, pero sustancial entre los ingresos salariales de hombres y
mujeres, que según lo advierten estudios del INEI, BID y el Foro Económico
Mundial, responderían a un trato discriminatorio. Realidad, inclusive, que se
contradice con la tasa de empleo de hombres y mujeres que en los últimos años
viene equiparándose, pues la población femenina que trabaja va alcanzando a la de
los hombres, como evidencia clara del importante aporte femenino dentro del
mercado laboral.

Consciente de que la calidad de nuestra democracia depende en gran medida de


las oportunidades que se ofrezcan a la población más vulnerable, es que en los
últimos años el Estado viene removiendo los obstáculos para el goce pleno de sus
derechos. Así, solo en el plano legal figuran normas como las leyes 26772 y 28983
de igualdad de oportunidades, además de importantes decisiones jurisdiccionales
dictadas en ese sentido.

Ahora, el reglamento de la Ley 30709, en este escenario, precisa como nuevas


obligaciones del empleador la implementación de cuadros de categorización de los
puestos de trabajo con base en criterios objetivos, en las tareas desarrolladas y los
perfiles de puestos; el establecimiento de políticas remunerativas que no incurran
en discriminación directa o indirecta por motivo de sexo y comunicarlas a los
trabajadores, y el diseño de medidas para garantizar un clima laboral basado en
respeto y no discriminación, así como la compatibilidad de la vida personal, familiar
y laboral.

Esfuerzos que, como ha sido advertido, podrían significar costos iniciales para el
Estado en el fortalecimiento de sistemas de investigación y sanción de prácticas
discriminatorias, y también para los empleadores al desarrollar estas políticas
salariales en sus centros laborales, afrontar eventuales procesos de investigación o
sancionadores por discriminación salarial, pero que –sin embargo– desde una
perspectiva principista serían más que aceptables dado el progreso que significará
para el país.

Sin duda, no es posible seguir, en pleno siglo XXI, aspirando al desarrollo sin
resolver las inequidades que han generado una brecha real en la posición
económica de las mujeres en el mundo. De ahí que solo con políticas públicas
firmes, como lo anotado, es que se podrá ir cerrando dicha fisura que en la
actualidad aún pone en desventaja a las mujeres frente a los varones en materia
salarial.

También podría gustarte