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Protección Laboral en Poblaciones Vulnerables: Un Análisis de la Nueva Ley

Procesal de Trabajo en el Perú

La imparcialidad y equidad en la administración de justicia laboral no solo revisten una


importancia fundamental para el desarrollo socioeconómico de una nación, sino que
también constituyen un indicador primordial de su compromiso con la salvaguarda de
los derechos fundamentales de los trabajadores. En este contexto, la implementación de
la Nueva Ley Procesal de Trabajo en la República del Perú se erige como un paso
trascendental hacia la edificación de un entorno laboral caracterizado por la equidad y la
justicia, especialmente en lo que concierne a individuos pertenecientes a grupos
poblacionales vulnerables.

Esta normativa jurídica, al establecer un marco procesal actualizado y eficiente, busca


asegurar la pronta resolución de controversias laborales, garantizando así el acceso
oportuno y equitativo a la justicia para todos los trabajadores. La adopción de esta ley
refleja el compromiso del Estado peruano en fortalecer la protección de los derechos
laborales, promoviendo un sistema judicial que se orienta hacia la equidad y la igualdad
de condiciones, con especial atención a aquellos sectores de la población que han
enfrentado tradicionalmente situaciones de desventaja.

En virtud de esta legislación, se busca mitigar las disparidades y discriminaciones


presentes en el ámbito laboral, estableciendo mecanismos procesales eficaces que
permitan abordar de manera expedita y justa las problemáticas que afectan a los
trabajadores más vulnerables. La Nueva Ley Procesal de Trabajo, al reconocer y
abordar las desigualdades estructurales, contribuye a consolidar un sistema judicial
laboral que fomenta la equidad y la justicia social, erigiéndose, así como un instrumento
legal esencial en la protección y promoción de los derechos laborales en el contexto
peruano.

1. Personas en situación de vulnerabilidad

Con el fin de obtener una comprensión más profunda del contexto actual, resulta
fundamental clarificar quiénes son las personas que se encuentran en situaciones de
vulnerabilidad. En nuestra percepción, esta condición implica, en primer lugar, una
marcada desigualdad en la protección de los derechos de estas personas. Por lo tanto, no
solo incluiría a aquellos que típicamente asociamos con la vulnerabilidad, como
personas con discapacidades o pertenecientes a comunidades indígenas (Altavilla y
Lago, 2023).

Es necesario destacar que nuestra defensoría del pueblo ha delineado quiénes forman
parte de este grupo de personas en situación de vulnerabilidad, estableciendo que las
personas en situación de vulnerabilidad, entre ellas, las personas con discapacidad,
niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas adultas mayores, tienen los mismos
derechos que el resto de la población; sin embargo, en contextos como los desastres
naturales, es necesario resaltar aquellos cuyo ejercicio puede verse especialmente
afectado, incrementando su situación de vulnerabilidad, por lo que su atención debe ser
prioritaria.

Es fundamental reconocer que la vulnerabilidad no está limitada a categorías


específicas, sino que abarca una gama diversa de situaciones y condiciones que pueden
dejar a individuos en una posición de desventaja en términos de protección y garantía de
derechos. Además de las discapacidades y el origen étnico, la vulnerabilidad puede
surgir de factores como la edad, el género, el estatus socioeconómico, el estado
migratorio, entre otros.

Aunque la definición proporcionada por la defensoría del pueblo constituye una guía
valiosa al identificar y reconocer las dimensiones que contribuyen a la vulnerabilidad,
es evidente que está limitada a ciertos casos históricamente reconocidos, centrados en
gran medida en el ámbito de desastres naturales. Sin embargo, este enfoque revela un
entendimiento limitado de las necesidades y los hechos reales en nuestra sociedad actual
(Bebbington, 2007).

Es imperativo que la definición de vulnerabilidad se adapte y evolucione para abordar


las complejidades y desafíos actuales. La comprensión de la vulnerabilidad no puede
limitarse únicamente a situaciones ya establecidas, sino que debe tener la flexibilidad y
amplitud necesarias para reconocer y abordar las nuevas formas de desventaja y
desigualdad que emergen en nuestra sociedad.

La Agenda Regional de Desarrollo Social Inclusivo (ARDSI), aprobada por los países
miembros de la Conferencia Regional de Desarrollo Social en octubre de 2019, amplía
el ámbito de vulnerabilidad al abordar grupos como niños, niñas, adolescentes, personas
mayores, mujeres, pueblos indígenas, población afrodescendiente, personas con
discapacidad, personas que habitan en zonas rezagadas, personas LGBTQ+, migrantes y
desplazados por conflictos, así como poblaciones afectadas por desastres y cambio
climático. Esta ampliación refleja una comprensión más inclusiva de las diversas
identidades y situaciones que pueden exponer a las personas a riesgos y discriminación
a nivel internacional.

No obstante, es crucial resaltar la necesidad de abordar las cuestiones laborales dentro


de este grupo diverso. A pesar de los avances en la protección de derechos laborales,
persisten desafíos significativos. Por ejemplo, las mujeres embarazadas, a pesar de
contar con normativas protectoras, aún enfrentan discriminación y despidos
injustificados en algunos entornos laborales. Este caso ilustra la brecha entre la
existencia de leyes y su aplicación efectiva, subrayando la importancia de no solo tener
normativas, sino también promover una cultura organizacional que valore la diversidad
y garantice la implementación efectiva de estas leyes (Valenzuela y Mora, 2009).

En el contexto peruano, diversas leyes, como la Ley General de la Persona con


Discapacidad (Ley Nº 29973), la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar (Ley Nº 30364), y la Ley de
Trabajadores Migratorios y sus Familiares (Ley Nº 29981), ofrecen protecciones tanto a
nivel laboral como constitucional para garantizar los derechos de personas en situación
de vulnerabilidad. Estas normativas reconocen la diversidad de identidades y
situaciones, estableciendo medidas para promover la inclusión laboral y prohibir la
discriminación.

La Constitución peruana garantiza el principio de igualdad y prohíbe la discriminación


por diversos motivos, incluyendo género y discapacidad. Los derechos fundamentales
consagrados en la Constitución son aplicables a todos los ciudadanos,
independientemente de su situación de vulnerabilidad. Además, la Constitución regula y
asegura el acceso a la justicia, lo que implica que todas las personas, incluyendo
aquellas en situación de vulnerabilidad, tienen el derecho a un proceso justo y equitativo
(León Vásquez, 2021).

2. Abordaje al procedimiento laboral peruano y la protección a la población


vulnerable
La justicia laboral equitativa no solo es esencial para el progreso socioeconómico de un
país, sino que también se convierte en un indicador clave de su compromiso con los
derechos fundamentales de los trabajadores. En este sentido, la Nueva Ley Procesal de
Trabajo en el Perú representa un paso significativo hacia la construcción de un entorno
laboral más justo y equitativo, especialmente para aquellas personas que conforman
poblaciones vulnerables.

En este contexto, el precepto normativo contenido en el artículo III del Título Preliminar
de la presente normativa establece:

“En todo proceso laboral los jueces deben evitar que la desigualdad entre las partes
afecte el desarrollo o resultado del proceso, para cuyo efecto procuran alcanzar la
igualdad real de las partes, privilegian el fondo sobre la forma, interpretan los requisitos
y presupuestos procesales en sentido favorable a la continuidad del proceso, observan
el debido proceso, la tutela jurisdiccional y el principio de razonabilidad. En particular,
acentúan estos deberes frente a la madre gestante, el menor de edad y la persona
con discapacidad.”

Por lo que de manera categórica se sustenta en el principio rector de igualdad real entre
las partes involucradas en el procedimiento laboral resultando imperativo resaltar la
atención especial dispensada a la madre gestante, el menor de edad y la persona con
discapacidad, reconociendo de manera explícita las particularidades y desafíos a los que
se enfrentan estos segmentos poblacionales en el ámbito laboral. La mencionada
atención específica denota una sagacidad jurídica que trasciende la mera igualdad
abstracta, abordando de manera directa las desigualdades estructurales que con
frecuencia afectan a dichas poblaciones.

Por otra parte, la primacía otorgada al fondo sobre la forma, según lo dispuesto en el
mismo artículo, evidencia un enfoque práctico y orientado hacia resultados en la gestión
de la justicia laboral. Al adoptar esta perspectiva, se evitan trámites formales superfluos
que podrían erigirse como obstáculos para el acceso a la justicia, particularmente para
aquellos individuos que enfrentan circunstancias desfavorables. Este direccionamiento
hacia un procedimiento más sustantivo y menos formalista contribuye al
establecimiento de un entorno propicio para la resolución efectiva de las controversias
laborales.
De igual manera, la interpretación benévola de los requisitos procesales refuerza la
premisa de que la ley no debe constituir una barrera burocrática insuperable. Por el
contrario, busca facilitar el acceso a la justicia, asegurando que los trabajadores,
especialmente aquellos que pertenecen a grupos vulnerables, puedan hacer valer sus
derechos de manera eficaz. Este enfoque flexible exhibe una comprensión profunda de
las dinámicas laborales y sociales, manifestando una disposición legislativa para
ajustarse a las cambiantes necesidades de la sociedad.

Por lo que la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú no solo consolida la importancia
de la justicia laboral equitativa, sino que también demuestra un compromiso real con la
protección de los derechos de los trabajadores más vulnerables. Este enfoque integral,
plasmado en el artículo III del Título Preliminar, establece un estándar significativo para
otras naciones que buscan fortalecer sus marcos legales y avanzar hacia entornos
laborales más justos e inclusivos.

Aplicación de Normas y Estándares Internacionales:

En la consolidación de una justicia laboral basada en principios y alineada con


estándares internacionales, el artículo IV del Título Preliminar de la Nueva Ley Procesal
de Trabajo en el Perú establece:

Interpretación y aplicación de las normas en la resolución de los conflictos de la justicia


laboral Los jueces laborales, bajo responsabilidad, imparten justicia con arreglo a la
Constitución Política del Perú, los tratados internacionales de derechos humanos y la
ley. Interpretan y aplican toda norma jurídica, incluyendo los convenios colectivos,
según los principios y preceptos constitucionales, así como los precedentes vinculantes
del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia de la República.

Dicho artículo emerge como una pieza clave que fortalece la protección de los derechos
de los trabajadores y promueve la coherencia en las decisiones judiciales, siendo que el
hecho de que la interpretación y aplicación de las normas deban realizarse conforme a la
Constitución, tratados internacionales de derechos humanos y la ley no solo resalta la
importancia de estos principios rectores, sino que también demuestra un compromiso
sólido con el respeto a los derechos fundamentales. La Constitución actúa como el
fundamento legal supremo, asegurando que cualquier interpretación o aplicación de
normas se ajuste a los principios fundamentales establecidos en la carta magna del país.
Este enfoque constitucional garantiza la legitimidad y validez de las decisiones
judiciales, alineándolas con los valores y derechos consagrados en la ley fundamental
del Estado.

La referencia explícita a tratados internacionales de derechos humanos eleva aún más el


estándar de protección de los trabajadores. Al incorporar los principios establecidos en
estos tratados, la legislación laboral peruana se conecta directamente con estándares
reconocidos a nivel global. Dentro de este ámbito internacional podemos evidenciar
inclusive a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad siendo
que este enfoque internacionalista no solo brinda una mayor protección a los
trabajadores peruanos, sino que también posiciona al país como un actor comprometido
con la defensa de los derechos humanos en el ámbito laboral, contribuyendo así al
fortalecimiento de una comunidad global más justa e igualitaria.

La ley, al exigir que la interpretación y aplicación de normas se realice conforme a la


ley, establece un marco jurídico claro y coherente. Esto implica que las decisiones
judiciales seguirán los preceptos legales, evitando interpretaciones arbitrarias y sentando
las bases para una jurisprudencia coherente. La certeza legal resultante es crucial para
todos los actores involucrados, desde trabajadores hasta empleadores, contribuyendo a
la estabilidad y previsibilidad del sistema jurídico laboral.

Por lo que el artículo IV no solo refuerza la idea de justicia basada en principios, sino
que también consolida la posición del Perú en el respeto a estándares internacionales.
Este enfoque integral no solo protege los derechos laborales de manera efectiva, sino
que también contribuye al desarrollo de una jurisprudencia sólida y coherente,
fundamental para la construcción de un entorno laboral justo y equitativo en el país.

Protección en Casos de Discriminación:

La ampliación de la competencia de los juzgados especializados de trabajo, conforme al


artículo 2 de la reciente Ley Procesal de Trabajo en el Perú, la cual establece que:

Artículo 2.- Competencia por materia de los juzgados especializados de trabajo

Los juzgados especializados de trabajo conocen de los siguientes procesos:

 Se consideran incluidas en dicha competencia, sin ser exclusivas, las pretensiones


relacionadas a los siguientes:
c) Los actos de discriminación en el acceso, ejecución y extinción de la
relación laboral.
d) El cese de los actos de hostilidad del empleador, incluidos los actos
de acoso moral y hostigamiento sexual, conforme a la ley de la materia.

Al efectuar un escrutinio del artículo precedente, es posible afirmar que representa un


compromiso firme y explícito con la salvaguarda de los derechos fundamentales de los
trabajadores. Esta modificación no solo amplía las circunstancias amparadas por la
tutela judicial, sino que también subraya la importancia crucial de propiciar un ambiente
laboral propenso al respeto y exento de discriminación.

El reconocimiento explícito de la discriminación y el cese de hostilidades como áreas de


competencia para los juzgados especializados revela una comprensión perspicaz de las
complejidades inherentes a las dinámicas laborales y los desafíos a los que se enfrentan
los trabajadores. La discriminación en distintas etapas de la relación laboral puede tener
consecuencias perjudiciales para la vida de los empleados, y la inclusión de estos casos
dentro de la competencia de los juzgados especializados representa una respuesta
legislativa proactiva y preventiva.

En particular, al abordar con precisión el acoso moral y el hostigamiento sexual, la ley


demuestra un entendimiento claro de que estas prácticas son inaceptables y requieren
ser tratadas con seriedad en el ámbito laboral. La instauración de un ambiente de trabajo
exento de hostilidades y discriminación no solo contribuye a mejorar la calidad de vida
de los trabajadores, sino que también impacta positivamente en la productividad y
fortalece las relaciones laborales.

El énfasis en la importancia de un ambiente laboral respetuoso no se limita únicamente


a la sanción de conductas negativas, sino que también denota un compromiso serio con
la prevención. La competencia de los juzgados especializados no solo ofrece un medio
para reparar daños, sino que también sirve como un disuasivo efectivo para aquellos
empleadores que podrían verse tentados a involucrarse en prácticas laborales injustas.

En consecuencia, la ampliación de la jurisdicción de los juzgados especializados no solo


responde a las demandas inmediatas de los trabajadores, sino que también denota una
aproximación proactiva para prevenir y remediar comportamientos perjudiciales en el
ámbito laboral. Esta incorporación fortalece la eficacia de la ley como instrumento
protector de los derechos laborales y promotor de entornos laborales equitativos,
respetuosos y exentos de discriminación.
Acceso a la Justicia para Grupos Vulnerables:

En un análisis más detallado de nuestra legislación laboral, se constata que los artículos
8, 9 y 10 de la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú conforman una sólida base
legal que aborda directamente la protección de grupos vulnerables, tales como los
menores de edad, las personas con discapacidad y las madres gestantes. Este enfoque
proactivo y específico evidencia la decidida intención legislativa de eliminar las
barreras de acceso a la justicia para aquellos individuos que, históricamente, han
enfrentado desafíos particulares en el ámbito laboral.

El artículo 8 de la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú, plasma que:

8.1 Los menores de edad pueden comparecer sin necesidad de representante legal. En
el caso de que un menor de catorce (14) años comparezca al proceso sin
representante legal, el juez pone la demanda en conocimiento del Ministerio Público
para que actúe según sus atribuciones. La falta de comparecencia del Ministerio
Público no interfiere en el avance del proceso.

Hecho que se formula como un baluarte al facilitar la comparecencia de menores de


edad sin la necesidad de un representante legal, lo cual introduce una innovadora
perspectiva legal que va más allá de la mera simplificación de procedimientos. Esta
disposición no solo responde a la necesidad de agilizar los procesos legales, sino que
también reconoce y respeta la autonomía y capacidad de los jóvenes para participar
activamente en la defensa de sus propios derechos laborales.

Este enfoque empoderador no solo radica en la eliminación de barreras burocráticas,


sino que también representa un avance significativo en la promoción de la participación
inclusiva de los menores en el ámbito laboral. Al permitir que los jóvenes expresen sus
perspectivas y preocupaciones directamente ante las instancias judiciales, la ley no solo
garantiza la salvaguarda de sus derechos, sino que también fomenta una cultura de
participación activa y consciente desde una edad temprana.

La inclusión de esta disposición también refleja una comprensión profunda de la


realidad contemporánea, donde los jóvenes pueden ser agentes informados y capaces de
tomar decisiones fundamentadas sobre asuntos que afectan su vida laboral. La
participación activa de los menores en el proceso laboral no solo fortalece la efectividad
del sistema judicial, sino que también contribuye a la formación de ciudadanos
conscientes y comprometidos con la defensa de sus derechos y valores.
En última instancia, el artículo 8 de la ley no solo simplifica el acceso de los menores a
la justicia laboral, sino que también sienta las bases para una cultura legal que reconoce
y valora la voz de cada individuo, independientemente de su edad. Este enfoque, al
propiciar una participación más inclusiva, no solo mejora la calidad de la justicia
laboral, sino que también contribuye al desarrollo de ciudadanos empoderados y
conscientes de sus derechos y responsabilidades en el ámbito laboral.

Por otro lado, artículo 9 de la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú, al establecer la
legitimación especial en casos de discriminación:

9.1 Las pretensiones derivadas de la afectación al derecho a la no discriminación en el


acceso al empleo o del quebrantamiento de las prohibiciones de trabajo forzoso e
infantil pueden ser formuladas por los afectados directos, una organización sindical,
una asociación o institución sin fines de lucro dedicada a la protección de derechos
fundamentales con solvencia para afrontar la defensa a criterio del juez, la Defensoría
del Pueblo o el Ministerio Público.

Nos demuestra un compromiso firme con la protección de los afectados directamente


por prácticas laborales injustas. Este enfoque estratégico reconoce la complejidad de las
dinámicas laborales y busca superar posibles barreras que individuos, especialmente
aquellos pertenecientes a poblaciones vulnerables, podrían enfrentar al intentar hacer
valer sus derechos de manera individual.

La facultad otorgada a entidades sindicales, asociaciones o instituciones sin ánimo de


lucro para formular pretensiones en representación de los afectados amplía de manera
considerable el ámbito de la defensa. En contextos en los cuales un individuo pudiera
experimentar intimidación o desventaja al presentar una demanda de forma individual,
esta disposición establece un medio eficaz para que entidades especializadas aboguen
por la justicia en su representación.

Esta medida no solo facilita el acceso a la justicia, sino que también fortalece la
capacidad de respuesta del sistema legal ante prácticas discriminatorias. Al permitir que
entidades con solvencia y experiencia en la protección de derechos fundamentales
intervengan en nombre de los afectados, la ley se posiciona como un instrumento
dinámico y eficaz para abordar situaciones de discriminación laboral.

Además, esta disposición refleja una comprensión profunda de que ciertos individuos,
debido a diversas circunstancias, pueden enfrentar desafíos adicionales al buscar
reparación por discriminación laboral. La legitimación especial no solo busca nivelar el
terreno de juego, sino que también contribuye a la construcción de un entorno laboral
más justo y equitativo al disuadir prácticas discriminatorias desde su origen.

En ese sentido, ahora el artículo 9 de la ley no solo representa un paso significativo


hacia la protección efectiva de los derechos laborales, sino que también aborda de
manera directa la complejidad de las relaciones laborales al reconocer la importancia de
la intervención de entidades especializadas en la defensa de la justicia y la igualdad en
el ámbito laboral.

Finalmente, el artículo 10 de la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú, al otorgar


defensa pública a la madre gestante, el menor de edad y la persona con discapacidad:

Artículo 10.- Defensa pública a cargo del Ministerio de Justicia

La madre gestante, el menor de edad y la persona con discapacidad que


trabajan tienen derecho a la defensa pública, regulada por la ley de la materia.

Ello marca un hito crucial al garantizar que aquellos en situaciones de vulnerabilidad no


solo tengan derechos en teoría, sino que cuenten con asesoramiento legal especializado
para defender y hacer valer esos derechos en la práctica.

Esta disposición refleja una comprensión profunda de las realidades que enfrentan estos
grupos vulnerables en el ámbito laboral. La madre gestante, el menor de edad y la
persona con discapacidad pueden encontrarse en situaciones particulares que requieren
una atención legal específica. El acceso a defensa pública no solo elimina posibles
barreras económicas que podrían impedir la búsqueda de justicia, sino que también
asegura que estos individuos estén debidamente informados sobre sus derechos y tengan
el respaldo necesario para enfrentar situaciones legales complejas.

La inclusión de la defensa pública como un derecho para estos grupos resalta la


importancia de la equidad en el sistema legal al garantizar la igualdad de condiciones
para el acceso a la justicia ya que es esencial, especialmente cuando se trata de
poblaciones vulnerables que podrían estar en desventaja frente a empleadores más
poderosos.

Además, esta medida no solo protege los derechos individuales de la madre gestante, el
menor de edad y la persona con discapacidad, sino que también contribuye a la
construcción de un entorno laboral más inclusivo y respetuoso. Al brindar apoyo legal,
se envía un mensaje claro de que el sistema legal está comprometido con la igualdad y
la protección de los más vulnerables en el ámbito laboral.

Finalmente, el artículo 10 no solo establece un marco legal sólido para la defensa de los
derechos de poblaciones vulnerables, sino que también representa un paso significativo
hacia la creación de un entorno laboral que valore y proteja a todos sus miembros,
independientemente de su situación de vulnerabilidad.

Como se evidencia en estos dispositivos normativos, se pone de manifiesto un


compromiso manifiesto hacia la instauración de un sistema legal que no solo reconoce
la variedad de situaciones que pueden surgir en el ámbito laboral, sino que también
implementa medidas concretas para asegurar la igualdad en el acceso a la justicia. Este
enfoque integral robustece la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú como un
instrumento legal que trasciende la mera teoría, persiguiendo genuinamente la
protección de aquellos individuos que, debido a su condición de vulnerabilidad, podrían
haber sido excluidos en el pasado.

Medidas Cautelares y Notificaciones:

Ahora, por consiguiente, llegamos a otro de los artículos cruciales en cuanto a una
protección a las personas vulnerables siendo que, si analizamos el artículo 55 de la
Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú, al introducir medidas cautelares específicas
como la reposición provisional:

Artículo 55.- Medida especial de reposición provisional

El juez puede dictar, entre otras medidas cautelares, fuera o dentro del proceso, una
medida de reposición provisional, cumplidos los requisitos ordinarios. Sin embargo,
también puede dictarla si el demandante cumple los siguientes requisitos:

a) Haber sido al momento del despido dirigente sindical, menor de edad,


madre gestante o persona con discapacidad

Nos demuestra un enfoque proactivo y sensible hacia la protección de dirigentes


sindicales, menores de edad, madres gestantes y personas con discapacidad. Este
reconocimiento de la vulnerabilidad de ciertos grupos no solo es un gesto simbólico,
sino que también se traduce en herramientas jurídicas efectivas para salvaguardar sus
derechos de manera inmediata.
La reposición provisional, al ser aplicable especialmente a dirigentes sindicales,
menores de edad, madres gestantes y personas con discapacidad, destaca la importancia
de proteger a aquellos que, por su posición o condición, podrían enfrentar represalias o
desventajas particulares en el ámbito laboral. Esta medida no solo ofrece una solución
rápida y específica para casos de despidos injustificados o actos de hostilidad, sino que
también actúa como un elemento disuasivo contra prácticas laborales perjudiciales.

Además, las disposiciones sobre notificaciones en zonas de pobreza, según lo


establecido en la misma ley, específicamente en el artículo 13:

En las zonas de pobreza decretadas por los órganos de gobierno del Poder
Judicial, así como en los procesos cuya cuantía no supere las setenta (70)
Unidades de Referencia Procesal (URP) las resoluciones son notificadas por
cédula, salvo que se solicite la notificación electrónica.)

Revelan una profunda conciencia de las disparidades socioeconómicas que existen en el


país. La ley reconoce que las limitaciones económicas y geográficas pueden convertirse
en barreras significativas para el acceso a la justicia en estas áreas. Al permitir
notificaciones por cédula y ofrecer la opción de notificación electrónica en procesos de
cuantía limitada, se busca facilitar el acceso a la justicia a aquellos que se encuentran en
zonas económicamente desfavorecidas.

Esta medida va más allá de la igualdad formal y aborda las desigualdades estructurales
al adaptar los procedimientos legales a la realidad socioeconómica del país. Al hacerlo,
la ley no solo garantiza la aplicación efectiva de sus disposiciones, sino que también
promueve un sistema judicial que es sensible a las necesidades y desafíos específicos de
diferentes regiones.

Por ende, el contenido normativo establecido en el artículo 55, juntamente con las
disposiciones concernientes a las notificaciones, patentiza un compromiso auténtico con
la protección de los derechos de los trabajadores más vulnerables, así como con la
superación de obstáculos que pudieran incidir en el acceso a la justicia en diversas
realidades territoriales del país. Esta perspectiva integral robustece la eficacia de la
legislación como un instrumento jurídico efectivo para la salvaguarda de los derechos
laborales en todas las eventualidades circunstanciales.
Contextualización Global de Derechos Laborales:

La Décima Disposición de la Nueva Ley Procesal de Trabajo en el Perú, al destacar la


importancia de interpretar los derechos laborales de acuerdo con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y tratados internacionales:

Conforme a lo establecido en la cuarta disposición final y transitoria de la Constitución


Política del Perú, los derechos laborales, individuales o colectivos se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y
acuerdos internacionales sobre la materia ratificados por el Perú, sin perjuicio de
consultar los pronunciamientos de los órganos de control de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) y los criterios o decisiones adoptados por los tribunales
internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte.

Refleja un enfoque progresista y globalizado hacia la protección de los trabajadores.


Este énfasis en los estándares internacionales no solo consolida el compromiso del Perú
con los principios fundamentales de derechos humanos, sino que también posiciona al
país en la vanguardia de las expectativas globales en materia de justicia laboral.

La referencia explícita a la Declaración Universal de Derechos Humanos subraya la


universalidad e indivisibilidad de los derechos fundamentales, estableciendo un marco
ético y legal que trasciende las fronteras nacionales. Al alinearse con tratados
internacionales, el Perú no solo busca cumplir con requisitos mínimos, sino que
demuestra una voluntad de adoptar las mejores prácticas y estándares más elevados en
la protección de los derechos laborales.

Este enfoque global no solo beneficia a los trabajadores peruanos, sino que también
fortalece la posición del país en la comunidad internacional. Al armonizar sus leyes
laborales con los tratados y acuerdos internacionales, el Perú se presenta como un actor
responsable y comprometido con el respeto a los derechos humanos en el ámbito
laboral. Este compromiso no solo contribuye a la reputación del país, sino que también
fomenta relaciones laborales más justas y éticas en un contexto globalizado.

En resumen, la Décima Disposición no únicamente constituye un recordatorio de la


responsabilidad nacional, sino que también se erige como una manifestación explícita
de la aspiración de la República del Perú de situarse al nivel de las expectativas
internacionales en lo que respecta a los derechos laborales. Este enfoque de alcance
global no solo subraya la importancia de la justicia laboral como una cuestión interna,
sino que también destaca su papel fundamental como componente esencial de una
participación constructiva y respetuosa en la comunidad internacional. En este sentido,
la disposición en cuestión no solo refleja un compromiso a nivel doméstico, sino que
también proyecta la voluntad del país de adherirse a estándares internacionales que
promueven condiciones laborales justas y equitativas a nivel global, reforzando así la
posición del Perú como un actor responsable en el ámbito internacional en materia de
derechos laborales.

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