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N°8
Trabajo Final
Al comenzar la novela el narrador nos sitúa en el Bajo del Río de la Plata donde Eduardo
Belgrano, Merlo, el coronel Francisco Lynch, Oliden, Riglos y Maisson, se encaminan a una
ballenera para exiliarse a Montevideo, en la época más difícil de la dictadura de Rosas. Este
plan de fuga es frustrado por la traición de Merlo; a un silbido de este, la caballería cae
sobre los prófugos, dando muerte a todos menos a Eduardo Belgrano quien se defiende
heroicamente. Librado a la suerte, solo frente a cuatro jinetes, Eduardo lucha con gran
valentía y logra matar a dos de ellos. No obstante, estos últimos lo cercan, y cuando ya se
disponen a darle muerte, aparece sorpresivamente Daniel, un gran amigo de Eduardo:
Pero en el momento en que su mano iba a hacer correr el cuchillo sobre el cuello, un golpe
se escucha y el asesino cae de boca sobre el cuerpo del que iba a ser su víctima.
-¡A ti también te irá tu parte!- dice la voz fuerte y tranquila de un hombre que, como caído
del cielo, se dirige con su brazo levantado hacia el último de los asesinos que, como se ha
visto, estaba oprimiendo los pies de Eduardo, porque, aun medio muerto, temía acercarse
hasta sus manos. El bandido se pone de pie, retrocede y toma repentinamente la huida en
dirección al río.
Eduardo intenta persuadir a su amigo para que huya, pero Daniel, poniendo en riesgo su
vida, lo lleva a la casa de Amalia, su prima, situada no muy lejos de allí. La valentía de
Daniel no puede ponerse en duda, y tampoco su prontitud en ayudar a Eduardo, aun
cuando este no había solicitado su ayuda. Amalia los acoge con suma generosidad, no
teme poner en riesgo su persona y su casa ante los peligros de la mazorca. A las órdenes
de Daniel, ella es una sumisa servidora:
-Lo primero que dispongo es que traigas tú misma, sin despertar a ningún criado todavía, un
vaso de vino azucarado. Amalia no esperó oír concluir la última sílaba y corrió a las piezas
interiores. (página. 14)
Pedro, sirviente de la joven desde tiempo atrás, es un ejemplo de lealtad, como se observa
en el siguiente pasaje:
-Bien, Pedro, aquí tiene usted en Amalia y en mí una hija y un sobrino de su coronel, y allí
tiene usted un sobrino del general Belgrano, que necesita de sus servicios en este
momento.
-Señor, yo no puedo ofrecer más que mi vida, y esa está siempre a la disposición de los que
tengan la sangre de mi general y de mi coronel. (página 63)
El diálogo entre Daniel y Pedro continúa, y al recibir este último el encargo de salir en busca
del Doctor Alcorta, no duda en afrontar la muerte de ser necesario antes de revelar su
destino:
-Otra cosa más. Le he dado a usted una carta para el doctor Alcorta; mil incidentes pueden
sobrevenirle en el camino, y es necesario que se haga matar antes que dejarse arrancar
esta carta.
-Bien, señor.
El soldado hizo la misma venia que anteriormente y salió. … (página 63)
Estos son solo algunos ejemplos del comienzo de la novela que nos muestran la prontitud
en Amalia en poner todo cuanto está a su alcance para ayudar a sus amigos. El sacrificio de
sí misma es otra de las dimensiones heroicas que destacan en la figura de Amalia. En el
capítulo quinto de la segunda parte, “La rosa blanca”, hacia el final, se menciona que Amalia
está invitada junto con Florencia y Daniel a un baile al que asistirán las más distinguidas
figuras de la Federación, incluyendo a Doña María Josefa Ezcurra y Manuelita Rosas.
Amalia no desea asistir porque sabe con qué tipo de personas debe tratar. No obstante, por
el peligro de parecer enemigos del Restaurador, Amalia acepta ir tras una discusión con su
primo Daniel, y lo hace sobre todo, por amor a Eduardo.
Amalia no solo destaca por su olvido de sí en beneficio de los demás sino también por su
astucia al enfrentarse a situaciones que pueden descubrir a sus amigos. Es el caso del
capítulo XV de la tercera parte en que Amalia recibe una visita de la policía. Allí se le realiza
un cuestionario al que la joven responde hábilmente sin dejar al descubierto a Eduardo y
dando muestras de su valentía:
Otro personaje que también usa de la astucia en beneficio de sus amigos es Daniel.
Preocupado por las posibles inspecciones a la casa de Amalia, trata de ganar el favor de
Manuelita Rosas para su prima y logra que esta le escriba una carta que podría utilizar en
su defensa, en caso de que la acusaran enemiga del Régimen. Así sucede en efecto, en el
capítulo IX de la quinta parte, cuando nuevamente la policía inspecciona la casa de la joven
esta vez habiendo tenido que echar la puerta abajo. Gracias a la lucidez de la pequeña
Luisa que recuerda la carta de la hija de Rosas, Santa Coloma marcha del lugar convencido
de que esa es una casa federal.
La novela Amalia además de mostrar un modelo de mujer a seguir, está estructurada como
novela de folletín, hecho que la hace aún más agradable a la lectura por el afán del autor de
llegar al mayor número de lectores posibles. Con este objetivo es que Mármol utiliza
escenas costumbristas en la novela, muy bien logradas, como en los capítulos “Septiembre”
y “Primavera de sangre”. Allí observamos sobre todo la opinión del autor sobre Rosas, y,
por otra parte, los modos de vida de la época. Pero lo que llamaba la atención del lector de
Amalia es, a nuestro juicio, que toda la novela está estructurada como una novela de
aventuras. Los personajes están constantemente en acción, huyendo de la policía,
despistando a sus perseguidores, en reuniones secretas, etc. y salvo algunos capítulos que
son amplias digresiones de la situación política de 1840, los restantes contienen suficientes
elementos de acción capaces de conquistar al lector de este tipo de novela. A esto
debemos añadir el papel de la intriga provocada en el lector mediante la suspensión de la
acción en un punto culminante que concluye en el capítulo siguiente o en la entrega
siguiente del folletín. Esto lo observamos por ejemplo hacia el final del primer tomo de la
novela, cuando Florencia, su madre, Daniel, Amalia y Eduardo reciben sorpresivamente la
visita de Doña María Josefa y Agustina en la casa de Amalia. Ya María Josefa tiene
suficientes datos para comprobar que Eduardo es el fugitivo de aquella fatídica noche y su
visita a los jóvenes es solo una excusa para verificar sus importantes averiguaciones sobre
el prófugo. Los jóvenes no tienen tiempo de ocultar a Eduardo y se verán obligados a
cambiar de conversación cada vez que la cuñada del Restaurador quiera averiguar datos
sobre el joven. Este capítulo, deja al lector con una pregunta sin resolver: ¿cómo se librarán
todos de la astucia de Doña María Josefa que ha mostrado estar sumamente segura de que
Eduardo Belgrano es el unitario que se ha buscado incansablemente?
Conclusión
Por todo lo visto anteriormente, podemos concluir que Amalia es un personaje dentro de la
novela que destaca por su heroicidad, por su disposición para ayudar a sus amigos, por los
innumerables sacrificios que realiza en beneficio de ellos, y por la astucia con que confunde
a la policía sobre el destino de sus seres más queridos. Conforma una pareja protagónica
junto con su primo Daniel, quien también pone a disposición de sus amigos su inteligencia,
su sirviente y su influencia política. También debemos destacar la admirable lealtad de
Fermín, sirviente de Amalia, que es capaz de dejarse matar con tal de salvar la vida de
Amalia, como de hecho sucede al final de la obra.
Amalia, estructurada sobre las bases de la novela de folletín, nos propone una lectura
amena y entretenida, llena de aventuras y acción, en un cuadro histórico-político descrito
desde la óptica de un proscrito, que llenará todas las expectativas de un lector que busque
una lectura que enseñe y eduque de una manera agradable.