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La nariz roja de Imanol Caneyada

Calificar una colección de cuentos es de por sí complicado porque deben calificarse


historias muy distintas entre sí como una sola, una unidad. Lo que sucede con el libro de
Imanol Caneyada bajo el título de “La nariz roja de Stalin”, no presenta ese problema
porque sus nueve historias obedecen al mismo tono que caracteriza a su autor, aun si los
temas que aborda -desde cuentos detectivescos a unos más crudos y sexuales- son un poco
distintos entre sí.
“La nariz roja de Stalin” hizo ganador a su autor en el concurso de cuento Efrén
Hernández en 2011, convirtiéndolo en uno de sus mayores éxitos. De Imanol Caneyada se
han publicado también los libros de cuentos La ciudad antes del alba, Los confines de la
arena e Historias de la gaya ciencia ficción, así como las novelas Un camello en el ojo de
la aguja y Espectáculo para avestruces, por mencionar algunas, de las cuales varias han
resultado ganadoras en diversos concursos nacionales.
En el libro que nos concierne, Caneyada nos regala una antología de cuentos que
rayan la irreverencia y la melancolía, con un lenguaje maduro y a veces absurdo. Sus
personajes, que van de enanos de miembros viriles enormes a sacerdotes pederastas y
artistas arruinados, son bizarros e improbables, vistos en ocasiones por un narrador en
primera persona que bien sólo es testigo de la crudeza del mundo creado por Imanol, o es
un participante activo en los actos carnales y violentos, motor de todos los relatos que
comprenden la antología. Estos personajes, sin embargo, parecen difíciles de acceder en
cuanto a empatía se trata. Muchos de ellos se asemejan en lo que a un pasado traumático
respecta, y están contenidos con una indiferencia u odio cliché, que afectan la calidad del
conjunto de la obra.
El pequeño Superman, por ejemplo, trata del funeral de Richie, un enano que
entretenía a su público vestido de Superman, en un mundo desolado y oscuro donde el sexo
y la violencia lo perseguían donde iba, similar a la crudeza y absurdo de “Santa María del
Circo”, de David Toscana. Le sigue Santa Rita, un relato en primera persona de un
personaje que regresa a donde vivió su niñez, reencontrándose con escenas melancólicas de
su padre pero también con rostros que le hicieron recordar el dolor y la tortura de crecer en
el colegio, al grado de pensar sin descanso en su venganza. El tercer cuento es el que da el
nombre a la antología, La nariz roja de Stalin, historia de Lucas, un periodista que visita
una galería de arte y el destino lo cruza con una misteriosa mujer, el artista vicioso Palau,
los arlequines y la certeza de la nariz en una pintura. En La palabra que pronuncia el
rugido, uno de sus últimos cuentos, nos encontramos con el más simbólico y poético,
aunque trágico, de una pareja disfuncional y sentenciada por la extrañeza.
Teniendo en cuenta los cuentos que conforman la antología narrativa recolectada
por Atrasalante, me atrevo a resumirla en una palabra: perturbación. El que aún no está
acostumbrado al estilo de Caneyada, sin duda se encontrará en una encrucijada sobre cómo
calificar esta antología por la controversia de su estilo y temática, pero quien disfrute de
cuentos cortos y retorcidos podrá encontrar en la obra de Caneyada una de sus obras más
aduladas, llena de destrucción, un tono singular y una narrativa encantada por los
escenarios insólitos y oscuros que sólo pueden existir en nuestra imaginación más
turbulenta.

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