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La comunicación oral en el aula

Como sabemos la escuela un lugar particular, en donde los alumnos pueden adquirir y
desarrollar estrategias lingüísticas básicas para la comunicación. Se contestará las
siguientes preguntas ¿Para qué, por qué y cómo enseñar a hablar en la escuela? Este
informe de lectura estará basado en dos textos primarios, con diferentes autoras que tendrán
puntos parecidos y otro no tanto.
El aula como escenario de la comunicación oral
Según María Elena Rodríguez en su texto “Hablar” en la escuela: ¿Para qué... ¿cómo?,
sostiene que para transformar el aula en un escenario comunicativo el docente debe
desarrollar tareas interactivas:
Convertir el aula en escenario comunicativo implica asumir que
“únicamente con el uso o con estar expuesto al lenguaje de otros no basta (sino que) hace
falta una actuación intencional y adaptada por parte de quien domina el lenguaje en ayuda
de quien tiene que adquirirlo. Estas ayudas constituyen estrategias de intervención”
(Sánchez Cano y del Río, 1995).
Las estrategias pueden estar orientadas a:
Fomento de la comunicación a través de diferentes estructuras de habla: maestro que
habla a todo el grupo o a grupos pequeños, maestro que habla a un niño individualmente,
intercambios lingüísticos de niño a niño en trabajo de a pares, niño que se dirige a un
pequeño grupo o a la clase en su totalidad. Estos distintos auditorios exigen la creación de
diferentes atmósferas psicológicas y físicas, y reglas y procedimientos claros para facilitar
la comunicación oral y hacer que todos los alumnos participen por igual. El docente
entonces debe incluir en sus planificaciones estas oportunidades de intercambios
lingüísticos orales y diseñar actividades al respecto.
Negociación de los contenidos comunicativos. Al negociar se puede hablar acerca de los
temas de interés para los alumnos, sobre los cuales “tienen cosas que decir”.
Creación de rutinas interactivas. Pautas para iniciar o cerrar determinadas tareas, rutinas
de saludos, bienvenidas, despedidas, agradecimientos, etc.
Aprendizaje cooperativo. Trabajo en pequeños grupos heterogéneos con el fin de producir
aprendizajes individuales. Se comparten las metas y las recompensas, pero se dividen las
tareas y los roles, lo que da lugar al aprendizaje de habilidades interpersonales y sociales
para el desarrollo del repertorio lingüístico oral de los participantes: orientar el trabajo
del grupo; recibir órdenes; escuchar opiniones, ideas; sintetizar propuestas; criticar ideas,
opiniones, sin descalificar a las personas que las emiten; alentar a otros; pedir
justificaciones, dar razones; defender puntos de vista, etc.
Refiriendose al mismo punto Monserrat Vil`a i Santasusana en su texto 6 Criterios para
enseñar lengua oral en la educación obligatoria, sostiene lo siguiente:
Criterios para enseñar lengua oral
1. Centrarse en el aprendizaje de la oralidad formal: el aula es un espacio formal
2. Definir lo que los alumnos van a aprender a través de cada práctica oral: la
competencia oral.
3. Pensar antes de hablar: la planificación de las intervenciones orales.
4. Organizar los contenidos de aprendizaje mediante secuencias didácticas.
5. Diseñar las prácticas discursivas orales del alumnado: un espacio ritualizado y una
escucha focalizada.
6.Conseguir un buen clima de aula: una relación social equilibrada entre la autoridad y la
complicidad con el alumnado.

Ambas autoras coinciden que para llegar a lograr un ambiente propicio para la
comunicación en el aula el docente debe adquirir estrategias o criterios los cuales permitirá
un desarrollo de la clase exitoso. Las estrategias o criterios que el docente debe seguir son
definidos, luego de realizar una lectura crítica resaltaré lo siguiente:
La planificación es la base para poder entablar un buen ambiente en el aula. Según
Monserrat Vil`a i Santasusana plantea que la planificación de lo que se hablará en clase es
fundamental ya que los alumnos están preparados para un estilo de oralidad informal. El
desafío del docente será adecuar el habla de los alumnos a una oralidad formal.
La tarea docente estará centrada en enseñar al alumno a pensar antes de hablar, con el fin
que puedan adelantarse mentalmente y controla sus emociones.
María E. Rodríguez propone una estrategia que tiene relación con la planificación:
Estrategias interactivas
Convertir el aula en escenario comunicativo implica asumir que
“únicamente con el uso o con estar expuesto al lenguaje de otros no basta (sino que) hace
falta una actuación intencional y adaptada por parte de quien domina el lenguaje en ayuda
de quien tiene que adquirirlo. Estas ayudas constituyen estrategias de intervención”
(Sánchez Cano y del Río, 1995).
Las estrategias pueden estar orientadas a:
Fomento de la comunicación a través de diferentes estructuras de habla: maestro que
habla a todo el grupo o a grupos pequeños, maestro que habla a un niño individualmente,
intercambios lingüísticos de niño a niño en trabajo de a pares, niño que se dirige a un
pequeño grupo o a la clase en su totalidad. Estos distintos auditorios exigen la creación de
diferentes atmósferas psicológicas y físicas, y reglas y procedimientos claros para facilitar
la comunicación oral y hacer que todos los alumnos participen por igual. El docente
entonces debe incluir en sus planificaciones estas oportunidades de intercambios
lingüísticos orales y diseñar actividades al respecto.

En este punto las autoras enfocan su atención en la planificación:


Monserrat Vil`a i Santasusana relaciona la planificación con la cotidianidad y el
acostumbramiento que tiene loa alumnos a la oralidad informal y como el docente debe
planificar enfocar el aprendizaje en la oralidad formal.
María E. Rodríguez relaciona la planificación con la creación de diversas atmósferas
psicológicas, físicas y reglas para facilitar la comunicación oral.
¿Para qué, por qué y cómo enseñar a hablar en la escuela?
La respuesta a estas pregunta las encontramos en el texto de María E.Rodríguez .
Porque la escuela es un ámbito privilegiado donde los niños pueden adquirir y desarrollar
los recursos y las estrategias lingüísticas necesarias para superar la desigualdad
comunicativa y es responsable de la enseñanza de los géneros más formales, como la
exposición, el debate, la entrevista, etc., géneros que no se aprenden espontáneamente,
sino que requieren una práctica organizada.
Como enseñar a hablar en la escuela, el texto deposita la responsabilidad en el docente
quien debe enseñar a diferenciar al alumno entre código oral y código escrito, para dar
oportunidades a los alumnos de desarrollar su habla formal.
Es de crucial importancia brindar a los estudiantes muchas oportunidades de hablar, a
distintas audiencias y con diversos propósitos (Staab, 1992) y crear estrategias de
abordaje de la lengua oral apoyadas en tres pilares básicos:
♦ la observación de los usos orales que tienen lugar en distintos entornos de la comunidad
(familia, clubes, iglesias, supermercados, etc.), en los medios de comunicación, etc.;
♦ la producción e interpretación de una amplia variedad de textos orales, y
♦ la reflexión acerca de los variados recursos que ofrece la lengua (fónicos,
morfosintácticos, léxicos y semánticos) para alcanzar distintas metas comunicativas
(Abascal, 1993, 1995; Nussbaum Capdevilla, 1995).
Conclusión:
En el desarrollo de este informe de lectura, se analizó el aula como un escenario
comunicativo el cual es logrado por la utilización de estrategias o criterios que deben
aplicar los docentes.
También se contestó ¿Para qué, por qué y cómo enseñar a hablar en la escuela?, ejes
fundamentales para la enseñanza de la oralidad.
Bibliografía:
Monserrat.V.S 6Criterios para enseñar lengua oral en la educación
obligatoria.Recuperadohttps://leer.es/documents/235507/242734/art_prof_ep_eso_ensenarlen
guaoral_montserratvila.pdf/215d2d8f-38bf-4001-acfe-bc1edde2c5dc

Rodríguez.M.E(2016)“Hablar” en la escuela: ¿Para qué... ¿cómo?.


Recuperadohttp://www.lecturayvida.fahce.unlp.edu.ar/numeros/a16n3/16_03_Rodriguez.pdf

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