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Tras la Edad Media comienza el Siglo de Oro de nuestras letras, que abarca desde el

principio del s. XVI hasta finales del s. XVII. Dada su diversidad es necesaria su
división en dos periodos: Renacimiento y Barroco.

El Renacimiento, es considerado el periodo menos importante del s. de Oro, surge


como impulso del desarrollo de la burguesía, donde el dinero crea las clases sociales y
no los estamentos; y la notable influencia del primer humanismo italiano y el código
petrarquista. Se caracteriza por una entusiasta valoración del mundo y del hombre, con
una sociedad antropocéntrica en lugar de la teocéntrica propia de la E.M, por la cual se
le resta importancia a la Iglesia, con una mayor relevancia pagana por la que se valora
más lo terrenal, con numerosos temas del “carpe diem”, donde tras una consideración de
la fugacidad de la vida, se nos incita a disfrutar de los placeres de esta; y se diviniza la
naturaleza, a cuyas leyes esta sujeto el propio destino de cada individuo, rechazando
cualquier norma que no derive de su propio criterio, con un acentuado sentido
individualista donde los autores comienzan a firmar y a mirar por ellos mismos.
Todo esto presidido por el conocimiento y la admiración de la antigüedad clásica y la
resucitación de temas y tópicos de los clásicos grecolatinos.

La cultura renacentista recibe gran influencia del humanismo, tanto que se estudia a la
par que los estudios teológicos, los estudios humanísticos o humanidades: Historia,
Filosofía y letras clásicas. El hombre renacentista debía tener un desarrollo equilibrado
de todas sus facultades, esta es la figura del cortesano, hombre de letras y armas,
armonizando los dos tipos medievales: el clérigo y el caballero. Se inspira en el tema
clásico “mens sana in corpore sano”.

En España distinguimos dos periodos en el Renacimiento, el correspondiente al reinado


de Carlos I (1520-1556); y el correspondiente al reinado de Felipe II (1556-1598).
El Renacimiento español constituye la perfecta unión de las nuevas corrientes europeas
con la tradición nacional, así veremos el recuerdo de las grandes figuras de la tradición
épica medieval, juntos temas bucólicos y mitológicos; por otra parte la nueva valoración
del mundo y del hombre no impide la persistencia del tradicional espíritu religioso, sino
que fundiéndose con él produce obras de alta calidad estéticas como las de los místicos,
en la que lo humano y la naturaleza son objeto de admiración y estudio, pero ni se les
diviniza, ni se les hace ocupar el lugar de Dios como en otras partes.

A principio de siglo los poetas eran caballeros y soldados que alternan el ambiente
palaciego con el bélico, este es el caso de Garcilaso, hombre de armas y letras. Ya en la
segunda mitad de siglo la literatura comienza a profesionalizarse, pasa de ser una
actividad secundaria a una primaria de intelectuales. En esta segunda mitad se comienza
una interiorización mental y una asimilación de la poesía anterior, con numerosas
recopilaciones de cuentos, refranes, romances… Los romances tienen un grandísimo
impacto en la literatura de la época, tanto que se intentan imitar (romancero nuevo);
también se recuperan composiciones de lírica popular, como villancicos, cancioneros,
letrillas… incluso Lope de Vega y Góngora imitan estos modelos en sus
composiciones.
El humanismo es un movimiento intelectual, filosófico y cultural europeo ligado
al Renacimiento, se origina en Italia en el siglo XIV , con personalidades como Dante
Alighieri, Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio. Busca la Antigüedad Clásica y
retoma la concepción del siglo de oro griego; mantiene su hegemonía en buena parte de
Europa hasta fines del siglo XVI, cuando se transforma según los cambios espirituales
provocados por el desarrollo social e ideológico de Europa, fundamentalmente al pactar
con los principios defendidos por las reformas (luterana, calvinista, anglicana),
la Contrarreforma católica, la Ilustración y la Revolución francesa del siglo XVIII.

Erasmo de Rótterdam (1466-1536), fue uno de los humanistas que ejerció mayor
influencia en el s. XVI, gran erudito y conocedor de los clásicos y los libros sagrados,
publicó una serie de obras de contenido moral, religioso y satírico en los que defendía la
moral evangélica, que encontró en España una aceptación favorable. Su reputación de
humanista le valió de estima con los medios universitarios, pero fueron sus ideas
religiosas las que llamaron la atención de la elite intelectual, Erasmo afirmó la
necesidad de una reforma de la Iglesia y de la religión, a la que era necesario liberar de
su aspecto dogmático y formalista (el exceso de especulación teológica y una práctica
supersticiosa, como la originada con la bendición popular o la indulgencia de la Iglesia
con las bulas); Erasmo pregonó una vuelta al Evangelio, a una religión y a un culto
interiores, contra Lutero asume la defensa del libre albedrío y se esfuerza por preservar
la unidad cristiana, amenazada por los dogmáticos.

Juan Luis Vives (1492-1540) es la figura central del humanismo español. No creo un
sistema filosófico original, pero recogió mejor que nadie las nuevas orientaciones
renacentistas. Oponiéndose a todas las derivaciones de los métodos medievales y al uso
bárbaro del latín de la época anterior, glorificó el latín ciceroniano y el empleo de la
experiencia y de la razón. Su extensa producción, escrita totalmente en latín, abarca
diversas materias: psicológica, moral, cuestiones sociales… pero fue la pedagogía y la
filología lo que atrajo preferentemente su atención, como demuestran sus diálogos.
La lírica renacentista nace de una conversación entre Boscán y Navajero para
introducir las formas y el espíritu de la lírica italiana a España. Durante la lírica
renacentista se tratan la poesía de cancionero y la poesía italianizante, ambas provienen
de la poesía trovadoresca provenzal y tienen la misma visión del amor, presentado como
una mezcla de dolor y placer, con servicio a la dama; pero se diferencian por la métrica
y los versos.

La renovación de nuestra poesía afectó a los metros, al estilo y a los temas:


-Los metros. El verso preferido pasará a ser el endecasílabo, de origen italiano, dejando
atrás el verso octosílabo y dodecasílabo de la poesía de cancionero.
-El estilo. Fiel a la forma de Petrarca, una de sus máximas aspiraciones es el logro de la
forma bella, con unas composiciones elaboradas cuidadosamente según una norma de
elegante naturalidad.
-Los temas. Los tres grandes temas de la poesía renacentista italiana son el amor, la
naturaleza y los mitos grecolatinos.
·El amor aparece tratado siguiendo la moda petrarquista, como un intenso anhelo
insatisfecho, un melancólico y triste enfrentamiento entre razón y deseo. Otras veces el
inspirador será Platón y mostrará el sentimiento amoroso como un impulso purificador
lleno de espiritualidad.
·La naturaleza, también siguiendo la estela petrarquista, se muestra como un marco
amoroso. Por otra parte, según el espíritu clasicista, aparece como un bello mundo de
armonía y reposo que contrasta con el agitado espíritu del poeta, como un símbolo de la
perfección natural, (locus amoenus). En relación con esta exaltación de la naturaleza
surge también el tema bucólico, casi todos derivados de Teócrito, Virgilio u Horacio.
·Los mitos paganos, desprovistos de significado moral, gozan de un gran prestigio y son
utilizados como motivos literarios o símbolos de las fuerzas de la naturaleza.

El código petrarquista, con Petrarca como maestro, pero también con influencias de
autores italianos del s. XIV y XV y de autores grecolatinos. El petrarquismo defiende la
poesía culta, erótica y de perfección técnica. Su tema principal es el amor, sus bases
son:
-“Imitatio cum variatione” adapta una obra previa, aportando nuevos recursos que la
hagan única y especial, sin llegar a perjudicar la originalidad de la obra.
-Búsqueda del equilibrio entre forma y contenido, utilizando el soneto y la canción.
-Muestra el sentimiento guardado y el neoplatonismo, por el cual el hecho de que el
amante insiste y persevere es algo digno de admiración. Con el neoplatonismo la
imagen de la mujer cambia, muy misógina y criticada.

Juan Boscán (1492-1542), perteneciente a familia de la alta burguesía, estuvo en la


corte de los Reyes Católicos. Sirvió al duque de Alba y fue íntimo amigo de Garcilaso,
tuvo una vital importancia para nuestra poesía, pues de una conversación suya con el
embajador veneciano Navajero surgió la idea de traer a España los metros y las formas
italianas. Sus obras fueron publicadas póstumamente por su mujer, junto con las obras
de Garcilaso, ocupan tres libros: en el primero aunque escrito con escaso interés y
todavía en los metros tradicionales, ya se puede apreciar la influencia de Petrarca; el
segundo está constituido por 92 sonetos y varias canciones en endecasílabos y
heptasílabos; y el tercero reúne composiciones más largas: el poema mitológico Hero y
Leandro, el titulado Octava Rima de carácter alegórico y la Epístola a Mendoza, esta
última es la más notable y quizá la que mejor le define.
La obra de Boscán carece de perfección formal, cosa de esperar en quien utiliza unos
metros hasta entonces no empleados. Su merito reside en haber introducido el
instrumento del que luego se servirían los mejores poetas castellanos.

Garcilaso de la Vega (1503-1536), hijo de familia ilustre, inspirado poeta y hombre de


guerra, representa el ideal de cortesano como ningún hombre de su siglo. Entra al
servicio del emperador, es entonces cuando contrae matrimonio con doña Elena de
Zúñiga, a la que nunca nombra en sus versos; quien principalmente le inspira un gran
amor es doña Isabel Freyre, dama portuguesa que al casarse le provoca una grave crisis
sentimental. Garcilaso junto con su amigo Boscán deciden traer los metros italianos a
España. Es entonces cuando se va a Italia, donde estudia los autores clásicos y se
influencia por un grupo poético napolitano al que pertenecía. La muerte de Isabel Freyre
en 1534 es motivo de versos sentimentales, pero por entonces una joven napolitana le
inspira varias composiciones. Finalmente muere a los 33 años en el asalto de una
fortaleza de la Provenza.

Gran parte de la obra poética de Garcilaso que nos llega es gracias a la viuda de Boscán,
su obra supone la asimilación total de las formas italianas a la literatura española. Sus
principales corrientes son: el elemento clásico, la poesía de cancionero y la obra de
Petrarca. Aparte de alguna composición inicial en metros tradicionales, nos ha dejado
una epístola, dos elegías, tres églogas, cinco canciones y treinta y ocho sonetos. Sus tres
églogas suponen la culminación de su madurez creativa. Garcilaso introduce
innovaciones como el verso endecasílabo, y combinaciones de este y el heptasílabo, en
las estrofas llamadas lira y estancia. El estilo de Garcilaso se caracteriza sobre todo por
la elegante sobriedad que observamos en sus temas principales: la expresión del
sentimiento amoroso, con claras influencias de Petrarca; y la descripción de la
naturaleza, todo esto en un marco bucólico, mitológico o heroico. El lenguaje poético de
Garcilaso es llano y natural, un extraordinario ejemplo de claridad expresiva.

Fernando de Herrera (1534-1597), nació en Sevilla, de carácter arisco, encarna el tipo


del intelectual apartado de las empresas bélicas y del ajetreo cortesano que habían
vivido la mayoría de los poetas anteriores. Sus principales estímulos fueron el estudio,
la poesía y el amor silencioso hacia doña Leonor de Milán, esposa del conde de Gelves.
Herrera realiza una relectura profunda de Garcilaso, cuya obra edita y comenta. En 1582
publica su primera colección de poesía “Algunas obras de Fernando de Herrera”,
haciendo clara referencia al nombre que la mujer de Boscán le da a la obra de Garcilaso
“Obra de Boscán y algunas obras de Garcilaso de la Vega”.
Su obra es una referencia a la obra de Garcilaso, en ella podemos distinguir tres líneas:
-Petrarquista a través de Garcilaso, imita autores grecolatinos más olvidados.
-Poesía de tema moralmente estoica (principios estoicos: abstenerte, renunciar y vivir
conforme a la naturaleza, aceptarte tu yo interior, no el físico).
-Poesía de carácter político nacional hispánico, que exalten el imperio. Herrera aplicará
la inspiración patriótica a cuatro poesías: dos influenciadas por la Biblia y otras dos
llenas de imágenes de origen clásico.
A pesar de la admiración por Garcilaso, se muestra partidario de un lenguaje poético
distinto del usual y enriquecido con elementos cultos; un lenguaje solo accesible para la
gente con preparación.
Francisco Pacheco (pintor y escritor sevillano) es el primero en recopilar la poesía de
Herrera tras su muerte, publicando en 1619 “Versos de Fernando de Herrera,
enmendados y divididos por él en tres libros”.
Desde 1560 España se cierra al exterior como consecuencia del Concilio de Trento. Esto
provoca cambios en el arte y la cultura, como es el renacer de la filosofía escolástica por
el humanismo, el desarrollo de la literatura didáctica y especialmente religiosa y la
poesía con tendencias religiosas como la ascética y la mística:
La ascética consiste en el esfuerzo personal por lograr la máxima perfección del espíritu
mediante la práctica de las virtudes y el dominio de las pasiones.
La mística en cambio aspira a la unión del alma con Dios, de manera que no valga el
esfuerzo, sino la voluntad divina. En literatura se utiliza un lenguaje alegórico y
simbólico de carácter espiritual.
Aunque Dios tiene la voluntad de aparecerse tanto a un pecador como a un justo, las
prácticas ascéticas forman parte de preparación obligada para llegar al goce de la unión.
Por eso se establecen tres periodos o “vías” en el camino a la unión con Dios:
-Vía purgativa (momento ascético), es el proceso predominante en la mística española.
En ella el alma se purifica valiéndose de la oración y la mortificación. La oración, como
petición a Dios, es una fase que consiste en la repetición, con el fin de la perdida de la
racionalidad y de la concentración en el “yo”.
-Vía iluminativa, de tema espiritual, marca el comienzo de la mística. Es una
contemplación mental interna del “no yo”, su objetivo es vaciar la mente y separarla del
cuerpo para así centrarse en Dios.
-Vía unitiva, momento de unión íntima del alma con la Divinidad, de éxtasis, de
fortalecimiento espiritual y corporal, de riqueza espiritual y de abandono en Dios.

El misticismo como afán de relación intensa y personal con Dios, es un fenómeno


universal que se manifiesta en multitud de religiones y movimientos filosóficos.
La mística se inclina por buscar a Dios en el fondo del alma, más que en la naturaleza o
en el mundo sensible o inteligible. Es característico el individualismo de los místicos
españoles, que les lleva a afirmar su propia personalidad frente a Dios hasta en la misma
unión. Los místicos españoles no consideraron nunca sus doctrinas como una sabiduría
secreta comunicable sólo a un grupo reducido de iniciados, sino que intentaron
popularizarlas, con un esfuerzo constante para expresar con claridad sus íntimas
experiencias, pero al referirse al momento supremo de la unión con Dios abandona el
lenguaje directo, por resultarle insuficiente para aludir a los fenómenos y se ve obligado
a utilizar toda clase de símbolos, metáforas, paradojas, exclamaciones…

Según las ordenes religiosas de las que procedan los místicos y ascéticos, ofrecen una
diversidad de orientación. Pueden establecerse dos corrientes: una afectiva (agustinos y
franciscanos) y otra intelectual (dominicos y jesuitas); ambas armonizan según la
posición de los carmelitas, que representan el sector más nacional de nuestra mística.
La más importante de nuestra literatura es la orden de los franciscanos, destacan: San
Pedro de Alcántara, ascético de gran sencillez; y Francisco de Osuna, de tendencia
afectiva, es el autor de cinco libros espirituales y posiblemente uno de sus textos
“Abecedario espiritual”, es el que más influye en los místicos españoles y en los
procesos laicos. También destaca Fray Luis de Granada, su producción es de carácter
ascético, pero en algunos momentos se acerca a la efusión sentimental típica de los
místicos. Su obra tuvo gran difusión en Europa y ejerció un importante influjo en el
aspecto estilístico.
Fray Luis de León (1527-1591), hombre de amplia cultura, demasiado racional que se
guía más por la razón que por la religión. Tenía demasiados conocimientos como para
ser místico, es un poeta místico pero más doctrinal que experimental (ascético).
Su mayor logro es saber unir en armoniosa síntesis los principales elementos de la
cultura de su tiempo: lo clásico, lo italiano y la tradición religiosa. Le dio un sello
cristiano a todos sus elementos culturales, pero al mismo tiempo supo infundir un
espíritu renacentista en la mayor parte de su producción religiosa.
Su poesía es dolorosa principalmente por el dolor que le causa la incapacidad de
alcanzar la unión con Dios que tanto ansía; y por el hecho de pasar cinco años en prisión
a razón de traducir textos prohibidos por la Iglesia.
Su obra en prosa es de carácter explicativo, escribió en latín un gran número de tratados
teológicos y comentarios de la Biblia, pero el valor que le concedía a la lengua nativa le
impulsó a redactar en castellano cuatro obras: “La traducción literal y declaración del
Libro de los Cantares de Salomón”, “La perfecta casada”, “La exposición del Libro de
Job”y el tratado “De los nombres de Cristo”.
Su estilo y lenguaje esta basado en la exactitud, la extrema sobriedad y la admirable
sencillez de recursos estilísticos, sin ornamentos excesivos. Trata temas religiosos,
históricos-nacionales y tópicos clásicos como el “carpe diem” o “beatus ille”.
Su estrofa preferida es la lira y su composición preferida la oda.
Sus fuentes son: Garcilaso, del que toma la lira; Virgilio y Horacio, de los que toma los
modelos literarios, la armonía y contención expresiva; San Agustín, La Biblia, Dios
amoroso y la patria.
Su obra se conoció solo por copias manuscritas, hasta que en 1631 Quevedo la editó.

Santa Teresa de Jesús (1515-1582), de familia conversa, su abuelo fue procesado por
la Inquisición, conocemos mucho de su vida porque ella misma hace su autobiografía.
Lee libros de caballería con su hermano e incluso se fue a África para que les martiricen
y así subir antes al cielo. A los 16 años es internada en un convento de monjas y dos
años más tarde ingresa en un convento de carmelitas; Tiene gran voluntad de reforma,
que comparten todas las ordenes religiosas, todos comprenden que hace falta una
reforma en la Iglesia; Santa Teresa hace una reforma de la vida de las carmelitas, esto le
lleva abrir su propio convento de las carmelitas reformado en 1562, desde entonces
entra en un periodo de asombrosa y fecunda actividad, llegando a crear treinta y dos
conventos de carmelitas descalzos. En 1582 muere y en 1622 es canonizada.
Santa Teresa no estudia, esto le hace tener un gran éxito, pues escribe con un lenguaje y
estilo sencillo que puede llegar al lector sin problemas retóricos. Su obra está escrita en
un tono didáctico con finalidad práctica y sencillez métrica. El rasgo esencial de su
doctrina reside en la unión de la contemplación y la práctica, la meditación solo tiene
valor si va acompañada de una eficaz actividad.
Su obra se divide en: obras biográficas y obras místicas “Libro de la vida”, “Libro de las
fundaciones”; obras de carácter doctrinal “Camino de perfección” (trata todo lo que se
debe hacer para ser un buen cristiano) y “Libro de las moradas”, donde compara las vías
de la fe con las plantas de un castillo.
San Juan de la Cruz (1542-1591), estudió en el colegio de los jesuitas y aprende
retórica y latín. Ingresa en la orden del Carmelo para estudiar después en Salamanca,
donde estudia arte (humanidades), fue alumno de Fray Luis de León. A los 25 años
conoce a Santa Teresa de Jesús y comienza a ayudarla a abrir monasterios reformados.
Fue secuestrado por los carmelitas descalzos ocho meses y finalmente muere en 1591.
Sus tres poemas principales son: “Noche oscura del alma” que trata del goce del alma
por haber llegado a la unión con Dios, haciendo un repaso de todo el trayecto; “Cántico
espiritual” y “Llama de amor viva”. Casi toda la doctrina de San Juan gira en torno al
símbolo de la noche oscura. La imagen no era nueva en la mística, pero en sus manos
cobra un nuevo sentido completamente original. En ella la noche al borrar los límites de
las cosas, le evoca lo eterno y ve en ella un símbolo de la negación del alma a lo
sensible (perceptivo). Trata también sobre las terribles pruebas que Dios envía al
hombre para purificarle, hablando de una “noche del sentido” y de una “noche del
espíritu”, situadas respectivamente al fin de la vía purgativa y de la iluminativa. En
ambas el alma experimenta una desoladora sensación de soledad y abandono y terribles
tentaciones que si consigue vencer dejan paso a una nueva luz.
Su doctrina aparece expuesta con claridad y coherencia, pero la profundidad de sus
conceptos y su tono, muy lejano de la expresión popular, hizo que no alcanzase a
grandes sectores. Por lo demás, sus obras no fueron publicadas hasta el siglo XVII.
La novela renacentista (prosa de ficción): Herencia de la Edad Media, evoluciona a
base de experimentación literaria entre géneros hasta culminar con El Quijote.
En la Edad Media se daban las novelas sentimentales y los libros de caballerías:

Novela sentimental surge a finales del s. XIV. La novela sentimental pretende resaltar
su modernidad frente la caballeresca; la sentimental se presenta como una caballeresca
donde se han alterado las proporciones y sentido, es decir, mientras que en la
caballeresca la dama es un pretexto para las armas, en la sentimental las armas son un
pretexto para mostrar el sentimiento amoroso. Se caracteriza por:
-Corta extensión y final infeliz, normalmente asociado a la infidelidad.
-Sigue las pautas del amor cortes, muestra detalladamente el proceso de enamoramiento.
-La acción se desarrolla en un ambiente real y cortesano.
-Empleo de la forma epistolar, con uso frecuente de la alegoría.
-Los personajes son planos, no evolucionan y se mantienen igual al principio y al final.
En la sentimental española destaca “Siervo libre de Amor” de Juan Rodríguez del
Padrón, y “Cárcel de Amor” de Diego de San Pedro, entre otros.

Libros de caballerías s. XIV: Tienen su origen en Francia con la materia de Bretaña,


que cuenta las leyendas del rey Arturo, Camelot, Escaliburg…
Sus principales características son:
-Gran extensión sin preocuparse por la cronología de los personajes, con episodios
encadenados, es decir, que un mismo personaje aparece en distintas novelas.
-Con finalidad de mostrar la lealtad al rey y a la dama.
-La acción es en lugares y tiempos remotos sin preocuparse mucho por el realismo.
En España la novela de caballería tiene trascendencia cuando ya no la tenia en el resto
de Europa, a partir del “Amadis de Gaula” de Montalvo (1508) se desarrolla el género
en tres fases: hasta 1550 se da una etapa de auge y éxito considerable; la segunda hasta
1588, marca el declive; y la tercera hasta 1602, donde posteriormente Cervantes acaba
con el género en 1605 con la publicación del Quijote.

Estos géneros evolucionan en dos corrientes, en narraciones idealistas de amor y


aventuras (pastoril, morisca, bizantina) y en tendencias opuestas (picaresca):

La novela pastoril: Con antecedentes como “La Arcadia” de Sannazaro. Es un género


parecido a la novela sentimental, pero en un ambiente rural bucólico. Se caracteriza por
que los personajes son pastores idealizados y sin evolución cronológica, son poetas que
cantan al amor y a la naturaleza, bellamente estilizada y con gran importancia al tópico
del “locus amoenus”. Se da el amor neoplatónico y el argumento carece de acción.
La obra cumbre española es “La Diana” de Montemayor (1559), pero también destacan
“La Arcadia” de Lope de Vega (1598) y “La Galatea” de Cervantes (1585).

La novela morisca: Surge con “El Abencerraje”. Los romances fronterizos introducen
el mundo árabe. Es una novela idealizada, donde el amor es siempre virtuoso, leal, e
inquebrantable; los caballeros son valientes y generosos, fieles a las normas del honor.
Trata los moros que ya habían sido expulsados de la península, bajo un sustrato
histórico y real. Se parece a los libros de caballerías pero con héroes moros, en una
localización espacial y una cronología temporal específica y real. Presenta personajes
estáticos, sin evolución cronológica, con equilibrio entre armas y sentimientos
amorosos. Se le suelen incluir los relatos de cautiverio. En España podemos destacar la
novela de “Ozmin y Daraja”, incluida dentro “Del Guzman de Alfarache”.
La novela bizantina: tiene sus antecedentes en las Etiópicas de Heliodoro. Son
narraciones que buscan mantener los principios de verosimilitud, unidad y decoro. En
estas narraciones siempre ocurren acontecimientos que impiden que dos enamorados se
junten. Lo que cuentan son las peripecias de ambos hasta reencontrarse. Los continuos
encuentros y separaciones permiten integrar historias de personajes secundarios. Fueron
narraciones preferidas por los erasmistas.
Las primeras manifestaciones española fueron “La historia de los amores de Clareo y
Florisea y las tristezas y trabajos de la sin ventura Isea” de Alonso Núñez de Reinoso
(1552) y “La selva de aventuras” de Jerónimo de Contreras (1565). El autentico éxito de
esta novela es el haber asentado las bases sobre las que trabajaría Lope la novela de
aventuras en el s. XVII, mediante “El peregrino en su patria” (1604) y “Los trabajos de
Persiles y Sigismunda” de Cervantes (1617).

La novela picaresca. El Lazarillo de Tormes: Género que se forma sobre la situación


de la España de la época. Se caracteriza por contar sucesos reales de la España cotidiana
del momento, nada fantasiosos. La vida del pícaro es el resultado de su genética, su
educación y su experiencia. El pícaro es un personaje redondo que sufre una evolución
física y psíquica durante la obra. La construcción autobiográfica implica la visión del
mundo desde la perspectiva del narrador. Sólo cuenta lo real que conoce, nada
inventado que este desconozca.
“El Lazarillos de Tormes” (1554), es un texto de ficción realista. Fue una obra
censurada por la Iglesia, por su forma y contenido estaba destinada al anonimato, para
evitar problemas al autor y dotar de credibilidad la obra, escrita en 1º persona. Toda la
obra tiene una estructura retrospectiva con la finalidad de responder “el asunto”.
Probablemente había una edición previa a 1554, pues llega a cuatro editoriales tan
distantes en el mismo año. Se prohibió su impresión y no se vuelve a hacer hasta 1573,
cuando se reimprime censurado (El lazarillo castigado). El autor se sirve mucho del
folclore y los cuentos tradicionales de la época pero no fue muy entendido en España
hasta que en 1599 se publica “El Guzman de Alfarache”, obra picaresca que abre la
mente a la sociedad del momento. Los posibles antecedentes literarios son “El asno de
oro” de Apuleyo y las historias de los escuderos del “Reinaldo de Montalban”.
El lazarillo comienza “Pues sepan vuestras mercedes que yo…” escrito en 1º persona,
pero los encabezados de los tratados los introduce en 3º persona “De cómo Lázaro…”
Esto hace pensar que los encabezados no estaban en la primera edición.
Lázaro es un Yo problemático, pues muestra desde una dimensión cómica los
problemas de las gentes de su época. Es un personaje ínfimo y pobre al que se le da voz.
El recorrido que hace Lázaro en el libro es de Salamanca a Toledo y de cada amo
aprende algo: Del ciego la desconfianza y la mentira (6-8 años); Del clérigo de
Maqueda aprende a robar (9-12 años); Del escudero aprende la falsedad de las
apariencias y la honra (13-15 años); estos tres tratados giran en torno a un problema, el
hambre, en distintas dimensiones pero siempre presente. El tratado del fraile es muy
ambiguo, parece decir alguna alusión sexual (romper zapatos, calzarse, trote, “salí de
él”) sin decir nada el autor deja la interpretación en el aire. No hay hambre, solo
“zapatos” (15-18 años); Del último amo que aprende algo es del buldero, del que
aprende las apariencias y la falsedad de la honra pero de otra perspectiva, en las que
saca beneficio. Finalmente Lázaro consigue un oficio real y no es casualidad que sea
como pregonero, pues él mismo va pregonando sus cuernos. Tras el tratado séptimo
llega al punto de partida donde explica como ha llegado al asunto, Lázaro nos cuenta
solo lo que le interesa y lo muestra como si fuera un inocentón determinado por la
sociedad, pero realmente es un mentiroso.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547). Nació en Alcalá de Henares, cuarto hijo de los
siete que tuvieron el cirujano Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Se cree que
estudió con los jesuitas en Sevilla, pues estuvo viviendo allí. En 1566 se asienta en
Madrid y empieza a hacer sus primeros pinitos literarios. La crítica piensa que era una
persona erudita y muy aficionada a la lectura, que conocía a fondo a los más
importantes de las doctrinas renacentistas y a los autores más importantes de su tiempo.
Sirvió a la corte italiana y poco después interviene heroicamente en la batalla de
Lepanto como soldado, donde pierde la mano izquierda. Posteriormente, durante dos
años hace vida militar en Italia, años importantes para su vida como escritor.
Regresando a España es apresado, junto un hermano suyo, por unos piratas y comienza
entonces un duro cautiverio durante más de cinco años, hasta que finalmente es
rescatado. Entre 1587 y 1602 permanece en Andalucía trabajando como cobrador de
impuestos, trabajo por el que estará en la cárcel en dos ocasiones. Los últimos años de
su vida los pasa en Madrid. Publica la primera parte del Quijote en 1604 y escribe
incansablemente durante diez años. Finalmente y gracias a la publicación del Quijote de
Avellaneda, Cervantes se apresuró en escribir la segunda parte del Quijote, muriendo un
año después de su publicación en 1614. Unos años más tarde su mujer publica
póstumamente su última obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”.

Su producción en verso no está ni por asomo a la altura de su prosa, de la que destaca


“La Galatea”, novela pastoril al estilo de “La Diana”; “Las novelas ejemplares” y
finalmente su obra cumbre “El Quijote”.
Cervantes es un potente lector y extrae de los libros de caballería todos los problemas y
estructuras, haciendo un libro con el “esqueleto” de los libros de caballería sin serlo,
siguiendo la trama y sucesión episódica y dando una visión crítica de todos los sectores
de la sociedad. Esto lo une todo con el punto de vista, mediante dos tramas paralelas que
son: la primera trama de Don Quijote y Sancho y la segunda trama la del doble autor,
Cide Hamete Benengeli, cuya parte se trata de una traducción de un morisco que cobro
por traducirla “bien y fielmente”, aportando así más verosimilitud y perspectivismo, con
múltiples puntos de vista.
El primer autor cuenta los 8 primeros capítulos, contando las cosas que ocurrieron según
las gentes y los anales de la Mancha, aportando la fuente para darle credibilidad y
verosimilitud. El segundo autor (Cide Hamete, historiador arábigo y autor) cuenta lo
narrado del capítulo 9 en adelante.

La obra que sirvió de inspiración para el Quijote es El Guzmán de Alfarache. Cervantes


vio en él lo que quería y no quería hacer. El Guzmán, con el estilo sencillo pero culto, es
un tomo grande con historias intercaladas que reflejan la realidad de la época.
El Quijote iba a ser una novela corta en principio, sería hasta donde el octavo capítulo
sin epígrafes ni división en capítulos; pero ya luego tomó el Guzmán como referencia.
A Cervantes no le gusta la picaresca, pero utiliza sus recursos.
En el Quijote incluso se hace referencia al Guzmán, en el capítulo XXII con los presos
de las galeras, donde inserta el “saber vidas ajenas”; y hace la referencia al Guzmán
diciendo “La vida de Gines de Pasamontes” (La vida del Guzmán de Alfarache).

Los personajes en el Quijote corresponden a un nivel social elevado, con muchos


personajes tipo: noble Don Fernando, estudiante de Salamanca, cautivo morisco…
Como la novela del XVI es fundamentalmente amorosa, Cervantes introduce a
Dulcinea.
La predisposición es importante en el Quijote, en el sentido de que los personajes
rompen con lo establecido, Don Quijote es un hidalgo viejo que se “arma” caballero, él
tiene la voluntad de ser quien quiera; también la pastora Marcela tiene la voluntad de no
casarse y así otros ejemplos impropios de la época. Los personajes del Quijote tienen
libre albedrío y no sabemos nada de su pasado, esto no les condiciona porque tienen al
voluntad de cambiar sus vidas. El propio autor se toma la libertad de empezar el libro
sin querer acordarse del lugar de la Mancha.

Los elementos del Quijote son:


-La historia de Alonso Quijano y su transformación en Don Quijote, con una reflexión
sobre la literatura y los libros de caballería. La pasión de DQ por la lectura es tal, que
incluso vende tierras para comprar libros y “vivir vidas distintas”. Apreciamos el
escepticismo de la obra con el punto de vista de DQ, que cree la verdad de otra forma.
-La historia de Sancho y su familia, además de la relación entre Sancho y DQ.
-Los diálogos entre DQ y Sancho, con imitación y parodia de los libros de caballerías
por el habla de DQ; la cultura popular de dichos y refranes por el habla de Sancho; los
parlamentos y discursos de DQ y los juegos lingüísticos y errores como los de Sancho,
que confunde palabras.
-Los encuentros ajenos a la historia en 1º persona que van dando densidad a la trama y
con los que va contrastando la locura de DQ; y el resto de episodios intercalados como
el del curioso impertinente.
-Todo lo relativo a la transmisión, traducción e incorporación de Cide Hamete.
-El elemento bucólico, las descripciones de paisajes idealizados y los poemas insertos,
típicos de la pastoril

En el Quijote encontramos una división en 4 partes típica del Amadis, donde en la mitad
de los capítulos en adelante (1-26 y 27-52) repite los mismos esquemas que en los 26
primeros capítulos (discurso DQ, trama bucólica, parada en la venta…).
Encontramos un contraste entre dos lugares del Quijote:
-Sierra Morena, aparece como el caos y desorden de los personajes:
DQ y Sancho llegan huyendo por liberar los galeotes; Cardenio va por desamor; el cura
va a buscar a DQ vestido de mujer…
-Por otra parte la venta supone la organización y aclaración del caos anterior, donde ya
luego aparecen todos de manera más normal y solucionan sus problemas.

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