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1. Intervención en crisis
Cuando hablamos de intervención en crisis, nos referimos a los momentos
inmediatamente posteriores a la ocurrencia del fenómeno. Estas
intervenciones no puede ser puntuales ni individuales (salvo casos
excepcionales). El enfoque de una intervención en crisis ocurre
necesariamente desde la multidisciplinariedad y debe ser realizada por
un equipo de salud.
También desde el equipo de salud, se deben generar las acciones
preventivas, es especial porque vivimos inmersos en cultura de desastres
naturales: temblores, tsunamis, erupciones volcánicas, etc. Desde esta
perspectiva, cobran relevancia los aportes de lo que hoy constituye una
disciplina. Nos referimos a la Ingeniería en prevención de riesgos. En
segundo lugar, y no menos importante es la psicoeducación, no solamente
desde los agentes encargados de trasmitirla, sino también desde quienes
deben internalizarla
La vivencia del evento, como cualquier peligro que amenaza la
supervivencia, corresponde a) sensación de amenaza, tensión emocional
que prepara la reacción (dependiendo del evento) b) negación “No pasa
nada” o c) desorganización, paralización.
Durante la ocurrencia del evento o inmediatamente después de
producido, se deben poner en práctica los planes de evacuación
(diferentes para cada evento) en caso de que los haya. En
segundo lugar, evitar pánico y caos por sensación de descontrol
La vivencia es variable, para cada individuo, pero se describen algunas
reacciones comunes, tales como cambios neuroquímicos que afectan
respuesta inmunológica; moderada confusión de conciencia y dificultad
para tomar decisiones, agitación, temblores y efectos adrenérgicos. Se
describe también una vivencia disociación: se vive el evento como si fuera
una película
Las intervenciones en crisis debe focalizarse en algunos temas
dependiendo de la urgencia de cada uno. Una intervención valiosa para
la comprensión de los eventos vividos, consiste en el trabajo de
resignificación de los mismos, evitando atribuciones a castigos, mala
suerte, consecuencia de descuidos, pensamientos mágicos, negativas a
aceptar lo inevitable, etc. etc. En todo caso, la forma en cada uno vive la
crisis, diferente para cada caso, reconociendo que hay superposición de
elementos de vulnerabilidad y recursos.
El trabajo a realizar implica una reacomodación del sistema a la
nueva situación, tanto individual como social. La crisis vivida, muchas
veces con independencia de su magnitud, implica necesariamente un
cambio brusco en el curso de un proceso: se agrava o mejora. Por ejemplo,
el momento de crisis en una enfermedad, es aquél en que s produce un
cambio y el paciente mejora o se agrava. Vale decir, se produce u
cambio. Por lo general, ocurre una mutación importante en curso de
proceso histórico, vital, espiritual
Los efectos traumáticos dependen de la naturaleza del evento
Medidas de control
A continuación, a modo de post intervención, se señalan medidas para
controlar consecuencias de corto, mediano y largo plazo. Pareciera que
el drama persiste mientras es noticia para los medios, pero naturalmente,
los efectos se mantienen por períodos de duración variable. Entre los
efectos más frecuentes, encontramos oleadas de temor ante eventos que
no tienen connotaciones en ese sentido; trastornos del sueño, del apetito,
del ánimo, irritabilidad; quejas somáticas de variada índole. También se
pueden nombrar agravamiento de enfermedades preexistentes, por la
disminución de la los mecanismos inmunológicos.
Respecto de los desplazamientos y cambios de lugares de residencia que
con frecuencia ocurren como consecuencia de las catástrofes, se trata de
factores agravan la situación. Sin duda alguna, los montos de las pérdidas
afectivas y materiales afectan en mayor o menor medida a las víctimas.
Consecuencias (post)
Entre las consecuencias de estos desastres naturales, aparte de muchas
más, podemos nombrar: daños en la vivienda, infraestructura vial y de
instituciones; en salud física a corto y largo plazo, tema que puede
impactar en las políticas de salud pública; problemas sociales: deterioro
de la red social; desestructuración de la vida familiar (proyectos, éxodos,
etc); la mitad de la población afectada experimentará sufrimiento
psicológico: ansiedad, miedo, aflicción, dolor, tristeza, rabia. (OMS, 2009)
Medidas de “segunda necesidad” (Oms)
No por clasificarse de segunda necesidad, son menos importantes, pero
sí menos urgentes. Nos referimos a trabajos en terreno , realizados por
equipos de salud mental, multidisciplinarios que necesariamente deben
desplazarse a los lugares amagados .
Entre las tareas urgentes de estos equipos, destaca la función de
contención y acompañamiento de las víctimas. Se sabe que la soledad
multiplica la sensación de sufrimiento. En segundo lugar es imperativo el
mantener flujos altos de información, considerando que la incertidumbre
es determinante en las caídas de salud mental.
En relación al foco de las intervenciones, éstas se deben dirigir de
preferencia a los grupos vulnerables, vale decir aquellos con antecedentes
de patología psiquiátrica, niños, ancianos.
Además de la atención a las víctimas y población afectada, las acciones
de salud mental también deben centrarse en los equipos de rescatistas,
muchas veces voluntarios y sin gran expertise en las tareas que afrontan
Intervenciones individuales
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