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1.

Anatomía: Límites y Zonas del cuello

Cuello: es la parte del tronco que une la cabeza al tórax. Sus límites son:
Superior: Desde la sínfisis del mentón, continuando por el borde inferior del maxilar
inferior, tubérculo cigomático, parte inferior de la porción cartilaginosa del conducto
auditivo externo, cara externa de la apófisis mastoides, línea curva occipital superior y
protuberancia occipital externa.
Inferior: Desde el borde superior de la horquilla esternal continuando por el borde
superior del mango del esternón, borde superior de la clavícula, acromion, borde
posterior de la espina del omóplato, vértice de la apófisis espinosa de 7 ma vértebra
cervical.
Anterior: Formada por la confluencia de la fascia común o línea blanca infrahioidea y
la de los músculos prelaríngeos.
Posterior: Es la confluencia de los músculos esternocleidomastoideo, esplenio de la
cabeza y elevador de la escápula.
Tradicionalmente el cuello se ha dividido en triángulos según las zonas anatómicas:
ZONA I: se extiende desde el borde superior de las clavículas, hasta el borde inferior
del cartílago cricoides.
ZONA II: va desde el borde inferior del cartílago cricoides hasta el ángulo de la
mandíbula.
ZONA III: se extiende del ángulo de la mandíbula hasta la base del cráneo.

2. Semiología de Cuello

La exploración del cuello aunque sea breve puede ayudar al diagnóstico de muchas
enfermedades. Su examen debe practicarse con el paciente en decúbito supino o
sentado, especialmente cuando se desea, en particular, explorar el tiroides.

a. Inspección
Inspeccionamos el cuello para conocer su simetría, largo, forma e implantación.
Registrando además la existencia de aumentos de volumen localizados o
generalizados y la presencia de venas distendidas, hallazgos que son siempre
patológicos.
Normalmente durante la infancia el cuello es corto y ancho y se alarga y adelgaza a los
3 o 4 años. Se observa un acortamiento anormal del cuello en las siguientes
enfermedades: enfermedad de Morquio, de Hurler y mucopolisacaridosis en general,
cretinismo y síndrome de Klippel-Feil.
I. Aumento de Volumen
El Aumento de volumen a la inspección es causado generalmente por adenopatías,
también pueden observarse pliegues en el cuello en niños que tienen disgenesia
gonadales. El edema de cuello, a veces generalizado, se puede observar en: difteria,
infecciones focales, celulitis, y otras afecciones de la boca, del maxilar, base de la
lengua, como también en inflamación de las glándulas parótidas, submaxilares,
sublinguales y obstrucción de la vena cava superior.
II. Trayectos Arteriales y Venosos
Es muy útil observar los trayectos arteriales y venosos, los latidos y la regurgitación
venosa en todas las edades del niño. Pueden observarse latidos e ingurgitación de las
venas en casos de pericarditis o masas mediastínicas y tumores e insuficiencia
cardíaca. A veces se suele observar en los niños pulsaciones carotídeas después de
ejercicio o de un problema emocional, aunque también pueden indicar insuficiencia
aórtica, hipertensión o ductus arteriosos persistentes. El latido venoso en el niño de pie
es siempre anormal en contraste con las pulsaciones arteriales, las pulsaciones
venosas pueden ser abolidas mediante una ligera compresión yugular. En los casos de
insuficiencia tricúspidea se observa dilatación venosa y latidos acompañantes.
El latido arterial exagerado en las carótidas se suele observar en los casos de
insuficiencia aórtica y también en casos de ductus persistente.
III. Pterigium coli o pliegues cervicales laterales
El Pterigium coli o pliegues cervicales laterales importantes, se caracteriza por la
presencia de un grueso pliegue de piel que se extiende desde la región retroauricular
hasta las porciones distales de las clavículas, en ambos lados. Se asemeja a una
esfinge y va asociado a la agenesia ovárica en pacientes portadores de síndrome de
Turner. En los casos de síndrome de Down es posible encontrar que la piel alrededor
del cuello es laxa y en ella se pueden hacer pliegues fácilmente.
IV. Quistes del Conducto Tirogloso
En la línea media podemos encontrar un quiste del conducto tirogloso que asciende
cuando el paciente traga y que al tirar la lengua hacia adelante se moviliza esta zona
quística. Los bocios, que también son masas cervicales centrales las describiremos con
la palpación.

b. Palpación
A través de la palpación, la que debe ser suave para no provocar molestias, palpamos
la musculatura cervical fijándonos en su tono, evaluando además la movilidad pasiva
del cuello y la existencia de zonas dolorosas. Investigamos las características de los
ganglios linfáticos, la glándula tiroides. La alineación de la tráquea se explora con los
dedos pulgares.
Mediante la palpación se delimitarán bien los triángulos cervicales, anteriores y
posteriores, ubicando así los ganglios de la región: occipital, retroauricular y cervical
posterior. Luego se examinarán los anteriores: parotídeos, submaxilares y finalmente,
sublinguales. La palpación de ganglios pequeños, de 3 mm. de diámetro, blandos e
indoloros es normal. En general se estima que en todo niño menor de 12 años, un
ganglio inferior a 1 cm. de diámetro no es patológico.
Los ganglios linfáticos palpables se describen en términos de:
 localización
 tamaño (mm o cm)
 forma
 consistencia
 delimitación
 movilidad
 sensibilidad
I. Adenomegalias
Se denomina Adenomegalia al aumento del tamaño ganglionar. Se considera como tal
a todo ganglio de más de 1,5 cm de diámetro (2,25 cm2) o al que aparezca en una
región previamente normal. Pueden estar por:
• Virus - Tuberculosis
- Mononucleosis infecciosa - Brucelosis
- CMV - Difteria
- Rubéola - Infecciones piógenas
- Varicela - Salmonelosis
- HIV • Parásitos
- Otros (herpesvirus, adenovirus, - Toxoplasmosis
hepatitis, etc.)
- Leishmaniasis (visceral y cutánea)
- Sífilis
- Paludismo
- Fiebre tifoidea
- Filariasis
• Bacterias
• Hongos
- Histoplasmosis
- Coccidiodiomicosis
- Otros
• Neoplasias
- Leucemias
- Linfomas (Hodgkin y no Hodgkin)
- Histiocitosis
- Neuroblastoma
- Metástasis
• Fármacos
- Hidantoinatos (carbamazepina,
cefalosporinas, PAS, fenilbutazona,
primidona,pirimetamina,
sulfas, atenolol, etc.)
II. Glándula Parótida
A continuación se debe palpar la región parotídea. Si encontramos un aumento
de volumen, por debajo del lóbulo del pabellón auricular, con dolor a nivel del
ángulo maxilar, se plantea el diagnóstico de parotiditis. En general se
acompaña de edema, lo que es útil para diferenciarla de las adenitis, pues
éstas generalmente tienen bordes nítidos, y bien definidos a la palpación, salvo
en adenitis dentro de la celda parotídea. La parotiditis, en cambio, es palpable
como un aumento de volumen de límites difusos por el edema y de
consistencia menos firme que las adenopatías.
III. Quistes del Conducto Tirogloso
El quiste del conducto tirogloso se aprecia como un aumento de volumen
redondeado, liso, de consistencia firme, de alrededor de 1 cm. de diámetro, que
puede estar acompañado o no de una fístula, que se localiza en la línea
media del cuello, en cualquier punto situado entre el foramen cecum, base
de la lengua, y el hueco supraesternal. Generalmente, se sitúa a nivel del
cartílago tiroides. Cuando se hallan en la base de la lengua pueden causar
dificultad respiratoria. Al tragar el paciente o sacar la lengua, el quiste
asciende.
Además, podemos encontrar: quiste dermoides o sebáceos en la línea media,
adheridos a la piel, a diferencia del quiste del conducto tirogloso. Los quistes
branquiales, que se aprecian como masas lisas, poco desplazables,
uniloculares y subcutáneas, se sitúan a lo largo del borde anterior del músculo
esternocleidomastoideo, son por lo tanto, latero anteriores del cuello.
Los higromas quísticos se ubican sobre la clavícula y son masas quísticas
multiloculares, blandas, de límites difusos, poco desplazables y translúcidas.
IV. Tortícolis
El tortícolis congénito debe ser investigado al examinar un lactante
levantándole los hombros de modo que la cabeza caiga hacia atrás: si existe
tortícolis, el cuello se desvía al lado afectado. La causa es un acortamiento del
músculo esternocleidomastoideo causado por una fibrosis, que a veces es la
consecuencia de un hematoma del músculo originado por partos traumáticos
en el Recién Nacido.
A veces, la fibrosis del músculo desaparece entre los 4 y 8 meses de edad y la
desviación aparentemente mejora, pero puede volver a aparecer entre el tercer
y cuarto año de vida, cuando se produce el alargamiento cervical normal. Si no
es corregido el tortícolis, puede producir asimetría facial puesto que el
crecimiento de la cara en el lado afectado se retarda.
Un tortícolis adquirido puede ser debido a una subluxación no traumática de la
articulación atlantoaxial, que va asociada con procesos inflamatorios tales
como nasofaringitis y adenitis cervicales.
Al examen físico en esos casos hay dolor y sensibilidad en la base del cráneo y
limitación en la rotación de la cabeza. Si la subluxación es anterior y bilateral,
el paciente mantiene su cabeza en forma rígida en la línea media, desplazada
hacia adelante con el mentón retraído y es posible observar una masa en la
faringe.
V. Tráquea
En el neonato la palpación debe hacerse gentilmente, primero con un solo dedo
para explorar la región anterior y superior y el resto en sentido descendente
con los dedos índice y pulgar. Debe evaluarse su movilidad en sentido lateral y
su ubicación en la línea media comparando el espacio que existe entre ella y el
músculo esternocleidomastoideo. Si se encuentra alguna desviación de la
misma, esta puede estar causada por cuerpos extraños, tumores del cuello o
tórax, neumotórax y derrames pleurales.
VI. Laringe
La palpación de la laringe se hará con respecto al cartílago tiroides el cual la
representa. Trataremos de observar puntos dolorosos a la presión, la movilidad
pasiva transversal y activa longitudinal a la deglución del niño.
VII. Tiroides
Debe realizarse con el paciente sentado y con el cuello moderadamente
extendido. El examinador situado detrás del paciente debe palpar la glándula
utilizando los dedos índice, medio y anular mediante movimientos circulares, lo
que permite valorar su tamaño, consistencia, sensibilidad y características
(presencia de nódulos en su superficie); se facilita la delimitación del borde
inferior de la tiroides si se realiza la palpación mientras el niño deglute.
El bocio constituye el aumento de volumen difuso del tiroides, puede aparecer
desde la etapa neonatal, aunque es más frecuente durante la pubertad, siendo
prácticamente fisiológico debido a los cambios hormonales en el periodo de
crecimiento rápido. Se presenta soplo a la auscultación (por vascularización
exagerada de la glándula). Cuando los bocios son de gran tamaño pueden
producir compresión de la tráquea, dificultad respiratoria y ronquera.
Otras patologías que pueden causar aumento de tamaño de la glándula tiroides
son:
 Tumores desarrollados en su seno (carcinomas, sarcomas y teratomas).
Son raros en niños, más aun antes de los 7 años.
 Tiroiditis congénitas, autoinmunes, purulentas agudas, víricas
subagudas. No es frecuente en la infancia. Se acompaña de dolor a la
presión de la tiroides.
 Hipertiroidismo o Tirotoxicosis

VIII. Higroma Quístico del cuello

Son linfagiomas cervicales pertenecientes al grupo de hamartomas


histológicamente benignos. Se localizan generalmente en la región cervical
posterior y/o lateral, siendo dos veces más frecuentes del lado izquierdo por la
desembocadura en este lado del conducto torácico. Pueden comprometer la
lengua y el piso de la boca, faringe, esófago, tráquea y laringe.
EL 80% de estas lesiones son observadas en el primer año de vida mediante el
examen físico. El área afectada presenta deformidad marcada y a la palpación
son de consistencia renitente y en ocasiones duras, su superficie es lisa e
indolora.
IX. Pulso Carotídeo

En la región anterior del cuello, en la profundidad del músculo


esternocleidomastoideo, podemos palpar la arteria carótida interna a ambos
lados.
Los pulsos carotídeos deben ser simétricos.
c. Auscultación
Se verifica la presencia o no de soplos, describiendo su intensidad (débil,
moderada, intensa) y su sincronicidad con el pulso.
I. Soplos
Los soplos los definimos como aquellos ruidos sibilantes o ásperos
ocasionados por el flujo turbulento de la sangre través de las válvulas
cardiacas o cerca del corazón.
En el cuello podemos encontrar soplos de diferentes estructuras, a saber:

Soplos en la glándula tiroides: En el hipertiroidismo y bocio.

Arteriales: Se ubican en la parte más alta del cuello, por estenosis de la
arteria carótida primitiva.
 Soplos irradiados: Se auscultan inmediatamente por arriba de las
clavículas. Son irradiados desde lesiones valvulares aórticas (ej.: en una
estenosis aórtica).
 Soplo venoso: Es un soplo inocente, que puede auscultarse en la región
supra e infraclavicular, sobretodo derecha. Se debe a un retorno venoso
turbulento a través de las venas yugulares por aumento de la velocidad
circulatoria. Están presentes particularmente cuando los niños son
examinados en posición ortostática. Es suave, su intensidad disminuye
en sedestación y desaparece en decúbito.
En pacientes con:
 Estenosis Aórtica: Los soplos pueden ser bilaterales
 Insuficiencia Aórtica: Soplo unilateral

Bibliografía
Schonhaut L, Assef M. Semiología Pediátrica Conociendo al niño sano.
Mediterráneo.
Valdés R, Reyes DM. Examen Clínico al Recién Nacido. Ecimed.
Cruz M. Tratado de Pediatría. Panamericana.

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