Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
La xenofobia (/seno'fobja/ o /ʃeno'fobja/)1 es la fobia al extranjero o inmigrante,
cuyas manifestaciones pueden ir desde el simple rechazo, pasando por diversos tipos
de agresiones y, en algunos casos, desembocar en un asesinato. La mayoría de las
veces la xenofobia se basa en el sentimiento exacerbado de protección de una
nación, aunque también puede ir unida al racismo, o discriminación ejercida en
función de la raza.
Índice
1 Historia
2 Consideración actual
3 Véase también
4 Referencias
5 Bibliografía
6 Enlaces externos
Historia
Probablemente las raíces de la xenofobia se encuentren en nuestra hominización. La
organización de los primeros grupos humanos conllevaría enfrentamientos y probables
exterminios entre grupos vecinos. El sentimiento xenófobo, la prevención frente al
extranjero, así, sería un rasgo evolutivo arcaico. Con la formación de sociedades
amplias y permeables y el trasvase de información entre estas sociedades, veríamos
al extranjero como portador de esa información y conocimiento. En nosotros
coexistirían ambos arquetipos: negativo y positivo;4 estando en nosotros la
racionalización y contención del sentimiento xenófobo, el miedo al diferente, que
podría ser innato, reminiscente de nuestra historia evolutiva (lo que justificaría
su difícil erradicación y la fácil asimilación de los discursos xenófobos y
racistas).
Consideración actual
Todas las protestas, todos los clamores, todas las proclamaciones contra el racismo
y la xenofobia son justos, necesarios y bienvenidos.
José Saramago.
La xenofobia, el miedo al forastero, es un prejuicio arraigado en el individuo y en
la sociedad. Dirigido al individuo, al colectivo o a ambos, se manifiesta en su
forma más leve con la indiferencia, la falta de empatía hacia el extranjero,
llegando hasta la agresión física y el asesinato. «Entre los prejuicios xenófobos o
racistas más extendidos están la superioridad cultural del mundo occidental
(eurocentrismo), el temor a la pérdida de la propia identidad, la vinculación del
paro y la delincuencia a los emigrantes, y el robo y el tráfico de drogas a los
gitanos».8 El extranjero se convierte en el elemento amenazante en la percepción
xenófoba.
El derecho del inmigrante a mantener sus diferencias culturales solo podrá ser
posible cuando las sociedades receptoras renuncien a la ideología de la asimilación
pura y simple de las comunidades extranjeras, para consentir la cohabitación de
comunidades diferentes. Solo de esa manera la inmigración dejará de ser vista como
un peligro para la identidad cultural para pasar a ser concebida como una
posibilidad de enriquecimiento de esa cultura.
Lelio Marmota, Derechos Humanos y políticas migratorias.9
A la censura moral de la xenofobia se une que en numerosos países es también un
delito. El 16 de septiembre de 2008, en la cumbre de Bruselas, la Comunidad Europea
aprobó la Ley contra la Xenofobia y el Racismo que contempla condenar hasta con
tres años de cárcel los comportamientos xenófobos y racistas. Los Estados miembros
deberán adaptar sus legislaciones en el plazo de dos años para contemplar como
delito: