Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En los países occidentales, tradicionalmente han sido, y son, las formaciones de extrema
derecha las que alimentan y promueven el sentimiento de xenofobia, existiendo en la
actualidad una creciente preocupación por el rebrote de estas formaciones y de estas
actitudes debido al creciente fenómeno inmigratorio, los conflictos interculturales derivados de
su mala gestión y la crisis económica.
Al margen de su consideración ética, la xenofobia también es un delito. Numerosos Estados
tienen tipificadas como delito las conductas racistas y xenófobas. La Comunidad
Europea aprobó, en septiembre de 2008, una ley contra el racismo y la xenofobia, teniendo los
países miembros un plazo de dos años para adaptar sus legislaciones a esta ley.3
Según algunas corrientes de la psicología se puede deducir que la xenofobia es un continuum
ambivalente en el que los casos más extremos experimentan un sesgo en su percepción que
les haría sobrevalorar su cultura, sus tradiciones y su grupo étnico sobre las demás,
experimentando una mayor empatía, aprecio y amor por lo conocido y familiar, lo que
implicaría, despliegue de estrategias defensivas.
La Psicología considera que ancestralmente, el miedo a lo desconocido es el origen de la
xenofobia,4 se rechaza lo que es diferente.
Historia[editar]
Probablemente las raíces de la xenofobia se encuentren en nuestra hominización. La
organización de los primeros grupos humanos conllevaría enfrentamientos y probables
exterminios entre grupos vecinos. El sentimiento xenófobo, la prevención frente al extranjero,
así, sería un rasgo evolutivo arcaico. Con la formación de sociedades amplias y permeables y
el trasvase de información entre estas sociedades, veríamos al extranjero como portador de
esa información y conocimiento. En nosotros coexistirían ambos arquetipos: negativo y
positivo;5 estando en nosotros la racionalización y contención del sentimiento xenófobo, el
miedo al diferente, que podría ser innato, reminiscente de nuestra historia evolutiva (lo que
justificaría su difícil erradicación y la fácil asimilación de los discursos xenófobos y racistas).
Ciertamente, aquellos que, por inclinación propia o formación recibida, pudieron beber de la «leche de
las humanidades» y aprendieron, de las propias flaquezas, la dura lección de la imperfección y la
vulgaridad humanas, esos saben oponerse, de un modo al que llamaríamos natural, [...] a toda doctrina
racista, cualquiera que sea su origen y fundamentación, de raza o de frontera, de color o de sangre, de
casta o religión.
José Saramago.
En la Grecia clásica pueden descubrirse ya rasgos xenófobos, unos rasgos que se aprecian
en los escritos platónicos: la sobrevaloración de la «polis», de la propia cultura en detrimento
de las demás.6 En la historia, dependiendo de las civilizaciones y culturas que han entrado en
contacto, se ha manifestado xenofobia entre estas civilizaciones y culturas. Así surge el
antijudaismo, el racismo contra las etnias americanas, el racismo colonial y neocolonial
europeo en África, la repulsa a los gitanos.7
El siglo XX, su primera mitad, fue especialmente trágica con el exterminio de millones de
personas, justificado por la xenofobia y el racismo. El juicio de Núremberg puso fin a ese
periodo y se suponía concluido. La realidad es que los movimientos nazis, neonazis, racistas y
xenófobos han persistido, y reaparecen con mayor fuerza en los momentos de crisis, propicios
para despertar los sentimientos xenófobos.8 En la actualidad, la comunidad internacional
muestra una creciente preocupación por la proliferación de estos grupos que, principalmente,
infiltrándose en movimientos sociales y encuadrados en partidos de ultraderecha.
Consideración actual[editar]
Todas las protestas, todos los clamores, todas las proclamaciones contra el racismo y la xenofobia son
justos, necesarios y bienvenidos.
José Saramago.