Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La protección de un valor tan esencial de la persona como la libertad es una constante de todos
los ordenamientos jurídicos que se encuentra, además, reconocido en los grandes textos
internacionales de Derechos Humanos y en todas las Constituciones.
Proteger la libertad, en general, es algo así como pretender un imposible, por lo que la libertad de
la que hablamos no es tanto la libertad en sentido filosófico o metafísico sino en sus más concretas
manifestaciones, que tienen en común una idea: la capacidad de decidir y auto determinarse que
tiene todos ser humano, por el hecho de ser persona.
Efectivamente, abolida la esclavitud, todo ser humano puede decidir libremente, sin más límites
que lo que su conciencia le dicte en su fuero interno y, por supuesto, los que derivan de las leyes.
Por esa razón, son clásicos los delitos que examinamos, e incluso, existen viejos delitos, como los
delitos sexuales, antes protectores de la honestidad y las buenas costumbres, y ahora de la libertad
sexual, así como nuevos delitos, como los delitos informáticos, que sancionan los ataques a la
libertad informática.
Todo ello, habla, pues de la importancia de esta dimensión de la persona que, junto con la
seguridad, conforma la dialéctica de la vida en sociedad. Por eso, los limites a su ejercicio y la
protección que se brinda a quienes resultan víctimas de la misma.
Finalmente, para darse una idea de la importancia que el Código Penal concede a la libertad, basta
un dato: regula los delitos contra la misma, inmediatamente detrás de los delitos contra la vida y
la integridad física, es decir, de los delitos que atentan, como tiene dicho el Tribunal
Constitucional, contra el primero, el derecho a la vida, que constituye derecho soporte y troncal
de todos los demás pues sin vida no cabe hablar de libertad en ninguna de sus manifestaciones ni
de ningún otro derecho.
CICLO : Iv
PUCALLPA – 2018