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Julie Paola Lizcano Roa

Código: COPSMPCS3203439

Fecha: 23 de septiembre del 2019

CAMPOS DE INTERVENCIÓN ESPECIALIZADA EN EL ÁMBITO DE LA


PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD.

CASO 1

1. ¿Qué factores psicológicos pueden haber influenciado en la aparición de dicha


enfermedad? Explique desde un enfoque psiconeuroinmunologico.

La interacción entre los factores biológicos, psicológicos y sociales altera la respuesta


inmunológica predisponiendo la aparición de enfermedades. Desde tiempos antiguos se ha
observado la asociación entre situaciones de estrés físico y psicológico con la génesis de
enfermedades sobre todo infecciosas. En el caso de la mujer de 35 años las creencias y el
sistema de valores permitieron que ésta procesara situaciones generadoras de estrés, que en
función de sus creencias y de sus valores se tradujeron en sentimientos diversos (miedo,
cólera, depresión, indefensión, desesperanza) por la pérdida de su hogar y de su hija.
Activando diversos mecanismos, entre ellos el eje formado por el hipotálamo, la hipófisis y
las glándulas suprarrenales. La activación de los citados mecanismos puede suprimir o
reducir la respuesta del sistema inmunitario, lo que a su vez permite que se desarrollen
cuadros patológicos de naturaleza diversa, como lo es la enfermedad viral. (Heinze, 2001)

En la mujer de 35 años, considero que el estrés jugó un papel importante ya que el estrés
influye profundamente en la susceptibilidad y en la evolución de patologías agudas y
crónicas, ya que induce desórdenes en la inmunorregulación, entre los cuadros clínicos que
se asocian al estrés se incluyen las infecciones, y las enfermedades virales. (Klinger, 2003)

2. ¿Cómo podríamos ayudarla desde la psico-neuroinmunología?

Los resultados procedentes de estudios experimentales y de observaciones clínicas permiten


concluir que las enfermedades son el resultado de la interacción entre múltiples factores, que
dependen tanto del agente agresor (bacterias, virus, agentes carcinógenos), como del
organismo agredido (características genéticas, nerviosas, endocrinas, emocionales,
inmunológicas, cognoscitivas y comportamentales, edad, género, experiencias vitales y
factores psicosociales). Todos estos datos ofrecen grandes posibilidades desde la perspectiva
clínica, pues ofrecen la posibilidad de plantear el tratamiento psicológico como apoyo al
tratamiento farmacológico, o incluso como tratamiento preventivo de la enfermedad. (Delves
y Roitt, 2000)

El sistema inmunitario es una pieza fundamental en la defensa del organismo y participa en


el mantenimiento de la homeostasis. Existen entonces, algunas técnicas y estrategias en la
intervención psicoterapéutica para mejorar la respuesta inmunológica en la mujer de 35 años:

 Ser inmune es estar protegido. Y el sistema inmunitario o inmunológico tiene ese


cometido: es la defensa natural que tiene el cuerpo para luchar contra las infecciones.
Por eso, si lo tenemos debilitado, disminuye la capacidad de nuestro organismo para
hacerles frente y nos volvemos más vulnerables a ciertas enfermedades.
 En cualquier etapa tanto en la prevención como en el tratamiento se debe estimular el
uso de la comunicación asertiva; es importante tener en cuenta que las personas
psicológicamente y físicas, manifiestan actitudes y comportamientos que benefician
continuamente el sistema inmunológico.
 La mujer de 35 años necesita de apoyo de amigos, que le den sentido a su vida y
ayuden a resolver el duelo hacia su hija.
 Utilizar técnicas cognitivas y de control mental como por ejemplo la visualización de
imágenes puede ayudar en estos casos para expulsar las preocupaciones, procurando
así, que el paciente flexibilice sus valoraciones, creencias, significados y halle
interpretaciones más eficaces y adaptativas.
 La logoterapia puede acompañar no solo en la curación. También personas
gravemente enfermas pueden sentirse de alguna manera bien consigo mismas. El
objetivo de la logoterapia es trabajar hacia una actitud de aceptación ante el
sufrimiento inevitable (como la muerte de la hija de la mujer de 35 años). Se trata de
mantener la dignidad individual, configurando el espacio de libertad que permanece
a pesar del sufrimiento extremo. Los valores actitudinales pasan a un primer plano y
permiten a la persona una existencia con sentido, que le ayuda a soportar el
sufrimiento y a vivir con dignidad “a pesar de todo”.
Referencias

Delves, P., & Roitt, I. (2000). The immune system. First of two parts. N. Engl. J. Med, 343,
pp. 37-49
Heinze, G. (2001). Mente-cerebro: sus señales y su repercusión en el sistema inmunológico.
Salud Mental, 24, pp. 3-9
Klinger, J. (2005). La psiconeuroinmunología en el proceso salud enfermedad. Colombia 2,
pp. 120-9

CASO 2

1. ¿Qué técnicas de intervención utilizaría?

La intervención logopédica en casos de afasia es muy útil. La afasia es una alteración


producida por una lesión cerebral que, a su vez puede ser causada por una gran variedad de
factores, en este caso un accidente vascular encefálico. Ardilla (2006) afirma que,
dependiendo del grado de severidad de los mismos, pueden dejar generalmente otras secuelas
como: defectos en la memoria, cambios comportamentales y defectos cognoscitivos más
difusos entre los que podemos destacar bradipsiquia, defectos en la atención o disminución
de la capacidad de concentración entre otros.

Para realizar una adecuada intervención en este tipo de sujetos, es necesario que el logopeda
detecte cuáles son sus necesidades a través de un exhaustivo proceso de evaluación. En
primer lugar, debe realizarse una historia clínica detallada. Una vez realizada la recogida de
datos, se continúa con la evaluación a través de pruebas que permitan valorar las necesidades
específicas del sujeto. Considero oportuno comenzar con una prueba estandarizada, ya que
en un periodo breve de tiempo valora todas las áreas y ponen de manifiesto aquellas que
requieren una evaluación en profundidad. Además, es recomendable que la evaluación no se
centre únicamente en una sola prueba, sino que se contrasten los resultados con otras pruebas
más específicas o herramientas como la observación que nos ayuda a comprobar realmente
cuáles son los resultados. El grado de recuperación que el sujeto alcanza depende de varios
factores:

 Extensión y localización de la lesión.


 Edad.
 Etiología.
 Tiempo de inicio de la rehabilitación desde el accidente.
 Preferencia lateral.
 Diferencias sexuales.

Referencias

Ardilla, A. (2006) Las afasias. Miami, Universidad Internacional de Florida.

CASO 3

1. ¿Qué técnicas de intervención utilizarías con el paciente y con los familiares?

La finalidad de la rehabilitación es mejorar y/o compensar aquellas capacidades funcionales


disminuidas o perdidas después de un TCE así como mejorar los resultados funcionales. La
rehabilitación requiere un equipo multidisciplinar. En la rehabilitación del TCE existen
diferentes periodos, cada uno de los cuales tiene un objetivo a alcanzar. Estos periodos son:
el estadio agudo con ingreso en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y/o neurocirugía;
la rehabilitación en régimen de ingreso hospitalario; la rehabilitación ambulatoria; y el apoyo
comunitario de larga evolución. La transición entre estos periodos de la rehabilitación
requiere una comunicación efectiva para que sean eficaces para el paciente afectado de TCE.
La responsabilidad del personal sanitario es facilitar la atención apropiada, resolver
problemas, educar, e identificar y eliminar barreras que impidan una integración completa en
la comunidad. Asimismo, se debe dar apoyo a la persona con TCE y a su entorno para que
sea capaz de asumir en cada momento lo que supone un proceso de interacción continua.
(Bernabeu, 1999)

Los objetivos terapéuticos tienen que haber sido acordados por el equipo multidisciplinar,
siendo el binomio paciente-familia el centro de actuación. En cada caso específico, se
considerará la necesidad de realizar interconsultas con otras especialidades médicas. Los
pacientes y sus familiares han de tener una participación activa en el proceso de
rehabilitación. Establecer programas sistemáticos de información y formación para
familiares y cuidadores durante el periodo de rehabilitación permite garantizar el apoyo
físico, instrumental y emocional que el paciente necesita al alta hospitalaria para facilitarle
la adaptación a la nueva situación. (Anson & Ponsford, 2006).)

El apoyo a la familia se tiene que dar en todas las fases de atención al traumatismo y es
competencia de todos los profesionales que intervienen. Cualquier programa de ayuda a las
familias ha de considerar que éstas necesitan apoyo en todas las etapas, pero que sus
necesidades cambian a medida que pasa el tiempo. Un TCE es también un «traumatismo»
familiar, por lo tanto, la familia tiene que estar incluida dentro del tratamiento como ente que
necesita atención y también como recurso a utilizar en el programa terapéutico.

Entre las intervenciones psicológicas que tienen una mayor aplicación con los pacientes
con Traumatismo Craneoencefálico se ha encontrado la de tipo Cognitivo – Conductual.
Diferentes son los estudios que han demostrado su eficacia. Sin embargo, el Traumatismo
Craneoencefálico no afecta solo el sujeto que lo padece, sino que altera también su entorno
familiar. El suporte familiar tiene, de hecho, una gran influencia sobre la capacidad del
paciente de ajustarse y recuperarse después de un Traumatismo Craneoencefálico, además
de representar un óptimo aliado para que las estrategias de afrontamiento aprendidas durante
las intervenciones psicológicas sean mantenidas con el tiempo. Por esa razón, enfoque
psicoterapéutico como la de tipo Sistémico puede intervenir, no solo en relación a las
secuelas cognitivas, emocionales y conductuales que el paciente presenta, sino también en
reequilibrar su entorno familiar (Wiart et al., 2012).

Referencias

Anson, K., & Ponsford, J. (2006). Evaluation of a coping skills group following traumatic
brain injury. Brain Injury, 20(2), 167–178.

Bernabeu, M. (1999). La rehabilitación del traumatismo craneoencefálico: un enfoque


multidisciplinar. Blocs 11. Barcelona: Fundació Institut Guttmann.

Wiart, L., Richer, E., Destaillats, J.-M., Joseph, P.-A., Dehail, P., & Mazaux, J.-M. (2012).
Psychotherapeutic follow up of out patients with traumatic brain injury: Preliminary results
of an individual neurosystemic approach. Annals of Physical and Rehabilitation Medicine,
55(6), 375–387.
CASO 4

1. ¿Qué situación vital y rasgos de personalidad favorecen la aparición de su


cuadro clínico?

El infarto del miocardio se ha asociado con la personalidad tipo A y tipo D y con ciertos
rasgos específicos de personalidad: depresión, ansiedad, psicopatía, hipocondría y deterioro
de la autoestima. Las enfermedades cardiacas no sólo son padecimientos fisiológicos;
también afectan las relaciones sociales, las cuestiones psicológicas y la calidad de vida.

Por otro lado, dentro de los factores psicosociales de riesgo en la enfermedad coronaria están
los rasgos de personalidad con propensión a las emociones negativas, experiencias vitales
traumáticas y situaciones sostenidas de estrés (como las que padece este hombre de 45 años),
que junto a la ausencia de soportes afectivos adecuados y a condiciones de aislamiento social
conducen a cambios fisiológicos que favorecen la aparición de un evento coronario.

Los rasgos psicológicos que caracterizan este tipo de personalidad se encuentra la


competitividad, la impaciencia, la hostilidad y alta necesidad de control. Estos pacientes se
caracterizan por el perfeccionismo, suelen ser personas ambiciosas que tienen un deseo
pertinente de poder, estos individuos como el hombre que se formula en el caso manifiestan
un permanente estado de alerta física y mental. (Laham, 2001)

Finalmente, encontramos en el caso un estilo de afrontamiento asociado al riesgo coronario


que se desencadena en la enfermedad coronaria y es la hiperresponsabilidad, el cual es el
modo de afrontamiento donde se mezclan exigencias y sentimientos de reconocimiento
desmedido.

2. ¿Explique qué técnicas de intervención psicológica utilizarías para ayudar este


paciente?

Las enfermedades cardiacas tienen problemas físicos, psicológicos y sociales, por lo que es
de suma importancia que los especialistas que participan en la atención conozcan estos
factores psicológicos de los pacientes cardiópatas con el fin de lograr un mejor tratamiento
conjunto, y, además, para que puedan canalizar al paciente al psicólogo y psiquiatra a fin de
que reciba una adecuada atención psicoterapéutica. Así el paciente logrará un cambio en su
estilo de vida y podrá vivir de la mejor manera con su enfermedad cardiaca, lo que ocasionará
efectos favorables en todos los ámbitos de su vida (social, familiar, laboral, sexual, entre
otros) en los que también se siente afectado.

Es importante en la intervención esclarecer los temores y estimular una actitud positiva, de


confianza y seguridad en el tratamiento y evolución, brindando información acerca de lo que
van a hacer, dar apoyo y transmitir serenidad. La terapia cognitiva puede ser de gran utilidad
en estos casos, su postulado central es que las personas sufren por la valoración que hacen de
los sucesos y no por la magnitud de estos en sí mismos. En el proceso terapéutico se intenta
que el paciente varíe los significados que otorga a los acontecimientos y encuentre
interpretaciones más funcionales y adaptativas. Como destaca Laham (2007) es importante
desde la intervención cognitiva:

 El manejo adecuado de las reacciones negativas


 El manejo de estrés.
 Contribuir a modificar rasgos de patrones conductuales que favorecen la enfermedad
cardiovascular.
 Estimular cambios en el estilo de vida que promuevan la adquisición de
comportamientos saludables.
 La ampliación de las interacciones sociales, dando nuevo sentido y orientación a su
vida.

Referencias

Laham, M. (2001). Psicocardiología. Abordaje psicológico al paciente cardíaco. Ediciones


Lumiere. Buenos Aires.

Laham, M. (2007). La Psicocardiología en el Tratamiento de la persona coronaria.


Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/1342/134212604006.pdf
CASO 5

1. ¿A qué tipo de personalidad se le asocia la aparición del cáncer? Explique y


ejemplifique en el caso.

Diversos profesionales del área de la salud consideran el cáncer de mama como una
enfermedad psicosomática. Es decir que además del factor médico y físico, existe otro de
base psicológico. El patrón de conducta tipo C constituye un conjunto de actitudes y
comportamientos relacionados funcionalmente que se concretan en un estilo de interacción
paciente, pasivo, apacible, actitud poco asertiva, conformista y de extrema cooperación y
control de la expresión de las emociones negativas, en particular, de las indicadoras de
agresividad. (Temoshok & Dreher, 1993; Watson & Greer, 1998; Spencer, Carver & Price,
1998). Este patrón se corresponde con las respuestas de frustración, inhibición, sumisión y
derrota sustentadas por el sistema periventricular o inhibidor de la acción, que es el
subsistema nervioso-central que regula la psicobiología del estrés (Valdés, 1990).

Según Andreu (1998), las personas tipo C son definidas como emocionalmente contenidas
frente al estrés, haciendo referencia a un patrón constituido por la falta de manifestación de
emociones negativas y, en consecuencia, la falta de expresión de conductas asociadas a éstas.
Estos sujetos son descritos como cooperativos, pasivos, evitadores de conflicto, supresores
de emociones negativas, que usan la represión como mecanismo de afrontamiento, rígidos y
con mayor predisposición a experimentar desesperanza y depresión.

Finalmente, la personalidad tipo C como rasgo pre mórbido para el desarrollo del cáncer hace
referencia a una serie de características como insignia, la represión de las emociones
negativas que influyen directamente en el desarrollo del cáncer.

2. ¿Qué técnica psicológica utilizaría para ayudar a este paciente y a sus


familiares? Fundamente

Una combinación de tratamiento individual y de grupo a veces funciona mejor. Sesiones


individuales con un psicólogo autorizado para ejercer suelen recalcar la comprensión y
modificación de los patrones de pensamiento y de conducta. El tratamiento psicológico de
grupo con otras personas que tienen cáncer de mama les da a las mujeres la posibilidad de
brindar y recibir apoyo emocional, y aprender de las experiencias de las demás. Para ser más
eficaz, los grupos deben estar conformados por mujeres que están en etapas similares de la
enfermedad, y estar guiados por psicólogos u otros profesionales de la salud mental con
experiencia en el tratamiento del cáncer de mama.

Las intervenciones psicológicas, que son dirigidas a individuos o grupos, se esfuerzan por
ayudar a las mujeres a adaptarse a sus diagnósticos; a sobrellevar el tratamiento y a aceptar
el impacto de la enfermedad en sus vidas. Estas intervenciones ofrecen a los psicólogos una
oportunidad de ayudar a las mujeres a entender mejor el cáncer de mama y su tratamiento.
Los psicólogos suelen formular a las mujeres preguntas abiertas acerca de sus suposiciones,
ideas para vivir una vida más plena y otros asuntos. Si bien los pensamientos y sentimientos
negativos se abordan, la mayoría de las investigaciones psicológicas se concentran en la
resolución de problemas a medida que las mujeres enfrentan un nuevo desafío. (Kübler,
1992)

Un diagnóstico de cáncer de mama puede afectar seriamente el funcionamiento psicológico


de una mujer, lo que a su vez puede poner en peligro su salud física. Esto no tiene por qué
ser así. Las mujeres que buscan ayuda de psicólogos autorizados para ejercer y con
experiencia en el tratamiento del cáncer de mama, pueden usar la conexión cuerpo-mente en
beneficio propio para mejorar su salud mental y física.

Los enfoques cognitivo conductual (TCC) y la desensibilización sistemática pueden ayudar


en el proceso de rehabilitación y para enfrentar los cambios que sufrirá el paciente,
especialmente en la ruptura o transformación de algunos hábitos.

Referencias

Andreu, Y. (1998). Algunas consideraciones conceptuales y metodológicas en la


investigación sobre el patrón de la conducta tipo c. Análise psicológica, 4, (16), 569-579.

Kübler, R. (1992) Sobre la muerte y los moribundos. Madrid: Monardes.

Spencer, S., Carver, Ch. & Price, A. (1998). Psychological and Social Factors in Adaptation.
En Holland, J. (Ed). Psycho-Oncology. New York: Oxford University Press. 211-222.
Temoshok, L. & Dreher, H. (1993). Tipe C Connection: The behavioral links to cancer and
your health. Noetic Sciences Review, 25.

Valdés, M. (1990). Psicobiología del estrés: conceptos y estrategias de investigación.


Barcelona: Martínez Roca

Watson, M. & Greer, S. (1998). Personality and Coping. En Holland, J. (Ed.). Psycho-
Oncology. New York: Oxford University Press. 91-98.

CASO 6

1. ¿Puede usted evaluar este caso como una discapacidad? Argumente

Para llegar a diagnosticar un caso de discapacidad, al paciente se tendría que tener datos
completos de los especialistas en una historia clínica con todos los exámenes pertinentes para
determinar qué clase de enfermedad tiene y si esta enfermedad lo conlleva a una deficiencia
en su estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica, si es temporal o permanente,
y esto únicamente lo definiría el medico especialista o tratante, lo mismo sucedería para el
diagnóstico de minusvalía.

Es importante tener en cuenta que, no siempre la relación de los tres conceptos sigue el orden
establecido “deficiencia-discapacidad-minusvalía”, ya que no todas las personas con una
deficiencia sufren una discapacidad, ni todas las personas que tienen una discapacidad tienen
una deficiencia o no todas sufren una minusvalía.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de la Clasificación Internacional de


Deficiencias, Discapacidad y Minusvalía (CIDDM) propone una terminología relacionada
con los conceptos de disminución que resulta clave a la hora de tratar sobre este tema. (Egea
& Sarabia 2001)

2. ¿Cómo ayudaría a esta paciente? Argumente

Le recomendaría que acuda a su médico tratante para que le haga un estudio completo con
todos los exámenes que se requiera para poder definir su estado de salud, si es una
enfermedad que puede ser tratada con medicamentos y con las terapias pertinentes (físicas,
psicológicas) y así darle una calidad de vida. Ya que en este caso únicamente se habla de el
dolor de huesos y articulaciones, pero no de un diagnóstico que lo lleve a una discapacidad
parcial o total.

Referencias

Egea, G., & Sarabia, S. (2001). Experiencias de aplicación en España de la Clasificación


Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías. Real Patronato de la
Discapacidad. Madrid.

CASO 7

1. ¿Qué mecanismos de defensa utilizó esta paciente? Argumente.

La negación, consiste en el rechazo de aceptar que algo ocurre y se basa en la convicción


prelógica de “Si yo no lo reconozco, eso no sucede”. Sus raíces están en los primeros estados
ego-céntricos del desarrollo donde todo lo que es, y no es, está en función de uno mismo.
Esta defensa puede ser adaptativa en situaciones de crisis o emergencia, donde el pleno
reconocimiento de lo que sucede sería paralizante en ese momento. (Freud, 1981)

Referencias

Freud, S. (1981). Obras completas de Sigmund Freud. Tomo III. 4a. Edición. España:
Editorial Biblioteca Nueva.

CASO 8

1. ¿Qué aspectos del paciente y la familia pueden ser abordados desde la


psicología?

Los trastornos del ánimo es un problema común en los padecimientos oncológicos,


usualmente explicados por el miedo de morir y los cuidados necesarios al final de la vida.
Por ejemplo, la depresión es una entidad que afecta a una proporción del 15-25% de los
pacientes con cáncer. A pesar de su elevada incidencia, es un trastorno habitualmente
infradiagnosticado y que no recibe tratamiento adecuado. Este hecho conduce a una mala
calidad de vida, una inadecuada adherencia al tratamiento y una menor tasa de supervivencia
en esta población médica. Existe evidencia sobre la eficacia de abordajes tanto
farmacológicos como psicoterapéuticos en pacientes oncológicos con depresión. (Hernández,
2012)

Las personas con diagnóstico de cáncer se enfrentan a numerosos problemas y a varias causas
de estrés, factores que las hacen susceptibles a la depresión, desde cómo orientarse dentro
del sistema de atención médica, pasando por las interrupciones en las relaciones
interpersonales, hasta las decisiones sobre cómo pasar el tiempo de vida que les queda. Aun
así, las clínicas y los centros oncológicos no brindan apoyo psicológico en forma rutinaria a
todos los pacientes con cáncer para ayudarles a hacer frente a estos problemas. No obstante,
todas las personas pueden beneficiarse de la ayuda y el apoyo de otras personas, ya sea
amigos y familiares, grupos religiosos, grupos de apoyo, consejeros profesionales, entre
otros.

2. ¿Qué técnicas utilizarías en la intervención psicológica?

En la atención del cáncer, a menudo trabajan juntos distintos tipos de médicos y otros
profesionales de atención médica para crear un plan de tratamiento integral del paciente que
combine distintos tipos de tratamientos. Esto se denomina equipo multidisciplinario.

Dentro de las técnicas que utilizaría en este tipo de paciente encontramos la Psicoterapia de
Apoyo, puede desarrollarse de modo individual o en sesiones de grupo, se pretende que el
paciente consiga alcanzar una integración de la experiencia vivida con la enfermedad y su
sintomatología, para lo cual se favorece la expresión emocional, esto sería de gran apoyo
para disminuir los sentimientos de minusvalía que trae la depresión. En el caso de pacientes
oncológicos, quienes frecuentemente se hallan afectados de dolor por diversas causas, resulta
evidente la necesidad de este tipo de intervención, ya que dada la multidimensionalidad del
dolor, se ven afectadas diversas áreas de la vida del paciente, lo cual a su vez conlleva una
repercusión en su calidad de vida. Por estos motivos, la intervención dirigida a los pacientes
oncológicos con dolor, debería incluir recursos que se han generado desde la psicología y
han mostrado su eficacia y utilidad para proporcionar al paciente herramientas que le ayuden
en el manejo de la sintomatología. (Bonica, 1979)

En este sentido, la intervención psicológica no debe entenderse como una intervención


alternativa cuando otras terapias fallan, sino como una terapia complementaria que facilita y
complementa el efecto positivo de otras terapias. Cualquier intervención psicológica debe
estar encuadrada en el tratamiento multidisciplinar del dolor en el paciente oncológico,
siendo uno de los aspectos a incluir dentro de ese plan de actuación. (Vallejo, 1983)

Referencias

Bonica, J. (1979) Psychologic and emotional aspects of cancer pain. En: Bonica JJ,
Ventafrida V, editors. Advances in pain research and therapy 2. Proceedings of the
International Symposium on Pain of Advanced Cancer. New York: Raven Press.

Hernández, M. (2012). Salud mental y malestar emocional en pacientes con cáncer.


Psicooncología; 9 (3), 233-257.

Vallejo, M. (1983). Evaluación y Tratamiento Psicológico del dolor. Rev Esp Ter Comport;
(1), 329-377

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