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Conservantes químicos y compuestos antimicrobianos naturales
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Conservantes químicos y compuestos antimicrobianos naturales
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P. MICHAEL DAVIDSON
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ANTIMICROBIANOS TRADICIONALES
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Debe indicarse que este mismo fenómeno puede causarse también interfiriendo
la permeabilidad de la membrana. Otros mecanismos similares en que interviene la
membrana citoplásmica han sido estudiados por Freese, Sheu y colaboradores en la
década de los años 70. Sheu y Freese (334) han sugerido que los ácidos orgánicos de
cadena corta interfieren con el metabolismo de la energía alterando la estructura de la
membrana citoplásmica a través de la interacción con las proteínas de la membrana.
Posteriormente han lanzado la hipótesis que la interferencia con las proteínas de la
membrana reduce la regeneración del ATP desacoplando el sistema de transferencia
de electrones o inhibiendo el transporte activo de nutrientes hacia el interior de la
célula. Sheu et al. (335) y Freese el al. (125) determinaron que los ácidos grasos de
cadena corta actúan como desacopladores de las proteínas transportadoras de
aminoácidos del sistema de transporte de electrones. Como prueba, demostraron que
el transporte de L-serina, L-leucina y malato es inhibido en las vesículas de la
membrana de Bacillus subtilis cuando se exponen al acetato y otros ácidos grasos.
Más tarde, Sheu et al. (336) hallaron que la inhibición del transporte activo sólo
influía indirectamente en el metabolismo de la energía, que en las células no se
agotaba necesariamente el ATP. Sugirieron que la inhibición del transporte activo era
debida a la destrucción de la FMP, que a su vez hacía cesar el transporte activo.
Resultados un tanto contradictorios obtuvo Eklund (95) tanto de los ácidos orgánicos
como de los parabenes. Estudió la inhibición del crecimiento y la captación de
aminoácidos y de glucosa por Escherichia coli, B. subtilis y Pseudomonas
aeruginosa concluyendo que la inhibición de la captación no explicaba la inhibición
del crecimiento por el propionato, benzoato o sorbato. En el último estudio, Eklund
(98) evaluó el efecto del ácido sórbico y de los ésteres del ácido p-hidroxibenzoico
(parabenes) sobre los componentes ΔpH y Δψ de la FMP en las vesículas de la
membrana de E. coli. Ambos compuestos eliminaban ΔpH pero no afectaban
significativamente al componente Δψ de la FMP, por lo que continuaba el transporte
activo de aminoácidos. Eklund (99) concluyó que la neutralización de la FMP y
subsiguiente inhibición del transporte no era el único mecanismo de acción de los
parabenes. Para resumir, los ácidos orgánicos y sus ésteres tienen efectos
significativos sobre las membranas citoplásmicas de las bacterias, interfiriendo el
transporte de metabolitos y el mantenimiento del potencial de membrana.
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El ácido acético (Fig. 29.2; pKa = 4,75), el principal componente del vinagre, y
sus sales sódica, potásica y cálcica, el diacetato sódico y cálcico y el ácido
deshidroacético (metilacetopiranona) son algunos de los más antiguos
antimicrobianos. Solamente las especies Acetobacter (microorganismos que
intervienen en la producción de vinagre), las bacterias ácido lácticas y las bacterias
ácido butíricas toleran el ácido acético (13, 90). Entre las bacterias inhibidas por el
ácido acético se encuentran especies de Bacillus, Clostridium, Listeria
monocytogenes, salmonelas, Staphylococcus aureus, E. coli, Campylobacter jejuni, y
pseudomónadas (90, 99, 151, 210,241,426). Los mohos y las levaduras son
generalmente más resistentes al ácido acético que las bacterias (99). Entre las
levaduras y mohos sensibles al ácido acético se encuentran especies de Aspergillus,
Penicillium y Rhizopus y algunas cepas de Saccharomyces (76, 90, 193, 210).
El ácido acético y sus sales han tenido éxito variable como antimicrobianos
añadidos a los alimentos. El ácido acético puede incrementar la vida útil de las aves
sacrificadas y cuando se añade en agua fría a pH 2,5 para lavar porciones de pollo
(244). La adición de ácido acético al 0,1% al agua del tanque de escaldado empleado
en el procesado de aves reduce la resistencia al calor de Salmonella newport,
Salmonella typhimurium y Campylobacter jejuni (254). Por el contrario, Lillard et al.
(214) comprobaron que el 0,5% de ácido acético en el agua de escaldado carecía de
efecto significativo sobre salmonelas, bacterias aeróbicas totales o miembros de la
familia Enterobacteriaceae de las canales de ave. Del 1 al 3% en el baño de
inmersión de la canal vacuna o de cordero, el ácido acético redujo los recuentos tanto
de microorganismos patógenos y alterativos (7, 24). En el uso como aspersión
(“spray”) sanitaria de las canales de carne el ácido acético ha sido de eficacia variable
como antimicrobiano.
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El acetato sódico al 1,0% aumenta la vida útil de los filetes de barbo hasta los 6
días cuando se almacena a 4 ºC respecto al control (191). El di acetato sódico (pKa =
4,75) es eficaz al 0,1 a 2,0% para inhibir en crecimiento de los mohos en los quesos
para extender (90). El acetato sódico también es un eficaz inhibidor de las bacterias
ablandadoras del pan (“rope” por B. subtilis) y otros productos cocidos al horno y de
los mohos Aspergillus flavus, A. fumigatus, A. niger, A. glaucus, Penicillium
expansum y Mucor pusillus a pH 3,5 a 4,5 (133). Es útil a la industria panificadora
porque tiene poco efecto sobre las levaduras de panadería. El diacetato sódico inhibe
a L. monocytogenes, E. coli, Pseudomonas fluorescens, Salmonella enteritidis y
Shewanella putrefaciens pero no a S. aureus, Yersinia enterocolitica, Pseudomonas
fragi, Enterococcus faecalis o Lactobacillus fermentans (328). El ácido
deshidroacético tiene un elevado pKa de 5,27 y por consiguiente es activo a valores
pH más altos. Inhibe a las bacterias al 0,1 a 0,4% y a los hongos al 0,005 a 0,1% (90).
El ácido acético se emplea comercialmente en alimentos panificados, quesos,
condimentos y sazonantes, análogos de productos lácteos (simulados o de imitación),
grasas y aceites, salsas y aderezos y carnes. Las sales sódica y cálcica se emplean en
cereales de desayuno, quesos, grasas y aceites, gelatina, caramelos duros,
mermeladas y jaleas, carne, caramelos blandos, alimentos «snack», mezclas secas
para sopas y salsas dulces. El diacetato sódico se usa en los producíos a cocer al
horno, caramelos, quesos para extender, jugos, carnes, salsas y mezclas secas para
sopas.
El mecanismo general por el que el ácido acético inhibe a los microorganismos
es similar al descrito anteriormente para otros ácidos orgánicos. Sheu y Freese (334)
y Freese et al. (125) observaron que el ácido acético inhibía la captación de oxígeno y
consecuente producción de ATP en un 76 a 77% en las células enteras de B. subtilis.
El compuesto, no obstante, no inhibe la oxidación del NADH por membranas
aisladas. Más tarde observaron que el α-glicerol fosfato- o NADH energizada
captación y transporte de serina a las vesículas de las membranas del B. subtilis es
inhibido por el ácido acético.
Células enteras y vesículas de E. coli dieron similares resultados. Concluyeron que el
acetato inhibe el crecimiento desacoplando el transporte del sustrato y la fosforilación
oxidativa del sistema de transporte de electrones.
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El ácido láctico (Fig. 29.2; pKa = 3,79) se produce de forma natural durante la
fermentación normal de alimentos por las bacterias ácido lácticas. Aunque el ácido y
sus sales actúan como conservantes de alimentos, sus principales usos son como
agentes controladores del pH y la aromatización. El ácido láctico inhibe las bacterias
esporógenas S. aureus y y. enterocolitica (40,241,426). La actividad antimicrobiana
del ácido láctico depende de su aplicación a los alimentos y de sus objetivos
microbianos. El ácido láctico es más eficaz que los ácidos málico, cítrico, propiónico
o acético en la inhibición del crecimiento de Bacillus coagulans en zumo de tomate
(292). Smulders et al. (346) y Snijders et al. (347) encontraron que el ácido láctico al
1 a 2% reduce las Enterobacteriaceae y microorganismos mesófilos aerobios de la
carne vacuna, de ternera, de cerdo y de aves y retrasa el desarrollo de flora alterativa
durante el almacenamiento de productos a largo plazo. El lactato sódico (2,5 a 5,0%)
inhibe en diversos productos cárnicos al C. botulinum, C. sporogenes, L.
monocytogenes y las bacterias alterativas (60, 222, 268, 332,389,411).
Acerca del mecanismo de acción del ácido láctico sobre los microorganismos
productores de intoxicaciones alimentarias se ha efectuado muy poca investigación.
Es probable que funcione de forma análoga a otros ácidos orgánicos con el principal
mecanismo de alterar la FMP de la membrana citoplásmica (99). Ha existido cierta
especulación relativa al mecanismo de las sales lactato usadas a concentraciones de
2,5% y mayores. Los lactatos tienen el mínimo efecto sobre el pH del producto,
permaneciendo la mayor parte en la forma aniónica menos efectiva.
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Existen pruebas de que altas concentraciones de sales reducen la actividad del agua
(aw ) lo suficiente como para inhibir a los microorganismos (84). Sin embargo, Chen
y Shelef (60) y Weaver y Shelef (411) midieron la actividad del agua de los sistemas
de conservas cárnicas modelo y salchichas de hígado, respectivamente, conteniendo
sales lactato hasta el 4% y concluyeron que la reducción de la actividad del agua no
era lo suficientemente baja para inhibir a L. monocytogenes. Es más probable que a
las altas concentraciones de lactato usadas estuviese presente (residual mente) ácido
láctico indisociado, posiblemente en combinación con un pH ligeramente reducido y
la actividad del agua baja, como para inhibir algunos microorganismos.
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El ácido sórbico (Fig. 29.2) fue identificado por vez primera en 1859 por A. W.
van Hoffman, químico alemán, en las bayas del árbol de las cenizas del monte
(serbas)*1 (351). El ácido sórbico es un ácido graso monocarboxílico insaturado
trans-trans ligeramente soluble en agua (0,16 g/100 ml) a 20°C. La sal potásica del
ácido sórbico es bastante soluble en agua (58,2 g/100 ml a 20°C). Como otros ácidos
orgánicos la actividad antimicrobiana del ácido sórbico es máxima cuando el
compuesto se encuentra en estado indisociado. Con un pKa de 4,75 la máxima
actividad ocurre entre pH 6,0 a 6,5. El ácido indisociado es de 10 a 600 veces más
eficaz que en forma disociada (96).
1 N. del T.: Árbol de la familia de las rosáceas, de 6-8 m de altura. con tronco recto y liso, ramas gruesas formando una copa abierta, compuestas de
hojuelas elípticas. dentadas y lampiñas, flores blancas, pequeñas, en corimbos axilares, cuyo fruto, la serba, es pequeño y piriforme, de color
encarnado-amarillento y comestible después de madurar entre paja o colgado.
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Nitritos
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Como aceleradores del curado en los productos que contienen nitrito se requiere
eritorbato sódico o isoascorbato que actúan además como inhibidores de la formación
de nitrosaminas, compuestos cancerígenos formados por reacciones del nitrito con
aminas secundarias o terciarias. El nitrato sódico se usa en algunos quesos europeos
para evitar la alteración por Clostridium tyrobutyricum o C. butyricum (379).
El mecanismo del nitrito en la inhibición de los microorganismos se ha
estudiado durante 50 años (379,425). Desde que Ingram (162) formulara por primera
vez la hipótesis de que el nitrito inactivara enzimas asociadas con la respiración, se
ha comprobado que el compuesto inactiva una diversidad de enzimas o sistemas
enzimáticos. Sin embargo, las probables dianas de la inhibición de clostridios por el
nitrito solamente han podido elucidarse en los últimos 20 años. Woods et al. (424)
demostraron que el nitrito causaba una reducción del ATP intracelular y la excreción
de piruvato en células de C. sporogenes. Puesto que estas células oxidan el piruvato a
acetato para producir ATP usando el sistema fosforoclástico, se teorizó que éste
sistema enzimático se inactivaba por el nitrito. Dos enzimas del sistema, la piruvato-
ferredosín oxidorreductasa (PFR) y la ferredoxina se sospechó que eran susceptibles
al nitrito. La inhibición era debida a la reacción del nitrito en forma de ácido nítrico
con el hierro no hemo de las proteínas. La PFR era la más susceptible. Más tarde,
Woods y Wood (423) demostraron que el sistema fosforoclástico del C. botulinum
también era inhibido por el nitrito. Carpenter et al. (54) confirmaron que el nitrito
inhibe el sistema fosforoclástico de C. botulinum y C. Pasleurianum pero que la
enzima hierro-azufre, ferredoxina, es más susceptible que la PFR. McMindes y
Siedler (237) señalaron que el óxido nítrico era el principio antimicrobiano activo del
nitrito y que la piruvato descarboxilasa podía ser un objetivo blanco secundario para
la inhibición del crecimiento por el nitrito. Roberts el al. (313) también confirmaron
la inhibición del sistema fosforoclástico y encontraron que el ascorbato exacerbaba la
inhibición. Además, comprobaron que otras enzimas conteniendo hierro de C.
bolulinum, incluidas otras oxidoreductasas y la proteína ferro-azufrada, hidrogenasa,
eran también inhibidas. Se ha sugerido que la inhibición de la ferredoxina
clostridiana y/o la PFR es el mecanismo definitivo para inhibir los clostridios (54,
379). Estas observaciones son sostenibles por el hecho de que la adición de hierro a
carnes que contienen nitritos reduce el efecto inhibidor del compuesto (381).
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Parabenes
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Entre las bacterias, los parabenes son más activos frente a los géneros gram-
positivos (Tabla 29.2). Se ha investigado poco la actividad del éster n-heptilo en los
alimentos. Chan et al. (58) demostraron que este compuesto era muy efectivo para
inhibir las bacterias implicadas en la fermentación maloláctica de los vinos.
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Cloruro sódico
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La excepción a esta generalidad es S. aureus que tiene una actividad del agua mínima
de crecimiento de 0,83 a 0,86. La producción de enterotoxina por el organismo está
más restringida (236). Otro patógeno productor de intoxicaciones alimentarias
relativamente halotolerante es L. monocytogenes, capaz de sobrevivir en soluciones
salinas saturadas a bajas temperaturas. Los hongos son más tolerantes que las
bacterias a bajas actividades del agua. Las aw mínimas de crecimiento de los hongos
xerotolerantes son de 0,61 a 0,62, aunque la mayoría resultan inhibidos a 0,85 o aw
inferior (73).
El cloruro sódico inhibe a los microorganismos principalmente por su efecto
plasmolítico. La actividad antimicrobiana del cloruro sódico está relacionada con su
capacidad para reducir la actividad del agua y crear condiciones desfavorables para el
crecimiento microbiano. A medida que se reduce la actividad del agua extracelular,
las células comienzan a sufrir un choque osmótico y rápidamente pierden agua por
plasmolisis. Durante la plasmolisis, la célula deja de crecer y bien muere o sigue
latente. Para reanudar el crecimiento, la célula tiene que reducir su actividad del agua
intracelular (356). Aparte de la influencia osmótica sobre el crecimiento, existen
otros posibles mecanismos como la limitación de la solubilidad del oxígeno, la
alteración del pH, la toxicidad de los iones cloro y sodio y la pérdida de iones
magnesio (17). Algunas enzimas aisladas son más susceptibles a la inhibición por el
cloruro sódico de lo que lo es la especie que las alberga (238).
Sulfitos
El dióxido de azufre (S02) y sus sales se han usado como desinfectantes desde
la época de los antiguos griegos y romanos (165, 259). El uso de dióxido de azufre
como conservante de alimentos se indicó en el siglo XVII por Evelyn (109), quien
sugirió que los barriles podían llenarse con sidra conteniendo dióxido de azufre
(producido por combustión de azufre). Entre las sales del dióxido de azufre figuran el
sulfito potásico (S03K2), el sulfito sódico (S03Na2), el bisulfito potásico (S03HK), el
bisulfito sódico (S03HNa), el metabisulfito potásico (S205K2) y el metabisulfito
sódico (S205Na2). Aunque ahora los sulfitos tienen múltiples usos como aditivos
alimentarios, originalmente se usaron como antimicrobianos (317).
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Por ejemplo, Ough (259) señaló que los compuestos de adición con los azúcares
neutralizaban la actividad antimicrobiana de los sulfitos frente a las levaduras.
Stratford y Rose (362), sin embargo, demostraron que los complejos piruvato-sulfito
retenían cierta actividad frente a Saccharomyces cerevisiae.
El dióxido de azufre es fungicida incluso a bajas concentraciones frente a
levaduras y mohos. El rango de acción inhibidora del dióxido de azufre es de 0,1 a
22,2 μg/ml para especies Saccharomyces, Zygosaccharomyces, Pichia, Hansenula y
Candida (286). Roland et al. (315) y Roland y Beuchat (314) encontraron que entre
25 a 100 μg de dióxido de azufre por mi inhibía el crecimiento y la producción de
patulina por Byssochlamys nivea en mosto de uvas y zumo de manzana.
Los sulfitos pueden utilizarse para inhibir bacterias productoras de ácido
acético y de ácido láctico en vinos y productos frutícolas y bacterias de la alteración
de productos cárnicos. Entre 100 y 200 mg/litro, los sulfitos inhiben especies
Acetobacter que alteran a los vinos (259, 286). La concentración de dióxido de azufre
necesaria para inhibir a las bacterias ácido lácticas varía significativamente,
dependiendo de las condiciones, pero puede ser de 1 a 10 μ/ml en productos
frutícolas a pH 3,5 o inferior (419). El dióxido de azufre es más inhibidor de los
bacilos gram-negativos que de los bacilos gram-positivos (305). Banks y Board (15)
ensayaron la sensibilidad al metabisulfito de diversos géneros de Enterobacteriaceae
aislados de embutidos. Los microorganismos ensayados y las concentraciones de
sulfito libre (microgramos por mililitro) necesarios para inhibir su crecimiento a pH
7,0 fueron los siguientes: salmonelas de 15 a 109, E. coli 50 a 195, Citrobacler
freundii 65 a 136, Y. enlerocolitica 67 a 98, Enterobacler agglomerans 83 a 142,
Serratia marcescens 190 a 241 y Hafnia alvei 200 a 241.
El dióxido de azufre se utiliza para controlar el crecimiento de
microorganismos indeseables en frutas, zumos de frutas, vinos, embutidos, gambas
frescas, encurtidos ácidos y durante la extracción de almidones. Se añade a razón de
50 a 100 mg/litro a los mostos exprimidos de uvas para vinificación e inhibir mohos,
bacterias y levaduras indeseables (6). A concentraciones apropiadas, el dióxido de
azufre no interfiere con las levaduras vínicas o con el aroma del vino. Durante la
fermentación el dióxido de azufre también actúa como antioxidante, clarificador y
agente disolvente.
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Esta reacción puede inactivar enzimas que posean enlaces disulfuro y afecta a
la conformación de las proteínas. La inactivación del agente redox celular, glutatión
( ϒ glutamil-cisteinil-glicina), puede originar la oxidación de los grupos tiol de
proteínas y oxidación de los lípidos de la membrana (137). Los sulfitos reaccionan
con coenzimas y grupos prostéticos enzimáticos. La adición de sulfito inactiva
coenzimas NAO y los NAOP. Entre los grupos prostéticos susceptibles a la
inactivación por sulfitos figuran tiamina, ácido fólico, piridoxal, flavinas y hemos.
Las pirimidinas citosina y uracilo, componentes del ONA y RNA, son susceptibles
a reacciones de adición. El bisulfito convierte in vitro la citosina y 5-metilcitosina a
uracilo y timina, respectivamente (150). Además, la purina adenina, que es un
componente de los ácidos nucleicos ATP y NAO, puede formar compuestos de
adición con el sulfito. Estas reacciones pueden terminar polimerización del ONA,
transcripción y translación de RNA. Los compuestos que contienen carbonilos
(aldehídos y cetonas) también son objeto de ataque por los sulfitos. Estos compuestos
forman α-hidroxisulfonatos . Entre los azúcares que reaccionan con los sulfitos están
arabinosa, mannosa, galactosa, lactosa, glucosa, maltosa y rafinosa (164). La sacarosa
no reacciona. Los sulfitos también pueden formar productos de adición con las
quinonas.
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Indirectos y misceláneos
DMDC
El dimetil dicarbonato (DMDC, Fig. 29.4) es un líquido incoloro ligeramente soluble
en agua (3,6%). El compuestoes muy reactivo con muchas sustancias incluida el agua,
etanol, aminas alquilo y aromáticas y grupos sulfhidrilos (258). El objetivo de ataque
microbiano primario del DMDC son las levaduras entre las que figuran especies
Saccharomyces, Zygosaccharomyces, Rlzodotorula, Candida, Piclzia, Torulopsis,
Torula, Endomyces, Kloeckera y Hansenula.
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Antioxidantes fenólicos
Los antioxidante fenólicos, como el BHA (Fig. 29.5), BHT, propil galato y
TBHQ (Fig. 29.5), se usan fundamentalmente en los alimentos para retrasar la
autooxidación de los lípidos insaturados. Esto lo efectúan interrumpiendo el
mecanismo en cadena de radicales libres de formación de hidroperóxidos durante el
proceso de autooxidación (333). Debido a la naturaleza fenólica de estos compuestos
se ha emitido la teoría de que puedan tener actividad antimicrobiana.
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Fosfatos
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Sin calentamiento la susceptibilidad fue variable. Una mezcla de P4S, TPS y HMS
inhibió al 0,5% a B. subtilis, C. sporogenes y C. bifermentans. En un estudio similar
Jen y Shelef (172) ensayaron siete derivados del fosfato frente al crecimiento de S.
aureus 196E. Solamente el HMS al 0,3% (con una longitud de cadena fosfato de n
21) y el P4S o HMS al 0,5% (n = 13 ó 15) fueron eficaces inhibidores del crecimiento.
El magnesio invirtió el efecto inhibidor sobre el crecimiento. Wagner y Busta (401)
encontraron que el PAS carecía de efecto sobre el crecimiento de C. botulinum pero
demoraba o evitaba la toxicidad en ratones. Se especuló que esto podía ser debido a
la unión a la molécula de toxina o a la inactivación de la proteasa responsable de la
activación de la protoxina. Gould (135) demostró que el HMS del 0,2 al 1,0%
permitía la germinación de esporos Bacillus pero evitaba su crecimiento. Zaika y
Kim (434) hallaron que los polifosfatos sódicos al 1 % inhibían la fase de latencia y
los tiempos de generación de L. monocytogenes en caldo infusión corazón
cerebro, especialmente en presencia de NaCl.
Los derivados del fosfato también tienen actividad antimicrobiana en los
alimentos. El efecto de los fosfatos en las mezclas de curado de la carne ha sido
revisado por Wagner (399). Diversos estudios demostraron que el PAS, el HMS o los
polifosfatos exaltan el efecto del nitrito, pH y sal sobre C. botulinum (168, 249, 308,
400). Post et al. (276) conservaron cerezas tratadas por inmersión en tetrapolifosfato
sódico al 10% frente al crecimiento fúngico de especies Penicillium, Rhizopus y
Botrytis. Tanaka (367) demostró que el fosfato junto con el cloruro sódico, la
actividad del agua, contenido de humedad, pH y ácido láctico interaccionan evitando
el crecimiento del C. botulinum en queso fundido pasteurizado.
Diversas sales fosfato también poseen ciertas actividades antimicrobianas
frente al B. subtilis causante del pan correoso (“rope”) y las salmonelas de las claras
de huevo pasteurizadas (378).
El P3S a niveles del 8 al 12% reduce el número de patógenos, especialmente
salmonelas, en la carne de ave (132). Se sugirió que podía deberse a un proceso de
eliminación física en lugar de una inactivación química. Lillard (213) determinó que
aunque el P3S al 10% parecía reducir las salmonelas viables 2 unidades log, este
efecto era función del alto pH (11 a 12) del sistema. Waldroup (403) y Waldroup et
al. (404) llegaron a la conclusión de que el P3S carecía de efecto sobre los patógenos
o microorganismos indicadores de las aves.
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Origen animal
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La lactoferrina causa tal pérdida por quelación de cationes, entre ellos magnesio,
calcio y hierro, que estabilizan a los lipopolisacáridos de la membrana. Lo último se
demostró por inversión de la pérdida de lipopolisacáridos mediante la adición de
hierro. Puesto que es catiónica, la lactoferrina puede aumentar la permeabilidad de la
membrana externa a compuestos hidrofóbicos, incluidos otros agentes
antimicrobianos.
La lactoferricina B es un pequeño péptido producido por hidrólisis ácida con
pepsina a partir de la lactoferrina (27). Contiene 25 residuos de aminoácidos y un
peso molecular de 3.000. La lactoferricina puede ser la fracción antimicrobiana de la
molécula de lactoferrina, o la lactoferrina puede ser el precursor in vitro de la
lactoferricina. Jones et al. (176) determinaron que el compuesto es inhibidor para
Shigella, Salmonella y especies Candida, y. enterocolitica, E. Coli 0157:H7, S.
aureus y L. monocytogenes, a concentraciones que oscilaron entre 1,9 a 125 Ilg/ml.
Las especies Proteus, Serratia y Pseudomonas cepacia son resistentes a 500 μg de
lactoferricina B por ml. Estos resultados confirman y amplían estudios de inhibición
realizados in vitro anteriormente con lactoferricina B (26, 377, 402). El modo de
acción de éste compuesto aún no ha sido plenamente elucidado. Puesto que es un
péptido catiónico puede actuar sobre la membrana celular alterando la permeabilidad
y provocando fugas del citoplasma (68, 176).
Otra molécula que liga hierro, la ovotransferrina o conalbúmina, se presenta en
la clara (albúmina) de huevo. Esta glicoproteína de 77.000 a 80.000 Da constituye del
10 al 13% de la proteína total de la clara del huevo (263,420). La ovotransferrina
tiene el 49% de la secuencia homóloga a la de la lactoferrina (383). Cada molécula de
ovotransferrina tiene dos sitios de unión al hierro y, como la lactoferrina, liga aniones,
como bicarbonato o carbonato, con cada hierro férrico ligado. El 80% del compuesto
se desnaturaliza por calentamiento a 60°C durante 5 mino Schade y Caroline (322)
indicaron por vez primera que el compuesto era antimicrobiano, demostrando que la
clara de huevo cruda en caldo nutritivo inhibe E. coli, especies Shigella, S. aureus y
Saccharomyces cerevisiae. La inhibición era invertida por el hierro. Para que sea
inhibidora, la ovotransferrina tiene que estar en exceso estequiométrico con el hierro
y el pH tiene que estar en el rango alcalino (superior a 7,5) (385,420).
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Avidina
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Lisozima
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Origen vegetal
Especias y aceites esenciales
Las especias son raíces, cortezas, semillas, brotes, hojas o frutos de plantas
aromáticas que se añaden a los alimentos como agentes «flavorizantes». Sin embargo,
se sabe desde tiempos antiguos que las especias y sus aceites esenciales tienen
diferente grado de actividad antimicrobiana. La primera indicación del uso de las
especias como conservadores se remonta a unos 1.550 años a.C., cuando los antiguos
egipcios usaban especias para conservar alimentos y embalsamar a los muertos. El
clavo, la canela, el orégano y el tomillo y en menor grado el romero tienen la
actividad antimicrobiana más fuerte entre las especias.
Los principales componentes antimicrobianos del clavo y la canela son el
eugenol [2-metoxi-4-(2-propenil)-fenol; Fig. 29.6] Y el aldehído cinnámico (3-fenil-
2-propenal; Fig. 29.6), respectivamente. La canela contiene del 0,5 al 1,0% de aceite
volátil, del que el 75% es aldehído cinnámico y el 8% es eugenol, mientras que el
clavo contiene del 14 al 21% de aceite volátil, del que el 95% es eugenol (49). Uno
de los primeros estudios sobre la actividad antimicrobiana de las especias fue el de
Chamberland (57), quien demostró que la canela inhibe a los esporos del Bacillus
anthracis. Fabian et al. (111) ensayaron extractos a 10% de canela y de clavo frente
al B. subtilis y S. aureus, encontrando que los de la canela sólo fueron ligeramente
inhibidores pero que los del clavo fueron muy inhibidores a l:100 y 1:800,
respectivamente. Zaika y Kissinger (435) demostraron que el clavo al 0,4% en una
formulación de «Lebanon bologna» inhibió el crecimiento y producción de ácido por
un cultivo de arranque (“starter”) de bacterias ácido lácticas mientras que la canela al
0,8% inhibía el crecimiento ligeramente. Ambas especias estimularon la producción
de ácido a bajas concentraciones. Las infusiones acuosas de clavo (0,1 a 1,0% p/v) y
el eugenol (0,06%) inhiben el crecimiento de los esporos germinados de B. subtilis en
agar nutritivo (5) Stecchini et al. (359) demostraron que el aceite esencial del clavo a
500 μg/ml inhibe el crecimiento de Aeromonas hydrophila en medios
microbiológicos y en carne de cerdo cocida envasada al aire o a vacío. Similarmente,
el 0,5% de aceite de clavo en combinación con el 2% de NaCl inhibía completamente
el crecimiento y formación de amina biógena por Enterobacter aerogenes en caldo de
caballa (416).
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Cebollas y ajos
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Aunque estos compuestos tienen umbrales sensoriales muy bajos, pueden ser útiles
como antimicrobianos alimentarios debido a sus bajas concentraciones inhibidoras.
Compuestos fenólicos
Un compuesto fenólico puede definirse como toda sustancia que posea un
anillo aromático con uno o más grupos hidroxilo, pudiendo incluirse los derivados
funcionales. Los compuestos fenólicos presentes en los alimentos se clasifican como
fenoles simples y ácidos fenólicos, derivados del ácido hidroxicinnámico y los
flavonoides (155). Algunos de los compuestos fenólicos importantes, incluidos los
ésteres alquilo de los parabenes, los antioxidantes fenólicos (por ej., BHA y BTHQ) y
algunos de la fracción terpeno de los aceites esenciales de las especias (por ej., timol,
carvacrol, eugenol, vanillina) ya han sido tratados. Sólo los últimos compuestos se
presentan en la naturaleza.
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Gran parte del trabajo sobre los mecanismos de los compuestos fenólicos se ha
centrado en sus efectos sobre las membranas celulares (79). Los difenoles simples
rompen la membrana citoplásmica determinando el vertido plasmático de las células
(81,86, 128, l77, 396, 407). Un glucósido fenólico aislado de las aceitunas verdes,
oleuropeína, causó pérdidas de glutamato marcado, potasio y fosfato de células de
Lactobacillus plantarum (181). El compuesto también redujo el ATP celular pero
careció de efecto sobre la velocidad de glucólisis. Juven et al. (181) concluyeron que
el vertido de estos compuestos se debe a pérdidas de permeabilidad de la membrana.
Interfiriendo con la permeabilidad de la membrana citoplásmica, los fenólicos
inhibían a las células interfiriendo con componentes de la FMP y por tanto inhibiendo
el transporte activo de nutrientes (98, 125). Los fenólicos también pueden inhibir
directamente proteínas celulares (280). Rico-Muñoz et al. (293) investigaron el efecto
de los compuestos naturales galato de propilo, ácido p-cumárico, ácido ferúlico y
ácidos cafeicos sobre la actividad de la ATPasa unida a la membrana de S. aureus.
Todos los compuestos inhibieron la actividad ATPasa. Se sugirió que los compuestos
que inhibían la ATPasa interactuaban directamente con la enzima, posiblemente por
unión. Los autores concluyeron que probablemente no todos los compuestos
fenólicos tenían el mismo mecanismo de acción y que podían existir varios blancos
susceptibles que conducían a la inhibición de los microorganismos.
Entre los compuestos fenólicos simples figuran los monofenoles (por ej., p-
cresol), difenoles (por ej., hidroquinona) y trifenoles (por ej., ácido gálico). El ácido
gálico se presenta en las plantas como ésteres del ácido quínico o taninos
hidrolizables (ácido tánico) (155).
El único uso práctico de los fenoles simples en la conservación se encuentra en
el humo de madera. El ahumado de alimentos como carnes, quesos, pescados y aves
no sólo imparte el aroma deseable en éste tipo de productos sino también un efecto
conservador por desecación y deposición de sustancias químicas (17). Mientras que
en los alimentos ahumados se depositan muchas sustancias químicas, los principales
contribuyentes de aromas y antioxidantes y efectos antimicrobianos son el fenal y el
cresol (126).
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Payne et al. (266) demostraron que el ácido tánico a 256 μg/ml fue inhibidor para L.
monocytogenes en agar fosfato triptosa incubada 18 h a 35°C. Chung y Murdock (66)
encontraron que el ácido tánico tenía actividad antimicrobiana frente a Aeromonas
hydrophila, E. coli, L. monocytogenes, Salmonella entiridis, S. aureus y
Enterococcusfaecalis. Stead (358) demostró la estimulación del crecimiento de las
bacterias alterativas ácido lácticas Lactobacillus collinoides y Lactobacillus brevis
por los ácidos gálico, quínico y clorogénico. Sugirió que los compuestos eran
metabolizados por los microorganismos y concluyó que la presencia de tales
compuestos en las bebidas a base de fruta podían ocasionar reacciones antagónicas
con otros antimicrobinaos de calidad alimentaria.
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Ácidos hidroxicinnámicos
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A pH 4,8 y en presencia del 5% de etanol, los ácidos p-cumárico y ferúlico fueron los
compuestos más inhibidores a 500 y 1.000 μg/rnl. A 100 μg/ml los tres ácidos
hidroxicinnámicos estimularon el crecimiento de los microorganismos, sugiriendo
que estos compuestos pueden desempeñar algún papel en la iniciación de la
fermentación maloláctica de los vinos.
Muchos de los estudios con ácidos hidroxicinnámicos han puesto de manifiesto
sus propiedades antifúngicas. Valle (395) indicó que 500 μg de ácido cafeico por ml
y 1.000 μg de ácido clorogénico por ml inhibían especies de Fusarium. Chipley y
Uraih (64) demostraron que el ácido ferúlico a 5,0 mg por matraz (ca. 26 ml) inhibía
la producción de aflatoxina B1 y G1 de A. flavus aproximadamente el 50% y de A.
parasiticus en un 750/0. Los ácidos salicílico y trans-cinnámico inhibieron
totalmente la producción de aflatoxina al mismo nivel de 5,0 mg por matraz.
Baranowski et al. (18) estudiaron los efectos de los ácidos cafeico, clorogénico, p-
cumárico y ferúlico a pH 3,5 sobre el crecimiento de Saccharomyces cerevisiae. El
ácido cafeico y clorogénico tuvieron poco efecto sobre el organismo a 1.000 μg/ml.
En presencia de ácido p-cumárico, sin embargo, el organismo fue completamente
inhibido por 1.000 μg/ml. El ácido ferúlico fue el más eficaz inhibidor del
crecimiento ensayado. A 50 μg/ml este compuesto prolongó la fase de latencia de
Saccharomyces cerevisiae y a 250 μg/ml inhibió completamente el crecimiento del
organismo. El grado de inhibición estuvo inversamente relacionado con la polaridad
de los compuestos.
Las furocumarinas están relacionadas con los hidroxicinnamatos. Estos
compuestos, incluido el psoralen y sus derivados, son fitoalexinas en cítricos, perejil,
zanahorias, apio y pastinaca a niveles de 2 a 6 μg/ml. Inhiben a muchas bacterias
gram-positivas, incluidas B. subtilis y S. aureus, después de la irradiación con luz UV
de onda (365 nm) larga (9, 122). Estos compuestos inhiben el crecimiento por
interferencia con la replicación del DNA. Esto ocurre cuando la furocumarina y el
DNA se exponen a luz UV de 365 nm, que causa monoaductores del DNA y enlaces
cruzados entre la furocumarina y el DNA (246,247).
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Flavonoides
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CONCLUSIONES
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