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El gobierno local en

Ecuador durante la primera


mitad del siglo XIX
Juan Fernando Regalado
Programa de Doctorado en Ciencias Sociales. FLACSO-Ecuador

H
ace tres años, entre un grupo de nes económicas en el nivel local que delinea-
cuarenta estudiantes universita- ron las estructuras institucionales de los pri-
rios de segundo año en Quito, la meros años de vida republicana, junto a otros
mayor parte definió este período parámetros como la confrontación política,
histórico como el momento cuando se consi- los sistemas de representación y clasificación
guió la Independencia y fundamentalmente de grupos locales, el carácter corporativo y los
como una época «sobre los presidentes». Uno niveles de secularización y laicidad que se die-
de los tópicos establecidos en la historiografía ron en aquellas décadas.
consiste precisamente en el circuito estable-
cido entre las reformas borbónicas, la «ilus- Con el marco temporal propuesto (primera
tración», la Independencia, los militarismos mitad del siglo XIX: 1800-1860), quiero suge-
extranjeros y el caudillismo de los primeros rir la importancia en los momentos de enlace
gobiernos. histórico, que de ordinario la historiografía
ecuatoriana ha eludido explicar. Un tempo
De ese modo, estamos obligados a escoger la que evoca una «división de la duración», con
explicación entre uno u otro de los aspectos aceleraciones y pausas en el cambio social.1
mencionados, sin comprender las condicio-

Plano de Quito en 1810. FONSAL


Varios estudios se enfocaron en los sucesos Independencia se remonta a los largos años del
inmediatos a las guerras de Independencia. XVIII y la conformación de un interés criollo.
Se ha interrogado sobre los contextos previos De igual forma, se ha indicado que hubo un
o antecedentes entre los cuales se fraguó el conjunto de políticas españolas para recupe-
proceso independentista. Sin embargo, este rar (desde mediados del siglo XVIII) el control
ensayo propone otro ámbito de explicación. metropolitano sobre la sociedad y la economía
En primer lugar, situando la Independen- colonial.3
cia como parte de un proceso más amplio y
como un momento histórico que cubre varias A ello se añade la participación diferenciada
décadas. En segundo lugar, abordar este mo- de la sociedad en el proceso de Independen-
mento pasando de los «antecedentes» hacia cia. Parecería obvio que la Independencia no
los procesos inmediatamente posteriores. La fue asunto únicamente de una vanguardia en
Independencia no sólo fue posible por unos descontento; sin embargo, en buena parte se
factores previos, sino también, porque hubo ha continuado asumiendo muy firmemente la
momentos que superaron y en cierta medida idea de unas élites promotoras de la indepen-
se sostuvieron, y adquirieron plena forma, en dencia y un resto mayoritario de población pa-
las décadas siguientes. No se trata pues de un siva. Otros estudios han entregado una mejor
período post-independencia. Resulta un mo- explicación sobre la participación activa de los
sectores populares.4 Incluso en sectores con
46
mento constitutivo en la independencia de las
Afese colonias que cubrió al menos 50 años. poder político y económico, hubo vinculacio-
nes diferenciadas frente a situaciones de cam-
El año referencial de 1800 es un punto entre bio en el momento de la Independencia.5 Las
la estructura proveniente del siglo XVIII y los instituciones gubernativas, y el ordenamiento
cambios en las décadas siguientes. El año 1860 político de la República ecuatoriana y su ejer-
puede indicar el momento de estallido políti- cicio específico sobre los ámbitos locales, se
co que vivió la República entre el vaivén gu- pueden comprender mejor si atendemos a ese
bernativo de los primeros gobiernos del XIX, contexto histórico.6 Por ello se ha recurrido al
los intereses locales y la amenaza extranjera. plural: independencias.
Hubo intentos por recuperar el poder monár-
quico luego de las guerras de Independencia. Es importante insistir que la presencia de
2
Así, las tradiciones autoritarias hispanas esta- segmentos diferenciados al interior del nuevo
ban activas. espacio nacional, no se debió a un comporta-
miento diverso o a «costumbres» arraigadas
en los ecuatorianos. Corresponde a la ubica-
ción en diferentes condiciones históricas, al-
Avances historiográficos gunas más antiguas, otras más nuevas.7
Contamos con importantes estudios sobre la
Fue un hecho que la sociedad en los Andes
transformación en las redes de poder y en la
se presentaba más compleja a los aconteci-
estructura mercantil, tomando casos particula-
mientos de la Independencia. Hubo varios
res en la segunda mitad del siglo XVIII y consi-
segmentos sociales que por razones históri-
derando que la Independencia fue un proceso
cas se conectaban de diferente modo con los
de mediana duración. La comprensión de la
cambios que se estaban suscitando.
Deben sumarse además, las tendencias eco- caciones pasadas o conflictos en la escala local
nómicas generales que influyeron sobre la que emergieron en un momento adecuado o
sociedad local.8 En realidad la «apertura de forzado. Allí se presentó la ruta para generar
mercados» y el «libre comercio» que se pro- o producir nuevas formas políticas (organiza-
mulgaba en los discursos y en la retórica de la tivas y representativas). Por eso, es adecuado
época, se debe entender como un argumen- plantear interrogantes sobre los fundamentos
to apropiado únicamente en ciertos núcleos locales de los procesos independentistas.
de la economía mundial, como el caso de las
potencias militares y comerciales de Europa Surgen preguntas sobre qué modelo de Re-
y Norteamérica. De ordinario, el comercio pública se vivió en las escalas locales y cómo
internacional fue un sistema restringido en esos procesos enlazaron o confrontaron la
disputa de mercados y medidas proteccionis- estructura social. Frecuentemente la rele-
tas orientadas a estimular algunos sectores de vancia en las localidades se ha centrado en la
producción en detrimento de otros. En ese descripción reactiva (proclamas; gritos de In-
período fueron realizadas muy pocas innova- dependencia; llamados a Juntas; preparación
ciones productivas.9 Otro sector con poder de pasquines; las narrativas). También hubo
político y económico, en cambio buscó entrar aspectos en una escala micro-social como los
de lleno en las corrientes del comercio inter- apoyos logísticos a las tropas, el mecanismo
de reclutamiento de soldados, y hasta el cono-
47 Afese
nacional, aunque no necesariamente aplica-
ran las reglas de un abierto libre comercio y, cimiento preciso de rutas y vías para la movili-
por el contrario, conservaron sus antiguos in- zación de contingentes.11
tereses corporativos instituidos bajo el nuevo Pero los fundamentos locales del proceso
régimen político. independentista, guardan relación en las
Con la quiebra del régimen colonial hubo un condiciones históricas y dinámicas sociales
proceso diferenciado en pérdida de legitimi- específicas que se habían estado presentando
dad en el aparato político y administrativo en en torno a 1800. Es posible que se hayan sus-
varios niveles territoriales.10 Una perspectiva citado cambios no únicamente en el plano de
sobre fenómenos de lo político, olvida que una la legitimidad de la autoridad, sino también y
cosa fueron los años de confrontación y otro de un modo decisivo en los procesos de incor-
el período de logros efectivos. De este modo poración de nuevos segmentos de la sociedad
se perfilan las heterogéneas condiciones, en en los canales de representación y decisión.
términos sociales y económicos (más allá del De tal forma que es necesario interrogarse so-
escenario mismo de la guerra). bre cuáles fueron los primeros momentos de
participación política.
La Independencia consistió en una serie de
acontecimientos; no fue un suceso excepcio- En los viejos cabildos, en los antiguos corre-
nal. Hubo antiguas condiciones; algunas de gimientos, entre los pobladores de cabeceras
ellas fueron conflictos y viejas demandas que parroquiales y comunas, los principios de
entonces encontraban cauce y mejor medio de libertad y gobierno legítimo fueron asumi-
expresión y forma de representación. Por eso, dos en diverso modo y con reajustes ante las
en nuestra perspectiva, la Independencia tam- prescripciones de las primeras constituciones
bién fue expresión de antagonismos y reivindi- y división de poderes. En algunos, casos, es
probable que los parámetros de discusión po- ciertas localidades aquella tendencia se acen-
lítica estuvieran en conocimiento únicamente tuó debido a un relativo despoblamiento o
con motivo de los sucesos entre 1809 y 1822; o desplazamiento hacia otras áreas como medio
antes, o únicamente después. más seguro para afrontar las disyuntivas eco-
nómicas y la violencia política. Una situación
Cuando los pobladores hablaban de libertad y especial vivió la región sur, en Loja, donde se
república, debió presentarse más de un objeto pudo haber receptado nueva población en ese
en disputa. De ordinario, fue posible que se momento.15
abriera ocasión para reeditar viejas rencillas y
acalladas aspiraciones que se establecieron en La disminución de la población se debió a
niveles locales de la antigua Audiencia y sus condiciones y ambientes muy difíciles de tra-
corregimientos. bajo en la realización de obras públicas, espe-
cialmente, por la adversidad en apertura de
Bajo estas consideraciones, los cambios no se caminos, canales de riego y rutas entre Costa
desarrollaron predominantemente en el pla- y Sierra.
no de lo político. Hubo también fundamentos
locales expresados en el tipo de sociedad que Luego hubo aumento poblacional conforme
existía en los poblados y sus medios de sub- avanzaba el siglo, aunque los antiguos niveles
sistencia: la estructura de la propiedad, la red demográficos de la región Sierra, se recupera-
Afese 48 de comercio, e incluso el horizonte de valores
que acompañaban el día a día de los poblados
ron únicamente al entrar el siglo XX.

y comunidades. En el caso de la Costa ecuatoriana, la región


hasta entonces había mantenido un nivel de-
mográfico bajo. En el curso del XIX paulatina-
Población y bases en el gobierno local mente llegó a ocupar casi la tercera parte de la
población nacional.
En consecuencia, reflexionar sobre la con-
formación de la población ecuatoriana y sus Por otro lado, varias ciudades generaron un
contradicciones, contribuye a dimensionar el radio de adscripción que involucró a varios
momento histórico independentista. Cono- distritos. En algunos casos, capitales de pro-
cemos que durante el siglo XIX Ecuador vivió vincia —como Ibarra o Loja— incluían una
un crecimiento poblacional, pero su dinámica fuerte circunscripción vinculando a otras en-
no se ha establecido aún a contraluz de facto- tidades adyacentes. De tal modo, que en los
res presentes en la escala local ni regional.12 hechos los registros de población incluyeron
El conjunto del país incluía cerca de 500.000 a habitantes de localidades circunscritas.16
habitantes alrededor del año 1800 y llegó a En ese período, algunas localidades llegaron
700.000 en la mitad del XIX.
13
a equiparar el número de población respecto
Al parecer, entre 1810 y 1830 hubo una dismi- a las capitales de provincia. Por ejemplo, en
nución poblacional en la Sierra.14 A ello con- el Azuay, las poblaciones de Azoguez y Cañar
tribuyó el significativo impacto que tuvo el en algunos momentos tuvieron casi el mismo
terremoto de Riobamba en 1797, y los poste- número de habitantes que Cuenca; Otavalo,
riores conflictos políticos que se dirimían con muy cerca que Ibarra; o Daule y Santa Elena,
enfrentamientos armados. En el ámbito de respecto a Guayaquil.17
Demografía local (primera mitad siglo XIX)

Afese 50 Fuentes: (a) Cifras de gobierno, cit. por Quintero, 1991-I, p. 103. (b) Estrada Y., cit. por St. Geours, 1986. (c) Guido Veliz y R.
Bromley, cit. en: Deler, 1987, pp. 62, 183-84. (d) Diversas fuentes citadas por: M. Hamerly, 1973, pp. 80 y 85. (e) Documen-
tación primaria citada por: Palomeque, 1990. (g) Mills y Ortiz, 1980. (h) St. Geours, 1986; y 1994: p. 151. (i) Pineo, 1994. (j)
Cifra del gobierno mencionada por Villavicencio, 1984, p. 163. (k) J. de Avendaño, 1985. (l) Parroquias (Catedral, Santa Bárba-
ra, San Blas, San Marcos, San Sebastián, San Roque, Santa Prisca [1849]). Juan F. Regalado, 1994. Elaboración del autor.

Desde otro punto de vista, fue un momento grupos de decisión como eventuales sujetos
histórico con intensas migraciones inter-lo- políticos. Sin embargo, los cambios poblacio-
cales. Por ejemplo, entre hoyas interandinas y nales y el aumento demográfico, no implicó
cabeceras parroquiales. De igual modo, hubo una urbanización neta. La estadística en bruto
apertura de nuevos espacios de residencia en no indica los procesos profundos del cambio
áreas de selva, tanto en los piedemonte de la histórico. La transformación poblacional se
cordillera cuanto en la Costa central y Ama- sustentó en el conjunto de localidades: unas
zonía central. con mayor dinámica que otras; algunas con
impulso coyuntural favorecidas por circuitos
Lo importante es resaltar que durante este de comercio. En cualquier caso, la dinámica
período hubo varias tendencias demográficas. nacional no nació desde «la ciudad». Varios
Aunque ha predominado una idea estática trabajos confirman el hecho de que el ámbito
sobre la sociedad. Varios centros poblados social y económico de la sociedad ecuatoriana
mantuvieron su configuración antigua, al durante ese momento histórico, estuvo vincu-
mismo tiempo que fue ocasión para que otras lado sistemáticamente al mundo campesino y
localidades cercanas a las capitales adoptaran de poblados medianos y pequeños.19
un poco de dinamismo económico con nue-
vos ejes de comercio.18 Allí surgieron nuevos
La ciudad guardó similares funciones que en Los períodos de conflicto político durante las
los períodos anteriores, pero posiblemente campañas independentistas y los primeros
estuvo debilitada en algunos aspectos como gobiernos, rompieron algunos antiguos flujos
sede de la «política».20 Es posible que bajo los comerciales o al menos, fueron debilitados en
cambios gubernativos en las primeras décadas buena parte.24 Por ello, varios estudios sugie-
del XIX las «ciudades» hayan perdido cierta in- ren que en el conjunto del país, cada área local
fluencia sobre sus entornos rurales coloniales. presentó una tendencia de autonomía y relati-
La ciudad se debilitó en su incidencia política, vo aislamiento.25
pero la conexión de actividades económicas
con el mundo rural se mantuvo.21 Bajo esas situaciones, las capacidades produc-
tivas en los ámbitos agrario y manufacturero,
Se debe recordar que la idea de trama urbana fueron determinantes durante las décadas de
no corresponde a ese momento histórico.22 Independencia y quizá para el resto del siglo.
En realidad la edificación de las ciudades en
todas sus dimensiones estaba atravesada por Desde otra óptica, parecería que el sistema de
una composición de pequeñas propiedades, haciendas jugó un papel relevante en cuanto
«quintas», huertos y terrenos descampados. espacio de acogida para individuos y secto-
Las calles consistían en vías de tierra con tra- res de la sociedad local, que no contaban con
mos de empedrado, a cuyo costado se abrían otros medios de subsistencia. Hubo casos de
zanjas para desechos. Las mismas áreas de
vivienda se encontraban limitadas, y en condi-
abandono de sectores urbanos que se despla-
zaron a zonas rurales y algunas localidades 51 Afese
ciones precarias, salvo muy contados casos. pudieron llegar a despoblarse.26 Esa base de
sustento económico en torno a los propieta-
Los espacios locales estaban determinados rios de haciendas, definió en buena medida,
por un ámbito campesino integrado por pe- las dinámicas de las políticas nacionales y su
queñas y medianas propiedades. Sin embargo, horizonte en algunas áreas regionales.
aquél mundo rural no fue un «paisaje» idílico
libre de relaciones de trabajo. Frente al gobierno local, la diferenciación
heredada entre criollos y españoles pudo
En algunas parroquias hubo enorme canti- obtener todavía peso político. No obstante,
dad de haciendas. La Iglesia llegó a consti- la realidad histórica local fue más complica-
tuirse en uno de los mayores sectores pro- da que aquella dicotomía. El mayor volumen
pietarios durante ese período. Muchas de las total de población se hallaba vinculado al or-
propiedades integraban decenas o centenas denamiento social y político que establecían
de trabajadores, especialmente de pobla- las zonas rurales y campesinas en las escalas
ción quichua.23 Otro sector importante fue regionales. Algunas cabeceras jurisdicciona-
el conjunto de campesinos y artesanos que les continuaron como sedes y residencia de
contaba con pequeñas propiedades y no se algunos propietarios de haciendas y sectores
enrolaron necesariamente al sistema de ha- con inversión en actividades de comercio.
ciendas. La producción de estos campesinos
libres, pudo entrar en competencia con la La población «urbana» en este período se
producción hacendaria. encontraba en un volumen relativamente in-
ferior a quienes vivían en las áreas del campo.
En ese contexto la actividad de las haciendas Buena parte de las actividades económicas
llegó a influir muy fuertemente la vida políti- campesinas se hallaba vinculada al sistema
ca. Para conceptualizar esa situación algunos agrario de las haciendas.29 Una forma de tra-
estudios de aquella época y de la actualidad, bajo predominante había sido la mita; (esta-
han recurrido al término «gamonal», para ex- tuto laboral legalmente abolido en 1812), que
presar ese ordenamiento social y forma de po- en siglos de aplicación dejó como herencia el
der predominante en el país. En algunos can- recurso del endeudamiento del trabajador.
tones el régimen gamonal tuvo mucha inje-
rencia durante este período histórico, aunque El sistema de hacienda se basaba en una lógica
conforme avanzaba el siglo fueron surgiendo de tratar de captar el mayor número posible
importantes proyectos de gobierno local para de mano de obra fija. La legislación de la épo-
establecer otras formas de participación y re- ca apuntaba a esa finalidad. Desde la prisión
presentación política. por deudas, pasando por las leyes contra va-
gancia y mendicidad, hasta los impuestos por
El modelo de gobiernos locales republica- transacciones de tierra y el diezmo, que fue la
nos en Ecuador, fue estableciéndose entre estrategia para aumentar la riqueza: los rédi-
una presencia social de población indígena tos dejaban una abundante mano de obra tra-
y mestiza. La población considerada bajo la bajando en un nivel de subsistencia.
clasificación «blanca», en realidad no consti-
Afese 52 tuía sino alrededor de una quinta parte.27 Es
por ello, que no es suficiente hablar de una
Las innovaciones productivas y un desarrollo
de estrategias comerciales en realidad fueron
«ruralización»28 en términos demográficos tendencias exclusivas de unos pocos hacenda-
durante ese período sin considerar aspectos dos. Los propietarios en la mayoría de casos,
cualitativos de la estructura social. no residían en las haciendas. Durante este
período una modalidad muy extendida fue el
Dada la predominancia de la forma de vida ru- arrendamiento de haciendas.
ral y campesina, los principales referentes cul-
turales venían de la experiencia colectiva en el En los primeros años del XIX, la mayor parte de
universo rural, sea en relación a las parroquias trabajadores vinculados en forma permanente
rurales, anejos y poblados campesinos, como a las haciendas, estaban situados en propieda-
también respecto a las formas de propiedad. La des de valles interandinos, que correspondían
experiencia de vida asociada a las haciendas, a a las presentes cabeceras parroquiales y a po-
lo largo de los años y a través de diversas gene- tenciales centros cantonales.
raciones, estableció fuertes referentes cultu-
rales para buena parte de la población y fue la
condición para el espacio de lo político. Número aproximado de haciedas en
la región sierra alrededor del año 1815
Y más allá de esto: las condiciones de trabajo,
en los hechos, establecieron la dinámica de la Estas cifras (ver cuadro en página siguiente)
vida política en el país. El trabajo en el campo fueron documentadas por Oberem y pueden
por las razones expuestas, de varios siglos de estar sujetas a nuevas verificaciones. Respec-
historia, fue el principal punto de partida y to a la región de Cuenca, contamos con infor-
horizonte en el nuevo ordenamiento político. mación que indica predominio sobre todo en
Número aproximado de haciendas en la región Sierra (alrededor del año 1805)

Fuente: Udo Oberem, 1981. Elaboración autor.

mediana y pequeña propiedad.30 No obstante, cultural que activaba un conjunto de facetas


lo importante es dimensionar el peso de la en las poblaciones.
propiedad hacendaria en las bases estructura-
les de la población nacional en ese momento Sin embargo, es probable, por ejemplo, que
en la ciudad de Quito, a diferencia de Cuen-
histórico.
En la zona de Quito, Ambato y Riobamba un
ca, al menos para algunos sectores de pobla-
ción el trabajo urbano pudiera resultarles más
53 Afese
50-60% de la población laboral a nivel de parro- atractivo que el campo. La posibilidad de con-
quias, pudo estar vinculado directamente a las tar con un salario pudo ser mayor en un tra-
haciendas circundantes incluso en más de un bajador en la ciudad que en un concierto y en
ecosistema. En Alausí, un 30% y en Loja, un un campesino libre.33 Insisto en el hecho que
20%, aproximadamente. En Cuenca no existe las formas de trabajo existentes establecieron
31

información detallada, pero números fraccio- y definieron buena parte de la vida política en
nados sugieren una tendencia muy similar de el país.
vinculación a actividades agrarias, bien como
trabajadores estables o temporales.32 Forma institucional del gobierno local
Se puede dimensionar que para gran par- Algunas de las instituciones «republicanas»
te de la población, los oficios y actividades estuvieron aplicándose con anterioridad
de trabajo desarrolladas al interior de la ha- en América respecto a la misma Europa.34
cienda, fue uno de los principales medios de Varios de los contenidos que orientaron al
subsistencia en aquél período. Muchos de los gobierno y a las instituciones en este nuevo
oficios se efectuaban al interior de las hacien- período, en realidad se habían venido consti-
das; otros podían realizarse de un modo más tuyendo desde el siglo anterior. Las ideas li-
autónomo en las pequeñas propiedades de berales, fuera del orden natural de la monar-
campesinos y en las cabeceras parroquiales. quía, se venían discutiendo y aplicando en
Si bien aquellos oficios tuvieron un monto sa- diverso grado desde los períodos anteriores.
larial inferior, tenían un tipo de valor social y La dificultad se presentó cuando el conjunto
de instituciones innovadoras debió afrontar Alcalde, en esas condiciones, incorporó pos-
condiciones sociales diversas en las bases teriormente nuevas funciones como dictamen
de las localidades. De tal modo, que los pro- de bandos para el buen orden, salubridad, y
yectos liberales se tornaron una experiencia limpieza de la población, y cuidar todo lo rela-
colectiva forjada por hombres y mujeres en tivo a la policía urbana.
condiciones históricas específicas.
Es importante también constatar los conteni-
El contenido básico del antiguo cabildo pro- dos de otra categoría política y jurisdiccional
venía de la noción de capitulum, lo cual ex- como «cantón». Originalmente remitía a un
presaba el acto de ayuntamiento de personas concepto de vértice o esquina (extremo, án-
que vivían en un ordenamiento. El cabildo gulo exterior, o esquina, en alguna figura que
originalmente remitía a: junta, ordenamiento no sea redonda). Esto es interesante porque
o ayuntamiento de hombres, según el cual «no remite a lugares colindantes (compartiendo
se han de tratar ni resolver ni censurar o formar una misma forma) dentro de una organización
juicio cabal de las cosas públicas en secreto y jurisdiccional, trazada y delimitada. Posterior-
a escondidas; sino donde se puedan y deban mente se adoptó la definición con el término
conferir, para que las resoluciones sean pru- francés canton, para remitir a una división po-
dentes y acordadas».35 Integraba básicamente lítica semejante al Estado en las naciones regi-
a segmentos de propietarios e instancias que das por instituciones federativas.39 Posterior-
Afese 54 actuaban a nombre de la monarquía. mente, es importante notar la introducción de
otro esquema bajo el estatuto de «circuito» de
Varias de estas funciones variaron en los pe- cantones. No obstante, predominó una finali-
ríodos posteriores y otras en cambio tuvieron dad de unidad, armonía, sincronía.
una notable continuidad.36 De hecho, esta ins-
tancia del gobierno a niveles locales fue la base Desde otro ángulo, es importante notar la
en casi todos los momentos del siglo XIX. definición entre concejo y consejo. Concejo
remitía más al carácter de representatividad y
Entrado el siglo, el cabildo fue complejizado forma de convocatoria. Fue entidad en refe-
por el imperativo de representatividad en el rencia al público de alguna ciudad, villa o lu-
gobierno de la localidad y la prescripción de gar (concilium). Lo que es común y pertenece
una ley mayor que rebasara el orden natura- a todos los vecinos.
lizado de estamentos.37 El municipio, ori-
ginalmente hizo referencia a ciudad que se Consejo, en cambio, remitía a la función de
gobierna por sus propias leyes (municipium: alto nivel de dirimencia, como tribunal su-
las que no eran de las provincias subordina- premo para administrar justicia. El consejero
das a su imperio) pero, sobre todo, municipio era un ministro por experiencia y sabiduría.
remitió a conjunto de habitantes en la ciudad, El consilium implicaba el parecer o dictamen,
más allá de la forma organizativa. La cualidad como advertencia para conducta de la vida.
de representación definió la nueva entidad Así también derivó la instancia del consejo de
«municipio», que consistió básicamente en Estado como alto cuerpo consultivo.40
un conjunto de vecinos de una población, re-
presentado por su ayuntamiento.38 Luego de 1830, las municipalidades locales,
paulatinamente fueron conciliando ambas
dimensiones. Incluso existió un juego or- los hechos una labor de enlace entre las con-
tográfico coetáneo en los documentos que frontación política del momento y asumieron
remite a esa doble función. Todo ese signi- las nuevas condiciones institucionales.42
ficado histórico, simbolizado, por varios me-
dios, tuvo una activa presencia. Como lo mencioné, la entidad «municipa-
lidad» fue un concepto y un esquema de or-
Desde el siglo XVIII, al menos, hubo ya una ganización que se abrió paso tímidamente en
experiencia acumulada referida a un gobierno el repertorio político republicano. Aún, bien
de orden más local. Aunque el aparato de la entrado el siglo, en 1852, en las políticas gu-
Real Audiencia pudo regir casi todos los ór- bernativas continuó una fuerte referencia a la
denes de la vida social, sobre el terreno (en antigua entidad colonial, expresando que las
capitales y jurisdicciones) primó la iniciativa provincias de la República eran aquellas «que
de los sujetos específicos que encabezaban las formaban la antigua Presidencia de Quito».
instancias políticas y económicas.
Expresamos ya que el municipio fue el espacio
Por ello, es importante sugerir el estudio so- donde se desempeñaba la nueva dimensión re-
bre las trayectorias de sujetos que encarnaron presentativa en el orden político constituyente.
estos aspectos en los hechos. Un conjunto En 1830 se resolvió «que sólo se estatuya en ge-
de trayectorias de individuos puede esclare- neral el establecimiento de municipalidades».43
cer muchos aspectos en ese momento políti-
co. Hubo sujetos claves quienes encarnaron
«En general» y sin reglamentación. La muni-
cipalidad (también entendida como consejo 55 Afese
aquél momento histórico como parte de la municipal) fue el nivel que empezó a sustituir
transición institucional. La misma intensa al cabildo, pero en el marco general. En su
biografía de Eugenio Espejo enlaza ya espa- interior, varios de los principales cargos man-
cios abiertos en el cambio histórico. También tuvieron sus cualidades antiguas, ahora condi-
otros contemporáneos a Bolívar, fallecido cionados por la representación y los derechos
prematuramente.41 Varios profesionales lo- no-arbitrarios del orden republicano.
cales y nuevos propietarios desempeñaron en
Como lo sugiere el cuadro anterior, este fue reunión de algunos de ellos, a juicio del go-
un momento histórico de redefiniciones en la bierno, serán regidos por corregidores».47
escala nacional. No obstante, todas las fuerzas «Que el gobierno reúna en circuito uno o
sociales y económicas que participaron en las más cantones bajo la autoridad de un solo
Asambleas y Convenciones constitucionales, corregidor».48
presionaron aunque de un modo débil las pre-
cisiones y el alcance de la nueva entidad na- El antiguo cargo colonial de corregimiento
cional hacia sus fronteras y hacia su interior. asociado a la tributación, guardó algunas fa-
cultades aún en las siguientes décadas. La
Durante todo el período hubo predominancia función de corregidor implicaba una sospe-
de fuerzas políticas externas interesadas por cha generalizada. En ese sentido fue seme-
anexar el país al inmenso radio de influencia jante a las vicisitudes que había desempeñado
de Perú o Colombia. El surgimiento de la anteriormente el «alcalde pedáneo». Según
República del Ecuador se realizó a pesar, y la definición colonial: «de durar los corregi-
contra, los intereses opuestos en varias de las dores en las ciudades y villas, se suelen hacer
élites vecinas. parciales y banderizados y comúnmente no
se hace justicia». Adicionalmente, la función
El primer trazo en la organización interna de corregidor la asumía un magistrado cono-
desarrollado en 1830, indica lo siguiente: cedor de causas contenciosas y gubernativas,
Prefecto, en cada Departamento. Goberna-
dor, en cada Provincia. Concejo municipal,
junto a castigo de delitos.49 57 Afese
en cada Capital de provincia. Corregidor, en Las primeras discusiones en 1830 alertaron
cada Cantón (o en cada circuito de cantones). sobre «aquellos cantones que puedan sufrir
Teniente (pedáneo), en cada Parroquia. El corregidores» [sic]. Además fue considera-
cargo de «prefecto» implicó atribuciones de do el hecho que muchos cantones eran «de
Intendentes. El «corregidor» asumía atribu- poca consideración, que no necesitaban ser
ciones de Juez político. Los tenientes pedá- administrados por corregidores, bastando
neos, atribuciones de alcaldes. tenientes subalternos porque no se delata-
ba otra cosa que gravas al estado y oprimir a
De hecho, durante las dos primeras décadas los pueblos con esa clase de mandatarios».50
de vida republicana el estatuto «corregimien- Finalmente, se decidió que los corregidores
to», continuó representando un espacio social «den fianza y se sujeten a residencia».
y político de referencia para la organización
del nuevo Estado. Ese cargo no fue eliminado ¿Las nuevas funciones del corregidor debían
definidamente por las reformas borbónicas.44 sostener los antiguos límites? Hubo mucho
En la misma España, hasta antes de 1868 se temor que las atribuciones jurisdiccionales
había restablecido el corregidor en varias se ampliaran. La misma entidad municipal
ciudades principales como presidentes de los fue aceptada únicamente para las capitales de
ayuntamientos y con ciertas atribuciones ad- provincia,51 las cuales en este período fueron
ministrativas.45 también restringidas. Se buscó que no fueran
alterados los límites que cantones y parroquias
En Ecuador, al menos entre 1830 y 1846, fue habían sostenido antes de la Independencia.
sostenido aquél cargo.46 «Cada cantón o la La facultad de los consejos municipales fue
temida. ¿Debía ampliarse o restringirse sus además el proyecto de fomento de población,
facultades? La discusión en Riobamba en con la instalación de colonias especialmente
1830, presentó la disyuntiva que los consejos en áreas del piedemonte de la cordillera.54 A la
municipales: o bien se asemejen a los cabildos vez, algunas de las antiguas parroquias incor-
de indígenas (regidos por la costumbre; limi- poraron nuevas actividades llegando a consti-
tados y sin mayor decisión), o bien: se presen- tuirse en sedes cantonales. Hubo plétora de
tarían abusos de aquellos cuerpos y se sobre- conflictos en el nivel jurisdiccional del nuevo
pondrían a las autoridades y leyes.52 siglo, que abrían a la historia las bases sociales
en juego.55
A mediados del siglo, Villavicencio identificó
una organización que consistió en: distritos Buena parte de las jurisdicciones parroquia-
(Quito, Guayas y Azuay), provincias, canto- les corresponden a ese período. Conforme
nes, parroquias, pueblos, pueblecitos, anejos avanzó el siglo se erigieron nuevos cantones
y «sitios». a partir de aquellas antiguas parroquias y se
crearon otras en áreas céntricas de las ciuda-
Los anejos: son pequeños pueblos que dependen de la
parroquia principal, tienen sus templos, unos servidos des. Básicamente aquellas antiguas jurisdic-
por coadjutores permanentes, y otros, en donde los pá- ciones fueron el soporte de la política pública
rrocos van a consumir la misa en los días feriados. Los y estatal en los niveles locales.56
más de los anejos tienen sus tenientes, y otros, unos jue-

Afese 58 ces llamados ‘celadores’. A más de los anejos hay otros


poblados de más o menos casas denominados ‘sitios’, y
que tienen celadores, y algunas capillas donde se dice
Los ámbitos locales habían estado condiciona-
dos por modalidades institucionales y estruc-
misa. Algunas haciendas son casi pequeños pueblos,
turas sociales conformadas en el largo paso de
por la reunión de casas de los peones y otras jentes [sic] décadas, lo que llevó a reformular, sobre el te-
que arriendan el terreno; estas tienen sus capillas y co- rreno, los nuevos modelos de gobierno. Hubo
53
adjutores que celebran las misas en los días festivos. dificultad precisamente en aplicar el «sistema
de representación».57 Recordemos, que luego
Algunos pueblos y parroquias se equipararon
de 1830 las municipalidades paulatinamente
entre sí e identificaron como equivalentes
fueron conciliando dos dimensiones: concejo
(por ejemplo: Tacunga). En otros casos, se
(que remitía al carácter de representatividad y
definieron exclusivamente como «parroquias»
forma de convocatoria en la dimensión de lo
o directamente como «pueblos». De modo
público); y consejo, que remitía a la función de
paralelo, junto a cada pueblo o parroquia,
alto nivel de dirimencia, como tribunal supre-
fueron sumados los anejos y curatos. En el
mo para administrar justicia. Tampoco primó
mismo caso de Tacunga se otorga a «pueblo»
el argumento cuantitativo de la población po-
una jurisdicción que incluye a la parroquia,
tencialmente electora.
más sus anejos.
Mediaba la naturaleza corporativa en la orga-
Así, se puede identificar una entidad local
nización del gobierno local. La complejidad
integrada por una cabecera parroquial jun-
del carácter corporativo de la formación po-
to a varios anejos y sitios. En otros casos en
lítica local se debe a la convergencia de varios
cambio hubo parroquias nuevas que surgie-
conceptos y ejercicios de autoridad, sobre-
ron entre los antiguos espacios parroquiales
puestos. Cuerpos: como los consejos muni-
y que en la realidad local podrían estar muy
cipales o «cuerpos municipales», dentro del
próximas espacialmente. Puede recordarse
ejercicio de ciudadanía y el voto.58 Identidad tivo en la vida social y política fue un rasgo
nacional como «cuerpo», pero fundamentado profundo de continuidad histórica. Así se
«mediante el pacto social»59 o «bajo un mismo entiende también la terminología «negocios»,
pacto de asociación política»60 (la soberanía muy usual en referencia a los asuntos de ma-
reside ahora en ese acto constituyente del nejo público del Estado.61
pacto; no en el orden natural de las partes).
Al interior de varias regiones se encontraron
A mi modo de ver, no es tanto la idea corpo- rasgos corporativos y gamonales, o lo que
ral o corpórea el rasgo que define el carácter Urías califica como la concepción patrimonia-
corporativo de una formación política, sino lista del oficio, que favoreció la formación de
el tipo de relación entre las partes y la finali- espacios autónomos de poder personal.62 Se
dad de esa relación, especialmente respecto trata de prácticas patrimonialistas del oficio,
al conjunto de recursos en juego. Si bien, o ‘del cargo’, como si los cargos fueran adqui-
ese fue el primordial modus operandi de las ridos para extraer beneficios, en los cuales la
instancias locales de gobierno ecuatoriano, lo atribución de poder sobre una jurisdicción es
fue también en muchas otras áreas del mun- incorporada al patrimonio de su titular.
do. Resultaba muy difícil instituir los ideales
liberales para dotar a cada ciudadano de la Sin embargo, la Constitución de 1845, al
capacidad suficiente de representación libre, tiempo que definió las cualidades para ser
respecto a sus adscripciones gremiales o co-
munitarias. Por tanto, este aspecto corpora-
ciudadano, como ser propietario o ejercer
profesión científica o cualquier industria útil, 59 Afese
Organización gubernativa

Fuentes:
MIM, 1839-1. Ministerio de lo interior y relaciones exteriores, 12.
MIM, 1843-1. Municipalidades y objetos peculiares, 24.
MIM, 1853-1. Municipalidades y objetos particulares a ellas, incompleto por no haber informes de los gobernadores, 1.
Villavicencio, 1984.
Elaboración autor
Organización gubernativa en el año 1858

Afese 60

Fuente: Villavicencio, 1858.


[*] Cifra calculada por Villavicencio, 1858, p. 201.
Elaboración autor
añadió que la República no puede ser patri- la Independencia e instauración de la Repú-
monio de ninguna familia. Desde los períodos blica. Hubo varios segmentos sociales que
anteriores las estrategias de linajes formaban por razones históricas se conectaban de di-
parte de la política local.63 En ocasiones hubo ferente modo con los cambios que se estaban
ciertos grupos de familias quienes se aproxi- suscitando. Las formas de experiencia labo-
maban al presidente. Por ello, el estudio de ral en la hacienda influyeron notablemente
Maiguashca adoptó el término palaciegos.64 también sobre los referentes culturales de
Casi cualquier decisión al interior de la vida los sectores blancos y mestizos. Tanto a tra-
social se establecía bajo los parámetros de una bajadores de diferente nivel como a propie-
fidelidad familiar. Ciertos niveles de disputa tarios de diversa magnitud, las actividades de
terminaban tomando un «aire de familia». Sin la hacienda generaron referentes simbólicos,
embargo, es difícil suponer que los arreglos valores y esquemas normativos que cruzaron
familiares correspondieran al modelo fijo de al conjunto de la sociedad, sea como una
una unidad doméstica nuclear. Las formas de pertenencia de identidad positiva o como ca-
interrelación familiar, siempre dentro de la tegoría de rechazo.68
red de parentesco, resultaban flexibles.65
Esto sugiere que la mayor fuerza y certeza
Debido a la imposibilidad de una represen- política provino precisamente de estas enti-
tación general (espacial y social),66 las ins- dades interiores, que habían acumulado en
Afese 62 tancias de gobierno se acordaban a partir de
personajes con alcances locales. La ubicación
el tiempo, una mayor personería jurídica,
como las parroquias, cabildos, municipali-
y pertenencia a un lugar local, primaba sobre dades y corregimientos. En condiciones de
las funciones generales que caracterizaba a vacío de poder, se apelaba a esas formas bási-
las instancias de gobierno. Varias categorías cas de representación y modos más antiguos
fiscales tenían esa pertenencia a un lugar de pertenencia.
espacial, particularmente las relacionadas a
áreas indígenas.67 Las categorías étnicas pri- Las causas de la Independencia y su desenvol-
maban sobre lo político. Incluso el carácter vimiento, así como los sujetos que se arries-
de «vecino» implicaba una pertenencia clara a garon a participar en ella, se hallaban en ese
la ciudad y se basaba en una correspondencia ámbito social. La independencia no sólo fue
con el espacio local. El espacio fijaba ya la per- posible por unos factores previos y anteceden-
tenencia del vecino a la ciudad, por ejemplo, tes. Hubo procesos que superaron en cierta
por medio de las rutinas. Los demás sectores medida, se sostuvieron y adquirieron mejor o
en cambio representaban una movilidad y un plena forma en las décadas siguientes. Final-
rango de incertidumbre y sospecha. mente, he buscado argumentar sobre el hecho
de que las relaciones existentes de trabajo, es-
La sociedad fue mucho más compleja de lo tablecieron y definieron gran parte de la vida
que se piensa al momento de las luchas por política en Ecuador.
Notas
1 Diccionario de la lengua castellana en que se explica el 12 Y. Saint-Geours, «La evolución demográfica del
verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, Ecuador en el siglo XIX», Ponencia presentada en el
Madrid, Real Academia española, 1726. Coloquio Ecuador 1986, revista Cultura, Nº 24b, Qui-
2 J. Jijón y Caamaño, La expedición floreana de 1846, to, Banco Central del Ecuador, 1986; Nick Mills, «Eco-
Quito, Talleres Diario La Patria, 1943. nomía y sociedad en el período de la Independencia
(1780-1845). Retrato de un país atomizado», Nueva
3 Véase el balance efectuado en: revista Procesos, Nº 5,
Historia del Ecuador, volumen 6, Quito, C.E.N., 1989.
La producción historiográfica sobre el Ecuador en los
M. Minchom, «Rebeliones del Quito colonial: fronteras
últimos 25 años, Quito, Corporación Editora Nacional,
simbólicas y geografía urbana», en: Chantal Caillavet y Xi-
1994.
mena Pachón, Frontera y poblamiento: estudios de historia
4 A. Guerrero, Curagas y tenientes políticos. La ley de y antropología de Colombia y Ecuador, Bogotá, 1996.
la costumbre y la ley del Estado (Otavalo, 1830-1875),
13 Cifras aproximadas que indican sobre todo tenden-
Quito, El Conejo, 1990; G. Fuentealba, «La sociedad
cias cuantitativas. Existe grave dificultad en compara-
indígena en las primeras décadas de la República. Con-
ción de fuentes documentales. Cfr. Saint-Geours, «La
tinuidades coloniales y cambios republicanos», Nueva
evolución demográfica del Ecuador en el siglo XIX»,
Historia del Ecuador, vol. 8, Quito, C.E.N., 1990.
revista Cultura, Nº 24b, Quito, Banco Central del Ecua-
5 Varios autores, La independencia en los países andi- dor, 1986.
nos. Nuevas perspectivas, Bucaramanga, Organización
14 R. Bromley, cit. en: Deler, Ecuador, del espacio al
de Estados Iberoamericanos, Universidad Andina Si-
Estado nacional, Quito, Banco Central, 1987, p. 182.
món Bolívar, 2004.
15 Área de refugio, según Deler, Ecuador, del espa-

63 Afese
6 Carlos Landázuri, «La independencia del Ecuador
cio al Estado nacional, Quito, Banco Central, 1987,
(1808-1822)», Nueva Historia del Ecuador, volumen
p. 183; M. Demélas e Yves Saint-Geours, Jerusalen y
6, Quito, C.E.N., 1989.
Babilonia. Religión y política en el Ecuador, 1780-1880,
7 Bradford Burns sugiere considerar el conflicto cultu- Quito, C.E.N., 1988.
ral y lucha de preferencias culturales que suscitó el siglo
16 Véanse por ejemplo las notables cifras demográficas
XIX en América Latina (La pobreza del progreso, Méxi-
que corresponden a cabeceras provinciales en ese mo-
co, Ed. Siglo XXI, 1990).
mento histórico: M. Hamerly, Historia social y econó-
8 M. van Aken, «La lenta expiración del tributo indígena mica de la antigua provincia de Guayaquil 1763-1842,
en el Ecuador», Cultura, Nº 16, Quito, Banco Central, Guayaquil, Archivo Histórico del Guayas, 1973, p. 80.
1983.
17 S. Palomeque, Cuenca en el siglo XIX. La articulación
9 R. Muratorio, «La transición del obraje a la industria de una región, Quito, FLACSO - Abya Yala, 1990, p. 228;
y el papel de la producción textil en la economía de la M. Hamerly, Historia social y económica, 1973, p. 84.
sierra en el siglo XIX», Ponencia presentada en el Co-
18 Para la Sierra sur, véase: Palomeque, Cuenca en el
loquio Ecuador 1986, Revista Cultura, Nº 24b, Quito,
siglo XIX, 1990.
Banco Central del Ecuador, 1986.
19 Cfr. Hernán Ibarra, El conflicto hacienda comu-
10 Las sugerencias de L. Ludlow, en México, busca
nidad en la sierra central ecuatoriana durante el siglo
comprender la transformación de los territorios regio-
XIX», Estudios rurales latinoamericanos, vol. 15, Nº 1,
nales especialmente durante los procesos de revolucio-
Bogotá, 1992; Hernán Ibarra, «Nos encontramos ame-
nes sociales y políticas («Presentación», en: D. Brading,
nazados por todita la indiada». El levantamiento de
et.al., Cinco miradas británicas a la historia de México,
Daquilema (Chimborazo 1871), Quito, CEDIS, 1993;
México, CONACULTA-INAH, 2000).
Germán Colmenares, La hacienda en la sierra norte del
11 Presentación el 25 de septiembre de 2008 del libro Ecuador: fundamentos económicos y sociales de una di-
compilado por Guadalupe Soasti, Política, participación ferenciación nacional (1800-1870), revista Procesos, N°
y ciudadanía en los procesos de Independencias en la 2, Quito, 1992.
América Andina, Quito, Fundación Konrad Adenauer,
20 Richard Morse, The Urban Development of Latin
Fundación Museos de la Ciudad, 2008.
America, 1750-1920, Stanford, Center for Latin Ame-
rican Studies, 1971.
21 Saint-Geours, «La evolución demográfica del Ecua- 33 Así lo sugiere Saint-Geours, «La evolución demográ-
dor en el siglo XIX», 1986, p. 485. fica del Ecuador en el siglo XIX», 1986, p. 490.
22 Véanse las descripciones de Vicente Chiriboga, 34 Cfr. J. Fontana, América y la crisis del Antiguo régi-
Mariano Guerra y Melitor Orellana, en: Relaciones his- men, Colección ensayos, Quito, FLACSO, 1985.
tórico-geográficas de la Audiencia de Quito (siglo XVI- 35 Diccionario de la lengua castellana en que se explica
XIX), Tomo II, Quito, Abya Yala-Marka, 1994. el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad,
23 Alexandra Martínez, «Territorialidad indígena y Madrid, Real Academia española, 1726. Se debe precisar
lucha por la tierra en los corregimientos de Ibarra y que este tipo de fuentes como el Diccionario de Auto-
Otavalo (1800-1820)», Quitumbe, Nº 7, Quito, Univ. ridades, y el mismo trabajo de la Real Academia de la
Católica, 1990. Lengua, estaba regido por jurisconsultos de la época y
24 Carlos Contreras, «La crisis de la sierra central y personajes de gobierno.
norte del Ecuador en la segunda mitad del siglo XVIII», 36 Una revisión sobre la institución municipal en el
Revista ecuatoriana de historia económica, Nº 1, Quito, período se halla en: E. Ayala, «El Municipio en el siglo
Banco Central, 1987; Manuel Miño, La economía Colo- XIX», revista Procesos, Nº 1, Quito, U.A.S.B.-C.E.N.,
nial, Quito, Corporación Editora Nacional, 1984. 1991.
25 Cfr. Silvia Palomeque, Cuenca en el siglo XIX, Qui- 37 Puede consultarse también el artículo de P. Bour-
to, 1990. dieu, «El misterio del ministerio. De las voluntades
26 En el caso de Quito, durante el ambiente intenso con particulares a la ‘voluntad general’», en: El misterio del
las primeras juntas autónomas en la Independencia, la ministerio, Barcelona, Ed. Gedisa, 2005.
ciudad fue ocupada provocando el abandono de la ciu- 38 Cfr. Real Academia, española, Diccionario de la len-
dad por parte de la élite social. Así lo indica la disminu- gua, 1791; Diccionario enciclopédico, 1898.

Afese 64 ción en los padrones de bautizos alrededor del año 1812


en las parroquias centrales de la ciudad (Minchom, «La
evolución demográfica del Ecuador en el siglo XVIII», re-
39 Ibíd.,
40 Ibíd.,
vista Cultura, Nº 24b, Quito, 1986, p. 477). 41 Correspondencia del Libertador con el general Juan
José Flores, 1825-1830, Quito, Banco Central del
27 Las observaciones del funcionario español Aven-
Ecuador, PUCE, 1977.
daño en 1861 sugieren 50% de población indígena y
un 25% de blancos (J. Avendaño, Imagen del Ecuador. 42 Un ejemplo fue José Fernández Salvador (Quito,
Economía y sociedad vistas por un viajero del siglo XIX, 1775-1849) quien había desempeñado cargos al inte-
Quito, Corporación Editora Nacional, 1985, pp. 126 y rior del gobierno local durante la Real Audiencia y quien
253). Cfr. M. Demélas y Saint Geours, Jerusalen y Ba- además sostuvo su profesión de abogado sin llegar a
bilonia, 1988, p. 17. ostentar título nobiliario (condes, marqueses). En la
República, continuó siendo requerido en muy diversos
28 Saint Geours, «La evolución demográfica del Ecua-
puestos y funciones hasta su fallecimiento (cfr. F. Sala-
dor en el siglo XIX», 1986.
zar, Actas del Primer Congreso, 1893).
29 S. Moreno, «El ‘formulario de las ordenanzas de in-
43 Art. 57 en el Primer Congreso constituyente.
dios’: una regulación de las relaciones laborales en las
haciendas y obrajes del Quito colonial y republicano» 44 Cfr. F. Morelli, Territorio o Nación. Reforma y di-
en: Contribución a la etnohistoria ecuatoriana, Otavalo, solución del espacio imperial en Ecuador, 1765-1830,
I.O.A., 1981. Madrid, 2005, pp. 196-97.
30 S. Palomeque, Cuenca en el siglo XIX. La articula- 45 Diccionario enciclopédico, 1898.
ción de una región, Quito, FLACSO-Abya Yala, 1990, 46 AM-Q, Actas del Concejo de Quito, 1845-1846,
pp. 126-30, 249-54. Tomo 0146, ff. 7-8.
31 Aquellas no fueron las únicas áreas de haciendas. 47 F. Salazar, Actas del Primer Congreso constituyente
Véanse las cifras proveídas por el estudio de Oberem del Ecuador (año de 1830), Quito, Imprenta del go-
(«Contribución a la historia del trabajador rural en Amé- bierno, 1893, p. 61 (art. 54).
rica Latina, 1981, pp. 325, 347-51). 48 Ibíd., p. 116.
32 S. Palomeque, Cuenca en el siglo XIX, 1990, pp. 49 Real Academia, española, Diccionario de la lengua,
152-55. 1726 y 1791.
50 F. Salazar, Actas del Primer Congreso, p. 30 (art. 54 62 Beatriz Urías, «Estado y realidades políticas ‘no esta-
y 55). tales’. El caso de México independiente visto por la his-
51 Ibíd., toriografía política contemporánea», Historia y Grafía,
nº 9, México. Univ. Iberoamericana, 1997, p. 196.
52 F. Salazar, Actas del Primer Congreso, pp. 117, 128,
131 (sesión del 21 de septiembre de 1830). 63 Véase Luis Ramos, «Enfrentamientos entre grupos
de poder por el dominio del Cabildo de Quito entre
53 Manuel Villavicencio, Geografía de la República del
1735 y 1739», Revista complutense de historia de Amé-
Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional, 1984
rica, Nº 31, Madrid, Universidad Complutense, 2005.
[1858], pp. 289-90.
64 Juan Maiguashca, «Dirigentes políticos y burócratas:
54 El Nacional, Quito, 24 de noviembre de 1846.
el Estado como institución en los países andinos entre
55 Juan F. Regalado, «Fronteras internas en Ecuador: 1830 y 1880», Historia de América Andina, vol. 5, Qui-
jurisdicciones en Latacunga y Riobamba durante el siglo to, Libresa-UASB, 2003.
XIX», Memoria, Nº 4, Quito, Instituto MARKA, 1994.
65 Demélas y Saint-Geours, Jerusalen y Babilonia,
56 Cfr. la posterior Ley de régimen administrativo inte- 1988, pp. 24, 51-56.
rior, 30 de agosto de 1869.
66 Rafael Quintero, «El carácter de la estructura institu-
57 Francisco Salazar, Actas del Primer Congreso consti- cional de representación política en el Estado ecuatoria-
tuyente, pp. 40-41 (sesión del 31 de agosto de 1830). no del siglo XIX», Revista Ciencias Sociales, vol.II, N°
58 Artículo 57 en el Primer Congreso constituyente del 7-8, Quito, Universidad Central del Ecuador, 1978.
Ecuador. 67 Cfr. M. Mörner, «Patrones de estratificación en los
59 Primer artículo de la Constitución, discutido en países bolivarianos durante la época del Libertador»,
1830. en: Ensayos sobre historia latinoamericana. Enfoques,
60 Constitución de la República del Ecuador dada en
1845 y Reformada en 1852 por la Asamblea Nacional
conceptos y métodos, Quito, Corporación Editora Na-
cional, 1992; Rafael Quintero, Ecuador: una nación en
ciernes, Quito, FLACSO-Abya Yala, tomo I, 1991.
65 Afese
de Guayaquil.
61 Puede verse por ejemplo: Memoria que presenta el 68 El carácter de propietario o no propietario frente a la
Ministro del Interior y relaciones exteriores del Estado adscripción ciudadana, tuvo que ver con esta situación
del Ecuador al Congreso constitucional del año 1833,
sobre los negocios de su departamento, Quito, 1833.

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Exposición que dirige al Congreso del Ecuador en 1854 Maiguashca, Juan, «Dirigentes políticos y burócratas: el
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Afese 66 Exposición del Ministro del Interior, Relaciones Exteriores


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