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ace tres años, entre un grupo de nes económicas en el nivel local que delinea-
cuarenta estudiantes universita- ron las estructuras institucionales de los pri-
rios de segundo año en Quito, la meros años de vida republicana, junto a otros
mayor parte definió este período parámetros como la confrontación política,
histórico como el momento cuando se consi- los sistemas de representación y clasificación
guió la Independencia y fundamentalmente de grupos locales, el carácter corporativo y los
como una época «sobre los presidentes». Uno niveles de secularización y laicidad que se die-
de los tópicos establecidos en la historiografía ron en aquellas décadas.
consiste precisamente en el circuito estable-
cido entre las reformas borbónicas, la «ilus- Con el marco temporal propuesto (primera
tración», la Independencia, los militarismos mitad del siglo XIX: 1800-1860), quiero suge-
extranjeros y el caudillismo de los primeros rir la importancia en los momentos de enlace
gobiernos. histórico, que de ordinario la historiografía
ecuatoriana ha eludido explicar. Un tempo
De ese modo, estamos obligados a escoger la que evoca una «división de la duración», con
explicación entre uno u otro de los aspectos aceleraciones y pausas en el cambio social.1
mencionados, sin comprender las condicio-
Afese 50 Fuentes: (a) Cifras de gobierno, cit. por Quintero, 1991-I, p. 103. (b) Estrada Y., cit. por St. Geours, 1986. (c) Guido Veliz y R.
Bromley, cit. en: Deler, 1987, pp. 62, 183-84. (d) Diversas fuentes citadas por: M. Hamerly, 1973, pp. 80 y 85. (e) Documen-
tación primaria citada por: Palomeque, 1990. (g) Mills y Ortiz, 1980. (h) St. Geours, 1986; y 1994: p. 151. (i) Pineo, 1994. (j)
Cifra del gobierno mencionada por Villavicencio, 1984, p. 163. (k) J. de Avendaño, 1985. (l) Parroquias (Catedral, Santa Bárba-
ra, San Blas, San Marcos, San Sebastián, San Roque, Santa Prisca [1849]). Juan F. Regalado, 1994. Elaboración del autor.
Desde otro punto de vista, fue un momento grupos de decisión como eventuales sujetos
histórico con intensas migraciones inter-lo- políticos. Sin embargo, los cambios poblacio-
cales. Por ejemplo, entre hoyas interandinas y nales y el aumento demográfico, no implicó
cabeceras parroquiales. De igual modo, hubo una urbanización neta. La estadística en bruto
apertura de nuevos espacios de residencia en no indica los procesos profundos del cambio
áreas de selva, tanto en los piedemonte de la histórico. La transformación poblacional se
cordillera cuanto en la Costa central y Ama- sustentó en el conjunto de localidades: unas
zonía central. con mayor dinámica que otras; algunas con
impulso coyuntural favorecidas por circuitos
Lo importante es resaltar que durante este de comercio. En cualquier caso, la dinámica
período hubo varias tendencias demográficas. nacional no nació desde «la ciudad». Varios
Aunque ha predominado una idea estática trabajos confirman el hecho de que el ámbito
sobre la sociedad. Varios centros poblados social y económico de la sociedad ecuatoriana
mantuvieron su configuración antigua, al durante ese momento histórico, estuvo vincu-
mismo tiempo que fue ocasión para que otras lado sistemáticamente al mundo campesino y
localidades cercanas a las capitales adoptaran de poblados medianos y pequeños.19
un poco de dinamismo económico con nue-
vos ejes de comercio.18 Allí surgieron nuevos
La ciudad guardó similares funciones que en Los períodos de conflicto político durante las
los períodos anteriores, pero posiblemente campañas independentistas y los primeros
estuvo debilitada en algunos aspectos como gobiernos, rompieron algunos antiguos flujos
sede de la «política».20 Es posible que bajo los comerciales o al menos, fueron debilitados en
cambios gubernativos en las primeras décadas buena parte.24 Por ello, varios estudios sugie-
del XIX las «ciudades» hayan perdido cierta in- ren que en el conjunto del país, cada área local
fluencia sobre sus entornos rurales coloniales. presentó una tendencia de autonomía y relati-
La ciudad se debilitó en su incidencia política, vo aislamiento.25
pero la conexión de actividades económicas
con el mundo rural se mantuvo.21 Bajo esas situaciones, las capacidades produc-
tivas en los ámbitos agrario y manufacturero,
Se debe recordar que la idea de trama urbana fueron determinantes durante las décadas de
no corresponde a ese momento histórico.22 Independencia y quizá para el resto del siglo.
En realidad la edificación de las ciudades en
todas sus dimensiones estaba atravesada por Desde otra óptica, parecería que el sistema de
una composición de pequeñas propiedades, haciendas jugó un papel relevante en cuanto
«quintas», huertos y terrenos descampados. espacio de acogida para individuos y secto-
Las calles consistían en vías de tierra con tra- res de la sociedad local, que no contaban con
mos de empedrado, a cuyo costado se abrían otros medios de subsistencia. Hubo casos de
zanjas para desechos. Las mismas áreas de
vivienda se encontraban limitadas, y en condi-
abandono de sectores urbanos que se despla-
zaron a zonas rurales y algunas localidades 51 Afese
ciones precarias, salvo muy contados casos. pudieron llegar a despoblarse.26 Esa base de
sustento económico en torno a los propieta-
Los espacios locales estaban determinados rios de haciendas, definió en buena medida,
por un ámbito campesino integrado por pe- las dinámicas de las políticas nacionales y su
queñas y medianas propiedades. Sin embargo, horizonte en algunas áreas regionales.
aquél mundo rural no fue un «paisaje» idílico
libre de relaciones de trabajo. Frente al gobierno local, la diferenciación
heredada entre criollos y españoles pudo
En algunas parroquias hubo enorme canti- obtener todavía peso político. No obstante,
dad de haciendas. La Iglesia llegó a consti- la realidad histórica local fue más complica-
tuirse en uno de los mayores sectores pro- da que aquella dicotomía. El mayor volumen
pietarios durante ese período. Muchas de las total de población se hallaba vinculado al or-
propiedades integraban decenas o centenas denamiento social y político que establecían
de trabajadores, especialmente de pobla- las zonas rurales y campesinas en las escalas
ción quichua.23 Otro sector importante fue regionales. Algunas cabeceras jurisdicciona-
el conjunto de campesinos y artesanos que les continuaron como sedes y residencia de
contaba con pequeñas propiedades y no se algunos propietarios de haciendas y sectores
enrolaron necesariamente al sistema de ha- con inversión en actividades de comercio.
ciendas. La producción de estos campesinos
libres, pudo entrar en competencia con la La población «urbana» en este período se
producción hacendaria. encontraba en un volumen relativamente in-
ferior a quienes vivían en las áreas del campo.
En ese contexto la actividad de las haciendas Buena parte de las actividades económicas
llegó a influir muy fuertemente la vida políti- campesinas se hallaba vinculada al sistema
ca. Para conceptualizar esa situación algunos agrario de las haciendas.29 Una forma de tra-
estudios de aquella época y de la actualidad, bajo predominante había sido la mita; (esta-
han recurrido al término «gamonal», para ex- tuto laboral legalmente abolido en 1812), que
presar ese ordenamiento social y forma de po- en siglos de aplicación dejó como herencia el
der predominante en el país. En algunos can- recurso del endeudamiento del trabajador.
tones el régimen gamonal tuvo mucha inje-
rencia durante este período histórico, aunque El sistema de hacienda se basaba en una lógica
conforme avanzaba el siglo fueron surgiendo de tratar de captar el mayor número posible
importantes proyectos de gobierno local para de mano de obra fija. La legislación de la épo-
establecer otras formas de participación y re- ca apuntaba a esa finalidad. Desde la prisión
presentación política. por deudas, pasando por las leyes contra va-
gancia y mendicidad, hasta los impuestos por
El modelo de gobiernos locales republica- transacciones de tierra y el diezmo, que fue la
nos en Ecuador, fue estableciéndose entre estrategia para aumentar la riqueza: los rédi-
una presencia social de población indígena tos dejaban una abundante mano de obra tra-
y mestiza. La población considerada bajo la bajando en un nivel de subsistencia.
clasificación «blanca», en realidad no consti-
Afese 52 tuía sino alrededor de una quinta parte.27 Es
por ello, que no es suficiente hablar de una
Las innovaciones productivas y un desarrollo
de estrategias comerciales en realidad fueron
«ruralización»28 en términos demográficos tendencias exclusivas de unos pocos hacenda-
durante ese período sin considerar aspectos dos. Los propietarios en la mayoría de casos,
cualitativos de la estructura social. no residían en las haciendas. Durante este
período una modalidad muy extendida fue el
Dada la predominancia de la forma de vida ru- arrendamiento de haciendas.
ral y campesina, los principales referentes cul-
turales venían de la experiencia colectiva en el En los primeros años del XIX, la mayor parte de
universo rural, sea en relación a las parroquias trabajadores vinculados en forma permanente
rurales, anejos y poblados campesinos, como a las haciendas, estaban situados en propieda-
también respecto a las formas de propiedad. La des de valles interandinos, que correspondían
experiencia de vida asociada a las haciendas, a a las presentes cabeceras parroquiales y a po-
lo largo de los años y a través de diversas gene- tenciales centros cantonales.
raciones, estableció fuertes referentes cultu-
rales para buena parte de la población y fue la
condición para el espacio de lo político. Número aproximado de haciedas en
la región sierra alrededor del año 1815
Y más allá de esto: las condiciones de trabajo,
en los hechos, establecieron la dinámica de la Estas cifras (ver cuadro en página siguiente)
vida política en el país. El trabajo en el campo fueron documentadas por Oberem y pueden
por las razones expuestas, de varios siglos de estar sujetas a nuevas verificaciones. Respec-
historia, fue el principal punto de partida y to a la región de Cuenca, contamos con infor-
horizonte en el nuevo ordenamiento político. mación que indica predominio sobre todo en
Número aproximado de haciendas en la región Sierra (alrededor del año 1805)
información detallada, pero números fraccio- y definieron buena parte de la vida política en
nados sugieren una tendencia muy similar de el país.
vinculación a actividades agrarias, bien como
trabajadores estables o temporales.32 Forma institucional del gobierno local
Se puede dimensionar que para gran par- Algunas de las instituciones «republicanas»
te de la población, los oficios y actividades estuvieron aplicándose con anterioridad
de trabajo desarrolladas al interior de la ha- en América respecto a la misma Europa.34
cienda, fue uno de los principales medios de Varios de los contenidos que orientaron al
subsistencia en aquél período. Muchos de los gobierno y a las instituciones en este nuevo
oficios se efectuaban al interior de las hacien- período, en realidad se habían venido consti-
das; otros podían realizarse de un modo más tuyendo desde el siglo anterior. Las ideas li-
autónomo en las pequeñas propiedades de berales, fuera del orden natural de la monar-
campesinos y en las cabeceras parroquiales. quía, se venían discutiendo y aplicando en
Si bien aquellos oficios tuvieron un monto sa- diverso grado desde los períodos anteriores.
larial inferior, tenían un tipo de valor social y La dificultad se presentó cuando el conjunto
de instituciones innovadoras debió afrontar Alcalde, en esas condiciones, incorporó pos-
condiciones sociales diversas en las bases teriormente nuevas funciones como dictamen
de las localidades. De tal modo, que los pro- de bandos para el buen orden, salubridad, y
yectos liberales se tornaron una experiencia limpieza de la población, y cuidar todo lo rela-
colectiva forjada por hombres y mujeres en tivo a la policía urbana.
condiciones históricas específicas.
Es importante también constatar los conteni-
El contenido básico del antiguo cabildo pro- dos de otra categoría política y jurisdiccional
venía de la noción de capitulum, lo cual ex- como «cantón». Originalmente remitía a un
presaba el acto de ayuntamiento de personas concepto de vértice o esquina (extremo, án-
que vivían en un ordenamiento. El cabildo gulo exterior, o esquina, en alguna figura que
originalmente remitía a: junta, ordenamiento no sea redonda). Esto es interesante porque
o ayuntamiento de hombres, según el cual «no remite a lugares colindantes (compartiendo
se han de tratar ni resolver ni censurar o formar una misma forma) dentro de una organización
juicio cabal de las cosas públicas en secreto y jurisdiccional, trazada y delimitada. Posterior-
a escondidas; sino donde se puedan y deban mente se adoptó la definición con el término
conferir, para que las resoluciones sean pru- francés canton, para remitir a una división po-
dentes y acordadas».35 Integraba básicamente lítica semejante al Estado en las naciones regi-
a segmentos de propietarios e instancias que das por instituciones federativas.39 Posterior-
Afese 54 actuaban a nombre de la monarquía. mente, es importante notar la introducción de
otro esquema bajo el estatuto de «circuito» de
Varias de estas funciones variaron en los pe- cantones. No obstante, predominó una finali-
ríodos posteriores y otras en cambio tuvieron dad de unidad, armonía, sincronía.
una notable continuidad.36 De hecho, esta ins-
tancia del gobierno a niveles locales fue la base Desde otro ángulo, es importante notar la
en casi todos los momentos del siglo XIX. definición entre concejo y consejo. Concejo
remitía más al carácter de representatividad y
Entrado el siglo, el cabildo fue complejizado forma de convocatoria. Fue entidad en refe-
por el imperativo de representatividad en el rencia al público de alguna ciudad, villa o lu-
gobierno de la localidad y la prescripción de gar (concilium). Lo que es común y pertenece
una ley mayor que rebasara el orden natura- a todos los vecinos.
lizado de estamentos.37 El municipio, ori-
ginalmente hizo referencia a ciudad que se Consejo, en cambio, remitía a la función de
gobierna por sus propias leyes (municipium: alto nivel de dirimencia, como tribunal su-
las que no eran de las provincias subordina- premo para administrar justicia. El consejero
das a su imperio) pero, sobre todo, municipio era un ministro por experiencia y sabiduría.
remitió a conjunto de habitantes en la ciudad, El consilium implicaba el parecer o dictamen,
más allá de la forma organizativa. La cualidad como advertencia para conducta de la vida.
de representación definió la nueva entidad Así también derivó la instancia del consejo de
«municipio», que consistió básicamente en Estado como alto cuerpo consultivo.40
un conjunto de vecinos de una población, re-
presentado por su ayuntamiento.38 Luego de 1830, las municipalidades locales,
paulatinamente fueron conciliando ambas
dimensiones. Incluso existió un juego or- los hechos una labor de enlace entre las con-
tográfico coetáneo en los documentos que frontación política del momento y asumieron
remite a esa doble función. Todo ese signi- las nuevas condiciones institucionales.42
ficado histórico, simbolizado, por varios me-
dios, tuvo una activa presencia. Como lo mencioné, la entidad «municipa-
lidad» fue un concepto y un esquema de or-
Desde el siglo XVIII, al menos, hubo ya una ganización que se abrió paso tímidamente en
experiencia acumulada referida a un gobierno el repertorio político republicano. Aún, bien
de orden más local. Aunque el aparato de la entrado el siglo, en 1852, en las políticas gu-
Real Audiencia pudo regir casi todos los ór- bernativas continuó una fuerte referencia a la
denes de la vida social, sobre el terreno (en antigua entidad colonial, expresando que las
capitales y jurisdicciones) primó la iniciativa provincias de la República eran aquellas «que
de los sujetos específicos que encabezaban las formaban la antigua Presidencia de Quito».
instancias políticas y económicas.
Expresamos ya que el municipio fue el espacio
Por ello, es importante sugerir el estudio so- donde se desempeñaba la nueva dimensión re-
bre las trayectorias de sujetos que encarnaron presentativa en el orden político constituyente.
estos aspectos en los hechos. Un conjunto En 1830 se resolvió «que sólo se estatuya en ge-
de trayectorias de individuos puede esclare- neral el establecimiento de municipalidades».43
cer muchos aspectos en ese momento políti-
co. Hubo sujetos claves quienes encarnaron
«En general» y sin reglamentación. La muni-
cipalidad (también entendida como consejo 55 Afese
aquél momento histórico como parte de la municipal) fue el nivel que empezó a sustituir
transición institucional. La misma intensa al cabildo, pero en el marco general. En su
biografía de Eugenio Espejo enlaza ya espa- interior, varios de los principales cargos man-
cios abiertos en el cambio histórico. También tuvieron sus cualidades antiguas, ahora condi-
otros contemporáneos a Bolívar, fallecido cionados por la representación y los derechos
prematuramente.41 Varios profesionales lo- no-arbitrarios del orden republicano.
cales y nuevos propietarios desempeñaron en
Como lo sugiere el cuadro anterior, este fue reunión de algunos de ellos, a juicio del go-
un momento histórico de redefiniciones en la bierno, serán regidos por corregidores».47
escala nacional. No obstante, todas las fuerzas «Que el gobierno reúna en circuito uno o
sociales y económicas que participaron en las más cantones bajo la autoridad de un solo
Asambleas y Convenciones constitucionales, corregidor».48
presionaron aunque de un modo débil las pre-
cisiones y el alcance de la nueva entidad na- El antiguo cargo colonial de corregimiento
cional hacia sus fronteras y hacia su interior. asociado a la tributación, guardó algunas fa-
cultades aún en las siguientes décadas. La
Durante todo el período hubo predominancia función de corregidor implicaba una sospe-
de fuerzas políticas externas interesadas por cha generalizada. En ese sentido fue seme-
anexar el país al inmenso radio de influencia jante a las vicisitudes que había desempeñado
de Perú o Colombia. El surgimiento de la anteriormente el «alcalde pedáneo». Según
República del Ecuador se realizó a pesar, y la definición colonial: «de durar los corregi-
contra, los intereses opuestos en varias de las dores en las ciudades y villas, se suelen hacer
élites vecinas. parciales y banderizados y comúnmente no
se hace justicia». Adicionalmente, la función
El primer trazo en la organización interna de corregidor la asumía un magistrado cono-
desarrollado en 1830, indica lo siguiente: cedor de causas contenciosas y gubernativas,
Prefecto, en cada Departamento. Goberna-
dor, en cada Provincia. Concejo municipal,
junto a castigo de delitos.49 57 Afese
en cada Capital de provincia. Corregidor, en Las primeras discusiones en 1830 alertaron
cada Cantón (o en cada circuito de cantones). sobre «aquellos cantones que puedan sufrir
Teniente (pedáneo), en cada Parroquia. El corregidores» [sic]. Además fue considera-
cargo de «prefecto» implicó atribuciones de do el hecho que muchos cantones eran «de
Intendentes. El «corregidor» asumía atribu- poca consideración, que no necesitaban ser
ciones de Juez político. Los tenientes pedá- administrados por corregidores, bastando
neos, atribuciones de alcaldes. tenientes subalternos porque no se delata-
ba otra cosa que gravas al estado y oprimir a
De hecho, durante las dos primeras décadas los pueblos con esa clase de mandatarios».50
de vida republicana el estatuto «corregimien- Finalmente, se decidió que los corregidores
to», continuó representando un espacio social «den fianza y se sujeten a residencia».
y político de referencia para la organización
del nuevo Estado. Ese cargo no fue eliminado ¿Las nuevas funciones del corregidor debían
definidamente por las reformas borbónicas.44 sostener los antiguos límites? Hubo mucho
En la misma España, hasta antes de 1868 se temor que las atribuciones jurisdiccionales
había restablecido el corregidor en varias se ampliaran. La misma entidad municipal
ciudades principales como presidentes de los fue aceptada únicamente para las capitales de
ayuntamientos y con ciertas atribuciones ad- provincia,51 las cuales en este período fueron
ministrativas.45 también restringidas. Se buscó que no fueran
alterados los límites que cantones y parroquias
En Ecuador, al menos entre 1830 y 1846, fue habían sostenido antes de la Independencia.
sostenido aquél cargo.46 «Cada cantón o la La facultad de los consejos municipales fue
temida. ¿Debía ampliarse o restringirse sus además el proyecto de fomento de población,
facultades? La discusión en Riobamba en con la instalación de colonias especialmente
1830, presentó la disyuntiva que los consejos en áreas del piedemonte de la cordillera.54 A la
municipales: o bien se asemejen a los cabildos vez, algunas de las antiguas parroquias incor-
de indígenas (regidos por la costumbre; limi- poraron nuevas actividades llegando a consti-
tados y sin mayor decisión), o bien: se presen- tuirse en sedes cantonales. Hubo plétora de
tarían abusos de aquellos cuerpos y se sobre- conflictos en el nivel jurisdiccional del nuevo
pondrían a las autoridades y leyes.52 siglo, que abrían a la historia las bases sociales
en juego.55
A mediados del siglo, Villavicencio identificó
una organización que consistió en: distritos Buena parte de las jurisdicciones parroquia-
(Quito, Guayas y Azuay), provincias, canto- les corresponden a ese período. Conforme
nes, parroquias, pueblos, pueblecitos, anejos avanzó el siglo se erigieron nuevos cantones
y «sitios». a partir de aquellas antiguas parroquias y se
crearon otras en áreas céntricas de las ciuda-
Los anejos: son pequeños pueblos que dependen de la
parroquia principal, tienen sus templos, unos servidos des. Básicamente aquellas antiguas jurisdic-
por coadjutores permanentes, y otros, en donde los pá- ciones fueron el soporte de la política pública
rrocos van a consumir la misa en los días feriados. Los y estatal en los niveles locales.56
más de los anejos tienen sus tenientes, y otros, unos jue-
Fuentes:
MIM, 1839-1. Ministerio de lo interior y relaciones exteriores, 12.
MIM, 1843-1. Municipalidades y objetos peculiares, 24.
MIM, 1853-1. Municipalidades y objetos particulares a ellas, incompleto por no haber informes de los gobernadores, 1.
Villavicencio, 1984.
Elaboración autor
Organización gubernativa en el año 1858
Afese 60
63 Afese
6 Carlos Landázuri, «La independencia del Ecuador
cio al Estado nacional, Quito, Banco Central, 1987,
(1808-1822)», Nueva Historia del Ecuador, volumen
p. 183; M. Demélas e Yves Saint-Geours, Jerusalen y
6, Quito, C.E.N., 1989.
Babilonia. Religión y política en el Ecuador, 1780-1880,
7 Bradford Burns sugiere considerar el conflicto cultu- Quito, C.E.N., 1988.
ral y lucha de preferencias culturales que suscitó el siglo
16 Véanse por ejemplo las notables cifras demográficas
XIX en América Latina (La pobreza del progreso, Méxi-
que corresponden a cabeceras provinciales en ese mo-
co, Ed. Siglo XXI, 1990).
mento histórico: M. Hamerly, Historia social y econó-
8 M. van Aken, «La lenta expiración del tributo indígena mica de la antigua provincia de Guayaquil 1763-1842,
en el Ecuador», Cultura, Nº 16, Quito, Banco Central, Guayaquil, Archivo Histórico del Guayas, 1973, p. 80.
1983.
17 S. Palomeque, Cuenca en el siglo XIX. La articulación
9 R. Muratorio, «La transición del obraje a la industria de una región, Quito, FLACSO - Abya Yala, 1990, p. 228;
y el papel de la producción textil en la economía de la M. Hamerly, Historia social y económica, 1973, p. 84.
sierra en el siglo XIX», Ponencia presentada en el Co-
18 Para la Sierra sur, véase: Palomeque, Cuenca en el
loquio Ecuador 1986, Revista Cultura, Nº 24b, Quito,
siglo XIX, 1990.
Banco Central del Ecuador, 1986.
19 Cfr. Hernán Ibarra, El conflicto hacienda comu-
10 Las sugerencias de L. Ludlow, en México, busca
nidad en la sierra central ecuatoriana durante el siglo
comprender la transformación de los territorios regio-
XIX», Estudios rurales latinoamericanos, vol. 15, Nº 1,
nales especialmente durante los procesos de revolucio-
Bogotá, 1992; Hernán Ibarra, «Nos encontramos ame-
nes sociales y políticas («Presentación», en: D. Brading,
nazados por todita la indiada». El levantamiento de
et.al., Cinco miradas británicas a la historia de México,
Daquilema (Chimborazo 1871), Quito, CEDIS, 1993;
México, CONACULTA-INAH, 2000).
Germán Colmenares, La hacienda en la sierra norte del
11 Presentación el 25 de septiembre de 2008 del libro Ecuador: fundamentos económicos y sociales de una di-
compilado por Guadalupe Soasti, Política, participación ferenciación nacional (1800-1870), revista Procesos, N°
y ciudadanía en los procesos de Independencias en la 2, Quito, 1992.
América Andina, Quito, Fundación Konrad Adenauer,
20 Richard Morse, The Urban Development of Latin
Fundación Museos de la Ciudad, 2008.
America, 1750-1920, Stanford, Center for Latin Ame-
rican Studies, 1971.
21 Saint-Geours, «La evolución demográfica del Ecua- 33 Así lo sugiere Saint-Geours, «La evolución demográ-
dor en el siglo XIX», 1986, p. 485. fica del Ecuador en el siglo XIX», 1986, p. 490.
22 Véanse las descripciones de Vicente Chiriboga, 34 Cfr. J. Fontana, América y la crisis del Antiguo régi-
Mariano Guerra y Melitor Orellana, en: Relaciones his- men, Colección ensayos, Quito, FLACSO, 1985.
tórico-geográficas de la Audiencia de Quito (siglo XVI- 35 Diccionario de la lengua castellana en que se explica
XIX), Tomo II, Quito, Abya Yala-Marka, 1994. el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad,
23 Alexandra Martínez, «Territorialidad indígena y Madrid, Real Academia española, 1726. Se debe precisar
lucha por la tierra en los corregimientos de Ibarra y que este tipo de fuentes como el Diccionario de Auto-
Otavalo (1800-1820)», Quitumbe, Nº 7, Quito, Univ. ridades, y el mismo trabajo de la Real Academia de la
Católica, 1990. Lengua, estaba regido por jurisconsultos de la época y
24 Carlos Contreras, «La crisis de la sierra central y personajes de gobierno.
norte del Ecuador en la segunda mitad del siglo XVIII», 36 Una revisión sobre la institución municipal en el
Revista ecuatoriana de historia económica, Nº 1, Quito, período se halla en: E. Ayala, «El Municipio en el siglo
Banco Central, 1987; Manuel Miño, La economía Colo- XIX», revista Procesos, Nº 1, Quito, U.A.S.B.-C.E.N.,
nial, Quito, Corporación Editora Nacional, 1984. 1991.
25 Cfr. Silvia Palomeque, Cuenca en el siglo XIX, Qui- 37 Puede consultarse también el artículo de P. Bour-
to, 1990. dieu, «El misterio del ministerio. De las voluntades
26 En el caso de Quito, durante el ambiente intenso con particulares a la ‘voluntad general’», en: El misterio del
las primeras juntas autónomas en la Independencia, la ministerio, Barcelona, Ed. Gedisa, 2005.
ciudad fue ocupada provocando el abandono de la ciu- 38 Cfr. Real Academia, española, Diccionario de la len-
dad por parte de la élite social. Así lo indica la disminu- gua, 1791; Diccionario enciclopédico, 1898.
Bibliografía
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y sociedad vistas por un viajero del siglo XIX, Quito, historia de México, México, CONACULTA-INAH,
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mis viajes. Primer viaje a América, Ecuador», 1861), Burns, E. Bradford, La pobreza del progreso, México,
[1857-58]. Ed. Siglo XXI, 1990.
Ayala M., Enrique «El Municipio en el siglo XIX», Colmenares, Germán, «La hacienda en la sierra norte
revista Procesos, Nº 1, Quito, Universidad Andina del Ecuador: fundamentos económicos y sociales de una
Simón Bolívar / Corporación Editora Nacional, 1991. diferenciación nacional (1800-1870), Procesos, N° 2,
Bolívar, Simón, Correspondencia del Libertador con el Quito, C.E.N., 1992, pp. 3-49.
general Juan José Flores, 1825-1830, Quito, Banco Contreras, Carlos, «La crisis de la sierra central y norte
Central del Ecuador, PUCE, 1977. del Ecuador en la segunda mitad del siglo XVIII», Revista
Bourdieu, Pierre, «El misterio del ministerio. De las ecuatoriana de historia económica, Nº 1, Quito, Banco
voluntades particulares a la ‘voluntad general’», en: El Central, 1987, pp. 17-40.
misterio del ministerio, Barcelona, Ed. Gedisa, 2005,
pp. 71-79.
Chiriboga y Villavicencio, Vicente, «Descripción del Ibarra, Hernán, «Acerca del localismo ecuatoriano»,
pueblo de Tocache y su anejo de Malchinguí», en: revista Ecuador Debate, N. 65, Quito, CAAP, 2005, 53-
Relaciones histórico-geográficas de la Audiencia de Quito 66.
(siglo XVI-XIX), Tomo II, Quito, Abya Yala-Marka, 1994 Jijón y Caamaño, Jacinto, La expedición floreana de
[1808], 745-747. 1846, Quito, Talleres Diario La Patria, 1943.
Deler, Jean Paul, Ecuador, del espacio al Estado nacional, Landázuri, Carlos, «La independencia del Ecuador
Quito, Banco Central, 1987. (1808-1822)», Nueva Historia del Ecuador, volumen 6,
Demélas, Marie e Yves Saint-Geours, Jerusalen y Quito, C.E.N., 1989, pp. 79-126.
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Quito, C.E.N., 1988. adicionales, Quito, Imprenta de F. Bermeo, 1855.
Diccionario de la lengua castellana en que se explica el Martínez, Alexandra, «Territorialidad indígena y lucha
verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, por la tierra en los corregimientos de Ibarra y Otavalo
Madrid, Real Academia española, 1726, 2 volúmenes. (1800-1820)», Quitumbe, Nº 7, Quito, Univ. Católica,
Exposición que dirige al Congreso del Ecuador en 1846 1990, pp. 63-80.
el Ministro de lo Interior y Relaciones exteriores, Quito, Memoria que presenta el Ministro del Interior y
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