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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

MÁSTER DE HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA DE AMÉRICA

TRABAJO DE FIN DE MÁSTER:

LA DISPUTA DE GUAYAQUIL Y CARACAS POR EL COMERCIO


DEL CACAO EN NUEVA ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII

AUTOR:
Eduardo Rubio Aliaga

DIRECTORA:
Carmen Ruigómez Gómez

Madrid, 2016
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID


FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

MÁSTER DE HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA DE AMÉRICA

TRABAJO DE FIN DE MÁSTER:

LA DISPUTA DE GUAYAQUIL Y CARACAS POR EL COMERCIO


DEL CACAO EN NUEVA ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII

AUTOR:
Eduardo Rubio Aliaga

DIRECTORA:
Carmen Ruigómez Gómez

Fdo.: Eduardo Rubio Aliaga Fdo.: Carmen Ruigómez Gómez

Madrid, 2016

2
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Resumen:
El cacao ha sido, a lo largo de la historia, uno de los productos más estudiados
para entender las sociedades precolombinas establecidas en Mesoamérica.
Desde el conocimiento de los europeos de la planta de cacao en 1502, el
cacao se convertirá en uno de los productos más demandados por la
población novohispana desde el siglo XVI y que continuará creciendo durante
el siglo XVIII, justo en el que también irrumpe el gran mercado europeo y el
posterior libre comercio de finales de siglo. Tras la drástica disminución de la
producción cacaotera de Nueva España, Venezuela y Guayaquil iniciarán a
partir del siglo XVIII una disputa por asegurarse una posición en Nueva
España como grandes productores de cacao, en una época caracterizada por
el monopolio comercial concedido a la Real Compañía Guipuzcoana de
Caracas, las restricciones del comercio intercolonial y el contrabando que
aliviaba los problemas de dichas prohibiciones.

Palabras clave:
Cacao, libre comercio, Guayaquil, Caracas, siglo XVIII, economía colonial,
Venezuela, Nueva España

Abstract:
Cocoa has been, throughout history, one of the most studied to understand the
pre-Columbian societies in Mesoamerica established products. From the
knowledge of European plant cacao in 1502, cocoa will become one of the
products most demanded by the population of New Spain since the 16th
century and continue to grow during the 18th century, just which also breaks the
great European market and free trade back end of the century. After the drastic
decline in cocoa production in New Spain, Venezuela and Guayaquil will start
from the 18th century a dispute to secure a position in New Spain as large
producers of cacao, in an era marked by the commercial monopoly granted to
the Royal Company Guipuzcoana Caracas, restrictions on trade and smuggling
intercolonial that relieved the problems of these prohibitions.

Keywords:
Cacao, free trade, Guayaquil, Caracas, 18th century, colonial economy,
Venezuela, New Spain

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

ÍNDICE

1. Introducción…………………………………………………………………………….. 5
2. El estado de la cuestión en referencia a la investigación histórica del
comercio del cacao en época colonial……………………………………………... 7
3. Una aproximación al contexto de la producción y comercialización del cacao
americano en el siglo XVIII…………………………………………………………..12
3.1. El siglo del incremento del consumo del cacao a nivel mundial……….17
4. Nueva España: el gran mercado cacaotero………………………………………2O
4.1. La importación de cacao y el desplazamiento progresivo de la
producción interna………………………………………………………………….21
5. El cacao caraqueño y el establecimiento del monopolio comercial………... 24
5.1. La construcción del monopolio del cacao en América, 1728-1778….. 25
5.2. La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas………………………….. 28
6. Guayaquil: la gran amenaza del monopolio cacaotero en América…………. 32
6.1. La prohibición del comercio intercolonial americano……………………35
6.2. Sector cacaotero de Guayaquil y entrada al
mercado novohispano…………………………………………………….37
7. El abastecimiento de cacao novohispano: un escenario de discordia………38
7.1. Una guerra de calidad-precio……………………………………………. 38
7.2. El papel de las instituciones coloniales en la lucha por el comercio del
cacao………………………………………………………………………………. 41
7.3. El contrabando de cacao en el siglo XVIII……………………………….44
7.3.1. El cacao de contrabando en el Pacífico…………………………………..44
7.3.2. Curazao y corrupción en la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas
……………………………………………………………………………….46
8. El proceso de liberalización del comercio: el ejemplo del cacao en América
50
8.1. Oposición a la Real Compañía de Caracas (interna y externa)………..50
8.2. Los inicios de la libertad comercial anterior a la legislación de 1778
…………………………………………………………………………………………57
8.3. El Reglamento de 1778 y la implantación del libre comercio…………. 58
9. Epílogo…………………………………………………………………………………. 63
10. Conclusiones…………………………………………………………………………..64
11. Anexo I………………………………………………………………………………….72
12. Anexo II…………………………………………………………………………………77
13. Bibliografía……………………………………………………………………………. 78

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

1. Introducción

La domesticación del árbol del cacao en Mesoamérica tuvo lugar


aproximadamente hace unos 2000 atrás, acabando por ser para culturas como
la maya y la azteca un producto muy demandado para su población por su
valor simbólico. El Theobroma es un gen neotropical originario de América del
Sur descrito por Cuatrocasas en 1964, quien dividió al Theobroma cacao en
dos subespecies, el Theobroma cacao ssp. Cacao1 y el Theobroma. Cacao.
Ssp. Shaerocarpum El Theobroma. Cacao. Ssp. Cacao es conocido como el
nativo, distribuido por México y América del sur, mientras el Theobroma cacao.
Ssp. Sphaerocarpum corresponde al “forastero”, es decir, no nativo. Hace poco
este gen fue reclasificado dentro de la familia Malvaceae, en la subfamilia
Byttnerioideae de la tribu Theobromeae.2
Desde el inicio de los debates historiográficos sobre el origen geográfico
de la planta del cacao, dichas discusiones nos han trasladado en las últimas
décadas del siglo XX un sinfín de hipótesis sobre donde se desarrolló esta
planta y cuál fue la cultura americana que antes hizo un uso generalizado de
este fruto. Si nos centramos en cuál es y fue el área de localización del cultivo
del cacao podemos observar que abarca desde los 20º-25º latitud norte hasta
los 20º-25º latitud sur, es decir, una zona comprendida en torno a la línea del
Ecuador y delimitada en ambos hemisferios por el Trópico de Cáncer y el
Trópico de Capricornio. Según nos indicó Jorge León la distribución del cacao
en la época precolombina era de México a la línea divisoria actual entre Costa
Rica y Panamá. Otra propuesta, es la que nos ofrece Wolf Mueller, algo más
dudosa, quien sitúa el origen de este cultivo en la costa norte de Venezuela, sin
embargo, otros investigadores como el Ronal Echardi establece el origen como
planta silvestre en la selva amazónica, que unido a su carácter de planta de
dispersión, es posible explicar su aparición simultánea en diversos lugares de
Centroamérica y sur de América antes de la llegada de los españoles, como es

1
Vease, Anexo II, fig. I.
2
OGATA, Nisao. “Domestication and distribution of the Chocolate Tree (Theobroma cacao L.)
in Mesoamerica”. En: ALLEN, Michael F.; GÓMEZ-PAMPA, Arturo; FEDICK, Scott L.;
JIMÉNEZ-OSORNIO, Juan (eds.). The lowland maya area: three millennia at the human-
wildland interface. Nueva York: Food products press, 2003. pp. 416-417.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

el caso del cacao silvestre de Guayaquil, en Caracas y el gran domesticado


cacao de México.3
La primera referencia que tenemos en el que los europeos tuvieron
contacto con el árbol de cacao data de 1502 durante el cuarto viaje de Cristóbal
Colón. Pero no será hasta 1519 cuando los españoles hicieron uso de esta
planta y la distribuyeron por medio mundo. Las primeras referencias durante la
etapa colonial, de producción y consumo eran acaparadas por el extenso
territorio de Nueva España, quien desde el siglo XVI era el gran consumidor de
cacao del mundo. Entre las regiones punteras en su producción novohispana
destacaban Colima, Tabasco o Soconusco, que más tarde pertenecerá a la
Capitanía de Guatemala. Sin embargo, la bajada demográfica, la movilización
de la mano obrera hacia la actividad minera, que captó el interés de los
españoles y la generalización del consumo del cacao entre la población de
Nueva España, hizo que en el siglo XVII hicieran su entrada en el circuito
comercial del cacao Caracas y un poco más tarde Guayaquil, de los que se
conservan documentos que certifican que ya existía un mínimo de producción
de cacao en estas regiones durante el siglo XVI. Caracas, de este modo,
conseguirá el negocio de cubrir la demanda interna de cacao novohispano, en
una época en la que la plantación de cacao en territorio venezolano se
generalizó, pero de igual manera, Guayaquil también vio su oportunidad de
entrada al mercado novohispano, o bien, mediante su distribución desde El
Callao o mediante contrabando o conducciones ilegales a Acapulco u otros
puertos de Nueva España.
Esto será lo que motivará que a partir del siglo XVIII, con el
establecimiento del monopolio del comercio del cacao concedido a la Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas por el rey Felipe V en 1728, permitió al
territorio venezolano ser el único proveedor de cacao a Nueva España por
medio de su entrada por el puerto de Veracruz. A partir de dicha concesión
será cuando entre Guayaquil y Caracas se produzca una disputa que afectará
a todos los niveles posibles, desde la fluctuación de precios, al jurídico, el
institucional, político o militar, llegando a involucrar directamente a los

3
BOZZOLI DE WILLE, María. “Continuidad del simbolismo del cacao del siglo XVI al siglo XX”.
En: Memoria del Congreso sobre el mundo centroamericano de su tiempo (V Centenario de
Gonzalo Fernández de Oviedo). Costa Rica: Editorial Texto, 1980. pág. 229.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

monarcas y virreyes que acabarían por no ver otra salida que la de la apertura
del comercio en 1778.
Centrándonos en el grueso de este trabajo, la metodología llevada a cabo
para la realización del mismo ha sido necesariamente a partir de la utilización
tanto de fuentes primarias como secundarias. En torno a las fuentes primarias
destaca la documentación albergada en el Archivo de Guayas y la
correspondencia o legajos encontrada en el Cabildo de Caracas. Con respecto
a las fuentes secundarias se han de destacar una variada lista de autores que
han tratado el asunto del comercio del cacao tanto en Guayaquil, Caracas y
Nueva España, entre los que destacan Eduardo Arcila Farias, para el ámbito
venezolano, María Luisa Laviana Cuetos, con algunas investigaciones referidas
al cacao de Guayaquil, y Manuel Miño Grijalva para entender los niveles de
comercio de este producto en Nueva España en el siglo XVIII.
En cuanto a los objetivos perseguidos en esta investigación se ha de
destacar la intencionalidad de establecer el escenario de una disputa, que
hasta el momento se entendía como indirecta pero que introdujo a todos los
mecanismos de la política y economía colonial disponibles en el siglo XVIII para
decantar la balanza en la disputa entre Guayaquil y Caracas por el comercio
del cacao en Nueva España, al igual que también ira introduciéndose en ese
gran mercado el continente europeo. Este estudio nos permitirá comprender
como se produjo, a lo largo de todo un siglo, la lucha por levantar las
restricciones del comercio intercolonial y la búsqueda del Libre Comercio en un
producto como el cacao, que hasta las últimas décadas, observando así que al
contrario que otros productos agrícolas americanos como son el tabaco, el café
o el azúcar, el cacao ha sido un producto que ha brillado por su ausencia en las
investigaciones de la historia económica y comercial de la América colonial.

2. El estado de la cuestión en referencia a la investigación histórica


del comercio del cacao en época colonial
Son muchos los autores que han tratado a fondo, a lo largo de la
historiografía, cada una de las características de la economía colonial
americana en época moderna, algo difícil de abarcar si no es por las
investigaciones de numerosos historiadores enfocados en la obtención de
datos que proporcionasen cuales eran las actividades económicas principales

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

de cada uno de los territorios y cuál era el comportamiento de estos dentro del
mundo colonial americano. Han sido muchos las actividades agrícolas y
comerciales tratadas en la historia desde el periodo precolombino hasta la
actualidad, pero es apreciable que unas partes han sido más estudiadas que
otras. Por ejemplo, no es difícil apreciar que la historiografía se ha preocupado
más por otros productos agrícolas originarios o no de América y el
comportamiento que han tenido en el mundo colonial y, más aún, su recepción
en el mundo occidental tales como el maíz, café, azúcar, té, la patata o el
tabaco. En este sentido el cacao, hasta mediados del siglo XX ha estado
apartado o menospreciado y olvidado de la historiografía. Pocos eran hasta
entonces los que se habían dedicado al estudio del cacao como Antonio
Lavedán, cirujano del ejército y de la Familia Real de Carlos IV, quien publicó
en 1796 su obra Tratado de los usos, propiedades y virtudes del tabaco, café,
té y chocolate o Antonio de León Pinelo, con su Cuestión Moral, si el chocolate
quebranta el ayuno eclesiástico, la cual publico en Madrid en 1636, pero no es
hasta mediados de siglo cuando adquiere protagonismo gracias a que se
convirtió en un producto totalmente occidentalizado con una larga historia tras
de sí. Es de este modo por el que la historia del cacao nos brinda uno de los
episodios más espectaculares de la historia económica americana, que no es
otra que la etapa en la que el cacao comenzó a conquistar el mercado europeo,
a ser exportado a Asia y a establecer la posición predominante o no de cada
uno de los territorios productores. Es por ello que mi investigación hace alusión
a este gran acontecimiento como fue el de la disputa por el comercio del cacao
en Nueva España entre Guayaquil y Caracas, que no acabó por ser tan solo un
conflicto por los beneficios económicos que otorgaba el introducir la producción
de un territorio u otro, sino que supuso el fin de un modelo económico basado
en los monopolios y proteccionismo a un modelo de Libre Comercio, aunque
ese nombre dista mucho a como lo entenderíamos hoy en día.
En la actualidad, la historia del comercio del cacao tanto en América como
en el ámbito peninsular se nutre de las investigaciones de diversos autores de
distintas áreas de procedencia y periodos temporales. Uno de los autores más
recurridos en el comercio del cacao en época colonial viene a ser Eduardo
Arcila Farias, quien dedicó gran parte de su obra a la economía venezolana. En
sus publicaciones no solo nos da información sobre la producción y

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

comercialización del cacao, sino que nos ofrece una visión muy completa sobre
todas las actividades desarrolladas en Venezuela desde el cacao, el tabaco, las
pieles, la ganadería, el comercio fluvial y marítimo hasta datos relativos a la
demografía y el ámbito político que afectó tanto a la economía como a la
sociedad de aquel entonces. Son muchos los autores/as que han tenido a
Eduardo Arcila como un referente en el comienzo de sus investigaciones, en lo
referente al comercio del cacao.4 Por su parte Jaime Torres Sánchez investiga
de este modo el papel que jugó la Compañía de Jesús en la producción y
comercialización del cacao tanto en el área novohispana como en la propia
península. Pero desplazándonos a la costa pacífica las investigaciones del
cacao de Guayaquil son resultado hasta el momento de dos grandes
investigadores en la materia, tanto en la economía global de Ecuador como del
cacao producido en Guayaquil, estos dos son Guillermo Arosemena y la
española María Luisa Laviana Cuetos. El primero no hace cuenta en su obra La
inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y grandes desaciertos de la
política económica ecuatoriana desde la colonia hasta la actualidad 5 de lo que
supuso la actividad cacaotera en Guayaquil y su consumo tanto en la sierra
ecuatoriana como en la costa pacífica de Perú y Nueva España, dando cuenta
de toda su producción y exportaciones. Por su parte, María Luisa Laviana en su
obra, la cual fue resultado de su tesis doctoral, nos proporciona al igual que lo
hacía Eduardo Arcila dentro del ámbito venezolano, una gran aportación sobre
Guayaquil en referencia a su población, recursos naturales y actividades
económicas sobre los productos de dicho territorio, entre los que se encontraba
el cacao en primer lugar, pero también otros cultivos como el tabaco, el ganado
o las pieles. Al igual que los anteriores autores, nos proporciona datos de
exportaciones y consumo de cacao durante el siglo XVIII.6
A partir del siglo XXI el estudio sobre el comercio del cacao en época
colonial ha dado un giro en cuanto a perspectivas, objetivos y el hallazgo de
nuevos espacios que ofrecen una documentación histórica considerable en

4
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela. México: Fondo de cultura económica,
1946, pág. 180.
5
AROSEMENA, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y grandes
desaciertos de la política económica ecuatoriana desde la colonia hasta la actualidad.
Guayaquil, 1996. pp. 1-4.
6
LAVIANA, María Luisa. Guayaquil en el siglo XVIII: recursos naturales y desarrollo
económico. Sevilla: Escuela de Estudios hispanoamericanos de Sevilla-CSIC, 1987, pp. 1-5.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cuanto al comercio de este producto en el siglo XVIII. Estos autores, ya no solo


se han centrado en el estudio de la actividad cacaotera en Guayaquil o
Venezuela, sino que se han preocupado en buscar su nexo de unión con el que
para ellos era el mercado principal al que abastecer. Estos estudios se han
realizado a partir de la relación de cada una de las zonas productoras con el
mercado de Nueva España, es decir, sin entrar en la disputa surgida por el
comercio, que es el principal objetivo en este trabajo. Con respecto al volumen
de producción de Guayaquil y el destino de su exportación al mercado
novohispano destacan autores como María Eugenia Chaves, Manuel Miño
Grijalba7, Guillermina del Valle Pavón, Enriqueta Ortiz o Jesús Hernández
Jaimes8. Mientras que el comercio llevado a cabo entre Venezuela y Nueva
España, se ha centrado al igual que en su homólogo ecuatoriano, en el
volumen de sus transacciones tanto a México como a la España peninsular,
ofreciendo gran parte de su información sobre la dinámica del monopolio del
comercio del cacao, la estructura, funciones, así como la vida de la Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas, equilibrando la balanza de ese
protagonismo entre Venezuela y Nueva España, receptor del cacao. No han
sido pocos los autores que poco a poco han ido estructurando el que fue un
negocio rentable con Nueva España para la propia Venezuela durante el siglo
XVII y XVIII. Entre sus autores podemos encontrar a Óscar Álvarez Gila,
Ronald Escobedo Mansilla y Ana Zaballa Veascoechea, quienes publicaron
una interesante monografía sobre los vascos en Venezuela y su actividad en la
Real Compañía Guipuzcoana de Caracas,9 mientras que Sheila Salazar10 y
María Teresa Zubiri Marín se centran en la exportación de cacao y
funcionamiento del circuito comercial.11

7
MIÑO, Manuel. El cacao Guayaquil en Nueva España, 1774-1882. México: El colegio de
México, 2013, pp. 13-23.
8
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil y el mercado Novohispano,
siglos XVI-XVIII”. En: Revista de Estudios de Historia Novohispana. México: Universidad
Nacional Autónoma de México, 2008, pp. 43-47.
9
ESCOBEDO MANSILLA, Ronald; DE ZABALLA BEASCOECHEA, Ana; ÁLVAREZ GILA,
Óscar (eds.). Comerciantes, mineros y nautas: Los vascos en la economía americana. Vitoria-
Gasteiz: Servicio editorial de la Universidad del País Vasco, 1996, pp. 1-9.
10
SALAZAR, Sheila. “Cacao y riqueza en la provincia de Caracas en los siglos XVII y XVIII”.
En: Tierra firme, 82, v. 22. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2004, pp. 293-296.
11
ZUBIRI MARÍN, María Teresa. “Etapa final y caída de la Compañía Guipuzcoana de Caracas
(1777-1788)”. En: Pedralbes: Revista d´historia moderna, nº 11. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 1991. pp. 155-164.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Una vez hecho un repaso sobre la historiografía que hasta la fecha se ha


obtenido sobre el comercio del cacao con Nueva España ejercido por
Guayaquil y Caracas, es necesario hablar de las lagunas historiográficas y las
inexactitudes que hoy por hoy siguen persistiendo en este ámbito y que son
clave para conseguir nuevos objetivos y resultados más globales en cuanto a la
información histórica que deseamos poner a disposición de los lectores,
alumnos o a futuros investigadores de esta rama. Me permitiré de este modo
establecer tres direcciones que emprender en los años venideros y que
obligatoriamente deberían confluir en un mismo punto. Entre estas tres líneas a
trazar se encuentra, en primer lugar, la necesidad de investigar
exhaustivamente más zonas de la América colonial como territorios de
producción del cacao, habiendo podido ver hasta el momento que no solo en
estas zonas se cultivaba cacao teniendo hasta la fecha constatado que se
plantaba y se comercializaba en Guayaquil, Nueva España, Venezuela, Brasil,
Costa Rica, las islas del Caribe y Panamá. En segundo lugar, solucionar los
problemas que hoy en día se le presentan a muchos investigadores para
enfrentarse a los inconvenientes de la dispersión de la documentación o falta
de ella en archivos por su desaparición, destrucción12 o difícil acceso a ella, un
problema cuya solución viene por encauzar un necesario, aunque laborioso y
costoso, proceso de digitalización de fuentes primarias en busca de un fácil
acceso por parte de los investigadores y la facilidad para la consecución de
proyectos que por su gran envergadura engloban a un continente casi en su
totalidad como es América.13 Finalmente, la tercera línea, tal vez es la más
ambiciosa dentro de la historia del comercio del cacao. Está claro que es
innegable que existió un circuito de comercio cacaotero Venezuela-Nueva
España-Guayaquil en el siglo XVIII, pero también es cierto que otros muchos
territorios como las islas caribeñas, Panamá o Costa Rica también comerciaron
con el virreinato. Al igual, el comercio de cacao entre El Callao y España era
una realidad, así como la producción de cacao brasileño y de la Guayana tenía
12
Uno de los problemas hallados en la documentación relativa al Cabildo de Guayaquil es el
grado de son los problemas derivados de los constantes incendios que asolaban el municipio y
con ello edificios como el archivo del cabildo. Con ello, podemos ver la destrucción total de
documentación relativa a periodos de tiempo como el incendio de 1709 y de 1734.
13
Con respecto a las fuentes primarias contenidas en este trabajo hay que resaltar que este
estudio se ha nutrido de los documentos del Cabildo de Guayaquil y el de Caracas, así como
obras editadas calificadas como fuentes primarias como el Reglamento de Libre Comercio de
1778.

11
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

su comercialización en Europa, unido a que el contrabando está claro que


suponía un circuito estable en el comercio ilegal del cacao que una vez
adquirido por los contrabandistas se distribuía a Europa o a la propia América a
precios mucho más bajos. Es por ello que este panorama no se debería
entender como una relación compra-venta entre territorios y entes, aislando los
focos de producción o actividades de tráfico ilegal, sino que es necesario
integrarlo o situarse en lo que podríamos llamar un “macrocircuito” de
producción y comercialización del cacao a escala intercontinental en época
colonial.

3. Una aproximación al contexto de la producción y comercialización del


cacao americano en el siglo XVIII.
El cacao, al igual que otros muchos productos americanos que se llevaron
a Europa cambió en gran medida la dieta, las costumbres y usos sociales,
contribuyendo del mismo modo a un mestizaje cultural en ambas orillas. En
América entre las sociedades precolombinas el consumo del cacao estaba muy
extendido y se hacía a partir de diferentes calidades, el más pobre, para clases
populares, mientras el de mejor calidad era apreciado por las élites o grupos
dominantes. Sin embargo, en Europa, a su llegada se expandió rápidamente
por el continente como un símbolo de elegancia y distinción en torno a su
consumo.14 El siglo XVIII fue, sin duda alguna, el periodo de auge del mercado
cacaotero a nivel internacional. Durante esta etapa comenzaron a diseminarse
los focos de máxima producción de cacao en América, donde Nueva España
acaparaba un cultivo muy superior al de cualquier zona del continente, sin
embargo, a partir de este siglo esa deslocalización de la producción fue
motivada por la irrupción de nuevas regiones productoras con tal volumen que
permitía la exportación al mercado novohispano y al europeo, estas regiones
eran Venezuela y la costa ecuatoriana, concretamente la región de Guayaquil.
El incremento de la producción en este siglo, unido al creciente consumo por
parte de la población de Nueva España y Europa abrió nuevas fronteras para el
comercio de cacao. También es importante señalar otros territorios americanos

14
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao en América Latina”. En:
Tierra Firme. Revista de Historia y Ciencias Sociales, nº 100, año 25, Vol. XXV. Caracas:
Fundación Tierra Firme-Red de historia, memoria y patrimonio, 2007. pág. 489.

12
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

productores de cacao, que a pesar de no llegar a los niveles de producción de


las regiones citadas anteriormente, les permitía disponer de cacao para el
autoconsumo, su entrada a un comercio más reducido o la posibilidad de servir
a su metrópoli del apreciado cacao como sería el caso de Brasil que abastecía
de cacao al creciente consumo que en el siglo XVIII se experimentaba en
Portugal.
Con respecto al área de las islas del Caribe, la primera mención del
cultivo del cacao en Cuba fue entre finales del siglo XVI y mediados del XVII
sobre plantaciones en la región de Bayamo y de Santiago de Cuba, pero
siempre teniendo claro que no podía llegar al nivel de exportación de Caracas,
Cumaná, Cartagena o Guayaquil. En torno a la década de 1760 se diversificó la
agricultura comercial cubana, con lo que acabó produciéndose el boom del
cacao y el café. Acabaron siendo muy comunes, como en otras islas del Caribe
con el fin de aprovechar el territorio y el máximo rendimiento de la tierra, las
plantaciones de carácter mixto.15 En Jamaica había plantaciones de cacao
desde el siglo XVII, pero fue cuando los británicos capturaron la isla a los
españoles vieron la gran cantidad de plantaciones de cacao que existían,
viendo con ello los beneficios económicos que eso podía reportarles. Existían
plantaciones en otras islas como en Santa Lucía, la cual durante su ocupación
francesa tenía 1.321.600 árboles de cacao en 1774, incluso con plantaciones
mixtas. Al igual que ésta, Granada tuvo una producción de 150.300 árboles
durante su posesión inglesa en 1763. En otros lugares del Caribe como
Dominica el cacao no aparecería hasta el siglo XIX. Sin embargo, en Trinidad,
por su cercanía a Venezuela y a Curazao, optó por la importación de cacao, ya
que salía más rentable para sus habitantes aprovecharse del fuerte
contrabando que había en la isla de Curazao con el cacao venezolano.16
También sabemos que Costa Rica constituyó una región productora de
cacao. Tras su definitivo asentamiento por parte de los españoles en esta
región centroamericana, los datos ofrecidos por Juan Carlos Solórzano
Fonseca a partir de los documentos hallados en el Archivo Nacional de Costa
15
NÚÑEZ, Niurka; GONZÁLEZ, Estrella; “History of cacao cultivation and chocolate
consumption in Cuba”. En: GRIVETTI, Louis E; SHAPIRO, Howard-Yana (Eds.). Chocolate:
history, cultura and heritage. New Jersey: John Wiley & Sons, 2009. pp. 505-506.
16
MOMSEN, Janet Henshall; Richardson, Pamela. “Caribbean cocoa: planting and production”.
En: GRIVETTI, Louis E; SHAPIRO, Howard-Yana (Eds.). Chocolate: history, cultura and
heritage. New Jersey: John Wiley & Sons, 2009. pp. 481-486.

13
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Rica desde 1704 a 1723 nos demuestra que existían transacciones


comerciales de cacao entre el puerto costarricense de La Matina y Portobelo
durante el siglo XVIII. El interés de los comerciantes costarricenses era obtener
otros productos a cambio de cacao como eran hierro, acero, loza, cerámica,
telas, pólvora, orfebrería, canela, incluso armas como pistolas, escopetas y
espadas.17 El foco más intenso de producción de cacao en la provincia
radicaba en el Valle de Matina, lo que permitió la exportación de este producto
sobre todo a Nicaragua, desde donde se traía otras mercancías como algodón,
hilo y ropa producidos por las poblaciones indígenas nicaragüenses. El punto
de partida del cultivo y producción de cacao lo encontramos entre las fechas de
1670 a 1700. El cacao de Matina era especialmente demandado por los
mercados de Nicaragua y las poblaciones indígenas de Masaya, al sur de
Granada, y de Subtiava, contiguo a León. En muchas ocasiones, las almendras
de cacao eran empleadas como medio de pago entre indígenas que poseían
textiles donde fabricaban hilo y tejidos a los españoles asentados en aquellas
poblaciones.18
En Brasil los jesuitas también plantaban cacao desde 1549, quienes
consideraron al fruto de esta planta como una fuente de cualidades medicinales
y considerado a su vez como un producto de gran interés comercial. Los tupís y
guaraníes tenían al chocolate como un estimulante que llenaba de energía y
que combatía la fatiga. A partir del siglo XVII los jesuitas ya lo cultivaban en la
Amazonía, pero a partir de 1670-1680 la Compañía de Jesús empezó a
trasplantar los árboles de cacao desde la Amazonía hasta la región de Bahía.
Ya en pleno siglo XVIII la manteca de cacao de Brasil era comercializada por
todos los hospitales militares de Brasil y en las de todo el imperio. En 1746 el
cacao ya era cultivado en el sur de Bahía, pero a partir de José I (1750-1777) la
plantación de cacao se extendió desde la Amazonía y Bahía a las provincias de
Grão Pará y Maranhão, gracias a la intervención del Marqués de Pombal. Para
ello nació la Companhia de Grão-Pará y Maranhão, a quien Pombal otorgó el
monopolio comercial del cacao de la Amazonia hasta Lisboa. Diez años

17
SOLÓRZANO, Juan Carlos. “El comercio de Costa Rica durante el declive del comercio
español y el desarrollo del contrabando inglés: periodo 1690-1750”. En: Anuario de Estudios
centroamericanos, vol. 20, nº 4. San Juan: Universidad Nacional de Costa Rica, 1994. pp. 10-
11.
18
Ibídem, pp. 33-35.

14
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

después el cacao de Brasil constituyó más del 10% de la producción mundial,


un nivel que se mantuvo durante 30 años.19
Sin embargo, tras dar cuenta de los territorios productores de cacao en
América, es necesario dar un repaso en líneas generales de cuáles fueron las
posiciones de Nueva España, Guayaquil y Venezuela en la producción de
cacao a lo largo del siglo XVIII. Nueva España, desde la llegada de los
españoles al continente americano era la gran productora de cacao a nivel
mundial. A diferencia de otras zonas, que como hemos podido ver antes,
México en su fase precolombina ya tenía un cultivo de cacao asentado y
controlado por las élites de las culturas mesoamericanas, sin embargo, en
territorios como Venezuela y Caracas, aunque existía ya actividad comercial
del cacao el volumen era muy reducido, basado en el aprovechamiento de los
bosques de árboles de cacao que nacían silvestres. Una vez que el descenso
de la población indígena y el desplazamiento de la mano de obra dedicada al
cacao acabaron estableciéndose en el sector minero, la producción fue
desapareciendo poco a poco en Nueva España hasta que a mediados del siglo
XVII, las regiones más productoras como Colima habían abandonado el cultivo.
Ante la insuficiencia en el abastecimiento de cacao para el mercado interno de
Nueva España, las autoridades vieron necesario recurrir a la exportación de
este producto como fue el caso de Guayaquil y Venezuela, que ya tenían una
actividad cacaotera desde el siglo XVI.20
Es a partir del siglo XVII cuando Venezuela se convirtió en el principal
exportador de cacao a Nueva España y era, al mismo tiempo, de Europa entre
los siglos XVII y XVIII, gracias a las concesiones reales bajo el monopolio
comercial del cacao. El cacao de Venezuela se cultivaba a lo largo de la
estrecha llanura costera de la costa norte, la del Caribe, delimitada al sur por
montañas. Ya en pleno siglo XVIII, el cacao venezolano tendrá un auge en la
actividad cacaotera gracias a la concesión del monopolio otorgado a la
Compañía de Caracas, motivando el cultivo y el enriquecimiento de la región.
A medida que progresaba el siglo XVII, la exportación de cacao de
Guatemala y el Soconusco al centro de México se reducía a la mitad de lo que

19
WALKER, Timothy. “Cure or confection?: chocolate in the Portuguese royal court and colonial
hospitals, 1580-1830”. En: GRIVETTI, Louis E; SHAPIRO, Howard-Yana (Eds.). Chocolate:
history, cultura and heritage. New Jersey: John Wiley & Sons, 2009. pp. 562-564.
20
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil…, pp. 51-54.

15
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

fue en el siglo anterior, y al mismo tiempo su precio en el mercado de Nueva


España se disparaba considerablemente. A raíz de estos acontecimientos, los
grandes productores se apresuraron a satisfacer la demanda del consumo de
cacao en Nueva España, siendo los más importantes los dueños y grandes
productores de cacao de Guayaquil y Venezuela. Con respecto a Guayaquil, ya
se sabe que en 1635 existían plantaciones en la cuenca del río Guayas y de la
presencia de comerciantes de Guayaquil, sin embargo, el aumento de la
demanda externa de Nueva España, motivó el cultivo de cacao de la zona con
el objetivo de ser exportado a Nueva España desde el puerto de El Callao,
debido a las restricciones del comercio intercolonial que había desde el siglo
XVII. Aunque durante todo el siglo XVII Caracas era la gran exportadora de
cacao a territorio novohispano, Guayaquil conseguí sacar provecho a pesar de
las prohibiciones introduciendo su cacao a través de los puertos novohispanos.
EL cacao de Guayaquil fue muy demandado por la población novohispana
debido a que su calidad y con ello su precio eran más bajos que el de
Venezuela, conocido por su buena calidad y vendido a un precio alto. Pero sin
duda, fue a partir del siglo XVIII con la concesión del monopolio a la Compañía
de Caracas cuando la producción de cacao en Guayaquil se dispara,
propiciada por los altos precios impuestos por la Compañía y la creciente
demanda de cacao en Nueva España, ya que la producción de Venezuela no
cubría el consumo en su totalidad. El puerto de El Callao o las licencias
periódicas y el contrabando directo fueron la forma de hacer llegar aquel
producto a Nueva España, resintiendo en gran medida la actividad de la
Compañía, la cual se quejaba constantemente a las autoridades coloniales del
daño que provocaba Guayaquil a la actividad cacaotera de Venezuela. Pero no
será hasta a partir de la publicación del Decreto de Libre Comercio de 1778
cuando Guayaquil desbanque a Venezuela en producción de cacao debido a
su creciente cultivo y por ende el aumento considerable de su producción,
convirtiéndose a principios del siglo XIX en el gran productor mundial de
cacao.21

21
COE, Sophia. D; COE, Michael. D. La verdadera historia del chocolate. México: Fondo de
Cultura Económica, 1996. pp. 240-243.

16
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

3.1. El siglo del incremento del consumo del cacao a nivel mundial
Tras este repaso general de la localización de la producción de cacao en
América a lo largo del siglo XVIII como una herramienta para introducirnos en
contexto, es necesario enlazarlo con los mercados que se convirtieron en los
principales consumidores de este producto y, ante todo, los grandes
demandantes de cacao dentro del circuito comercial característico del régimen
colonial.
Desde el siglo XVI y hasta finalizar el siglo XVIII Nueva España fue el
gran consumidor de cacao a nivel mundial. La cultura del consumo del cacao
restringido a las élites como podíamos verlo en las sociedades precolombinas
ahora, durante el siglo XVII, sufrió un proceso de “democratización” en su
consumo lo que implicó a un mayor volumen de población novohispana. El
principal mercado novohispano era la ciudad de México, a donde iba a parar
gran parte de la producción interna, que para mediados del siglo XVII ya se vio
sumamente reducida, convirtiéndose así en el foco de recepción de la mayoría
de las exportaciones de Caracas y de Guayaquil.
Si bien, el consumo de cacao en Europa durante el siglo XVI y XVII fue
mínimo. Unos niveles simbólicos que a partir del siglo XVIII se invertiría,
posibilitando a las regiones productoras de cacao de América encontrar un
nuevo mercado en constante crecimiento como era la Europa occidental.
Debemos ser conscientes, en primer lugar, que el cacao produjo algo que
podemos considerar un paralelismo en el tipo de público que lo consumió tanto
en la época prehispánica en América como en el siglo XVII y XVIII en Europa.
Para dar una mayor dimensión a este tema, hemos de tratar quien componía
ese grupo de consumidores de esa bebida tan cotizada como fue el cacao.
Eran las élites de las antiguas civilizaciones mesoamericanas las que
consideraban el cacao como una bebida de dioses, un producto muy recurrido
y exclusivo para gobernadores, sacerdotes y la alta sociedad, teniendo
ejemplos en las culturas olmeca, maya y azteca. Junto a ello, hay que hacer
especial alusión que en muchas zonas del continente americano se consideró
al cacao como moneda.22 Visto desde este punto, puede hasta parecer
comprensible en unas sociedades como eran las americanas, antes de la

22
OGATA, Nisao. “Domestication and distribution of the chocolate tree.., pp. 415-421.

17
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

llegada de los españoles. Sin embargo, la sociedad europea que era considera
más adelantada no dejaba de parecerse a la de sus vecinos al otro lado del
Atlántico. La sociedad europea del siglo XVIII tuvo al chocolate como un
producto exclusivo para el resto de la población, debido al alto precio en el
mercado y por ello estaba reservado a las élites europeas entre los que se
incluían a la clase burguesa, nobleza o familia real, aunque podía ser accesible
para parte de la población común en algunos centros religiosos que se
dedicaban a su elaboración o destinada a dietas ligeras para enfermos en los
hospitales.
Para tomar el chocolate se crearon nuevos espacios para su consumo en
toda Europa como eran las chocolaterías o los famosos salones donde se
reunía la aristocracia del siglo XVIII. El chocolate, al igual que el café o el té,
era utilizado para acompañar las largas veladas. Otros de los lugares más
recurridos dentro del ámbito doméstico fue la cama. Era el lugar perfecto para
disfrutar de un buen desayuno o para asentar el estómago antes de coger el
sueño o para las meriendas acompañadas de dulces o pastas.
En España, Joan de Déu Domèch nos hace un repaso de la cultura
culinaria de la segunda mitad del siglo XVIII hecho a partir del dietario que
escribió Rafael d´Amat i Cortada, barón de Maldá. De este modo, da una visión
de cuál era la vida gastronómica de un noble de la época. Era corriente tomar
esta bebida por la mañana, tarde y, a menudo, más de una taza. En el caso del
barón de Maldá era su bebida favorita. Hasta el siglo XVII, la Iglesia no se
pronunció al respecto, considerando que el chocolate era un líquido y que, por
lo tanto, no violaba el ayuno, algo que se recoge en la obra publicada en 1636
Antonio de León Pinelo.23 Fue en el siglo XVIII cuando el chocolate adquirió un
gran auge en su consumo en Europa.24 En Portugal también se puede ver
como el cacao y sus derivados fueron una bebida muy cercana a las élites y
restringida, al mismo tiempo, entre los siglos XVI-XVIII. En la casa real
portuguesa existió desde el siglo XVIII un chocolatero real, al que se denominó
chocolateiro da Casa Real, quien se ocupaba de la preparación, cocción y
servicio del chocolate a la familia real. De igual manera se encargaba de sus

23
LEÓN PINELO, Antonio. Cuestión Moral, si el chocolate quebranta el ayuno eclesiástico.
Madrid, 1636. pp. 215-221.
24
DOMÈNECH, Joan de Déu. Chocolate todos los días. Barcelona: RBA, 2004. pp. 22-23.

18
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

aplicaciones médicas, culinarias y como refresco.25 En Francia el chocolate fue


introducido desde España que, al igual que los reinos ibéricos, rápidamente
contó con un chocolatero real. Algunos historiadores nos cuentan que fue Ana
de Austria durante su matrimonio con Luis XIII, hermana de Felipe III de
Habsburgo, quien introdujo el chocolate en el ambiente cortesano de la Francia
de principios del siglo XVII aludiendo de esta manera a que fue ésta quien lo
popularizó en Francia, pero otros investigadores nos hablan que según la
documentación fue María Teresa Austria, mujer de Luis XIV, quien
verdaderamente lo popularizó en Francia, ya que hasta ese momento no existía
un comercio estable de cacao con Francia para que tuviese los medios
necesarios para la propagación del producto y su extensa popularidad por todo
el territorio franco.26 Inglaterra adoptó el chocolate del oeste y centro de Europa
a mitad del siglo XVII. En Jamaica empezó la primera historia inglesa del cacao
en 1655. El rey Carlos II hacía uso de chocolate en su casa y éste mismo lo
tomaba en la mañana, algo que terminó por adoptándose como una moda
entre sus esferas más cercanas.27
Por lo general, en Europa empezó a tomarse en cafés o lugares
específicos para tomar chocolate, conocidas como las chocolaterías. Al igual,
muchas personas decían tomarlo cómodamente en la cama por las
propiedades beneficiosas que tenía.28 También adquirió un estilo refinado,
propio de las altas esferas, tal como lo era el café o el té. Los precios siempre
eran muy altos porque el público francés prefería el chocolate español e
italiano, ya que el cacao francés procedente de las colonias francas era de peor
calidad.29

25
WALKER, Timothy. Cure or confection?: chocolate in the Portuguese royal.., pág. 561.
26
GORDON, Bertram. M. “Chocolate in France: evolution of a Luxury Product”. En: GRIVETTI,
Louis E; SHAPIRO, Howard-Yana (eds.). Chocolate: history, cultura and heritage. New Jersey:
John Wiley & Sons, 2009. pp. 569-570.
27
GORDON, Bertram. M. “Commerce, colonies and cacao: chocolate in England from
introduction to industrialization” En: GRIVETTI, Louis E; SHAPIRO, Howard-Yana (Eds.).
Chocolate: history, cultura and heritage. New Jersey: John Wiley & Sons, 2009. pág. 583-586.
28
CLARK, Frank. “Chocolate and other colonial beverages”. En: GRIVETTI, Louis E; SHAPIRO,
Howard-Yana (Eds.). Chocolate: history, cultura and heritage. New Jersey: John Wiley & Sons,
2009. pág. 276.
29
GORDON, Bertram M. “Chocolate in France: evolution of a …, pág. 572.

19
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

4. Nueva España: el gran mercado cacaotero


Desde la llegada de los europeos al continente americano, Nueva España
fue el gran consumidor de cacao desde el siglo XVI, compartiendo ese
protagonismo con Europa a partir del siglo XVIII debido al incremento del
consumo entre su población y la introducción de nuevas técnicas de
elaboración y consumo del cacao lo que permitió una “democratización”
progresiva a su acceso por parte de la población debido a la bajada de su
precio y el incremento de la producción. Para entender el protagonismo de
Nueva España en el consumo de cacao es indispensable tener en cuenta dos
factores, uno de ellos el relativo a la tradición de consumo de cacao entre la
población y, en segundo lugar, un número elevado de habitantes dentro del
virreinato que reclama su consumo. Tan solo la Ciudad de México, como
capital del virreinato, agrupaba ya a finales del siglo XVIII una población de
112000 habitantes, según el censo de 1790. Una población que supuso el foco
más importante de absorción del elevado volumen de cacao proveniente de
Venezuela y Guayaquil.30
En relación a los puertos novohispanos que recibían el monto de cacao
tenemos que destacar los dos principales puertos. Por un lado estaba
Veracruz, que fue el puerto caribeño de entrada del cacao venezolano y del
resto producido en las islas caribeñas. Por otro lado, estaba Acapulco, puerta
de entrada de todo el cacao de Guayaquil y en cierta medida de otras zonas
como Costa Rica o Guatemala. Entre estos dos puertos hay notables
diferencias, ya lo dice Manuel Miño Grijalva, “pues Acapulco comercialmente
hablando nunca fue ni lejanamente cercano a Veracruz, aunque fue el más
importante del Pacífico novohispano hasta la emergencia de la economía
norteamericana. Posiblemente la prohibición de 1631 cortó de cuajo su
desarrollo y a primera vista podría concluirse que fue un puerto pobre en
términos de su economía local, con escasos recursos y evidentemente sin
oferta laboral ni experiencia empresarial. Prácticamente no hay nada que decir
en término productivos, simplemente recoger testimonios de lo que era este
puerto. Sin embargo, éste es un puerto simplemente de “arribada” y apéndice

30
ORTIZ, Enriqueta. “Circulación y consumo del cacao en la Ciudad de México en el siglo
XVIII”. En: Secuencia, 88. México: Instituto de investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2014.
pág. 40.

20
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

de los mercaderes de la Ciudad de México”.31

4.1. La importación de cacao y el desplazamiento progresivo de la


producción interna
Hasta comienzos del siglo XVI el cultivo de cacao se hacía
excepcionalmente en México y el cacao se utilizaba como alimento, moneda de
cambio y donde continuará el cultivo colonial de este producto. Sin embargo, el
cultivo extendido del cacao por parte del mundo colonial fue bastante tardío,
sino que el cultivo comenzó a aparecer a finales del siglo XVI y en otros lugares
a principios del siglo XVII.32
A partir del siglo XVI la importancia por la actividad minera fue
adquiriendo protagonismo, lo que requería un gran aporte de mano de obra,
esto exigió que buena parte de la población de Colima se dedicara a la
extracción salina de las minas del bajío. Para la segunda mitad del siglo XVII el
cultivo de cacao en Colima había sido abandonado por completo. Este hecho
impacto de forma brutal en el mercado de cacao novohispano. Es aquí donde
podemos observar las causas por el que se hizo necesario el importar cacao
sudamericano. El primero de estos factores fue la drástica bajada demográfica
de población indígena debido a las enfermedades, a las mitas y a que parte de
la mano de obra indígena se desplazó a otro tipo de cultivos más rentables o a
la actividad minera, como hemos mencionado anteriormente, así como a otros
como la sal en la zona de la costa. Dicha escasez de mano de obra hizo que la
producción de cacao disminuyese considerablemente, haciendo que la falta de
trabajadores obligase a importar mano de obra esclava africana, sin embargo,
los esclavos negros no consiguieron suplir la pérdida de mano de obra de los
indígenas. Juan Carlos Reyes Garza, alude a que la importación de cacao de
Sudamérica no fue una causa del fin del ciclo del cacao en Colima, sino una
consecuencia. El cacao sudamericano se ingresaba en Nueva España porque
era insuficiente, ya que según habla Woodrow Borah el inicio de la importación
de cacao coincide con la debacle de población indígena. Mencionado también
ha quedado la generalización del consumo del cacao en Nueva España,

31
MIÑO, Manuel. El cacao Guayaquil en Nueva España, 1774-1882. México: El colegio de México,
2013. Pág. 75.
32
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao en América Latina…,
pág. 491.

21
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

consumido por todos los estratos sociales. Sin embargo, a partir de 1630
cuando se recuperó la población de Nueva España, no se volvió a recuperar
los niveles de producción de cacao, ya que esa recuperación poblacional era
más demandante de cacao de lo que se cultivaba allí. En Tabasco, la
desaparición de población no fue tan contundente y en otras zonas como
Zacatula, Igualapa y Jicayán suplieron esa carencia por mano de obra esclava,
además de ser regiones en las que no hubo una competencia con la minería
(no había gran actividad minera). Pero en otros sitios, el cultivo del cacao
desapareció por completo.33
A partir de la práctica desaparición de la producción de cacao, debido a
las causas del desplazamiento de mano de obra y demográficas anteriormente
explicadas, Nueva España se convirtió en un territorio con unas necesidades
reales de importación de cacao para su población, la cual era la mayor
consumidora de cacao hasta finales del siglo XVIII. Aunque en territorio
novohispano aún seguía cultivándose el cacao, ese volumen tan solo
alcanzaba a cubrir pequeños mercados locales o regionales, pero muy lejos de
poder cubrir las demandas de las grandes ciudades de Nueva España o tan
siquiera de la capital. Para ello el cacao venezolano, conocido por su calidad,
era la alternativa más factible para cubrir dicha necesidad, aunque el cacao de
Guayaquil, de peor calidad y desplazado del mercado novohispano por las
leyes comerciales de la época, era la segunda opción para aquella población,
la gran mayoría que no podía permitirse el alto precio por las almendras de
cacao de Caracas.
De este modo, comenzó a formarse una red de distribución del cacao
importado por toda Nueva España. El cacao venezolano tenía como entrada a
territorio novohispano el puerto caribeño de Veracruz, mientras que las
esporádicas partidas de cacao de Guayaquil a Nueva España se realizaban,
bien desde El Callao o desde la propia Guayaquil bajo las licencias concedidas
de vez en cuando o como resultado del contrabando, siendo su puerta de
acceso el puerto pacífico de Acapulco. Como podemos ver, se trata de dos
puntos de entrada diferentes que tenían como fin el abastecimiento del Valle de
México, un gran foco de población con necesidades reales de consumo de

33
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil…, pp. 51-54.

22
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cacao de importación. A partir de aquí, el cacao venezolano, aprovecharía el


camino definido desde hacía siglos que conectaba Veracruz con Córdoba y
Perote, en una bifurcación para dar a parar a la Ciudad de México, mientras
que el cacao de Guayaquil aprovechaba de igual manera el camino que
conectaba Acapulco con Taxco y esta población con Ciudad de México. De
esta manera, la capital se convertía en el centro logístico de la distribución
tanto del cacao guayaquileño, caraqueño, y de igual manera, las remesas de
producción propia novohispana que llegaban a parar a la capital. No es de
extrañar que de esta manera se aprovechase la famosa ruta de El Camino Real
de Tierra Adentro que cruzaba todo el centro y norte de Nueva España, desde
la Ciudad de México hasta Santa Fe o San Juan Pueblo??’ en el actual estado
de Nuevo México en los Estados Unidos. Una ruta de más de 1.600 kilómetros
que permitía distribuir la mercancía cacaotera por mercados urbanos como
Zacatecas, Querétaro, Chihuahua, Durango, El Paso del Norte o la propia
Santa Fe. El aprovechamiento de estas rutas es la forma de explicar la
distribución de las cargas de cacao importadas desde Venezuela o Guayaquil,
que permitía abastecer a las urbes y desde éstas, abastecer a las pequeñas
poblaciones de los alrededores a partir de redes comerciales de carácter
comarcal o regional.34
Sin embargo, las pequeñas divisiones territoriales de Centroamérica
pertenecientes al Virreinato de Nueva España como eran Guatemala, Costa
Rica, Panamá o la actual Honduras carecían de una ruta definida, ya que estas
regiones se nutrían de un cultivo de autoabastecimiento de poblaciones locales
y regionales, además de nutrirse del comercio esporádico con Guayaquil en el
caso de Panamá o Guatemala, o la distribución del cacao producido en
Guatemala y Costa Rica, atendiendo de igual manera al importante factor de
cercanía a las regiones de Venezuela o Guayaquil que permitía mayor facilidad
para integrarse dentro de un circuito continuo de comercio ilegal de cacao, algo
que podemos ver reflejado en el comercio ilegal de Venezuela y el Caribe.35

34
MUÑOZ, Francisco. “Camino real Veracruz-México. Por las veredas de la historia”. En:
Cuadernos, 15. México: Patrimonio Cultural y turismo, 2014. pp. 210-223.
35
Vease, Anexo II, fig. II.

23
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

5. El cacao caraqueño y el establecimiento del monopolio comercial


Venezuela era la gran rival de Guayaquil en el lucrativo comercio del
cacao en Nueva España y era, al mismo tiempo, el mayor exportador de cacao
a Europa entre los siglos XVII y XVIII. El cacao de Venezuela se cultivaba a lo
largo de la estrecha llanura costera de la costa norte, la del Caribe, delimitada
al sur por montañas. El principal puerto para despachar el cacao hacia Europa
era la bahía de La Guaira, Caracas.36 El cacao era criollo y dondequiera que se
llevaba se le denominaba como “el cacao de caracas”. Apreciado por su
calidad, pero para nada llegaba a ser considerado de la misma calidad como el
de Soconusco.37
Durante la primera mitad del siglo XVIII, Venezuela se encontraba dividida
en varias provincias: Caracas, Cumaná, Barinas, Maracaibo, Guayana,
Margarita y Trinidad. La presente división se mantuvo hasta la Intendencia de
1776 cuando con la Capitanía General de 1777 las provincias se unificaron en
busca de una mejor gestión administrativa, política y militar. Al acabar el siglo
XVIII, Venezuela contaba con una población de 813.000 habitantes, siendo la
provincia de Caracas, la que acaparaba el 48,8% de la misma con 389.000
habitantes.38
El cacao, fruto muy cultivado en México, fue introducido en Venezuela
por los indígenas que habitaban la región de los valles cordilleranos de la costa
y su cultivo se vio favorecido por las condiciones del suelo, el clima tropical y el
ambiente caluroso de la región. Desde los inicios de su cultivo en época
colonial, encabezó la exportación a la metrópoli o a Nueva España, principales
puntos de consumo. El incremento de la producción se produjo por la
liberalización desde principios del siglo XVII de los derechos de almojarifazgo
del cacao que se remitiera desde Caracas a Nueva España y la metrópoli, y por
la reserva del mercado de Nueva España a favor de Venezuela. Sin embargo,
tuvo un fuerte protagonismo el contrabando que no solo era realizado por

36
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela…, pág. 91.
37
COE, Sophia. D; COE, Michael. D. La verdadera historia del chocolate…, pág. 243.
38
SISO, Gerardo. “Poblamiento de Venezuela: evolución, crecimiento y distribución
geográfica”. En: Terra Nueva Etapa, 43. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2012. pp.
111-113.

24
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

extranjeros sino también por españoles y venezolanos. El contrabando


absorbió gran parte de la producción cacaotera.39
El siglo XVIII conllevó alcanzar cifras record de exportación de cacao
venezolano a Nueva España. La cifra más alta registrada en el siglo XVII a
México fue de 20360 fanegas en 1691, mientras que en 1718 se alcanzaron las
26710, en 1721 las 30480 y, finalmente, en 1746 aumentó a las 31728 fanegas
de cacao. Pero no sería hasta 1740 cuando se registre la mayor remasa de
cacao con destino al Virreinato de Nueva España con un volumen de 40341
fanegas. Esto nos viene a demostrar que durante estos años la actividad
cacaotera de Venezuela se vio favorecida por dos aspectos fundamentales, por
un lado, los privilegios y concesiones del monopolio comercial de cacao de
Venezuela y la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas para abastecer a
Nueva España, y en segundo lugar, el aumento de la producción del cultivo de
cacao favorecido por dos aspectos positivos como suponían el monopolio
comercial y la creciente demanda de cacao tanto en Nueva España como en
Europa. 40

5.1. La construcción del monopolio del cacao en América, 1728 -


1778
Eduardo Arcila Farias cita la primera exportación de cacao desde territorio
venezolano en 1607, en concreto, desde el puerto de La Guaira. Aunque el
volumen de exportación era de 4,5 fanegas y con ello su relevancia en el
mercado era prácticamente imperceptible, es la primera referencia del inicio del
sector agrícola del cacao venezolano.41 Desde principios del XVII hasta finales
del XVIII el cacao fue principal producto exportador de Venezuela, el cual
abastecía a los dos grandes mercados que consumían este producto, Europa y
México. El año 1622 es la fecha del que hasta ahora se considera el inicio del
comercio de cacao con Nueva España. Este contacto comercial supuso
innumerables beneficios para cosecheros y comerciantes criollos, quienes más

39
ZUBIRI, María Teresa. “Vascos en Venezuela. Apuntes sobre la Compañía Guipuzcoana…,
pág. 248.
40
SALAZAR, Sheila. “Cacao y riqueza en la provincia de Caracas en los siglos XVII y XVIII”.
En: Tierra firme, 82, v. 22. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2004. pp. 296-297.
41
ARCILA, Eduardo. Economía Colonial de Venezuela…, pág. 80.

25
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

tarde llegaron a convertirse en los únicos acreditados para introducir el cacao


caraqueño en Nueva España. 42
También era sumamente importante la navegación fluvial en Venezuela,
en el que el cacao como otros tanto productos tuvo una gran participación.
Venezuela tenía una extensa red fluvial y eso debía ser aprovechado por
cosecheros, ganaderos y comerciantes. De este modo, el río Yaracuy era la vía
principal para la salida de los frutos de Barquisimeto, Nirgua y de muchas otras
localidades vecinas, desde donde salía principalmente cacao, pero también
otros productos como cuero, tabaco, y otros que tenían su salida hasta Puerto
Cabello, aunque el Yaracuy sufrió diversos accidentes por lo que hubo
frecuentes interrupciones del tráfico.
En agosto de 1734 el gobernador, Martín de Lardizábal dio aprobación y
libró un auto prohibiendo la navegación por el Yaracuy y el tráfico por el camino
de Urama o cualquier otra senda, estableciendo para quienes infringieran esta
norma penas de muerte o confiscación de todos sus bienes. De este modo, la
ciudad de San Felipe quedó autorizada para tomar por su cuenta y riesgo la
conducción de productos por el río Aroa hasta Puerto Cabello, durante cuatro
años, obligándole a tener que pagar 1 peso por carga para mantener la patrulla
de 25 soldados para impedir el comercio ilícito en el sitio de Tucacas. Gran
parte del cacao y del resto de productos se traficaban ilegalmente en el
transcurso de los ríos, por lo que acababan llegando muy pocos a los puertos
marítimos de destino en la costa venezolana como Puerto Cabello.
En junio de 1737 los comerciantes de San Felipe hicieron una
representación quejándose de los problemas que presentaba el navegar por el
Aroa, pues a la escasez y agua, en algunas estaciones se agregaba que los
corsarios solían esperar a las embarcaciones en la desembocadura de los ríos.
En consecuencia, abrieron los caminos entre Puerto Cabello y Tucacas, pero el
Procurador General volvió a pedir el restablecimiento del Aroa como vía
principal. Finalmente, los comerciantes se dirigieron a Gabriel de Zuloaga,
quien volvió a autorizar el comercio por los en tierra manteniendo un impuesto
de 1 peso por cada carga que se condujera por los caminos para conservar la
patrulla de soldados que protegiese el camino. El Yaracuy fue nuevamente

42
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao…, pp. 491-493.

26
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

abierto, pero en 1784 la navegación quedó cortada a causa de haberse


obstruido con una gran balsa que desplazó su corriente. Para habilitarlo el
Ayuntamiento de San Felipe acordó celebrar un asiento con José Franscisco
Oyarzábal, pero éste erró en la dirección del río, por lo que el Gobernador no
aprobó el asiento y la Audiencia de Santo Domingo la declaró nula. El mismo
contrato fue atribuido a Ignacio de Zarrasqueta durante 8 años para efectuar la
apertura del rió, pero murió durante las labores y su fiador José Remigio Ocho
se hizo cargo de las obras hasta finalizar el convenio. De este modo quedaba
abierto, siendo el coste del flete por el Yaracuy de unos siete reales por carga,
pero en tiempo de interrupción los cosecheros tenían que pagar hasta 22
reales.
Cuando fue creada la Intendencia de Caracas en 1776 quedó prohibido el
uso y licencia general para la navegación de todos los ríos en las provincias de
la Intendencia, excepto el río Orinoco hasta su puerto de Santo Tomé de
Guayana. Mientras que algunos de los puertos cerrados eran el de Santo
Domingo y Apure, que desaguan en el Orinoco, el Guarapiche y Caño de
Teresen que desembocaban en el Golfo Triste, y el Aroa y el del Tocuyo que
salen al mar del norte. Sin embargo, el rey convino que para privar
enteramente a los pobladores de Venezuela del uso de estas excelentes vías
de transporte y comercio, el Intendente pudiese conceder licencias y permisos
en régimen especial para utilizar los ríos, siempre que se tomasen las
precauciones oportunas. Pero, sabemos que el intendente Ábalos concedió, sin
muchos reparos un buen número de estas licencias como un dirigente a favor
de la libertad de comercio y la agricultura de Venezuela.43

5.1.1. El papel de los jesuitas en la producción del cacao


venezolano
Es fundamental para entender la producción y la posterior
comercialización cuales eran los actores que participaban en el mundo del
cultivo del cacao. Es por ello que en el caso de Venezuela la Compañía de
Jesús tuvo una presencia muy importante. Fue en 1735 cuando el padre
José de Rojas se presentó ante el obispo Félix Valverde para llevar a cabo la

43
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela…, pp. 469-472.

27
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

gestión de lo que terminaría siendo la fundación del Colegio de Caracas.44


Fue desde el inicio de la fundación del Colegio de Caracas cuando la
Compañía de Jesús fue consciente del potencial económico que darían las
plantaciones de cacao en Venezuela, de este modo, es fácilmente
perceptible que el mismo año de la expulsión de los jesuitas en 1767 el valor
agrícola de la Compañía en Venezuela ascendía a 105.896 pesos (lo que
supone el 80% de la riqueza total), un 15,7% de deudas a su favor, mientras
que los inmuebles y bienes en Caracas un 4,3% del total. Así, la estructura
total del valor patrimonial agrícola de los Colegios de Mérida y Caracas en
1767 era de 457.028 pesos.45 46

5.2. La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas


La Compañía de Caracas se creó en el año 1728, y dos años antes de
empezar a funcionar se vendía el cacao al descomunal precio de setenta pesos
el quintal, por el pago de los derechos del almojarifazgo y se esperaba que
subiese hasta los 100 pesos el quintal. En 1728, en el pueblo de Marquina
varios patricios vascongados, negociantes y marinos acordaron en la ciudad de
San Sebastián elevar al rey Felipe V, la petición de obtener el beneplácito para
la constitución de una empresa naviera, que saliendo desde las costas del
norte de España comerciase con los puertos de Venezuela. Los gastos de la
empresa correría a cargo de la Compañía constituyente, sin ningún auxilio del
gobierno. La idea contó con la aprobación del monarca, ya que podría llevar
productos de España a los puertos venezolanos y volver cargados de
productos americanos. Sin embargo, lo que no contó con la aprobación de la
Corte fue con la idea de que los barcos de la Compañía salieran de las costas
del cantábrico que desde hacía años contaban con excedencia de pagos en
aduanas, el mantenimientos de los antiguos fueros y libertades, así como
librarse del servicio militar. (todo eso de los vizcaínos). Sin embargo, ante esto
la Corona se mantuvo seria con la obligación de partir desde Sevilla,
considerada como la puerta de todo lo que debía salir y entrar de las Indias,
hasta que fuese cambiada en 1717 por Cádiz.

44
TORRES, Jaime. Haciendas y posesiones de la Compañía de Jesús…, pág. 2.
45
Ibídem, pág. 16.
Vease, Anexo I, fig. I.
46

28
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Tras esto la Compañía redactó las bases constitutivas, en cuyo artículo se


presentó la advocación a San Ignacio de Loyola como Patrón místico de los
vascos y fundados de otra compañía vasca como era la Compañía de Jesús,
salvadora de almas. Se determinó en su Artículo III la recaudación de fondos
que se haría por acciones a razón de 500 pesos cada una, siendo necesarias
10 acciones para contar dentro de la directiva dentro de una Junta General de
accionistas. Los reyes se suscribieron con 200 acciones con una suma de
100.000 pesos. Las pretensiones de la creación de la Compañía de
Guipuzcoana era el de conseguir una colonización moderna y que rivalizase
contra holandeses e ingleses de los nuevos monarcas borbones, a pesar que
en toda España reinaba la desconfianza sobre una empresa tan quimérica y
destinada al fracaso.47
Aunque los directores compraron grandes sumas en acciones no fue
suficiente, ya que la recaudación tan solo llegó al millón de pesos. La
Compañía mantuvo durante cinco años el libro de inscripciones abierto, sin que
apenas nadie se suscribiera. Pero, a partir de 1735, tres años después del
comienzo de su funcionamiento fue cuando las arcas de la Compañía
comenzaron a registrar ganancias y el problema de la falta de socio y
financiación no preocupó. A los doce años de haber vertido su capital, los
accionistas habían recibido el 160% de su capital y había ocasiones en el que
el dividendo era el 25%. La riqueza ya no se daba solo en los pueblos del norte
de la península, sino que también se enriquecían las familias más notables de
Venezuela.
Con respecto a los barcos que poseía la compañía, en un primer
momento, fueron dos carabelas de cuarenta a cincuenta cañones, cantidad que
a los pocos años se vería que era insuficiente, y que en el año 1734 la
Compañía obtuvo el real permiso para que pudiese traficar con ilimitado
número de embarcaciones. En general, fueron seis barcos de ida y vuelta los
que habilitó anualmente la Compañía. Por una particular concesión del `poder
central, los bajeles de la Compañía, abarrotados de productos españoles,
emprendían su rumbo de salida desde los puertos de San Sebastián y de
Pasajes, haciendo travesía directamente a los muelles de La Guaira y de

47
DE BASTERRA, Ramón. Los navíos de la ilustración: una empresa del siglo XVIII. Caracas,
1925. pp. 47-49.

29
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Puerto Cabello. La única restricción que se le impuso a la Compañía fue el de


realizar su entrada en España por el puerto de Sevilla y, más tarde, por Cádiz.
Dos eran las concesiones que otorgó el poder real a la empresa privada
del norte. La primera, el monopolio del preciado y suculento cacao, que rara
vez había llegado a la consumición española por emisión directa. El segundo
derecho, privativo de la Sociedad Navegante Hispano-Venezolana y que
representaba el más importante, era el poder que se le confería para perseguir,
como si fuera el Estado mismo, el contrabando y comercio furtivo, realizado no
tan solo por extranjeros, sino por españoles o venezolanos, quedando los
provechos de la captura del corso en propiedad, la mayor parte, de la Real
Compañía. Con todo esto la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas tenía el
derecho o quedaba capacitada de montar servicios de inspección, a establecer
guardias permanentes para vigilar en los puertos, las costas y los caminos con
el objetivo de apresar a los contrabandistas. La verdad, es que fue tanta ilusión
de Felipe V que llegó a conceder atributos privativos de la Real Marina y a sus
funcionarios terrestres se les equiparaba con los miembros del servicio militar
destinado a la inspección aduanera, llegándose a facultar a la empresa hasta
sostener a su cuenta los hombres armados que le fueran indispensables.
Tal fue la ayuda de la oficialidad del Estado y el empeño en esa actividad
mercantil, que al título de Gobernador y Capitán General de la Provincia de
Venezuela se le añadió también el de “Conservador de la Real Compañía
Guipuzcoana de Navegación a Caracas”. Durante los Austrias la actividad del
comercio era vista como indigna para personas hidalgas, un oficio bajo, que no
era para personas de nobleza. Sin embargo, con la llegada de los borbones
Felipe V se situó como protector de la Compañía y que otorgó la Real
Provisión, esclareciendo que toda aquella persona que se aventurase en
actividades comerciales y que se enriqueciesen y alcanzasen prestigio “sin
perder por ello su nobleza”. Una interpretación errada de algunos historiadores
es la que da el historiador LaFuente, en el que la disposición real creaba y
otorgaba título de nobleza a los cooperadores de la empresa.48
Es Ramón de Basterra quien distingue dos periodos en la obra mercantil
del Conde de Peñaflorida. El primer periodo, comprende desde su fundación en

48
Ibídem, pp. 50-52.

30
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

1728 hasta la mitad del siglo. En este periodo, la asamblea directiva presidida
por el Conde Peñaflorida, se reúne en la ciudad de San Sebastián. No entran a
formar parte de ella sino accionistas vascongados que siguen habitando su
país nativo. Su establecimiento no agradó a la población local, que hasta el
momento se había lucrado del régimen de abandono en el control del comercio
por las autoridades permitiéndoles vender cacao a los holandeses. Así la
Compañía centró sus esfuerzos en el control del comercio ilícito en los ríos y
con navíos extranjeros, al habérsele concedido el monopolio del comercio del
cacao venezolano. Para facilitar su distribución en España, la Compañía creó
sus depósitos en oficinas de Madrid, Barcelona, Alicante, Valencia, Cádiz y San
Sebastián. El periodo comprendido entre 1735 a 1763, unos años en los que se
comenzó a notar los esfuerzos de la empresa vasca comenzó a cambiar
drásticamente a la economía venezolana. Todo esto se tradujo en el aumento
del cultivo del cacao y la cosecha, siendo a finales de 1730 cuando estableció
su primera oficina en Caracas, y en los años sucesivos un aumento de su
actividad en La Guaira, Puerto Cabello, Barquisimeto, Coro, Cumaná,
Maracaibo a donde se enviaron funcionarios para estructurar el territorio y el
buen funcionamiento del negocio. Pero su cometido dado por el rey, no era tan
fácil como el de llevar a cabo la compra-venta de cacao, sino que una tarea
más difícil le fue confiada en las costas venezolanas. Esta tarea no era otra que
la de patrullar y erradicar de las playas las ventas furtivas de cacao a los
holandeses, por lo que la Compañía no solo se integraba de agricultores,
oficinistas y comerciantes, sino también de marineros y carabineros, algo que
obligaba a contratar a un buen número de personal. Fue a partir de 1742
cuando la Compañía recibe el derecho del comercio exclusivo, con grandes
críticas y sectores de la población en contra pidiendo su supresión.49
El segundo periodo se produce desde 1751 con el motín de León hasta su
desaparición en 1785, una etapa difícil en el que la Compañía se vio obligada a
dar un nuevo giro a sus negocios para evitar así una creciente oposición. Es
aquí donde Fernando VI en 1751 temeroso de las malas noticias que se venían
sucediendo sobre la Compañía decidió, por medio de sus ministros, que las
reuniones de la Junta no se volvieran a celebrar en San Sebastián, sino en la

49
Ibídem, pp. 46-62.

31
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Corte. Con la llegada de Carlos III viendo el buen resultado que había tenido la
Compañía con la fabricación de armas en Plasencia le otorgó el derecho de
explotación maderera en Navarra en 1766, además de sustituir el régimen de
asambleas de la Compañía por una autocracia de los directores. Por lo que
desde 1766 hasta 1772 no se celebró ninguna asamblea. Esta no fue una
decisión de agrado para el resto de accionistas que veían como el negocio
flaqueaba. Por entonces ya se sabía de las relaciones que involucraban a las
autoridades de la Compañía con los holandeses en Venezuela, y herida de
muerte, la sociedad comenzó a partir de 1767 a innovar con otro tipo de
cultivos en la región como en 1767 con el cultivo de algodón o de añil, hasta
entonces desconocido en aquel territorio, aunque aún conservaba su principal
negocio, el comercio de cacao con Nueva España. Pero fue a partir del
Reglamento de 1778 cuando la Compañía quedó sentenciada a una muerte
segura con la implantación del Libre Comercio, pero definitivamente la medida
del 15 de febrero de 1781 que asimilaba los derechos de las empresas
privadas a los derechos de la Compañía fue lo que terminó por hacerla
desaparecer, hasta que el 10 de marzo de 1785 cesaría sus actividades
terminando por fundirse dentro de la Compañía de Filipinas.50

6. Guayaquil: la gran amenaza del monopolio cacaotero en América


La realidad histórica acerca de la actividad económica de la provincia de
Guayaquil es que, a pesar de la existencia y documentación del cultivo de
cacao en el siglo XVI, el verdadero eje económico de la Audiencia de Quito en
los primeros siglos a la conquista fue la sierra, un lugar donde las poblaciones
destacaban por su producción textil destinadas tanto al consumo interno como
a la exportación a territorios como Perú, Chile, Colombia o Argentina. Sin
embargo, es en esta época cuando existía un fuerte contraste en la distribución
de población en la Audiencia de Quito, concentrándose las densidades más
altas en la serranía, mientras que la costa se encontraba despoblada y
caracterizada por una actividad agrícola prácticamente inexistente. Tan solo los
ingresos en estos siglos iniciales provenían del flete y reparación de pequeñas
embarcaciones y galeones, estos últimos utilizados para la protección de la

50
Ibídem, pp. 73-87.

32
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

flota mercante de la costa pacífica del continente americano, por parte de la


denominada como Armada Real del Mar del Sur.51 Tras la Guerra de Sucesión
con la derrota de España en el conflicto, en el 1715 como parte del acuerdo de
paz, se abrió la entrada de textiles ingleses y franceses a las colonias lo que
provocó que los textiles procedentes de Quito, Riobamba, Latacunga y demás
poblaciones de la serranía se vieran incapaces de competir con los productos
extranjeros. Esta crisis de la industria obrajera se reflejó en el éxodo masivo de
trabajadores a la costa. Gracias a la llegada de esta población convertida a
partir de este momento en mano de obra, los cultivos de cacao pudieron
extenderse y aumentar la producción.52
En su origen la provincia de Guayaquil, integrada en lo que se conocía
como la Audiencia de Quito perteneció al Virreinato del Perú desde 1563 hasta
1739 cuando comenzó a depender del Virreinato de Nueva Granada mediante
la Real Cédula del 20 de agosto de 1739 dictada por Felipe V. No es hasta
finales del siglo XVIII cuando la documentación nos permite saber con exactitud
cuáles eran los límites geográficos de la provincia de Guayaquil. En esta época
abarcaba gran parte de la zona costera de la Audiencia de Quito, a excepción
de la costa norte, que actualmente correspondería a la región de Esmeraldas.
Con respecto a los territorios con los que colindaba encontramos al norte con el
Corregimiento de Esmeralda, al sur con Piura, al oeste con el Océano Pacífico
y finalmente al este con las estribaciones de la Cordillera de los Andes.
Aproximadamente su territorio comprendía unos 50000 km2 de extensión.53
Las divisiones administrativas por las que se vertebraba el territorio de la
provincia de Guayaquil hacia 1790 se encontraba dividido por 14 tenencias,
entre las que se encuentran: Guayaquil, Punta de Santa Elena, Puná, Machala,
Naranjal, Yaguachi, Babahoyo, Baba, Samborondón, Daule, Palenque, Balzar,
Portoviejo y La Canoa. Estas a su vez se encontraban regidas por Curatos
como divisiones administrativas inmediatamente menores y a su vez
conformada por las diferentes ciudades, pueblos y aldeas.54 El principal motor
económico de este puerto fue el cultivo y exportación de cacao a partir del siglo
51
AROSEMENA, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y…, pág. 22.
52
Ibídem, pág. 32.
53
CHAVES, María Eugenia. “Guayaquil: un puerto colonial en los mares del Sur, siglo XVIII”.
En: Historia de las ciudades (Memorias del Congreso ecuatoriano de Historia) Quito: Procesos:
revista ecuatoriana de historia-Universidad Simón Bolivar, 2006. pp. 46-47.
54
LAVIANA, María Luisa. Guayaquil en el siglo XVIII: recursos naturales…, pág. 17.

33
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

XVII y continuando durante el XVIII. Guayaquil también destacó por la industria


maderera, ya que gracias a la abundancia de maderas en este territorio, le
permitió, entre otras cosas, mantener labores de construcción y reparación
naval en el puerto. Entre estas maderas destacaba el Guachapelí (para
armazón, cuerpo del navío, ligazones, pies de roda, codaste y las gualderas de
los cañones); el canelo (para cubiertas o latas y cintas o refuerzos exteriores
del tablazón); el cañafístula (para quillas y todo fundamento); el bálsamo (para
hacer las bombas) y otras como el pechiche, madera negra, el moral,
Guayacán y algarrobo, el roble, entre otros. 55
No hay ninguna duda a la hora de establecer a Guayaquil como el puerto
principal de la Real Audiencia de Quito hasta mediados del siglo XVIII y que
jugó un papel estratégico dentro de la economía de la región hasta entonces
controlada por las élites de Quito. La singularidad del puerto de Guayaquil y su
importancia dentro del ámbito marítimo de la costa del Pacífico proviene de su
carácter tanto marítimo como fluvial. Su puerto, situado en la desembocadura
del río Guayas, lo hacía un puerto marítimo poco viable con respecto a otros
puertos de las costas del Pacífico, fundamentalmente porque el puerto tenía
esteros y ría en la desembocadura del Guayas, al igual que en esta zona
abundaban los bajos de mucha peligrosidad o las islas de manglares que se
formaban en el golfo.
A pesar de los inconvenientes en el ámbito portuario de Guayaquil, si es
cierto que su puerto marítimo fue uno de los más dinámicos y activos de la
costa del Pacífico durante el periodo colonial, debido a su intensa actividad
comercial. Debido a las dificultades que aparecían por los numerosos bancos
de arena en la desembocadura del Guayas las embarcaciones se veían
obligadas a atracar en la isla de Puná, una isla formada en el delta de la
desembocadura, y desde este lugar las mercancías o pasajeros se
transportaban en pequeñas embarcaciones hasta el puerto de Guayaquil. Este
era un fenómeno característico de la vida cotidiana de la ciudad portuaria en el
que frente a sus costas se creaba una imagen peculiar en el que las barcas
intentaban evitar las islas de manglares en sus idas y venidas a la isla de Puná,
además de los espacios habilitados en el puerto donde atracaban gran

55
Ibídem, pp. 260-261.

34
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cantidad de estas pequeñas embarcaciones.56


Al puerto de Guayaquil se le consideraba un buen puerto en las costas del
Pacífico, pero lo cierto es que aún estaba muy lejos de llegar a tener la
consideración de los grandes puertos de la Corona, como lo eran La Habana o
Sevilla. Fueron bastantes las veces en las que medios oficiales mostraban su
desconfianza hacia el puerto de Guayaquil al no existir experto alguno en la
materia de construcción de barcos. Aún así, Juan y Ulloa destacaban que en
Guayaquil se habían fabricado embarcaciones de grandes gavias, gracias al
sector maderero de la provincia y su adecuación a la industria naval. El 70% de
los trabajos en los astilleros correspondían a trabajos de reparación. Tenemos
la posibilidad de saber que el auge de la construcción naval del puerto de
Guayaquil en el último cuarto del siglo XVIII se debió fundamentalmente y
apareció gracias al aumento del comercio del cacao y su exportación, que
57
requería obviamente de embarcaciones para su transporte marítimo.
Acerca de la población del territorio, la Gobernación de Guayaquil se
caracterizó por una población multiétnica compuesta por indígenas, gentes de
color, esclavos, blancos y mestizos, en su mayoría inmigrantes provenientes de
la serranía ecuatoriana. Entre 1750-60 y 1820-40 los habitantes de la
Gobernación de Guayaquil crecieron de 30000 a 90000 habitantes. 58 Fue a
partir de 1789 cuando la migración de la población de la serranía a la costa
conllevó un incremento del cultivo y con ello de la producción de cacao a
niveles hasta entonces desconocidos en la costa, convirtiéndose de este modo
es la principal fuente de ingresos de la Audiencia de Quito.59

6.1. La prohibición del comercio intercolonial americano


La prohibición expresa de comercio entre el Virreinato de Perú y el de
Nueva España, podemos establecerla a partir de la primera Cédula Real de
1600 que perseguía y castigaba duramente el tráfico ilegal entre ambos
territorios. Estas restricciones continuaron a lo largo del siglo XVII como lo
demuestran las disposiciones sucesivas de 1604, 1609, 1620 y otra en 1634.60

56
CHAVES, María Eugenia. “Guayaquil: un puerto colonial en los mares del Sur…, pp. 46-47.
57
Ibídem, pp. 293-296.
58
CHAVES, María Eugenia. “Guayaquil: un puerto colonial en los mares del Sur…, pp. 47-51.
59
AROSEMENA, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y…, pág. 32.
60
SALAZAR, Sheila. “Cacao y riqueza en la provincia de Caracas en los…, pp. 302-306.

35
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Con el Real Decreto del 31 de diciembre de 1604 se impuso la prohibición


a Nueva España de reexportar productos a Perú procedentes de Filipinas, una
medida que ya tenía antecedentes en disposiciones ya vigentes desde el siglo
anterior. También se prohibió a Perú remitir metales preciosos a Nueva
España. Se produjo paralelamente una limitación de los intercambios entre
ambos virreinatos al tráfico exclusivo de artículos de producción interna y
restricción de sus contactos marítimos a solo tres barcos anuales de 300 a 400
toneladas. El Real Decreto del 29 de junio de 1609 determinó restringir aún
más dicha navegación reduciéndola a dos barcos anuales que partirían de El
Callao, prohibiéndoles a los mercaderes novohispanos el enviar barcos
mercantes a Perú. No obstante, se levantó parcialmente la prohibición que
pesaba sobre los metales preciosos peruanos, de este modo, dos
embarcaciones podían partir y llevar 200.000 ducados de “géneros de la tierra”
novohispanos. Once años después, la Corona ratificó los anteriores decretos
citados a partir del Real Decreto del 28 de marzo de 1620, en el que se añadía
una nueva prohibición que era la de la exportación de vinos peruanos a Nueva
España.
Hubo que esperar para que todas aquellas restricciones fuesen
eliminadas con la apertura del Libre Comercio entre Perú y Nueva España de
1629. Una medida que benefició a la producción de cacao guayaquileño, a
pesar de tratarse de una restricción del comercio directo de cacao de
Guayaquil con Acapulco. De este modo, las exportaciones de la Audiencia de
Quito tuvieron que pasar por El Callao para llegar hasta Nueva España. Poco
duró el sueño cuando el Real Decreto del 23 de noviembre de 1634 redujo la
navegación entre ambas regiones a una sola embarcación anual,61 siendo aún
más radical el Real Decreto de 29 de marzo de 1636 cuando terminó por
prohibirse todo intercambio comercial y navegación entre ambos virreinatos.62
Cercanos al fin del siglo XVII, encontramos la correspondencia del virrey
de Nueva España, José Sarmiento y Valladares, en una carta enviada a la
61
ACUÑA, Víctor Hugo. “La reglamentación del comercio exterior en América Central durante
el siglo XVIII”. en: Mesoamérica, vol. 1, nº 1. La Antigua Guatemala: Centro de Investigaciones
Regionales de Mesoamérica, 1980. pág. 12.
62
Existen diversas versiones contradictorias sobre la fecha de prohibici6n total de los
intercambios entre Nueva España y el Perú: Navarro, Ramos Pérez y García-Peláez coinciden
en la fecha de 1636. Por el contrario, Eduardo Arcila Farias, afirma que lo prohibición absoluta
fue establecida por el R. C. del 6 de febrero de 1635, Rodríguez Vicente da como fecha el año
1634; opinión expresada también por Haring.

36
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

corte en 1698 acerca de los problemas existentes de tráfico ilegal de cacao en


el virreinato. Para éste, era del todo imposible poder atajar el problema porque
para la población suponía un alimento básico en su dieta, sugiriendo de este
modo, el cese de la prohibición.63 La sugerencia del virrey José Sarmiento, no
fue estudiada, insistiendo las autoridades de la metrópoli su obligación de
aplicar con dureza la legalidad existente, mantener una postura inflexible y
castigar con severidad a cualquiera que se le ocurriese transgredir alguna de
estas normas referentes al comercio.64

6.2. El sector cacaotero de Guayaquil y su entrada al mercado


novohispano
En la zona de Guayaquil se sabe que en 1595 se envió un cargamento de
cacao al puerto de Acapulco. Nueve años más tarde las descripciones de la
época nos dicen que ya empezaban a cultivarse huertas de cacao, por lo que
es una creciente actividad de plantación del cacao, que unas cuantas décadas
después se convertirá en la más importante de toda la provincia. Aunque estos
cultivos de cacaotales era principalmente de posesión de españoles
interesados en su venta, los indios no lo cultivaban. Uno de los negocios más
importantes y que más peso tenían entre la población india y autóctona era el
comercio de madera en 1604 que se enviaba a Lima, Panamá y Nueva
España.65
La provincia de Guayaquil, en la actualidad es la Provincia de Guayas.
Antiguamente ocupaba mucho más de lo que ocupa hoy, e iba desde la Bahía
de Cojimíes hasta el Archipiélago de Jambelí, es decir, toda la costa central y
meridional del actual Ecuador, integrando de ese modo territorios como
Manabí, Guayas, Los Ríos y El Oro. Será Guayaquil cuando a partir de finales
del siglo XVIII su economía gire en torno a la producción de cacao para su
exportación.66
A medida que progresaba el siglo XVII, la exportación de cacao de
Guatemala y el Soconusco al centro de México se reducía a la mitad de lo que

63
SALAZAR, Sheila. “Cacao y riqueza en la provincia de Caracas en los…, pág. 307.
64
Ibídem, pág. 307.
65
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil y el mercado…, Pág. 56.
66
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao en América Latina, pp.
491.

37
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

fue en el siglo anterior, y al mismo tiempo su precio en el mercado de Nueva


España se disparaba considerablemente. A raíz de estos acontecimientos, los
grandes productores se apresuraron a satisfacer la demanda del consumo de
cacao en Nueva España, siendo los más importantes los dueños y grandes
productores de cacao de Guayaquil y Venezuela.67

7. El abastecimiento de cacao novohispano: un escenario de discordia


7.1. Una guerra de calidad-precio
La principal diferencia entre el cacao de Guayaquil y el de Venezuela
era fundamentalmente por su calidad, lo que suponía una brecha importante
en los precios. El por qué del bajo precio del cacao de Guayaquil se debía
fundamentalmente por lo barato que resultaba su transporte hacia el puerto y
su embarque hasta el puerto de destino, a pesar de lo elevado de los
jornales de sus peones (de 4 y 8 reales diarios, frente a los 3 reales en
Caracas), también por la fertilidad de la tierra, el agua, y el alto rendimiento
de los arboles de cacao que otorgaba un alto crecimiento de las cosechas y
abundantes. En 1780 se cifran en unas 25 cargas de 81 libras o 18 fanegas
venezolanas (de 110 libras) por cada mil árboles, mientras que en
Venezuela el cacao de Caracas rendía 15 fanegas por cada mil árboles, de
promedio.68
Mientras el cacao de Venezuela su transporte a la capital o hasta el
mar encarecía su valor en 4 u 8 reales por fanega, mientras que en
Guayaquil se hacía mediante balsas en las cuales se transportaba el
producto a lo largo del río Guayas hasta su desembocadura y de ese modo
poder embarcarlo en barco hacia su destino. Todo esto nos dice que el
monto total de la diferencia del precio del cacao entre ambas zonas era de
10 veces superior para el de Caracas. Añadido que los fletes de los barcos
para su conducción hacia México desde Caracas eran tres veces superiores.
Es probable que los mismos exportadores caraqueños justificaran las
diferencias de precios a base de la pretendida superioridad de su cacao para
fomentar su consumo entre las clases acomodadas, creándose así una
preferencia inducida que nada tenía que ver con la calidad, pues no se

67
COE, Sophia. D; COE, Michael. D. La verdadera historia del chocolate, pág. 240.
68
Vease, Anexo I, fig. II.

38
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

basaba en las condiciones del grano sino en el gusto que se tenía en aquella
época.69
Para 1635 había plantaciones de cacao por toda la cuenca del Guayas
y los comerciantes de Guayaquil, la capital provincial, que se habían
recuperado totalmente de la invasión de los piratas holandeses un año
antes, enviaban cacao en grandes cantidades a los mercados de Guatemala
y México. Tanto fue el efecto que causaron esas exportaciones que las
autoridades guatemaltecas instaron a las autoridades coloniales a que por
Real Decreto se prohibiesen estas exportaciones hacia el puerto de
Acapulco. No tuvieron mucho efecto estas reivindicaciones a causa de las
políticas ilustradas de los borbones. Carlos III de 1759 a 1788, por lo que el
cacao sudamericano no tuvo mucha restricción en su comercio. Entre 1784 y
1821 el 41% del cacao que llegaba a Nueva España era de Guayaquil.
A diferencia del cacao mesoamericano, el de Guayaquil era más
abundante, barato, pero de peor calidad. Los granos del de Guayaquil eran
grandes, secos y amargos. La élite colonial de América los rechazaba
prefiriendo el cacao de Soconusco y el de Venezuela. Al cacao de Guayaquil
se le conocía popularmente como “el cacao de los pobres”. ¿Por qué era tan
barato el cacao de Guayaquil frente al de Venezuela o Nueva España?
Porque la planta del cacao forastero era más productiva que la del criollo y,
en segundo lugar, porque se habían llevado esclavos africanos a esta costa
para trabajar los bosques de cacao en lugar de indios, que nunca aceptaron
el trabajo forzado en las plantaciones de los blancos. 70
A la hora de comparar el volumen de las exportaciones de Guayaquil y
de Caracas hacia Nueva España, tenemos que ser conscientes que ambos
nunca gozaron de la misma suerte. Venezuela, además de obtener la
concesión para el tráfico de cacao hasta el puerto de Veracruz, la Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas se encargaba de la protección de la
costa ante las actividades delictivas o posibles ataques de piratas y de
extranjeros. Sin embargo, Guayaquil no tenía una defensa estable ni
suficiente de sus costas, por lo que eran numerosos los ataques de piratas o

69
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao en América…, pág.
494.
70
COE, Sophia. D; COE, Michael. D. La verdadera historia del chocolate, pág. 242.

39
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

enemigos durante las guerras de España con otros reinos. Esto nos permite
ver que las exportaciones de cacao de Guayaquil nunca fueron continuas, ya
que durante largos periodos de tiempo se veían imposibilitados a embarcar
mercancías a otros mercados. Dicha inestabilidad paralizaba el comercio de
Guayaquil, al mismo tiempo que era frecuente las epidemias, los terremotos,
las inundaciones o las sequías en la costa, al igual que causaban grandes
destrozos los incendios de la ciudad y plantaciones.71 72
Ya hablando de su cacao en territorio novohispano, según Damián
Artera en 1774, como representante de los exportadores de cacao de
Guayaquil, eran necesarias 2000 mulas para poder acarrear 6.800 cargas de
cacao desde Acapulco hasta México. Era necesario su rápido transporte ya
que según cuenta Domingo Espinosa sobre el comercio de Perú por los
derechos del cacao introducidos a San Blas en 1815, el cacao almacenado
durante mucho tiempo en las bodegas podría perderse por algunas polillas
que acaban en los almacenes de la ciudad y destrozaban las cargas.
Lo que si podemos ver, es que a diferencia del cacao venezolano, sobre
el de Guayaquil pesaban menos costes en torno a su producción, conducción
y comercialización. Si mientras el de Venezuela estaba obligado a
incrementar su valor, ya que la conducción desde el interior hasta la costa y la
protección de las costas y ríos para combatir el contrabando eran factores que
elevaban su precio considerablemente, frente al de Guayaquil, cuya
conducción hacia el puerto se hacía de manera sencilla y no había tantos
costes por mantener un cuerpo para combatir el comercio ilícito. La
conducción del cacao hasta Acapulco, tan solo costaba 45000 pesos para una
volumen de 6000 cargas de cacao en uno de los viajes realizados en 1789, un
56,05% de los costes de producción. 73
Las investigaciones de Juan Carlos Solórzano en referencia a la actividad
cacaotera de Costa Rica nos proporciona una valiosa información que en la
mayoría de las ocasiones ha sido ignorada en la historiografía acerca de la
lucha por el comercio del cacao en Nueva España. Tal y como he dado cuenta
en apartados anteriores, Costa Rica, fue una provincia con una producción de

71
AROSEMENA, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y…, pág. 32.
72
AROSEMENA, Guillermo; GÓMEZ, José (eds.). Guayaquil y el río; una relación secular,
1555-1765. Guayaquil: Archivo Histórico del Guayas, 1997. Pág. 118.
73
MIÑO, Manuel. El cacao Guayaquil en Nueva España, 1774-1882…, pp. 131-132.

40
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cacao a tener en cuenta, aunque su volumen no alcanzase el de los gigantes


como Guayaquil o Venezuela. Aún así, y aunque sean pocos los documentos
tenemos referencias de comercio entre el puerto de Matina en Costa Rica y
Acapulco. En 1741 Salvador de Zavala, un comerciante de origen
guatemalteco, había atracado en el puerto de Acapulco con un cargamento de
cacao valorado en 8.120 pesos transportado en su barco “Nuestra Señora del
Carmen y Señor San José”. Hasta donde nos acerca el autor y se encontraba
en la documentación, parece ser que Salvador de Zavala estuvo muy activo
durante la década de 1740 comerciando con cacao con Nueva España. Este
personaje, gracias a su negocio, llegó a poseer dos embarcaciones con las que
comerciaba desde el puerto de La Caldera a Acapulco. De este modo, es cierto
que las cifras, la falta de documentación y el poco volumen y regularidad en el
comercio de cacao entre Costa Rica y Nueva España, pudiesen estar a la
misma altura que Guayaquil y Caracas, es necesario tenerla en consideración
por escasa que sea, lo que nos permite comprender que no solo Guayaquil y
Caracas emprendían ese gran comercio cacaotero con Nueva España, sino
que otras regiones o provincias participaban en ello como eran el caso de las
islas caribeñas, Guatemala y Costa Rica, aunque su volumen fuera tan ínfimo
que hasta ahora no se tenía en consideración.74

7.2. El papel de las instituciones coloniales en la lucha por el comercio


del cacao
Evidentemente influenciado por intereses comerciales. Como señala
Arcila, "ese gusto varió más tarde y aun llegó a invertirse", cuando
finalmente Guayaquil gane a Caracas la batalla del cacao, que había durado
casi dos siglos en los cuales “Venezuela tuvo el apoyo de la política
metropolitana que la respaldó hasta el momento en que, habiéndose hecho
esta situación incompatible con el nuevo régimen de comercio libre
generalizado a toda la América española, no pudo continuar sosteniéndola y,
una vez colocado sobre una base de igualdad y de libertad, el cacao barato
de Guayaquil ganó el campo y desplazó de la Nueva España al de Caracas".
Es evidente que este triunfo no hubiera sido posible sin una aceptación

74
SOLÓRZANO, Juan Carlos. “El comercio de Costa Rica durante el declive del comercio,…
pp. 47-48.

41
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

generalizada entre los consumidores mexicanos. Pero si no pueden


establecerse diferencias notables de calidad, y si el cacao guayaquileño está
en mejores condiciones para abastecer el mercado mexicano, lo contrario
ocurre en lo que se refiere al mercado europeo, pues en este caso la mayor
distancia y el tiempo empleado en la conducción, perjudicaba al producto de
Guayaquil. A este respecto, es ilustrativa la información de Francisco
Requena, quien asegura que “aunque en España no es tan apreciable este
fruto como el que llevan de Caracas y otras partes, no creo que es porque
no sea tan bueno, sino porque llega tarde, más seco y con menos aceite; el
que se labra aquí fresco es tan mantecoso y amargo como otro
cualesquiera", y en consecuencia aconseja a los cosecheros guayaquileños
"buscar con el cultivo que fuera tan bueno que supliera la bondad por el más
tiempo que se demora en el dispendio", pues fuera de eso, él no encuentra
"entre los cacaos de varias partes diferencias intrínsecas que sean muy
notables".75
En el caso de Nueva España, parecía que esta disputa y la presión
ejercida por permitir la entrada del cacao de Guayaquil, así como la disputa y
la presión ejercida por Caracas para mantener esos privilegios nunca iba a
acabar. Sin embargo, las dinámicas y la necesidad de la población
novohispana propiciaron que esas reivindicaciones finalmente abrieran el
mercado. Por ello las autoridades trataban de adaptar las medidas del
monarca a las necesidades de la población, incluso saltándose las normas
que imponía el monarca.
Para finales del siglo XVII y mitad del siglo XVIII los virreyes
novohispanos ya eran conscientes que los privilegios otorgados al cacao
caraqueño no beneficiaban al resto del virreinato, tan solo a unos pocos. En
muchas ocasiones se acusaba a los venezolanos de aumentar el precio del
cacao, traerlo húmedo o con basura o tierra para que pesase más y así
obtener más beneficios. De este modo, tenía una gran presión por la entrada
del cacao de Guayaquil por ser un producto de consumo generalizado en
Nueva España, una petición a la que se sumaron las autoridades
novohispanas para que se concediese la entrada de este cacao.

75
LAVIANA, María Luisa. “Investigación e integración: la ruta del cacao en América…, pág.
495.

42
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

El Cabildo de Guayaquil también tuvo un papel importante dentro de


esta disputa, defendiendo los derechos de sus hacendados y cosecheros,
prueba de ello tenemos que en 1711 se eleva una representación al Cabildo
sobre los problemas de la ciudad y en el que se cita la implicación directa del
Cabildo de Caracas exigiendo al monarca el establecimiento de la
prohibición de comercio del cacao de Guayaquil con Nueva Granada. En
Cabildo abierto, Guayaquil no solo pide que se levante tal prohibición, sino
que se les permita navegar y comerciar su cacao hasta Nueva España en
busca del beneficio económico de la provincia.76
En 1711 Virrey de Nueva España, Fernando de Alencastre y Noroña y
Silva, duque de Linares, presentó dos alternativas con respecto al cacao de
Guayaquil. Una de ellas era la total franquicia de su comercio o la reducción
de un número de bajeles determinados al año mientras durase la guerra con
Inglaterra. Las demandas de los productores y comerciantes guayaquileños
fueron escuchadas por las autoridades novohispanas, viendo satisfechas
sus demandas cuando el rey otorgó en 1720 la tan esperada licencia. Sin
embargo, este favor no duró mucho tiempo, ya que el sector cacaotero de
Caracas se movilizó rápido para impedir que dicha licencia afectara al
comercio de cacao entre Caracas y Nueva España, de este modo, se acabó
por rescindir la licencia en 1722.
En una representación enviada al monarca por parte del Intendente
Ábalos el 7 de mayo de 1777, los caraqueños pretendían revertir las políticas
llevadas a cabo desde las medidas de liberalización del comercio
emprendidas desde 1774, en el que los aranceles del cacao de Guayaquil se
redujeron a la mitad inundando el mercado novohispano. El Intendente
Ábalos aludía a la necesidad de revertir aquellas medidas que repercutían
negativamente a Venezuela y favorecían a la de Guayaquil. En esta
representación argumentaba que Venezuela requería de medidas que la
favoreciesen al ser una colonia en constante peligro por la proximidad de
colonias extranjeras, algo de lo que Guayaquil no debía preocuparse al estar
situada a bastante distancia con respecto a territorio enemigo. 77 Sin
embargo, el intendente Ábalos en este sentido estaba muy equivocado, ya

76
Acta del cabildo de Guayaquil de 29 de octubre de 1711.
77
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil y el mercado…., pp. 66-68.

43
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

que las costas de Guayaquil padecían en gran medida los ataques piratas y
extranjeros durante las guerras que mantenía España con otras potencias,
unas conflictos que afectaban en su totalidad en la vida de Guayaquil, la
paralización de la producción y su comercio y con la pérdida material y
humana de las incursiones. Por ello es por lo que Ábalos tan solo utiliza para
buscar los favores en materia de comercio, ya que las costas venezolanas y
la zona de producción contaban con más efectivos y material para su
defensa, algo que a lo largo del siglo XVIII Guayaquil padecía una escasez,
ya no solo de infraestructuras defensivas en las costas o puerto, sino de
armas de fuego con las que defenderse de las incursiones enemigas.78

7.3. El contrabando de cacao en el siglo XVIII


7.3.1. El cacao de contrabando en el Pacífico
Como hemos podido ver anteriormente, eran varias las medidas a lo
largo del siglo XVII que fueron imponiéndose para restringir el comercio
entre el Virreinato de Perú y el de Nueva España, y más aún la prohibición
de la entrada de cacao directamente desde Guayaquil o desde El Callao. Y
aunque el siglo XVIII, a pesar de ser considerado en el comercio del cacao,
el siglo de una lucha intensa entre la liberalización del comercio del cacao y
la defensa del monopolio cacaotera de Caracas, también hay una amplia
gama de ejemplos que nos aporta información sobre concesiones y
permisos para poder dirigir una limitada producción de cacao desde Perú o
directamente desde Guayaquil en tiempos de extrema necesidad por parte
de esta provincia, los altos costes del cacao Venezolano en Nueva España o
de la insuficiencia en el abastecimiento de cacao en Nueva España, lo que
obligaba a las autoridades novohispanas a requerir de la entrada puntual de
cacao guayaquileño para cubrir la alta demanda de la población.
Desde un principio, el cacao de Guayaquil era considerado como la
única alternativa existente al cacao caraqueño, fundamentalmente por ser de
un precio más bajo, a pesar de carecer de la fama y la calidad del

78
Acta del Cabildo de Guayaquil de 31 de agosto de 1742. En ella se hace constar la
necesidad de vender 3000 cargas de cacao en México para comprar en aquel mismo lugar
fusiles con los que defender las costas de Guayaquil, ante la inexistencia de infraestructuras
defensivas o guarniciones.

44
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

venezolano.79 Una de las muchas realidades a las que se enfrentaron las


instituciones encargadas del control del tráfico marítimo y el comercio
intercolonial fue la incapacidad de poder conocer a ciencia cierta las causas
de las arribadas de las embarcaciones en los puertos de Nueva España
procedentes de Perú, ya que a pesar de tener prohibido atracar y comercial
en dichos puertos, los responsables de los barcos alegaban haber padecido
tormentas, cuyas embarcaciones tenían daños apreciables. De esta manera,
el virrey de Nueva España, José Sarmiento Valladares, relató al monarca en
su carta del 22 de abril de 1698, la dificultad de conocer las verdaderas
razones por las que se realizaban estas arribadas voluntarias o maliciosas,
algo que aprovechaban los navegantes para introducir cacao y otros
productos en los puertos del virreinato.80 Del mismo modo, fueron varias las
acusaciones presentadas contra los Presidentes de la Audiencia de Quito,
por evadir impuestos procedentes de la entrada de mercancías
extranjeras.81
No cabe duda que el contrabando era una necesidad para Guayaquil
en tiempos de necesidad y de prohibiciones de su comercio. Una actividad
amparada por las autoridades locales y que directamente beneficiaba a la
población empleada como mano de obra, a los dueños de las haciendas y a
los comerciantes. La realidad es que durante el siglo XVIII a pesar de las
prohibiciones la demanda y entrada del cacao de Guayaquil siempre se
mantuvo como un comodín o la alternativa a la cacao caraqueño y es por
eso, normal ver a lo largo de toda la documentación la constante entrada de
cacao de Guayaquil de forma ilegal en territorio novohispano, algo que
beneficiaba a quienes lo producían y lo vendían, y como no, a los
consumidores que veían un precio más bajo que el de su competidor, el
venezolano. Es por ello que el contrabando no fue un actividad residual
dentro de la economía de Guayaquil, todo lo contrario, era una actividad en
la que tanto las esferas altas del poder local como productores participaban
en beneficio de la economía local y que repercutía directamente en la

79
ORTIZ, Enriqueta. “Circulación y consumo del cacao en la Ciudad de México en el siglo
XVIII”. En: Secuencia, 88. México: Instituto de investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2014,
pág. 57.
80
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela…, pág. 93.
81
AROSEMENA, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos…, pág. 26.

45
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

población. Prueba de ello, es el constante desplazamiento de población de la


serranía ecuatoriana a la costa que no paró de crecer a lo largo de todo el
siglo XVIII motivados por el crecimiento económico a causa del auge del
cacao, un cultivo que a pesar de los perjuicios ocasionados por las
constantes prohibiciones y monopolios existentes dio salida a su producción,
aunque ello supusiese llevarlo a cabo a través de un comercio ilegal a gran
escala.82

7.3.2. Curazao y corrupción en la Real Compañía Guipuzcoana de


Caracas
En las costas de Venezuela ya hay noticias a partir de 1500 de ataques
piratas, corsarios o mercaderes extranjeros que introducían ilegalmente sus
productos. Para las autoridades de aquella época les era imposible atajar el
problema por los batos territorios que cubrir y la extensión de las costas. Uno
de los recursos más utilizados desde el siglo XVI y que siguió vigente hasta el
siglo XIX en el comercio con América fueron las arribadas forzosas. Era aquel
procedimiento por el que las naves extranjeras que habiendo sufrido una
tempestad o un ataque en altamar se veían obligadas a atracar en un puerto
español, algo que estaba permitido por las leyes españolas, como muestra de
amparo a otras naciones. Sin embargo, era un hecho constatado que muchas
de estas arribadas eran fingidas, simulando un ataque o daños por la
meteorología extrema del mar y así poder entrar en puerto español cargado
de mercancías y de este modo saltarse la prohibición comerciando
ilegalmente. Pero también hay que tener en cuenta que no todas eran
embarcaciones extranjeras, sino que la prohibición existente en la América
hispana para el comercio intercolonial hacía que muchos territorios optasen
por este sistema para conseguir hacer llegar sus productos a puertos en los
que estaba prohibido.83 Es aquí donde el comercio del cacao no se quedaba
atrás, pudiendo documentar numerosas arribadas en las costas de Nueva
España por comerciantes guayaquileños o navíos extranjeros que hacían
parada en estos puertos, alegando daños en sus embarcaciones por

82
Acta del Cabildo de Guayaquil de 8 de enero de 1726.
83
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela…, pp. 136-140.

46
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

inclemencias o ataques de piratas, y así introducir o comprar cacao de forma


ilegal.
Entre 1720 y 1722 la Corona, preocupada por la participación de las
autoridades coloniales en el contrabando nombró jueces comisionados para
investigar los tratos ilegales en los que al parecer se encontraban implicadas
las autoridades venezolanas. Normalmente, las penas para aquellos cargos
implicados en la práctica del contrabando suponía la destitución del cargo o
imposición de multas, algo que acababa siendo pasado por alto sobre todo
por los vínculos de amistad que tenía sobre quienes le realizaban la
investigación.
La península de La Guajira también llegó a convertirse en foco activo de
contrabando y de gran preocupación para la Corona. Frecuentemente
holandeses y franceses llegaban a los puertos guajiros de Bahía Honda, La
Cruz, Portete, entre otros, para comerciar perlas, cacao, mulas, palo de tinte,
cueros y algodón. Durante este periodo La Guajira se percibe como uno de
los espacios fronterizos dentro del territorio neogranadino, caracterizado por
su movilidad y porosidad social, política y económica.84
En el año 1634 los holandeses se apoderaron de la isla de Curazao, a
la cual erigieron como depósito de mercancías. Muchos autóctonos de los
Países Bajos se dedicaron al comercio furtivo del cacao venezolano,
realizándose a gran escala. Todo esto hizo que las autoridades españolas
residentes en la Capitanía General de Venezuela informasen a sus
superiores de la oportunidad que había a su alcance con el comercio del
cacao y con el cual los holandeses estaban teniendo muchísimo éxito.85 El
cerrado monopolio comercial que ejerce la Corona con sus colonias
americanas no favorecía el intercambio y privaba de grandes beneficios a la
región. Como medio de la penetración extranjera en los intereses
económicos y a fin de propiciar un impulso natural del crecimiento
económico, se llevó a través del comercio ilegal. Venezuela fue una de las
regiones más azotadas por el contrabando que formaba parte de la vida
cotidiana tanto de clases altas como en las clases bajas.

84
GUTIÉRREZ MEZA, Esther. “Orden, poder y contrabando en el Caribe durante el medio siglo antes de
la independencia”. En: Revista Palobra, nº 12. Colombia (Cartagena): Universidad de Cartagena, 2010.
pp. 195-198.
85
DE BASTERRA, Ramón. Los navíos de la ilustración: una empresa del siglo XVIII…, pág. 46.

47
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Los primeros agentes del tráfico ilegal fueron holandeses, quienes


iniciaron por 1540 sus incursiones clandestinas para obtener sal de Araya. A
finales del siglo XVI y principios del XVII el principal producto de contrabando
era el tabaco. Establecidos los holandeses en Curazao en 1634, se
intensificó considerablemente ese comercio ilícito, cuyo producto básico era
el cacao que se mantuvo hasta el siglo XVIII.86 El cacao venezolano tenía en
la isla de Curazao, un punto de salida de contrabando del cacao venezolano,
de comercio ilegal. Nos cuenta el navegante y aventurero inglés William
Dampier que en 1685 el comercio era muy lucrativo y los venezolanos
siempre estaban dispuestos a ganar con ello. Según éste, en todo momento
se podían ver en la costa tres o cuatro navíos holandeses que traían toda
clase de mercancías europeas, sobre todo ropa blanca y obtenían productos
caros como la plata o el cacao, un cacao que acababa llegando a
Ámsterdam.87
La isla de Curazao y St. Eustatius abrieron sus puertas a comerciantes
privados en el siglo XVIII, algo que rivalizaba directamente con las
pretensiones de la Corona por imponer el monopolio mercantil. Desde la isla
de Curazao los holandeses contactaban con toda la costa venezolana con
puertos como La Guaira, Caracas, Maracaibo, Coro, Santa Marta y La
Guajira. Algo que benefició a sus habitantes, porque aunque estuviese
estrictamente prohibido y muy perseguido desde la Corona la práctica del
comercio ilegal, lo cierto es que tuvo para estos puertos y sus habitantes un
florecimiento económico gracias al contrabando. También tuvo contactos con
la costa de Tierra Firme, del norte de Honduras: Caballos, Trujillo, Omoa, Sal
y Cabo de las Tres Puntas. También lo tuvo con Portobelo, aprovechando
sus ferias y todo lo que se despachaba por allí del Virreinato de Perú.88
Si hablamos de la práctica del comercio ilícito por los comerciantes
ingleses, ya era posible verlo siglos atrás. Fue a partir de la Guerra de
Sucesión, durante la actividad de la Compañía de Guinea en Venezuela,
cuando el contrabando, aunque a niveles más bajos que las etapas

86
ZUBIRI MARÍN, María Teresa. “Vascos en Venezuela. Apuntes sobre la compañía guipuzcoana de
caracas”. En: ESCOBEDO MANSILLA, Ronald; DE ZABALLA BEASCOECHEA, Ana; ÁLVAREZ
GILA, Óscar (eds.). Comerciantes, mineros y nautas: Los vascos en la economía americana. Vitoria-
Gasteiz: Servicio editorial de la Universidad del País Vasco, 1996. pág. 247.
87
COE, Sophia. D; COE, Michael. D. La verdadera historia del chocolate…, pág. 245.
88
GUTIÉRREZ, Esther. “Orden, poder y contrabando en el Caribe…, pp. 192-194.

48
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

anteriores, siguió vigente. De este modo, se sabe que durante la Guerra de


Sucesión no solo afectó a España, sino a todas sus colonias, llegaron a la
costa venezolana barcos ingleses con total libertad, pero el embajador de
España ante el gobierno de Gran Bretaña hizo saber al rey Felipe V que allí
se encontraba un español llamado Fernando de Guzmán, al servicio del
gobierno inglés con un contrato de 4 años, el cual se dedicaba a falsificar
pasaportes y documentos, a partir de la firma y sello real para que cualquier
embarcación inglesa pudiese fondear con total libertad en cualquier puerto
de la América hispana. Estos barcos aprovechaban para transportar
mercancías necesarias en América y, una vez allí, embarcar todo tipo de
mercancías, entre ellas cacao y tejidos y regresar a los puertos ingleses
donde podían venderlo en los mercados.89
En el caso de los ingleses ya se encontraban en Centroamérica desde
1630 cuando ocuparon la isla de Providencia, pero no fue hasta su
establecimiento en Jamaica a partir de 1655 lo que le posibilitó tener
contacto con la Audiencia de Guatemala, además de ser un punto de
lanzamiento de expediciones piratas. Pero tras el desarrollo en Inglaterra del
comercio marítimo y el sector manufacturero, erigiéndose como una potencia
comercial su zona de establecimiento en Centroamérica fueron cediendo
espacio a actividades de comercio ilegal por la zona del Caribe.90 No es de
extrañar que de este modo los ingleses abasteciesen de instrumentos de
labranza, cocina, armas de juego, ropa europea o papel a cambio del cacao
de Matina en Costa Rica.
Fue en la década de 1730 cuando se intensificó el contrabando en el
Caribe y empujó a la Corona española a establecer una flota con base en
Cartagena de Indias para evitar el comercio ilegal. La respuesta de Inglaterra
fue agresiva ante dicha medida, desencadenando la conocida como Guerra
de la Oreja de Jenkins, una guerra hispano-inglesa que tuvo como
consecuencia inmediata el fin del monopolio inglés en referencia a la
introducción de esclavos en América. A pesar de ello, eso no impidió que
siguiese activo el contrabando, que seguió intentado ser erradicado

89
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela…, pp. 163-164.
90
SOLÓRZANO, Juan Carlos. “El comercio de Costa Rica durante el declive del comercio…,
pág. 6.

49
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

mediante acciones de guerra como el ejemplo del suceso en el que el


almirante Vernon al mando de la flota inglesa se apoderó de Portobelo en
1739 inutilizando sus defensas.91

8. El proceso de liberalización del comercio: el ejemplo del cacao en


América
El comercio del cacao tan solo es uno de los ejemplos de aquel giro de la
política de Carlos III en materia económica, tratada como una nueva manera de
entender el imperio español en materia económica. Para ello era necesario
acabar con los monopolios y las numerosas restricciones o prohibiciones de
comercio entre los territorios del imperio que tan solo habían hecho aflorar el
comercio ilegal y supuso durante siglos una merma a la Hacienda Real. Sin
duda, el inicio del proceso de liberalización del comercio fue un proceso
complejo y que, al contrario de lo que se piensa, la implantación del Libre
Comercio no benefició a todos, al contrario, aquellos que durante décadas se
habían estado beneficiando de las concesiones reales en materia de comercio
o de los monopolios veían con el Libre Comercio una bajada considerable de
sus ingresos como era el caso de Venezuela y su cacao, otros sin embargo,
como es el caso de Guayaquil con las primeras medidas tomadas en 1774
comenzaría un ascenso en la comercialización del cacao, desbancando a
Caracas como el principal abastecedor de cacao en Nueva España y España.
Lo cierto es que el establecimiento del Libre Comercio en 1778 supuso el fin de
los privilegios comerciales para multitud de productos, entre ellos el cacao, y
abrió un escenario en el que tanto los grandes como los pequeños productores
de cacao competían con igualdad de condiciones por la venta de su producto
en el resto del imperio, conduciéndoles a una deslocalización drástica de la
producción y comercialización del cacao a finales del siglo XIX. 92

8.1. Oposición interna y externa a la Real Compañía de Caracas


Las primeras fisuras empiezan con la oposición de contrabandistas,
uniéndose luego comerciantes exportadores y hacendados, extendiéndose
finalmente entre toda la población. La hostilidad se extendió desde la clase

91
Ibídem, pp. 49-55.
92
HERNÁNDEZ, Jesús. “El fruto prohibido. El cacao de Guayaquil…, pp. 69-70.

50
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

popular a los terratenientes quienes se beneficiaban del comercio ilegal.


Este descontento se debe principalmente a la incapacidad de la Compañía
de abastecer convenientemente a la Colonia y a los múltiples ataques de los
ingleses. A partir de aquí el contrabando ve abierto el camino para abastecer
de todo lo necesario para el consumo de la población, siendo una práctica
en rebeldía contra el monopolio establecido. Tanto ayuntamiento, como
clero, corporaciones o comerciantes denunciaban el incumplimiento de sus
funciones de abastecer y fomentar la economía de la provincia y la
extralimitación en sus atribuciones que la llevan a ejercer un fuerte
monopolio.
Esta oposición se mantuvo hasta la caída de la compañía en 1785.
Algunas de esas confrontaciones venían acompañadas con violencia,
alentadas por la actividad del contrabando. Entre estos episodios de
oposición encontramos un primer estallido de violencia, una rebelión de
indios y negros en el valle de Yaracuy, encabezados por el mestizo
Andresote, quienes apoyados por los holandeses establecidos en Curazao,
atacaron a los soldados enviados por el gobernador Sebastián García de la
Torre y la Compañía Guipuzcoana de Caracas para detener las actividades
del comercio ilícito. Este fue el gran punto de partida de una serie de
enfrentamientos armados en que los pobladores españoles, si bien no
intervinieron, no ocultaron su simpatía hacia los amotinados.
Otra sublevación fue la protagonizada por los canarios de Panaquire,
cuyo jefe fue Juan Francisco de León. No tuvo carácter político sino que fue
una manifestación de descontento por la situación económica provocada por
el advenimiento de la Compañía. El cultivo de los productos de exportación,
principalmente del cacao, enriquecía a muchos criollos que se vieron
perjudicados en sus beneficios al asumir la Compañía el comercio del cacao
como base de actividades que producían considerables ganancias y que
hasta entonces habían sido apoyo y fundamento de aquellos. De nuevo otra
confrontación, la motivada por la guerra de 1739 que Inglaterra declaró a
España que acabó en 1748. Los barcos de la Compañía prestaron valiosos
servicios militares a la Corona y los resguardos de la costa fueron reducidos
al ser empleados sus agentes en operaciones de defensa. En estas
acciones navales la Compañía perdió nueve barcos, algunos con abundante

51
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cargamento de cacao, que fueron capturados por los ingleses en los viajes
de retorno a España. También ésta prestó grandes sumas de dinero a la
Corona para solventar los gastos de la guerra. Al quedar desprotegida la
costa para evitar el contrabando, las grandes haciendas de cacao de los
valles de Caucagua y Panarique canalizaron sus productos a través del río
Tuy hacia la exportación de contrabando, creando fuertes intereses en el
comercio del cacao con los agentes ilegales. En 1762 una nueva contienda
con Gran Bretaña vuelva a perturbar las actividades de la Compañía. Si bien
la intervención de España fue breve, la empresa perdió seis de sus mayores
navíos al comienzo del conflicto, lo cual significó un grave perjuicio en
circunstancia generales por demás difíciles para la Compañía.
Todos estos acontecimientos y ataques hacían que la Compañía
frenasen la expansión de la Compañía, pero aún así no llegarían a
desestabilizarla ni a privarla del apoyo de la Corona con cuyos intereses
estaba muy identificada. Por este motivo las autoridades coloniales estaban
obligadas a colaborar con la empresa y a apoyarla en las gestiones
comerciales. Pero a partir de este momento ya empezaba a verse una nueva
generación de funcionarios que, inspirados en las ideologías liberales se
poyan en la oposición a toda forma de monopolio y en consecuencia
93
emprenden una lucha tenaz que acabará definitivamente con la Corona.
A pesar del nombramiento de José de Ábalos como Intendente General
de la Capitanía General de Venezuela en 1 de octubre de 1777, una figura
claramente a favor del Libre Comercio, la Compañía seguiría obteniendo el
favor de las autoridades y de las concesiones de monopolio comercial. Es
aquí donde encontramos la Cédula Real del 16 de noviembre de 1776 en el
que se concede a la empresa el comercio con las provincias de Guayana,
Cumaná y las islas de Trinidad y Margarita, desde los puertos de San
Sebastián, Pasajes y Cádiz. Además de dicha concesión, el documento
recogía una serie de obligaciones por parte de la Compañía en dichas
regiones como mantener la Guardia de Costas, el fomento de la producción
agrícola, contratar expertos para introducir cultivos de lino y cáñamo,

93
ZUBIRI MARÍN, María Teresa. “Vascos en Venezuela. Apuntes sobre la compañía guipuzcoana de
caracas”. En: ESCOBEDO MANSILLA, Ronald; DE ZABALLA BEASCOECHEA, Ana; ÁLVAREZ
GILA, Óscar (eds.). Comerciantes, mineros y nautas: Los vascos en la economía americana. Vitoria-
Gasteiz: Servicio editorial de la Universidad del País Vasco, 1996. Pág. 250-252.

52
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

incrementar la mano de obra agrícola de dichos territorios o de involucrar al


mayor número posible de hombres autóctonos en los buques comerciales
con esas regiones, algo que José de Ábalos cogió con gran controversia en
su postura contraria a la compañía.94 Tras la aparición del Reglamento de
Libre Comercio de 1778, en el cual los puertos de Venezuela seguían bajo la
exclusividad de la Compañía, la población representada bajo el Cabildo de
Caracas, ya proporcionaba en 1788 datos reales de su decadencia al ver la
imposibilidad de dar salida al fruto de cacao, al negarse la Compañía a
comprarlos por la baja rentabilidad que tenía, tras la gran irrupción de
Guayaquil en el negocio del cacao y prefería comprarlos más cerca de las
costas para poder ahorrarse el precio del transporte hasta los puertos de
salida o comprar otro tipo de productos más rentables como el añil.95

8.1.1. Las revueltas contra la Compañía de caracas


Para entender como evolucionó la oposición a la Compañía hay que
tener claro, en primer lugar, que ésta comenzó con su establecimiento en
suelo venezolano.96 Aunque el movimiento más consolidado y, sin duda
alguna, en cuanto a la oposición del a Compañía fue el levantamiento de
Juan Francisco León en 1749, cierto es que existieron otros
enfrentamientos con anterioridad. Uno de estos primeros incidentes fue la
sublevación de Andresote, un zumbo de Yaracuy, que en 1732 llegó a
controlar el camino de San Felipe y Nirgua, llegando a establecerse en la
costa donde practicó un comercio directo con los holandeses. No sería
hasta nueve años después cuando el 4 de enero de 1741 se produjo una
nueva revuelta por el nombramiento de Ignacio Vasábal como teniente y
justicia mayor en San Felipe.97
Una vez expuesto los dos casos anteriores, el motín de Juan
Francisco León acapara buena parte de la historiografía sobre el comercio
colonial venezolano. Este movimiento se prolongó entre los años 1749-
1751, componiéndose a su vez de dos fases.
94
ZUBIRI MARÍN, María Teresa. “Etapa final y caída de la Compañía Guipuzcoana de Caracas
(1777-1788)”. En: Pedralbes: Revista d´historia moderna, nº 11. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 1991. pág. 158.
95
Carta del Cabildo de Caracas dirigida a S.M. de 13 diciembre de 1779.
96
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela, pág. 209.
97
Ibídem, pp. 219-223.

53
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

La primera fase corresponde a los años 1749-50 y la segunda


relativa a 1751. La primera etapa de la revuelta de Juan Francisco León
no pretendía ser un acto con el objetivo de derrocar a una autoridad o
establecer un orden político diferente, tan solo adquirió la forma de una
manifestación popular en contra de los privilegios que la Corona había
otorgado a la Compañía Guipuzcoana de Caracas. Al lado de Juan
Francisco León, en esta primera fase, se encontraban los nobles
venezolanos y el pueblo quienes se veían perjudicados por la concesión
de privilegios a los vizcaínos, agrupando de este modo, grandes
terratenientes a siples comerciantes, artesanos, pequeños agricultores o
la masa consumidora. Este sector, debido a los privilegios de la
Compañía, se veían obligados a acatar los precios abusivos del cacao
para su consumo y ver recompensado con precios ruines el trabajo de
todo el año en los campos a los agricultores.

Juan Francisco León, años antes de la insurrección, ocupaba el


cargo de teniente cabo de guerra y juez de comisos en el pueblo de
Panaquire. Fue destituido, sin motivo alguno, por el gobernador Luis
Francisco Castellanos, para acabar designado al vizcaíno Martín de
Echevarría, quien se presentó el 2 de abril de 1749 con una patrulla de
doce hombres para tomar posesión del distrito. Los habitantes de
Panaquire se opusieron a que León entregase el cargo, ya que temían
que los vizcaínos se excediesen en sus funciones. Viendo este
recibimiento, Echevarría se retiró. León pidió al gobernador que nombrase
a otra persona que no tuviera nexos con la Compañía, lo que impulsó a
León a marchar sobre Caracas acompañado de una muchedumbre de
pobladores de Panaquire, Caucagua, Guarenas, Guatire y otros pueblos.
Su objetivo principal era la eliminación de los privilegios de la Compañía y
la vuelta a la política comercial existente en Venezuela anterior a 1728,
año de la creación de la Compañía y la concesión de los privilegios en
Venezuela.
León se dirigió ante el Cabildo abierto celebrado en el Ayuntamiento
el 22 de abril de 1749, donde se expusieron los perjuicios ocasionados
por la Compañía en Venezuela, los bajos precios pagados a los

54
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

cosecheros y el incumplimiento de sus funciones relativas a el


abastecimiento de la provincia de ropa, frutos y efectos de España, así
como culparle de haber sacado de la provincia durante la guerra como
pan, aceite, vino, pertrechos, municiones de guerra. Al igual se le hacía
responsable de una bajada del precio del cacao que para el año de su
establecimiento se pagaba a 22 pesos la fanega mientras que para la
insurrección se encontraba a 8 fanegas. León expuso que dicha
manifestación se había ejecutado en “nombre del común” y que no se
calificase ni como rebelión ni conspiración, y que una vez expuesto y
demandadas sus peticiones se retirarían para que nadie sufriera
problemas. Faltando a su palabra de permanecer en la capital, el
Gobernador Castellanos se fugó a La Guaira. Preocupado León, ante la
difícil situación de la provincia y de la capital, que podría verse desde
España como un acto de rebeldía contra la autoridad de España, León se
trasladó a Caracas y a La Guaira donde visitó al Gobernador, de quien
obtuvo nuevas promesas de la expulsión de la Compañía. El Gobernador
más tarde se dirigió al Ayuntamiento en demanda de un informe de la
admirable conducta que como primera autoridad había asumido durante
los sucesos del 19 al 22 de abril, y el cabildo, sin sospechar para que
utilizaría esa certificación se la otorgó. Así, el gobernador Castellanos
envió una carta al rey junto con el informe, describiéndole lo sucedido
como una sublevación de la provincia y solicitó ayuda inmediata para
sofocarla.
De este modo, León vio que pasaban los meses y la Compañía
seguía con sus funciones, a pesar de las continuas promesas de
Castellanos, por lo que marchó sobre Caracas con un ejército de 8000
hombres y acampó en la capital el 1 de agosto, más tarde siguió por La
Guaira con el propósito de rendir y deponer al Gobernador. Junto a
notables y clérigos de Caracas, León y el gobernador bajaron al puerto de
La Guaira y éste se fingió plegarse a la autoridad de León, remitiendo a
Macuto a todos los factores y empleados de la Compañía que se
encontraban en La Guaira, con la supuesta orden de abandonar cuanto
antes la costa venezolana. León, de este modo, decidió dispersar a su
ejército el 7 de agosto y regresó a Panaquire.

55
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

En 1750 Julián de Arriaga y Rivero, jefe de escuadra, acompañado


de un ejército de 1500 hombres veteranos y un piquete de caballería para
actuar de la forma que creyese conveniente ante tal situación. Tras
estudiar el caso creyó conveniente conceder el indulto general ante la
implicación de todo el pueblo y esperar a que el Rey decidiese la suerte
de la Compañía. De este modo, en enero de 1750 Juan Francisco León
dirigió a Arriaga un documento con sus demandas principales en toda la
provincia, entre las que se encontraba la libertad de precios y de venta,
libertad para la conducción de embarcaciones a Veracruz y la ampliación
del cupo de barcos, entre otros muchos, siempre enfocados a la abolición
de los privilegios dados a la Compañía, el fin de sus acciones en la
provincia, a libertad de comercio y la indemnización por los daños
causados.98
La segunda fase de la revuelta se caracteriza por la interrupción de
la política pacificadora de Arriaga, ya que el brigadier Felipe Ricardos a
comienzos de 1751, trajo órdenes para el restablecimiento de la
Compañía y el castigo para los responsables de la revuelta. Arriaga de
este modo pasó a ocupar el cargo de ministro de Marina y de Indias. El
nuevo gobernador comenzó entonces unas medidas altamente represoras
contra los responsables, entre ellos León y a quienes les prestaron ayuda.
Ante esta disposición, Juan Francisco León respondió con armas, quien
recibió la ayuda del pueblo. Lo cierto es que ya no se trataba de una
oposición contra la Compañía, sino que el pueblo ya se oponía contra las
políticas centrales. Era una guerra en la que mal podían combatir
habitantes equipados con mal armamento y poco preparador frente aa a
ejércitos españoles entrenados y bien equipados. De este modo, llegó la
derrota de León quien vio preciso huir. Ricardos impuso su autoridad con
terror y con violencia, llenado las cárceles y fusilando a los
comprometidos con la causa de León e incluso a aquellos que habían
servido a España en 1743 durante el combate de La Guaira contra los
ingleses. León, que acabó acorralado, se entregó y el 9 de febrero de
1752 se rindió con una declaración en la sala capitular. También sabemos

98
Vease, Anexo I, fig. III.

56
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

que un hubo un importante número de holandeses comprometidos con la


causa de León, quien proporcionaban armas y navíos para la fuga a
Curazao de los más comprometidos en la rebelión a cambio de cacao,
incluso proporcionaron una flota de once naves bien artilladas en apoyo a
los revolucionarios. Finalmente, su casa fue arrasada y sembrada de sal.
Tanto él como su hijo Nicolás fueron enviados a España bajo condena,
pero el Rey decidió más tarde devolverles la libertad, bajo la condición de
alistarse en el ejército que combatía a las colonias españolas de África.
En dichas acciones ambos se distinguieron, obteniendo Nicolás, el título
de Señor de Capaya. León regresó a la Península donde murió con total
disfrute de sus derechos. Nicolás volvió a Venezuela y recuperó todos los
bienes que le habían sido embargados a su padre.99

8.2. Los inicios de la libertad comercial en la legislación anterior a


1778.
No fue hasta 1774 cuando se concedió el libre comercio por el Pacífico
entre las distintas colonias españolas en América. De este modo, se puso
término a una insostenible situación de bloqueo comercial, viendo que
Guayaquil comenzó a exportar grandes cantidades de cacao a Acapulco. 100
Fue con la Real Cédula de del 17 de enero de 1774, la cual dictaba que se
levantaba la prohibición de comercio recíproco por el Mar del Sur entre los
Virreinatos de Perú, Nueva España, Nueva Granada y Guatemala,
permitiendo a sus habitantes poder comerciar con los frutos y géneros.101
La decadencia de la Compañía de Caracas era posible vislumbrarla
desde hacía años tanto por la oposición interna de la provincia, la externa por
parte del resto de provincias que comerciaban con Venezuela, o como
Guayaquil, cuyos habitantes estaban interesados en que acabase aquel
monopolio cacaotero, y en tercer lugar, por una actividad contrabandista
imparable, imposible de ser controlada por la Compañía. A partir de la Cédula
Real de 8 de diciembre de 1776, esa caída progresiva se haría aún más

99
ARCILA, Eduardo. Economía colonial de Venezuela, pp. 225-235.
100
LAVIANA, María Luisa. Guayaquil en el siglo XVIII: recursos naturales…, pág. 168.
101
TUTTÉ, Andrea; IBÁÑEZ DE YEGROS, Norma. Archivo Nacional de Asunción: Síntesis
revisada de los catálogos elaborados durante el siglo XX (Catálogo de sección historia).
Asunción: Editorial Tiempo de Historia, 2008. pág. 12.

57
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

acusada por el que en dicho documento se creaba la Intendencia de


Venezuela, un nombramiento en el que el Intendente chocaría directamente
con los intereses de la Compañía de Caracas. Entre sus artículos son dos los
que más importancia demuestran por las atribuciones otorgadas al
Intendente. El artículo 29, en lo referido a los asuntos de la empresa en
relación al tesoro público, quedaba a partir de aquel momento bajo la
supervisión del Intendente sin oportunidad alguna de conceder subdelegación
en referencia al conocimiento de las presas hechas del contrabando. Por su
parte, en el artículo 50 se le da poder al Intendente para combatir y exterminar
el comercio ilícito de la provincia, algo que hasta entonces estaba en manos
de la Compañía y que, junto a los casos de contrabando o permisividad que la
acompañaban, el nuevo intendente suponía una clara amenaza para la
supervivencia de la Compañía. De este modo, la Real Compañía
Guipuzcoana de Caracas quedaba bajo la supervisión del Intendente en
relación a sus actividades comerciales, naves, tripulaciones, productos que
salían del puerto, pudiendo tomar las medidas necesarias en caso de
incumplimiento y como se cita en el artículo 54, el convertirse en un “juez
peculiar y privativo” de todo lo relacionado con las presas, comercio ilícito y
contrabando.102

8.3. El Reglamento de 1778 y la implantación del Libre Comercio


En lo que se refiere al cacao, tuvo una posición muy significativa en el
Reglamento de 1778. Al tratarse de un producto hasta entonces gravado por
los impuestos abría, a partir de este mismo año, un abanico de posibilidades
tanto para su entrada a España como al propio comercio intercolonial en
América. Entre las alusiones que se le da a éste, hay que entender desde un
principio, que el cacao era considerado como el fruto, recogido directamente
del árbol, mientras que el chocolate es su derivado, una vez mezclado con
otros productos como el azúcar, la vainilla, etc. Aquí encontramos alusiones al

102
ZUBIRI MARÍN, María Teresa. “Etapa final y caída de la Compañía Guipuzcoana…, pp. 156-
157.

58
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

pago de aduanas y el valor de cada producto como el cacao de Caracas, el de


Guayaquil, la manteca de cacao o el chocolate en pasta o labrado.103 104
Según el Reglamento de Libre Comercio de 1778, firmado por Carlos III,
en su artículo 1, establece que “todas las naves que se destinasen a este
comercio, han de pertenecer enteramente a mis vasallos sin participar alguna
de extranjeros, y los dueños de ellas lo deberán hacer constar según
ordenanza ante los Jueces de Indias de los respectivos puertos habilitados,
según sean embarcaciones de construcción española o extranjera”. De este
modo, en el artículo 4, se habilitaron en la Península para el Libre Comercio los
puertos de Sevilla, Cádiz, Málaga, Gijón, Cartagena, Almería, Alicante,
Alfaques de Tortosa, Barcelona, Santander, Coruña, Palma de Mallorca y
Santa Cruz de Tenerife, con absoluta prohibición de conducir géneros
extranjeros. A menos que viniesen sus embarcaciones a tomarlos en alguno de
los puertos habilitados en España. Con respecto al artículo 5, aquí se hace
referencia a los puertos abiertos en la América española. Estos eran: San Juan
de Puerto Rico, Santo Domingo, Monte-Christi en la isla de la Española,
Santiago de Cuba, Trinidad y Margarita, Campeche en Yucatán, el Golfo de
Santo Tomás de Castilla y el Puerto de Omoa, ambos en el Reino de
Guatemala; Cartagena, Santa María, Río de Hacha, Portobelo y Chagre, en
Tierra Firme, también Montevideo y Buenos Aires en el Río de La Plata,
Valparaíso y Concepción en Chile y los de Arica, Callao y Guayaquil en el
Virreinato del Perú y costas del Mar de Sur. Respecto a los de Cumaná,
Guayana, Maracaibo y Caracas en Venezuela no se encontraban dentro del
listado de puertos habilitantes por estar concedidos, “sin privilegio exclusivo” a
la Compañía de Caracas.
También es necesario hablar de las medidas preventivas para el comercio
ilegal que forma parte de este reglamento, teniendo en cuenta las más
destacadas como el del artículo 18, que imponía penas a los que suplantasen
géneros extranjeros por españoles, para que de este modo obtuviesen una
rebaja en los impuestos e introducir dicha carga con más facilidad y de forma
directa en los puertos de América, una medida que conllevaba penas de

103
Reglamento y aranceles reales para el comercio libre de España a Indias de 12 de octubre
de 1778. Madrid: CSIC-Universidad de Sevilla, 1778, pp. 74-89.
104
Vease, Anexo I, fig. V

59
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

confiscación de bienes y cinco años de prisión en una cárcel de África,


privándoles de por vida a dedicarse al comercio con las Indias, informando a
los Ministros de Aduanas de que en caso de resultar cómplices de dichos
delitos se someterían a la aplicación de las leyes correspondientes como
castigos. También en el artículo 30, se establecían penas para los que
falsificasen marcas o despachos tanto a los autores como a los cómplices con
penas idénticas a las citadas en el artículo 18, siendo obligatorio que desde su
salida de España, Canarias y Mallorca, a su llegada a América era obligatorio
la verificación por parte de las autoridades que se trataba de la misma carga y
buque que había salido desde puerto español.
El artículo 35, dice “durante la navegación de ida y vuelta no es permitido
a los Capitanes o Patrones de las naves mercantes hacer arribadas, ni escalas
voluntarias y mucho menos arrimarse a embarcaciones extranjeras bajo penas
impuestas por las Leyes de Indias”, así se obligaba a que los dueños o
capitanes de las embarcaciones dieran parte a los Gobernantes de su periplo y
entregaran los Registros a los Ministros Reales, poniendo a bordo los guardias
necesarios para que en veinticuatro horas se procediese a la descarga, en el
menor tiempo posible, salvo contratiempos por motivos justificados.
En el artículo 41, cualquier embarcación que arribase a un puerto no
habilitado de las Indias, les estaría prohibido el desembarco o venta del
cargamento, “como también abrir el Registro para cargar caudales, efectos y
frutos del País”, salvo que sus capitanes o patrones hiciesen constar pruebas
legítimas de una arribada forzosa. En el artículo 38 también se prohibía sacar
los efectos ya introducidos en puertos americanos, una vez que la carga haya
pasado las aduanas, evitando de este modo fraudes o confusión de cuentas o
registros que podría causar en la Oficina de Indias.
Por su parte, el Reglamento de 1778 imponía tres modalidades diferentes
de aranceles. En primer lugar, el arancel primero que establecía los derechos y
avalúos de toda aquella carga tanto española como extranjera que se
registrasen en España, Canarias o Mallorca con destino a los puertos
habilitados en América. El arancel segundo, contenía del mismo modo, los
avalúos y derechos de entrada de los efectos americanos en su entrada en los

60
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

puertos españoles, balear o canario habilitados para el Libre Comercio,105


donde se hace especial referencia al cacao de Caracas y al de Guayaquil, con
libertad de entrada a España bajo pago de los derechos correspondientes,
mientras que el arancel tercero establecía las normas a cumplir en el comercio
llevado a cabo dentro de los territorios españoles en América, es decir, el
comercio intercolonial, que afectaba directamente al circuito de comercio del
cacao entre Venezuela, Nueva España y Guayaquil. Este tercer arancel
permitía, en cierta medida, el comercio intercolonial en América, objetivo de
este estudio, siempre y cuando los comerciantes pagasen una serie de
derechos por la entrada en sus respectivos puertos.106
Era de esperar que con el Reglamento de libre Comercio de 1778 la
actividad cacaotera de Venezuela se resintiese en gran medida, siendo varias
las peticiones del cabildo de Caracas para poner freno a las exportaciones de
cacao que afectaba a los productores venezolanos. Dicho problema intentó
solucionarse a partir de la Real Orden de 1778 que pretendía minimizar los
daños ocasionados al sector cacacaotero venezolano y equilibrar, de este
modo, la participación de ambos en la exportación de cacao a Nueva España.
De esta manera, se limitó la carga anual de cacao a tan solo 8000 a 10000
fanegas que Guayaquil podía enviar a Nueva España. Sin embargo, dicha
medida no fue bien recibida ni por las autoridades de Guayaquil ni por las
novohispanas, por lo que la medida tuvo su fin a partir de la revocación por
decreto de la Audiencia de México el 18 de agosto de 1779. Esta medida
precipitó el declive de Caracas dentro del circuito de comercio del cacao en
Nueva España, a favor de Guayaquil.107 Habría que esperar hasta 1789
cuando se permitiese definitivamente el comercio libre de cacao entre
Guayaquil y Nueva España.108
Para entender cómo afectó la aplicación del Reglamento de 1778 al
comercio del cacao tanto de Guayaquil como de Caracas con respecto a su
posición en el mercado novohispano es necesario establecer un repaso
detallado a cuáles eran los puntos fundamentales de este reglamento firmado
por Carlos III. Tal y como lo estipulaba el artículo 4 la mayoría de puertos de

105
Vease, Anexo I, fig. IV
106
Vease, Anexo I, fig. VI
107
SALAZAR, Sheila. “Cacao y riqueza en la provincia de Caracas en los siglos…, pág. 305.
108
LAVIANA , María Luisa. Guayaquil en el siglo XVIII: recursos naturales y…, pág. 168.

61
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

la España peninsular quedaban abiertos tanto al comercio interno como al


procedente de sus colonias,109 mientras que en el artículo 5 abría al comercio
la mayoría de puertos americanos, entre ellos el de Guayaquil. Sin embargo,
aquí es donde empezará a despuntar Guayaquil con respecto a sus
competidores de Caracas, ya que sus vecinos más cercanos del Caribe tan
solo verían abiertos los puertos de Cartagena y Río Hacha, pero no tendrían
todo el beneficio de poder abrir sus puertos al Comercio Libre, sino que los
puertos de Guayana, Cumaná, Maracaibo y Caracas seguían bajo la
concesión dada a la Compañía Guipuzcoana de Caracas. Esto se debe a que
la Compañía tenía figuras poderosas en el Consejo de Indias que defendían
el monopolio comercial con Cumaná, lo que posibilitó a la empresa continuar
con sus actividades, aunque ya en esta etapa en una completa decadencia. 110
Hasta la llegada del Libre Comercio, el puerto peruano de El Callao
controlaba en su totalidad la distribución del cacao de Guayaquil, pero a partir
de la llegada de las reformas y el incremento sustancial de la producción
cacaotera en Guayaquil entre 1791-1793, El Callao tan solo llegó a controlar
el 50% del cacao de Guayaquil, al igual que en este intervalo un 8% tuvo
como destino otros puertos que no eran ni El Callao ni Acapulco, como
prueba de ello en 1796 se abrirán nuevos puertos a la libre circulación de
productos como el puerto californiano de San Blas y en los primeros años del
siglo XIX el de Panamá, Sonsonate y Realejo que absorberán el 27% del
cacao de Guayaquil. Ya entre 1808-1813 bajó sorprendentemente a un 17%.
Esta repentina bajada se debió a que una vez liberalizado el comercio entre
los puertos de las colonias y España, permitió que los comerciantes de
Guayaquil pudiesen exportar directamente su producto a los puertos
peninsulares y a Nueva España, lo que obligó a las élites comerciales
peruanas a tener que competir por el comercio del cacao con los
guayaquileños, novohispanos y españoles.111

109
Artículo 4 y 5 del Reglamento de Libre Comercio de 1778, en: Reglamento y aranceles
reales para el comercio libre de España a Indias de 12 de octubre de 1778. Madrid: CSIC-
Universidad de Sevilla, 1778.
110
ZUBIRI, María Teresa. “Etapa final y caída de la Compañía Guipuzcoana…, pág. 158.
111
MAZZEO DE VIVÓ, Cristina Ana. “El comercio internacional en la crisis de la independencia
de América, Lima-Cádiz, 1783-1825”. En: MAZZEO DE VIVÓ, Cristina Ana (ed.). Los
comerciantes limeños a finales del siglo XVIII. Capacidad y cohesión de una élite, 1750-1825.
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000. Pág. 7.

62
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

9. Epílogo
En agosto de 1783 los balances de la Compañía hacían referencia al
penoso estado de sus cuentas y las grandes pérdidas que arrastraba. Ese
mismo año, el sucesor de Ábalos en la Intendencia de Venezuela, Francisco de
Saavedra, recibió una Cédula Real de Su Majestad ordenándole que no se
molestara a la Compañía, y remitir cuanto antes a la Corte el estado de sus
cuentas y pagar las indemnizaciones necesarias a los miembros de la
Compañía.112 El 10 de marzo de 1785 la Compañía Guipuzcoana concluyó sus
funciones al fundirse con la Compañía Real de las Filipinas que asumió los
diversos negocios que le quedaban pendientes.113
El Reglamento de Libre Comercio de 1778 no pretendía otra cosa que
mejorar las relaciones comerciales entre España y las Indias, sin embargo,
dentro de ese camuflaje de libertad comercial y fomento del desarrollo de la
actividad, se escondían objetivos para una eficiencia en el control y en
beneficio de la metrópolis. Tanto Nueva España como Venezuela habían
escapado a los beneficios que suponía su libertad, que no se recogía de ningún
modo en 1778. Esto se debe porque Nueva España era un territorio colmado
de recursos, mano de obra y por supuesto, el gran mercado de la América
hispana, receloso de la competitividad que podía ejercer sobre España en la
actividad comercial prefirió dejarlo a un lado, mientras que Venezuela tampoco
logró adquirir los derechos del libre comercio en su territorio debido al
beneplácito, antes comentado, por el que los contactos de los directores de la
Compañía Guipuzcoana de Caracas en el Consejo de Indias permitió que tanto
los puertos venezolanos como la región no se integrase en el Libre Comercio,
algo que sin duda, pasó factura, debido a los favores que aún la Corona en
1778 tenía con la empresa. No fue hasta 1788, tres años después de la
integración de esta en la Compañía de Filipinas cuando Venezuela obtenga
dicha libertad, al igual que en 1789 se otorgó total libertad de comercio en
Nueva España y también se extendió a todos los puertos restantes de América.

112
ZUBIRI, María Teresa. “Etapa final y caída de la Compañía Guipuzcoana…, pág. 163.
113
ZUBIRI, María Teresa. “Vascos en Venezuela. Apuntes sobre la Compañía Guipuzcoana…,
pág. 253.

63
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

El objetivo de tanta generosidad no era otra que el de mantener alejados los


intereses extranjeros en el comercio hispanoamericano.114
Entre 1780 y 1808 el promedio de las exportaciones guayaquileñas
destinadas a Nueva España fueron del 36,5%; el 50 % se embarcó a Perú, y el
0,50% a Nueva Granada. En esta misma etapa del 100% del cacao vendido al
exterior el 40% fue a parar a México, principal consumidor de cacao del mundo.
115
Con respecto, a la comercio del cacao venezolano, decayó en gran medida
con respecto al de Guayaquil. En una carta del Cabildo de Caracas en 1788
dirigida al rey da cuenta de la preocupación de los hacendados y cosecheros
por las deudas contraídas en los últimos años. Según la información que nos
proporciona, eran escasos los compradores y el transporte de cacao a España
conllevaba problemas para el producto o el hundimiento de embarcaciones en
el Atlántico, lo que hacía que las grandes plantaciones de cacao que habían
caracterizado a la gran exportadora de cacao como era Venezuela desde
mediados del siglo XVII hasta el último cuarto del XVIII, ya no fuesen rentables
dejando paso a otro tipo de cultivos con los que tener espacio propio en los
mercados, aunque el cacao venezolano siguió cultivándose, pero con unos
niveles más bajos tanto de producción como de comercialización.116

10. Conclusiones
No cabe duda que con la llegada de la dinastía de los borbones al frente
de la Corona española el modelo económico y comercial cambió de rumbo de
forma drástica. La política comercial de los Austrias se había caracterizado por
un circuito comercial cerrado en el que España controlaba perfectamente el
abastecimiento de las colonias en su propio beneficio o en de las capitales
virreinales en América. El protagonismo de la Flota de Indias encargada de el
abastecimiento de productos americanos a España y viceversa, unido al control
metropolitano del comercio intercolonial en América basado en restricciones,
prohibiciones y concesiones para abastecimiento de los mercados internos de
las colonias americanas, ya hacía entender a mediados del siglo XVII los
problemas que ocasionaba al Imperio español frente a otras potencias

114
MIÑO, Manuel. El cacao Guayaquil en Nueva España, 1774-1882. México: El Colegio de
México, 2013. pág. 107-110,
115
AROSEMEN, Guillermo. La inalcanzable prosperidad: los pocos aciertos y…, pág. 22.
116
Carta del Cabildo de Caracas dirigida a S.M de 27 de octubre de 1788.

64
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

europeas caracterizadas por un comercio más abierto como la inglés, holandés


o el francés. De esta manera, la decadencia se veía enfrascada en problemas
ocasionados por el contrabando interno y externo con otras colonias
extranjeras, la corrupción de las autoridades o las dificultades que suponían
para el imperio el sostener un mecanismo de tal envergadura como era la
Carrera de Indias o el comercio intercolonial en América. Con la llegada de los
borbones en 1700, en plena Guerra de Sucesión española, la intención de
éstos fue la de imponer un modelo comercial que ya se venía utilizando en
Francia, basado en el proteccionismo. Sin embargo, las dificultades
económicas de España en los primeros años del siglo XVIII y los problemas
para la imposición de un nuevo modelo económico hicieron que dichas
reformas llegasen de forma paulatina con una perceptible lentitud. Es a partir
de ese momento cuando comenzó una apertura comercial en una etapa de
florecimiento de sociedades o compañías a las que la Corona concedía
monopolios. Sin duda alguna, fue una manera de aliviar la pesada carga que
soportaba la Hacienda Real en el sustento de un modelo comercial que durante
décadas se había convertido en inviable. Son muchas las Compañías
privilegiadas que se crearon en España con la llegada de los borbones y el
cambio de política económica y comercial. Podemos encontrar a la Compañía
de Honduras fundada en 1714, la Compañía Guipuzcoana de Caracas en
1728, la Compañía de Filipinas en 1733, la Compañía de Galicia, la Real
Compañía de La Habana en 1740, la Real Compañía de San Fernando de
Sevilla en 1747, la Real Compañía de Barcelona, 1756, y al final del reinado de
Felipe V, se crearon la Compañía de Granada y la Compañía de los Cinco
Gremios de Madrid. Aunque, según nos dice García-Barquero, la desaparición
formal de la Flota de Indias ocurrió en 1754, no sería hasta el 1776 cuando
acabaría el sistema de galeones heredado de los Austrias con la última flota de
galeones que zarpó de Sevilla.
Otras medidas fueron tomadas no para cambiar radicalmente el modelo
de los Austrias, sino que dichas medidas fueron utilizadas para reformar y
hacer más eficientes las estructuras comerciales heredadas. De este modo, el
Proyecto del 5 de abril de 1720 tan solo pretendía mejorar la eficiencia del
régimen de flotas estableciendo mejoras en las fechas de entrada y salida, que
todos los navíos debían de ser de fabricación española, el tiempo de

65
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

permanencia en América, así como otros conceptos sobre la regularidad y


puntualidad. Otra medida, la del Reglamento del 28 de agosto de 1725
establecía que el régimen de flotas debía ser de carácter anual, mientras que
diez años después con el Real Despacho del 21 de enero de 1735 fue otra
medida inútil para sustentar el régimen de flotas, dictando de esta manera la
clausura provisional de galeones hacia Tierra Firme, una medida que en la
Real Orden de 11 de octubre de 1754 restableciendo las flotas hacia Nueva
España, pero suprimiendo permanentemente la de Tierra Firme, estableciendo
de este modo un comercio a partir de registros sueltos en todo el sur del
continente americano.
Lo que nos viene a decir todo esto, expuesto con lo expresado
anteriormente a lo largo de todo el trabajo, es que el proceso de liberalización
del comercio se puede dividir en dos fases bien diferenciadas. La primera
desde el ascenso de Felipe V en 1700 a la Corona española hasta el fin del
reinado de Fernando VI en 1759 muerte, una etapa que, aunque los objetivos
eran más ambiciosos, la monarquía no se aventuró en las grandes
transformaciones del aparato comercial, sin embargo, con la llegada al trono de
Carlos III en el mismo año del fallecimiento de su predecesor, podemos ver
como aparece en escena un clima propicio para el Libre Comercio que
comenzaría a darse en 1774, pasando por el Reglamento de Libre Comercio de
1778, que no culminaría definitivamente hasta 1789.
Es con la aparición del Reglamento de Libre Comercio de 1778 cuando se
marcará un antes y un después en la economía española del siglo XVIII. Un
reglamento innovador para las políticas que habían llevado a cabo
anteriormente los Austrias y que supondrá el fin de las concesiones
monopolísticas, sin embargo, no era suficiente. El pueblo americano y, más
aún, las grandes fortunas veían lejana la posibilidad de poder comercian
directamente con los extranjeros. Si bien, el documento no permitía el comercio
con los extranjeros en suelo americano, tan solo era posible con aquellos
productos que llegaban de América a puerto español, lugar donde los
extranjeros podían dirigirse a abastecerse o comerciar directamente. Está claro
que el Reglamento de Libre Comercio significó una solución drástica al fracaso
que arrastraba la monarquía hispánica de lentitud y amorfo desarrollo del

66
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

comercio que en el siglo XVIII comenzó a hacer aguas. La solución llegó tarde
con respecto al resto de potencias europeas.
Sin embargo, uno de los puntos que más nos debe de quedar claro es
que la rivalidad en el siglo XVIII entre estos dos territorios exportadores de
cacao a ambas orillas del sur del continente americano implicó no solo a la
esfera de la élite del poder colonial, sino que acaparó los deseos,
reivindicaciones y la lucha de la sociedad colonial porque su región tuviese un
lugar dentro del comercio intercolonial. De este modo, podemos entender que
este proceso se comportó con una dinámica similar a una pirámide ascendente
de focos de presión. En primer lugar, es indiscutible que Venezuela y
Guayaquil fueran regiones idóneas para el cultivo del cacao, lo que suponía
que la mayor parte de la región se implicase en su cultivo, tratamiento y
comercialización, algo que nos demuestran con las ingentes cantidades de
producción y exportación de cacao al año. De este modo, la población en su
conjunto defendía la actividad cacaotera, que proporcionaba grandes ingresos
a la población y la oportunidad de ver prosperar las economías locales y
regionales. Así esta esfera, integrada por los cosecheros, hacendados,
transportistas, agentes portuarios, consumidores y comerciantes de baja y gran
escala, se convirtieron en un grupo de presión sobre las élites del poder local.
Estas élites se veían obligadas a mantener unas reivindicaciones constantes
ante la Corona por medio del canal institucional a partir de las decisiones
tomadas en los cabildos, representaciones reales o correspondencia oficial
entre los cabildos y las cortes de los virreyes o con el propio monarca. Era de
esperar que los Cabildos, tanto el de Caracas como el de Guayaquil,
defendiesen por su lado los intereses de su actividad cacaotera en pro de la
prosperidad de sus regiones, rivalizando con ello la posición de su cacao en el
mercado novohispano o peninsular. Por tanto, no es difícil apreciar que estas
élites locales ejerciesen como grupo de presión a entidades superiores de
poder como podrían ser los virreyes o el monarca pidiendo la autorización del
comercio con Acapulco por parte de Guayaquil, y de este modo, el
levantamiento de las prohibiciones. Por parte de Caracas, sus peticiones
versaban sobre la aplicación de mejores medidas de control y castigos más
severos para evitar que el tráfico ilegal de cacao de Guayaquil alcanzase
territorio novohispano, algo que no cabe duda que perjudicaba enormemente a

67
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

los comerciantes caraqueños, pero también a los cosecheros y hacendados


venezolanos dedicados a la producción de cacao.
A diferencia de lo que podíamos ver en el siglo XVI o XVII, el siglo XVIII
fue una centuria propicia para que la disputa en el comercio del cacao entre
Guayaquil y Caracas fuese notable. Está claro, que en los siglos anteriores,
estas dos regiones al igual que Nueva España eran grandes productoras de
cacao en América, pero no debemos olvidar que son diversas las
circunstancias históricas que rodean a que esta lucha por el control del
comercio cacaotero llegase a su punto más conflictivo. Estas razones no son
otras que las que podemos extraer como conclusiones a lo largo de este
estudio, como son el aumento demográfico en Nueva España y con ello el
erigirse como principal mercado consumidor de cacao y su creciente demanda
desde Europa, sobre todo desde España. A partir del siglo XVIII ya era posible
ver como en diferentes países europeos el cacao empezaba a ser un producto
de moda entre las élites sociales, pero con el aumento de la producción y la
bajada de su precio, el consumo se extendió entre la población que a partir de
entonces podía permitírselo. Países como España, Francia, Portugal, Inglaterra
o Rusia, esta última abastecida de chocolate desde los puertos españoles,
permitió que dos potencias cacaoteras como Guayaquil y Caracas se
disputasen ya no solo el mercado novohispano, sino que estaban obligadas a
hacer frente a la creciente demanda del continente americano, el europeo e
incluso el Oriental, quienes adquirían tan preciado producto a partir de las
cargas enviadas en el Galeón de Manila y posteriormente de la Compañía de
Filipinas.
Aunque el eje por el que gira este estudio se centre en la rivalidad
existente entre Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao, es necesario
enfocarlo desde un sentido más amplio. Sin duda, dicha disputa por la
hegemonía cacaotera americana pudo ser una de las luchas por los mercados
más importantes del siglo XVIII, pero tenemos que ser conscientes que ni en
primer lugar Nueva España, ni más tarde Guayaquil ni Venezuela eran las
únicas productoras de cacao de América. La importancia, sin lugar a dudas,
reside en el volumen de producción, de exportaciones y el gigante mercado
que acaparaba de cara al consumidor, además de los numerosos conflictos en
los que se vieron implicadas su población e instituciones coloniales por dicha

68
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

rivalidad. Pero también merecen un espacio aquellas regiones que, con un


volumen menor pero destacable también participaban en el mundo del cacao.
Las islas caribeñas de Cuba, La Española, Jamaica y Puerto Rico tuvieron
también un papel relevante en el envío de cacao a Nueva España, a España o
el autoconsumo en el área del Mar Caribe. Costa Rica también fue un
proveedor de cacao a México, un área poco estudiada, pero necesaria para
entender el rol del comercio del cacao. El imperio portugués también se vio
suministrado por la gran cantidad de cacao llegado desde Brasil, ingentes
cantidades destinadas al comercio interno de Brasil o a abastecer al mercado
portugués europeo. Tampoco es posible entender el comercio del cacao sin
comprender el funcionamiento del contrabando, una práctica muy extendida, y
cuya información y documentación es muy escasa, debido principalmente a
que el comercio ilícito no tenía registros como si lo tenía el comercio
autorizado, tan solo es posible contabilizarlos por el número que aparece en los
pleitos, registros o denuncias de contrabando, un número sumamente bajo con
respecto a la cantidad de transacciones comerciales que se hacían fuera de la
vista de la justicia.
Es por ello que debemos de dejar de lado los métodos y los enfoques
historiográficos del pasado, no por considerarlos del todo erróneos, sino porque
durante décadas ha existido una falta de visión en la globalidad del ser humano
con respecto a diversas dinámicas en la historia. No cabe duda que numerosos
procesos históricos no pueden plantearse sin la influencia de ideas, valores,
intercambios comerciales, culturales o religiosos, en los que encontraremos
influencias tanto externas como autóctonas. Sin embargo, el tema de la
producción, consumo y comercialización del cacao es un proceso, que bajo mi
opinión, debería enmarcarse dentro de lo que llamaría un “macrocircuito” del
cacao, que tuvo su inicio desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad,
siendo el siglo XVIII, época en la que nos centramos, una etapa que ejerció de
moldeadora del escenario en la disputa y el reparto de papeles y poderes para
cada bando. Este siglo puede ser considerado como la gran guerra por el
comercio del cacao en época moderna, una centuria que se comportó como
una balanza, en el que ambos jugadores, Venezuela y Guayaquil, buscaron
todos los medios posibles para que la balanza se decantase para ellos.
Durante gran parte del siglo XVIII el comercio del cacao se decantó a favor de

69
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Venezuela gracias al favor real, pero los conflictos ocasionados en la propia


Venezuela por la presencia de la Compañía de Caracas, la presión ejercida por
Nueva España que pedía la apertura al mercado novohispano al cacao de
Guayaquil, y para estos últimos, la necesidad de ver cumplida su meta de
exportar su cacao, hizo que dicha balanza acabase por decantarse a favor de
Guayaquil a partir de mediados de la década de los setenta, con las primeras
medidas y reglamentos oficiales. Ya en 1778, el Reglamento de Libre Comercio
propiciaría la gran caída de Venezuela como la primera potencia cacaotera de
América, cuya plaza fue adquirida por Guayaquil. De tal manera su ascenso fue
imparable que durante el siglo XIX, su ritmo de producción y de exportación a
América, Europa y Asia no paró de crecer. Veo por ello necesario considerar, a
partir de ahora, la actividad cacaotera, no como una serie de procesos aislados
entre sí, en el que un territorio comercia con otro, sino como una actividad
comercial que implicó a todas las partes. Una relación de precios que se veía
sometida a la fluctuación de los valores por el contrabando y que afectaba
directamente a la subida o bajada de los precios en los mercados, un mercado
como el novohispano cuya necesidad de abastecerse hacía aumentar la
producción de cacao en Venezuela y Guayaquil, una rivalidad que acabó
viéndose plasmada en la lucha de las élites locales por la posición de su
territorio como potencia exportadora de cacao. Un macrocircuito entendido
también como un flujo de producción y de intercambios en el que no podemos
olvidar la participación de Holanda, gracias al comercio ilegal en Curazao, las
grandes cosechas de cacao de Brasil destinadas a Portugal, el cultivo de los
franceses en el Caribe o las cosechas caribeñas de los ingleses en las islas
Jamaica, que junto al cacao producido en las Antillas españolas, Costa Rica,
Nueva España, Venezuela y Guayaquil es indudable que no se trataron de
elementos aislados, sino que podemos estar ante los inicios de una incipiente
economía de mercado en la América española.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

ANEXO I

Figura I

La estructura total del valor patrimonial agrícola de los Colegios de


Mérida y Caracas en 1767
Entidad Haciendas Esclavos Árboles de Valor del
cacao Patrimonio
agrícola
Colegio de La Ceiba 357 (con un 26285 142.500
Mérida La Sabana valor de árboles de pesos
Las Tapias 89.584 cacao con
Paragüey pesos) un valor de
45302
pesos
Colegio de Hacienda de 161 esclavos 26104 105.896
Caracas trapiche de con un valor árboles de pesos
“Nuestra Señora de 33780 cacao con
de la Guía” en pesos, un valor de
Guatire, 39966
pesos
La Hacienda de
cacao de “San
Ignacio de Tuy”,

Hacienda de
cacao de San
Francisco de
Borja, Hacienda
de cacao de
San Francisco
Javier de
Tacarigua,

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Hacienda de
Santa Paula de
Maquetía,
Hacienda de
Trapiche de San
Luis Gonzaga
de Mayupán.

Tierras en San
Felipe

FUENTE: TORRES SÁNCHEZ, Jaime. Haciendas y posesiones de la


Compañía de Jesús en Venezuela. El Colegio de Caracas en el siglo XVIII.
Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla-CSIC-Diputación de Sevilla,
2001. pp. 13-15.

Figura II

Costos de transporte de 6000 cargas de cacao de Guayaquil a Acapulco


en 1789
Rubros Valor/carga Pesos Porcentaje

Valor en Guayaquil 4,5 27000 33,63%

Flete Guayaquil- 7,5 45000 56,05%


Acapulco

Flete por carga 8 reales 6000 7,47%

Impuestos (2,5%) 2278 2,85%

Total 80278 100

Fuente: MIÑO GRIJALVA, Manuel. El cacao Guayaquil en Nueva España,


1774-1882. México: El colegio de México, 2013. pp. 131-132.

72
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Figura III

LAS REFORMAS BUSCADAS POR JUAN FRANCISCO LEÓN

1- Permitir la fluctuación de precios de acuerdo con la oferta y la


demanda
2- Libertad de conducir el cacao desde los campos donde se producía a
cualquier puerto de salida.
3- Libertad para venderlo al mejor postor.
4- Libertad para conducirlo libremente a Veracruz, y aumentar el cupo
fijado para embarques a México.
5- Reforma del Padrón, or el que solo se repartía la 1/3 parte entre todos
los cosecheros de la provincia de los barcos de la Compañía enviados a
Nueva España.
6- Eliminación del impuesto de un peso por cada carga de cacao que se
conducía de tierra adentro.
7- Que no haya excepción de género o fruto que no se pueda comprar o
permutar por plata o frutos u otros efectos
8- Libertad de navegación: que permitan llegar a todos los barcos que
quieran, y cuando lleguen a las costas de Venezuela se reparta entre los
vecinos, y la que sobre se venda a extranjeros
9- Abolición sobre restricciones sobre el tabaco
10- Que nadie sea obligado a comprar lo que otros le quieren vender,
sino que venda y compre lo que quiera.
11- Que se impida la saca de aguardiente de caña pues trae muchos
prejuicios de aumentar el precio del dulce y por distraer a las personas
de su ejercicio
12- Para solucionar el comercio ilícito pide que se permita introducir por
vía lícita todos los productos que hagan falta, porque la Compañía solo
había tratado la 1/10 parte y ejerció el contrabando.
13- Indemnización por los daños causados.

Fuente: ARCILA FARIAS, Eduardo. Economía colonial de Venezuela. México:


Fondo de cultura económica, 1946. pág. 230-233.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Figura IV

VALOR Y DERECHOS DE ENTRADA Y SALIDA AL EXTRANJERO DEL


CACAO SUJETOS AL REGLAMENTO DE LIBRE COMERCIO DE 1778
(LIBRAS)

Avalúo Derechos de Derechos de


entrada en salida al
España extranjero
Cacao de
Venezuela 6 reales, 13
destinado a maravedís y 3/5 33 maravedís -
consumo dentro
del reino
Cacao de
Venezuela 6 reales, 13 10 maravedís Libre su salida
destinado al maravedís y 3/5
comercio
extranjero
Cacao de
Guayaquil
destinado al 5 reales 25 maravedís -
consumo dentro
del reino
Cacao de
Guayaquil 5 reales 8 maravedís Libre su salida
destinado al
comercio
extranjero

Fuente: Reglamento y aranceles reales para el comercio libre de España a


Indias de 12 de octubre de 1778. Madrid: CSIC-Universidad de Sevilla, 1778.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Figura V

ARANCELES IMPUESTOS SOBRE LOS PRODUCTOS DERIVADOS DEL


CACAO AMERICANO CON DESTINO A PUERTOS ESPAÑOLES
(PENÍNSULA, BALEARES Y CANARIAS) SUJETOS AL REGLAMENTO DE
LIBRE COMERCIO DE 1778

Producto Avalúo Derechos de entrada Derechos de


en España salida al
extranjero
Chocolate en Caracas 33
pasta o labrado 640 reales maravedís Libre su salida
Guayaquil 25
maravedís
Manos para 6 reales 6 maravedís y 3/25 Libre su salida
piedras de moler
chocolate
Manteca de 1000 reales 30 reales Libre su salida
cacao

Fuente: Reglamento y aranceles reales para el comercio libre de España a


Indias de 12 de octubre de 1778. Madrid: CSIC-Universidad de Sevilla, 1778.
pp.

Figura VI

PUNTOS DEL TERCER ARANCEL DEL REGLAMENTO DE LIBRE


COMERCIO DE 1778
1- Pago de 3 pesos al escribano, por parte de los Capitanes, duelos o
Maestres por asistencia cada día. Se entiende que el pago de esos 3
pesos se realizan por el trabajo del escribano por 3 horas por la
mañana y 3 por la tarde, estableciendo que si por causas de tiempo
no pudiese hacerse el encargo por parte del escribano, esas 6 horas
puedan computarse en varios días hasta completar un día laboral.
2- Se ha de pagar un peso a los escribanos para la redacción y
validación de una Certificación o Testimonio para el comercio en los
puertos habilitados, siendo la moneda pago aquella utilizada en el
puerto de destino.
3- Pago de 6 reales por Registro de embarcación a la hora de cargar los
efectos o frutos de retorno, establecido en 6 reales por página escrita

75
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

por parte del escribano.


4- Los patrones o maestres o capitanes de las embarcaciones deberán
pagar 4 pesos a los Prácticos, quienes ayudan a la entrada de los
buques al puerto, además de costear la lancha o bote que los
conduciría al puerto, junto a otros 3 pesos por el mantenimiento de las
balizas. Por otra parte, se establece que el pago adicional por derecho
de anclaje en el Puerto nunca podrá exceder los 2 pesos por
embarcación, y todo el tiempo que se mantuviera dada a fondo.
5- Los Gobernadores, Intendentes, Administradores de Aduanas,
oficiales Reales, Guardias Mayores y Menores de los Puertos de
Indias, queda prohibido cobrar ni recibir compensación a pago alguno
de las naves del Libre Comercio, bajo penas reales y serios castigos,
adjuntando que mediante esta disposición las autoridades no podrán
alegar desconocimiento o ignorancia de esta ley, con el único fin del
bien público hacia el comercio.

Fuente: Reglamento y aranceles reales para el comercio libre de España a


Indias de 12 de octubre de 1778. Madrid: CSIC-Universidad de Sevilla, 1778.

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La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

Anexo II

Figura I

Fuente: Ilustración de un árbol de cacao en el Códice Badiano. Instituto


Nacional de Antropología e Historia. México D.F.

Figura II

Fuente: GUTIÉRREZ, Esther. “Orden, poder y contrabando en el Caribe


durante el medio siglo antes de la independencia”. En: Revista Palobra, nº 12.
Colombia (Cartagena): Universidad de Cartagena, 2010. pág.18.

77
La disputa de Guayaquil y Caracas por el comercio del cacao en Nueva España en el siglo XVIII

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