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Universidad de Cuautitlán Izcalli

Cuautitlán Izcalli, Edo. De México a 25 de septiembre de 2019

Frida Sharlin Rowine Juárez Hernández

Juan Manuel Albarran Castillo

Sociología de la educación

Grupo: LA-M- 1481

“No nos sometemos a la ley porque la hemos creado, porque ha sido querida por tantos
votos, sino porque es buena, es coherente con la naturaleza de los hechos, porque es todo
lo que tiene que ser, porque tenemos confianza en ella.” Emile Durkheim.

¿Podemos comprender el significado de dicha frase célebre?, para poder analizar a detalle,
es preciso hablar sobre las aportaciones más importantes que, considerado como el padre
de la sociología, Emile Durkheim (1858-1917), nos muestra varias teorías que explican el
comportamiento del individuo en la sociedad. No es simplemente hablar de los diferentes
tipos de sociedad o las causas del comportamiento del hombre desde la historia. Si no, es
comprender la importancia de vivir en un contexto actual.

A continuación daremos una breve explicación de la vida de nuestro autor principal: su


formación académica, obras, la aportación precisa de los hechos sociales, los diferentes
tipos de sociedad, así como algunos factores en las que el individuo toma decisiones
importantes a lo largo de su vida, siendo una de las principales el siguiente cuestionamiento:
¿vivir en una sociedad bajo sus normas, valores, códigos de comportamiento o modos de
vida, o ser rebelde, alejarse o renunciar ante todo lo relacionado a la vida propia?

Emile Durkheim nació el 15 de abril de 1858 en Épinal (Lorena, Francia), en el seno de una
familia de origen judío. A la edad de veintiún años, ingresó en la Escuela Normal Superior
de París, donde estudió, entre otros, con Fustel de Coulanges. Muchos de sus compañeros
y maestros lo apodaban "El Metafísico" debido a su marcado interés por las cuestiones
filosóficas, esto debido a que sus estudios se concentraban en el campo de la pedagogía,
lo que le trajo una serie de ideas y fundamentos que dejaba muy bien en claro el amor a la
sabiduría.
En 1882 se licenció en Filosofía, disciplina en la que se formó bajo la influencia del
positivismo y el evolucionismo. Posteriormente, Durkheim concentra sus estudios en el
campo de la sociología.

Dentro de las principales obras de Durkheim destacan:

• La División del Trabajo Social (1893)

• Las Reglas del Método Sociológico (1895)

• El Suicidio (1897)

• Las Formas Elementales de la Vida Religiosa (1912)

Ahora bien, en sus obras menciona un término muy importante que hasta el día de hoy se
ve reflejado en las sociedades actuales: Hechos sociales. Este es el objeto de estudio
principal.

Muchas veces nos preguntamos: ¿porqué vivimos en una sociedad llena de tabús,
tradicionalismo, tendencias, modas?, ¿qué puedo hacer para “encajar” ante una sociedad
que me exige comportarme de una forma, cuando en mis pensamientos o ideales van más
allá que el seguir un estereotipo?, ¿qué sucede si no me acato a las normas, creencias,
costumbres, tradiciones o incluso valores que deja la sociedad donde vivo? Ante tales
preguntas, Durkheim pudo interpretar y definir todo bajo un mismo concepto que la sociedad
aplica: Hechos sociales.

Es un hecho que los que pertenecemos ante una sociedad, debemos analizar de forma
general el modo en el que vivimos, el nivel socioeconómico, las normas, valores,
costumbres, tradiciones, el lenguaje o las expresiones coloquiales, ya que son factores que
determinan el contexto de un individuo que se desarrollará a lo largo de su vida. Incluso es
menester conocer algunas ideas históricas con el fin de comprender el medio en el que
vivimos.

Cada generación es diferente en necesidades, pero también la sociedad crece y se


desarrolla cada día con avances y hechos que ha logrado a través del tiempo. De modo
que, somos una sociedad en constante cambio.

En la primera edición de RMS, Durkheim definió el hecho social en los siguientes términos:

“Es hecho social todo modo de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción exterior
sobre el individuo; que es general en todo el ámbito de una sociedad dada y que, al mismo
tiempo, tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.”
(RMS: 68).

Toda actividad que realiza un grupo de individuos a través del tiempo, es heredada
generación tras generación. Por ejemplo, los valores y el uso de los modales ya se han
enseñado muchos años atrás. Es en ese momento cuando el infante recibe desde muy
temprana edad una educación básica y elemental que lo conducirá hacia una vida
“aceptable” ante una sociedad.

Los hechos sociales son en otras palabras, toda manera de hacer. Poseen un poder
coercitivo ya que, de forma obligatoria, es necesario que desde a muy temprana edad los
niños conozcan la forma en que viven las personas, empezando por la familia; lo que ve a
su alrededor, lo imita, lo repite, aunque no tenga el conocimiento exacto, pero gracias a ello
podrá optar una identidad que le permita ser y desarrollarse en su entorno.

Los hechos sociales tienen un carácter imperativo; se impone a los hombres y mujeres les
guste o no: Son las leyes y normas que armonizan al individuo. El incumplimiento de estas
normas trae consigo sanciones, incluso en algunas sociedades que son consideradas
primitivas, utilizan el castigo como consecuencia a la desobediencia de la ley. Dichos
castigos son la tortura, la vergüenza pública o incluso la muerte si dicho crimen o delito es
sumamente grave.

El impacto que ha traído los hechos sociales tiene un sustrato en la sociedad. Durkheim
explica que dichos hechos sociales no deben confundirse con la conciencia individual
(fenómenos psíquicos que ocurren en el interior de la persona), ya que son externos,
existentes y reales en la sociedad.

Otra de las aportaciones muy importantes que realiza el padre de la sociología es diferenciar
los tipos de sociedad: sociedad primitiva y sociedad moderna:

Una sociedad primitiva es aquella que se considera muy segura de sus ideas, principios y
normas. La desobediencia de los mismos trae consigo el castigo. Esta sociedad se
caracteriza por ser muy arraigada con lo que establece la familia, la sociedad no cuenta con
propiedad privada, ya que todos los que viven bajo esta modalidad establecen sus normas,
comportamientos, horarios de jornada laboral, entre otros. Es interesante comentar que, si
un “miembro” no sigue las normas, puede ser expulsado o excomulgado del mismo, porque
la iglesia, la jerarquía e incluso el patriarcado determinan las decisiones. Un ejemplo muy
claro son los pueblos. Su modo de vida es mecánico.
En cambio, una sociedad moderna hace que sus habitantes desarrollen habilidades y
talentos para producir y generar empleabilidad, de modo que cada individuo se convierte
en profesionista, que aporta y beneficia a la misma. Las leyes que hace este tipo de
sociedad son más justas, equitativas y restitutivas. Para que los individuos de esta sociedad
puedan ser productivos, es necesario que el estado les otorgue una educación. Así mismo
tiene que ser moral, valores, respeto a la ley, conocimiento, trabajo, ciencia, respeto,
libertades y solidaridad.

Los individuos deben generar la empatía con otros. La educación debe ser primaria y
universal (educación facilitada por el estado), gremios, profesionales para capacitar al
obrero, trabajador primario en la agricultura, producción, gerente, político. Es ahí donde
nacen las clases sociales.

La educación moral Durkheimiana surge a raíz del proyecto de transformación de la


sociedad, hacia una sociedad moral. Esta moral sería laica y tomaría el eje de la nueva
sociedad apoyándose en la educación intelectual basada en el pensamiento racional. La
educación es el medio por el cual la sociedad renueva constantemente las condiciones y
prerrogativas de su propia existencia; y en este sentido la sociedad y los fines que persigue
pueden subsistir, únicamente sí entre sus miembros existe una homogeneidad mínima para
su reproducción.

Las principales causas que originan la división del trabajo social son: El incremento de la
densidad moral de la sociedad, (relaciones sociales resultantes del acercamiento activo de
los miembros de la sociedad), la concentración de la población, la formación y desarrollo
de las ciudades, y la incorporación de las vías de comunicación y de transmisión de manera
constante, y el aumento en el volumen social (crecimiento demográfico). Generando una
clara diferenciación social. En este sentido, se genera una gran diferenciación de
actividades en los individuos de las sociedades modernas. La DST (División social del
trabajo) mantiene unidos los agregados sociales, y es el único proceso que hace compatible
las necesidades de la cohesión social con el principio de individuación en las sociedades
modernas, mostrando efectos atravesados por la educación.

Otro punto que destaca Durkheim es sobre el suicidio, mismo del que se hará mención en
una idea breve:

El suicido se da más por la sociedad, no por la conciencia. Es de carácter egoísta cuando


no está integrado a la sociedad (rechazo); el suicidio fatalista es cuando el sistema social
es demasiado exigente para él, (presión social). Es de carácter altruista cuando el individuo
encaja con la sociedad pero que ha decidido renunciar a su vida con tal de salvaguardar a
su pueblo o nación, por ejemplo, un héroe de guerra. El suicidio es anómico cuando se ha
desintegrado mediante una crisis económica, desahucio, trabajo, no ve el futuro.

Cerrando la idea con una frase que mencionó nuestro mismo autor: “El suicidio varía en
proporción inversa al grado de integración de los grupos sociales a los que pertenece el
individuo.”

En conclusión, los hechos sociales determinan el comportamiento y la influencia que tiene


en el individuo. Si bien cada persona tiene sus propios ideales, pero la sociedad siempre
ha sido colectiva en sus ideologías y creencias, por lo que se convierte la sociedad en una
institución que forma hombres y mujeres que sean capaces y aptos de ayudar a la misma,
innovando, produciendo, mejorando la calidad de vida para dicho contexto.

“Hay que elegir entre la sociedad y Dios.” Emile Durkheim.

BIBLIOGRAFÍA:

 Durkheim, É. (1976): “Representaciones individuales y representaciones colectivas.” En:


Educación como socialización. Sígueme, Salamanca, pp. 52-82.

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