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Rubén Llop ,es Doctor en Economía y Dirección de Empresas por

la Universidad de Deusto, Doctor en Ciencias Químicas por la


Universitat de Barcelona y Doctor en Filosofía por la Universitat de
Barcelona.
En lo que respecta a Executive Education ha cursado el Programa

de
Desarrollo Directivo (PDD) y el Programa de Dirección General
(PDG) en IESE (Barcelona), el "International Management
Program" en IMD (Lausanne, Suiza), el "Top Management
Program" en INSEAD (Fontainebleau, Francia), el "Advanced
Management Program" en Harvard Business School (Boston,
USA), el programa “Leading Change and Organizational Renewal”
impartido por Harvard Business School y Stanford Business
School, y ha obtenido un "Máster en Comercio Internacional" en el
CEDEIN (Centro de Estudios de Economía Internacional,
Barcelona).

LA FILOSOFIA FRENTE AL CAPITALISMO:

Por: Ruben Llop

De las dos perspectivas que sobre el capitalismo contemporáneo y sus figuras más
emblemáticas conjugamos en nuestra tesis, la interna y la externa, es en esta última
donde hemos realizado un estudio profundo de una serie de autores y enfoques que, si
bien no acometen directamente nuestra caracterización de los sujetos estudiados, sí que
nos permiten estructurar nuestra observación directa de dichas realidades y, al mismo
tiempo, sistematizar nuestras reflexiones y caracterizaciones con reflexiones
complementarias y/o divergentes. Por lo tanto, en este capítulo enmarcamos nuestra
investigación a partir de estudios previos que nos permiten tanto realzar la relevancia de
nuestra reflexión, en función de los antecedentes que destacamos en los siguientes
apartados, como recoger la definición previa de los distintos ángulos desde los que una
realidad económica, social, antropológica y filosófica tan compleja puede ser analizada,
descrita y pensada.

Para profundizar en una mejor comprensión de las características, impactos e


implicaciones del capitalismo contemporáneo con la realidad social contemporánea,
hemos estudiado cómo, a lo largo del último siglo, se ha analizado el “espíritu” del
capitalismo y sus relaciones, correlaciones e influencias, con la sociedad que, en cada
periodo, ha coexistido con dicho sistema capitalista en sus distintas formas y fases. Así,
iniciamos estos análisis a lo largo del siglo XX (e inicios del XXI) con las reflexiones de
Weber y Sombart (en las tres primeras décadas del siglo XX) para continuar con los
análisis realizados en la segunda mitad del siglo XX (Lipovetsky, Boltansky, Chiapello,
Sennett, Bourdieu y Bauman). De esta manera, realzamos los análisis sobre el impacto
que el sistema capitalista y su racionalidad ejercen en la sociedad y, de manera más
específica, en el individuo. En este proceso constatamos que, a pesar de haberse
estudiado muchas tipologías de ciudadanos a lo largo de los últimos cien años (el
protestante de Weber, el burgués de Sombart, el consumidor de Lipovetsky, el productor
de Sennett, el intelectual de Bourdieu, los cuadros de Boltansky…), faltaba, a nuestro
juicio, un grupo de figuras clave exigidas (y caracterizadas) por el capitalismo
contemporáneo. El estudio de estos sujetos (la alta dirección de las empresas
multinacionales) no solo faltaba en el puzzle de la realidad social contemporánea,
sino que estos individuos, este colectivo, nos parece paradigmático de dicha realidad y,
por ende, un objeto apropiado e interesante de investigación.
En este capítulo también estudiamos cómo, a lo largo del siglo pasado y de la primera
década de éste, una serie de filósofos y sociólogos han estudiado la caracterización de
las diversas evoluciones que el capitalismo ha tenido en los últimos ciento veinte años y,
de manera específica, sus relaciones con determinadas figuras y sus realidades sociales.
A pesar de las diferencias existentes en los enfoques de sus estudios y de las distintas
versiones o formas del capitalismo estudiado subyacen, en todos sus estudios, varios
aspectos que son comunes a nuestra tesis:

 Por un lado, han estudiado y descrito las características esenciales del capitalismo,
su espíritu, su racionalidad, sus justificaciones, (la búsqueda del enriquecimiento
individual ilimitado, busca de nuevos y mayores beneficios, alineamiento de medios
para la consecución del fin, etc.) en diferentes periodos y evoluciones del propio
sistema.
 Por otro lado, han estudiado algunas de las interrelaciones entre este espíritu y
algunas de las figuras representativas, y de sus valores, de las épocas coetáneas
con cada uno de los capitalismos estudiados (sea el protestante de inicio de finales
del siglo XIX e inicios del siglo XX, sea el del burgués, sea el intelectual).
 Incluso, han reflexionado sobre las implicaciones entre el capitalismo (y sus
capacidades de transmisión de sus criterios) y las características de la realidad
social correspondiente (clase obrera en pequeñas empresas familiares, la figura del
productor en grandes empresas multinacionales, la burocracia y el poder de estas
empresas, la modernidad líquida de Bauman o el impacto del capitalismo flexible de
Sennett en los ciudadanos contemporáneos).

En los próximos apartados profundizamos tanto en cómo se ha producido la


transformación del ideal ilustrado en una racionalidad instrumental, como en las distintas
caracterizaciones de ciudadanos representativos de los distintos momentos y fases del
capitalismo, detallando estas distintas fases que, en su evolución, nos han llevado al
capitalismo contemporáneo (cuyos principales rasgos son analizados en el capítulo 2) y
destacando las principales aportaciones con las que los autores estudiados han
contribuido a nuestras propias reflexiones.

CAPITALISMO CONTEMPORANEO
A partir de identificar y describir los rasgos principales del capitalismo contemporáneo
(desde 1980, aproximadamente, hasta la actualidad, julio de 2014) y de reflexionar cómo,
dada su racionalidad instrumental, es capaz de alinear medios de manera altamente
eficiente sin evaluar los fines, en sí mismos, que persigue, se puede decir que,
la fabricación del ciudadano contemporáneo, lejos de ser casual o natural, responde a
las exigencias y necesidades que el propio sistema, en pos de su expansión y
crecimiento, genera. Tanto en su faceta de mercancía (como fuerza de trabajo a adquirir),
como en su faceta productora (en la ejecución de sus tareas y funciones) como,
finalmente, en su faceta consumidora (necesaria para alimentar y acelerar el crecimiento
del sistema) el ciudadano medio contemporáneo es producido por el sistema
capitalista como un medio más, como un recurso más, necesario para su propia
expansión. En su caracterización contemporánea el ciudadano medio es elegido y
excluido por el sistema en función de su competitividad global comparada estando, en
cierta manera, predestinado a su exclusión, más temprana que tardía, desde el mismo
momento de su inclusión.
Este proceso de inclusión y exclusión es liderado, ejecutado, en buena medida, por los
sujetos caracterizados en nuestra tesis (la alta dirección de las empresas multinacionales
cotizadas, representativas de la mitad del Producto Interior Bruto mundial).
Específicamente, en lo que respecta a estas figuras, profundizamos en cómo son
fabricadas y constituidas como mercancías de alto valor añadido completamente
alineadas con los criterios, valores y carácter que el sistema capitalista contemporáneo
requiere. La separación entre propiedad y gestión, la maximización de beneficios en
el menor plazo, la exigida servidumbre al reino del capital impaciente apátrida y global, el
cambio permanente y acelerado y, por último, la competitividad, el crecimiento y la
expansión global se traducen en una serie de conocimientos, habilidades, competencias,
criterios y valores con los que estos ciudadanos son global e uniformemente producidos
(tanto a partir de las realidades empresariales de estas corporaciones multinacionales, de
sus culturas corporativas, como, de manera más específica, en las escuelas de negocios)
para estar alineados con los fines y para ser capaces de alcanzar los objetivos que el
sistema capitalista contemporáneo define y necesita.
En su faceta productiva, en el ejercicio de sus funciones, estos gestores son el
paradigma de la instrumentalidad del razonamiento del sistema alineando medios
para maximizar beneficios en el menor plazo y así tratar de mantener la competitividad
global comparada que, sin duda, se les exige.
En paralelo, la utilización de todos los medios a su alcance (asesores y consultores
especializados) para separar el poder que atesoran de la responsabilidad que se les
pudiese atribuir en función de los resultados que de sus decisiones pudieran derivarse, se
convierte en una característica clave de estos gestores. En la persecución de la máxima
rentabilidad todos los medios disponibles son utilizados, estén estos avalados o
sancionados por otros poderes contemporáneos (legales o políticos) o por
consideraciones éticas o morales. El fin que, en su condición de primeros ejecutivos de
estas multinacionales deben inexorablemente alcanzar, la maximización de beneficios en
el menor plazo y la expansión global del propio sistema, dada su conformación en criterios
y valores, justifica cualquier toma de decisiones y/o curso de acción en su faceta
ejecutiva.
Como consumidores, aun a pesar de su alto poder adquisitivo y sus múltiples opciones
de compra, acaban, en lo que a sus consumos se refiere, conformando un “habitus”, una
pertenencia fáctica al colectivo que estas figuras conforman de modo y manera que les
haga reconocibles y les califique como pertenecientes a una élite que, en ocasiones, se
convierte en consumidor de referencia. De manera más sintomática, se constituyen
como los auténticos consumidores de otros ciudadanos mediante la toma de
decisiones ejecutivas para la que han sido conformados. Se constituyen, como figuras
emblemáticas que son del capitalismo contemporáneo, en la encarnación del espíritu de
dicho capitalismo y en el brazo ejecutor de su expansión, quedando las posibles
consecuencias de sus actos, sociales o individuales (aquellas de índole no económico ni
financiero con repercusión en el corto plazo) fuera del análisis y/o de los objetivos a
alcanzar.
Mis conclusiones, que conjugan la experiencia y el conocimiento directo de estas figuras
(con entrevistas en profundidad realizadas a 400 de estos gestores durante más de veinte
años), una visión “desde dentro”, y la reflexión filosófica, externa al propio sistema, una
visión “desde fuera”, permiten caracterizar por primera vez a estas figuras y mostrar
no sólo su relevancia y paradigmático e instrumental alineamiento con los criterios del
capitalismo contemporáneo, sino también la dramática eficiencia y la implacable eficacia
del capitalismo contemporáneo en la violenta conformación del ciudadano que el sistema
necesita para su expansión, aunque ni su crecimiento ni la globalización, ni sus
consecuencias, responda a unos fines que hayan sido pensados ni valorados por la
instrumentalidad del razonamiento del sistema.

Corrientes de la filosofía contemporánea

MARXISMO

Marxismo, doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de Karl Marx y sus
seguidores, indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos políticos: el socialismo y el
comunismo.

Marx pretendía desvelar las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo. Creía que cada época
histórica se caracterizaba por un modo de producción específico que se correspondía con el
sistema de poder establecido y, por lo tanto, con una clase dirigente en perpetuo conflicto con una
clase oprimida. Así, la sociedad medieval estuvo caracterizada por el modo de producción feudal,
en el que la clase poseedora de la tierra obtenía una plusvalía del campesinado que trabajaba
aquélla. Las sucesivas transiciones del sistema de esclavitud al feudalismo, y del feudalismo al
capitalismo, se produjeron cuando las fuerzas productivas (es decir, los grupos relacionados con el
trabajo y los medios de producción como las máquinas) no podían seguir desarrollándose con las
relaciones de producción existentes entre las distintas clases sociales. Así, la crisis que afectó al
feudalismo cuando el capitalismo necesitaba una creciente clase trabajadora conllevó la
eliminación de las bases legales e ideológicas tradicionales que ataban a los siervos a la tierra.

HISTORICISMO Y VITALISMO

Historicismo. Tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su historicidad o condición


histórica.

La tesis central de Popper consiste en que el historicismo proviene de un punto de partida erróneo
en su planteamiento, y falaz en sus implicaciones: la certeza de que la evolución humana puede
ser objeto de predicción mediante el descubrimiento de ritos, modelos, leyes o tendencias que
supuestamente gobernarían su curso. El historicismo cree descubrir leyes históricas inexorables.
Pero como el curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de los
conocimientos y no podemos predecir por métodos racionales o científicos el crecimiento futuro de
nuestros conocimientos, la creencia en un destino histórico es pura superstición, ya que no puede
haber predicción del curso de la historia humana.

Además para el enfoque historicista el hombre individual aparece como un instrumento casi
insignificante dentro del tablero general del desarrollo humano, ya que los actores realmente
importantes en el escenario histórico son o bien las Grandes Naciones y sus Grandes Líderes, o
bien quizás las Grandes Clases, o las Grandes Ideas. De esta manera interpretando el significado
global, se podría predecir las evoluciones futuras de la humanidad y asentado así en una base
sólida suministrar consejos prácticos acerca de las decisiones políticas que pueden tener éxito o
que están destinadas al fracaso El historicismo pretende proporcionar una presciencia política con
validez científica acerca de lo que vendrá, del futuro de la sociedad.
Las figuras paradigmáticas del historicismo son Popper, Hegel y Marx, y con antecedentes remotos
en la Antigüedad : Heráclito y Platón.

VITALISMO

El vitalismo se caracteriza porque es una forma de irracionalismo, es decir, que niega la primacía
de la razón en la Naturaleza y en las actividades humanas.

El vitalismo hace de un principio vital el principio explicativo de la vida o que afirma la


irreductibilidad de la vida a toda materia.

La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías tradicionales entender la realidad
como proceso. Sin hacer metafísica tratan del ser en devenir, es decir, son herederos de Heráclito.
En lo antropológico la libertad es no sólo característica de la voluntad, sino esencia del ser hombre.
Además se abandona el concepto tradicional de razón (abstracta, especulativa o científica) para
considerar la razón como vital o histórica.

El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él en estas características
y en la crítica a las filosofías predominantes del sg. XIX (idealismo y positivismo). Ésta es el
historicismo, cuyo principal representante es Dilthey.
El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter científico cuyo principal
portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción contra el mecanicismo materialista que
propugna la reductibilidad de lo vivo a los procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la
existencia necesaria de un principio vital ajeno a la materia que explica los complicados fenómenos
de lo viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico, y es la que propiamente se llama
vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se debe que la filosofía consiguiera alejarse de las
"intromisiones científicas" sobre todo de las físicas; precisamente por remarcar el carácter
diferenciado de las realidades vitales no susceptibles de un tratamiento sólo matemático. También
se debe al vitalismo la reacción contra el racionalismo exagerado que supuso el idealismo alemán
posterior a Kant. Por estas razones exaltan los vitalistas lo siguiente:

La vida como realidad radical.

Ontológicamente, la vida es lo sustancial del hombre.

Gnoseológicamente, conocer la realidad prescindiendo del razonamiento y utilizando la vivencia, la


intuición que simpatiza con lo que quiere conocer (más que razonar sobre las cosas hay que tener
experiencias vitales de ellas o con ellas).
Axiológicamente (filosofía de los valores) no hay otro criterio para jerarquizar los valores, que
determinan qué es lo bueno y lo malo, más que la vida.

No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico que se desarrolla
durante un período de tiempo afectando a lo animal en el hombre, sino más bien del modo más
amplio posible.

Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg. XX), y el precursor
Shopenhauer, que sin ser propiamente vitalista fue el contemporáneo de Hegel que más
radicalmente se opuso a su filosofía, hasta su muerte en 1861.

FENOMENOLOGÍA.

Fenomenología, movimiento filosófico del siglo XX


que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir
a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias
naturales.
La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han
desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y
crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía
actual.

Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty.

EXISTENCIALISMO

Existencialismo, movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y


de la elección individual, y que gozó de gran influencia en distintos pensadores y escritores de los
siglos XIX y XX.

Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser


definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes en todos los
autores existencialistas. El término en sí mismo sugiere uno principal: el énfasis puesto en la
existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los
conflictos de la elección.

Platón, Sören Kierkegaard, Friedrich Nietzsche.

NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA.

Neopositivismo
En los años que transcurren entre las dos guerras, la reflexión sobre el método científico recibe un
impulso decisivo. Durante ese período el centro principal de la filosofía de la ciencia fue la
universidad de Viena, donde un grupo de científicos filósofos -reunidos en torno a Moritz Schlick-
dieron vida al Círculo de Viena (el Wiener Kreis). El pensamiento de los miembros del círculo se
conoce con el nombre de "neopositivismo" o "positivismo lógico", y se caracteriza por una actitud
decididamente antimetafísica y por toda una serie de profundos análisis de gran relevancia acerca
del lenguaje, la estructura y los métodos de las ciencias naturales, y los fundamento de la
matemática.

La llegada de Hitler al poder comportó el final del Círculo de Viena.

Filosofía analítica

Movimiento filosófico surgido en el siglo XX, principalmente en el Reino Unido y en Estados Unidos
después de la II Guerra Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos
expresados en él. Ha recibido diversas denominaciones, como análisis lingüístico, empirismo
lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas derivan de la
especial influencia que tuvo en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Oxford.
Aunque el movimiento no acepta ninguna doctrina o teoría específica de forma unánime, los
filósofos analíticos y del lenguaje están de acuerdo en que la actividad propia de la filosofía es
aclarar el lenguaje o, como prefieren algunos de ellos, esclarecer conceptos. El objeto de su
actividad es resolver los problemas filosóficos, los cuales, afirman, se originan en la confusión
lingüística.
Algunos diálogos de Platón (de forma muy específica, Crátilo, dedicado al lenguaje) están
destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo, esta forma filosófica de reflexión cobró un
énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos por la tradición empírica británica (de John Locke,
George Berkeley, David Hume y John Stuart Mill) y por los escritos del matemático y filósofo
alemán Gottlob Frege, los pensadores ingleses George Edward Moore y Bertrand Russell se
erigieron en fundadores del movimiento filosófico analítico. Compañeros en Cambridge, Moore y
Russell rechazaron el idealismo hegeliano expuesto en la obra del metafísico inglés Francis
Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por completo excepto lo absoluto. Su oposición
al idealismo y su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la investigación
filosófica, se convirtieron en las principales características de la filosofía anglosajona durante gran
parte del siglo XX.

FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

Suele situarse el punto de partida de la Edad Contemporánea en el


año 1789, fecha del inicio de la Revolución Francesa.

El siglo XIX se inaugura bajo el influjo de la Revolución Francesa


y las conquistas napoleónicas. El Congreso de Viena (1815) supuso en
principio, el triunfo de la Restauración y la reconstrucción del mapa de
Europa. Pero el equilibrio no se restablece.
Las revoluciones de 1820, 1830, 1848, 1871 se inician en Francia
(excepto la de 1820, en España) y se extienden por toda Europa. Los
impulsos proceden del liberalismo, de los movimientos democráticos,
el socialismo, y el anarquismo. Al mismo tiempo otro movimiento
recorre el continente: el nacionalismo, que hacia fin de siglo deriva, en
algunos casos, en imperialismo colonialista. Las transformaciones
económicas y sociales producidas por la extensión de la Revolución
Industrial contribuyen de forma definitiva a un cambio radical del
panorama histórico .

Fue la primera gran revolución burguesa europea, promovida por el


ascenso de una burguesía que aspiraba a las tareas de gobierno y se
encontraba sojuzgada por la rigidez estamental del Antiguo Régimen. Y
como nada hay eterno, tras la toma de la Bastilla el Antiguo Régimen
cayó bajo la doble presión de la burguesía y de las clases populares.
Entre 1789 y 1791 la Asamblea Constituyente transformó radicalmente
las instituciones políticas francesas: fueron anulados los
privilegios,derechos feudales y señoriales y las correspondientes
obligaciones y pagos. La Constitución de 1791 supuso el
establecimiento de los principios fundamentales del nuevo régimen.
Partiendo de la Declaración de Derechos del Ciudadano: se proclamó
la soberanía popular, la división de poderes y la monarquía
constitucional. La decapitación de Luis XVI simbolizó la total ruptura de
la Revolución con el Antiguo Régimen. La guillotina impuso su lógica
afilada. El imperio del terror dio, las rivalidades entre facciones paso a
otra época no menos aterradora para Europa:

El 19 de Brumario (noviembre) de 1799 Napoleón protagoniza un golpe


de estado que da lugar al primer Imperio Francés. Bonaparte inicia
sus campañas militares por toda Europa. Las naciones europeas se
aliaron frente al enemigo común y Napoleón fue vencido en octubre de
1813 en la Batalla delas Naciones, Leipzig.

Tras la derrota de napoleón, Inglaterra, Rusia, Austria, Prusia y


Francia, acuerdan una reorganización del mapa de Europa y
la Restauración del Antiguo Régimen (absolutismo, tradicionalismo y
reconocimiento del papel del clero) en el Congreso de Viena en 1815.

Este nuevo orden se impuso sin tener en cuenta la opinión


pública, lo que dio paso a un fervor nacionalista y liberal que, junto con el
desarrollo industrial, provocó el surgimiento de movimientos
revolucionarios de 1820, 1830 y 1848.

Revoluciones de 1820. Se inician en Alemania y España, ambas se


alzan contra el Antiguo Régimen restaurado, y exigen reformas liberales.
En las universidades alemanas, se lucha por una monarquía
constitucional. En España Riego se protagoniza un pronunciamiento
militar contra Fernando VII e instituye el trienio liberal. Interviene
la Santa Alianza: los Cien Mil Hijos de San Luís, liderados por el Duque
de Angulema, y aliados con los realistas españoles, imponen el
absolutismo en 1823. Sin embargo, el clima revolucionario se extiende
a Portugal (que mantendrá el régimen liberal), Piamonte, Nápoles y
Grecia (que se independiza del Imperio Otomano). En estos mismos
años , la América española continúa luchando por su emancipación y los
nuevos Estados norteamericanos introducen instituciones liberales en su
organización política.
Revoluciones de 1830: una nueva oleada revolucionaria de mayor
envergadura asola Europa; el punto de partida de estas agitaciones es
el alzamiento de orleanistas y republicanos en París en julio de
1830; triunfan los primeros, los cuales hacen abdicar a Carlos X, último
rey francés de la casa de Borbón y proclaman a Luis Felipe de Orleáns
como rey de Francia.

Desde Francia la revolución se extiende a Bélgica, que obtiene


la independencia de Holanda, con la que formaba hasta entonces el reino
de los Países Bajos. Los Estados centrales de la confederación
germánica serán los siguientes en sufrir la oleada revolucionaria,
seguidos de Polonia y los pequeños Estados de la Italia central.

Las revoluciones de 1830 acaban dando el triunfo al liberalismo


en la Europa Occidental. El siguiente ciclo revolucionario, en 1848,
liberalizará los regímenes de Europa Central.

La Revoluciones de 1848. Es el tercer golpe contra la Restauración. La


novedad respecto a las de los años 30 es el cambio de agentes
revolucionarios: ya no son las clases ilustradas las que promueven el
cambio, sino que entran en la escena histórica los sindicatos obreros.
Su presencia y la evolución de los otros grupos hace que los ideales
sean distintos: no se lucha por una constitución liberal, sino por
la democracia, el sufragio universal, la libertad de prensa,etc…

La revolución se extendió por toda Europa (Nápoles, Milán,


Roma, Venecia, Berlín, Viena, Budapest). Marx, intervino activamente en
este período revolucionario. Es justo en el 1848 cuando en Londres
redacta junto a Engels el Manifiesto del Partido Comunista, que
representa una denuncia al capitalismo emergente, y un llamamiento a la
unidad obrera por una transformación radical de la sociedad.

La Comuna de París: Tras la derrota en Francia en la guerra franco-


prusiana, tiene lugar en Paris la primera experiencia de gobierno
obrero (marzo-mayo de 1871). Ante el vacío de poder se organiza en
París una revolución de carácter socialista. Se celebran elecciones en los
distritos parisinos y se organiza una ASAMBLEA COMUNAL en la que
participan grupos proudhonianos e internacionalistas (bakuninistas y
algunos marxistas). El ejército venido de Versalles aplastó finalmente el
intento revolucionario el 28 de mayo, en la bien llamada Semana
Sangrienta: 30.000 muertos, muchos más heridos, y tal vez hasta
50.000 ejecutados más tarde o hechos prisioneros; 7.000 personas
fueron desterradas a Nueva Caledonia. Para los presos hubo una
amnistía general en 1889.

LIBERALISMO, SOCIALISMO, ANARQUISMO

Son las principales ideologías políticas del siglo XIX. La


relación entre ellas ha sido variada: unas veces se han unido contra la
Restauración, otras se han combatido entre si. El liberalismo económico,
claro defensor del capitalismo, ha sido combatido por el anarquismo y el
socialismo. Socialismo y anarquismo a su vez se han combatido
mutuamente porque, para los segundos, los socialistas no eran lo
suficientemente revolucionarios y radicales.

El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de


los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus
relaciones sociales no-mercantiles, admitiendo grandes cotas de libertad
de expresión y religiosa. El liberalismo económico defiende la no
intromisión del Estado en las relaciones mercantiles (reduciendo los
impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación
sobre comercio, producción, condiciones de trabajo, etc.), sacrificando
toda protección a "débiles" (subsidios de desempleo, pensiones públicas,
beneficencia pública) o "fuertes" (aranceles, subsidios a la producción,
etc.).

El anarquismo (Bakunin, Kropotkin) : es una doctrina política que


se opone a cualquier clase de jerarquía, tanto si se ha consolidado por la
tradición o el consenso como si se ha impuesto de forma coactiva. Los
anarquistas creen que el mayor logro de la humanidad es la libertad del
individuo para poder expresarse y actuar sin que se lo impida ninguna
forma de poder, sea terrena o sobrenatural, por lo que es básico abatir
todo tipo de gobierno, luchar contra toda religión o secta organizada,
en cuanto que éstas representan el desprecio por la autonomía de los
hombres y la esclavitud económica. Combatir al Estado como entidad
que reprime la auténtica libertad económica y personal de todos los
ciudadanos se convierte en una necesidad inmediata y la desaparición
del Estado se considera un objetivo revolucionario a corto plazo

El socialismo no es una corriente política única: el socialismo


utópico, de Fourier, Owen, Saint Simon, al hilo de la degradación
humana que suponía la extensión de la Revolución Industrial, proponían
la necesidad de reformar la sociedad de modo pacífico. Fueron criticados
por los socialistas partidarios del materialismo científico, Marx y
Engels, que por el contrario proponían no reformas, sino una revolución
basada en un análisis exhaustivo del sistema capitalista capaz de
transformar la estructura económica de la sociedad.

LOS NACIONALISMOS.

Durante el siglo XIX se propagó por toda Europa. Muchas de las políticas
europeas del siglo XIX pueden ser vistas como luchas entre antiguos
regímenes autocráticos y nuevos movimientos nacionalistas. En algunos
casos el nacionalismo tomó una ideología liberal y contra la monarquía,
mientras que en otros los movimientos nacionalistas fueron apoyados por
regímenes monárquicos conservadores. Durante dicho siglo, los viejos
estados plurinacionales (como el Imperio Austrohúngaro) comenzaron
gradualmente a agrietarse, y varios estados localizados fueron
absorbidos por entidades nacionales mayores, como Italia (unificada
por Garibaldi bajo el mandato del rey Victor Manuel II en
1870) Alemania (unificada entorno a Prusia tras la guerra franco-
prusiana en 1871, siendo canciller Otto Von Bismarck). Otros
ejemplos de nacionalismo son Grecia, Irlanda y los países de América
del Sur.

EL COLONIALISMO.

El colonialismo es un fenómeno muy antiguo, sin embargo el del siglo


XIX tiene como causa principal la dinámica del capitalismo moderno,
en la que se subraya la necesidad europea de encontrar materias
primas y salidas comerciales para su excedente de capital. Por otra
parte, los intereses estratégicos e internacionales generalizaron la
tendencia de los dirigentes europeos a utilizar las colonias como
fichas en un tablero mundial de ajedrez.

Quizás el más notable es el de Gran Bretaña bajo la monarquía


de la Reina Victoria. En América del norte, tras la independencia de los
estados Unidos de América del Norte, contaba con Canadá. En el Caribe:
Jamaica; En Asia: La India, Birmania, Beluquistán (actual Pakistán); en
Oceanía: Australia (parte), Nueva Zelanda; en África: Unión Sudafricana,
Rodesia, Botswana (actual) Los territorios coloniales británicos tuvieron
regímenes de gobierno muy diferentes. Las colonias en América tenían
un régimen de tipo republicano. En cambio la India era gobernada por un
virrey.
En menor grado, Francia, Portugal, Holanda, Bélgica,
Alemania e Italia, también extendían sus dominios a territorios de
ultramar. El Imperio español fue perdiendo sus colonias americanas.
Pero fue en 1898, con la pérdida de Cuba y Filipinas, cuando se produjo
una verdadera crisis moral que dio lugar a un gran número de reflexiones
sobre el destino del país.

SOCIEDAD

Europa se transforma: nuevas clases sociales protagonizan los


procesos de cambio (la sociedad estamental ha desaparecido
definitivamente). La burguesía -capitalista e industrial- triunfa y se
enriquece. Como antagonista, el proletariado, que lentamente cobra
conciencia de su condición de explotado. Crecen las ciudades, donde
se instalan las nuevas industrias (necesitadas de mano de obra), y su
configuración revela la nueva estructura social: barrios burgueses,
barrios donde se hacina el proletariado. Entre ambas clases sociales se
colocan las clases medias, surgidas del desarrollo del sector terciario
(profesionales de la enseñanza, funcionarios...)

El XIX se caracteriza también por una notable difusión de la


cultura a través de la lucha contra el analfabetismo, la obligatoriedad
de la enseñanza primaria y la multiplicación de periódicos y revistas.
Además, la universidad vuelve a ser el centro principal de la cultura,
especialmente en Alemania y Francia.

ROMANTICISMO Y POSITIVISMO.

Suelen distinguirse en este siglo dos grandes corrientes:


el Romanticismo: movimiento estético que se originó en Alemania a
fines del siglo XVIII como una reacción al racionalismo de la Ilustración y
el Neoclasicismo, dándole preponderancia al sentimiento. Se desarrolló
fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose
desde Alemania a Inglaterra, Francia, Italia, España, Rusia, Polonia,
Estados Unidos y las recién nacidas repúblicas hispanoamericanas…
Podemos encontrar ejemplos en todas las artes, en la literatura, la
filosofía, la política… El Romanticismo filosófico se revela contra el
racionalismo ilustrado. Lo irracional (el sentimiento, la intuición, la
imaginación) se coloca en primer término, dando paso a una nueva
racionalidad: la Razón se convierte en poder infinito, capaz de llegar a
los más recónditos rincones de la realidad. Se exalta la individualidad,
la naturaleza, la tradición y la historia, la libertad...
El Positivismo se aparece como una reacción contra el
Romanticismo. Ocupa la segunda parte del siglo. El
término positivismo se debe a Comte, pensador francés, quien dijo adiós
a la imaginación y a las ensoñaciones románticas, y se centró en una
concepción cientifista de la realidad: nada de ideas, sólo hechos
observables y leyes científicamente construidas, orden y no
desorden. Rechaza la metafísica y a la teología como sistemas de
conocimiento caducos e inútiles. Así mismo, el darwinismo, el
utilitarismo, podrían ser consideradas dos corrientes filosóficas afines al
positivismo.
ARTES Y LITERATURA.

Tras el período romántico de la primera mitad de siglo, el terreno


artístico el realismo sevaimponiendo frente al romanticismo en las artes
plásticas, aunque a finales del XIX surge el impresionismo. En
literatura, el realismo de Zola y Víctor Hugo representan en Germinal y
Los miserables, respectivamente, las difíciles condiciones de vida de las
clases populares. Tolstoi y Dostoievski, Stendhal, Dickens... son algunos
ejemplos de la grandeza de este movimiento. En música, el romanticismo
y el nacionalismo se unen en figuras como Chopin y List, Schubert y
Schumann, Verdi y Wagner, por citar a algunos.

CIENCIA Y TÉCNICA.

La ciencia y la técnica se alían con el capitalismo para impulsar la


industria se configurarán en el motor del progreso la nueva industria
nacida a partir de la aplicación de nueva tecnología -la máquina de
vapor- y a partir del nuevo capitalismo industrial y burgués que, como
señala Max Weber, surge en el mundo occidental gracias a "la
organización racional del trabajo", "del capital fijo y del cálculo seguro" de
los beneficios. Nos referimos también, a la nueva ciencia positiva que
encontrará en la industria su principal lugar de aplicación. Esto es, la
aplicación consciente de la ciencia.

Después de 1840, el maquinismo industrial se complicó y en el


término de 50 años todas las industrias fueron reequipadas. En las
ciudades se concentró la industria con sus grandes fábricas y los talleres
desaparecieron progresivamente. Se busca el máximo de rendimiento en
el menor tiempo posible, a ello contribuye la especialización y la
producción en serie. El uso de nuevas fuentes de energía y las nuevas
máquinas, abrieron paso a la era de la siderurgia moderna. Los
transportes y las comunicaciones alcanzaron gran despliegue a partir de
la segunda mitad del siglo XIX, gracias a los grandes avances científicos,
al descubrimiento de nuevas fuentes de energía y la importancia que
había cobrado la industria del carbón, el hierro y el acero. La
gran revolución del transporte terrestre fue protagonizada por el
ferrocarril. El barco de vapor, amplió el mercado internacional. Gran
desarrollo alcanzaron las comunicaciones postales: El telégrafo (Morse
en 1837) se extendió con increíble rapidez. En 1876, Alejandro Graham
Bell inventó el teléfono que se difundiría a partir de 1879. En 1877
Tomás Alva Edison construyó el primer fonógrafo y en 1887 apareció
la telegrafía sin hilos (radio) (Marconi).

Además de las aplicaciones técnicas de la ciencia, también se


producen notables avances en Biología: Darwin (1809-1892)
revolucionó el saber biológico con su obra Sobre el origen de las
especies en términos de selección natural (1859).

Los avances médicos y el mejoramiento de los métodos de higiene


lograron un progreso en beneficio de una mejor salud pública y una
mayor expectativa de vida. La desinfección de instrumental quirúrgico, el
uso de anestesia, el descubrimiento por Koch de los bacilos que
producen la tuberculosis y el cólera. El francés Luis Pasteur y su estudio
de las bacterias dio origen a una nueva ciencia: la bacteriología.

El siglo XIX supone, tras lo dicho, una transformación total de


todos los aspectos de la existencia humana

G.W.F. HEGEL 1770-1831

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