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LOS VALORES EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA: UN DESAFÍO DEL

SIGLO XXI.
Manuel Lezama Lezama*

RESUMEN
En el presente ensayo pretendemos presentar la necesidad de fomentar
en la educación universitaria, la formación ética y moral de los futuros
profesionales. Se proponen algunos valores prioritarios con miras a formar no
solamente profesionales bien preparados, sino sobre todo personas humanas
con una gran vocación de servicio y un sentido de responsabilidad integral.

INTRODUCCIÓN

El progreso de la ciencia y de la tecnología que la sociedad ha alcanzado


no ha ido acompañado de un correspondiente desarrollo moral. Se invierte
mucho en la formación técnica y científica de las personas – y no está mal -, y
muy poco o casi nada en su formación ética y moral. Y es que hemos olvidado
que los trabajos profesionales son ante todo actividades científico – técnicas
que tienen que tener un soporte ético.

Si bien la formación de los valores fundamentales del ser humano se


produce durante la infancia y en las relaciones interpersonales, involucra
también y de manera importante a la educación formal en todos sus niveles. En
la universidad se debe ir creando en los universitarios el sentido de la
responsabilidad social e integral propio del desempeño de la actividad
profesional junto con los valores adquiridos en las etapas anteriores de su
formación.

Es importante destacar también que aún en el postgrado, la formación


ética y valoral tiene que seguir estando presente en los aspectos profesionales
en los distintos campos disciplinarios. En consecuencia podemos decir, que la
formación en valores es un proceso que abarca una porción considerable de la
vida de las personas – o toda la vida – en su paso por diversas instituciones.

La pregunta central que nos haríamos es entonces: ¿por qué incluir la


formación ética y valoral en la educación universitaria? Intentando lograr un
acercamiento a la respuesta, el presente trabajo pretende resaltar la
importancia de la formación en valores en la educación universitaria como un
desafío del siglo XXI y proponer los principales valores que a nuestro juicio
deben fomentarse en este nivel educativo.

¿CUÁLES SON LOS VALORES QUE SE DEBEN FOMENTAR EN LA


EDUCACIÓN UNIVERSITARIA?

Antes de responder a la pregunta tenemos que plantearnos las


siguientes inquietudes: ¿Qué significa el término educación? Y ¿Qué son los
valores?, por lo que es necesario hacer algunas consideraciones conceptuales.

La educación hace siempre referencia a algo específicamente humano,


por tanto no a un organismo cualquiera. Así por ejemplo, Rousseau habla de la
educación como “el arte de educar a los niños y formar a los hombres” 1; Santo
Tomás afirma que “la educación es la formación de la prole al estado perfecto
del hombre en cuanto hombre, que es el estado de la virtud”2; según García
Hoz “educación es el perfeccionamiento intencional de la potencias
específicamente humanas”3. Tendríamos que deformar el sentido del término
“educar” para poder hablar de educar a los organismos, en consecuencia
queda claro que el término educación alude a lo específicamente humano. No
se educa a un león, un perro, a lo sumo se le amaestra, se le domestica. Todo
adiestramiento al margen de lo que es típicamente humano no constituye
educación4.

En relación a la segunda pregunta podemos decir, que nadie puede


negar que los valores son una experiencia que los seres humanos tenemos día
a día. Los valores no son objetos; no pertenecen al reino material; tampoco
tienen existencia independiente en relación con el sujeto que los valora. De allí,
que se habla del mundo de los valores y de que aquellos no son sino que
valen.

1
Citado por Paciano Fermoso. Teoría de la Educación. 1996. p. 127.
2
Idem. P. 128.
3
García Hoz. Principios de Pedagogia Sistemátaica. 1963.
4
Descalzi, Guillermo, 1996: 26)
Son diversas las tendencias axiológicas, pero no es aquí el espacio para
referirnos a ellas. Diremos solamente que los valores son de naturaleza
compleja y que son cualidades por las que se hacen deseables ciertos objetos,
tienen además, la característica de ordenar la existencia (cualidad de jerarquía)
y de construir en esa orientación la propia vida. Los valores siempre tienen un
contrario o antivalor, pero sólo el positivo es considerado como valor.

Como consecuencia de la cualidad de jerarquía, los valores constituyen


códigos donde se ordenan jerárquicamente para cumplir el papel de dar sentido
a la vida y orientar a las personas, las instituciones, los grupos y las
sociedades. Naturalmente el código valoral no es ni tiene que ser el mismo
para cada una de estas entidades, aunque se reconoce que existen ciertos
consensos que les pueden dar un carácter universal.

La educación - y sobre todo la educación superior – como actividad


humana de naturaleza moral debe estar siempre orientada por valores:
científicos, profesionales y morales.

VALORES CIENTÍFICOS.

La ciencia y la tecnología deben explicitar su sentido por medio de la


función social que desempeñan, pues estas actividades están atravesadas por
valores que dan un sentido ético a la ciencia y la tecnología. Respecto al
contenido ético de la actividad científica podemos afirmar que la separación
histórica entre ciencia y moral ha llevado muchas veces a la utilización de los
conocimientos científicos en contra de la humanidad. Por tanto el científico no
puede ni debe permanecer indiferente ante los fines y usos de la ciencia,
resaltando como principal valor científico el de la honestidad intelectual.

Este es un gran desafío de la educación universitaria pues el mal uso de


los conocimientos científicos y tecnológicos ha significado para la humanidad
desastres verdaderamente desgarradores.

VALORES PROFESIONALES

Tenemos que entender que la profesión es no solo un medio de sustento


personal sino, sobre todo, una actividad humana social con la que presta a la
sociedad en forma institucionalizada, un bien específico e indispensable. El
profesional debe contar con las aptitudes requeridas para proporcionar ese
bien y debe ser consciente de la valía del servicio que presta5.

La universidad en este sentido tiene que preocuparse sobre todo en


formar profesionales científica y tecnológicamente bien preparados, pero sobre
todo, profesionales que sean capaces de poner su profesión al servicio de la
comunidad y que no simplemente como sucede hoy, ver a la sociedad o a
quienes la constituyen, como simples medios para alcanzar sus fines.

VALORES MORALES

La educación universitaria tiene que ofrecer a sus estudiantes varias


posibilidades de convivencia y participación que implica la incorporación de un
conjunto de hábitos y virtudes morales, como: justicia, solidaridad, tolerancia,
prudencia, responsabilidad, y otros no menos importantes.

La justicia es entendida como exigencia de un deber como tendencia a


la igualdad y como relación de alteridad entre las personas con respecto a un
orden, norma o medida. La solidaridad es condición, compensación y
complemento de la justicia. La tolerancia se entiende como el hábito de una
sociedad plural, donde las creencias y todo tipo de manifestaciones encuentran
soporte y son efectivamente promovidas, sin más limitaciones que las
impuestas por los derechos de los demás y el reconocimiento también de su
dignidad6. La prudencia es condición para que las otras virtudes existan, por lo
que se le llama reina de las virtudes y consiste básicamente en usar bien la
razón práctica de manera que se actúe según una recta medida 7. La
responsabilidad es asumir conscientemente las consecuencias de nuestros
actos, lo cual requiere de la autonomía y la capacidad que todo sujeto activo de
derecho tiene para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho
realizado libremente.

Guillermo Descalzi, a propósito de la responsabilidad propone que la


educación debe preparar a nuestros estudiantes a asumir la responsabilidad
integral antes que la parcial, esto presupone que el hombre sea capaz de

5
Ana Hirsh. Consideraciones Teóricas acerca de la Ética Profesional. En Educación y Cultura Global. México 2002.
6
Pedro Ortega. Valores y Educación. Barcelona 1996.
7
Genara Castillo. Hacia el Conocimiento de uno Mismo. Piura 2000.
diferenciar el bien de su satisfacción personal y que por sobre todo esté en la
condición de poder cumplir con los compromisos que asume. Esto
naturalmente es un gran desafío, pues el hombre de hoy, el universitario de hoy
y nuestras universidades de hoy sólo se preocupan por el aspecto cognoscitivo
(el saber), por el desarrollo de habilidades y destrezas (el saber hacer), y han
olvidado que la educación es integral y que como tal tiene que dirigirse también
– y sobre todo – hacia la formación del ser, a formar personas humanas que
sean capaces de amar con sabiduría con perspectivas de autorrealización.

Como conclusión, podemos decir que para contestar a la pregunta inicial


de este estudio, estamos convencidos de que la educación universitaria no
puede descuidar la formación ética y moral de sus estudiantes, mas aún, si
tenemos en cuenta que la ciencia y la tecnología no han sido capaces de
solucionar todos los problemas de la sociedad como se creía hasta hace poco.

Al considerar como valores universitarios prioritarios aquellos que tienen


relación con las esferas científica, profesional y moral, creemos que con ello se
cubren con las dimensiones que tienen que ver con la producción y difusión del
conocimiento, con el desempeño de las actividades inherentes a los distintos
campos profesionales y sobre todo a la participación de los estudiantes y
egresados universitarios en actividades de servicio al conjunto de la sociedad y
más aún en la atención a nuestro prójimo que son quienes mas nos necesitan y
donde además Dios se manifiesta.

Estamos convencidos que estos tres grupos de valores comprenden una


visión integral de la vida valoral a la que toda educación debe aspirar si quiere
preparar personas con una sólida formación intelectual, social y humanista, con
una gran vocación de servicio que permita alcanzar una cultura de paz que es
lo que nuestra sociedad de hoy exige.

BIBLIOGRAFÍA

1. CASTILLO. Genara. Hacia el Conocimiento de uno mismo.


Universidad de Piura. 2000.
2. DESCALZI, Guillermo. Educación y Autorrealización. Universidad
Católica del Perú 1996.
3. FERMOSO, Paciano. Teoría de la Educación. Edit. Trillas. México
1996.
4. GARCÍA HOZ. Principios de Pedagogía Sistemática. Rialp.
Madrid. 1963.
5. HIRSCH, Ana. Consideraciones Teóricas acerca de la Ética
Profesional, en Rodrigo López Zavala.
Educación y Cultura Global, Letras
Magistrales. México 2002.
6. ORTEGA, Pedro, Educación para la Convivencia. Nau Libres,
Valencia 1994.

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