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Aunque la colocación en el estómago es un procedimiento sencillo que se realiza con sedación y sin cirugía,
el estómago lo identificará como un cuerpo extraño y tratará de expulsarlo. Ello implica que desde el primer
momento y durante un par de días el paciente pueda sentir molestias y náuseas e incluso que se produzcan
vómitos, aunque esta sintomatología desaparecerá sin necesidad de un tratamiento específico.
Durante las dos o tres primeras semanas, en función del peso del paciente el médico puede prescribir una
inyección subcutánea de heparina diaria.
La parte esencial del postoperatorio es el plan de alimentación a seguir, ya que inicialmente únicamente se
podrán ingerir alimentos líquidos que irán ganado en consistencia en la medida que el paciente lo empiece a
tolerar. Cuando esto ocurra se introducirán purés y alimentos semisólidos preparados como es el caso de los
potitos.
Lo habitual es que después del primer mes se empiecen a introducir en la dieta los alimentos sólidos. El
objetivo es que la tolerancia del estómago a los alimentos aumente progresivamente, aunque puede darse el
caso de que en algunos momentos no se toleren y se produzca el vómito. Ello implica que el paciente debe
aprender de nuevo a comer y a identificar qué alimentos le sientan bien y cuáles no. Debe masticar despacio
y reconocer cómo debe preparar cada tipo de alimento para que sea bien tolerado. Es frecuente, por ejemplo,
que la carne en filetes no sea bien tolerada por lo que habrá que picarla o triturarla para añadirle a un puré o
una crema de verduras, por ejemplo.
De este modo, poco a poco, la dieta, en cuanto al tipo de alimentos, su consistencia y su preparación, se irá
normalizando hasta el punto de que el paciente pueda comer con normalidad, pero continuando siendo baja
en calorías y evitando las bebidas carbonatadas y con azúcar, dulces y bollería industrial, alimentos
hipercalóricos, etc.
Dado que la técnica del balón gástrico es restrictiva y de manera muy especial durante el primer mes, será
necesario suplementar la dieta con concentrados proteicos, suplementos de hierro y un complejo vitamínico,
además de utilizar un protector gástrico. En función de la evolución del tratamiento y los datos de la analítica
que se realiza periódicamente se valorará la necesidad de completar la dieta con otro tipo de suplementos
más específicos, como puede ser calcio y vitamina D.
El tratamiento durará entre seis u ocho meses y concluirá con la retirada del balón gástrico. Pero lo más
importante es que el balón gástrico, además de facilitar una pérdida rápida de peso, permitirá la reeducación
del paciente para que adquiera hábitos alimenticios saludables, aunque estos deben ir acompañados de la
práctica regular de ejercicio. Esto es lo que evitará la recuperación del peso perdido una vez que haya
finalizado el tratamiento.