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protagoniza numerosas películas de De


Oliveira) que explora la libertad que le per-
mite su matrimonio. El cineasta utiliza, a
menudo y con fortuna, la voz en off (que
La relación feliz del corresponde a un personaje y narrador
cine y la literatura en omnisciente) y hace numerosos guiños a
Portugal Madame Bovary, de Gustave Flaubert.
Otras cintas célebres se inspiran en
obras o autores no menos célebres. En La
l Hugo Hernández divina comedia (A divina comédia, 1991), De
Valdivia Oliveira retoma algunos extractos de obras
de Fiodor Dostoievski y Friedrich Nietszs-
che. La carta (La lettre, 1999), que obtuvo el
Premio del Jurado en Cannes y registra las
El cine portugués ha encontrado en su vicisitudes de una joven mujer (interpreta-
literatura un valioso proveedor de historias: da por Chiara Mastroianni) que renuncia a
las películas inspiradas en novelas, cuentos un posible amante para conservar el amor,
y obras de teatro son numerosas. En las tiene su origen en La princesa de Clèves, de
letras está, de hecho, el origen de una bue- Mme. de Lafayette. En Regreso a casa (Je
na parte de la filmografía del realizador más rentre à la maison, 2001) el aporte viene del
importante en la historia del cine portu- teatro, de piezas de Eugène Ionesco y Wi-
gués, Manoel de Oliveira (cuya actividad lliam Shakespeare, pero también del monu-
inició en películas silentes, y quien vivió mental Ulises de James Joyce. En Singulari-
ciento seis años y dejó una nutrida filmo- dades de una chica rubia (Singularidades de
grafía: sesenta y cuatro películas, en las que uma Rapariga Loura, 2009), De Oliveira tiene
abundan los cortometrajes y no faltan los como punto de partida un cuento de José
documentales). En nueve largometrajes Maria Eça de Queirós y sigue a un joven
suyos hay alguna participación de la escri- cuya vida sufre trastornos considerables
tora Agustina Bessa-Luís: con sus novelas (O cuando se enamora de la misteriosa rubia
princípio da incerteza, 2002) y cuentos (In- del título. El realizador fue un invitado fre-
quietude, 1998); en alguna ocasión aportó la cuente del Festival de Cannes; compitió por
idea (El convento, 1995) o los diálogos (Par- la Palma de Oro en cinco ocasiones y obtu-
ty, 1996). Su estilo es de un rigor inconfun- vo dos premios de la crítica cinematográfica
dible (una puesta en escena exquisita, un (Fipresci), el mencionado Premio del Jurado
trabajo de cámara preciso y elegante y un y una Palma de Oro honoraria.
ritmo apacible) y sus nexos con la literatura El veterano João Botelho también ha
pueden rastrearse más allá del curso de las bebido con frecuencia en las aguas litera-
historias. En una de sus cintas más conoci- rias. A corte do Norte (2008) se inspira en
das, Valle Abraham (Vale Abraão, 1993), que una novela de Bessa-Luís, y con una puesta
se inspira en una novela de la citada escrito- en escena que emula la pintura del siglo xix
ra, la historia sigue a una hermosa mujer revisa la frustración, en diferentes genera-
(interpretada por Leonor Silveira, quien ciones, de las mujeres de una familia adine-
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rada. Os Maias: cenas da vida romántica de su abuelo. Rita Azevedo Gomes, por su
(2014) tiene su origen en una novela de Eça parte, en el documental Correspondências
de Queirós y acompaña a un aristócrata que (2016) toma como referencia las apasiona-
va de los brazos de una mujer a los de otra das cartas que intercambiaron dos reputa-
hasta que se enamora. El libro del desasosie- dos poetas: Sophia de Mello Breyner Ander-
go, de Fernando Pessoa, un libro de una sen y Jorge de Sena, quien vivió en el exilio
lucidez apabullante (confieso que no he entre 1959 y 1978. La correspondencia y
podido terminarlo en más de un intento: en algunos poemas cobran vida en la voz de
comparación, E. M. Cioran es optimista), actores y celebridades.
está en el inicio de Filme do desassossego El mapa del cine portugués tiene un
(2010), que sigue las vicisitudes de un hom- pilar importante en el productor Paulo
bre solitario que reflexiona sobre las mise- Branco, quien tiene una obra extensa (dos-
rias cotidianas de la existencia. cientos setenta y seis títulos) y se ha encar-
Margarida Cardoso, quien tiene una gado de alimentar el cine independiente
filmografía respetable como documentalis- (en Francia y en Portugal). Ha trabajado al
ta, lleva a la pantalla A costa dos murmurios lado de cineastas «difíciles» que, como él,
(2004), la novela de Lídia Jorge. La acción se son grandes lectores; ha apoyado proyectos
ubica durante la guerra de independencia arriesgados, y su rica colaboración con Ma-
de Mozambique y exhibe la mezquindad de noel de Oliveira ocupa un lugar importante
la milicia portuguesa. Fernando Lopes tam- en su filmografía. Desde sus inicios se ha
bién alterna el documental con la ficción. involucrado en propuestas valiosas. Baste
En Uma abelha na chuva (1972), inspirada mencionar Cosmópolis (2012), del canadien-
en una novela de Carlos D’Oliveira, recoge se David Cronenberg, cuyo origen es la
la estulticia de una pareja de nobles, depre- novela homónima de Don DeLillo; Cosmos
sivos y depravados, que se entretienen (2015), del polaco Andrzej Zulawski, quien
destruyendo a su servidumbre. El barón (O se inspira en la prodigiosa novela del mis-
barão, 2011), de Edgar Pêra, es una pro- mo título de Witold Gombrowicz; y El fata-
puesta de cine de terror que surge de una lista (O fatalista, 2005), de João Botelho,
novela de Banquinho da Fonseca: en blanco cuyo origen está en Jacques el fatalista, de
y negro sigue las contrariedades de un bu- Denis Diderot. Recientemente, Branco ha
rócrata-vampiro, y su estilo recuerda al aparecido en la prensa por su pleito en los
Nosferatu (1922) de F. W. Murnau. Es un tribunales con el norteamericano Terry
remake de una película que fue realizada Gilliam. En el año 2000 ambos colaboraron
durante la Segunda Guerra Mundial y dis- en El hombre que mató a Don Quijote (The
gustó a tal grado al dictador Salazar que Man Who Killed Don Quixote), inspirada en El
éste mandó destruirla. Quijote de Miguel de Cervantes. Pero el
Las biografías de algunos escritores rodaje fue terriblemente accidentado (el
también han servido de pretexto para em- ruido por una base militar cercana a la pro-
pujar más de una cinta. Es el caso de A toca ducción era insoportable; las lluvias se lle-
do lobo (2015), de Catarina Mourão, quien varon parte del material; el actor principal,
es nieta del escritor Tomaz de Figueiredo y Jean Rochefort, tuvo problemas de próstata
da cuenta en la cinta de algunos secretos y de espalda, agudizados por montar a
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caballo) y el proyecto abortó. De todo ello


queda constancia en el documental Perdi-
dos en La Mancha (Lost in La Mancha, 2002)
de Keith Fulton y Louis Pepe. No obstante,
el proyecto revivió en fechas recientes: la
película existe, y fue estrenada en Cannes La liza del poema
después de que Gilliam y Branco pelearon
en los tribunales por los derechos. El reali-
zador ganó en un primer momento (gracias l Hugo Pintos Santos
a lo cual la cinta pudo exhibirse en el festi-
val francés), pero el productor apeló y la
corte falló en su favor.
Manoel de Oliveira escribió alguna vez
un «Poema cinematográfico» que bien po-
dría ser una conclusión sobre la relación A ceú aberto (A cielo abierto) deja explícito,
entre cine y literatura. Así comienza: «Pelí- a lo largo de sus páginas, que la «liza del
culas, películas, / las mejores se parecen / a poema» (p. 12) es uno de los ejes principa-
los grandes libros que / por su riqueza y su les, si no el principal, de la poesía de Paulo
profundidad / son difíciles de penetrar. El da Costa Domingos (pcd). En una produc-
cine no es fácil / porque la vida es complica- ción escrita que se inició hace más de cua-
da / y el arte indefinible, / indefinible será la renta y cinco años, pcd ha l anzado sól idas
vida / y complicado el arte» l bases para un descontento que sólo ha
multiplicado su razón de ser, y la incidencia
de su expresión artística, a medida que el
mundo se muestra, más y más, incapaz de
alterar el curso de barbarie que el autor trae
a la plaza de sus libros —de sus libros, de
sus múltiples participaciones en los más
variados volúmenes y plaquetas, individua-
les y (muchas veces) colectivos, revistas y
periódicos. En un poema publicado hace
casi década y media, podíamos, por ejem-
plo, leer: «Hace cincuenta, cincuenta mil
años / que no hay sosiego, ahora es un /
pitbull que come la banca / del jardín».
(Asfalto, Frenesi, Lisboa, 2005). Un conjunto
de versos que lleva en sí una oposición
importante para pcd: la memoria del pasado
y la captación de la fugacidad presente. En
el trazado casi cubista de estos versos cita-
dos se cruzan perspectivas básicamente
desavenidas, insertadas entre cronologías
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apartadas, propuestas por planos divergen- más, escribe pcd: «muere la libido bañándo-
tes, insertas en jerarquías de sentido que se se en el / mercurio de la comunicación so-
fragmentan. Esta especie de ahora absoluto, cial, / intoxicada en la profusión de
marcado por la poderosa imagen canina, imágenes / fáciles al entendimiento sin
parece listo a rasgar el vestigio pétreo en orgasmo» (p. 34). Un tramo que, a su vez, tal
algún lugar ancestral, la imagen diluida en vez podría acercarse de este otro modo: «el
el interior de la cueva prehistórica, el papiro paisaje de regreso a casa, / iluminada con
de otras eras, el pergamino pasado, otras litio, / chatarra y zarza reseca» (Cal, Averno,
señales del pretérito. Se trata de una forma- Lisboa, 2015). Dos casos en que la química
ción subrepticia, que tanto puede reclamar de los metales convoca nociones como las
para sí la derrisión y la ironía como puede de calor, frío, toxicidad y, posiblemente,
aclimatarse en la más impetuosa descon- disturbios psíquicos (en forma de un deriva-
junción, dejando de tener en cuenta con- do del litio), de una forma especialmente
textos históricos, geográficos, otros. Y, sin concisa y articulable entre sí, por el paralelo
embargo, se debe reparar en que la raza de un mismo metaforismo lapidario.
pitbull fue, es, en Portugal, un indicio, una El cruce que, en el poema de Asfalto
poderosa señal de algo, de varias otras co- («Hace cincuenta, cincuenta mil años...»), se
sas. En medio del torbellino imparable, hacía entre lo histórico —el vasto generali-
¿cuánto, turbia e imprecisamente, de la zable— y lo que es marcadamente epocal,
información portuguesa, de los incidentes configuraba un elemento importante para
de ataques, de supuestos casos, o de perni- la poesía de pcd. Con notable frecuencia,
ciosos ataques de perros que pertenecen a ella se inclina —con violencia, pero con una
esa raza, ocuparon un lugar cimero en los sobriedad expresiva que se deben, desde
noticieros portugueses? ¿Fueron un móvil ya, señalar como diada crucial— por la tor-
de la «información», fueron un instrumento pe excepcionalidad de un tiempo que es el
para mantenerla como estaba —y está—, o nuestro, que va siendo, en diversos puntos
fueron un distractor? Colocar esa palabra de la Historia, lo nuestro. A él le correspon-
entre comillas no es aquí una forma de de, tal vez, la descripción de un «tiempo
dudar, sino una forma de categorizar, sin neo-bacoca3 en este país // oficiante» (Cal).
grandes vacilaciones, como barrosa, friable Motivo por el cual es tan urgente la apari-
y deletérea gran parte de lo que pasa por ción (¿o la constatación, sin más?) de una
información entre nosotros; nación orgullo- «vida real / de personas reales en una época
sa de sus telediarios1 que se prolongan por adversa / y de altísima nulidad» (p. 25).
casi dos horas.2 En A céu aberto, por lo de- A céu aberto refuerza un mecanismo
retórico que libros anteriores ya habían apli-
1 La designación «telediario», generalizada en Portugal, cado, y que consiste en formar bloques
es un poco injusta. Se refiere a los bloques noticiosos
del canal estatal (expresión que carecería de aclara- enunciativos, incrustados en el poema, los
ciones que aquí no caben), largamente monopolista cuales funcionan como sutiles signos de
en el país, pero que se aplica, un poco sin criterio, a
programas de información, incluso en canales que no alerta, señales lexicales, actuando casi
son la rtp. como un ruido de fondo para el lector me-
2 Los noticiarios de los tres canales de señal abierta (es
decir, no del cable) en Portugal por lo general se
transmiten entre las 20:00 y las 21:30 o 21:40 hrs. 3 De bacoco: atildado, prudente, no ingenuo (N. del T.).
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nos sintonizado. Éstos, sin embargo, pue- albedrío de los pobres de espíritu, posibili-
den constituir un poderoso mecanismo dad «ilimitada» de los dilapidados, el super-
discursivo, además de poseer una conside- mercado del poema no es una superficie
rable fuerza persuasiva: «Están ahí afuera comercial, sino un terreno minado por las
los creativos / se engañaron, trajeron / telón energías aquí convocadas. ¿Suplemento
de fondo para un tratado de paz» (p. 23, irónico, por lo tanto, o veraz afirmación de
cursivas mías). Se trata de un momento un estado de cosas? Ambas, por cierto. Ironía
perfectamente integrado en el todo del con la verdad. O homem quase novo (El hom-
poema, un paso en que el sujeto se limita a bre casi nuevo, Frenesi, Lisboa, 2010) nos
describir la denotación de un simple cuadro trajo la notación de un «Verano
cotidiano. Sin embargo, la inserción de la descompensado»5 (cursivas mías), y Escrita
palabra «creativos»4 instala un incremento (Escritura, & etc., Lisboa, 2010) expresaba con
de significado, promoviendo una especie de claridad que merece lo que extiende su sor-
lectura sociológica; un vuelo rasante sobre didez al sol, «la pensión de la falsa invalidez,
las prácticas y la expresión hablada del país. la metadona, / ropa usada embebida en el
El mismo mecanismo está señalado luego en perfume // de la usura y en el grito bipolar6
el título del poema «Gestión de la flota» (p. del aburrimiento».
39), que se sumerge en vuelo libre en el En la poesía de A céu aberto, pcd se r e-
complejo e íntegro mundo de los negocios y monta a la infancia: no movido por cual-
de las empresas. Se trata de una operación quier impulso nostálgico —como será por
retórica de uso frecuente, en pcd, incluso en cierto redundante afirmar, sobre todo en
momentos en que su inserción podrá pasar quien escribió del «prodigio / que fue el
desapercibida, empapada en el líquido apa- disparate de la infancia» (Escrita)—, sino por
rentemente inodoro, incoloro e insípido de medio de una técnica mucho más imbuida
la vida cotidiana: «Libre, pero atado a la liber- en las nervaduras del texto y en la minucio-
tad / de elección en un supermercado / de sidad de su orgánica. Tres poemas consecu-
ideas que son una estercolera» (p. 75, cursi- tivos de A céu aberto se titulan «Roba»,
vas mías). Pero ésta no es agua que se beba «Saca», «Pon».7 Si el primero de ellos co-
sin cautela, porque la «libertad de elección»
no es simple complemento de la frase, mera 5 La palabra descompensado(a), de forma independi-
pieza en su gramática y en la articulación ente o en paralelo a su dirección inicial, tiene o tuvo
en Portugal un uso casi pandémico, aplicado en las
textual de sus componentes. Es, más bien, situaciones más insospechadas, a propósito de las ra-
una demostración del poder incalculable de zones más inesperadas, ya sea un estudiante con
problemas de aprendizaje, una empleada doméstica
las palabras, cuando están insertadas en el
en conflicto con la entidad empleadora, o una com-
galimatías atesorado por los poderes. Libre pañera de trabajo en día difícil (ejemplos reales). 
6 Sea metadona, sea bipolar —descontadas las discrep-
4 La palabra creativa, en portugués corriente («descui- ancias en los contextos respectivos—, están en el caso
dado» sería otra posibilidad), designa a los traba- de descompensado(a). Motivos, naturalmente, distin-
jadores (o «colaboradores», otro vocablo que tos motivan la presencia de ambos términos, de forma
merecería una explicación que trasciende el espacio continuada imperante, en el lenguaje cotidiano.
deseable) responsables de aspectos precisamente 7 Estas palabras aluden al llamado juego de robos,
creativos: design, video, sonoplastia, etc. Una simplifi- practicado con un trompo con cuatro lados, cada uno
cación, que pasa por transformar un adjetivo en nom- marcado con una letra: R de roba; S de saca; D de deja,
bre y así nivelar por lo mismo lo que es diverso, espe- y P de pon. Parece probable que sea una derivación
cífico y diferentemente importante. del dreidel de la tradición judaica.
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mienza con el verso «En la fábrica de angus- horizonte como a un granero / exangüe y
tia», puede ser interesante comprobar que desvalido» (p. 72)—, presa como está de la
su último verso es «Nada» (p. 63) y que, en obligatoriedad de atender a la «precisión
el poema inmediatamente anterior a ese fija de lo cotidiano / enloquecido» (p. 103).
trío, el verso final era «Todo», mientras que El leviatán de esta poesía tiene un rostro
el poema «Saca» presenta, en su verso final, definido, incluso cuando surge oculto bajo
«A desnudo». El poema «Trompo» cierra el un ropaje sibilinamente mitológico: «El
poema con tres simples palabras: «Deja, golpe del dragón en la copa de los árboles,
saca, pon» (p. 66). Un paralelismo de cons- cuando el crimen ronda la gravedad / de los
trucción, por lo tanto, pero también la ar- semblantes, afila el hilo / de navajas: los
quitectura de un todo reticulado, con seg- barberos sonríen» (Cal). Es el monstruo
mentos que se implican mutuamente. Por destructivo, pero también el fénix renacido
lo demás, no será desdeñable que, en O como una pesadilla sin fin: «Durante toda la
homem quase novo se lea: «Roba, / saca, noche se quemó / el capitalismo para ser
pon, en las ciudades desiertas / del cora- salvado / al día siguiente / por el capitalis-
zón». Así, los haces de sentido se hacen mo» (Sumo de limão [Zumo de limón], Viúva
aquí en dos direcciones: un juego infantil Frenesi, Lisboa, 2017). Frente a tal mons-
fuerza el retorno a la infancia, pero los tex- truosidad, está clara la posición del sujeto
tos inscritos en el borde de cada una de las de los poemas, y que es, sin duda, un sujeto
caras del trompo infantil, en particular actuante de la Historia: «Mi revuelta no
«roba» y «saca», por así decir, emancipan la tiene culpa ni odio. / La encuentro final-
infancia. O, finalmente, la encorralan en su mente seca, como palo arrojadizo, / sólo
verdadera función, en el ámbito del orga- puedo compararla con documentos muy
nismo del poema. El juego es una imagen antiguos». (Gogh, uma orelha sem mestre
dinámica, múltiple. Puede, perfectamente, [Gogh, un maestro sin la oreja], nueva ver-
funcionar sólo en ese primer plano, en que sión, Frenesi, Lisboa, 2004). Lo que revela,
parece evocarse un pasado despreocupado; sobre todo, una posición de imperativa
pero, realmente, su fuerza únicamente se sospecha. Sospecha de los canónicos enfo-
concentra y afirma cuando se pasa a otro ques del compromiso político, del engage-
nivel de sentido. En el momento en que se ment. pcd l os contr apone a una opción mu-
percibe en la inocencia de un entreteni- cho más lúcida. Matizado por el
miento una inscripción que en mucho tras- escepticismo, pero no menos importante
ciende los límites estrechos de la niñez. Es por la ironía, el posicionamiento del autor
el despojo, la improvisación de las socieda- va mucho más en el sentido del anarquis-
des modernas, la absoluta desprotección mo, del estremecimiento más profundo,
del individuo vapuleado por el oleaje incle- pero también mucho menos partidario y
mente de la sociedad que parece acogerlo. conciliador. El «eterno retorno del trabajo»
Esta poesía, que elige en su punto de mira (O homem quase novo), o el «mundo sola-
un paisaje devastado, no toma ese estado mente entregado al trabajo» (Escrita) son
de cosas como una generalización abstrac- mucho más una queja y una señal de repu-
ta, sino como una concreción de llama- dio que una vulgar constatación descripti-
miento inmediato y sensible —«Miramos el va. El encarcelamiento que los versos y la
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prosa de pcd denuncian, en consecuencia,


cava mucho más profundamente que la
superficialidad de signos contradictorios de
un mundo, de una sociedad, que enfrentan
una «conspiración contra el género / huma-
no y sus bichos» (Sumo de limão).
La poesía de pcd ha l ogr ado oper ar un
raro equilibrio entre dos fuerzas potencial-
mente contrarias. Por un lado, la energía de
matriz libertaria, anarquista, conduce a la
constatación rebelde de la iniquidad. Del
otro, la forma que el poeta encuentra para
vehicular su descontento, y que podría
consistir en una operación unívoca y de
concentración exclusiva en sus propósitos
«contenidistas». Es precisamente lo que no
sucede en la poesía de Paulo da Costa Do-
mingos. Sus ritmos y sus opciones lexicales,
sus maniobras con el verso, la frase y la
palabra denotan un eximio cuidado por el
cual la revuelta se transmite de la forma
más sobria, clásica y formalmente inataca-
ble. No por casualidad, en una plaqueta
posterior a A céu aberto, pcd escr ibe: «Te
arrastré al eje de página cruda / mi cómpli-
ce» (Sumo de Limão). El «eje» es palabra que
se deriva del taller del poeta, alguien clara-
mente impenitente en la medición, en el
equilibrio y en la contención de los materia-
les de su actividad. De su liza l

Traducción del portugués


de Renato Sandoval Bacigalupo

l A céu aberto, de Paul da Costa Domingos, Aver-


no, Lisboa, 2017, con dibujos Pedro Calapez.
l Continuación de ideas diversas, l Un talento natural, de Ross l A mar y otras tempestades. An-

de César Aira. Jus, Barcelona, Raisin. Seix Barral, Barcelona, tología de poemas sobre el mar y
2017. 2018. sus misterios, de César Arístides.
Planeta, México. 2018.

Manantial de curiosidad Silencio en el futbol Eterno mar


A César Aira le gusta pensar, y Tom Pearman y Liam Davey María Baranda y Gustavo Adolfo

D
eso hizo al escribir Continuación están enamorados. Pero Un Bécquer, Coral Bracho y Rubén

N
de ideas diversas, libro en el que talento natural no es sólo una Darío, Efraín Bartolomé y Sor

E
concatena ensayos, la mayoría novela de amor (y desamor), sino Juana Inés de la Cruz: poetas del

P
pequeños, en los que habla de también de futbol, silencio, mie- pasado y del presente contribu-
la creación artística, primor- do, odio y traición. Tom y Liam yeron a esta antología en la que
dialmente de la literatura. En trabajan en el Town, un equipo el tema principal es el mar. «Baje
los textos que dan forma a este profesional de la cuarta división a la playa la dulce niña / perlas
título se nota que Aira está en la del Reino Unido; el primero es el hermosas le buscaré, / deje que
cima de su poder creador: hasta jovencísimo extremo derecho; el el agua durmiendo ciña / con
el momento ha escrito más de otro, el exportero, ahora jardine- sus cristales su blanco pie», dice
sesenta libros, entre ellos no- ro encargado de la cancha. Tom, Justo Sierra en su poema «Pla-
velas, colecciones de cuentos, el protagonista de la historia, casi yera». En contraste, Marcos
de ensayos y también obras de no habla debido al miedo que lo Davison describe en su soneto
teatro. En Continuación resume paraliza en muchas ocasiones; «Llovió toda la noche»: «Gotas,
toda esa experiencia de escritu- sin embargo, Ross Raisin borda, cadáveres de arena rasa / pisa-
ra y el pensamiento que ha ido paradójicamente, una novela de das inmediatas de la lluvia: / el
puliendo para basar ese impul- lenguaje desde la mente del mar saltó del cielo para ahogar-
so creativo que, queda claro aterrorizado futbolista homo- se». César Arístides seleccionó
después de leerlo, no lo aban- sexual que vive en un complejo un mar de poemas en español
donará, ya que sus raíces están mundo, competitivo y sin pie- para que los adolescentes co-
conectadas a un gran manantial dad, lleno de pasiones que ame- miencen su libre navegación de
de curiosidad que seguramente nazan con destrozar su propia lectores l
no se secará nunca l existencia l
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l Silbar los viajes, de Tomás l 4,3,2,1, de Paul Auster. Planeta, l Paseos por la calle de la

Browne. Editorial Comba, México, 2017. amargura, de Guillermo Sheridan.

E
Barcelona, 2017. Debate, México, 2018.

E N T
Tres en uno Todas las vidas El disparate nacional

I
Silbar los viajes, del poeta chile- No podemos saber en qué mo- Entre el estupor y el horror,

D
no Tomás Brown, una bella pu- mento cambia la suerte; sólo entre la perplejidad y la indigna-
blicación de Editorial Comba, está a nuestro alcance reconocer ción, la lectura que ha venido
comprende tres libros: Excursión las consecuencias. Para Archie haciendo Guillermo Sheridan
a los sucesos, Cuidador de inicios Ferguson, por esa condición de del colosal disparate nacional es
y Silbar los viajes. En el primero, la existencia humana es necesa- indispensable. Podrá uno estar
los poemas en prosa inciden en ria la existencia de Dios, pues o no de su lado en ciertos asun-
la complejidad de los eventos sólo a Su omnisciencia le está tos, pero conviene empezar por
simples de la vida cotidiana en dado saber simultáneamente lo reconocerle la libertad con que
relación con las emociones que que es y lo que podría ser. La ejerce su juicio, a salvo de coer-
se van experimentando en el imaginación de Paul Auster, ciones, conveniencias y, sobre
transcurso de la vida. En Cuida- regida siempre por las constata- todo, de esa forma de la hipo-
dor de inicios el poeta vuelve al ciones deslumbrantes de los cresía que puede llegar a ser la
verso y al juego eufónico de las modos en que el azar decide corrección política. Éste es un
nanas y rondas infantiles. En nuestro destino, da curso en esta volumen que recoge colabora-
torno al tema del amor, llega novela a cuatro posibilidades de ciones de casi dos décadas en
hasta las raíces míticas y místi- la vida de Ferguson, y, con esa Letras Libres y El Universal, y la
cas. Silbar los viajes hurga en los vida, a cuatro posibilidades del índole es tan diversa como lo
claroscuros del viaje, en la con- mundo —cada una tan fascinan- son la inteligencia y las queren-
ciencia del desplazamiento a te como las otras. Los lectores cias del autor. Reviste especial
través de los distintos elementos leales —millones— de Auster interés el apartado final, que
naturales. Nos encontramos ante encontrarán ecos del conjunto contiene los abordajes y cues-
una escritura precisa que reela- de su obra, que se ve culminada tionamientos de Sheridan al
bora la experiencia en arte l con esta pieza maestra l tema Ayotzinapa l
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dejar de ver y admitir lo obvio en cuanto a


la globalización y los compromisos con el
proyecto neoliberal (lo mismo que el
célebre autor argentino Jorge Luis Borges
en sus curiosas relaciones con los
El flagelo que pesaba regímenes de Pinochet, Franco y las
sobre Elena Garro distintas juntas de su país), amén de otras
cosas que revelan no sólo un oportunismo
político sino intelectual (El laberinto de la
l Raúl Olvera Mijares
soledad o bien Las trampas de la fe son
obras estratégicas desde variados puntos
de vista), pero luego viene la esfera íntima.
Es curioso enterarse por este libro de cómo
Elena Garro hacía las veces de amanuense,
Ya por su volumen, el libro El asesinato de secretaria, correctora de galeras y hasta
Elena Garro (Universidad Autónoma de factótum del marido, futuro «mandarín de
Nuevo León, Monterrey, 2014) resulta casi la cultura». Todo para que, con el fruto de
inverosímil; por el grosor semeja un esos artículos periodísticos, él pudiese
directorio o listín telefónico de una gran ofrecer fiestas y recepciones con gente de
urbe. Me parece que la primera edición, quien procuraba ganarse las voluntades,
auspiciada por la Universidad Autónoma de tanto colegas artistas como editores,
Morelos, en 2005, debía de ser menos práctica común en los años de París, sobre
copiosa. La doctora Patricia Rosas Lopátegui todo, pero que también se extiende a los
(Tuxpan, Veracruz, 1954), profesora de lustros de permanencia en Norteamérica,
literatura mexicana y latinoamericana en la donde al parecer no permitió que su mujer
Universidad de Nuevo México, se propuso cursara estudios universitarios en Berkeley
una tarea digna de un coloso: reunir la (para empezar, no la dejó acabar en la
integridad del material hemerográfico, Universidad Nacional Autónoma de México,
tanto de Elena Garro, notable articulista y con el pretexto de casarse para viajar a
aguda ensayista, así como de aquellos que España). Esas anécdotas menudas de los
han escrito sobre ella —bueno de casi encuentros en París con Paul Éluard,
todos. La pregunta obvia que se impone es Benjamin Péret y otros poetas del grupo de
si tal labor titánica era indispensable, dado los surrealistas (algunos conocidos desde
el recelo, la inquina y la malevolencia que España, en aquel congreso de escritores
prevalecía y sigue existiendo, hasta cierto revolucionarios) son sumamente extrañas y
grado, en torno a la autora. Como tantos desconcertantes. Uno se queda pensando:
que nos dedicamos al estudio y al disfrute ¿sería verdad que la gracia y el atractivo de
de las Bellas Letras, he venido frecuentando Elena Garro fueron, en realidad, las
la obra ensayística y poética de Octavio Paz cualidades que le abrirían a Paz esos
(1914-1998) por espacio ya de un decenio. cenáculos tan exclusivos, o era más bien
Mi visión puede decirse que es de una algo que ella se imaginaba halagando su
crítica moderada y razonable. No puedo comprensible vanidad de mujer?
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l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

Ciertas prendas tenía Paz para hacerse (1963) a su mujer. Bona Tibertelli de Pisis,
valer, quiero decir méritos intelectuales, amante en turno de Paz, la escapada al
una sensibilidad para el arte, un espíritu harem con ella en el vecino mundo árabe, al
despierto para el pensamiento y, sobre otro lado del Mediterráneo, esposa de
todo, para hallar la ocasión idónea de André Pieyre de Mandiargues, poeta y
acomodarse a fin de obtener propósitos amigo de Paz, es un personaje relevante sin
prácticos, cualesquiera que éstos fuesen lugar a dudas. Se dice que por despecho
(publicaciones, invitaciones al extranjero, hacia la amante fue que el marido decidió
trabajo como docente, escarceos de toda ayudar a la esposa. El furtivo regreso a París
laya). Más que un panorama de víctimas y en busca afanosa de un refugio o escondite
victimarios, considero que lo que se impone en aquella casa donde vivió Molière, rue de
es ante todo la idea de una simbiosis, la l’Ancienne-Comédie. En otras palabras,
convivencia y mutua explotación de dos aunque siempre tardó en llegar, el
calculadores egoístas, entendidos como «espaldarazo» de Paz parece haber sido
personas inteligentes y sagaces que decisivo.
persiguen fines propios. Aquí el discurso Es verdad que esa consolidación duró
feminista acaba por dominar al final: la bien poco, 1969 es un año crucial, de
mujer lleva todas las de perder, debe asumir persecución por ser proscrita del Régimen y
un papel de sumisión, si quiere medrar y de fuga, ahí ya se mezclan otras cosas, la
salir adelante en una sociedad machista. En más difícil de entender y dilucidar es el
la consagración pública de Elena Garro financiamiento por parte de la Cuba de
como escritora, llamémosle así aunque no Castro de la publicación periódica ¿Por qué?
deja de ser algo exagerado, es decir, en ese y esos artículos asombrosamente lúcidos y
estrecho margen de maniobra que tiene la brillantes acerca de los verdaderos caudillos
mujer con un marido que aspira a ser artista de la Revolución mexicana, tan bien escritos
de excepción, un genio en el arte y el que revelan un talento histórico
pensamiento, además de una figura pública insospechado (propio o acaso ajeno). La
(lo cual no es lo mismo, pues esto último persecución de que fue objeto por parte de
tiene repercusiones en la política, la Fernando Gutiérrez Barrios y el oscuro
economía, la consideración social), dos cuerpo policiaco a su cargo es un hecho
eventos me parecen capitales en la carrera independiente de las disputas y diferencias
de Elena Garro dramaturga y novelista. El con Paz, o bien hay un punto de cruce, la
primero es haberle permitido el marido lista aquella en que se acusaba a los
tomar parte en el programa Poesía en Voz intelectuales con lujo de nombres (la cual,
Alta y estrenar ahí aquellas piezas suyas de tanto madre como hija, negaron haber
teatro. El segundo, sea por las suministrado a los medios noticiosos). El
circunstancias que se quiera, haberle consiguiente desprestigio en el ambiente
propuesto a Enrique Diez Canedo, al frente intelectual provocado ante tal hecho, más
del entonces prestigiado sello editorial que por un notorio torturador o esbirro de
Joaquín Mortiz, la novela Los recuerdos del los poderosos, debió haber venido
porvenir, más tarde ser miembro del jurado orquestado de otra parte (en discordia,
Paz y otorgarle el premio Xavier Villaurrutia digamos), precisamente del cerrado y
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l

codicioso corro de los intelectuales, cenáculo (o como llamárselo se quiera) que


aunque, ¿de qué manera, a través de qué forman los escritores en contubernio con
intermediarios, en qué circunstancias los editores. Hay otras formas, sin necesidad
precisas? Otra cuestión de interés son las de recurrir al asesinato, con las cuales es
declaraciones de Helena Paz Garro respecto posible someter al ostracismo más atroz y
de las dádivas recibidas, en calidad de más severo al colega que resulta incómodo
recompensa, de manos de Díaz Ordaz por y molesto. En el caso de Elena Garro, el
haber escrito aquella carta desafiando a su castigo fue ejemplar y, a todas luces,
padre y cuestionando su simbólica y excesivo: años de exilio y luego el indulto o
supuesta renuncia al cargo de embajador perdón para venir a morir a un lugar
en la India (en realidad presentó sólo la baja (Cuernavaca) donde se asfixiaba de calor,
y se puso a disposición para cumplir otro no cabía en la casa con sus gatos, y muchas
encargo, siempre con goce de sueldo). veces se quedaba ella sin probar bocado
Parece ser que a ella no se le ocurrió otra para que los mininos pudiesen tragar (la
cosa mejor que pedir la casa en la rue de sola beca del Sistema Nacional de
l’Ancienne-Comédie, sobre la que gravaban Creadores no era de gran alivio para alguien
varias hipotecas, cuyos derechos fueron aquejado por el cáncer). Animalitos con
adquiridos al parecer por Paz, quien nombres tan curiosos y coloridos como Lola
siempre anduvo detrás de la casa, por haber o Conradino (en italiano es Corrado y
sido residencia del famoso Jean-Baptiste entonces Corradino, sin ene). El amasiato
Poquelin, Molière. Díaz Ordaz conseguiría que forman Poder y Opinión, esto es, el
que Paz abandonase sus ambiciones de Régimen y los llamados intelectuales
quedarse con aquel inmueble. Después orgánicos (Gramsci dixit) junto con los
madre e hija regresarían a París y vivirían en medios. Celebro el hecho de que la doctora
esa casa, aunque no me queda muy claro Rosas Lopátegui se encuentre en Nuevo
qué pasó al final con ella: ¿la vendieron para México, cuyo desierto, en Los Álamos, ha
volver a México, cuando les llegó aquella sido escenario por cierto de pruebas
invitación por mediación de la mujer de nucleares, con los nocivos efectos
René Avilés Fabila para recibir el indulto, secundarios y cancerígenos que tardan
como quien dice, con innumerables milenios en extinguirse del todo. Desde esa
promesas que jamás se cumplirían? Parece tribuna neutra y valerosa, es factible
un tanto ingenuo deshacerse de un bien emprender este revisionismo histórico que
inmueble como ése, cuando lo único que saludo.
hay son promesas que acaban por volverse Sin duda alguna, Elena Garro es una de
humo. las escritoras más vitales y expresivas no
Llego al fin a la parte medular de este sólo en México sino de la lengua española y
escrito. Estoy convencido de que el en América Latina. Sus aportes en el teatro,
presente es una consecuencia y un reflejo la novela, el relato son innegables, no me-
del pasado. Como creador intelectual, tanto nos notorios son sus alcances como articu-
ensayista como narrador, he debido lista, autora de ensayos, crónicas, reportajes
enfrentar, a título personal, sin instituciones y, sobre todo, su aguda visión en la crítica
de amparo, el cerrado coto, gremio, social. Ésa es precisamente la razón de ser
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l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

de aquel que, por medio del lenguaje o el


pensamiento, pretende explicarse la reali-
dad, ver las causas de los yerros y corregir- Primera lectura
las. Escritores y profesores, la llamada Aca-
demia también se halla aludida aunque
tantas veces se haga de la vista gorda, de-
berían luchar por la independencia de pen- La vida de Charles Simic
samiento, de enseñanza y de difusión de los en imágenes con vida
propios hallazgos. Es verdad que los fondos,
sean privados o públicos, son determinan-
l Luis Armenta Malpica
tes. Pero ¿tienen aquellos que ponen los
recursos pecuniarios la facultad de determi-
nar hacia dónde debe conducirse los es-
fuerzos en materia de investigación o crea-
ción, con el respectivo esclarecimiento y Para empezar a hablar de la Prosa selecta
enriquecimiento de la realidad? ¿No es un del poeta nacido en Belgrado en 1938, ha-
riesgo demasiado elevado confiar, de mane- bría que decir que la escritura no es una
ra tan ciega, en la buena fe de los mecenas? cuestión de tiempo: imposible tejerla y
Un libro como éste da pábulo para discusio- desmontarla a nuestro antojo cuando lo
nes no sólo en el estricto terreno literario o, que tenemos en las manos es la rueca sen-
ampliando un poco el campo, periodístico, cilla de algún libro. Como la historia perso-
sino en una gran variedad de zonas limítro- nal, cada imagen que uno crea tiene mucho
fes o aledañas, la economía, la política, los de historia y otro tanto de invención: se
derechos de las minorías (mujeres, gays, revela de un modo improvisado para ajustar
latinos, hebreos, afros, musulmanes), en los hechos que ya no son tan claros en las
suma, la justicia social. Nada como leer fotografías, por ejemplo. Este regreso a
directamente a Elena Garro, sobre todo en casa, posible mediante la memoria, avanza
las fuentes prístinas, es decir, aquellas pie- con pasos inseguros de la filosofía a la di-
zas en que su genio está vivo, las obras de sertación, del elogio a la crítica. Simic dice:
imaginación, ficción y drama l «La comprensión depende de la relación
que se da entre lo que somos y lo que he-
mos sido: el ser del instante. La conciencia
en tanto que luz de la claridad, la historia en
tanto que noche oscura del alma». Y con
esto remite a uno de los elementos que
resalto de su libro La vida de las imágenes: la
capacidad de leer a los clásicos, a los auto-
res de otras épocas, como a un colega ac-
tual; sin menosprecio, sin falsa admiración,
lo mismo si son líricos, solemnes o burles-
cos, mientras tengan esa insaciable curiosi-
dad de Buster Keaton que es, a su vez, otro
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l

elemento distintivo de las obras de Simic. en los momentos en que no le están gru-
Para tomar la vida tan en serio hay que ñendo y ladrando a alguien que se encuen-
saber reír. tra fuera de la jaula. Un pueblo que le ense-
Al ser humano no le alcanza la vida para ña los dientes a todo aquel que se acerca es
entender su imagen: de allí que busque el sueño de los nacionalistas y de los fanáti-
rastros, rostros, huellas, caminos que le cos religiosos de cualquier parte del mun-
expliquen mejor lo que sucede un día. El do».
método, lo explica el poeta, es el azar. Un «Defiende lo tuyo, pero respeta lo de los
azar malicioso, inclusive con trampas, pero demás», le decía su abuelo. Por extensión,
que deja al aire los lugares de encuentro. La esta actitud podríamos aplicarla en la litera-
voluntad de hallar algunos trazos, de decir tura. Me parece que en los años recientes la
ciertas cosas, se completa (como lo hace un poesía de Simic ha calado muy hondo en
lector con el poema) con la diversidad del los poetas jóvenes, quienes han visto crecer
universo. Estos golpes de suerte existen su percepción del mundo al añadir humor,
desde antes que Baudelaire los pusiera en crudeza, reflexión, azar, la irreverencia des-
la mesa. Así lo ve Charles Simic: «Hay tres carada y una mirada penetrante a las cosas
modos de pensar el mundo. Se puede pen- del diario. Sin embargo, les falta interioriza-
sar en el Cosmos (como hicieron los grie- ción. El propio Simic es crítico y mordaz en
gos), se puede pensar en la Historia (como el texto «Poesía para el tonto del pueblo»,
hicieron los hebreos) y, desde finales del pero cuando se acerca a la poesía de Höl-
siglo xviii, se puede pensar en la Naturaleza. derlin no hay conformismo. De allí su admi-
La elección es siempre personal. ¿Dónde ración por Marina Tsvietáieva, quien le re-
prefiere uno hallar (o no hallar) la respuesta serva más sorpresas que Eliot o Pound.
al sentido de la vida?». Sabe, y lo dice, que «el poeta es ese mucha-
No le alcanza la vida, pero lo alcanza el cho que, de cara a la pared en una esquina
destino. Esta imagen final (no carente de de la clase, piensa que está en el paraíso». A
vida, aunque suene a paradoja) nos viene la manera de Stephen Dunn en su Historia
del origen. Charles Simic se sabe y reconoce de mi silencio (Tedium Vitæ, Guadalajara,
yugoslavo. En «Elegía en una telaraña» lo 2017), en la que confluyen memorias y en-
explica con orgullo y aspereza: «Los descen- sayos sobre poesía, La vida de las imágenes
dientes del Dr. Frankenstein ya no cavan (traducido al español por Luis Ingelmo)
tumbas durante las lúgubres y tormentosas completa el par de libros que le hablan al
noches con la intención de crear un mons- poeta desde el poeta, al hombre desde el
truo. Se quedan en casa y estudian la histo- hombre, al lector desde el humilde y más
ria nacional para elaborar listas de errores severo papel de la experiencia lectora.
pretéritos. Oímos decir a la gente de Yugo- Desde sus siete Umbrales (nombre de la
slavia: “Antes no los odiaba, pero después colección de Vaso Roto en la que está inclui-
de leer lo que nos habían estado haciendo, do), denominados «Palabras maravillosas,
quería verlos muertos a todos”. El naciona- verdad callada», «El vidente desempleado»,
lismo es una jaula construida por uno mis- «La fábrica de huérfanos», «El metafísico a
mo en la que los miembros de una familia oscuras», «El piano de la memoria», «El re-
se pueden arrimar para darse abrigo mutuo negado» e «Inéditos», cada apartado de
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l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

estas prosas autobiográficas y apuntes des- esta confirmación: «Las salchichas son los
prejuiciados dan cuenta de veinticinco años verdaderos adalides del multiculturalismo.
de actividad en el campo del ensayo sobre Cuando se comparten con un grupo de
arte y literatura de quien, junto al reciente- gente numeroso, variopinto y ruidoso, co-
mente fallecido John Ashbery, completaban merlas se convierte en algo mucho más
mi tríada ideal de poetas pensadores radi- memorable». Este romance lo mantiene con
cados en Estados Unidos que me llevan a la palabra. Simic dice: «Digamos que un
pensar, a sentir, a emocionarme y confron- poema es perfectamente comprensible
tarme con el mundo, y a vislumbrar, de después de haberlo leído una sola vez,
modo más sencillo, una imagen más clara pero, a pesar de ello, algo nos impulsa a
de la vida y los otros. Las claves las ofrece el volver a leerlo. El asunto de la poesía es la
propio autor: «En Nuevo Hampshire, donde repetición que siempre se mantiene alejada
vivo, con cinco meses de nieve y un tiempo de la monotonía. [...] Es, justamente, esa
de mil demonios, se puede optar por morir- naturaleza paradójica de la poesía lo que le
se de aburrimiento viendo la televisión o confiere su singular aroma. La paradoja es
hacerse escritor. Si no estoy en la cama, la su condimento secreto. Sin sus muchas
cocina es la siguiente parte de la casa que contradicciones y sin su impertinencia, la
escojo para escribir, rodeado de los aromas poesía sería tan insulsa como una homilía
de los guisos. Una sopa apetitosa o un esto- dominical o el discurso del presidente sobre
fado a fuego lento es todo lo que me hace el estado de la nación». Simic sabe, desde lo
falta para que me llegue la inspiración. Mo- más profundo de su experiencia, que «El
mentos así me hacen pensar en lo similares verdadero poeta es un especialista de cierto
que son la escritura de poemas y las artes tipo de metafísica del dormitorio y la coci-
culinarias. Empleando los ingredientes y las na». Y en una sola imagen lo confiesa: «Yo
especias más sencillos y a menudo en apa- soy el místico de la sartén y los sonrosados
riencia incompatibles entre sí, ya sea si- dedos de los pies de mi amor».
guiendo una receta de eficacia probada o Luego de preguntarse si Dios es parte
improvisándola, se cocinan platos memora- del menú, Charles Simic sigue fiel a su com-
bles o para relegar al olvido. Todo lo que le prensión de lo que está por llegar y del
resta al poeta es decorar los poemas con papel que desempeñan la imaginación y el
unas ramitas de perejil y servírselos a los azar en la creación de un poema. Este libro
gastrónomos de la poesía». Porque si bien, nos hace conocer un poco más al lunático
Charles Simic confiesa escribir en la cama, que busca «el misterio duradero de sus
siguiendo a André Breton en uno de sus imágenes» en las fotografías familiares, en
poemas surrealistas en donde afirma que las pinturas de Redon, en los poemas de
«La poesía, como el amor, se hace en la Whitman o de Dickinson, en las charlas con
cama», algunos de los textos incluidos en Vasko Popa o Frank Samperi, quien le hizo
este libro tienen que ver muy de cerca con pensar que «Todo poema, consciente o
el arte de comer: «Salchichas fritas» y «El inconscientemente, está dirigido a Dios». Lo
romance de las salchichas» bastan para dice el enigmático Charles Simic: «No im-
constatarlo. Del primero vienen sus tres porta en absoluto si los dioses y los demo-
maneras de pensar el mundo. Del último, nios existen o dejan de existir. La ambición
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l

oculta de todo verdadero poema es pre-


guntarse por ellos, aun en el caso de que
admita su ausencia» l

l La vida de las imágenes. Prosa selecta, de Char-


les Simic (trad. de Luis Ingelmo). Vaso Roto, col. Umbra-
les, Madrid, 2017.

Primera lectura

l Silvia Eugenia Castillero


277

l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

cerme participar, como un elemento más,


en el tejido sutil de su insuperable acroba-
Visitaciones cia.

Toda la mañana, mientras entro y salgo de


Días en Laguna casa, me detengo unos minutos para admi-
rar la tarea que se lleva a cabo en el labran-
l Jorge Esquinca tío vecino. Hace unos días desbrozaron el
terreno y ahora, bajo un sol poco clemente,
el hombre empuña el arado mientras con la
mano libre sostiene las riendas de dos caba-
llos que ejercen la fuerza de tracción. Una
Es media tarde y estoy en el jardín de la ceremonia tan antigua que aquí, a orillas de
casa. Como tantas otras tardes, me acompa- la mutable Laguna, pareciera haberse per-
ña un vuelo de golondrinas. Aparecen de petuado sin modificar un ápice los elemen-
improviso y comienzan con sus juegos. Son tos que la componen desde siempre: el
cinco o seis, pero es difícil estar seguro, arado de hierro, el labriego, los caballos. No
pues van y vienen, giran en círculos, forman las máquinas, sino las bestias y el hombre
espirales que apenas creadas se desvane- en una suerte de familiar contubernio. Una
cen. Las miro elevarse como el clavadista tarea que, a ojos vista, resulta más que ar-
que deja el trampolín, se suspende unos dua, pues el terreno está compuesto, en
instantes en el aire e inmediatamente des- buena medida, por recias piedras que a
pués se pliega para caer en picada. Recor- cada paso la estorban. «¡Órale, cabrones!»,
dando a los bailarines del Butoh, escribe oigo el grito que tiene como propósito
Pascal Quignard: «Olvido incluso el agua en hacer que el par de alazanes se dé vuelta al
la que estoy inmerso y donde bailo cuando llegar al límite de la parcela. El sol cae a
danzo en el aire. Danzo en el aire como si plomo mientras la tierra abierta en los sur-
fuese agua». Ésta es, precisamente, la sensa- cos nos muestra el color profundo de su
ción que dejan las golondrinas que ahora entraña humedecida. Estoy de regreso en el
revolotean, se alzan, descienden y remon- comienzo de la civilización.
tan de nuevo en el claro que ha quedado
sin sembrar en el maizal vecino. A veces, ✶
una de ellas —pero tal vez sea siempre la
misma— vuela directamente hacia mí cuan- Ayer abrieron las flores que conocemos
do las miro inmóvil desde el puente, y justo como reinas de una noche (Epiphyllum oxy-
unos metros antes del contacto me evita petallum). Luego de una larga reticencia, de
con un requiebro lleno de gracia. ¿A qué una indispensable demora para aclimatarse
juego me invita? No, desde luego, a seguir- a su nuevo domicilio —este jardín a orillas
la. Quizá sea tan sólo que le apena la grave- de la gran Laguna—, advertimos los brotes
dad de mi condición terrestre y decide ha- rosáceos que, justo en los bordes de las
hojas onduladas, son la noticia de su próxi- cierto; él apenas unos centímetros atrás,
ma floración. Las flores alimentan su blan- como guareciéndola, como si le preocupara
cura día tras día en la punta de un tallo ese su andar tan resuelta, tan dueña de sí,
purpurino, van congregando sus pétalos en tan al margen de cualquier peligro. Van y
un capullo protegido por filamentos que las vienen, entran y salen de mi jardín pasando
circundan como una mínima armadura con elástica audacia por debajo de la reja
vegetal. Una vez alcanzado el tamaño idó- sin que una sola de sus plumas quede presa
neo, al caer la noche, las reinas comienzan en el intento. Con frecuencia los miro pa-
el largo proceso de ir abriendo lentamente sear sobre la calle empedrada, después de
su corola. Son exactamente doce. Gabriela y la lluvia y chapotear resueltos en un charco.
yo hemos montado guardia para seguir Sólo una vez he visto al macho solo. Duran-
palmo a palmo el desplazamiento que se da te varios días lo encontré deambulando por
simultáneamente en ellas. Una vez abiertas, mi jardín, sin ton ni son, emitiendo su carac-
en todo su esplendor, las corolas son más terístico graznido, batiendo de cuando en
grandes que mi mano extendida. En su cuando las alas y alzando su cuello como
interior impera una blancura femenina; es, para ver mejor. Luego, fatigado, se echaba
efectivamente, un gineceo poblado de en el pasto, justo frente mí, que podía verlo
estambres que parecieran los tenues vasa- desde mi mesa a través del ventanal. La
llos de un pistilo que se yergue en el centro pata brillaba por su ausencia. Comencé a
y del que emana un olor delicadísimo, ape- preocuparme. ¿Se la robarían? O, peor aún,
nas dulce, como debe de ser el aroma de ¿se convertiría en el festín de alguno de los
una reina, o de una ninfa... Hay una volup- bravísimos perros del vecindario? Una no-
tuosa sensación al hundir el rostro entre los che, ya tarde, volví a escuchar el doble graz-
pétalos frescos y aspirar directamente la nido. Me asomé por la venta y, bajo la luz
exhalación misteriosa de su cáliz. Aquello insuficiente del único farol, pude verlos.
no dura más que una sola noche, la única, la Llegada de quién sabe dónde la pata enca-
más larga noche del mundo. A la mañana bezaba la marcha y el pato, muy blanco,
siguiente contemplamos la flor cerrada, detrás.
exánime, que el viento balancea todavía
sujeta al tallo, como una reina vencida por ✶
el peso de su propia, efímera belleza.
Oigo esta lluvia. No la de ayer, no la de ma-
✶ ñana. Esta lluvia, la de esta noche, la que
cae ahora, en el momento en que la escribo.
Son dos, el pato y la pata. Él, orgullosamen- La lluvia en calma, sin tormenta que la
te blanco de pies a cabeza; ella, más peque- anuncie, la que se presenta de pronto, la
ña, luce con indiferencia su plumaje vario- que llega porque sí; la lluvia quieta, la que
pinto, en tonos que oscilan entre el gris y el viene y se queda, la que está de paso como
marrón. Se les ve invariablemente juntos, una sombra y cae con su peso más ligero
transitando con soltura de un jardín a otro; que la sombra en la noche. Oigo esta lluvia
ella siempre al frente, como dirigiendo la que me permite escribirla, que me da tiem-
caminata hacia un lugar insospechado pero po, que tiene una sustancia tan parecida al
tiempo. Esta lluvia, la de ahora, la de siem-
pre, la lluvia en quietud, la lluvia que alige-
ra, la lluvia que es aún más suave que mis
dedos, más pequeña que los tuyos. La lluvia
que sigue, la que cae sin promesas, sin au-
gurios, sin redención; la lluvia que es sólo
lluvia, la que ahora, justo en este momento,
acaba l

Polifemo bifocal

l Ernesto Lumbreras
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l
281

l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

ejemplo, hay un faro, un perro (presumible-


mente mudo, presumiblemente perro) y un
Anacrónicas ser sólo esbozado: un hombre que tal vez
sufrió un accidente, del que nada sabemos,
Menchu Gutiérrez: los y que ahora, guiado por su propia oscuri-
dad, intenta pegar los fragmentos de una
jeroglíficos de la luz figura rota para siempre.
¿De dónde sale este álbum de pesadi-
llas? ¿Por qué el narrador emite un discurso
l María Negroni técnico especializado, propio de una ficción
científica? ¿Por qué redacta protocolos de
avería como quien diluye tinta en el vaso de
la cabeza? ¿El laconismo lo protege de la
tristeza? ¿Hace cuánto que registra su exis-
En Argentina no se la conoce. Sus libros, tencia con la precisión de un loco?
todos publicados por Siruela, apenas han No se sabe. Todo lo que recibe el lector
llegado al país, y eso a cuentagotas y sólo es un monólogo nervioso, que cada tanto
para alguna feria del libro. logra, con total prescindencia de adjetivos,
En mi caso, tuve la suerte de descubrirla horadar la complejidad de lo humano y del
en México y ya no dejé de seguirla. Como mundo.
Fleur Jaeggy, Pierre Michon, o Agotha Kris- «Sólo los jeroglíficos no mienten», escri-
tof, Menchu Gutiérrez (Madrid, 1957) perte- be Menchu Gutiérrez. «Ésa es mi tesis».
nece a esa estirpe de escritores que, sin Quizá debiera aclararlo. No es que no
figurar en las mesas más visibles de las li- haya, en un sentido estricto, relato; es que
brerías, hacen de la inteligencia verbal un el relato se escabulle todo el tiempo y per-
escalpelo a favor del misterio. manece ajeno para nosotros e incluso, me
Sus textos son díscolos. De una obse- atrevería a decir, para el propio narrador. Es
sión perfecta y patológica. En ellos, la anéc- más: a veces, lo cubre todo una sombra, la
dota no importa, no hay personajes sin densidad de una niebla, una noche de tor-
fallas, ni encadenamientos temporales y menta. Entonces todo lo que queda es el
lógicos que podrían apuntar a un final para faro: ese espacio de intimidad que, como en
colmar el sentido y tranquilizar al lector. la novela de Virginia Woolf, es a la vez encie-
Estos textos hacen otra cosa: ponen en rro, antesala del deseo e inaudita promesa.
marcha estructuras abiertas involucradas en Atraídos fatalmente por lo que no ven,
decir la herida vital, ésa que sólo se hace también los adolescentes de la nouvelle
visible cuando la letra consigue rasgar la Viaje de estudios se dirigen de orfanato en
lápida de la representación. O bien, lo que orfanato, de monasterio en monasterio, de
es igual, suspende las reglas de la retórica y estación de tren en estación de tren, al cero
la composición para que las frases caigan, absoluto del enigma que son.
sin obstáculos, directo a lo negro, lo aguje- Cercados como están por el blanco de la
reado. nieve, y amenazados por siniestros —e
En su novela El faro por dentro, por insondables— círculos negros, los jóvenes
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l

avanzan por una anatomía fría y prodigiosa,


como agrimensores del vacío: sin meta, sin
razón y sin sentido, un poco al estilo de los
Encrucijada
moradores del cilindro de El despoblador.
No exagero: Viaje de estudios podría
haber sido escrita por Beckett. La densidad
alegórica, el lirismo parco, los decorados
Memorias portuguesas
como islotes significantes y la sospecha de
que el presente puro de la narración sólo
puede ejercerlo la muerte, son comunes a l Alfredo Sánchez G.
ambos escritores.
También lo es la exigencia de que el
lector se avenga a lo conjetural, que acepte
las trabas, las turbulencias, la falta de linea-
lidad, que vislumbre ese aquí que siempre Hace muchos años escuché una hermosí-
apunta a un más allá. sima canción, «Fado tropical», compuesta
Lo bello es una categoría de lo raro, por quien es, a mi modo de ver —y, habien-
escribió Mujica Láinez. do tantos y tan notables autores en ese
En este caso, la rareza no se reduce, al país, es probable que me arrepienta de tan
menos no tan sólo, a la sintaxis o la tensión contundente aseveración—, el mayor com-
lingüística. Lo que aquí prevalece es, más positor de Brasil, Chico Buarque. Pero la
bien, cierta lentitud, una gestualidad medi- versión que escuché entonces la cantaba
tativa que, apurada por aportar a la prosa en francés el enorme músico nacido en
algo de la fuerza de la poesía, no deja de Alejandría, George Moustaki. Conocí mu-
entreverarse de silencio. cho después la versión original de Chico,
A esa modestia aséptica y laboriosa le escrita para una especie de comedia musi-
debe el lector su felicidad, el goce de per- cal con pretensiones históricas que hizo
derse como paseante del relato, de circular junto al cineasta Ruy Guerra, y que se llamó
por los pasillos de lo diferido y lo inhóspito Calabar o Elogio de la Traición. El tal Calabar
a ver si así consigue adueñarse de una mo- es, según la historia oficial brasileña, el
neda de inquietud. El énfasis, en todo caso, gran traidor de la patria, que se alió en el
reside en la promesa de una anhelada heca- siglo xvii a l os col onizador es por tugueses,
tombe: El resultado es una estética intran- pero Chico y Ruy plantearon una especie
quila que interrumpe por momentos la de reivindicación del personaje que provo-
gravedad y hace del secreto, esa luz sólo có la censura del gobierno militar de Brasil
visible por dentro, una virtud descomunal l a principios de los setenta. La canción in-
cluía algunas partes habladas, como ésta:

Sabes, en el fondo yo soy un sentimental,


todos hemos heredado en la sangre lusitana
una buena dosis de lirismo (además de la
sífilis, claro). Incluso cuando mis manos es-
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l Pár amo l Luv i na l ot o ñ o l 2 0 1 8 l

tán ocupadas en torturar y engañar, mi co- especial gracias a la película de Wim Wen-
razón cierra los ojos y sinceramente llora... ders Historia de Lisboa, aquella en la que un
ingeniero de sonido tiene la encomienda de
Y su estribillo recalcaba: grabar para una película lo que suena en la
ciudad y queda fascinado con Teresa, con su
¡Ay, esta tierra todavía va a cumplir su ideal: voz y con los rincones de la capital lusitana
es probable que se convierta en un enorme que nos va mostrando poco a poco.
Portugal! Tuve una única oportunidad en 1999 de
¡Ay, esta tierra todavía va a cumplir su ideal: ver y escuchar en Guadalajara a Madredeus
y se convertirá en un imperio colonial! en el inusual escenario del Auditorio Pedro
Arrupe del iteso y quedé encantado, no so-
La versión de Moustaki le daba un giro y lamente con la voz de la Salgueiro, sino con
hablaba, entre otras cosas, del golpe militar la sutileza y el buen gusto de los arreglos y
en Chile, de la guerra de Vietnam y de los con la excelencia en la ejecución de los ins-
perseguidos políticos en distintos lugares trumentistas.
del mundo. Un año antes —1998— se había realiza-
do la última gran exposición mundial del
España está crucificada, torturamos en Chile, siglo xx en la capital portuguesa, a orillas del
la guerra de Vietnam sigue en el olvido [...] Tajo. Por cuestiones profesionales —y más
Camaradas perseguidos en las ciudades que nada por suertudo— me tocó estar unos
encerrados en los estadios, deportados a las días en aquella gran feria. Por la importancia
islas [...] de aquella Expo, los demás países europeos
¿No ven venir esa llama que ilumina el futuro? invirtieron fuerte para el lucimiento de Por-
tugal. Los recintos construidos por arquitec-
Las dos versiones son hermosas y en tos como Santiago Calatrava, Álvaro Siza o
ambas destaca el uso de la guitarra portu- Regino Cruz eran impresionantes y contras-
guesa haciendo una melodía fascinante. taban con el aire medieval de las partes vie-
¿Un fado —la música más famosa de Portu- jas de la ciudad. Me tocó ver espectáculos
gal— tropical? Acaso ese haya sido mi pri- musicales formidables y un inolvidable des-
mer acercamiento musical —sesgado, cier- pliegue de fuegos artificiales que surgía de la
tamente— con aquel país. mitad del río. Pero también caminé por las
A lo largo de los años he conocido a torcidas calles en la parte antigua de Lisboa,
algunas intérpretes de fado, empezando llenas de sonidos y aromas.
por Amália Rodrigues y siguiendo con las Hoy, a pocas semanas de la finalización
más recientes Misia, Ana Moura o Dulce del Mundial de futbol, donde resonó con
Pontes. Ellas me han seducido, como a mu- fuerza el nombre del más famoso portu-
chos otros, con su ánimo melancólico, de gués de estos días, Cristiano Rolando, pien-
donde acaso provenga la famosa saudade so que Portugal es mucho más que eso, y
portuguesa. Y, claro, también sucumbí en recuerdo las palabras finales de aquella ver-
algún momento a Teresa Salgueiro, la front sión de Moustaki:
woman de Madredeus, el grupo que llevó la
música de Portugal a todo el mundo, en A aquellos que ya no creen en su ideal
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l Páram o l Luv i na l o t o ñ o l 2 0 1 8 l

diles que un clavel rojo ha florecido en Por-


tugal,
y esa nueva flor de Portugal
puede marcar el fin de un imperio colonial l

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