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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS SOCIALES


CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA
MODALIDAD: PRESENCIAL

ASIGNATURA:
PSICOTERAPIA III

TEMA:
ESTRATEGIAS COMUNITARIAS EN PROMOCIÓN DE
SALUD MENTAL: CONSTRUYENDO UNA TRAMA
CONCEPTUAL PARA EL ABORDAJE DE
PROBLEMÁTICAS PSICOSOCIALES COMPLEJAS

RESPONSABLE:
TORRESULLAURI CINTHIA CAROLINA

DOCENTE:
PSIC. CLIN. YADIRA SÁNCHEZ, MGS.

CURSO:
VI SEMESTRE

MACHALA – EL ORO – ECUADOR


2016
INTRODUCCIÓN

El contexto latinoamericano se ha visto vulnerado constantemente por problemas socio-


culturales y demográficos por lo cual ha surgido la necesidad de de organizarse y auto
gestionar acciones solidarias que permitan hacer frente a un sistema social sentido como
injusto y desigual, creando de esta forma, procesos participativos en salud.

La promoción de salud se refiere al fortalecimiento de la capacidad colectiva para


lidiar con la multiplicidad de los condicionantes de la salud y la vida. Se sostiene así una
postura crítica ante las corrientes de la medicina y la psiquiatría, que desconocen la
importancia de las relaciones sociales y la dimensión subjetiva de los problemas
comunitarios.

De esta manera, gracias a la intervención comunitaria se pueden abordar


conjuntamente diferentes problemáticas como el consumo de sustancias, las problemas
de vivienda o recursos comunitarios, las situaciones conflictivas en la adolescencia, las
dificultades de acceso a las instituciones del barrio, el aislamiento y exclusión.

Dentro de este proceso de intervención se aplican estrategias comunitarias que


constituyen una viá facilitadora para la transformación hacia una comunidad más
inclusiva; generando grandes oportunidades y fortalezas. Sus ejes fundamentales son la
generación de espacios de encuentro comunitario que promuevan vínculos solidarios; la
participación y la posibilidad de sostener espacios de alegriá compartidos colectivamente
para la reconfiguración de redes barriales.

Con lo que respecta a la participación comunitaria, es una herramienta que


proporciona la posibilidad de que las comunidades adquieran la propiedad y el control de
sus propias iniciativas y destinos; y constituye además la forma de identificar las
demandas y necesidades de la misma, para responderlas pertinentemente. Asimismo, la
creatividad colectiva constituye una clave para pensar la salud mental en el ámbito
comunitario, herramienta y recurso humano transformador, liberador e inagotable.
DESARROLLO

Antes del siglo XX, la inclusión de prácticas de promoción en salud mental fueron
incipientes. Así pues la definición tradicional de la promoción en salud mental se ha
centrado en el abordaje de enfermedades mentales definidas según diagnósticos
psicopatológicos dentro del marco de psiquiatría, pero no toma en consideración
problemáticas de salud que se relacionan con el bienestar subjetivo de una comunidad.

Por este motivo, surge la necesidad de reconocer dentro de las acciones de


prevención y promoción de salud mental, todos los padecimientos subjetivos; resultando
indispensable la aceptación de la heterogeneidad existente, para que se incluya lo
colectivo, lo diverso y las matices contradictorias para poder dar apertura al cúmulo de
demandas de la comunidad.

Según la Organización Mundial de la Salud, las actividades de promoción de salud


mental implican la creación de condiciones individuales, sociales y ambientales que
permitan el óptimo desarrollo psicológico y psicofisiológico. Dichas iniciativas
involucran a individuos en el proceso de lograr una salud mental positiva y mejorar su
calidad de vida. Además la OMS en la Carta de Ottawa, señala que para llegar a un estado
de completo bienestar físico, mental y social, un individuo o grupo debe poder identificar
y realizar sus aspiraciones, satisfacer sus necesidades, y manejar o transformar su
ambiente.

Con lo que respecta a nuestro contexto, inicialmente en Latinoamérica las


polit́ icas de promoción de salud fueron pensadas desde las realidades europeas,
definiendo temas como actividad fiś ica, alimentación, hábitos saludables, etc.; centradas
en el individuo y asociadas únicamente a la prevención de enfermedades no trasmisibles.
Posteriormente han surgido diferentes perspectivas, así pues el Movimiento de Medicina
Social/Salud Colectiva ha propuesto que la promoción de la salud está asociada a un
conjunto de valores colectivos: vida, salud, solidaridad, equidad, democracia, ciudadaniá ,
desarrollo, participación y asociación.

Consecuentemente, las prácticas y acciones de promoción de salud mental


comunitaria son aquellas que propician la transformación de los lazos comunitarios y la
participación, generando condiciones propicias para la toma de decisiones de forma
autónoma y conjunta. De esta forma se estimula la reflexión crit́ ica y la capacidad de
intervención y de co-gestión de los problemas sociales por parte de los individuos y
colectivos.

Con lo que respecta a la participación, a partir de la declaración de Alma-Ata en


1978, la atención se centra en la comunidad y su participación como estrategia central
para lograr el acceso universal a los servicios, y este proceso conforma un elemento
dentro del diseño de políticas públicas de salud. La OMS define a la participación
comunitaria como un proceso complejo y dinámico mediante el cual los individuos
asumen responsabilidades referentes a su salud y bienestar propios y los de la
colectividad, y a su vez mejoran la capacidad de contribuir a su desarrollo económico y
comunitario.

Dentro de los ejes de participación comunitaria encontramos la generación de


espacios de encuentro comunitario e intercambio sobre problemáticas e inquietudes
compartidas; la transparente circulación de la información y la posibilidad de los
participantes de incidir en la toma de decisiones conjunta.

Con lo que se refiere a la creatividad colectiva, esta comprende un recurso y


potencialidad humana que permite la realización de actividades transformadoras y
proactivas para lograr cambios dentro de una comunidad. Los momentos creadores
comprenden todas las acciones creativas originales que conducen al cambo de la realidad
y son indispensables para dar respuestas nuevas a situaciones inesperadas. Por otra parte,
los momentos no creativos fijan tendencias, estereotipos y límites, que no admiten
condiciones cambiantes.

Maritza Montero, indica que la intervención comunitaria tiene por objetivo


fortalecer y acompañar procesos de transformación a nivel grupal y comunitario. La
generación de espacios de encuentro y la realización de diagnósticos participativos
permiten un primer acercamiento a las problemáticas colectivas; por lo que se requiere
de estrategias flexibles para que estas puedan adaptarse a la red comunitaria ya existente.

Las estrategias comunitarias comprenden un conjunto de prácticas integrales de


promoción de salud, entendiéndose ésta como el bienestar bio-psico-social, cuyo objeto
es la comunidad, y que están orientadas a la generación de procesos participativos que
pongan en juego la creatividad lo colectivo, multiplicando las redes de contención
comunitaria.
Las prácticas requieren de estrategias de intervención múltiples: apertura de
espacios de recreación, meriendas comunitarias, organización de festivales, jornadas
solidarias, asambleas, talleres artiś ticos o productivos, reuniones en plazas, entre otras.
Las acciones se van tejiendo de acuerdo a las necesidades, recursos y características de
cada población.

Como ejemplo de ello, los eventos callejeros permiten generar vínculos entre
profesionales en salud comunitaria y las familias, y derribar las barreras existentes y en
su lugar construir un ambiente de calidez y confianza. Además permiten conocer los
problemas y necesidades de las comunidades, y simultáneamente posibilita compartir
libremente una actividad informal y desestructurada.

En este sentido, las experiencias de intervención comunitaria, a través del arte y


el juego, constituyen estrategias que están orientadas a desarrollar recursos inter-
subjetivos para poder enfrentarse y resolver posteriormente las exigencias cotidianas de
forma activa y autónoma.

CONCLUSIÓN

Las actividades comunitarias deben promocionar estrategias que posibilen en los actores
sociales, la reflexión sobre elementos de su cotidianidad, gracias a la posibilidad de
encontrarse con otros para pensar, pensarse y construir futuros posibles a abordar
conjuntamente, conformando un lazo basado en la solidaridad y el compromiso con el
otro, y con la tarea.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Bang C. (2014). Estrategias comunitarias en promoción de salud mental: Construyendo


una trama conceptual para el abordaje de problemáticas psicosociales complejas.
Psicoperspectivas, 13, 109-120.

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