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Vida y obra de Edvard Kocbek

Edvard Kocbek

Edvard Kocbek fue considerado un reconocido partidista político alrededor del año 1940,
aunque poco después se vuelve un gran “desconocido” escritor del este de Europa. Kocbek nació
en 1904 en Eslovenia, al sureste de lo que era Austria en ese tiempo. Inspirado por las ideologías
católicas, desde que era niño sintió la iglesia como su segundo hogar. Debido a ese profundo
sentimiento hacia el catolicismo, después de haber estudiado Letras Clásicas y Lenguas Extranjeras,
Kocbek decidió establecerse en Maribor con la intención de ser sacerdote en el seminario católico.
Sin embargo, abandonó el seminario inmediatamente debido a los bombardeos de la Primera
Guerra Mundial. Además, Kocbek estaba en desacuerdo con el exceso de reglas estrictas
establecidas por sus superiores. De allí, viajó a Ljubljana para estudiar las Lenguas Romances y
Literatura, aunque siempre manteniendo un vínculo personal con el catolicismo. Motivado por el
joven poeta Srečko Kosovel, Kocbek comenzó a escribir algunos poemas y artículos para una revista
denominada Fire, basando sus ideas y estilo de escritura en el movimiento vanguardista.
Asimismo, viajó a Berlín y a Francia, donde adaptó el expresionismo y el surrealismo como
corrientes literarias relevantes para la creación de sus próximos escritos.

Edvard Kocbek, un magnífico filósofo

Desde ese momento, nace en Kocbek una nueva criatura: el pensador y/o filósofo. Cuando
vuelve a Eslovenia, comienza a escribir algunos poemas en los cuales trata de establecer una
reconciliación pura entre la esencia de la vida y su copia expuesta en el plano de lo visible. De este
modo, aun cuando Kocbek forma parte de una época contemporánea, inclinó su estilo poético
hacia una rama estética del romanticismo; alguna clase de realismo metafísico en el que el mundo
natural requiere ser dominado por las sensaciones de nuestras almas. En la introducción a su
volumen de poemas seleccionados Nothing is Lost (Nada está Perdido), Kocbek expone: “un
hombre representa una realidad heterogénea en un ser homogéneo, por lo que no puede estar
exhausto espiritual, física o socialmente… El problema del hombre es en el análisis final un asunto
de religiosidad[1]” (2004, p. 4). Esto podría significar que ningún hombre es capaz de reconciliarse
con su propia substancia en un nivel más inteligible de entendimiento si no existen aspectos
espirituales de por medio que creen una conexión entre la naturaleza física de un ser y su origen
universal. Indiscutiblemente, estos aspectos deben ser parte de la base comprensible de dicho ser:
el alma, que se encarga de conectar la mente con las sensaciones experimentadas cada vez que lo
inteligible es evocado.

[1] Cita extraída del texto original en inglés y traducida por Luis Arguello. Introducción del volumen
original de poemas seleccionados Nothing is Lost, por Edvard Kocbek (2004)

Un escritor y partidista político en los ámbitos de la Segunda Guerra Mundial


Kocbek (Tercero desde la derecha)con un grupo de Líderes

yugoslavos de la resistencia comunista en Bosnia (1944)

A pesar del surgimiento de estas ideologías y pensamientos filosóficos, Kocbek no fue


indiferente a las situaciones sociales y políticas por las que su nación estaba pasando. La Segunda
Guerra Mundial había llegado a Eslovenia y sus países vecinos se inclinaron a las ideologías
fascistas, escenario que representó una acción repugnante para Kocbek. De esta forma, decidió
confrontar el Fascismo (y a su vez, el Vaticano) a través de algunos ensayos en los cuales declaró
que la espiritualidad no estaba en la disposición de ser seducida por personas que sólo desean
sobresalir como iconos de autoridad y poder para controlar e ignorar los pensamientos de una
sociedad inocente. Para Kocbek, la espiritualidad tenía que ir más allá de todas las ideologías
comunes propuestas por esos hombres que buscan sus propios beneficios y cierran sus ojos a la
importancia de una verdadera conexión “mente-espíritu”. Partiendo de allí, Kocbek fue condenado
a castigos severos debido a la supuesta herejía implícita en el mensaje de sus escritos.

En 1941, Kocbek fue nominado el primer líder de los movimientos Anti-Fascistas en Eslovenia
y obtuvo el rango de General en el año 1943, mientras era un partidista. No obstante, por un lapso
aproximado de diez años fue obligado a mantenerse en silencio debido a la persecución que las
fuerzas fascistas habían organizado en su contra. Durante esos años, Kocbek no detuvo la
producción de sus escritos y escribió diversos poemas y pensamientos en los cuales expresaba los
momentos depresivos que su alma y espíritu afrontaban por tal persecución. En consecuencia, su
ausencia temporal lo volvió un disidente con aspecto de héroe y ejemplo a seguir por las futuras
generaciones en Eslovenia, a través de cada poema y pensamiento pronunciado por él.
Considerado como uno de los más relevantes pensadores y filósofos en su nación, Edvard Kocbek
fallece en 1981; constituyéndose su nombre como el superhombre que moldeó la sociedad
Eslovena usando como herramienta fundamental sus ideales y su lucha contra cualquier obstáculo
que restringiese el vuelo libre de la mente y el alma humana.

Ambiente bélico. Compromiso con la situación social y política de su época.

La lucha y el combate a través de la palabra.

La búsqueda de un sentido nuevo.

El mundo natural requiere ser dominado por las sensaciones de nuestras almas,

Persecución de mente e ideales.

Todas las Puertas están Abiertas

El mundo está saturado de perseguidores sedientos de sangre;


no obstante la persecución más terrible es cuando no eres cazado,

sino que aún actúas como un animal salvaje y desolado,

rastreado por un cazador invisible: cuando

estás en tu morada tomando un café o tendido de aburrimiento en la oficina, cuando ni siquiera el


más lujoso cigarrillo en tu boca

puede librarte de esa terrible sensación de culpa

como si alguien tuviese un dominio sobre ti, haciéndote sudar con miedo mortal, deseando, bien
sea que no supieses quién eres o que pudieras

lanzarte del noveno piso. Esta persecución es el vuelo más terrible desde uno mismo,

la más terrible captura.

Nada ayuda, a pesar de que todas las puertas están abiertas y todas las armas a tu disposición,
cuando

estás entre la noche negra o en medio de un día despejado

incapaz de escapar del miedo mortal de una desconocida, inefable culpa.

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